lunes, 12 de octubre de 2015

* Desactivando trampas *

***Excelente Lunes para todos.

Es valiosísimo el aporte que muchas personas tratan de hacer en ésto de ir uniendo partes.
Obviamente que no todas las partes que nos ofrecen suelen ser útiles ya que muchas de ellas son creadas adrede para seguir despistados.
Afortunadamente éste blog cuenta con lectores sumamente valiosos que aportan datos y elementos para hallar esas partes que en mi caso, apuntan hacia un lugar determinado.

Los Gnósticos tenían muy en claro de lo que hablaban, tal vez si lo comparamos con el presente, ellos tuvieron la mejor teoría o *la teoría* de lo que hoy se bastardea como *conspiración*. Hemos sido recluídos en múltiples trampas, el objetivo; no escapar de aquí y que nuestro Espíritu siga anestesiado.

Y sin que nos demos cuenta, la trampa está en todo, hasta en lo más mínimo.
Hay un hombre muy valioso que se ha dedicado a encontrar una, de las muchas trampas, me refiero al lenguaje, las palabras y su real significado.
Cuando hablamos nos expresamos con palabras, y al pronunciarlas y decirlas estamos quizás...invocando lo contrario.
Les recomiendo toda la zaga de Sergio Manuel Pop;



Ni hablar entonces de las cosas pre-establecidas, esas por las cuales nunca nos preguntamos porqué...
Los Gnósticos hablaban de los 7 arcontes y sus 7 esferas, éstas correspondían también a los planetas.
Siete días tiene nuestra semana y a cada día lo nombramos con el nombre de esos cuerpos celestes.

Domingo-Lunes-Martes-Miércoles-Jueves-Viernes-Sábado.

Vivimos escribiéndolos, diciéndolos, pensándolos..¿saben porqué esos nombres?.



-Los días de la semana han sido nombrados desde la era romana en referencia a los siete planetas de la astronomía clásica. También se los numera, comenzando por el Domingo, Lunes o Sábado según la sociedad y tradición.

Domingo= Sol
Lunes= Luna
Martes= Marte
Miércoles= Mercurio
Jueves=Júpiter
Viernes= Venus
Sábado= Saturno

Pero si ustedes creen que esos nombres son un mero homenaje a dichos cuerpos celestes, pues no..
Son entidades vivas y no adornos, en la antiguedad, oh casualidad.., los planetas eran deidades o sea dioses, lo que en la Gnosis eran arcontes dueños y regidores de esferas.
No en vano, antes que conociéramos el concepto de Astronomía, existía la Astrología.

Los planetas capaces de influir en nosotros no es porque sean esferas físicas muertas, sino todo lo contrario, se mueven...generan ondas, tirones gravitatorios, energía, sonidos, que, en semejante multiplicidad de intrincadas órbitas y movimientos combinados, son capaces de *crear* e influir.
Y si quieren hilar más fino todavía, les recomiendo un estudio más profundo aún sobre los nombres de los días de la semana, que a su vez....son también números.



El Centro, la Unidad no manifiesta, es el origen y el ordenador de toda manifestación. En consecuencia, no participa de las cuentas. Recordemos que según la tradición bíblica, la tribu de los hijos de Leví, elegida por Y. para la custodia del Tabernáculo en el centro del campamento, no fue censada por Moisés junto a las restantes 12 tribus, que debían ubicarse a su alrededor.
Pero cuando el número del Centro se pone de manifiesto, se opera un notable reordenamiento y el círculo de los 8 Trigramas pasa a ser un *cuadrado mágico*;



Como corresponde a todo símbolo auténtico, el cuadrado mágico permite tanto una lectura exterior como una lectura interior. Una lectura exterior nos revelará que las filas, las columnas y las diagonales mayores del cuadrado suman 15 lo cual, ciertamente, constituye una curiosidad y una muestra de ingenio.

¿Curioso no?, la suma siempre da 15, que es finalmente 1+5= 6
el 6 en tres líneas es 666.
Por eso, ordenar los planetas al nombrarlos como días de la semana, es todo un tema, tema que fué alterado, ya que dependerá de cómo los veo para acomodarlos.
Una cosa es mirando desde la Tierra, otra cosa es desde el Sol como centro hacia afuera, y bueno...acomode Usted los números como quiera, sea los de su fecha de nacimiento, de su documento, de su teléfono y vaya uno a saber qué invocan...

Nombramos a los arcontes cuando citamos los días de la semana, ellos están en todo hasta en las palabras tal como lo explica Sergio Manuel, los calendarios, las horas, todo y absolutamente todo desde una inteligencia especializada en lo subliminal.



