CONTENIDO DE TIEMPO FINAL

miércoles, 23 de diciembre de 2015

* Largas reflexiones de Navidad *

***Hola amigos.

Aprovechando que éstas fechas tan arraigadas a todos harán que estemos distanciados por uno o dos días, quiero dejarles unas reflexiones y conceptos para que, a quien le interese, le pueda servir o al menos brindarles esa otra mirada necesaria que todos buscamos.
Para mí, ésta Noche Buena será muy especial, tanto que no me atrevo a decirles de qué se trata, pero bueno..que estaré bien y que deseo que todos ustedes también lo estén.
Sin más les dejo lo prometido.

Siempre me decía yo que nuestros conceptos =equivocados sobre todo= nos hacían vivir errados, arrastrando el error una y diez veces, si el disco de programación no es controlado, difícilmente salimos del error.
Y he aquí otro hallazgo de la Gnosis aplicada a ésto del amor.
Dicen los maravillosos conceptos que el Espíritu es lo Perfecto, pero al encarnar, se le ata el alma, el alma como elemento dopante, el elemento que nos *anima*, y que funciona en nuestro cerebro, eso que llamamos mente, pensamiento, sentimientos.
Compartimos un interesante artículo enfocado desde la neurociencia, que viene a ponerle sin querer..., Gnosis al asunto, en el final, mi larga reflexión;

-No existe evidencia de una sociedad sin amor. Es más: si narrásemos la vida de cualquier persona como una sucesión de acontecimientos, podríamos dar cuenta de que el amor resultó ser el motor de gran parte de esos hechos vividos.
Se suele decir que se ama con el corazón, pero, para ser precisos, los seres humanos amamos con el cerebro. Cuando nos enamoramos *locamente*, se activa una red neuronal denominada sistema de recompensa cerebral. Esta red está asociada con la motivación, el placer, la gratificación emocional y el intenso deseo.
El amor romántico es aún más que eso, ya que se trata de una de las sensaciones más intensas de la vida: es una obsesión que a uno lo posee y hace que disminuya la activación en las áreas del juicio =por eso, precisamente, se llama a ese estado *locura de amor*=.

Debemos decir también que el amor no es necesariamente una experiencia feliz. Esa obsesión de la que hablamos puede empeorar cuando uno no es correspondido. Se estudiaron cerebros de personas que habían sufrido el rechazo amoroso y, entre otros hallazgos, se observó que había gran actividad en el área ventral tegmental =parte de la red de recompensa cerebral=, la misma que se activa en el amor romántico correspondido.

Esto significa que muchas veces, aunque uno quiera olvidar, el fuego sigue encendido.
Esto puede explicarse porque cuando nos enamoramos también existe actividad en una región del cerebro asociada con el apego profundo hacia otra persona. Entonces, al sentirnos no amados, no tenemos sentimientos de desamor romántico, sino que estamos sintiendo el intenso dolor del desapego. Y como el circuito de recompensa cerebral sigue activo, sentimos una energía intensa, una motivación intensa y la suficiente voluntad para arriesgar todo con tal de obtener ese preciado premio de la vida: una pareja apropiada.

El amor romántico tiene todas las características de una adicción: se piensa obsesivamente en algo =la persona amada, en este caso=, uno se vuelve intensamente dependiente de la persona amada y posesivo sexualmente =a diferencia de cuando se tiene sexo ocasional=, se asumen grandes riesgos para conseguir o preservar el vínculo, se distorsiona la realidad =vemos sólo lo que queremos ver=, existe una perseverancia extraordinaria y sentimos que necesitamos ver al ser amado más y más.


Por otra parte, en el amor existe una curiosa persistencia: con el paso del tiempo, uno puede haber *olvidado* a la persona amada hasta que, por ejemplo, escucha una canción, vuelve a un lugar o huele un perfume que inexorablemente le recuerda ese sujeto del pasado.
El amor, según entienden las neurociencias, es más que una emoción básica: es un proceso mental sofisticado que afecta nuestros cerebros a través de activaciones en áreas específicas. Este proceso está sostenido, además, por activaciones que median funciones cognitivas complejas, como la cognición social, la representación de uno mismo, la imagen corporal y asociaciones mentales que se basan en experiencias pasadas. 

