***Hermoso primer Sábado de Junio para todxs.
Tengo muchos temas para tratar y de diversa temática, pero muy a pesar de quienes detestan hablar de política, considero importante continuar al menos por hoy con lo que sucede en España.
¿Porqué? porque es una gran oportunidad para aprender analizando y metiendo el cuchillo hasta el hueso, como se suele decir.
No es un tema exclusivamente político amigas, amigos, ni tampoco exclusivo de España, es comprender el núcleo de lo que mueve a éste mundo en materia de gobernanza, esa que tan mal nos tiene a todos.
¿Vamos a cambiar algo hablando de ésto?, probablemente no, pues...¿importa demasiado?, tampoco.
Importa creo, en el sentido de ponernos a un lado del fanatismo o la pertenencia y sumar, porque en definitiva, al argumento de que *nada va a cambiar* sólo se le puede enfrentar el argumento de que las cosas sí cambian, ahora bien, si a las cosas no las cambiamos nosotros sino quienes quieren que nada cambie, es menester entonces aprovecharnos de que esas trompadas que se dan quienes sólo pretenden que el *cambio* sea apenas una sustitución de marionetas pero no de *modelo de fondo*, nos sirvan para que entre ellos se desgasten y a la vez quitarles algo del enorme poder que tienen.
No sobrevive el más fuerte sino el más sabio, y el más sabio no ansía el poder porque el poder corrompe, además no pueden haber 40 millones de presidentes, lamentablemente hay que elegir uno, el problema es cuando no hay ninguno que represente a las mayorías, que siempre son las que sostienen al conjunto.
Decía en el post anterior que *ojo*, a no confundirse porque quien crea que la presente situación es el final de todos los problemas se equivoca.
Sí es una excelente oportunidad para que el oprimido y perjudicado por lo que se ha padecido deje de padecerlo, al menos parcialmente, por eso éste revoltijo que se ha armado y suena a cierta liberación no basta con cruzarse de brazos, sin la gente en la calle, participando y no pasivamente sino activamente, éste respiro será apenas virtual.
Téngase en cuenta que lo primordial es desmantelar una serie de cosas que evidentemente deben caer debido a la debilidad de quienes las sostenían, pero inmediatamente se debe no sólo lograr que esas cosas no regresen más, sino además comenzar a luchar por sustituírlas por cosas que realmente obedezcan a un estado de superación de quienes mucho han padecido.
Oportunidades..., hay que aprovecharlas porque el dragón que no cae casi nunca, cuando cae un rato...hay que darle duro en los riñones para que tarde mucho más en volver a levantarse...
Y para nosotros todos, simples mortales que perduramos un milímetro en el largo metro de *vivir*, tener en knockout al dragón un rato...no es poca cosa..
Les dejo con una serie de reflexiones pertenecientes a personas que, más allá de sus pertenencias políticas o ideológicas, aciertan a la hora de sacar una radiografía a la situación actual en España.
No se debe perder la esperanza de que todo ésto redunde en una mejoría para aquellos que han estado padeciendo y mucho, pero a la esperanza no se la puede dejar huérfana, necesita... *acción*.
Creo que un primer paso se ha dado y dependerá de *la gente*, de que sucesivos pasos positivos se puedan seguir dando, nunca dependerá de los políticos solos..
Entonces, reitero, el dragón está en el suelo....si no es ahora...difícilmente lo sea si la *la gente* no entiende o huele la gran oportunidad que le está brindando éste gran tiempo, que, encuentra a un sistema que está besando la lona, excepto que el contrincante...espere a que se vuelva a poner de pie, no hay otra..., lindo seria cruzarse de brazos y dejar que todo fuese como ilusamente creemos que es, pues no lo es..., nunca será lo mismo que te peguen un cachetazo con la mano abierta en la mejilla..que una trompada en la mandíbula, o una patada en el culo...que una patada en los huevos, quien afirme lo contrario, que siga sufriendo...ésto es lo que hay...
Escribe Sergio Rodríguez Gelfenstein;
-Tal vez como nunca antes en la historia, el sistema occidental de democracia representativa está atravesando un período de fuertes turbulencias, y no sólo en términos económicos lo cual es recurrente desde 2008, también en el plano político.
Los recientes acontecimientos en Italia =donde la inestabilidad política es normal desde el fin de la segunda guerra mundial= y sobre todo en España, dan cuenta de manifestaciones particulares del ejercicio de la democracia, que sin ser ilegales, ya que se inscriben en los marcos constitucionales establecidos en cada uno de esos países, son ilegítimos e inmorales toda vez que en ambos casos, se cambian gobiernos al margen de la decisión y opinión popular, ¿no nos dijeron durante siglos que la democracia era el gobierno del pueblo y que la soberanía residía en ese mismo pueblo?.
Pues en Italia y España, la *salida* a las crisis políticas se ha realizado como acuerdos de élites que responden más a una lógica matemática que a una democrática.
En el caso de Italia, una vez más se votó y eligió a un gobierno, esta vez de ultra derecha, sólo que el mismo se orienta a señalar que la pertenencia del país a la alianza europea y consiguientemente al euro son los causantes de la crisis que se vive, por lo que proponen la salida de las dos instancias, lo cual significaría un duro golpe a la integración europea, considerando que estamos ante la tercera economía más grande de la Unión Europea =ya sin contar a Gran Bretaña=.
El establishment escrutó el peligro y rechazó al ministro de economía propuesto quien seguramente apostaría por seguir el camino de los súbditos de la reina Isabel, saliendo de la UE y abandonando el euro como moneda única, marcando en este caso una pauta muy difícil para la región de cara al futuro, sobre todo en tiempos en que están siendo maltratados y humillados de forma vehemente por su aliado y hermano mayor Estados Unidos.
La respuesta del sistema fue *elegir* un primer ministro *a dedo* en una práctica muy alejada de la democracia de la que se dicen exponentes, el nominado fue Carlo Cottarelli, ex funcionario de alto nivel del FMI, elegido por un voto: el del presidente. Sin embargo, la maniobra fracasó, las élites se volvieron a poner de acuerdo y la ultra derecha ha sido nuevamente llamada a formar gobierno.
En España, el ejercicio de la democracia se ha circunscrito al cálculo numérico desde que se dio a conocer el fallo judicial respecto del mayor escándalo de corrupción en la historia de ese país: la ideología, los valores y los principios pasaron a un segundo plano durante estos días. Aunque tal hecho es conocido desde hace muchos años por la opinión pública, la ultra derecha franquista se ha sostenido en el poder por la fuerza del engaño y la mentira, las insanas alianzas de cúpulas partidarias =incluso con los que hoy los han defenestrado=, la banca y los medios de comunicación ha permitido construir un *insigne* entramado de democracia, solo sostenido con la amenaza, el chantaje y la represión.
La acusación por corrupción contra el PP como partido y varias decenas de sus líderes en individual, develan una trama putrefacta que incluye hasta ahora a Luis Bárcenas ex tesorero de ese partido y su esposa, además la ex ministra de salud y ex vice secretaria general de esa organización Ana Mato, entre otros. En un hecho probablemente sin antecedentes en la historia de España y del mundo, el juez ha condenado al partido Popular por beneficiarse de una trama corrupta.
En pocas palabras, estamos hablando de un partido de delincuentes, una organización creada para hacer trampas a fin de adueñarse del poder y perpetuar el ideal franquista de persecución, ilegalidad y muerte, a favor del gran capital. Pero, lo más curioso no ha sido esto, sino el hecho de que durante décadas este grupo mafioso se ha ufanado de transmitir el ideal democrático en Europa y sobre todo en América Latina.
Curioso también resulta que tras el fallo del juez español acusando al PP y a sus dirigentes, su otrora socio de correrías, el Partido Socialista Obrero Español se apresuró a presentar una moción de censura del gobierno, la cual condujo a que Mariano Rajoy, fuera destituido como presidente de España y Pedro Sánchez, secretario general del PSOE accediera a la más alta magistratura del gobierno español. El PSOE sabía que solo por esa vía podía llegar al poder, considerando que las urnas electorales no le daban para hacerlo. Esta vez, hubo más votantes si se compara con Italia: 350, de los cuales 180 votaron por la destitución del franquista.
Pero al igual que en Italia, el pueblo estuvo ajeno a la decisión. Repito, todo se ha desarrollado en el marco de la legalidad, no es cuestionable desde ese punto de vista, sin embargo, resulta novedoso que países que pretenden dar lecciones de democracia en el mundo produzcan decisiones tan trascendentales al margen de la voluntad popular que debió haber sido llamada a manifestarse para elegir sus altas autoridades.
¿Por qué estos sistemas indirectos son legítimos y no lo es el de Cuba?
Me podrán decir que el sistema cubano es unipartidista, pero ¿para qué se necesita un sistema de múltiples partidos, si la mayoría actúa como el PP, aunque no los hayan descubierto todavía? El PSOE y Pedro Sánchez han llegado al gobierno sin que haya habido elecciones y tras haber perdido dos comicios consecutivos. Uno pensaba que el colmo había sido Trump que ganó sacando menos votos, pero la *democracia* siempre enseña algo nuevo.
Ese sistema ilegítimo es el que permite que de este lado del Atlántico, exista la democracia de Sebastián Piñera, el estafador del Banco de Talca; la de Peña Nieto, de 103 candidatos asesinados durante el actual proceso electoral, 48 periodistas ultimados durante bajo mandato del PRI y el partido Verde, además de las 25 mil desapariciones habidas en los últimos seis años de gobierno, cifra muy superior a la que produjo el mismo Pinochet y cercana a la que desató la dictadura argentina de Videla, Massera, Viola y Galtieri; la democracia de Colombia con un sistema electoral en el que los votos son elaborados en fotocopiadora por los mismos *electores*, donde ha han sido asesinados centenares de dirigentes sociales y de derechos humanos, y miles de niños wayú muertos por desnutrición por la negligencia del Estado, mientras su presidente está preocupado por incorporar a su país a la OTAN, la peor máquina de guerra y muerte del mundo.
La de Temer, actuando desde la ilegalidad =esta si claramente al margen de la ley= para privatizar el país y entregarlo al capital extranjero, para lo cual no ha escatima el uso de la represión y un aparato institucional podrido y corrupto, la de Kuczynski, que convocó una cumbre para debatir sobre corrupción, sin que pudiera participar tras su caída precisamente por esa razón.
Los acontecimientos recientes obligan a preguntarse qué tipo de democracia se pretende construir, ¿es realmente el gobierno del pueblo? o ¿es solo un instrumento usado para acceder al poder y utilizarlo para favorecerse a sí mismo y a las grandes empresas que financian las campañas?.
Esta pudrición también ha tenido efectos planetarios.
A nivel global se está manifestando una crisis moral entre las élites que controlan el poder. Las actuaciones internacionales del presidente Trump han desbordado los habituales y hasta si se quiere comprensibles ataques a Rusia y China, Irán y Corea del Norte, Cuba y Venezuela, países caracterizados por no seguir los dictados imperiales. En este ámbito, lo novedoso es el desprecio que ha mostrado Trump por sus aliados y amigos: Europa, Canadá y México, aplicando sanciones que según el coro de quejas *afectan y distorsionan el comercio internacional de mercancías*.
Lo dicen países que están aplicando sanciones económicas contra Venezuela y otras naciones: Europa participa gustosamente de medidas restrictivas del comercio con Rusia y contra Corea del Norte y está amenazando a China.
Hago una pregunta elemental:
¿por qué lo que le hacen a ellos es ilegal, cuando ellos mismos se lo están haciendo a otros países?
La Secretaría de Economía de México ha dicho que tales medidas no *son adecuadas ni justificadas*, suponiendo que Estados Unidos ha justificado alguna vez la implementación de medidas punitivas contra quien sea. En este caso, la lealtad perruna de México no ha sido óbice para que se haya convertido en blanco *adecuado y justificado* del *America first*. Pero, mucho más allá ha ido Canadá, en el colmo de la desvergüenza, el primer ministro Justin Trudeau ha recordado que Canadá ha seguido a Estados Unidos en todas sus aventuras imperiales desde la segunda guerra mundial, por lo que no comprende que se le pague de esta forma.
Por su parte, Alemania ha advertido que al *América primero* se le responderá con *Europa unida*, a lo que el usuario de twitter 24Charliejoe ha agregado; *Pero igual se bajan los pantalones*. El presidente francés por su parte ha calificado los aranceles establecidos por Estados Unidos contra Europa como *ilegales*.
La primera ministra británica ha proclamado que *la UE y el reino Unido deberían estar permanentemente exentos de aranceles* y dijo que estaba *profundamente decepcionada*.
Pero, por otro lado, ante la crisis desatada por Trump y conscientes del papel subordinado que han estado jugando en el conflicto que Estados Unidos ha planteado contra Rusia, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker se ha apresurado a llamar al *cese de los ataques anti rusos* y a hacer un esfuerzo para *reconectar con Rusia*.
Estas declaraciones han *coincidido* no solo con las furibundas acciones económicas de Trump contra Europa, también con la llegada al poder de la alianza de derecha en Italia que a mediados del mes de mayo había hecho saber su opinión favorable al levantamiento de sanciones contra Rusia lo que pudiera comenzar a hacerse efectivo en el corto plazo, pudiendo tener un efecto dominó en la Unión Europea y un debilitamiento de las medidas ordenadas por Estados Unidos a Europa contra el gigante euroasiático.
Como se dijo al comienzo, el escenario internacional pasa por turbulencias propias de la crisis de un sistema democrático que no es capaz de controlar los afanes imperialistas que conducen a la sobre acumulación y la obtención de ganancias a cualquier precio, incluyendo la guerra y la devastación del planeta, poniendo incluso en peligro la estabilidad del propio sistema capitalista que se dice proveedor de mejoras en las condiciones de vida de la ciudadanía.
Las evidencias nos señalan que la realidad es otra: una democracia en crisis, una economía paralizada, que Estados Unidos pretende seguir sosteniendo con más guerra, más sanciones, más amenazas, solo que ahora no es sólo contra los enemigos, los amigos también cayeron en sus garras.
Escriben Alberto Arregui y Jordi Escuer;
-La caída de Mariano Rajoy ha despertado una oleada de ilusión en millones de personas. Eso ha puesto en evidencia que la derecha vivía un espejismo. La corrupción es sólo la punta de un iceberg de paro, salarios de miseria, precariedad, desigualdad, represión y falta de democracia.
La mayoría de la población no es reaccionaria, como se nos dice muchas veces, sino que quiere un cambio social que haga realidad el lema de *pan, trabajo, techo y dignidad*.
Ha bastado que el PSOE =mejor dicho, sus dirigentes= pasara a la ofensiva para provocar un cataclismo político, derribando el Gobierno del PP y poniendo a Cs fuera de juego.
La razón es sencilla y la habíamos explicado hace tiempo: el único palo que sostenía el sombrajo de este Gobierno corrupto y reaccionario =heredero directo del franquismo=, era la actitud de Pedro Sánchez y el resto de la cúpula de su partido que, no sólo han consentido que gobernase Rajoy, sino que le han apoyado en temas claves, especialmente, en la brutal represión desatada frente a la rebelión democrática del pueblo catalán. Pero no sólo en eso, también consintiendo una política social regresiva y viendo cómo se ahogaba desde el Gobierno a los ayuntamientos del cambio.
Ahora no les ha quedado más remedio que presentar la moción de censura, y no sólo por la sentencia del caso Gürtel. Eso sólo ha sido la gota que ha colmado el vaso. El descontento en la sociedad es clamoroso, el PP se está desmoronando y una parte decisiva de la clase dominante apuesta ya por su desmantelamiento a favor de su nueva marca, encabezada por ese reaccionario con maneras falangistas que está agitando el patrioterismo más rancio para revivir la tradición de la dictadura, y que es fiel servidor del Ibex35.
Se podría decir que, de alguna manera hay *sentido de Estado* =como les gusta decir a los burgueses=, en esta apuesta de Sánchez, ya que, igual que se puso a los pies del PP para defender *la sagrada unidad de la patria*, ha comprendido =él o quienes le aconsejan= que estábamos ante una crisis de régimen de enormes proporciones y era necesario tomar el relevo. En el fondo estamos presenciando la resurrección de la alternancia entre dos partidos que defienden lo esencial del sistema capitalista y del régimen del 78, con una diferencia: ahora el PP posiblemente será sustituido por Cs, pero el PSOE tiene la oportunidad de volver a ocupar su lugar del pasado, de momento ya lo ha hecho.
Por supuesto, había también un elemento de *oportunismo*. El jefe del PSOE comprendió que era *ahora o nunca*, que era su oportunidad de ser presidente, de frenar en seco a Cs y de apartar a un lado a UP, y lo ha hecho, ¡vaya si lo ha hecho! De paso, una vez más, ha usado su recurso a la calle para anular la oposición interna en su partido, tanto de los viejos carcamales como de barones y baronesa.
