* Gilgamesh y la maldición de ser inmortal en un día de dolor*

***Antes, aclaro que el título no obedece a mi persona, es acorde a quél personaje en el cual he basado mi pseudónimo.
Cuando el ser humano debe conocer el sabor de la amargura y el dolor, debería bendecir el hecho de que solamente vivamos en éste cuerpo un limitado tiempo.
Si el dolor está obrando en ésta ciudad por la tragedia de la explosión en los edificios de la calle Salta, hoy..más dolor se suma.
Parque Independencia, sitio tradicional con un parque de diversiones que conozco desde que era un niño, mis padres me llevaban a ese lugar desde que tengo uso de razón.
Los tiempos cambiaron, los juegos son ahora por moda...más peligrosos.
Juego llamado *rueda de la vuelta al mundo*, juego que existe en cualquier país desde donde me leen.
Hoy, uno de los carruseles se soltó, cayó sobre personas que hacían la fila esperando su turno hasta que la vuelta breve culminara.
Resultado, dos niñas muertas, dos hermanas de 12 y 14 años, y 7 heridos.
El parque estaba colmado como cada Sábado y más, en vísperas del día del niño.



El parque se encuentra sobre el Boulevard Oroño, precisamente la misma Avenida, que un poco más lejos...corta con la trágica calle Salta, la de la explosión.
Hoy 10 de Agosto, y hace justamente 10 años, el gallego Manuel, mi padre, se iba de éste mundo a sus 86 años.
¿Muchas cosas verdad?, el día del niño cambia su fecha según las conveniencias del comercio, aquél día en que Papá murió hace diez años..era el día del niño..
Hoy se pierden dos verdes vidas, y mientras escribo, encuentran los restos mortales de la víctima número 15 en la explosión, un jóven que tenía 29 años y todos sus sueños muertos con él.
Seis personas faltan hallar entre los escombros, las horas pasan y las esperanzas merman.

Pienso en Papá, aquél 10 de Agosto, ya no lo lloro porque en la madurez de mis años me di por satisfecho de haberlo amado hasta sus últimas horas, y entendiendo que lo *normal* en la vida humana es que se muera el ser en la vejez de sus años, pero me duele en el alma la pérdida de una vida breve, como éstas niñas de 12 y 14 años, o el jóven Maxi Vesco de apenas 29 años.
Me pongo en la piel de sus padres, el dolor debe ser...inconmensurable, perder a la pareja se dice *quedar viudo*, perder a los padres se dice *quedar huérfano*, perder un hijo..*no tiene nombre*...
Y así transcurren las horas en ésta gran ciudad, que ha logrado a través del dolor que todos los comercios nocturnos cierren desde la 1 de la madrugada, las calles desiertas, y nadie quejándose por la veda de diversión nocturna.



En tanto, mañana tenemos elecciones, sí..., hay que ir a votar..
Cómo no recordar aquella historieta de Gilgamesh el inmortal...por eso nunca voy a arrepentirme de ocultar mi real nombre y adoptar a éste personaje nacido del magistral talento del dibujante y guionista argentino Lucho Olivera. Si alguien disfruta de éste blog escrito y editado por mí, se lo debe agradecer a Olivera, quien ahora...que el tiempo ha quedado lejos y atrás, se engrandece al haber plasmado en el papel...la historia de el inmortal...el que quiso serlo y que luego de vivir milenios siendo testigo del dolor humano...quería morir..
¡Qué grande Lucho!, visionario, intelectual, anticipado, un genio...aquellas viejas y gruesas revistas ilustradas eran para aquél niño que fuí...quizás lo que hoy ya de veterano soy..la memoria de Gilgamesh el inmortal.
A partir de la creación de Olivera, un simple comics, aquellos niños de esa época estábamos leyendo el futuro, porque Gilgamesh era precisamente una anticipación de mucho, de lo que hoy vivimos.

Aquél que por la muerte de su padre...quiso ser inmortal...luego clamó al Creador que le concediera la dicha de morir y descansar porque ser inmortal...era una tortura.
Cuando el Gilgamesh de Olivera cumple miles de años, a partir de ese momento la vida de Gilgamesh estará también marcada por la soledad y el desconcierto. Durante su devenir, el héroe reflexiona sobre lo absurdo de la existencia humana, repleta de guerra y muerte, y al mismo tiempo debe lidiar con el rechazo que recibe de parte de los mortales, a los que aterra por su naturaleza.
Y se da cuenta...que la inmortalidad del cuerpo...no tiene sentido.



Papá se fué hace diez años, y evitó ser testigo de tantas calamidades... yo apenas con la mitad de sus años ya estoy harto de lo que me ha tocado ver.
Debe ser ese tan esperado *retorno* a un lugar que muchos deseamos, porque no nos sentimos a gusto aquí, pero aún así hay que vivir hasta que el hilo invisible sea cortado por las fuerzas invisibles, y aunque la vida nos golpee directa o indirectamente creo que debemos honrarla cada día, con lo poco o mucho que podamos dar, duele tanto el dolor ajeno que se siente como propio, y eso forma parte creo, de entender que la palabra *hermano* significa ser yo mismo en la piel del otro.
Me quedo en ésta noche triste con ésta reflexión, que si bien no tiene que ver con las noticias sobresalientes del mundo, a algunos de ustedes le va a ser útil.
La tragedia que muchos desean como salida de ésta realidad, no se elige, no se direcciona a voluntad, quienes se frotan las manos mirando los acontecimientos escudados en las promesas de su dios, no saben que la tragedia quizás los elija primero a ellos, y ni siquiera se cobre en ellos, sino en quienes más aman..

Desear un apocalipsis como si el mismo fuera a ser para los demás, es una atroz enfermedad de quienes todavía no saben lo que es amar.
No conocen el amor, ni siquiera por ellos mismos, porque lo que esperan pueden atraerlo sobre quienes más aman.
Morir, después de todo, es un proceso natural del cuerpo, y quizás sean dichosos quienes mueran habiendo sentido amor.
Mi padre terrenal, los que quedaron bajo los escombros de la calle Salta y las niñas del Parque Independencia han abandonado el vehículo para transitar ésta existencia.
Ojalá que hayan sentido amor, aunque para mí y tantos otros, hoy, haya sido un día de mucho dolor.
Aquél Gilgamesh de Lucho Olivera es quizás, mucho mejor que los best seller que se hayan escrito, es una enseñanza rotunda de que lo natural no será doblegado jamás.
Resignación, sosiego y fuerza para quienes sufren en cualquier parte de éste vasto mundo.
Gilgamesh***