Diversos estudios de psiquiatría social han demostrado que cuando las personas están profunda y locamente enamoradas tienen fuertes manifestaciones somato-sensoriales: sienten el amor en su cuerpo, en sus mentes y, claro, reportan ser más felices. Asimismo, estudios de neuroimágenes funcionales han demostrado que el amor desactiva los circuitos cerebrales responsables de las emociones negativas y de la evaluación social.

En otras palabras: la corteza frontal, vital para el juicio, se apaga cuando nos enamoramos y así logra que se suspenda toda crítica o duda.
¿Por qué el cerebro se comporta así? Quizá por altos fines biológicos y promover de esta manera la reproducción: si el juicio se suspende, hasta la pareja más improbable puede unirse y reproducirse. Las neuroimágenes han demostrado también que un área del cerebro importante en la regulación del miedo y regiones implicadas en emociones negativas también se apagan. Esto podría explicar por qué nos sentimos muy felices con el mundo =y sin miedo de lo que podría salir mal= cuando estamos enamorados.

Las neurociencias llevan adelante diversas investigaciones para comprender cómo es este proceso tan complejo y fascinante, es decir, qué pasa en nuestros cerebros cuando nos enamoramos. Hay muchas hipótesis sobre el papel del amor desde el contexto evolutivo. Investigaciones en psicología evolutiva y social han demostrado que el desarrollo cerebral está más relacionado con la complejidad de las interacciones sociales que con el ambiente circundante.

Y en relación con el rol del amor en la evolución del ser humano, una de las hipótesis predominantes es que el amor es resultado de interacciones entre las bases genéticas de la compleja conexión social y las relaciones y apego entre personas.
Todo esto muy probablemente lo hayamos experimentado en nuestra vida, y lo habremos visto, oído y leído con creces en el cine romántico, los boleros, las telenovelas de la tarde y la literatura rosa. Y también, como en este caso, en la literatura infantil: 

*Mientras la señorita de Ciencias hablaba, Santiago sentía que le pasaban cosas, cosas de esas que pasan por dentro. Para empezar, no podía dejar de mirar a Teresita, como si tuviera los ojos pegados a la cara de ella. Y además sentía que todo le corría a lo loco por el cuerpo*. Este fragmento es de un bello libro de la escritora argentina Graciela Montes y tiene un título justo:
*Historia de un amor exagerado*.
Así, exagerado, como todas las historias de amor.

Gnósticamente hablando, fuimos creados de manera programada, casi una máquina perfecta de hacer y cumplir a rajatablas lo que el diseñador espera de nosotros.
Copia de algo Perfecto, somos la clara evidencia de lo imperfecto, aún teniendo al Espíritu Perfecto dormido, abrumado por el alma que toma posesión de esa máquina llamada ser humano. Si leyeron el estudio hallarán explicaciones Gnósticas evidentes, áreas del cerebro llenas de trampas para que no salgamos del error.
Pero no es una mala noticia puesto que si existen áreas en puja quiere decir que SÍ hay poder de *opción*, ésta máquina imperfecta que somos, ha sido tan bien y mal diseñada al mismo tiempo, que devela alternativas para salir del error. El problema es lo difícil de desprogramarnos.

El amor programado por el demiurgo es un amor enfermo que conduce a la infelicidad, o en todo caso a una felicidad *momentánea*, ¿sí o no?, breves momentos en lugar de ser una felicidad inagotable o eterna. Ese amor *copia* del amor Perfecto es un amor obsesivo, egoísta, posesivo, que espera siempre recompensas, y cuando la parte del cerbero programada para comprender intenta hacerse presente, las trampas externas...lo vuelven a anular.

Claro el informe cuando cita; *¿Por qué el cerebro se comporta así? Quizá por altos fines biológicos y promover de esta manera la reproducción: si el juicio se suspende, hasta la pareja más improbable puede unirse y reproducirse*.
¡Ahí está el meollo de la cuestión!...*reproducción*...; garantía de *productos* para el consumo de...*alguien* que los necesita para su subsistencia.
Si de algo no hay dudas es de que somos *productores de sensaciones* y de sentimientos, que al parecer son el alimento de alguien que los necesita para existir.