Y tiene la oportunidad de tomar medidas que le den apoyo, antes de convocar nuevas elecciones, pero midiendo los tiempos y jugando con ventaja.
Si alguien espera un milagro, podemos afirmar que no se va a producir; Pedro Sánchez velará por los intereses de la clase dominante, dentro de los márgenes del régimen, pero dará unos cuantos pases con la mano izquierda para desorientar a los incautos. Ya ha asegurado que va a gobernar con los presupuestos del PP, y eso no es sólo por comprar al PNV, es porque no se siente incómodo con ellos.
No sólo se ha atado a los presupuestos de Rajoy. Tanto él como los demás dirigentes del PSOE han recalcado su sentido de Estado, su responsabilidad con él, y ha manifestado su compromiso con la Unión Europea. Sánchez ata su destino a las normas, instituciones y al sistema político y social que son responsables del paro, la precariedad, los desahucios, la degradación de la sanidad y la educación públicas.
La izquierda parlamentaria corre ahora un serio peligro. Qué duda cabe, la caída de Rajoy es una gran noticia, pero sobre todo lo es porque demuestra las grandes posibilidades de transformación social que existen, lo débil que es la derecha en este momento, pero un Gobierno del PSOE no es la alternativa.
Si alguien cruza un desierto y se encuentra un charco de agua sucia no tiene muchas dudas de su comportamiento, entre una casi segura muerte y ese líquido, opta por beber asumiendo los riesgos.
Si algo ha plasmado ese ambiente de necesidad vital de acabar con el PP ha sido el voto de los partidos catalanes a favor de la censura.
Tengamos claro que Pedro Sánchez, que los dirigentes del PSOE, son esa agua sucia, y si UP bebe de ella está abocada a los trastornos gastrointestinales. Sánchez ya ha lanzado un jarro de agua fría a Pablo Iglesias y Alberto Garzón en su respuesta.
La diferencia es que una buena parte de la población está tan harta de la situación que acogerá con esperanza este cambio y es natural, lo raro sería que no fuese así.
Pero una organización de izquierdas, cuya meta es la transformación socialista de la sociedad, no puede caer en esta trampa del corto plazo y debemos establecer una táctica acorde con esa estrategia.
La disposición a formar parte del Gobierno desde UP sería un grave error, pues por un lado estimula la confianza en el PSOE y por otro desarma a la militancia generando esperanzas vanas, en lugar de estimular la desconfianza, de ponerse en guardia y prepararse para la lucha.
Claro que hay que sacar todas las reformas posibles de este Gobierno. Es evidente que debemos exigir la derogación de la regla de gasto de Montoro, de la Ley Mordaza y de la Reforma Laboral. Dotar de medios a la lucha contra la violencia machista y al plan de dependencia y luchar por recuperar la sanidad y la educación públicas… y tantas otras cosas que quizá podamos arrancar al Gobierno.
Pero debemos establecer un programa de reivindicaciones y movilizaciones desde el primer día. Hay que exigir que se ponga fin a la represión de las libertades democráticas en Catalunya y la libertad de todos los presos políticos. Es necesario explicar que, si no levantamos una fuerte movilización unitaria en todo el Estado por nuestros derechos sociales y democráticos, la falta de alternativa y la presión de la burguesía harán naufragar cualquier intento de cambio. No es nada nuevo: recordemos los gobiernos de Felipe González o Rodríguez Zapatero.
Si algo nos está enseñando la experiencia de los Ayuntamientos del cambio es que las instituciones están creadas no para dar cauce a las aspiraciones del pueblo, sino para frenarlas. Por eso la movilización cuando gobierna la izquierda no debe ser menor, sino crecer, unirse, hacerse más fuerte. Nuestro voto, y el de millones de personas, es más un no a Rajoy que un sí a Pedro Sánchez.
Hay que transformar la ilusión desatada por la caída de Rajoy en fuerza organizada, en movilización y organización, en un programa de cambio real.
Finalizo con el extracto de un largo editorial de Vincenc Navarro;
-El enorme coste del *procesismo* liderado por las fuerzas secesionistas es la continuación de la enorme crisis social, resultado de la aplicación de políticas públicas neoliberales impuestas por los partidos nacionalistas de derechas gobernantes tanto en España como en Catalunya, cuya responsabilidad queda ocultada detrás del debate nacional. En realidad las políticas públicas impuestas por el PP, con el apoyo de Ciudadanos, por un lado, y del PDeCAT, por el otro, han jugado un papel clave en crear la enorme crisis social. Estos tres partidos son profundamente nacionalistas de derechas.
El PDeCAT es hoy la versión esencialista del nacionalismo secesionista catalán de derechas, mientras que el PP y Ciudadanos son profundamente nacionalistas conservadores y herederos del nacionalismo españolista, presentándose a sí mismos como los defensores de una España uninacional, también excluyente de cualquier otra nación en España y profundamente supremacista =incluso racista, pues durante muchos periodos de su historia, su existencia se basaba en la superioridad de la raza, el día nacional, el 12 de octubre, que conmemoraba la conquista de América Latina, se conocía como el día de la Raza=, el cual alcanzó su máxima expresión durante la dictadura fascista.
Esta visión de España, excluyente de otras visiones de España =a las cuales definen como anti España=, es hoy hegemónica y aparece en su versión más esencialista en el PP =partido enraizado en la clase dirigente del régimen dictatorial= y en Ciudadanos =partido creado por el establishment empresarial español, incluyendo el catalán, para parar a Podemos, una nueva fuerza política enraizada en el movimiento 15-M que se caracterizó por tener una visión distinta de España: una España plurinacional, más justa y más democrática que la actual, cuyas raíces estaban en el progresismo republicano y en la lucha de la resistencia antifascista=.
Luchan sobre banderas pero implementan las mismas políticas anti clases populares
Estos tres partidos son partidos nacionalistas de derechas =unos españolistas y el otro catalanista= que han estado imponiendo =y digo imponiendo porque no estaban en sus ofertas electorales= a la población las políticas de claro corte neoliberal, las cuales incluían políticas de recortes del gasto público y, muy en especial, del gasto público social =como parte de sus políticas de austeridad=, así como reformas laborales que deterioraron marcadamente el mercado de trabajo, con una reducción de los salarios y un gran crecimiento de la precariedad.
Como consecuencia, el nivel de vida y capacidad adquisitiva de las clases populares descendieron marcadamente, mientras que las rentas superiores =y las rentas de la propiedad del capital= aumentaron de forma muy destacable.
Es urgente que las fuerzas republicanas progresistas a los dos lados del Ebro colaboren y se alíen para cambiar Catalunya y España. Pero para que ello ocurra son necesarias movilizaciones que exijan una solución inmediata de la gran crisis social. Y aquí de nuevo la calle está y va muy por delante de las instituciones políticas.
La solución al problema social exige cambios profundos en España =con el cambio del gobierno y también en Catalunya con el cambio de quien gobierna la Generalitat=.
Con los de siempre controlando los gobiernos español y catalán, el problema no se resolverá.
Así de claro.
En conclusión, advertirán que el enemigo no es tal o cual personaje sino lo que hay detrás de él.
Cambiar caras meramente no implica cambiar el núcleo duro, es el *modelo* lo que se debe cambiar, y eso no lo logra milagrosamente ningún partido político solo si detrás de él no está *la gente*, dos palabras que pueden sonar a algo facilista pues todo lo contrario, esa *gente* es la que se ha acostumbrado a la inacción, y por esa inacción o anomia nos ha ido como nos va.
Quienes han redactado éstos editoriales recalcan sobre la participación de *la gente*...porque ¡¡¡correctamente!!! saben que la política sin control de las bases...se vuelve un curro para quienes ocupan una banca y de paso un vía libre para que los beneficios vayan a parar a las manos de los grandes jugadores.
Solos...separados e individualmente no vamos a lograr nada, hay que unirse...y aunque sea difícil dadas las diversas formas de pensamiento que nos caracterizan en nuestra individualidad, hay bases..., bases inclaudicables que nos igualan y que tienen que ser premisa.
Hay que cambiar el modelo, el núcleo, ese que mueve los hilos de las marionetas ocasionales y tomar el hilo...para que las marionetas sean movidas por el pueblo...por la gente que como un tábano...debe picar y picar hasta incomodar...
Quien crea que un derecho obtenido está garantizado de por vida se equivoca..., la historia vieja y nueva nos ha demostrado que los derechos siempre están en peligro cuando se deja de cuidarlos, y que, el que no llora...no mama..., no es política...es razonamiento lógico, vivir un poco mejor.
Fuerte abrazo.
Gilgamesh***
Fuentes;
-resumenlatinoamericano
-rebelion
-publico
CONTENIDO DE TIEMPO FINAL
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sábado, 2 de junio de 2018
viernes, 1 de junio de 2018
* Junio; tulpas en repliegue *
***Feliz inicio de Junio y bendito alfinViernes para todxs.
¡Qué inicio de mes...! ¿no?...
Imagino estar en la piel de millones de hermanos allá en España...
Inútil sería acotar a lo ya muy bien sabido, en síntesis, nuevos aires por fin en la Península Ibérica.
Pero ojo..ésto es el inicio de algo que personalmente creo, bien podría titularse; *El repliegue de los arcontes*...
Nunca acaban de irse, se dan la posta a veces, hasta que por fin el repliegue es un tanto más efectivo.
Yo veo todo ésto =y mucho más= como un tiempo en el cual hemos estado viendo y viviendo cómo llegaron a plasmarse cosas que realmente.. si tenemos la capacidad de horrorizarnos...horrorizan.
Derechos arrasados, conquistas sociales pisoteadas, alevosas leyes y formas de gobernar que ni en el peor cuento de ciencia ficción habríamos imaginado.
Así como el tiburón muerde y al brotar la sangre se *ceba*, así ha sido el último tiempo en Europa, tiempo de un hartazgo insoportable que en algún momento como todo en la vida, debe cesar.
Pero increíblemente no ha sido por mérito de la sociedad que aún intenta salir del sopor total sino más bien por la *cebadura*, ese instinto demoníaco de quienes se florean a sus anchas y creen que podrán hacer lo que se les antoja con total impunidad y por siempre.
Han devorado tanto...que sin darse cuenta...se están devorando a sí mismos.
En América Latina ha ocurrido lo mismo luego de que éstos arcontes estuvieran también en retirada, pero a la inversa, regresaran arremetiendo con todo en poco tiempo y tan cebados como lo estuvieran durante un largo tiempo en Europa.
Sus bases están derrumbándose aquí, y la breve primavera que les hizo pensar en prolongar su regreso, se marchita día a día, al parecer, la retirada es inminente no sólo en Europa sino en gran parte del globo.
Comienza en España un tiempo trascendental que, necesita imperiosamente de que muchos despierten y que de éste quiebre por fin renazca un nuevo tiempo.
Porque reitero, no se repliegan por completo..., mutan, se disfrazan de lo que no son e intentan así permanecer un tiempo más, será menester creo humildemente, sacarlos a patadas en el trasero definitivamente habiendo comprendido muy bien quién es quién..
Veo un sesgo característico de la impronta arcóntica que es hartamente conocido, aquí, allá y acullá.
No hay duda a la hora de identificar los patrones y moldes calcados en todas partes de ésta especie nefasta que deja su huella siempre.
Atropello, autoritarismo, patoterismo, llámenle como prefieran, es un rasgo distintivamente lamentable de ésta *no política* sino más bien, de una clara *apolítica*.
Apolítica también es cuando se pierde la noción de que los servicios de luz, gas, agua, ¡¡¡son un derecho!! y no un lujo.
Deben pagarse, claro que sí, lo pagamos entre todos, pero cuando se libera a las empresas para que hagan sus pingues negocios y olviden que prestan servicios, allí no hay más política, sino rapiña de guante blanco..;
Cuando las tarifas de los servicios se inflan de una manera atroz que impiden al ciudadano pagarlas, se le está privando de un derecho irrenunciable.
Cuando los representantes del pueblo en el Congreso, y ante el grito desesperado de ayuda de los ciudadanos, hace que esos representantes aprueben mayoritariamente una ley para que los tarifazos se detengan y se retrotraigan, la *cebadura* se manifiesta con un artilugio *legal* pero inmoral...el *veto presidencial*;
¿Para qué el parlamento entonces?...el *veto* es un viejo resabio monárquico-colonial que como último y no deseado recurso permite al gobernante hacer lo que se le antoja aún en contra de los mismos que lo eligieron...
Ojo con el hartazgo....
El tango nos enseña en su letra que *el que no llora no mama*, instinto natural de supervivencia, el bebé recién nacido tiene hambre y llora hasta rabiar exigiendo que la madre le dé el pecho o la mamadera-biberón, así debe ser en lo social porque el que el que no se queja...se deja...;
Éste dinosaurio trató a las mujeres como a un trapo de piso, debió ser expulsado de sus funciones en un mundo que ya no concibe ésta clase de barbaridades, sin embargo el tribunal lo declara inocente =lo que es impune= ¿porqué? porque *no se produjo desorden ni perturbación de los trabajos del Parlamento*, o sea...que la queja, el reclamo y el repudio no fueron lo suficientemente fuertes como para que éste espécimen..fuera sacado de las pestañas, tal como debió ocurrir, por eso...el que no llora no mama...el que no *arma lío* no consigue nada y el silencio de los cobardes es el beneplácito de los cebados..
¿Hasta cuándo se soporta la humillación?...
¿hay alguna palabra o sentimiento de indignación capaz de reflejar lo que implica ésta bestialidad?...
-El Ministerio de Educación de la Nación despidió a un trabajador que no se adaptó al lugar de trabajo al que lo cambiaron y con una carga horaria mayor. El empleado se llama Leandro Gil, le faltan sus brazos. Gil es periodista y fue galardonado hace seis años con el premio *Gota al Mar* en periodismo solidario.
En 2008 perdió los brazos en un accidente en el subte. Se repuso y pudo formar una familia mientras colaboraba en la revista Kine de la cartera educativa, desde 2011. El cambio de gestión fue determinante. Con la llegada de Alejandro Finocchiaro al Palacio Sarmiento, Gil debió adaptarse a un nuevo lugar de trabajo. Además de cambiar de sede, la sumaron más carga horaria, lo cual le demanda un mayor esfuerzo físico. Por ese motivo comenzó a realizar labores para el portal Educ.ar a distancia.
Gil envió un recurso administrativo en el que explicó las dificultades que le acarreaba el cambio laboral.
La respuesta del ministerio fue una carta de despido.
*Presenté un recurso administrativo donde enumeraba un montón de dificultades que mi realidad conlleva. Incluso mencionaba algunas situaciones como muchos picaportes que yo no puedo abrir o un baño al que no puedo acceder*, contó Gil al portal InfoCielo.
En el medio, la jefa de área, Mercedes Miguel, no atendió los pedidos de Gil para una audiencia.
Ese encuentro nunca se produjo y llegó el despido.
*No se está contemplando que no tengo brazos.
Las personas con discapacidad somos un problema*, expresó Gil, víctima del ajuste.
..........................imposible expresarse públicamente pretendiendo ser bien educado......
¿Qué corazón pueden tener éstos engendros?..
Pero todo empieza a derrumbarse..., si para ascender en el deseado club de depredadores del cual forman parte tienen que *obedecer* las exigencias..., pues ni aún depredando a más no poder sus metas todavía no están cumplidas;
¿Qué falta todavía para ascender en el club de éstas tulpas?, vean;
-En 2017 la directora del organismo Gabriela Ramos se reunió con el ya ministro de Hacienda Nicolás Dujvone para darle ciertas recomendaciones que Argentina debía cumplir para poder ser aceptada.
Allí exigían entre otras cosas, subir la edad jubilatoria de las mujeres, abrir las importaciones, despedir empleados del sector público, flexibilización laboral, eliminar los subsidios, que más personas paguen ganancias y bajar el déficit fiscal.
Allá, aquí y acullá...siempre es lo mismo...
Por eso...lo de España es una buena noticia para quienes queremos otro mundo, Italia es un polvorín, Francia un olla a presión, aquí México cortará muchas cadenas, Brasil será nuevamente la locomotora y Argentina el vagón ya no de cola.
Que Junio esté de nuestro lado..., lo menos peor siempre será la mejor elección, y quienes así no lo conciban van a seguir haciéndose preguntas inútiles y perdiendo el tiempo esperando soluciones mágicas de otro mundo que jamás de los jamaces llegarán.
Gilgamesh***
Fuentes;
-lacronicadelpajarito
-publico
-ambito
-publico2
-pagina12
-politicargentina
-pagina12-b
-laverdadnoticias
-economiahoy
-bigbangnews
¡Qué inicio de mes...! ¿no?...
