***Linda noche de Lunes para todos.
Vamos a continuar con los conceptos de Hawkins.
En ésta entrega, David deja bien en claro cuales son las bases de una espiritualidad sana y positiva diferenciándolas de lo otro, que es lamentablemente una de las causas que nos tiene tan mal. Diferenciación de algo clarísimo como es la enseñanza como núcleo a poner a prueba y no al emisor, algo que podemos corroborar cuando pretendidos avatares no hacen más que contaminar con su propio ego.
Luego Hawkins nos comparte las puntuaciones de consciencia que según su método, indican porqué el mundo a pesar de todo, no estalla.
Es algo que suelo reflexionar junto a ustedes a diario también, el nivel de compromiso que trasciende a uno mismo y que suma para el conjunto.
Algo que muchos aún no comprenden, especialmente cuando se sorprenden al ver que algunas personas dedican, comparten, y enfocan sus pensamientos hacia la reflexión conjunta sin esperar nada a cambio.
Por eso quien comparte no sólo debe aislar a su propio ego sino además hacerse impenetrable por cierto desdén ajeno que juzga a quien comparte, y que lo ve como a un idiota que se preocupa por cambiar al mundo, como si no hacerlo fuera mejor o más útil, cuando en Verdad la sordera egoísta es la que no ayuda a vibrar al mismo individuo, y mucho menos a otros.
Hawkins reflexiona sobre la inutilidad de las religiones cuando en realidad se han transformado en instrumentos de poder y confusión, de división y de retraso espiritual.
Por eso insisto en que el trabajo de Hawkins es Gnosis sin ser nombrada, y que su ejemplo debería ser muy tenido en cuenta por todos aquellos que aún no han identificado las bases de un pensamiento diferente que nada tiene que ver con la matriz que tan mal nos ha hecho desde hace milenios.
-Los grupos espirituales son con frecuencia organizaciones que tienen sus propias agendas. Aquí una vez más hay una trampa para el incauto, porque el mundo espiritual, al igual que el mundo ordinario, contiene charlatanes cuyo propósito es captar a los ingenuos iniciados con la intención de controlarles o dominarles, o por poder, dinero o prestigio, como el de tener montones de seguidores.. Los verdaderos maestros no están interesados en la fama, ni en tener seguidores, prestigio o atraparte. Si los calibramos, normalmente calibran de los altos 500s para arriba, o más raramente, encontrando algunos en los 700s.
Son importantes las enseñanzas y no el maestro. Pues en la medida en que las enseñanzas no provienen en modo alguno de la personalidad del maestro, no tiene sentido convertirle en un ídolo o adorar a esa personalidad. La información se transmite como un don porque fue recibida como tal. No hay, por tanto, nada que vender, imponer, controlar o cobrar, dado que se recibió de forma gratuita y es un regalo de Dios. Una organización espiritual valida puede cobrar cuotas nominales para cubrir los gastos ordinarios en los que cada uno contribuye al bien común. El maestro espiritual transmite un beneficio debido no solo a sus palabras sino a la elevada energía de la conciencia que acompañan a las palabras. El nivel de conciencia del maestro genera algo parecido.
Como ya se dijo en la investigación realizada en Poder contra Fuerza, un único avatar con un nivel de consciencia de 1.000 compensa totalmente la negatividad colectiva de toda la humanidad. Un individuo con un nivel de 700 compensa la negatividad de 70 millones de personas con un nivel inferior a 200. Un individuo con un nivel de 600 compensa a diez millones de personas por debajo de 200; uno en 500 compensa a 750.000 por debajo de 200. Un individuo con un nivel de conciencia de 300 compensa la negatividad de 90.000 personas por debajo de 200. En la actualidad =NT: refiere a 2001=, hay aproximadamente veintidós sabios en el planeta que calibran en el 700 o más.