Las trampas externas son prácticamente inevitables, la programación nos dió los 5 sentidos como para no escapar o abortar a esa otra parte del cerebro que está ahí...como un disco D improductivo, para que no se ponga en funcionamiento.
Otra cita del estudio; *la corteza frontal, vital para el juicio, se apaga cuando nos enamoramos y así logra que se suspenda toda crítica o duda*.
Si lográramos activar esa corteza frontal tendríamos la opción activada del juicio, la crítica o la duda, y eso obstruye la finalidad de la reproducción sexual, puesto que el enamoramiento mental se corrompe con el deseo sexual, un bombardeo muy difícil de evitar.

Hete allí porqué algunas religiones o filosofías eligieron el celibato o la reclusión, algo que hemos tratado en otras oportunidades.
Ellos saben muy bien que el amor tal como lo concebimos es una deformación o mala copia del amor Perfecto.
Si se ponen a razonar, toda forma de éste amor *carnal*está contaminada, el amor de los padres a los hijos que es hermoso, tiene una cuota de posesión que lleva a divergencias dolorosas en el seno de la familia, dirigir la vida de los hijos o pre-moldearlos a imágen y semejanza de los padres deriva en la mayoría de los casos en horas y a veces años de infelicidad y desencuentros. 

El amor por las mascotas está contaminado cuando en realidad el canario, el perro, el gato, están encerrados en casa y les consideramos la mejor compañía porque claro...no nos generan conflictos tal como nos lo generamos entre humanos, esos animales dan afecto pero no nos celan, no nos cuestionan, no nos piden nada y generalmente con algo de agua, comida, y algunas caricias están a nuestra disposición, por eso alguna vez leemos o escuchamos la típica frase; *cuanto más conozco a un ser humano más amo a los animales*. 

Y es cierto..el problema es que no somos capaces de reconocer que el animal es puro y nosotros no, puesto que nuestro *amor* hacia ellos es en realidad una válvula de escape a la infelicidad que nos generan las relaciones con el resto de nuestros semejantes, y el animal o mascota se vuelve una posesión imprescindible.

El animal, aún no poseyendo la capacidad humana de razonar, puede demostrar su perfección, que nosotros vemos como *incompletitud* poniéndolo en una consideración inferior al humano, y ese es un grave error. Lo que nosotros llamamos *capacidad de razonar* como una virtud, hace que ni siquiera podamos ser superiores a un animal cuando no hemos descubierto el privilegio que implica razonar, y obramos como una entidad nueva que no figura dentro de los llamados *reinos de la naturaleza*.

La incapacidad de razonar nos excluye de ser animales, minerales, etc. y nos pone en una situación cuasi incalificable. Un animal no debería considerarse como una mascota que suple las insatisfactorias relaciones nuestras con los humanos semejantes, y más bien ese animal, debiera ser para nosotros *un hermano* aún en las diferencias que nos distinguen, pero que no nos hace superiores bajo ningún punto de vista. Muchas veces hemos pensado que tener a un animal en casa es evitarle la muerte en la calle bajo las ruedas de un coche o algún hueso envenenado de un alienado mental, que precisamente demuestra su inferioridad y su estado de *cosa* incalificable, como lo son esas entidades no físicas que se reflejan en nosotros como alimento energético. 

Sin embargo, no nos hemos puesto a pensar en que quizás ese animal necesita hallar su destino sin nosotros, y esa idea nos aprieta el pecho, precisamente porque estamos sintiendo un amor que más que amor es necesidad egoísta.
Del amor que llamamos de pareja...ni hablar..., una concepción destinada a producir grandes cantidades de alimento en múltiples sensaciones y sentimientos que se vuelven un banquete para nuestro programador, mientras que para nosotros es más una sucesión intercalada de felicidad e infelicidad, de alegrías y penas, de excitación y sosiego, de la ira a la mansedumbre. 

Cuando trato de analizar así al ser humano no puedo más que llegar a sentir apenas un poquito...de lo mucho que habrán sentido allá en el Pleroma donde para los Gnósticos mora lo Perfecto, porque es realmente penosamente conmovedor ver a algo como nosotros, similar a cualquier artefacto creado en éste mundo por el mismo humano, nadie siente pena por el lavarropas, o por un zapato, pues así deben vernos allá en lo alto, con grande dolor desde que la materia fué creada tomando una escencia pura que alguien manipuló para hacerla caer tan bajo que somos en realidad mascotas...o zapatos o lavarropas para quien nos *usa* egoístamente para sus propios fines de necesidad.