Imagino estar en la piel de millones de hermanos allá en España...
Inútil sería acotar a lo ya muy bien sabido, en síntesis, nuevos aires por fin en la Península Ibérica.
Pero ojo..ésto es el inicio de algo que personalmente creo, bien podría titularse; *El repliegue de los arcontes*...
Nunca acaban de irse, se dan la posta a veces, hasta que por fin el repliegue es un tanto más efectivo.
Yo veo todo ésto =y mucho más= como un tiempo en el cual hemos estado viendo y viviendo cómo llegaron a plasmarse cosas que realmente.. si tenemos la capacidad de horrorizarnos...horrorizan.
Derechos arrasados, conquistas sociales pisoteadas, alevosas leyes y formas de gobernar que ni en el peor cuento de ciencia ficción habríamos imaginado.
Así como el tiburón muerde y al brotar la sangre se *ceba*, así ha sido el último tiempo en Europa, tiempo de un hartazgo insoportable que en algún momento como todo en la vida, debe cesar.
Pero increíblemente no ha sido por mérito de la sociedad que aún intenta salir del sopor total sino más bien por la *cebadura*, ese instinto demoníaco de quienes se florean a sus anchas y creen que podrán hacer lo que se les antoja con total impunidad y por siempre.
Han devorado tanto...que sin darse cuenta...se están devorando a sí mismos.
En América Latina ha ocurrido lo mismo luego de que éstos arcontes estuvieran también en retirada, pero a la inversa, regresaran arremetiendo con todo en poco tiempo y tan cebados como lo estuvieran durante un largo tiempo en Europa.
Sus bases están derrumbándose aquí, y la breve primavera que les hizo pensar en prolongar su regreso, se marchita día a día, al parecer, la retirada es inminente no sólo en Europa sino en gran parte del globo.
Comienza en España un tiempo trascendental que, necesita imperiosamente de que muchos despierten y que de éste quiebre por fin renazca un nuevo tiempo.
Porque reitero, no se repliegan por completo..., mutan, se disfrazan de lo que no son e intentan así permanecer un tiempo más, será menester creo humildemente, sacarlos a patadas en el trasero definitivamente habiendo comprendido muy bien quién es quién..
Veo un sesgo característico de la impronta arcóntica que es hartamente conocido, aquí, allá y acullá.
No hay duda a la hora de identificar los patrones y moldes calcados en todas partes de ésta especie nefasta que deja su huella siempre.
Atropello, autoritarismo, patoterismo, llámenle como prefieran, es un rasgo distintivamente lamentable de ésta *no política* sino más bien, de una clara *apolítica*.
Apolítica también es cuando se pierde la noción de que los servicios de luz, gas, agua, ¡¡¡son un derecho!! y no un lujo.
Deben pagarse, claro que sí, lo pagamos entre todos, pero cuando se libera a las empresas para que hagan sus pingues negocios y olviden que prestan servicios, allí no hay más política, sino rapiña de guante blanco..;
Cuando las tarifas de los servicios se inflan de una manera atroz que impiden al ciudadano pagarlas, se le está privando de un derecho irrenunciable.
Cuando los representantes del pueblo en el Congreso, y ante el grito desesperado de ayuda de los ciudadanos, hace que esos representantes aprueben mayoritariamente una ley para que los tarifazos se detengan y se retrotraigan, la *cebadura* se manifiesta con un artilugio *legal* pero inmoral...el *veto presidencial*;
¿Para qué el parlamento entonces?...el *veto* es un viejo resabio monárquico-colonial que como último y no deseado recurso permite al gobernante hacer lo que se le antoja aún en contra de los mismos que lo eligieron...
Ojo con el hartazgo....
El tango nos enseña en su letra que *el que no llora no mama*, instinto natural de supervivencia, el bebé recién nacido tiene hambre y llora hasta rabiar exigiendo que la madre le dé el pecho o la mamadera-biberón, así debe ser en lo social porque el que el que no se queja...se deja...;
Éste dinosaurio trató a las mujeres como a un trapo de piso, debió ser expulsado de sus funciones en un mundo que ya no concibe ésta clase de barbaridades, sin embargo el tribunal lo declara inocente =lo que es impune= ¿porqué? porque *no se produjo desorden ni perturbación de los trabajos del Parlamento*, o sea...que la queja, el reclamo y el repudio no fueron lo suficientemente fuertes como para que éste espécimen..fuera sacado de las pestañas, tal como debió ocurrir, por eso...el que no llora no mama...el que no *arma lío* no consigue nada y el silencio de los cobardes es el beneplácito de los cebados..
¿Hasta cuándo se soporta la humillación?...
¿hay alguna palabra o sentimiento de indignación capaz de reflejar lo que implica ésta bestialidad?...
-El Ministerio de Educación de la Nación despidió a un trabajador que no se adaptó al lugar de trabajo al que lo cambiaron y con una carga horaria mayor. El empleado se llama Leandro Gil, le faltan sus brazos. Gil es periodista y fue galardonado hace seis años con el premio *Gota al Mar* en periodismo solidario.
En 2008 perdió los brazos en un accidente en el subte. Se repuso y pudo formar una familia mientras colaboraba en la revista Kine de la cartera educativa, desde 2011. El cambio de gestión fue determinante. Con la llegada de Alejandro Finocchiaro al Palacio Sarmiento, Gil debió adaptarse a un nuevo lugar de trabajo. Además de cambiar de sede, la sumaron más carga horaria, lo cual le demanda un mayor esfuerzo físico. Por ese motivo comenzó a realizar labores para el portal Educ.ar a distancia.
Gil envió un recurso administrativo en el que explicó las dificultades que le acarreaba el cambio laboral.
La respuesta del ministerio fue una carta de despido.
*Presenté un recurso administrativo donde enumeraba un montón de dificultades que mi realidad conlleva. Incluso mencionaba algunas situaciones como muchos picaportes que yo no puedo abrir o un baño al que no puedo acceder*, contó Gil al portal InfoCielo.
En el medio, la jefa de área, Mercedes Miguel, no atendió los pedidos de Gil para una audiencia.
Ese encuentro nunca se produjo y llegó el despido.
*No se está contemplando que no tengo brazos.
Las personas con discapacidad somos un problema*, expresó Gil, víctima del ajuste.
..........................imposible expresarse públicamente pretendiendo ser bien educado......
¿Qué corazón pueden tener éstos engendros?..
Pero todo empieza a derrumbarse..., si para ascender en el deseado club de depredadores del cual forman parte tienen que *obedecer* las exigencias..., pues ni aún depredando a más no poder sus metas todavía no están cumplidas;
¿Qué falta todavía para ascender en el club de éstas tulpas?, vean;
-En 2017 la directora del organismo Gabriela Ramos se reunió con el ya ministro de Hacienda Nicolás Dujvone para darle ciertas recomendaciones que Argentina debía cumplir para poder ser aceptada.
Allí exigían entre otras cosas, subir la edad jubilatoria de las mujeres, abrir las importaciones, despedir empleados del sector público, flexibilización laboral, eliminar los subsidios, que más personas paguen ganancias y bajar el déficit fiscal.
Allá, aquí y acullá...siempre es lo mismo...
Por eso...lo de España es una buena noticia para quienes queremos otro mundo, Italia es un polvorín, Francia un olla a presión, aquí México cortará muchas cadenas, Brasil será nuevamente la locomotora y Argentina el vagón ya no de cola.
Que Junio esté de nuestro lado..., lo menos peor siempre será la mejor elección, y quienes así no lo conciban van a seguir haciéndose preguntas inútiles y perdiendo el tiempo esperando soluciones mágicas de otro mundo que jamás de los jamaces llegarán.
Gilgamesh***
Fuentes;
-lacronicadelpajarito
-publico
-ambito
-publico2
-pagina12
-politicargentina
-pagina12-b
-laverdadnoticias
-economiahoy
-bigbangnews
jueves, 31 de mayo de 2018
* Víctimas de la ingeniería social *
***Bella última noche de Mayo para todxs.
Ingeniería social abocada a despolitizar al ciudadano, una vez despolitizado no entiende nada de nada, cuando no entiende la realidad sociopolítica de la que forma parte todo le da igual y cuando todo le da igual...es cómplice involuntario de su propio verdugo.
Claro ejemplo de lo que siempre remarco, basta con prestar atención a la entrevista y darse cuenta que el entrevistado..es presa de la confusión que lo vuelve un sujeto vaciado de raciocinio.
Gilgamesh***
-podcastgilga
Ingeniería social abocada a despolitizar al ciudadano, una vez despolitizado no entiende nada de nada, cuando no entiende la realidad sociopolítica de la que forma parte todo le da igual y cuando todo le da igual...es cómplice involuntario de su propio verdugo.
Claro ejemplo de lo que siempre remarco, basta con prestar atención a la entrevista y darse cuenta que el entrevistado..es presa de la confusión que lo vuelve un sujeto vaciado de raciocinio.
Gilgamesh***
-podcastgilga
* Aloc Acoc; rica y refrescante *
***Feliz cierre del mes de Mayo para todxs, esperando ingresar en una mejor última mitad de éste 2018.
*La bebida del imperio* podríamos decir si pensamos en una botella llena de un dulce líquido burbujeante que de la nada se volvió en una de las mayores adicciones *legalizadas* de éste hipócrita sistema que determina qué está bien y qué está mal.
Interesantísimo aporte del gran Osvaldo Soriano quien ha recopilado archivos y fuentes diversas para explicar lo que en las escuelas está prohibido, y que mucho menos se explicaría en los medios de comunicación puesto que durante muchos años e incluso hoy mismo, esos medios viven de las jugosas sumas en concepto de *publicidad*.
No sería extraño que al *nombrarla*, aquí mismo...se autoinstale dicha publicidad....jeje..., son los contrasentidos de una plataforma que hace combinar la crítica con la ponderación, y como bien dicen los hábiles medios *usted decide*..
Mientras Soriano se ha quemado los sesos estudiando durante décadas, y yo, humildemente reproduzco un largo texto derrochando tinta virtual, formatos de texto, y ésta introducción que deviene también de años de estudiar tantas materias, recursos textuales, comunicación, y demás consumo de horas, meses y años, es muy probable decía, que con una pequeña imágen publicitaria hoy llamada *banner*....el poder de una imágen...pueda más que los años y las cientos de palabras...
En fin...así estamos....
Fuerte abrazo.
-John Pemberton tiene treinta y un años cuando la Guerra de Secesión termina. Se había batido a las órdenes del general Joe Wheeler en Georgia, y la derrota del Sur lo dejará en la miseria. Ex estudiante de farmacia, Pemberton es un apasionado de la alquimia en un tiempo en el que casi todo está por inventarse. En 1869, casado con Clifford Lewis, hastiado de la vida pueblerina de Columbus, decide instalarse en la capital del Estado, Atlanta. Pemberton es, sin saberlo quizá, un pionero americano. Un hombre que cree en el futuro de ese país que se extiende hacia el oeste a cada disparo de fusil.
Su pasión, en la época de los inventores, es la búsqueda de nuevos medicamentos para enfermedades vulgares. Falto de recursos, interesa en sus investigaciones a dos hombres de negocios, Wilson y Taylor. Por entonces no hacían falta demasiados argumentos para promover las inversiones: el farmacéutico había adquirido cierta celebridad por sus jarabes para la tos, sus pastillas para el hígado y sus lociones contra la caída del cabello, productos inútiles pero de excelente venta en los pueblos del Lejano Oeste.
Wilson y Taylor decidieron apostar al dudoso genio del entusiasta Pemberton, pero tomaron ciertas precauciones: una parte de la inversión serviría para abrir un drugstore y la otra para financiar la alquimia de Pemberton.
Esa extraña conjunción =bar más laboratorio de investigaciones *científicas*= iba a revelarse una amalgama genial: por entonces, las bebidas sin alcohol comenzaban su desarrollo en los estados *calientes* del Sur. Limonadas y naranjadas conocidas desde la antigüedad sufrieron la competencia de los más extravagantes brebajes de los cuales sólo el de Pemberton iba a sobrevivir para entrar en la historia.
REMEDIO PARA MELANCÓLICOS
En la trastienda de su drugstore, el farmacéutico trabajará diecisiete años, desbordante de ambición y entusiasmo. En 1880, para hacer frente al progreso, compra una *fuente de soda*, colosal aparato de ocho metros de largo que permite a la clientela elegir entre decenas de grifos por donde chorrean empalagosas bebidas multicolores. Los vecinos, sobre todo los chicos, se amontonan frente a los bares para saborear las pociones que cada alquimista inventa la noche anterior. Ninguna fruta, ninguna planta silvestre se salva de ser exprimida, diluida en agua, mezclada con jarabes de dudosa procedencia.
Entusiasmado por las posibilidades del negocio, decepcionado quizá por su fracaso en el campo de la medicina, Pemberton decide retomar una vieja fórmula utilizada en Senegal y Cayena, conocida como *The French Wine Coca*, mezcla de vino y extracto de coca. Se propone lograr un jarabe tonificante, que alivie el dolor de cabeza, la melancolía de los viajeros y los efectos de la borrachera. Descarta el alcohol y se sumerge en una febril búsqueda de hierbas y frutas antes desdeñadas. Mezcla, agita, deja reposar, prepara un fuego de leña, calienta su brebaje en una vasija de cobre, le agrega azúcar, cafeína, hojas de coca, y en abril de 1886 =hace exactamente un siglo=, descubre, sin saberlo todavía, lo que iba a ser el más gigantesco símbolo del capitalismo moderno: la Coca-Cola.
Si el punto de partida parece digno de José Arcadio Buendía, el desarrollo inmediato del producto entra en la leyenda. La historia oficial es edulcorada y tolerante y la anécdota esconde no pocas inexactitudes. Sin embargo, hay que admitirlo, durante un largo tiempo la empresa Coca-Cola fue, en muchos aspectos, diferente de las otras: fabricó un solo producto y sus exigencias, en lo que entendía por *calidad* =siempre el mismo sabor, cualquiera fuese el lugar del mundo donde se la embotellara=, anticipó la moderna estrategia empresaria que los japoneses adoptarían después de la Segunda Guerra Mundial.
LAS BURBUJAS DE LA FELICIDAD
Pemberton creía haber fabricado una bebida distinta de las otras, pero nada más. En sus alambiques tenía un jarabe denso y meloso, repugnante, al que había que diluir en una abundante cantidad de agua.
Para venderlo, cuenta por toda la ciudad que se trata del mejor remedio jamás inventado para disipar la resaca del alcohol. Consigue, entonces, una vasta clientela que acude a su bar con la esperanza de disipar las brumas de una noche de juerga. Un mes más tarde, un forastero le proporcionará la clave para entrar en la historia.
Tambaleante, llevado por el rumor público, entra al bar de Pemberton y pide un vaso *de esa cosa que usted fabrica para ayudar a los borrachos*.
Cansado de tanto ir y venir hasta la máquina, Pemberton sirve el brebaje mezclado con agua gaseosa.
El forastero se toma tantos vasos que la botella se vacía y el farmacéutico le sirve el siguiente con agua de la canilla, como lo hacía siempre. El borracho escupe y exclama:
—¿Y las burbujas? ¿Dónde están las burbujas? ¡Sin las burbujas esta porquería es intomable!
Pemberton había pasado, de pronto, del jarabe *curativo* a la bebida por placer. El primero de enero de 1887, asociado a tres hombres de negocios de la ciudad
=D. Doe, Frank M. Robinson y Holland=, el inventor fundaba la compañía Pemberton Chemical Company.
Reunidos en el drugstore, los flamantes asociados decidieron lanzarse a los negocios sin descuidar ningún detalle: el actual logotipo nació de la mano misma de Robinson, contador de la empresa, tal como lo escribía para anotar el detalle de las ventas en un cuaderno.
El rojo y el blanco de la bandera fueron, desde entonces, los colores que identificarían al producto.
Pemberton utilizó, en los primeros tiempos, un sistema de venta hoy archidivulgado: el bono que permite tomar un segundo vaso gratis y, por supuesto, la publicidad escrita: los diarios de Atlanta publicaban, ya en 1886, este aviso a una columna:
*Coca-Cola, deliciosa-refrescante =slogan que aún sigue utilizándose en varios países del mundo=.
Sin embargo, el negocio es un fracaso. En el primer año, la compañía vende sólo ciento doce litros que dejan un balance de cincuenta dólares de activo y cuarenta y seis de pasivo. Al borde de la quiebra, obligado a otra actividad para mantener a su familia, Pemberton vende un tercio de sus acciones a Georges Lownes en mil doscientos dólares. Éste, a su vez, cederá su parte a Woolfolk Walker, un ex empleado del inventor, en la misma suma. Pero Walker no tiene el dinero necesario para desarrollar el negocio: vende a su turno dos partes a Joseph Jacobs y Asa Candler.