De estos, hay veinte en 800 o más, de los cuales hay diez por encima de 900, y un sabio está por encima de 990. Estas cifras han cambiado desde 1995, cuando se publico Poder contra Fuerza. Solo había diez por encima de los 700. NT: en la revisión del libro de mayo de 2012 se indica que solo hay 6 individuos por encima de 600. La negatividad de la humanidad en su conjunto sería autodestructiva si no fuera por el efecto de compensación de estos campos de energía elevados. Así pues, parece que hay algo de verdad en el dicho de que el infinito poder de Dios se transmite descendiendo a los seres en la Tierra como a través de una serie de peldaños transformadores.
Aunque el número real de personas en el planeta que calibran negativamente supera con creces al de aquellos que calibran positivamente, su verdadero poder individual es muy pequeño en comparación, de tal modo que, en el momento presente, la energía calibrada de la humanidad en su conjunto desde los años ochenta esta en el lado positivo. Como se mencionó anteriormente, durante muchos siglos antes de 1986, el nivel de conciencia de la humanidad se mantuvo en el 190, para luego, de forma repentina, saltar hasta el nivel del 207.
El poder de las enseñanzas de los avatares originales ha venido influyendo y contextualizando la importancia vital de la humanidad a lo largo de los siglos e incluso a lo largo de los milenios. Sin embargo, puede ser muy ilustrativo calibrar el nivel de conciencia de un gran maestro y, luego, calibrar el nivel de las enseñanzas institucionalizadas que se han ido transmitiendo a lo largo de los siglos. Hay enseñanzas que han sobrevivido casi totalmente ilesas mientras que otras están seriamente deterioradas.
Algunas incluso han caído a niveles tan bajos que calibran por debajo del nivel crítico de Verdad, dando como resultado cultos negativos y convirtiéndose en fuentes de conflicto y negatividad en el mundo. Conviene recordar que popularidad no significa verdad. No resulta sorprendente por tanto que la gran mayoría de la población del planeta se encuentre por debajo del nivel de 200, y que muchos millones sean seguidores de ¿religiones? que son básicamente negativas.
Muchas personas suelen confundir lo ¿espiritual? con lo ¿religioso?, e incluso con lo sobrenatural, o los dominios ¿astrales?. Pero, de hecho, se trata de cosas bastante diferentes, y esta confusión a menudo deriva en conflictos sociales e incertidumbre.
En la Constitución de los Estados Unidos, por ejemplo, se especificó con gran claridad por los legisladores que los derechos del hombre provienen de la divinidad de su creación, estableciéndose así el principio de espiritualidad. Sin embargo, diferenciaron esto de la religión al decir que los ciudadanos son libres de que se les imponga ninguna religión. Los fundadores de los Estados Unidos eran conscientes de que la religión divide y está basada en el poder secular, mientras que la espiritualidad une y no tiene organización en el mundo.
La Constitución =que calibra en 700= dice que esta es una nación cuyo gobierno deriva su autoridad de los principios espirituales del Creador, y que debe ser guiada por los principios espirituales que ven a todos por iguales, con justicia y libertad para todos. Esta posición obvia tiene un gran poder y no necesita defensa alguna. La religión, por otra parte, puede ser sectaria y dividir a las personas en grupos conflictivos, a menudo con graves consecuencias para la civilización y para la vida misma, tal como podemos ver en la historia. El único poder de los grupos verdaderamente espirituales se origina únicamente por la veracidad de sus enseñanzas, y no disponen de ningún poder terrenal significativo, edificios, riquezas, o dirigentes reinantes.
Generalmente, en la espiritualidad, las ideas centrales que mantienen unido al grupo son habitualmente las del amor, el perdón, la paz, la gratitud, el agradecimiento, el no- materialismo, y la no- crítica. Normalmente, la religión, en su esencia, tuvo originalmente un núcleo de espiritualidad que, no obstante, termina por sumergirse y perderse de vista. De otro modo, la guerra, por ejemplo, tendría pocas oportunidades de incluso suceder. La verdad espiritual por tanto, es universalmente verdadera y no sufre variaciones, sea cual sea el tiempo o el lugar. Siempre trae paz, armonía, acuerdo, amor, compasión y misericordia. La verdad puede ser identificada por estas cualidades. Todo lo demás son invenciones del ego.