Es casi imposible vivir anulando esas áreas de nuestro cerebro que están programadas maliciosamente, y hacer prevalecer a las otras que nos ayudarían a no desarrollar la imperfección.
Es por eso, que ante semejante afrenta a lo Puro, desde el más allá al cual pertenece nuestro Espíritu, han venido a tratar de ayudarnos desde tiempos inmemoriales con tantos avatares del Conocimiento.
¿Se puede despertar al Espíritu ante semejante arquitectura constrictiva?

¡Claro que se puede!, pero es lo más difícil que nos toca en ésta vida, desapegarnos...y el desapego engloba no sólo a las cosas materiales, sino también a las personas, implica administrar nuestros sentimientos. Borrar de un plumazo los conceptos que hemos tenido sobre el *amor* no es cosa fácil.
El corazón no dirige nada, su único fin es bombear la sangre y es el cerebro quien gobierna nuestros actos.
Si hay un órgano al cual la más avanzada ciencia aún no puede terminar de entender es precisamente el cerebro.

Evidentemente si el alma existe de manera invisible, no sería errado identificarla dentro del cerebro o al menos que el cerebro tenga íntima conexión con ella aún fuera del cuerpo, tal como lo indican las exóticas enseñanzas orientales.

¿Y el Espíritu?...obviamente que se debate desde milenios sobre su localización, incluso sobre su existencia, pues luego de la Gnosis deberemos comprender que ha de ser tan complicado que ..¿para qué saber donde está? si lo importante es saber que está ¡y cómo usarlo!.
Al menos, Cristo entre todas sus metas tenía ésta, decirnos que tenemos un Espíritu y que debíamos empoderarlo.
Así que entonces en lugar de perder tanto tiempo tratando de saber en qué lugar se encuentra, mejor sería saber cómo activarlo o darle su respectivo poder.

El mero hecho de mencionar a Cristo lo dice todo, él vino a decirnos cómo hacerlo, el problema es que no estamos fabricados para que eso...sea tan fácil.
Al dejarnos parábolas Cristo se ahorró de tantas explicaciones como ésta o tantas otras, y como nuestra parte cerebral perversa siempre nos invita a ir más allá, nos resulta que terminamos sumergiéndonos en cientos o miles de teorías, que lamentablemente llamamos *conocimiento* y que su único fin es alejarnos más de él.
Si aquél Cristo enseñó los misterios a sus discípulos, esa fué la parte técnica, pero aún sin ella, a nosotros ya se nos garantizó el método sencillo de saber cómo proceder contra esa parte nefasta de nuestro cerebro.

Intentemos poner en marcha a rajatabla los 10 mandamientos y ...je..muy difícil.. pero no imposible.
Si se nos ha dicho que todo mortal es pasible del llamado pecado, pues ésto significa que el decálogo no implica que al quebrantarlo iremos al infierno, implica que no importa si nos cuesta o si a veces aflojamos, lo importante es que los mandamientos nos permitan pasar por la vida sin dañarnos ni dañar a los demás, 
¿se entiende?, medidas inteligentes para no comprar problemas, ni venderlos...



Si quitamos velos complicados que no sirven demasiado, más que para perder horas y horas en debates bizantinos, todo está en el cerebro.
El mensaje de Cristo y sus mandamientos o leyes básicas de cómo pasar por la vida son aplicables justamente a través del cerebro...., ésto nos da la pista de que el alma estaría entonces en el cerebro y que ese cerebro es la cárcel de alma-Espíritu, ambos conectados mágica o misteriosamente con algo que nos rodea aunque no lo veamos.

¿Porqué evitar el pecado si al final no hay infierno?, hete allí la veracidad de la explicación del Nag Hammadi.
Apilar o cosechar pecados lo único que hará es tener una vida amarga aquí en la materia, que al salir del cuerpo a través de la muerte, nos espere una especie de administrador que posee un legajo de nuestros actos en la vida, el Arconte ese... que se dedica a determinar el balance de nuestros actos. El Arconte cínicamente sabe y lleva milenios sentado en su esfera correspondiente cuan empleado público, abriendo actas y poniendo sellos, dictaminando qué hacer con el *ingresante*..