Ambicioso, Candler va a convertirse en el verdadero motor de la empresa. Por quinientos cincuenta dólares compra a Pemberton la última parte de acciones que el creador, agonizante, le ofrece; Walker, sin dinero, y Jacobs, sin visión, le venden a su vez sus acciones.
El 22 de abril de 1891, Asa C. Candler es el único propietario de Coca-Cola, el único en conocer el secreto de la fórmula que Pemberton le ha confiado antes de morir a cambio de los quinientos cincuenta dólares.
Este hombre, constructor de la primera gran época de Coca-Cola, ha llegado a Atlanta en 1873 a hacer fortuna. La expansión que sigue a la guerra civil, la inescrupulosidad de Candler, que va a casarse con una interesante heredera, lo convierten en propietario de tres firmas de productos farmacéuticos y un stock de droguería considerable. Un incendio feliz =hecho omitido, claro, en la historia oficial= lo ha convertido en fuerte acreedor de una compañía de seguros y sus negocios valen cien mil dólares.
LA BOTELLA MILAGROSA
En 1890, Candler decide abandonar la droguería y los productos farmacéuticos a cambio de cincuenta mil dólares y dedicarse por entero a Coca-Cola. Sus biógrafos lo definen como *hombre de olfat*; la primera medida que toma en la casi inexistente compañía es reincorporar a Frank Robinson, ex contable en la empresa de Pemberton y creador de la caligrafía que identifica a la bebida en toda Atlanta.
Ambicioso, autoritario, avaro, Candler hará trabajar para él a toda la familia de diez hermanos. El 29 de enero de 1892 funda la compañía que hoy se conoce como Coca-Cola Company.
Luego de la fórmula, las burbujas, la caligrafía identificatoria, Coca-Cola es el producto más conocido en la ciudad de Atlanta, es decir un negocio regional en la época del gran desarrollo de los transportes y las comunicaciones. Sin embargo la manipulación de la jalea básica por los dueños de bares y de máquinas para servir bebida, conspira contra la idea de un producto *irresistible*: ninguna regla rige hasta entonces para las proporciones de materia y de agua gasificada.
Candler intenta hacer respetar su fórmula limitando la venta a las fuentes de soda, es decir, restringiendo el negocio.
Son dos abogados de Chattanooga, Tennessee, quienes llevarán la Coca-Cola a todo el país. Benjamín F. Thomas y Joseph Brown Whitehead, quienes han gustado la bebida en Atlanta, están convencidos de que la empresa es una mina de oro. En una entrevista con Candler exponen su idea: adquirir los derechos exclusivos de embotellamiento de la bebida.
Candler podría así multiplicar por miles la venta del producto básico y ellos instalar plantas de embotellamiento en todos los Estados del país. El propietario acepta y el contrato se firma, simbólicamente, por la suma de un dólar. Otra sociedad nace en 1899: la Coca-Cola Bottling Company, que instala fábricas en Chattanooga y Atlanta.
Sin embargo, los abogados advierten rápidamente que la inversión en embotelladoras es un paso en falso: máquinas, obreros, transportes son un estorbo.
La decisión más drástica no tarda en llegar: su sola tarea consistirá, en adelante, en revender el producto comprado a Candler a pequeños embotelladores de todas las regiones del país. En 1904, Whitehead, Lupton y Thomas han firmado contrato con ochenta plantas de toda la Unión, prohibiéndoles expresamente adquirir la materia prima a Candler.
Ese año las ventas de la jalea pasan a tres millones seiscientos mil litros.
Los primeros años del siglo XX ven convertirse la marca de Pemberton en la gaseosa más popular de los Estados Unidos. Los tres abogados, y con ellos Candler, son inmensamente ricos:
Candler retiene celosamente la fórmula, los otros explotan la distribución a las embotelladoras. Pero, lo que parece una panacea va a verse muy pronto amenazada. El éxito de la bebida, que parte de las ciudades a conquistar el campo, se basa en una estructura endeble. La sonora musicalidad de su nombre, la grafía inconfundible, el color, la botella, van a ser rápidamente imitados.
Imposibilitados de registrar Coca-Cola =nombres propios de la naturaleza=, los patrones del boom verán crecer la competencia: Takola-Ring, Coca-Congo, Coca-Sola, Coca-Kola, Nova, van a robarles clientes. Un bebedor apurado no repara en diferencias de gusto =evidentes= entre una y otra.
Las botellas son idénticas, el logotipo el mismo.
Pero Thomas y sus socios asestarán el golpe definitivo a sus competidores en un arranque de genio comercial: hay que fabricar un modelo de envase capaz de ser reconocido en la oscuridad, con los ojos vendados; más aún: un solo trozo de la botella rota debe alcanzar para reconocerla. En 1913 la empresa crea una beca de estudios consagrada a la realización del prototipo.
Un célebre fabricante de vidrio de Indiana, C. S. Root, encarga a un oscuro dibujante, *un tal Edwards* según la historia oficial, un diseño de envase. Edwards, un intelectual, extrae de la Enciclopedia Británica un diseño de la nuez de coca, la estiliza, le da una base de apoyo y en la maqueta le hace agregar ranuras verticales sobre la parte bombée para dar la idea de una mujer vestida con ropa ligera =de aquella época, claro=. El proyecto es rápidamente aprobado por la compañía.
C. S. Root =que no es tonto= acude a la administración americana, que se niega a aceptar diseños de simples botellas como marca registrada, y hace inscribir la suya en propiedad intelectual como *objeto de arte*.
Gracias a esta idea, la Coca-Cola deberá pagarle en adelante y durante catorce años, cincuenta centavos en carácter de royalties por cada docena de botellas producida.
En pocos años, Root se convierte en el hombre más rico de toda Indiana.
Pero el diseño del oscuro dibujante =el tal Edwards= hará la fortuna monumental de la empresa. Libre de competidores, elude la ley antitrusts de Theodore Roosevelt gracias a su sistema *piramidal* de comercialización =Candler, productor, en la cúspide, la compañía distribuidora en el centro y los embotelladores centenares en la base=; más aún: el presidente de los Estados Unidos presentará la empresa como ejemplo de *honestidad*.
En 1914, cada acción de Coca-Cola =la de Candler, en Atlanta= cuyo valor de emisión había sido de cien dólares, se cotizaba en diecisiete mil. En 1916, Candler se retira detrás de Frank Robinson, el único testigo viviente de la invención del producto, la *mascota* de la compañía. Serán los hijos de Candler quienes tomen la dirección de la empresa, pero sólo para conducirla a través de la economía de restricción de la Gran Guerra. En septiembre de 1919, la familia decide vender. Se trata de la más enorme transacción de la historia de la industria norteamericana en cifras comparativas:
veinticinco millones de dólares. Tres bancos se unen para el negocio: el Trust Company of Georgia, el Chase National y el Guarantee Trust Company of New York. Va a comenzar una nueva etapa en la historia de Coca-Cola. Nadie se acuerda ya de Pemberton, el viejo alquimista.
LA LEY SECA
El 1º de enero de 1920 toda bebida que contuviera más de uno por ciento de alcohol fue prohibida por la ley. Comienza el reino de Al Capone y de la Coca-Cola.
Sin embargo, la empresa estuvo a punto de desmoronarse. *El más grave error cometido por Coca-Cola en toda su historia*, dice la versión oficial, *fue confiar la dirección de la compañía a Samuel Dobbs Candler*. Sobrino del gran timonel, Samuel era un buen vendedor y un pésimo comprador: en 1919, pocos días antes del derrumbe del precio del azúcar, acumula toda la que encuentra a mano. Un negocio lamentable que, en dos años, hará caer el beneficio de la compañía de treinta y dos millones de dólares a veintiuno.
Esta debacle instaló el terror entre los banqueros que veían desmoronarse la mina de oro. De inmediato, el mayor accionista de Coca-Cola, Bob Woodruff, del Trust Company of Georgia, toma el mando. A los treinta y tres años, es un ejecutivo consumado, banquero de familia; las fotografías que se conservan de quien sería el *héroe* de Coca-Cola, Mister Coke, muestran un ligero parecido físico a otro mimado de la élite americana de entonces: Francis Scott Fitzgerald.
La primera decisión de Woodruff: mejorar la calidad del producto vendido al menudeo en las máquinas a presión de los bares y, paralelamente, desarrollar la venta de la botella con una monumental campaña publicitaria destinada a identificar Coca-Cola con los jóvenes, con la alegría de estar vivo *en el país más próspero del planeta*. Fue Woodruff quien impondría también un *estilo* a la empresa: no fabricar jamás otro producto, no fusionarla nunca a otros negocios.
Su ofensiva a favor de la prohibición del alcohol da rápidos resultados: en 1928 la venta de botellas aumenta un 65 por ciento. Ese año, Woodruff crea el servicio de exportaciones y presenta la idea de concentrar el jarabe para transportarlo a bajo costo. Rechaza todo intento de modernización en el aspecto; según él, la escritura de Robinson y la botella de Root eran =y hoy está visto que no se equivocaba= la base del éxito.
Además, Woodruff sostuvo una premisa jamás abandonada: el producto debía ser idéntico en calidad en cualquier parte del mundo donde se lo fabricara.
Un americano de visita en Oriente o un italiano en México no deberían notar la más mínima diferencia en el gusto ni en la presentación de Coca-Cola. Así como ningún Marlboro, ningún Camel, ningún Old Smuggler, ningún Buitoni, ningún Ford son los mismos en dos fábricas diferentes, Coca-Cola debería ser siempre exactamente la misma, cualquiera fuera el gusto original del agua que los concesionarios utilizaran para diluir el concentrado.
Pero la fama mundial de la bebida ha sido impulsada, ante todo, por la publicidad. Desde 1906, Archie Loney Lee, de la Darcy Advertising, se ocupó de la tarea de transmitir la imagen refrescante. La historia oficial admite que *un 90 por ciento del éxito se debe a la colaboración de Lee* y agrega: *es imposible saber si Coca-Cola constituye el producto ideal para la publicidad o si la publicidad es el mejor medio para vender Coca-Cola*.
Hasta entonces, la bebida se consumía en verano, entre mayo y septiembre. Lee decide que los americanos deben tomarla todo el año.
Su primer cartel publicitario representa una hermosa muchacha esquiando en una montaña nevada; en el camino la espera una botella de Coca. *La sed no tiene estación*, decía el anuncio. Fue un éxito. Pero es recién el primer domingo de febrero de 1929, poco antes de la crisis, que Lee lanza en el Saturday Evening Post el slogan que, por su eficacia, revolucionaría la venta de Coca-Cola y la base misma de la publicidad: *La pausa que refresca*. Ese mismo año las primeras frases incitando a beber el brebaje aparecen por la radio y las grandes ciudades norteamericanas se colman de carteles luminosos con la letra de Robinson.
EL FRENTE DE GUERRA
En 1939, Woodruff abandona oficialmente su puesto, pero no su reino. Coca-Cola ha atravesado la Gran Depresión sin mella, creciendo aún luego de la vuelta del alcohol en 1933. El sistema *piramidal* de su estructura empresaria ha hecho recaer sobre los embotelladores el costo de las luchas obreras de la década del 30; cada vez que alguien debe limitar sus gastos y hacer frente a las huelgas son los *concesionarios* que pagan: un solo paso atrás, una sola caída en las ventas y el permiso pasará a manos de la competencia.
Con la guerra, Coca-Cola entrará allí donde las tropas norteamericanas vayan. La noche del 7 al 8 de diciembre de 1941, cuando los japoneses bombardean Pearl Harbor, Woodruff se instala en su despacho y decide, antes que Franklin Roosevelt, que su empresa entraría en guerra. Seguro de que la participación de los Estados Unidos en el conflicto obligaría a graves restricciones en el consumo, Woodruff decide afinar su estrategia.
Primera disposición: conquistar un mercado que estaría al abrigo de la carnicería y, más aún, sacaría provecho de la debacle europea: América latina. En 1942, Coca-Cola instala en Buenos Aires la primera embotelladora de la Argentina. El éxito supera todas las previsiones: a comienzos de los años 70 Buenos Aires se convierte en la primera consumidora del mundo, superando a Nueva York, lo que obliga a instalar aquí las máquinas de embotellamiento más modernas del mundo, capaces de producir a un ritmo feroz.
Hacia 1974, ni siquiera las nuevas plantas consiguen abastecer a la ciudad de ocho millones de habitantes, y en enero y febrero el producto escasea en los almacenes, lo que permite a su competidora, Pepsi Cola, avanzar sobre una parte del mercado. La otra cara de la estrategia consistió, según palabras de Woodruff, en *estar en el frente y no en la retaguardia de la guerra*. Según él, Coca-Cola debería convertirse en un emblema patriótico *dispuesto a sostener la moral de las tropas*.
La dirección de la empresa decide que todo soldado norteamericano deberá poder comprar su botellita de Coke por cinco centavos *donde quiera que sea, nos cueste lo que nos cueste*, porque ese trago *deberá evocar en su corazón ese algo que le recordará su país lejano*. Más aún: *Coca-Cola será en adelante la recompensa del combatiente, su nostalgia de la vida civil*.
Más simple imposible: la guerra fue, para Coca-Cola, la más vasta empresa publicitaria jamás emprendida. Woodruff envía a todos los frentes los hombres que serían allí conocidos como *captains-Cola*. Su misión consistía en hacer lo necesario para que las embotelladoras volantes proporcionaran la misma calidad, el mismo gusto del trago *que su novia o su madre estarían bebiendo en este mismo momento en Norteamérica*. Toda una panoplia técnica fue desplegada para adaptar la fabricación a las condiciones de guerra. No sólo eso: fueron creados recipientes especiales para que las botellas pudieran viajar en tanques, aviones, jeeps, camiones, sin romperse.
El 21 de junio de 1943, el general Eisenhower, comandante supremo de los ejércitos aliados, envía un telegrama a la sede de la empresa en Atlanta: solicita el urgente envío al frente de África del Norte de tres millones de unidades, y la implantación de las embotelladoras necesarias para cubrir la campaña del desierto. El despacho de Eisenhower fue, por supuesto, el espaldarazo mayor a la política de Woodruff, quien no olvidaría jamás los servicios prestados por el general que luego iba a convertirse en presidente de los Estados Unidos.
Desde comienzos de la guerra, toda la publicidad en el territorio de los Estados Unidos fue representada por soldados, *esos muchachos que estaban dando su vida por la democracia*. En julio de 1944 la fábrica de Atlanta superaba sus primeros cinco mil millones de litros de venta; en 1948, el presupuesto para la publicidad alcanza veinte millones de dólares, cifra impensable para cualquier otra empresa.
Por supuesto, las embotelladoras instaladas en los frentes de guerra se convertirían en la avanzada para la implantación definitiva en Europa, África y Asia. Aún los países más celosos de su tradición, como Francia, sucumbieron. Extrañamente, Portugal, bajo la dictadura de Salazar, impidió la venta a causa del secreto de su composición. La fórmula, vagamente detallada para cumplir las disposiciones legales de países exigentes, no ha podido ser jamás precisada en su totalidad, y Coca-Cola ha hecho del misterio una cuestión de principio: en 1976 la compañía cesaba sus operaciones en la India =¡un mercado de seiscientos millones de habitantes!= porque las autoridades querían conocer el contenido exacto de la jalea.
LA SOMBRA DE PEPSI
Coca-Cola no ha estado sola nunca. En 1939 más de setenta imitaciones le disputaban el mercado norteamericano sin éxito. Luego de la creación por Root de la célebre botella, la competencia no había sido para la empresa una preocupación esencial. Pero, al fin, en 1949 un rival sacude los cimientos de la compañía de Atlanta: Pepsi Cola.
Si bien Pepsi ha basado una gran parte de su publicidad en *la novedad*, en la *juventud*, en lo pop del producto frente al sabor *envejecido* de Coke, la verdad es otra. Pepsi nació en 1898 en Carolina del Norte. No hay demasiada información sobre el origen del producto. La leyenda dice que un empleado de Pemberton huyó con la fórmula creando uno de los primeros hechos de espionaje industrial del mundo capitalista. Un simple paladeo de las dos bebidas rinde inmediata cuenta de la falsedad de la afirmación: Pepsi es otro producto en sí mismo. Una imitación cercana, es cierto, menos despreciable que Bidú o las abominables colas italianas y menos grosero que la imitación intentada en Cuba, a instancias del Che, quien reconocería luego su rotundo fracaso.
