***Feliz Miércoles para todos.
El mundo cambia, supuestamente estamos evolucionando, pero solemos confundir la evolución tecnológica con la evolución de consciencia que es otra cosa muy distinta.
La tecnológica avanza a pasos agigantados, pero la de cada individuo..¿avanza?.
Los medios de comunicación son para mí, grandes responsables de ponerle freno a la evolución de consciencia, y no deberían serlo ya que un medio de comunicación es una herramienta loable y necesaria pero...lamentablemente hoy gran parte de los medios que llamamos de *comunicación* no suelen comunicar valores sino desvalores.
Conociendo las debilidades del ser humano que generalmente radican en lo que el cerebro procesa como pensamiento-sentimiento, los medios han sabido dar lo que una parte del cerebro necesita para conectarse con lo que nuestros sentidos reciben como alimento desde lo exterior a nuestro cuerpo, o bien como antena conectora.
De acuerdo a qué clase de comunicación tengamos con el mundo que nos rodea, será proporcional y acorde a la clase de alimento que le daremos a nuestro cerebro para luego él, nos provoque el o los pensamientos-sentimientos.
Mientras ésto ocurra, la otra parte de nuestro cerebro que se alimenta de lo opuesto a su opuesto, permanece en un estado de desnutrición.., no crece, está ahí...pero en en un estado vegetativo.
Cuando la comunicación que recibimos de los llamados medios masivos está perfectamente direccionada a la peor parte de nuestro cerebro, podemos encontrar el resultado del producto...
Previa explicación Gnóstica como para entender lo que explica como resultado, Oscar Martínez Peñate;
El individualismo del ciudadano
En el actual contexto del posmodernismo la privatización del individuo ha tomado auge, los meta problemas y realidades nacionales se trivializan, lo más importante para la persona es satisfacer el placer a través del entretenimiento y el consumo.
Las actividades colectivas y la participación en organizaciones del movimiento social han perdido importancia en la conciencia del individuo, lo que ahora prima es el interés personal sobre la colectividad, y la satisfacción de éste adquiere características depredatorias que riñen con la ética.
El principal móvil se ha convertido en ser una persona *exitosa*, si para lograr el triunfo se ha recurrido a tráficos de influencia u otro medio inmoral, eso pierde validez, porque lo anula el hecho de tener la capacidad adquisitiva de adquirir el mayor número de bienes y de servicios posibles.
El actual capitalismo a través de sus medios ha hecho creer que la felicidad es individual, y los exitosos se aíslan de la sociedad en clubes exclusivos, habitan en residencias privadas, adquieren más de un vehículo, etc. Se podría pensar que esta situación ocurre desde las capas medias hasta la alta, no obstante, algunas de esas conductas se observan en las clases bajas.
La clase baja ha adquirido características de la clase media en relación con su comportamiento y forma de observar la realidad, si en la época del modernismo sociológicamente se consideraba a la clase media como una especie de amortiguador de las crisis sociales, ahora en el posmodernismo la clase baja se ha convertido en un colchón en donde rebotan los principales problemas nacionales e internacionales.
En la época del modernismo se observaba que entre los miembros de una misma clase social existían relaciones de tipo horizontal, ahora entre ellos prevalecen las de tipo vertical, es decir, que el otro es considerado de menor valor.
Existe un comportamiento de descalificar y menospreciar al otro, porque el individuo se considera superior, aunque en realidad no lo sea.
Las nuevas relaciones interpersonales complican la acepción teórica de la lucha de clases, porque del enfrentamiento clasista se pasa a la pugna contra el otro, esa lucha es una especie de competencia de ostentación exhibicionista, de esta manera encontramos que la interacción social se convierte en frívola y superficial.
Observamos que el individuo ha creado mentalmente un mundo de fantasía, se pasó de la realidad a lo irreal, esta circunstancia responde en cierta medida, del por qué no se involucra en la solución de los principales problemas nacionales, a través de una participación plena y activa desde su residencia, comunidad, municipio, ciudad, país, región continental y del mundo.
En esta lógica, los problemas existenciales no son de él son de los otros, porque él habita un mundo donde lo que importa es el consumo de marcas transnacionales, además él está bien, los que están mal son los otros.
Entonces participar en una protesta es evidenciar que tiene problemas y se pondría al nivel de los otros.
El individuo ha construido mentalmente una nueva *clase social*, que la forman los *felices*, el hedonismo lo han tomado en la práctica como su afirmación, que se ha establecido como un fenómeno cultural.
Se da una contradicción entre la realidad y la construcción mental, entre esta lucha de contrarios la victoria la obtiene el mercado, porque éste convierte al individuo en mercancía, de tal forma que de sujeto pasa a ser un objeto más.
El objeto no critica ni cuestiona, se deja llevar por el esnobismo establecido por las corporaciones transnacionales, los organismos financieros internacionales y por las políticas internacionales de los países imperialistas.
El neoliberalismo inició con la privatización de las instituciones del Estado, y terminó con la privatización del ser humano, en la medida que se ha adquirido la noción que la res pública, la concibe ahora como privada, en el entendido que en contra de lo privado por injusto que sea, no se protesta.
La privatización del individuo lo ha conducido al aislamiento y autoexclusión de las manifestaciones colectivas, el mundo del individuo es él, y los únicos problemas que deben ser resueltos son los de su ego, porque son de interés personal, es decir, mientras él está bien, lo demás no interesa.
La privatización y el individualismo de la persona adquiere características sádicas y autodestructivas, es el perfil ideal del ciudadano de la globalización del mercado transnacional y de la dominación mundial.
Oscar Martínez Peñate.
Licenciado en Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Centroamérica, Costa Rica. M.A., en Ciencia Política en Université du Québec à Montréal, Canadá. Doctorado en Ciencias Sociales Universidad de El Salvador, El Salvador.
Un objeto más...con el cerebro *privatizado*, y ésta colonización de nuestras neuronas sería imposible sin la vil manipulación de esos medios perversos de ingeniería social que hacen las veces de *comunicadores*.
Después, una vez que un pequeño grupo de individuos han sido colonizados mentalmente, serán ellos mismos quienes van a servir como medio de comunicación sin darse cuenta, sin cables ni aparatos, su sola inserción en la sociedad que componen termina siendo como una especie de virus altamente propagable que en pocos años logra tener a la gran mayoría de esa sociedad inducida a auto-alimentar la peor parte de su cerebro.
No es casual que por x causa cuando un individuo deja de consumir medios masivos retoma el diálogo con la parte cerebral que yacía adormecida, una especie de *retiro espiritual* involuntario que lo vuelve a transformar en un ser de libre elección y ya no en un autómata consciente.
Difícilmente la humanidad pueda evolucionar hacia una verdadera consciencia si no logra destetarse o desenchufarse de esa gran máquina arcóntica de crear falsas realidades, dentro de las cuales somos manipulados de a cuerdo a como el sistema quiere y estima.
Pensar...es crear, sentir ..será siempre de acuerdo a qué parte de nuestro cerebro alimentemos, y eso depende también de esos puntos de inflexión o momentos bisagra que la vida siempre nos va a ofrecer, dejarlos pasar o tomarlos hará la diferencia y esa es nuestra propia responsabilidad.
Gilgamesh***
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Gilgamesh.
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