***Excelente Domingo para todos.
Sin novedades relevantes con el Sol y el clima espacial.
Cuando hablamos de *hacer un clic* mental tantísimas personas hacen búsquedas desesperadas de terapias que le den la clave de como lograr el tan mentado clic.
Otros hacen su búsqueda independiente pero la oferta es tan grande y variada, que generalmente se generan las famosas *ensaladas mentales*.
Particularmente creo que no existe un método que garantice el éxito de activar el clic, y ésto obedece a *tiempos*, que marcan cuando la persona está verdaderamente predispuesta a aceptar reprocesarse, es como la fruta y su maduración exacta.
El atesoramiento de conocimiento abrevando en distintas disciplinas y corrientes puede ser la antesala de lograr resumir todo y apretar el botón personal de reseteo, aunque de tanto conocimiento, hay personas que terminan más alejadas del clic que antes..
A cada quien le sirven cosas distintas, y a veces ninguna, pero bueno..., les comparto algunos conceptos que me parecieron atractivos, escritos por otra persona que le dá su toque distintivo.
El despertar de los elegidos, por Sleeper Awaken.
Llega un momento en tu vida cuando finalmente lo consigues..., cuando en medio de todos tus miedos y la locura, en algún lugar la voz dentro de tu cabeza grita ... ¡BASTA! Suficientes combates y llantos, culpando, culpándote y luchando para aguantar. Entonces, como un niño que se calma después de un berrinche, parpadeas tus lágrimas y empiezas a mirar el mundo con ojos nuevos.
Ese es tu despertar espiritual.
Te das cuenta de que es hora de dejar de esperar y esperar a que algo cambie para lograr la felicidad, como si fuera a aparecer por arte de magia en el próximo horizonte.
Te das cuenta de que en el mundo real del caos los finales no son siempre como en un cuentos de hadas, y que cualquier garantía de ser *feliz para siempre* debe comenzar con uno mismo..., en un proceso de sensación de serenidad que nace desde la aceptación.
Se despierta al hecho de que uno no es perfecto y que no todo el mundo siempre es amor, aprecio o aprobación de quién o qué eres ... y eso está bien. Los demás tienen derecho a sus propios puntos de vista y opiniones.
Se aprende la importancia de amar y defenderte a ti mismo ... y en el proceso nace un sentido de nueva confianza que pare la auto-aprobación.
Dejas de quejarte y de culpar a los demás por las cosas que te hicieron o no hicieron y te enteras de que lo único con lo que realmente puedes contar es con lo inesperado.
Se aprende que las personas no siempre dicen lo que quieren decir y que no todo el mundo estará siempre allí para ti y que todo no siempre se trata de ti.
Por lo tanto, se aprende a valerse por su cuenta y cuidar de si mismo ... en el proceso de una sensación de seguridad y la seguridad nace de la autosuficiencia.
Dejas de juzgar y señalar con el dedo y empiezas a aceptar a las personas tal como son y pasas por alto sus defectos y debilidades humanas ... y en el proceso de una sensación de paz y alegría nace del perdón.
Se aprende a abrirse a nuevos mundos y diferentes puntos de vista. Comienzas a reevaluar y redefinir lo que eres y lo que realmente representas.
Se aprende la diferencia entre querer y necesitar y comenzarás a descartar las doctrinas y valores del pasado, que nunca deberías haber comprado, para empezar.
Aprendes que hay poder y gloria en la Creación y contribuyes a dejar de maniobrar a través de la vida como un mero consumidor en busca de su próxima dosis materialista. Entiendes que el brillo no desaparece después ...
Se aprende que principios como la honestidad y la integridad no son los ideales anticuados de una era pasada, son la argamasa que mantiene unida la base sobre la que se debe construir una vida.
Se aprende que dentro del mortero de la honestidad están las rocas de Dios, no ladrillos en la pared puestos por hombres poderosos.
Se aprende que no sabes todo, y no es tu trabajo salvar al mundo y que no se puede enseñar a un cerdo a cantar. Se aprende que la única cruz a soportar es la que tú elijas para llevar y que los mártires se queman en la hoguera.
Luego se aprende sobre el amor. Se aprende a mirar las relaciones como realmente son y no como te gustaría que fueran.