Es en 1949 que Pepsi da el gran golpe. Hasta entonces, ha aprovechado =sin inquietar al gigante= los huecos creados en el mercado norteamericano por el *esfuerzo de guerra* de Coca-Cola. Su campaña *Dos veces más por cinco centavos* =es decir, mitad de precio=, le había dado cierto renombre y Woodruff, el patrón de Atlanta, sostenía que la enclenque vida de Pepsi era saludable para su criatura, pues cubría la franja de la competencia obligada para cada líder, pero sin inquietarlo. Terminada la guerra, las acciones de Pepsi caen vertiginosamente y nadie, en los medios empresarios, apuesta por la supervivencia del competidor.
Coca-Cola se prepara para recuperar los litros perdidos durante su paseo por el mundo y Woodruff piensa, incluso, en comprar Pepsi para mantener la competencia *que hace brillar más alto el prestigio de nuestra empresa*. Su propio código de principios =jamás fabricar otro producto, jamás fusionar otra empresa= se lo impide, o al menos así lo quiere la historia.
No queda sino esperar la desaparición del amado competidor. Y, de pronto, Pepsi golpea cuando el rival baja la guardia. Alfred Steel, vicepresidente de Coca-Cola =maldecido desde ese momento en todas las historias oficiales= cae en desgracia a los ojos de su patrón y como corolario de su derrumbe organiza una fiesta gigantesca con el propósito de relanzar la venta de la bebida en Estados Unidos. La anécdota dice que ese día, en medio del solemne discurso de Woodruff, los parlantes dejan de funcionar y el zar de la compañía no puede terminar su alocución, por lo que Steel se encuentra de inmediato con los pies en la calle.
Lo cierto es que Steel busca trabajo en Pepsi, ocupa el cargo de presidente de la empresa, y arrastra con él a quince ejecutivos de Coca-Cola. El equipo de recién llegados va a revolucionar el estilo de trabajo en Carolina del Norte. Primera decisión: dar a Pepsi imagen de bebida nueva. Luego de cuidadosas encuestas, Steel decide *personalizar* su producto, dirigirlo a la clase media, puesto que Coca-Cola trabaja un vago espectro definido como *todos los americanos*.
Pepsi crea su propia botella, y lanza una campaña inteligente, agresiva: su publicidad insiste en que Coca-Cola está repleta de azúcar y eso hace mal a la salud; golpea con la frase *rica en calorías* hasta que el público responde y el gigante acusa el golpe. Inmediatamente lanza su directo a la mandíbula: crea la botella familiar que permite un mejor almacenamiento en la heladera y es más económica.
Para colmo, Coca-Cola pierde, en 1950, su mejor publicitario, Archie Lee, quien elige el peor momento para morir. El contraataque de la empresa es desastroso: la propaganda improvisada deja cada vez más espacio a Pepsi y recién a partir de 1955 la agencia McCann Erickson toma las riendas para iniciar la recuperación. La botella familiar de Coca-Cola ya está en el mercado y a ella seguirá =en algunos países de gran consumo, como la Argentina= la súper familiar. McCann Erickson definirá el público de su cliente =siempre los jóvenes= y rápidamente apelará a los ídolos de la música de moda. Llegan, salvadores, el rock y el twist, Elvis Presley, Tom Jones, Ray Charles, Petula Clark, Nancy Sinatra, los ídolos grabarán los jingles de Coca-Cola. Nace otro slogan célebre: *Todo va mejor* blasfemado por la izquierda de todo el mundo.
Todo va mejor, entonces: Pepsi se ha salvado y Coca-Cola reencuentra, de lejos, su liderazgo. La guerra de Vietnam ruge, los símbolos norteamericanos desparramados por el mundo entero empiezan a arder. La contestación, el combate de los años 60 hacen volar por el aire cuanto evoque al imperialismo norteamericano. Coca-Cola pierde Cuba, pero gana Polonia, Checoslovaquia y otros países del bloque socialista.
Allí donde otras empresas norteamericanas se dan la cabeza contra la pared, la bebida de Atlanta se instala.
Su insignia blanca sobre fondo rojo no sólo evoca la bandera de los Estados Unidos: la reemplaza. Para Jean-Luc Godard, su generación es la de *los hijos de Marx y Coca-Cola*.
Según los ejecutivos de la compañía la identificación entre la política norteamericana y la presencia de la empresa en el Tercer Mundo es, dicen, *una pesada carga, pues si la política americana fracasa, es Coca-Cola quien paga los platos rotos*. La mejor ilustración, insisten, es la prohibición de la bebida en los países árabes, luego de la implantación en Israel.
LA COSECHA DE LA VERGÜENZA
En 1955, la empresa decide abandonar su política de *un solo producto, no a la fusión*. Coca-Cola compra a diestra y siniestra. Hoy la empresa es la primera plantadora de frutas del mundo =872.000 acres de tierra en Florida=; propietaria de un quinto de la producción mundial de café; de cuatro grandes grupos viñateros norteamericanos: en total, doscientos cincuenta productos esconden detrás de sus marcas a Coca-Cola. Woodruff, el viejo zar, es dueño de una fortuna incalculable, y los medios de negocios dicen que *puede gastar 75 dólares por minuto sin que su fortuna disminuya un centavo*.
Su sucesor, Jean-Paul Austin, será protagonista de uno de los más importantes escándalos provocados por la *ampliación comercial*. En 1960, la compañía adquiere Minute Maid, una plantación frutera de Florida que emplea sólo trabajadores golondrina, es decir, mexicanos, colombianos, inmigrantes cubanos y otros hispanoamericanos encandilados por el *sueño americano*.
Las condiciones de trabajo en la plantación, a pocos kilómetros de los lujosos balnearios, eran tales que la cadena de televisión NBC decide en 1970 emitir un reportaje titulado *La cosecha de la vergüenza*.
El golpe de la NBC animó a los diarios a lanzar una denuncia sobre las condiciones de trabajo en las empresas del grupo Coca-Cola.
Curiosamente, dos años más tarde, la NBC efectuó un segundo reportaje en las plantaciones de Florida comprobando que todo iba mejor: la empresa había creado una fundación, la Agricultural and Labor Inc., encargada de lanzar un programa de *ayuda* a los trabajadores. Imposible saber cómo se concretaría la *asistencia* a cosecheros que, la mayoría sin permiso de residencia en los Estados Unidos, trabajan unos meses para luego desplazarse hacia el Oeste.
LOS CONTACTOS DE LA CIA
Varios presidentes, de Eisenhower a James Carter =originario de Georgia=, sintieron un visceral amor por la Coca-Cola. Durante el período de Carter, la empresa entró en los países socialistas, aunque no pudo regresar a Cuba.
En 1960, a poco del triunfo, la revolución había nacionalizado sus cinco plantas embotelladoras que costaban 2,1 millones de dólares. Como respuesta, Jim Farley, entonces presidente de exportaciones de la firma, contribuyó a reunir fondos para resarcir a las brigadas que fracasaron en el desembarco de Bahía Cochinos. Lindsay Hopkins, uno de sus directores, figuraba también en el directorio de Zenith Technical Enterprises, que servía como fachada para las operaciones de la CIA en Cuba.
Más tarde, el gobierno de Fidel Castro autorizó a Pepsi a utilizar las embotelladoras que había dejado su competidora, pero Robert Geddes Morton, vicepresidente de la compañía, se convirtió en uno de los contactos de la central de inteligencia norteamericana para intentar el asesinato del líder cubano. La carrera de Pepsi en Cuba fue, pues, corta y poco rentable.
También en Guatemala Coca-Cola colaboró con la represión a través de su director, John Trotter, y en Brasil la feroz disputa con Pepsi dejó no pocas sospechas.
El ingreso en Argentina y Brasil, en 1942, formó parte de una estrategia para contrarrestar la influencia nazi en el sur del continente. Getulio Vargas favoreció la instalación de la compañía con una ley que permitía el uso de componentes químicos en las bebidas sin alcohol. Así, Coca-Cola reinó durante diez años desplazando a los tradicionales guaraná y jugos frutales.
Recién en 1952 Pepsi llegó a librar batalla y tardó quince años en atreverse a tocar Río de Janeiro. Allí nació el famoso slogan *La revolución de Pepsi*, que mereció este comentario de un director: *En este país la juventud no tiene canales de protesta.
La actual generación no recibe educación política y social.
Por eso nosotros le proporcionamos un mecanismo de protesta, una protesta a través del consumo*.
Desde 1967 la competencia en Brasil fue despiadada. Dos millones de botellas de Coca-Cola fueron destruidas por los distribuidores de Pepsi en verdaderas operaciones comando. Pero el incidente más comentado ocurrió en 1975, cuando allegados a Pepsi hicieron correr el rumor de que dos obreros habían muerto ahogados en las piletas con jarabe destinado a fabricar la Coca-Cola.
Las versiones aseguraban que los cuerpos estuvieron pudriéndose allí durante dos días y que al menos diez mil botellas fabricadas con el líquido contaminado habían sido enviadas al comercio minorista. Para colmo, dos cadáveres irreconocibles aparecieron en un cementerio de las cercanías. Los investigadores, naturalmente, no llegaron a ninguna conclusión atendible, y de los tres obreros que colaboraron con la policía, dos sufrieron, como en el cuento de la cadena rota, desgracias irreparables.
Por fin, la pesquisa fue abandonada cuando el delegado de la empresa para Sudamérica viajó a Río de Janeiro y se reunió con miembros del gobierno. El periodista que reveló la historia recibió amenazas de muerte y la compañía lo intimidó con represalias judiciales.
Nadie sabe si en verdad el golpe vino de la competencia, pero lo cierto es que Pepsi tiene una historia oscura e inexplorada en América Latina. En Venezuela, el único país del continente donde vendía más que su rival, fundó Acción Internacional =American for Community Cooperation in Other Nations=. La institución se ramificó de inmediato en Brasil, Perú, República Dominicana y otros países donde cumplió un vasto plan de acercamiento a los gobiernos por cuenta de los servicios secretos de los Estados Unidos.
Así, el chileno Agustín Edwards, viejo amigo de la CIA y jefe de la familia propietaria del diario El Mercurio, viajó a Washington ni bien se enteró de que Salvador Allende había ganado las elecciones de 1970. Donald Kendall, presidente de Pepsi Cola, le gestionó un encuentro con Richard Nixon, Henry Kissinger y John Mitchell. Luego Edwards se reunió con Richard Elms, director de la CIA, y volvió a Chile con el flamante cargo de vicepresidente de la división alimentación de Pepsi. Edwards pudo, así, librar una lucha más eficaz contra el enemigo comunista, y la libre empresa le debe alguno de los tantos honores que monopolizó Augusto Pinochet.
RUMBO AL ESTE
Una de las mayores ambiciones de Coca-Cola se frustró con la entrada de los soviéticos en Afganistán. El presidente Carter tomó entonces una decisión que no gustó a los industriales norteamericanos que hacían frente a una severa crisis del mercado interno: boicotear los Juegos Olímpicos. La empresa contaba con la fiesta deportiva para desbancar a Pepsi de la URSS o, al menos, acabar con su monopolio.
Su ofensiva hacia los países comunistas tuvo éxito, en cambio, en Pekín norteamericanos y chinos empezaron a hacer ping pong y los jugadores de la potencia imperial siempre elegían Coca-Cola para calmar su sed frente a las cámaras de televisión. Pocos años después, con la muerte de Mao Tsé Tung y la desgracia de la *banda de los cuatro* =a la que reemplazaron las cuatro modernizaciones=, Coke ganó un mercado potencial de casi mil millones de almas.
Hoy, en las calles de Pekín y Shangai, gigantescos carteles idénticos a los que se ven en Buenos Aires, Milán o Chicago, explican que *Todo va mejor con Coca-Cola*. En un hipotético acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, la corporación tiene también mucho que ganar, y la famosa foto que muestra a Fidel Castro bebiendo una Coca-Cola de un solo trago, con los ojos entrecerrados de placer, sería la mejor publicidad.
LA FÓRMULA DEL ÉXITO
Los rumores =cuidadosamente alentados por la empresa=, dicen que sólo tres personas conocen la fórmula mágica que ha quitado el sueño a los espías industriales. Según la leyenda, los tres hombres viven en ciudades diferentes, jamás viajan en un mismo avión, ni asisten juntos a las reuniones de directorio.
Otros murmuran, en fin, que ni siquiera se conocen entre ellos. Se trata de un atractivo e inverifícable cuento de hadas.
Es más seguro que =de existir un secreto=, la misma banca propietaria guardara los codiciados papeles en sus cajas de seguridad. Sea como fuere, en la fábrica de concentrado de Georgia, los empleados suelen anotar en las paredes extraños jeroglíficos que pretenden aclarar el misterio, pero esas fórmulas rara vez coinciden entre sí.
En abril de 1979, la revista de la Asociación de Consumidores de Bélgica, Test-Achats, analizó cuidadosamente el contenido de la Coca-Cola. Éste es el resultado obtenido sobre una botella de un litro:
* 2,42% de ácidos utilizados también en otras bebidas refrescantes.
* Presencia activa de ácido fosfórico.
* 70% de cafeína =el equivalente de una taza de café=.
* Presencia de colorante en forma de amoníaco acaramelado.
* 96 gramos de azúcar
Conclusión:
el ácido fosfórico impide la correcta absorción =sobre todo en los niños= del calcio indispensable para el organismo. El azúcar, necesario para cubrir el sabor de los ácidos en la mezcla, favorece la obesidad y la hiperglucemia. No obstante, no se halló presencia de sacarina y la bebida es, desde el punto de vista bacteriológico, irreprochable.
En una palabra, si los jugos naturales son preferibles a la Coca-Cola, hay que admitir que en cualquier otra bebida envasada se absorben venenos más poderosos que en el inventado hace un siglo por John Pemberton.
Pero ninguna de las cifras obtenidas por los belgas revela, sin embargo, la clave del éxito. Es posible que la verdadera fórmula se encuentre, como han dicho sus detractores, en el diseño de la botella y en el logotipo inconfundible; también en la leyenda que envuelve a todo producto fundador y a los veinte millones de carteles luminosos repartidos por todo el planeta, algunos de ellos inseparables del paisaje urbano, como en Piccadilly Circus o los Champs Elysées.
ÚSELO Y TÍRELO
La íntima relación entre el éxito y el envase del producto parece haber creado algunos problemas a la Coca-Cola. La incorporación de la lata obligó a la compañía a adecuar el logotipo a un envase diferente.
El problema se acentuaría con la incorporación de la botella plástica descartable a la que la compañía accedió luego de costosísimos estudios de mercado.
Desde entonces, el símbolo rojo y blanco comenzó a ser estampado en blusas, toallas, manteles y en cuanto objeto de la vida cotidiana sea susceptible de ser visto por más de un par de ojos a la vez. Doble operación comercial: Coca-Cola no sólo vende bebida, sino también su marca, su símbolo, por el que cobra fabulosos royalties.
Ella fue la primera del mundo en hacerse pagar por autorizar la publicidad de su producto. Hasta las banderas de los Estados Unidos e Inglaterra, tan utilizadas =gratuitamente= como decoración y ornamento, sufren el asalto de la Coca-Cola. Sin embargo, pese al gran impacto del envase descartable, del *úselo y tírelo*, Coke parece, según sus directores, preocupada por el daño que millones de botellas y latas abandonadas provocan en la naturaleza.
De allí, explican, la conservación del sistema de consignas de envases de vidrio y, sobre todo, la adquisición de la compañía Aqua Chem, especializada en antipolución, en ciento cincuenta millones de dólares.
La operación parece tener, no obstante, fines menos filantrópicos.
Por un lado, los expertos en *imagen* de la corporación se alarman del aspecto *cadáver* de una botella de plástico tirada en la calle o perdida en la naturaleza; por otro, Aqua Chem trabaja en el sector de purificación del agua, lo que permitirá a Coca-Cola suprimir miles de pequeñas empresas dedicadas al mismo trabajo con material y procedimientos vetustos y bajar sus costos además de eludir impuestos inscribiendo su subsidiaria en el sector de la investigación científica. Por otra parte, Aqua Chem es, de por sí, un negocio redondo: nueve de cada diez barcos norteamericanos puestos en servicio desde 1968 están equipados con calderas y tubos de agua fabricados por la nueva criatura de Coca-Cola.
LOS HIJOS Y LOS PRIMOS
En 1937, Max Keith, vendedor de Coca-Cola en Alemania, asciende a director de la empresa en el país que se apresta a desatar la Segunda Guerra Mundial. Al final, cuando los aliados entran en Berlín, Keith es uno de esos alemanes que poseen la fórmula del milagro asociada al Plan Marshall. En 1954 se convierte en director de Coca-Cola para todo Europa, el Cercano Oriente y África del Norte. Para Keith, un solo producto era insuficiente en la guerra de conquista que se había abierto con la reconstrucción de Europa. Un año más tarde, convence a Woodruff de la necesidad de terminar con la política de *un solo producto, una sola botella, un solo precio*.