Acaso...¿los medios de comunicación no lo son?..la educación, la religión...todo...
¿Y qué hacemos entonces? ¿inventamos un idioma nuevo? ¿cómo nos comunicamos, por señas?...por eso los Gnósticos la tenían clara eh..

Conocimiento..vaya lo que esa palabra encierra..., por eso la identificación primero del residente..., y luego cómo desactivar sin necesidad de preocuparnos por el idioma, los números o cada trampa que nos comprime en las numeroses prisiones..
Si ya estás leyendo ésto y te interesa, ya estás rompiendo las trampas, pero si no te queda muy claro, te comparto más de los estudios del gran Hans Jonas;

Teología

La característica fundamental del pensamiento gnóstico es el dualismo radical que rige la relación de Dios con el mundo, y, en consecuencia, del hombre con el mundo. La deidad es absolutamente transmundana; su naturaleza, distinta a la del universo, que ni creó ni gobierna, y del cual es su total antítesis: al reino divino de la luz, contenido en sí mismo y remoto, el cosmos se opone como reino de la oscuridad. El mundo es la obra de poderes inferiores que, si bien podrían descender mediatamente de Él, no conocen al verdadero Dios y obstaculizan Su conocimiento en el cosmos, sobre el cual gobiernan. 

La génesis de estos poderes inferiores, los arcontes =gobernadores=, y en general la de todos los órdenes de la existencia fuera de Dios, incluyendo al mundo mismo, es un tema capital de la especulación gnóstica, del cual daremos varios ejemplos más adelante. El mismo Dios trascendente se oculta de todas las criaturas y no puede ser conocido por medio de conceptos naturales. Su conocimiento requiere una revelación y una iluminación sobrenaturales, pero ni siquiera así puede ser expresado salvo por medio de términos negativos.



Cosmología

El universo, el dominio de los arcontes, es como una vasta prisión cuya celda más profunda fuera la tierra, el escenario en el que se desarrolla la vida del hombre. En torno a esta celda y por encima de ella, las esferas cósmicas la circundan dispuestas como cortezas concéntricas. La mayoría de las veces nos encontramos con las siete esferas de los planetas rodeadas por una octava, la de las estrellas fijas. 

Hubo, sin embargo, una tendencia a multiplicar las estructuras y a ampliar más y más este esquema: Basílides llegó a contar un número de *cielos* no inferior a 365. El significado religioso de esta arquitectura cósmica reside en la idea de que todo lo que media entre el aquí y el más allá sirve para separar al hombre de Dios, no sólo en términos de distancia espacial, sino a través de una activa fuerza demoníaca. 

De esta forma, la vastedad y la multiplicidad del sistema cósmico expresan el grado de separación entre Dios y el hombre. Las esferas son la sede de los arcontes, en especial de los *Siete*, es decir, de los dioses planetarios que toman prestados del panteón babilonio.



Es significativo que, con frecuencia, éstos reciban ahora algunos nombres que en el Antiguo Testamento hacen referencia a Dios =Iaó, Sabaot, Adonai,Elohim, El-shaddai=, y que, siendo sinónimos del Dios único y supremo, se conviertan también, por efecto de esta trasposición, en nombres de seres demoníacos inferiores: un ejemplo de la revaluación peyorativa a la que el gnosticismo sometía las tradiciones antiguas en general y la judía en particular. Los arcontes gobiernan colectivamente el mundo y cada uno de ellos, de forma individual, es en su esfera un guardián de la prisión cósmica. 

El conjunto de sus leyes tiránicas universales recibe el nombre de *heimarméne* =destino universal=, un concepto tomado de la astrología, ahora teñido del espíritu gnóstico anticósmico. En su aspecto físico, estas leyes representan la justicia de la naturaleza; en su aspecto psíquico, que incluye por ejemplo la institución y el cumplimiento de la Ley de Moisés, busca la esclavitud del hombre. Como guardián de su esfera, cada arconte frena el paso de las almas que buscan ascender despuésde la muerte, con el objeto de impedir que escapen del mundo y regresen al lado de Dios. Los arcontes son también los creadores del mundo, salvo en los casos en los que este papel ha sido reservado a su líder, que recibe entonces el nombre de demiurgo =el artífice del mundo del Timeo de Platón=,y se representa a menudo con los rasgos deformados del Dios del AntiguoTestamento.