Digo cínicamente, porque él forma parte de una empresa liderada por el Demiurgo, que al fabricarnos nos llenó de trampas para que cometamos pecados y el Arconte administrador termine reprobándonos. Es un fracaso premeditado, como ese profesor que odia al alumno y en el examen le pide que explique algo que nunca le enseñó..
Si reprobamos de acuerdo a nuestro balance de actos buenos o malos, iremos a un tiempo de vaciado y re-llenado de ese cerebro que , tal como un disco reprogramable de una PC, debe ser vaciado de su contenido y puesto a programar por un determinado tiempo, hasta que el Arconte encargado de enviar una nueva alma a un feto por nacer, completa el trabajo de la llamada re-encarnación.

Burlar a los arcontes al salir del cuerpo no es más que haber vivido de acuerdo a lo que Cristo enseñó, no buscarse problemas ni producir daños.
Por eso el desapego es muy real como solución a muchos problemas, cuando se ama enfermamente a las cosas se las cuida, se las mezquina, se llega a ellas haciendo cosas indescriptibles...por ejemplo tener que llenar la casa de alarmas para que nadie se las robe, e incluso matar a alguien que se las quiere robar.

El amor hacia las cosas materiales no debe confundirse con el buen uso que de ellas se haga, no es pecado tener una radio si ella acompaña mis ratos de trabajo u ocio escuchando buena música o aprendiendo cosas que otros dicen, tener un coche no es pecado si el mismo no se vuelve un objeto de culto tal como ya sabemos.
Es decir que las cosas materiales nos atan a ellas y el amor hacia ellas es un amor enfermo, viciado, que sólo se invierte si las ponemos al servicio del bien, no sólo nuestro sino de los demás. El apego a las personas...el más difícil, porque hemos corrompido el concepto de amar.

Que yo ame a una mujer o que una mujer me ame no significa que exista algún tipo de contrato, puesto que esa clase de amor se vuelve un negocio y en los negocios priman los contratos, ver lo que es civilmente la institución llamada matrimonio y...no me dejarán mentir.
Cuando uno ama a alguien siente cosas, sea un amigo, un hermano, la pareja, un hijo, ahora bien, hay que entender que nuestro amor no puede condicionar al otro a que no deje de amarnos, por lo cual concebir al amor es más darlo que esperarlo.

Y es duro eh...pero claro, quien *deja de amarnos* no debería existir como concepto si practicáramos el verdadero amor..puesto que si amamos aceptando que el otro no nos pertenece ni le pertenecemos, no debería existir conflicto alguno.
Sentir envidia es pecado porque si lo que el otro es o tiene nos quita la paz, es porque tomamos como modelo al otro en lugar de ser felices con lo que somos y tenemos o no tenemos.
Celar, odiar, ser egoístas, asesinar, son pecados que indefectiblemente activan y dan poder a esa área del cerebro donde el alma gobierna, no hacerlo es descubrir esa otra parte que viene en el paquete cerebral, la que ocupa el Espíritu. 

Es decir que el cerebro goza de dos hemisferios como toda cosa dual que somos materialmente, ¿y si la materia es nefasta y programada qué hace el Espíritu ahí esperando que lo descubramos? allí nos explica el Nag Hammadi que en el soplo del demiurgo al darnos vida, se coló nuestra salvación sin que él lo supiera, esa es la gran ayuda que nos dejaron desde lo Supremo, dentro de nuestro cerebro existe un micro-Pleroma o Espíritu, esa parte tan difícil de activar y entender pero que deja de ser incomprensible cuando Cristo es enviado a explicárnoslo en sus parábolas para nuestra atrofiada capacidad de razonar plerómicamente, ya que razonamos demiúrguicamente.