Keith tenía experiencia y un menjunje exitoso para vender: en 1939, cuando Coca-Cola abandonó Alemania, el director de la compañía se lanzó a la búsqueda de un producto que la reemplazara. En el camino hacia la conquista del mundo, Keith halló a un búlgaro, M. Eshaya, que había creado un refresco sin coca ni cola, y le compró la fórmula. Así nació Fanta, bebida por excelencia del Tercer Reich. En 1946, Fanta, popularísima en Alemania, pasa a manos de la Coca-Cola Export Corporation. Con ella, la empresa de Georgia lanzó su segundo producto en los Estados Unidos en 1960.
El formidable éxito de la nueva naranjada, que aprovechaba las cadenas de distribución y el aparato publicitario de su hermanastra, llevó a la compañía a intensificar el lanzamiento de otras marcas.
Distanciada de Pepsi en la competencia por el mercado de bebidas cola, la empresa decidió ganar otros mercados que pequeñas compañías habían explorado. Varios meses de encuesta concluyeron con el *perfil* de la bebida ideal: ácida, burbujeante, liviana, capaz de mezclarse a todo tipo de bebida alcohólica.
Los laboratorios se pusieron a trabajar y en tres meses pusieron a punto el producto deseado. Faltaba el nombre, y no era cuestión de dejarlo al azar: los especialistas solicitaban un nombre corto, capaz de dejar al público la posibilidad de rebautizarlo a su gusto. La compañía confió la tarea a una computadora.
El resultado: Sprite, que en inglés evoca vagamente la primavera =spring= y que puede traducirse por *duende*, *travieso*, *diablillo*; en fin, una figura que Coca-Cola conocía bien, pues le había servido de publicidad en los Estados Unidos durante años. La botella del producto a base de limón no podía ser sino verde y evocar la frescura.
El primer año se vendieron cincuenta millones de botellas de Sprite, y al siguiente, sesenta y cinco millones que compensan ampliamente el millón de dólares invertidos en la campaña de lanzamiento.
LA REVOLUCIÓN DEL CENTENARIO
Animados por el éxito de Fanta y Sprite, los directivos de Coca-Cola se volcaron a la explotación de un nuevo mercado de bebidas sin azúcar con Fresca y Tab. Pero fue recién en 1981 luego de años de estudios y tanteos de mercado, que la corporación se animó a empeñar su nombre en una bebida sin calorías: Coca-Cola diet, usa el mismo envase de su hermana, pero con los colores invertidos.
Voceros de la empresa anunciaron, el año pasado, que la actual fórmula =más sofisticada que la de la sacarinada Tab=, es una transición hacia otra que podría aparecer muy pronto y que debería parecerse a la azucarada de tal manera que sólo un fino paladar pudiera notar la diferencia. De este modo, luego de aventajarla en el terreno de las bajas calorías, Coca-Cola estaba lista para atropellar a Pepsi en su propio feudo del *cuanto más dulce mejor*.
El 22 de abril de 1985 llega el golpe de teatro. Coke abandona en Norteamérica su fórmula centenaria para poner más azúcar en las botellas y complacer a los jóvenes enamorados del pop, que parecían desplazarse hacia la competencia. Del 22,5 por ciento del mercado total de bebidas sin alcohol, había caído, en un año, al 21,8. Pepsi, en cambio, avanzaba un 0,1 y esta inquietante señal sacudió al monstruo.
Sin embargo, los expertos no tuvieron en cuenta que las viejas generaciones habían identificado el sabor de la Coca-Cola con la juventud perdida y con una América más simple y triunfal, tal como la propone Ronald Reagan. Un posterior estudio de psicólogos y sociólogos concluyó que, en un país que cambia vertiginosamente, el gusto de la Coke es uno de los pocos valores estables a los que aferrarse. De inmediato, Gay Mullins, un fanático hasta entonces anónimo, llamó a los consumidores a formar la Old Coke Drinkers, una asociación de lucha para la defensa del antiguo sabor.
Su lema, *Devuélvannos la vieja Coca-Cola* recorrió todos los estados de la Unión. Mullins usó una doble estrategia: por un lado se presentó ante los tribunales de justicia para exigir que la empresa hiciera pública la fórmula que acababa de archivar.
Por otra parte, hacía saber que un grupo de *disidentes* del directorio le había comunicado la mítica ecuación y, como no podía vivir sin su bebida, él mismo estaba dispuesto a fabricarla si la compañía la abandonaba.
Según el jefe de los nostálgicos, el brebaje había pasado a integrar el *patrimonio cultural del pueblo norteamericano* y ni sus propios dueños tenían derecho a enterrarla de un día para el otro.
Así, el 11 de julio =apenas tres meses después de iniciado el escándalo=, la corporación decidió devolver al pueblo su bendita bebida con el título de Coca-Cola Classic y ponerla en los supermercados junto a la flamante New Coke.
En realidad, las ventas de la nueva versión no fueron muy alentadoras, y en círculos de Wall Street podía escucharse, a fines de diciembre de 1986, una explicación más creíble sobre la extraña voltereta.
Según los medios financieros, la empresa habría montado la más osada y genial maniobra publicitaria de toda su historia, y el tal Mullins habría obtenido por tanta tenacidad algo más que su refresco preferido.
El golpe tal vez haya permitido a la empresa colocar en el mercado su nuevo engendro con un ruido estrepitoso y gratuito, a la vez que relanzaba el otro, el inmortal.
Para Coca-Cola todas las crisis son buenas. Entre 1960 y 1970 triplicó sus ganancias y las acciones en la bolsa de Nueva York se cotizaron a 82,5 dólares en 1969; 107,75 en 1971 y 150 dólares en 1973. Hoy, al cumplir cien años, la corporación vende en un solo día y en 155 países, dos mil millones de litros.
La misma cantidad que había producido en su primer medio siglo de vida.
Ésta es parte de la historia de uno de los más gigantescos pulpos de la historia del capitalismo. No obstante, su nombre no figura entre las treinta primeras empresas monopólicas. Infiltrada en fundaciones científicas =sobre todo en el sector árabe=, literarias, arquitectónicas, ecológicas, la compañía ha puesto su mano sobre todo sector susceptible de proveer dividendos a la corta o a la larga.
Quizá por eso, en la central de Georgia se comenta, entre sonrisas de complicidad, que *el único competidor serio de la Coca-Cola es, hoy por hoy, el agua de la canilla*.
Gilgamesh***
*La bebida del imperio* podríamos decir si pensamos en una botella llena de un dulce líquido burbujeante que de la nada se volvió en una de las mayores adicciones *legalizadas* de éste hipócrita sistema que determina qué está bien y qué está mal.
Interesantísimo aporte del gran Osvaldo Soriano quien ha recopilado archivos y fuentes diversas para explicar lo que en las escuelas está prohibido, y que mucho menos se explicaría en los medios de comunicación puesto que durante muchos años e incluso hoy mismo, esos medios viven de las jugosas sumas en concepto de *publicidad*.
No sería extraño que al *nombrarla*, aquí mismo...se autoinstale dicha publicidad....jeje..., son los contrasentidos de una plataforma que hace combinar la crítica con la ponderación, y como bien dicen los hábiles medios *usted decide*..
Mientras Soriano se ha quemado los sesos estudiando durante décadas, y yo, humildemente reproduzco un largo texto derrochando tinta virtual, formatos de texto, y ésta introducción que deviene también de años de estudiar tantas materias, recursos textuales, comunicación, y demás consumo de horas, meses y años, es muy probable decía, que con una pequeña imágen publicitaria hoy llamada *banner*....el poder de una imágen...pueda más que los años y las cientos de palabras...
En fin...así estamos....
Fuerte abrazo.
-John Pemberton tiene treinta y un años cuando la Guerra de Secesión termina. Se había batido a las órdenes del general Joe Wheeler en Georgia, y la derrota del Sur lo dejará en la miseria. Ex estudiante de farmacia, Pemberton es un apasionado de la alquimia en un tiempo en el que casi todo está por inventarse. En 1869, casado con Clifford Lewis, hastiado de la vida pueblerina de Columbus, decide instalarse en la capital del Estado, Atlanta. Pemberton es, sin saberlo quizá, un pionero americano. Un hombre que cree en el futuro de ese país que se extiende hacia el oeste a cada disparo de fusil.
Su pasión, en la época de los inventores, es la búsqueda de nuevos medicamentos para enfermedades vulgares. Falto de recursos, interesa en sus investigaciones a dos hombres de negocios, Wilson y Taylor. Por entonces no hacían falta demasiados argumentos para promover las inversiones: el farmacéutico había adquirido cierta celebridad por sus jarabes para la tos, sus pastillas para el hígado y sus lociones contra la caída del cabello, productos inútiles pero de excelente venta en los pueblos del Lejano Oeste.
Wilson y Taylor decidieron apostar al dudoso genio del entusiasta Pemberton, pero tomaron ciertas precauciones: una parte de la inversión serviría para abrir un drugstore y la otra para financiar la alquimia de Pemberton.
Esa extraña conjunción =bar más laboratorio de investigaciones *científicas*= iba a revelarse una amalgama genial: por entonces, las bebidas sin alcohol comenzaban su desarrollo en los estados *calientes* del Sur. Limonadas y naranjadas conocidas desde la antigüedad sufrieron la competencia de los más extravagantes brebajes de los cuales sólo el de Pemberton iba a sobrevivir para entrar en la historia.
REMEDIO PARA MELANCÓLICOS
En la trastienda de su drugstore, el farmacéutico trabajará diecisiete años, desbordante de ambición y entusiasmo. En 1880, para hacer frente al progreso, compra una *fuente de soda*, colosal aparato de ocho metros de largo que permite a la clientela elegir entre decenas de grifos por donde chorrean empalagosas bebidas multicolores. Los vecinos, sobre todo los chicos, se amontonan frente a los bares para saborear las pociones que cada alquimista inventa la noche anterior. Ninguna fruta, ninguna planta silvestre se salva de ser exprimida, diluida en agua, mezclada con jarabes de dudosa procedencia.
Entusiasmado por las posibilidades del negocio, decepcionado quizá por su fracaso en el campo de la medicina, Pemberton decide retomar una vieja fórmula utilizada en Senegal y Cayena, conocida como *The French Wine Coca*, mezcla de vino y extracto de coca. Se propone lograr un jarabe tonificante, que alivie el dolor de cabeza, la melancolía de los viajeros y los efectos de la borrachera. Descarta el alcohol y se sumerge en una febril búsqueda de hierbas y frutas antes desdeñadas. Mezcla, agita, deja reposar, prepara un fuego de leña, calienta su brebaje en una vasija de cobre, le agrega azúcar, cafeína, hojas de coca, y en abril de 1886 =hace exactamente un siglo=, descubre, sin saberlo todavía, lo que iba a ser el más gigantesco símbolo del capitalismo moderno: la Coca-Cola.
Si el punto de partida parece digno de José Arcadio Buendía, el desarrollo inmediato del producto entra en la leyenda. La historia oficial es edulcorada y tolerante y la anécdota esconde no pocas inexactitudes. Sin embargo, hay que admitirlo, durante un largo tiempo la empresa Coca-Cola fue, en muchos aspectos, diferente de las otras: fabricó un solo producto y sus exigencias, en lo que entendía por *calidad* =siempre el mismo sabor, cualquiera fuese el lugar del mundo donde se la embotellara=, anticipó la moderna estrategia empresaria que los japoneses adoptarían después de la Segunda Guerra Mundial.
LAS BURBUJAS DE LA FELICIDAD
Pemberton creía haber fabricado una bebida distinta de las otras, pero nada más. En sus alambiques tenía un jarabe denso y meloso, repugnante, al que había que diluir en una abundante cantidad de agua.
Para venderlo, cuenta por toda la ciudad que se trata del mejor remedio jamás inventado para disipar la resaca del alcohol. Consigue, entonces, una vasta clientela que acude a su bar con la esperanza de disipar las brumas de una noche de juerga. Un mes más tarde, un forastero le proporcionará la clave para entrar en la historia.
Tambaleante, llevado por el rumor público, entra al bar de Pemberton y pide un vaso *de esa cosa que usted fabrica para ayudar a los borrachos*.
Cansado de tanto ir y venir hasta la máquina, Pemberton sirve el brebaje mezclado con agua gaseosa.
El forastero se toma tantos vasos que la botella se vacía y el farmacéutico le sirve el siguiente con agua de la canilla, como lo hacía siempre. El borracho escupe y exclama:
—¿Y las burbujas? ¿Dónde están las burbujas? ¡Sin las burbujas esta porquería es intomable!
Pemberton había pasado, de pronto, del jarabe *curativo* a la bebida por placer. El primero de enero de 1887, asociado a tres hombres de negocios de la ciudad
=D. Doe, Frank M. Robinson y Holland=, el inventor fundaba la compañía Pemberton Chemical Company.
Reunidos en el drugstore, los flamantes asociados decidieron lanzarse a los negocios sin descuidar ningún detalle: el actual logotipo nació de la mano misma de Robinson, contador de la empresa, tal como lo escribía para anotar el detalle de las ventas en un cuaderno.
El rojo y el blanco de la bandera fueron, desde entonces, los colores que identificarían al producto.
Pemberton utilizó, en los primeros tiempos, un sistema de venta hoy archidivulgado: el bono que permite tomar un segundo vaso gratis y, por supuesto, la publicidad escrita: los diarios de Atlanta publicaban, ya en 1886, este aviso a una columna:
*Coca-Cola, deliciosa-refrescante =slogan que aún sigue utilizándose en varios países del mundo=.
Sin embargo, el negocio es un fracaso. En el primer año, la compañía vende sólo ciento doce litros que dejan un balance de cincuenta dólares de activo y cuarenta y seis de pasivo. Al borde de la quiebra, obligado a otra actividad para mantener a su familia, Pemberton vende un tercio de sus acciones a Georges Lownes en mil doscientos dólares. Éste, a su vez, cederá su parte a Woolfolk Walker, un ex empleado del inventor, en la misma suma. Pero Walker no tiene el dinero necesario para desarrollar el negocio: vende a su turno dos partes a Joseph Jacobs y Asa Candler.
Ambicioso, Candler va a convertirse en el verdadero motor de la empresa. Por quinientos cincuenta dólares compra a Pemberton la última parte de acciones que el creador, agonizante, le ofrece; Walker, sin dinero, y Jacobs, sin visión, le venden a su vez sus acciones.
El 22 de abril de 1891, Asa C. Candler es el único propietario de Coca-Cola, el único en conocer el secreto de la fórmula que Pemberton le ha confiado antes de morir a cambio de los quinientos cincuenta dólares.
Este hombre, constructor de la primera gran época de Coca-Cola, ha llegado a Atlanta en 1873 a hacer fortuna. La expansión que sigue a la guerra civil, la inescrupulosidad de Candler, que va a casarse con una interesante heredera, lo convierten en propietario de tres firmas de productos farmacéuticos y un stock de droguería considerable. Un incendio feliz =hecho omitido, claro, en la historia oficial= lo ha convertido en fuerte acreedor de una compañía de seguros y sus negocios valen cien mil dólares.
LA BOTELLA MILAGROSA
En 1890, Candler decide abandonar la droguería y los productos farmacéuticos a cambio de cincuenta mil dólares y dedicarse por entero a Coca-Cola. Sus biógrafos lo definen como *hombre de olfat*; la primera medida que toma en la casi inexistente compañía es reincorporar a Frank Robinson, ex contable en la empresa de Pemberton y creador de la caligrafía que identifica a la bebida en toda Atlanta.
Ambicioso, autoritario, avaro, Candler hará trabajar para él a toda la familia de diez hermanos. El 29 de enero de 1892 funda la compañía que hoy se conoce como Coca-Cola Company.
Luego de la fórmula, las burbujas, la caligrafía identificatoria, Coca-Cola es el producto más conocido en la ciudad de Atlanta, es decir un negocio regional en la época del gran desarrollo de los transportes y las comunicaciones. Sin embargo la manipulación de la jalea básica por los dueños de bares y de máquinas para servir bebida, conspira contra la idea de un producto *irresistible*: ninguna regla rige hasta entonces para las proporciones de materia y de agua gasificada.
Candler intenta hacer respetar su fórmula limitando la venta a las fuentes de soda, es decir, restringiendo el negocio.
Son dos abogados de Chattanooga, Tennessee, quienes llevarán la Coca-Cola a todo el país. Benjamín F. Thomas y Joseph Brown Whitehead, quienes han gustado la bebida en Atlanta, están convencidos de que la empresa es una mina de oro. En una entrevista con Candler exponen su idea: adquirir los derechos exclusivos de embotellamiento de la bebida.
