* Abuelando mi Navidad *

***Bello Viernes 23 de Diciembre para todos.

A medida que el tiempo pasa cuesta un poco más retroceder mentalmente para capturar aquellas imágenes y vivencias de la Navidad en la temprana infancia.
De lo poco que recuerdo que igualmente es mucho pero muy largo de contar, me quedan aquellas previas del 24 cuando toda la familia a manera de un ejército eficiente nos dedicábamos a limpiar la vieja y enorme casa, Mamá a la cabeza, mis hermanas/os y yo, hasta Papá dejaba de lado su orgullo patriarcal y le daba duro con el escobillón a esas telarañas que estaban en la parte alta de los techos.

Casa larga...gran patio *chorizo* de 6 metros de ancho y unos 30 metros de largo. De un lado las 6 habitaciones con piso de pinotea, del otro contra la alta medianera el también largo cantero lleno de plantas para regar y escamondear.
Los abuelos españoles la habían construído junto con la ayuda de sus hermanas y hermanos y demás parentela que yace en los registros casi en blanco y negro.

La casa era enorme pero sencilla, a gatas si la pudieron construir afrontando semejante esfuerzo humano y económico así que nada de finos detalles.
Ese patio chorizo de 30 metros no tenía baldosas ni cerámicos, en aquellos tiempos se estilaba dejarlo de cemento bien alisado...parecía brilloso y solían darle color.
Madre mía si había que baldear y baldear...trapear y trapear...hasta dejarlo 10 puntos.
El batallón quedaba extenuado...pero el trabajo seguía.

Mamá en la cocina con mis hermanas preparando tortas, budines, y la guarnición de ensaladas para la gran cena del 24.
Papá haciendo el fueguito en el asador de barro y ladrillo que estaba al final de la casa, en el fondo..allá en el jardín, unos 20 metros más de la larga casa.
Todo un arte el del viejo..tipo 3 de la tarde empezaba a juntar ramitas secas y maderitas, algo de carbón comprado, y a limpiar una por una las varillas de la parrilla donde más tarde empezarían a desfilar los pollos, y demás carnes.

Y claro...la concurrencia era muy grande, la Abuela aún vivía y ella era el nexo que posibilitaba semejante reunión.
Calculo que en total, entre tíos, primos y arrimados, seríamos alrededor de 50..., lástima que ninguno de ellos venía a limpiar la casa con nosotros...jeje...y caían justo a la hora de sentarse a la mesa, pero bueno...ese era el precio que tenía que pagar Mamá por ser la única de los 7 hijos que no pudo tener su casa propia y terminó viviendo en la casa de sus padres, por ende mi Papá, mis hermanos y yo pagábamos el mismo precio.

Y bueno...ahí se armaba una larga mesa de cedro de unos 3 metros de largo con blanco mantel en el patio, adicionando dos tablones más de dos metros con caballetes y manteles de hule estampado de flores, no nos daba el presupuesto para más tela blanca.
Y empezaban a llegar los parientes...eran tantos que..jeje había.. de todo...se imaginarán..cada uno un personaje.

Generalmente los hombres se arrimaban al asador donde mi viejo sudaba la gota gorda...Diciembre..32º y encima al lado del fuego..pero acercarse al asador era y sigue siendo en Argentina una excusa para tomarse unos vinos y llevarle unas copas al pobre asador que estaba yugando para que el asado saliera 10 puntos, y en una especie de solidaria excusa se quedaban ahí con Papá tomando unos vinitos, mientras los ojos de todos se saltaban mirando el manjar que ya iba tomando cocción y desprendiendo ese aroma irresistible..

Se hablaba de política, de fútbol, dos temas que siempre terminaban con alguna exasperación que un Tío sabio sabía diplomáticamente apaciguar.
Las mujeres tal la vieja costumbre machista en la cocina tratando de darle una mano a mi vieja...que a esa hora ya estaba agotada..., chusmeríos típicos para ponerse al día con las historias de la parentela, y nosotros...los pibes...jugando a lo loco a la escondida en esa inmensa casa que disponía de múltiples recovecos como para que descubrir al escondido y cantarle *pica*..fuera tarea difícil.