Los sentimientos...¿cómo llega uno a sentir? pues siente el cerebro...porque piensa, alberga una idea, una imágen, y eso se transforma en un sentimiento, y a su vez muchos sentimientos alimentan al cerebro a través de nuestros sentidos; vista, audición, sabor, olor, tacto.
Si existiese un procedimiento técnico que pusiera solución a éste gran dilema, ¿creen ustedes que Cristo se hubiera limitado solamente a *hablar* sin hacerse entender?, ¡hemos complicado todo amigos!.., vivimos buscando procedimientos artificiales para encontrar un equilibrio mental, llámese meditación, terapias alternativas, estudios complicados, y demás yerbas cuando en realidad ya se nos dijo qué hacer y qué no hacer.

Nuestro concepto errado de amar, por ejemplo en la unión mujer-hombre, no existe si no lleva consigo el sexo como parte del contrato.
Deberíamos imaginar algo que rompe con el esquema, imaginemos juntos;
*Hombre o mujer, que decidan formar *pareja* para emprender eso llamado, matrimonio, concubinato, o andar juntos por la vida, no tendrá sexo*.

¿Nos atreveríamos, por ejemplo nosotros hombres, a elegir a una mujer para compartir la vida sin tener sexo jamás con ella?..o la pregunta la dejo también para ellas.
Ese concepto no existe en nuestra preformación porque hemos sido hechos para tener sexo.
El sexo no es malo, lo malo es cuando mal creemos que tener sexo con alguien nos hace poseedores absolutos de esa persona, y la cosa no es así.
El sexo es tan natural como cualquier necesidad física, de las tantas que tenemos como maquinaria imperfecta que somos.

Bostezar no es pecado, tener una erección tampoco, desear sexo con alguien tampoco, y mucho menos lo es tener sexo si ese otro/a está de acuerdo, por supuesto.
El problema con el sexo empieza cuando vemos al sexo como parte indisoluble de un contrato posesivo, en lugar de entender que la división del andrógino que somos como Espíritu, fué precisamente eso, denigrarlo en dos partes para que nunca puedan unirse nuevamente en un ser puro y espiritual.
Cuando el sexo nada tiene que ver con un contrato parental, se vuelve un vicio, que en algún momento como todo vicio...se vuelve un problema para uno mismo o para terceras personas.

Buscarnos problemas es lo que deberíamos entender como esa parte a controlar, cualquier cosa que hagamos como relación con otra persona necesita imperiosamente asumir que esa otra persona no está obligada a nada conmigo y viceversa, y que cualquier interacción siente bases de no agresión mutua, y no estoy hablando ya de sexo ni de matrimonio ni de relaciones de pareja, hablo de interacción con cualquier otra entidad humana que se cruza por nuestro camino.
Si lográramos cambiar nuestra enferma educación y elaboráramos un nuevo paradigma de convivencia, no tengan dudas de que las cosas cambiarían.

Habría que instituírlo y eso es lo difícil en un mundo que no quiere cambiar nada en absoluto, puesto que las leyes las han enquistado muy bien y están arraigadas profundamente en nuestras sociedades.
Pero les invito a hacer la prueba, con quien tengan a mano y acepte llegar a un acuerdo, hagan el experimento, sienten bases sanas y verán los resultados.

Si no somos capaces de ponernos de acuerdo qué vamos a comer a la hora del almuerzo, pues deberíamos adoptar lo que hacemos cuando vamos a comer afuera, a un bar o a un restaurante, cada quien pide lo que quiere y nadie se enoja.
Claro...vivimos en familia...y ahí está el otro vicio de formación, es la mujer o jefa del hogar la que debe cocinar...y si cada miembro de la familia quiere optar por comer algo diferente, la mujer no es el cocinero del bar, ¿qué hacer entonces?, bueno, si hemos acordado una buena convivencia, debemos aceptar lo que la jefa decida como menú, sin pestañear, de lo contrario, nos vamos a la rotisería, compramos lo que queremos comer y lo llevamos a casa para comer todos juntos sin esclavizar a la mujer de la casa.

Y es desde niños que aprendemos a copiar lo que vemos y sentimos cuando ya somos grandes.
Si al niño se le educa con éstos conceptos de convivencia, llegará el día en que ese niño deba aplicarlos en su relación allende la puerta de casa y ahí está el choque con otras personas que no han sido formadas bajo éstos preceptos.