Candler podría así multiplicar por miles la venta del producto básico y ellos instalar plantas de embotellamiento en todos los Estados del país. El propietario acepta y el contrato se firma, simbólicamente, por la suma de un dólar. Otra sociedad nace en 1899: la Coca-Cola Bottling Company, que instala fábricas en Chattanooga y Atlanta.
Sin embargo, los abogados advierten rápidamente que la inversión en embotelladoras es un paso en falso: máquinas, obreros, transportes son un estorbo.
La decisión más drástica no tarda en llegar: su sola tarea consistirá, en adelante, en revender el producto comprado a Candler a pequeños embotelladores de todas las regiones del país. En 1904, Whitehead, Lupton y Thomas han firmado contrato con ochenta plantas de toda la Unión, prohibiéndoles expresamente adquirir la materia prima a Candler.
Ese año las ventas de la jalea pasan a tres millones seiscientos mil litros.
Los primeros años del siglo XX ven convertirse la marca de Pemberton en la gaseosa más popular de los Estados Unidos. Los tres abogados, y con ellos Candler, son inmensamente ricos:
Candler retiene celosamente la fórmula, los otros explotan la distribución a las embotelladoras. Pero, lo que parece una panacea va a verse muy pronto amenazada. El éxito de la bebida, que parte de las ciudades a conquistar el campo, se basa en una estructura endeble. La sonora musicalidad de su nombre, la grafía inconfundible, el color, la botella, van a ser rápidamente imitados.
Imposibilitados de registrar Coca-Cola =nombres propios de la naturaleza=, los patrones del boom verán crecer la competencia: Takola-Ring, Coca-Congo, Coca-Sola, Coca-Kola, Nova, van a robarles clientes. Un bebedor apurado no repara en diferencias de gusto =evidentes= entre una y otra.
Las botellas son idénticas, el logotipo el mismo.
Pero Thomas y sus socios asestarán el golpe definitivo a sus competidores en un arranque de genio comercial: hay que fabricar un modelo de envase capaz de ser reconocido en la oscuridad, con los ojos vendados; más aún: un solo trozo de la botella rota debe alcanzar para reconocerla. En 1913 la empresa crea una beca de estudios consagrada a la realización del prototipo.
Un célebre fabricante de vidrio de Indiana, C. S. Root, encarga a un oscuro dibujante, *un tal Edwards* según la historia oficial, un diseño de envase. Edwards, un intelectual, extrae de la Enciclopedia Británica un diseño de la nuez de coca, la estiliza, le da una base de apoyo y en la maqueta le hace agregar ranuras verticales sobre la parte bombée para dar la idea de una mujer vestida con ropa ligera =de aquella época, claro=. El proyecto es rápidamente aprobado por la compañía.
C. S. Root =que no es tonto= acude a la administración americana, que se niega a aceptar diseños de simples botellas como marca registrada, y hace inscribir la suya en propiedad intelectual como *objeto de arte*.
Gracias a esta idea, la Coca-Cola deberá pagarle en adelante y durante catorce años, cincuenta centavos en carácter de royalties por cada docena de botellas producida.
En pocos años, Root se convierte en el hombre más rico de toda Indiana.
Pero el diseño del oscuro dibujante =el tal Edwards= hará la fortuna monumental de la empresa. Libre de competidores, elude la ley antitrusts de Theodore Roosevelt gracias a su sistema *piramidal* de comercialización =Candler, productor, en la cúspide, la compañía distribuidora en el centro y los embotelladores centenares en la base=; más aún: el presidente de los Estados Unidos presentará la empresa como ejemplo de *honestidad*.
En 1914, cada acción de Coca-Cola =la de Candler, en Atlanta= cuyo valor de emisión había sido de cien dólares, se cotizaba en diecisiete mil. En 1916, Candler se retira detrás de Frank Robinson, el único testigo viviente de la invención del producto, la *mascota* de la compañía. Serán los hijos de Candler quienes tomen la dirección de la empresa, pero sólo para conducirla a través de la economía de restricción de la Gran Guerra. En septiembre de 1919, la familia decide vender. Se trata de la más enorme transacción de la historia de la industria norteamericana en cifras comparativas:
veinticinco millones de dólares. Tres bancos se unen para el negocio: el Trust Company of Georgia, el Chase National y el Guarantee Trust Company of New York. Va a comenzar una nueva etapa en la historia de Coca-Cola. Nadie se acuerda ya de Pemberton, el viejo alquimista.
LA LEY SECA
El 1º de enero de 1920 toda bebida que contuviera más de uno por ciento de alcohol fue prohibida por la ley. Comienza el reino de Al Capone y de la Coca-Cola.
Sin embargo, la empresa estuvo a punto de desmoronarse. *El más grave error cometido por Coca-Cola en toda su historia*, dice la versión oficial, *fue confiar la dirección de la compañía a Samuel Dobbs Candler*. Sobrino del gran timonel, Samuel era un buen vendedor y un pésimo comprador: en 1919, pocos días antes del derrumbe del precio del azúcar, acumula toda la que encuentra a mano. Un negocio lamentable que, en dos años, hará caer el beneficio de la compañía de treinta y dos millones de dólares a veintiuno.
Esta debacle instaló el terror entre los banqueros que veían desmoronarse la mina de oro. De inmediato, el mayor accionista de Coca-Cola, Bob Woodruff, del Trust Company of Georgia, toma el mando. A los treinta y tres años, es un ejecutivo consumado, banquero de familia; las fotografías que se conservan de quien sería el *héroe* de Coca-Cola, Mister Coke, muestran un ligero parecido físico a otro mimado de la élite americana de entonces: Francis Scott Fitzgerald.
La primera decisión de Woodruff: mejorar la calidad del producto vendido al menudeo en las máquinas a presión de los bares y, paralelamente, desarrollar la venta de la botella con una monumental campaña publicitaria destinada a identificar Coca-Cola con los jóvenes, con la alegría de estar vivo *en el país más próspero del planeta*. Fue Woodruff quien impondría también un *estilo* a la empresa: no fabricar jamás otro producto, no fusionarla nunca a otros negocios.
Su ofensiva a favor de la prohibición del alcohol da rápidos resultados: en 1928 la venta de botellas aumenta un 65 por ciento. Ese año, Woodruff crea el servicio de exportaciones y presenta la idea de concentrar el jarabe para transportarlo a bajo costo. Rechaza todo intento de modernización en el aspecto; según él, la escritura de Robinson y la botella de Root eran =y hoy está visto que no se equivocaba= la base del éxito.
Además, Woodruff sostuvo una premisa jamás abandonada: el producto debía ser idéntico en calidad en cualquier parte del mundo donde se lo fabricara.
Un americano de visita en Oriente o un italiano en México no deberían notar la más mínima diferencia en el gusto ni en la presentación de Coca-Cola. Así como ningún Marlboro, ningún Camel, ningún Old Smuggler, ningún Buitoni, ningún Ford son los mismos en dos fábricas diferentes, Coca-Cola debería ser siempre exactamente la misma, cualquiera fuera el gusto original del agua que los concesionarios utilizaran para diluir el concentrado.
Pero la fama mundial de la bebida ha sido impulsada, ante todo, por la publicidad. Desde 1906, Archie Loney Lee, de la Darcy Advertising, se ocupó de la tarea de transmitir la imagen refrescante. La historia oficial admite que *un 90 por ciento del éxito se debe a la colaboración de Lee* y agrega: *es imposible saber si Coca-Cola constituye el producto ideal para la publicidad o si la publicidad es el mejor medio para vender Coca-Cola*.
Hasta entonces, la bebida se consumía en verano, entre mayo y septiembre. Lee decide que los americanos deben tomarla todo el año.
Su primer cartel publicitario representa una hermosa muchacha esquiando en una montaña nevada; en el camino la espera una botella de Coca. *La sed no tiene estación*, decía el anuncio. Fue un éxito. Pero es recién el primer domingo de febrero de 1929, poco antes de la crisis, que Lee lanza en el Saturday Evening Post el slogan que, por su eficacia, revolucionaría la venta de Coca-Cola y la base misma de la publicidad: *La pausa que refresca*. Ese mismo año las primeras frases incitando a beber el brebaje aparecen por la radio y las grandes ciudades norteamericanas se colman de carteles luminosos con la letra de Robinson.
EL FRENTE DE GUERRA
En 1939, Woodruff abandona oficialmente su puesto, pero no su reino. Coca-Cola ha atravesado la Gran Depresión sin mella, creciendo aún luego de la vuelta del alcohol en 1933. El sistema *piramidal* de su estructura empresaria ha hecho recaer sobre los embotelladores el costo de las luchas obreras de la década del 30; cada vez que alguien debe limitar sus gastos y hacer frente a las huelgas son los *concesionarios* que pagan: un solo paso atrás, una sola caída en las ventas y el permiso pasará a manos de la competencia.
Con la guerra, Coca-Cola entrará allí donde las tropas norteamericanas vayan. La noche del 7 al 8 de diciembre de 1941, cuando los japoneses bombardean Pearl Harbor, Woodruff se instala en su despacho y decide, antes que Franklin Roosevelt, que su empresa entraría en guerra. Seguro de que la participación de los Estados Unidos en el conflicto obligaría a graves restricciones en el consumo, Woodruff decide afinar su estrategia.
Primera disposición: conquistar un mercado que estaría al abrigo de la carnicería y, más aún, sacaría provecho de la debacle europea: América latina. En 1942, Coca-Cola instala en Buenos Aires la primera embotelladora de la Argentina. El éxito supera todas las previsiones: a comienzos de los años 70 Buenos Aires se convierte en la primera consumidora del mundo, superando a Nueva York, lo que obliga a instalar aquí las máquinas de embotellamiento más modernas del mundo, capaces de producir a un ritmo feroz.
Hacia 1974, ni siquiera las nuevas plantas consiguen abastecer a la ciudad de ocho millones de habitantes, y en enero y febrero el producto escasea en los almacenes, lo que permite a su competidora, Pepsi Cola, avanzar sobre una parte del mercado. La otra cara de la estrategia consistió, según palabras de Woodruff, en *estar en el frente y no en la retaguardia de la guerra*. Según él, Coca-Cola debería convertirse en un emblema patriótico *dispuesto a sostener la moral de las tropas*.
La dirección de la empresa decide que todo soldado norteamericano deberá poder comprar su botellita de Coke por cinco centavos *donde quiera que sea, nos cueste lo que nos cueste*, porque ese trago *deberá evocar en su corazón ese algo que le recordará su país lejano*. Más aún: *Coca-Cola será en adelante la recompensa del combatiente, su nostalgia de la vida civil*.
Más simple imposible: la guerra fue, para Coca-Cola, la más vasta empresa publicitaria jamás emprendida. Woodruff envía a todos los frentes los hombres que serían allí conocidos como *captains-Cola*. Su misión consistía en hacer lo necesario para que las embotelladoras volantes proporcionaran la misma calidad, el mismo gusto del trago *que su novia o su madre estarían bebiendo en este mismo momento en Norteamérica*. Toda una panoplia técnica fue desplegada para adaptar la fabricación a las condiciones de guerra. No sólo eso: fueron creados recipientes especiales para que las botellas pudieran viajar en tanques, aviones, jeeps, camiones, sin romperse.
El 21 de junio de 1943, el general Eisenhower, comandante supremo de los ejércitos aliados, envía un telegrama a la sede de la empresa en Atlanta: solicita el urgente envío al frente de África del Norte de tres millones de unidades, y la implantación de las embotelladoras necesarias para cubrir la campaña del desierto. El despacho de Eisenhower fue, por supuesto, el espaldarazo mayor a la política de Woodruff, quien no olvidaría jamás los servicios prestados por el general que luego iba a convertirse en presidente de los Estados Unidos.
Desde comienzos de la guerra, toda la publicidad en el territorio de los Estados Unidos fue representada por soldados, *esos muchachos que estaban dando su vida por la democracia*. En julio de 1944 la fábrica de Atlanta superaba sus primeros cinco mil millones de litros de venta; en 1948, el presupuesto para la publicidad alcanza veinte millones de dólares, cifra impensable para cualquier otra empresa.
Por supuesto, las embotelladoras instaladas en los frentes de guerra se convertirían en la avanzada para la implantación definitiva en Europa, África y Asia. Aún los países más celosos de su tradición, como Francia, sucumbieron. Extrañamente, Portugal, bajo la dictadura de Salazar, impidió la venta a causa del secreto de su composición. La fórmula, vagamente detallada para cumplir las disposiciones legales de países exigentes, no ha podido ser jamás precisada en su totalidad, y Coca-Cola ha hecho del misterio una cuestión de principio: en 1976 la compañía cesaba sus operaciones en la India =¡un mercado de seiscientos millones de habitantes!= porque las autoridades querían conocer el contenido exacto de la jalea.
LA SOMBRA DE PEPSI
Coca-Cola no ha estado sola nunca. En 1939 más de setenta imitaciones le disputaban el mercado norteamericano sin éxito. Luego de la creación por Root de la célebre botella, la competencia no había sido para la empresa una preocupación esencial. Pero, al fin, en 1949 un rival sacude los cimientos de la compañía de Atlanta: Pepsi Cola.
Si bien Pepsi ha basado una gran parte de su publicidad en *la novedad*, en la *juventud*, en lo pop del producto frente al sabor *envejecido* de Coke, la verdad es otra. Pepsi nació en 1898 en Carolina del Norte. No hay demasiada información sobre el origen del producto. La leyenda dice que un empleado de Pemberton huyó con la fórmula creando uno de los primeros hechos de espionaje industrial del mundo capitalista. Un simple paladeo de las dos bebidas rinde inmediata cuenta de la falsedad de la afirmación: Pepsi es otro producto en sí mismo. Una imitación cercana, es cierto, menos despreciable que Bidú o las abominables colas italianas y menos grosero que la imitación intentada en Cuba, a instancias del Che, quien reconocería luego su rotundo fracaso.
Es en 1949 que Pepsi da el gran golpe. Hasta entonces, ha aprovechado =sin inquietar al gigante= los huecos creados en el mercado norteamericano por el *esfuerzo de guerra* de Coca-Cola. Su campaña *Dos veces más por cinco centavos* =es decir, mitad de precio=, le había dado cierto renombre y Woodruff, el patrón de Atlanta, sostenía que la enclenque vida de Pepsi era saludable para su criatura, pues cubría la franja de la competencia obligada para cada líder, pero sin inquietarlo. Terminada la guerra, las acciones de Pepsi caen vertiginosamente y nadie, en los medios empresarios, apuesta por la supervivencia del competidor.
Coca-Cola se prepara para recuperar los litros perdidos durante su paseo por el mundo y Woodruff piensa, incluso, en comprar Pepsi para mantener la competencia *que hace brillar más alto el prestigio de nuestra empresa*. Su propio código de principios =jamás fabricar otro producto, jamás fusionar otra empresa= se lo impide, o al menos así lo quiere la historia.
No queda sino esperar la desaparición del amado competidor. Y, de pronto, Pepsi golpea cuando el rival baja la guardia. Alfred Steel, vicepresidente de Coca-Cola =maldecido desde ese momento en todas las historias oficiales= cae en desgracia a los ojos de su patrón y como corolario de su derrumbe organiza una fiesta gigantesca con el propósito de relanzar la venta de la bebida en Estados Unidos. La anécdota dice que ese día, en medio del solemne discurso de Woodruff, los parlantes dejan de funcionar y el zar de la compañía no puede terminar su alocución, por lo que Steel se encuentra de inmediato con los pies en la calle.
Lo cierto es que Steel busca trabajo en Pepsi, ocupa el cargo de presidente de la empresa, y arrastra con él a quince ejecutivos de Coca-Cola. El equipo de recién llegados va a revolucionar el estilo de trabajo en Carolina del Norte. Primera decisión: dar a Pepsi imagen de bebida nueva. Luego de cuidadosas encuestas, Steel decide *personalizar* su producto, dirigirlo a la clase media, puesto que Coca-Cola trabaja un vago espectro definido como *todos los americanos*.
Pepsi crea su propia botella, y lanza una campaña inteligente, agresiva: su publicidad insiste en que Coca-Cola está repleta de azúcar y eso hace mal a la salud; golpea con la frase *rica en calorías* hasta que el público responde y el gigante acusa el golpe. Inmediatamente lanza su directo a la mandíbula: crea la botella familiar que permite un mejor almacenamiento en la heladera y es más económica.