Antropología

El hombre, el principal objeto de esas vastas disposiciones, está compuesto de carne, alma y espíritu; pero, reducido a principios esenciales, su
origen es doble: mundano y extramundano. No sólo el cuerpo, también el *alma*, es un producto de los poderes cósmicos, que moldearon el cuerpo a imagen del divino Hombre Primordial =o Arquetípico= y lo animaron con sus propias fuerzas físicas: éstas son los apetitos y las pasiones del hombre natural, cada uno de los cuales proviene y se corresponde con una de las esferas cósmicas y que, sumados unos y otros, forman el alma astral del hombre, su *psique*. A través de su cuerpo y de su alma, el hombre forma parte del mundo y está sujeto a la heimarméne.

Encerrado en el alma está el espíritu o *pneuma* =llamado también la *chispa*=, una porción de la substancia divina desde la cual ha caído en el mundo. A su vez, los arcontes crearon al hombre con el expreso propósito de mantenerlo allí cautivo. De esta forma, igual que en el macrocosmos el hombre está cercado por las siete esferas, en el microcosmos humano el pneuma está encerrado en los siete *vestidos del alma* que se originan a partir de éstas. En su estado irredento,el pneuma así inmerso en el alma y en la carne no es consciente de sí mismo, y vive entumecido, dormido o intoxicado por el veneno del mundo: es en suma *ignorante*. Su despertar y liberación se producirán a través del *conocimiento*.



Escatología

La naturaleza radical del dualismo determina la de la doctrina de la salvación. Tan extraño a *este mundo* como el Dios trascendente, es el yo
pneumático en medio de éste. La meta de la lucha gnóstica es la liberación del *hombre interior* de las ataduras del mundo y su regreso al nativo reino de la luz. La condición necesaria para lograrlo es que el hombre conozca al Dios transmundano y a sí mismo, es decir, su origen divino y su situación presente, y, en consecuencia, la naturaleza del mundo que determina esta situación. Como queda expresado en una famosa fórmula valentiniana:

*Ahora bien, no es sólo la inmersión bautismal lo que salva sino el conocimiento: quiénes éramos, qué hemos devenido; dónde estábamos, dónde hemos sido arrojados; hacia dónde nos apresuramos, de dónde somos redimidos; qué es la generación, qué la regeneración*. =Exc. Theod. 78.2=



Este conocimiento, no obstante, se mantiene oculto al hombre por la misma situación en que el hombre se encuentra, ya que la *ignorancia* es la esencia de la existencia mundana, así como fue principio de que el mundo viniera a la existencia. El Dios trascendente es desconocido en el mundo y no puede ser descubierto a partir de éste; por tanto, la revelación es necesaria. La necesidad de esta revelación está fundamentada en la naturaleza de la situación cósmica. La revelación, por su parte, altera esta situación en su aspecto más decisivo, el de la *ignorancia*, y, de esta manera, forma en sí misma parte de la salvación. 

Su portador es un mensajero del mundo de la luz que penetra las barreras de las esferas, burla a los arcontes, despierta al espíritu de su sopor terrenal y le imparte, el conocimiento salvador *desde el exterior*. La misión de este salvador trascendente comienza incluso antes de la creación del mundo =ya que la caída del elemento divino precedió a la creación= y corre paralela a su historia. El conocimiento así revelado, aunque reciba el sencillo nombre de *conocimiento de Dios*, encierra la totalidad del contenido del mito gnóstico, con todo lo que tiene que enseñar sobre Dios, el hombre y el mundo; es decir, contiene los elementos de un sistema teórico.



En el lado práctico, sin embargo, constituye más exactamente un *conocimiento del camino* es decir, del camino que debe seguir el alma para salir del mundo y comprende el aprendizaje sacramental y mágico necesario para su futuro ascenso, así como los nombres secretos y fórmulas que franquearán el paso de cada esfera. Equipada con esta Gnosis, el alma asciende después de la muerte, dejando atrás y en cada esfera el *vestido* psíquico aportado por ésta: de esta forma, el espíritu, separado al fin de toda acrecencia extraña, llega a Dios más allá del mundo, y se reúne con la substancia divina. 

Desde el punto de vista del drama divino total, este proceso forma parte de la restauración de la propia totalidad de Dios, que en tiempos precósmicos se ha visto menoscabada por la pérdida de fragmentos de substancia divina. Fue sólo a través de éstos como la deidad se vio inmersa en el destino del mundo; y es con el fin de recuperarlos por lo que el mensajero interviene en la historia cósmica. Con la consumación de este proceso de reunificación =según algunos sistemas=, el cosmos, desprovisto de sus elementos luminosos, llegará a su fin.



Gilgamesh***

Fuentes;
-wikipedia
-ciclologia

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