Cuando entramos en la etapa de la pre adolescencia, aún sin haber sido contaminados con teorías sexuales de amigos más grandes, ni por programas de TV, igualmente hay algo innato en nosotros que nos lleva a *sentir* cosas por alguien del sexo opuesto, ahí está el gen sexual que aflora y que forma parte de lo que somos.
Difícilmente a los 6 años sintamos o si quiera pensemos en una relación sexual, pero sí empezamos a sentir afecto, mamá, papá o nuestros hermanos nos han enseñado desde pequeños eso de *dame un besito*, y el beso es en la mejilla, no puedo olvidar noches de verano sentado en el cordón de la vereda de mi barrio natal, junto a la vecinita con quien me juntaba a ver las estrellas y a pensar qué era todo eso. Sentía afecto por ella y ella por mí, pero nadie nos había enseñado el beso en la boca, aún no lo conocíamos, y nos dábamos el beso en la mejilla...

Hasta que unos años después descubrimos otras formas de expresar el afecto...
El deseo de amar puramente también está en nuestra genética, pero empieza a desformarse a medida que *vemos* el modelo enfermo, el de la posesión, el de la cachetada si el otro no quiere, el de *todo a la fuerza*, y el del conflicto.

Y ya es tarde...fuimos formados en un entorno hostil, y ¿qué nos queda?, pues el ahora..., tengamos la edad que tengamos no importa...hay tiempo para intentar programar una vida distinta aunque el otro...sea como es.
No hay ni habrá salida del error si no somos nosotros mismos quienes empecemos a erradicarlo por motu propio, hasta que por fin, sea como fuere el otro, no habrá forma de que nos enganchemos en un bucle despiadado de tropezar mil veces con la misma piedra.
Así como la gran mayoría no sale a robar, así también podemos entender la economía del pensamiento que nos dice que algo no está bueno hacer.

De la misma forma que entendemos que optamos por no matar a otro semejante, podemos optar por no desearle el mal, ni codiciar lo ajeno, ni pretender que los demás sean como yo quiero que sean. Si tengo ya establecida una forma de ver el mundo y sé que voy a encontrarme con otras personas que lo ven de forma distinta, deberé entender que tengo dos opciones, que cada quien siga su camino, o aceptar que lo que diga ese otro no me enoje ni me haga sentirme su enemigo.

Si no entendemos al mundo seremos infelices, por eso entenderlo es ir quitándonos infelicidades que nos vuelven mala gente y eso es precisamente sobre lo cual Cristo nos alertó.
Otra cuestión; cuando hemos avanzado en ésto de entender el relato Gnóstico =como digo siempre= para muchos es una cucharada amarga, porque al ver todo el sistema dentro del cual hemos sido puestos, me refiero al Puro Espíritu encarcelado en el cuerpo, y encima con un cuerpo lleno de trampas, en un mundo lleno de corrupciones, en un planeta a su vez secuestrado, y en un sistema solar condicionando todo, vemos que la lucha por hallar nuestra liberación parece un imposible. 

Y el ser se abate...todo le da igual y sufre aún mucho más que cuando creía en el relato salvífico oficial, incomprensible sin la Gnosis, pero más divertido y facilista.
Pues quisiera ayudarles a reflexionar desde mi propia reflexión y ustedes dirán si estamos o no en lo correcto, veamos.

Si fuera imposible vencer todas las adversidades y trampas puestas y hechas para nuestro no retorno al Padre; ¿Cristo hubiera perdido su tiempo en semejante misión de venir aquí a darnos las claves?, pues pensar así sería directamente pensar en Cristo como un enviado fracasado. Si fuera imposible hallar un método comprensible para liberarnos; ¿Cristo era tan tonto que nos explicó las cosas de una forma que no pudiéramos entender?. Eso sería verlo como un estratega errado.
¿Creen ustedes que si se nos han puesto tantas trampas para que vivamos en el error, no será porque realmente saben que *sí podemos* hallar una clave de liberación?.
Yo no imagino semejante derroche, ni de Cristo por ayudarnos ni del sistema demiúrguico por mantenernos engañados...

Nadie bombardea una isla donde no hay nadie, nadie va a hacer un rescate donde no hay nadie...
Si no tuviéramos algún mecanismo de liberación no habrían puesto tanto cerrojo mental, físico, social, cultural, político, etcs..
Si no tuviéramos algún mecanismo de liberación viable, Cristo no habría venido a la Tierra.