Existen dos fuentes de error en las religiones tradicionales ¿verdaderas?. La primera es, simplemente el malentendido o la mala interpretación de las enseñanzas específicas del gran maestro original. Debido a que los oyentes originales o seguidores no eran ellos mismos iluminados, contaminaron con sus egos las enseñanzas originales. Con el tiempo, los posteriores traductores y escribas magnificaron aun más los errores a lo largo de las generaciones. La perversión suele deberse al hecho de que el ego tiende a ser literal en su interpretación de la palabra, en lugar de tender al espíritu o a la esencia de una enseñanza.
Cualquier traducción que enseñe algo distinto a la paz o el amor es un error. Esta es una regla básica, una regla fácil de observar. La segunda y más predominante de la grave distorsión de las enseñanzas espirituales es la que surge de lo que normalmente se llama ¿doctrina de la Iglesia?. Estas regulaciones, a menudo en forma de prohibiciones culpabilizadoras, fueron compuestas en su totalidad por cargos eclesiásticos y supuestas autoridades que, en realidad, no podían reivindicar autoridad alguna, salvo la de haber alcanzado poder político en la estructura de las instituciones de la época.
No hay ninguna razón autentica ni plausible para modificar las enseñanzas de un gran maestro original por ningún ostensible beneficio. Por obvio que pueda parecer, a lo largo de los siglos no ha quedado claro que ser cristiano, por ejemplo, significa simplemente seguir exactamente las enseñanzas de Cristo. Todos los grandes maestros enseñan la no violencia, la no condena, y el amor incondicional, y es duro ver como cualquier supuesta autoridad eclesiástica puede violar estos principios básicos supuestamente por ¿el bien de la fe?, o por ¿el bien de la Iglesia?, o por ¿la eliminación de infidelidades?, o por las ¿guerras justas?.
Hay muchos temas que no se abordan en las enseñanzas espirituales originales, creando así una buena oportunidad para la aparición de elaboraciones religiosas falaces. A lo largo de los siglos, se han inventado todo tipo de ¿pecados?, con elaboradas explicaciones y racionalizaciones que solo pueden describirse en términos clínicos, como manipulaciones enfermizas de asuntos humanos naturales. El daño consiguiente no ha sido solo el del error espiritual sino también el de la crueldad psicológica y el de la culpabilidad generalizada en la humanidad. Esta fijación en la culpa y en el pecado ha llevado a una condena de la conciencia humana al reforzar el dilema de los opuestos y la dualidad de la percepción.
El posterior efecto destructivo en la conciencia humana lleva al hombre a alejarse más de Dios y crea una barrera que solo es trascendida por muy pocos que casi han de ser genios espirituales para escapar con éxito de la trampa coercitiva de las falacias elaboradas. Un efecto destructivo ulterior de la promulgación de algunas doctrinas religiosas es que sientan las bases para terribles guerras y persecuciones. Estas se basan siempre en diferencias religiosas a las que se les ha dado una importancia exagerada con el fin de justificar religiosamente el caos aprobado.
Estas malinterpretaciones y desviaciones son especialmente notables en las turbias intervenciones religiosas en lo relativo a la sexualidad, la procreación, la educación de los niños, la dieta, los detalles de la vida diaria, la vestimenta, las costumbres y el poder político.
El llevar diferentes tipos de vestimenta, sombreros o peinados es suficiente para prender la chispa de la persecución religiosa o la guerra. La circuncisión, el no comer carne los viernes, el dar gracias antes de las comidas, y las fechas o los detalles de las festividades religiosas se ha convertido frecuentemente todo ello en munición. Que el Sabbath sea sábado o domingo ha devenido en algo más importante que la verdad.
Gilgamesh***
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