No se armaba el arbolito...la Abuela era Evangélica y lo que se armaba era el Pesebre..
El Pesebre no era cualquier Pesebre...era la atracción del barrio porque era monumental..
Estaba montado sobre una mesa de unos dos metros de largo por 80 cm de ancho y era digno de admiración.
Rocas que ya databan de épocas de una de mis tías en su infancia que recolectaban del río...Paraná..zona que hoy sería irreconocible. Rocas de piedra Tosca, así se llamaba, eran unas rocas que por los años y años de recibir el golpe de la arena y el agua realmente parecían obras de arte.

Ensambladas y pegadas entre sí, hacían las veces de montes y montañas e incluso la gruta donde descansaba el niñito Jesus...acompañado de cientos de muñequitos de mazapán finamente hechos y pintados a mano. Con el correr de los años y la tecnología se agregaron estatuillas de yeso y de plástico, hermosas réplicas de José y María, y demás personajes de la historia de Navidad. Hasta los camellos, cabras, ovejas, las palmeras y un ingenioso río simulado con un espejo bordeado de arenas..
Era un lujo, estaba en la primera habitación que daba a la calle y había un gran balcón con rejas torneadas pintadas de verde, por donde la gente pasaba y se maravillaba.

Y cuando llegaba la hora de la por fin cena, todos a la mesa... y sin demoras...Era un vocerío...cada quien charlando con el de al lado, nunca faltaba un Tío cantor, una Tía jocosa, y algún que otro gritón que pedía ¡¡¡un aplauso para el asador!!! cuando al fin entraba mi viejo con las bandejas de sus manjares..
Los más jóvenes con los más jóvenes, donde estaban mis hermanos y en un sector los que éramos aún muy pibes.

Cuando se terminaba de cenar y faltaba todavía para que den las doce, el sector de los jóvenes hacían las veces de DJ...jeje..con un flamante tocadiscos Wincofón...en el cual sonaban desde milongas camperas, hasta alguna cumbia colombiana, unos tanguitos, y como para no irrespetar a la Abuela...unos villancicos españoles que la hacían mover sus viejas manitas como si estuviera tocando las castañuelas..
Llegaban las doce...todos ya con su copa llena de vino o sidra, los más jóvenes con cerveza, nosotros los peques con jugo..o alguna imitación cola de lo que todavía no estaba al alcance de nuestro presupuesto familiar..

Gran reloj en la pared, todos listos...mirando cuando el segundero llegara por fin a encontrarse con las otras dos agujas, las tres agujas marcando el momento cúspide de la noche ¡¡¡Feliz Navidad!!! y a tomar las doce pasas...a la usanza de los abuelos...mientras alguno tosía porque alguna de las pasas se le había quedado atragantada...los corchazos del destape de las sidras saliendo en todas direcciones como misilazos.., los chin chin...y alguna copa rota, los abrazos...ufff  cuantos abrazos..., éramos tantos...y llegaba el momento solemne cuando se hacía un silencio...casi sepulcral..

La Abuela sentada en la cabecera como siempre, imágen impoluta...anciana pero de gesto adusto...erguida a pesar de sus 90 años...vieja dura...guapa..fuerte...vieja linda...ahí...juntando el centro de las miradas...firme como una Esfinge...respetada in extremis..
Y la Abuela decía sus palabras, en su español intacto y esas *zetas* que aquí suenan distinto...con su vocecita ya gastada pero audible por el silencio de todos.

Y hacía una oración agradeciendo a Dios por la comida, por el encuentro, por la familia unida, pidiendo por aquellos que no tendrían el pan en esa noche, por los presos, por los enfermos, por los oprimidos, y por todos nosotros allí presentes. Rezábamos un dios te salve María..., volvíamos a brindar..y mis tíos y tías lagrimeando al poder ver a la Abuela..todavía ahí...especialmente mis tíos varones...sus hijos...que como todo hombre aún siendo maduro no puede perder jamás esa fascinación por la madre...como niños la miraban y la besaban ya calvos..bigotudos y cincuentones...daban así por cerrado el momento solemne de la Abuela.., que pobrecita..al rato saludaba otra vez a todos uno por uno para irse pronta a la cama para dejar a sus huesos recibir el reposo del colchón de su cama.