Entonces el mecanismo está, existe, y si existe eso explica tanta perversidad arquitectónica o de ingeniería malvada para que no la descubramos.
¡Bien!...tenemos el mecanismo, ¿están de acuerdo? porque si no están de acuerdo, entonces sólo y únicamente les aceptaría el argumento si confesaran que son ateos, o que no creen en Cristo, en ese caso nada que acotar, tendrían ustedes un argumento superválido. Pero para muchísimos de ustedes que creen en el Cristo o en el Padre, o en un dios, o en un cielo, o en un Pleroma, o en algo Superior, deberán concordar conmigo en que la gran noticia es que tenemos el mecanismo.
Bien, ahí vamos, sigamos analizando entonces.
Si Cristo vino a explicarnos cómo activar el mecanismo, ¿creen ustedes que el tipo se olvidó de decirnos dónde estaba?..

Pues eso sería como decirnos que entre toda la arena del mar hay un sólo grano que es el que nos va a salvar...
Amigos...lo hemos complicado todo...hemos estado buscando algo desde numerosos procedimientos, a veces tan rebuscados y corrompidos, que hemos perdido el valioso tiempo.

Cristo la hizo fácil.., si nos *dijo* con palabras salidas de su boca, y posteriormente con escritos que fueron recopilados por sus seguidores, será porque dentro de éste cuerpo físico que tenemos existe la posibilidad de comprender...
¿Y quién nos hace comprender? pues muy fácil...¡el cerebro!, con él razonamos, pensamos, imaginamos, decidimos, sentimos obramos.
Ahora bien...que no lo usemos es otra cosa..o que intenten todo el tiempo atrofiárnoslo con trampas..es también otra cosa.
Que intenten mantenernos distraídos, ocupados, seducidos, es lo que no nos permite *accesar* a esa parte de nuestro cerebro que todos tenemos y que nos pone a discernir cuando debemos optar ante un sentimiento. 

La parte puesta en él, la que generalmente dejamos fluir más que a la otra, esa...esa siempre nos induce al error.
Acaso...cuando nace tu hijito ¿se te ocurre comerlo?, pues no..., todo lo contrario, tampoco se te ocurre comerte a los hijos recién nacidos de los demás.
Así como la gran mayoría no elige salir a matar, de la misma forma podemos elegir cómo andar por la vida, el problema es que una de las múltiples trampas nos induce a copiar *modelos* que distorsionan nuestra forma correcta de discernir. ¿porqué creen ustedes que las películas no son tales si no hay asesinatos? ¿porqué creen que los noticieros que podrían reflejar tantas cosas buenas nos muestran las carnicerías humanas de cada día?, porque ese modelo *contagia*.

¿Porqué creen que los *modelos* inventados para nosotros siempre son; ser rico, poderoso, atractivo, famoso, destacado?, porque los vamos a copiar...y eso está conectado perfectamente a la parte de nuestro cerebro que trabaja para esos modelos, que lamentablemente vamos a copiar en lugar de antes pensar en accesar a la otra parte que seguramente nos diría que ¡no! que esos modelos son lo incorrecto.
¿Porqué creen ustedes que éste sistema en el que vivimos no promociona jamás al tipo humilde, desapegado de lo material, bueno, y lleno de amor? porque sino...lo copiaríamos...y eso sería contraproducente para quienes nos necesitan lo más corrompidos posible.

En fin...quería dejarles éste manojo de conceptos y sentimientos en ésta víspera de la llamada Navidad, celebración que cada cual asumirá como más le guste o le convenza.
Ante eso, mi mayor deseo de que cada uno de ustedes esté bien, que tengan una buena jornada en familia o con quien sea, que puedan sentirse en paz y armonía, prestándole atención a esa parte del cerebro que alberga a un Cristo vivo y activo, al cual debemos escuchar, imitar y amar.
Si ese Cristo les nació o les va a nacer, entonces puedo decirles con completo convencimiento;
¡Feliz Navidad para todos!.

Gilgamesh***

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Muchas gracias por tu aporte. Aún las diferencias enriquecen las conclusiones.
Gilgamesh.

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