Dejas de tratar de controlar a las personas, situaciones y resultados. Se aprende a distinguir entre la culpa y la responsabilidad y la importancia de establecer límites y aprender a decir NO.
También dejas de trabajar duro en eso de poner tus sentimientos a un lado, suavizar las cosas haciendo caso omiso de sus necesidades.
Aprendes que tu cuerpo realmente es tu templo. Comienzas a cuidar de él y a tratarlo con respeto.
Comienzas a comer una dieta equilibrada, beber más agua, y tomar más tiempo para hacer ejercicio.
Aprendes que si te quedas sin combustible te sientes cansado y que eso ocurre por la duda, el miedo y la incertidumbre, lo que te toma más tiempo para descansar. Y, al igual que los combustibles, los alimentos sanos son al cuerpo, combustibles de risa para el alma. Así que tomas más tiempo para reír y jugar.
Aprendes que, en su mayor parte, se obtiene en la vida lo que se merece, y que gran parte de la vida realmente es una profecía autocumplida.
Más importante aún, te enteras de que el fin de lograr el éxito necesita dirección, disciplina y perseverancia. Se aprende que nadie puede hacerlo todo solo, y que está bien arriesgarse a pedir ayuda.
Se aprende la única cosa que realmente es de temer, es al miedo mismo. Aprendes a caminar seguro sobre tus miedos, porque sabes que pase lo que pase, puedes manejarlo, porque ceder ante el miedo es regalar el derecho a vivir la vida en tus propios términos.
Aprendes a luchar por tu vida y no a malgastarla viviendo bajo una nube de muerte inminente.
Se aprende que la vida no siempre es justa, no siempre se consigue lo que tú piensas que mereces y que a veces las cosas malas le suceden a incautos, y a la buena gente ... y aprendes a no tomarlo siempre como algo personal.
Se aprende que nadie te está castigando y que no siempre es culpa de alguien. Se aprende a admitir que uno se equivoca y se entiende que se deben construir puentes en lugar de muros.
Se aprende que los sentimientos negativos como la ira, la envidia y el resentimiento se deben entender y redirigir o van a asfixiar tu vida y a envenenar el universo que te rodea.
Se aprende a ser agradecido y para consolarse con muchas de las cosas simples que damos por sentado, lo que millones de personas sobre la tierra sólo pueden soñar: el calor en el invierno, bajo un techo, un refrigerador, agua corriente limpia, una cama caliente suave y una larga ducha caliente.
Comienzas a asumir la responsabilidad por ti mismo y te haces una promesa de nunca traicionarte a ti mismo y que nunca, nunca debes conformarte con menos que el deseo de tu corazón.
Haces un acuerdo para mantener la sonrisa, la confianza, y permanecer abierto a todas las posibilidades maravillosas, pero sin ser un tonto tampoco. Si me engañas una vez, la culpa es tuya, si me engañas dos veces, la culpa es mía.
Entonces, tal vez, tú te has despertado y te enteras de que te han mentido toda la vida, que no se puede comprar la felicidad, que viene de adentro, y no de afuera.
Se aprende que el sueño del materialismo es el sueño de los hombres ricos, y los vendedores, por lo que te quieres más, y por lo tanto que a ellos los hacen más ricos y más pobres sólo la causa de la etapa de la existencia material.
Y tú, si eres sabio, entiende, que una sociedad desechable, es una sociedad de una tierra perdida. Esas corporaciones que priorizan sus costos, ponen esos costos y los venenos en tí, como el costo de los bienes baratos. Que si las cosas están hechas para durar para siempre, al igual que cuando nuestros abuelos hacían esas cosas, y que fueron hechas para ser fácilmente reparadas por los hombres con sentido común y herramientas comunes, esos recursos no requerirían más recursos para reciclar, reutilizar, o reconstruir.
Que el sentido de la vida es alegría, pero no sólo para ti y para mí, en el futuro será para todas las generaciones, y para la Tierra misma. ¿Tus bisnietos te odiarán o te reverenciarán?
Por último, con valentía en tu corazón, tomas un soporte, respiras profundo, y empiezas a diseñar la vida que quieres vivir de la mejor manera que puedas.
Gilgamesh***
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Gilgamesh.
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