De inemdiato nosotros los chicos cuan resortes salíamos eyectados en manada para ir hasta el Pesebre y enloquecidos recoger nuestros regalos..de Navidad..
Después, la fiesta se desataba a todo volúmen y a bailar, menos Mamá..que ya estaba en la cocina empezando a lavar la riestra de cubiertos, platos, fuentes y demás parafernalia de elementos, con la compasión de alguna sobrina o tía que le daba una piadosa mano.
Después los cohetes...que tiraban los mayores y nosotros los chicos encendiendo las inofensivas *estrellitas*..

A seguir jugando entre nosotros los primos, hasta que los viejos, algunos ya pasados de copas, empezaban a desfilar camino inverso por el largo patio para irse cada uno a su casa, hasta que pasara un año más esperando la próxima para Navidad...
Navidades de finales de los años 60..., y a medida que corrieron los 70, los 80, los 90...llegamos a los 2000..con realidades tan distintas..., de aquellos tiempos sólo quedan fotogramas en blanco y negro y sepia..., y sonidos y voces que se han quedado comprimidos en el pendrive de los recuerdos, ya no está la Abuela, ni los tíos, ni los primos, ni los arrimados, ni Mamá, ni Papá..

Hoy ya no más pesebre, ni wincofón, ni jugo con gusto a cola, ni ramitas secas para el fuego, ni estrellitas, ni solemnes silencios de respeto, ni oraciones, ni largas mesas, ni voceríos. Cambian las costumbres como pasan los tiempos, pasan los protagonistas y la posta la tenemos hoy quienes fuimos aquellos pibes...que en lo único que pensábamos era..en jugar. Pero así como muchos se han ido otros han llegado, y de ser *hijo-nieto-sobrino* uno pasó a ser *padre-tío-esposo y algunos otros hasta abuelos..*.

Muchas navidades pasaron, 52...muchas...y ésta será la número 53.
Más de medio siglo viviendo navidades...como una forma de experimentar en una celebración cómo han cambiado las cosas.
Dicen muchos que lo pasado siempre fué mejor, pues...yo no sería tan taxativo, y sólo me quedaría con lo bueno, porque sinceramente cosas buenas y malas las hubo y las hay esperando que no las hayan en el futuro.

Para quienes inevitablemente hemos visto pasar tantas navidades siempre nos da un toque de nostalgia, y no es malo sentirla si apenas se queda un ratito y luego se va. Estamos hoy acá...y somos el producto de un proceso, de lo que fuimos está constituído ésto que hoy somos, y aún remembrando tiempos lindos e irrepetibles hay que asumir con valentía el presente del cual siempre vamos a poder también rescatar muchas cosas lindas.
Muchos hermanos, nuestros semejantes, quizás no la pasen bien en ésta Navidad por múltiples causas, tal como la Abuela nos recordaba cuando éramos tan chicos..



Si ésta *fiesta* que ha ido perdiendo el sentido para transformarse en cualquier cosa, yo quiero no perder lo que más recuerdo de las navidades...y es la imágen de la Abuela y sus palabras...que no han perdido vigencia, ni claridad, ni color...

Esa capacidad de sustraerse de una fiesta y de captar el respeto y la atención de tantos, para recordarnos que además de nosotros mismos....hay otros...

Por eso, no al olvido, no a la indiferencia, que unas copas de alcohol no nos hagan dejar de pensar en esos otros, que una mesa generosa no nos haga olvidar de tantas mesas vacías, que ese techo que nos cobija nunca nos haga cejar en reclamar por todos aquellos que no lo tienen, que en Navidad hay quienes la pasan en la cama de un hospital, y que otros estarán solos..

A cada uno de ustedes les dejo el mayor deseo de que mañana y el Domingo se encuentren bien ante todo, que en lo posible la pasen bien en familia o con quien sea, que los quiero mucho y que hoy ustedes llenan en gran parte el hueco que dejaron tantos que ya no están.

Muy feliz Navidad para todos, o como interpreten ésta celebración, cuídense mucho por favor, son valiosos, no sólo por ustedes mismos si no mucho más para quienes les aman y quieren.

Abrazo enorme, nos encontramos con suerte el Lunes.

Gilgamesh***