Para colmo, Coca-Cola pierde, en 1950, su mejor publicitario, Archie Lee, quien elige el peor momento para morir. El contraataque de la empresa es desastroso: la propaganda improvisada deja cada vez más espacio a Pepsi y recién a partir de 1955 la agencia McCann Erickson toma las riendas para iniciar la recuperación. La botella familiar de Coca-Cola ya está en el mercado y a ella seguirá =en algunos países de gran consumo, como la Argentina= la súper familiar. McCann Erickson definirá el público de su cliente =siempre los jóvenes= y rápidamente apelará a los ídolos de la música de moda. Llegan, salvadores, el rock y el twist, Elvis Presley, Tom Jones, Ray Charles, Petula Clark, Nancy Sinatra, los ídolos grabarán los jingles de Coca-Cola. Nace otro slogan célebre: *Todo va mejor* blasfemado por la izquierda de todo el mundo.
Todo va mejor, entonces: Pepsi se ha salvado y Coca-Cola reencuentra, de lejos, su liderazgo. La guerra de Vietnam ruge, los símbolos norteamericanos desparramados por el mundo entero empiezan a arder. La contestación, el combate de los años 60 hacen volar por el aire cuanto evoque al imperialismo norteamericano. Coca-Cola pierde Cuba, pero gana Polonia, Checoslovaquia y otros países del bloque socialista.
Allí donde otras empresas norteamericanas se dan la cabeza contra la pared, la bebida de Atlanta se instala.
Su insignia blanca sobre fondo rojo no sólo evoca la bandera de los Estados Unidos: la reemplaza. Para Jean-Luc Godard, su generación es la de *los hijos de Marx y Coca-Cola*.
Según los ejecutivos de la compañía la identificación entre la política norteamericana y la presencia de la empresa en el Tercer Mundo es, dicen, *una pesada carga, pues si la política americana fracasa, es Coca-Cola quien paga los platos rotos*. La mejor ilustración, insisten, es la prohibición de la bebida en los países árabes, luego de la implantación en Israel.
LA COSECHA DE LA VERGÜENZA
En 1955, la empresa decide abandonar su política de *un solo producto, no a la fusión*. Coca-Cola compra a diestra y siniestra. Hoy la empresa es la primera plantadora de frutas del mundo =872.000 acres de tierra en Florida=; propietaria de un quinto de la producción mundial de café; de cuatro grandes grupos viñateros norteamericanos: en total, doscientos cincuenta productos esconden detrás de sus marcas a Coca-Cola. Woodruff, el viejo zar, es dueño de una fortuna incalculable, y los medios de negocios dicen que *puede gastar 75 dólares por minuto sin que su fortuna disminuya un centavo*.
Su sucesor, Jean-Paul Austin, será protagonista de uno de los más importantes escándalos provocados por la *ampliación comercial*. En 1960, la compañía adquiere Minute Maid, una plantación frutera de Florida que emplea sólo trabajadores golondrina, es decir, mexicanos, colombianos, inmigrantes cubanos y otros hispanoamericanos encandilados por el *sueño americano*.
Las condiciones de trabajo en la plantación, a pocos kilómetros de los lujosos balnearios, eran tales que la cadena de televisión NBC decide en 1970 emitir un reportaje titulado *La cosecha de la vergüenza*.
El golpe de la NBC animó a los diarios a lanzar una denuncia sobre las condiciones de trabajo en las empresas del grupo Coca-Cola.
Curiosamente, dos años más tarde, la NBC efectuó un segundo reportaje en las plantaciones de Florida comprobando que todo iba mejor: la empresa había creado una fundación, la Agricultural and Labor Inc., encargada de lanzar un programa de *ayuda* a los trabajadores. Imposible saber cómo se concretaría la *asistencia* a cosecheros que, la mayoría sin permiso de residencia en los Estados Unidos, trabajan unos meses para luego desplazarse hacia el Oeste.
LOS CONTACTOS DE LA CIA
Varios presidentes, de Eisenhower a James Carter =originario de Georgia=, sintieron un visceral amor por la Coca-Cola. Durante el período de Carter, la empresa entró en los países socialistas, aunque no pudo regresar a Cuba.
En 1960, a poco del triunfo, la revolución había nacionalizado sus cinco plantas embotelladoras que costaban 2,1 millones de dólares. Como respuesta, Jim Farley, entonces presidente de exportaciones de la firma, contribuyó a reunir fondos para resarcir a las brigadas que fracasaron en el desembarco de Bahía Cochinos. Lindsay Hopkins, uno de sus directores, figuraba también en el directorio de Zenith Technical Enterprises, que servía como fachada para las operaciones de la CIA en Cuba.
Más tarde, el gobierno de Fidel Castro autorizó a Pepsi a utilizar las embotelladoras que había dejado su competidora, pero Robert Geddes Morton, vicepresidente de la compañía, se convirtió en uno de los contactos de la central de inteligencia norteamericana para intentar el asesinato del líder cubano. La carrera de Pepsi en Cuba fue, pues, corta y poco rentable.
También en Guatemala Coca-Cola colaboró con la represión a través de su director, John Trotter, y en Brasil la feroz disputa con Pepsi dejó no pocas sospechas.
El ingreso en Argentina y Brasil, en 1942, formó parte de una estrategia para contrarrestar la influencia nazi en el sur del continente. Getulio Vargas favoreció la instalación de la compañía con una ley que permitía el uso de componentes químicos en las bebidas sin alcohol. Así, Coca-Cola reinó durante diez años desplazando a los tradicionales guaraná y jugos frutales.
Recién en 1952 Pepsi llegó a librar batalla y tardó quince años en atreverse a tocar Río de Janeiro. Allí nació el famoso slogan *La revolución de Pepsi*, que mereció este comentario de un director: *En este país la juventud no tiene canales de protesta.
La actual generación no recibe educación política y social.
Por eso nosotros le proporcionamos un mecanismo de protesta, una protesta a través del consumo*.
Desde 1967 la competencia en Brasil fue despiadada. Dos millones de botellas de Coca-Cola fueron destruidas por los distribuidores de Pepsi en verdaderas operaciones comando. Pero el incidente más comentado ocurrió en 1975, cuando allegados a Pepsi hicieron correr el rumor de que dos obreros habían muerto ahogados en las piletas con jarabe destinado a fabricar la Coca-Cola.
Las versiones aseguraban que los cuerpos estuvieron pudriéndose allí durante dos días y que al menos diez mil botellas fabricadas con el líquido contaminado habían sido enviadas al comercio minorista. Para colmo, dos cadáveres irreconocibles aparecieron en un cementerio de las cercanías. Los investigadores, naturalmente, no llegaron a ninguna conclusión atendible, y de los tres obreros que colaboraron con la policía, dos sufrieron, como en el cuento de la cadena rota, desgracias irreparables.
Por fin, la pesquisa fue abandonada cuando el delegado de la empresa para Sudamérica viajó a Río de Janeiro y se reunió con miembros del gobierno. El periodista que reveló la historia recibió amenazas de muerte y la compañía lo intimidó con represalias judiciales.
Nadie sabe si en verdad el golpe vino de la competencia, pero lo cierto es que Pepsi tiene una historia oscura e inexplorada en América Latina. En Venezuela, el único país del continente donde vendía más que su rival, fundó Acción Internacional =American for Community Cooperation in Other Nations=. La institución se ramificó de inmediato en Brasil, Perú, República Dominicana y otros países donde cumplió un vasto plan de acercamiento a los gobiernos por cuenta de los servicios secretos de los Estados Unidos.
Así, el chileno Agustín Edwards, viejo amigo de la CIA y jefe de la familia propietaria del diario El Mercurio, viajó a Washington ni bien se enteró de que Salvador Allende había ganado las elecciones de 1970. Donald Kendall, presidente de Pepsi Cola, le gestionó un encuentro con Richard Nixon, Henry Kissinger y John Mitchell. Luego Edwards se reunió con Richard Elms, director de la CIA, y volvió a Chile con el flamante cargo de vicepresidente de la división alimentación de Pepsi. Edwards pudo, así, librar una lucha más eficaz contra el enemigo comunista, y la libre empresa le debe alguno de los tantos honores que monopolizó Augusto Pinochet.
RUMBO AL ESTE
Una de las mayores ambiciones de Coca-Cola se frustró con la entrada de los soviéticos en Afganistán. El presidente Carter tomó entonces una decisión que no gustó a los industriales norteamericanos que hacían frente a una severa crisis del mercado interno: boicotear los Juegos Olímpicos. La empresa contaba con la fiesta deportiva para desbancar a Pepsi de la URSS o, al menos, acabar con su monopolio.
Su ofensiva hacia los países comunistas tuvo éxito, en cambio, en Pekín norteamericanos y chinos empezaron a hacer ping pong y los jugadores de la potencia imperial siempre elegían Coca-Cola para calmar su sed frente a las cámaras de televisión. Pocos años después, con la muerte de Mao Tsé Tung y la desgracia de la *banda de los cuatro* =a la que reemplazaron las cuatro modernizaciones=, Coke ganó un mercado potencial de casi mil millones de almas.
Hoy, en las calles de Pekín y Shangai, gigantescos carteles idénticos a los que se ven en Buenos Aires, Milán o Chicago, explican que *Todo va mejor con Coca-Cola*. En un hipotético acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, la corporación tiene también mucho que ganar, y la famosa foto que muestra a Fidel Castro bebiendo una Coca-Cola de un solo trago, con los ojos entrecerrados de placer, sería la mejor publicidad.
LA FÓRMULA DEL ÉXITO
Los rumores =cuidadosamente alentados por la empresa=, dicen que sólo tres personas conocen la fórmula mágica que ha quitado el sueño a los espías industriales. Según la leyenda, los tres hombres viven en ciudades diferentes, jamás viajan en un mismo avión, ni asisten juntos a las reuniones de directorio.
Otros murmuran, en fin, que ni siquiera se conocen entre ellos. Se trata de un atractivo e inverifícable cuento de hadas.
Es más seguro que =de existir un secreto=, la misma banca propietaria guardara los codiciados papeles en sus cajas de seguridad. Sea como fuere, en la fábrica de concentrado de Georgia, los empleados suelen anotar en las paredes extraños jeroglíficos que pretenden aclarar el misterio, pero esas fórmulas rara vez coinciden entre sí.
En abril de 1979, la revista de la Asociación de Consumidores de Bélgica, Test-Achats, analizó cuidadosamente el contenido de la Coca-Cola. Éste es el resultado obtenido sobre una botella de un litro:
* 2,42% de ácidos utilizados también en otras bebidas refrescantes.
* Presencia activa de ácido fosfórico.
* 70% de cafeína =el equivalente de una taza de café=.
* Presencia de colorante en forma de amoníaco acaramelado.
* 96 gramos de azúcar
Conclusión:
el ácido fosfórico impide la correcta absorción =sobre todo en los niños= del calcio indispensable para el organismo. El azúcar, necesario para cubrir el sabor de los ácidos en la mezcla, favorece la obesidad y la hiperglucemia. No obstante, no se halló presencia de sacarina y la bebida es, desde el punto de vista bacteriológico, irreprochable.
En una palabra, si los jugos naturales son preferibles a la Coca-Cola, hay que admitir que en cualquier otra bebida envasada se absorben venenos más poderosos que en el inventado hace un siglo por John Pemberton.
Pero ninguna de las cifras obtenidas por los belgas revela, sin embargo, la clave del éxito. Es posible que la verdadera fórmula se encuentre, como han dicho sus detractores, en el diseño de la botella y en el logotipo inconfundible; también en la leyenda que envuelve a todo producto fundador y a los veinte millones de carteles luminosos repartidos por todo el planeta, algunos de ellos inseparables del paisaje urbano, como en Piccadilly Circus o los Champs Elysées.
ÚSELO Y TÍRELO
La íntima relación entre el éxito y el envase del producto parece haber creado algunos problemas a la Coca-Cola. La incorporación de la lata obligó a la compañía a adecuar el logotipo a un envase diferente.
El problema se acentuaría con la incorporación de la botella plástica descartable a la que la compañía accedió luego de costosísimos estudios de mercado.
Desde entonces, el símbolo rojo y blanco comenzó a ser estampado en blusas, toallas, manteles y en cuanto objeto de la vida cotidiana sea susceptible de ser visto por más de un par de ojos a la vez. Doble operación comercial: Coca-Cola no sólo vende bebida, sino también su marca, su símbolo, por el que cobra fabulosos royalties.
Ella fue la primera del mundo en hacerse pagar por autorizar la publicidad de su producto. Hasta las banderas de los Estados Unidos e Inglaterra, tan utilizadas =gratuitamente= como decoración y ornamento, sufren el asalto de la Coca-Cola. Sin embargo, pese al gran impacto del envase descartable, del *úselo y tírelo*, Coke parece, según sus directores, preocupada por el daño que millones de botellas y latas abandonadas provocan en la naturaleza.
De allí, explican, la conservación del sistema de consignas de envases de vidrio y, sobre todo, la adquisición de la compañía Aqua Chem, especializada en antipolución, en ciento cincuenta millones de dólares.
La operación parece tener, no obstante, fines menos filantrópicos.
Por un lado, los expertos en *imagen* de la corporación se alarman del aspecto *cadáver* de una botella de plástico tirada en la calle o perdida en la naturaleza; por otro, Aqua Chem trabaja en el sector de purificación del agua, lo que permitirá a Coca-Cola suprimir miles de pequeñas empresas dedicadas al mismo trabajo con material y procedimientos vetustos y bajar sus costos además de eludir impuestos inscribiendo su subsidiaria en el sector de la investigación científica. Por otra parte, Aqua Chem es, de por sí, un negocio redondo: nueve de cada diez barcos norteamericanos puestos en servicio desde 1968 están equipados con calderas y tubos de agua fabricados por la nueva criatura de Coca-Cola.
LOS HIJOS Y LOS PRIMOS
En 1937, Max Keith, vendedor de Coca-Cola en Alemania, asciende a director de la empresa en el país que se apresta a desatar la Segunda Guerra Mundial. Al final, cuando los aliados entran en Berlín, Keith es uno de esos alemanes que poseen la fórmula del milagro asociada al Plan Marshall. En 1954 se convierte en director de Coca-Cola para todo Europa, el Cercano Oriente y África del Norte. Para Keith, un solo producto era insuficiente en la guerra de conquista que se había abierto con la reconstrucción de Europa. Un año más tarde, convence a Woodruff de la necesidad de terminar con la política de *un solo producto, una sola botella, un solo precio*.
Keith tenía experiencia y un menjunje exitoso para vender: en 1939, cuando Coca-Cola abandonó Alemania, el director de la compañía se lanzó a la búsqueda de un producto que la reemplazara. En el camino hacia la conquista del mundo, Keith halló a un búlgaro, M. Eshaya, que había creado un refresco sin coca ni cola, y le compró la fórmula. Así nació Fanta, bebida por excelencia del Tercer Reich. En 1946, Fanta, popularísima en Alemania, pasa a manos de la Coca-Cola Export Corporation. Con ella, la empresa de Georgia lanzó su segundo producto en los Estados Unidos en 1960.
El formidable éxito de la nueva naranjada, que aprovechaba las cadenas de distribución y el aparato publicitario de su hermanastra, llevó a la compañía a intensificar el lanzamiento de otras marcas.
Distanciada de Pepsi en la competencia por el mercado de bebidas cola, la empresa decidió ganar otros mercados que pequeñas compañías habían explorado. Varios meses de encuesta concluyeron con el *perfil* de la bebida ideal: ácida, burbujeante, liviana, capaz de mezclarse a todo tipo de bebida alcohólica.
Los laboratorios se pusieron a trabajar y en tres meses pusieron a punto el producto deseado. Faltaba el nombre, y no era cuestión de dejarlo al azar: los especialistas solicitaban un nombre corto, capaz de dejar al público la posibilidad de rebautizarlo a su gusto. La compañía confió la tarea a una computadora.
El resultado: Sprite, que en inglés evoca vagamente la primavera =spring= y que puede traducirse por *duende*, *travieso*, *diablillo*; en fin, una figura que Coca-Cola conocía bien, pues le había servido de publicidad en los Estados Unidos durante años. La botella del producto a base de limón no podía ser sino verde y evocar la frescura.
El primer año se vendieron cincuenta millones de botellas de Sprite, y al siguiente, sesenta y cinco millones que compensan ampliamente el millón de dólares invertidos en la campaña de lanzamiento.
LA REVOLUCIÓN DEL CENTENARIO
Animados por el éxito de Fanta y Sprite, los directivos de Coca-Cola se volcaron a la explotación de un nuevo mercado de bebidas sin azúcar con Fresca y Tab. Pero fue recién en 1981 luego de años de estudios y tanteos de mercado, que la corporación se animó a empeñar su nombre en una bebida sin calorías: Coca-Cola diet, usa el mismo envase de su hermana, pero con los colores invertidos.
Voceros de la empresa anunciaron, el año pasado, que la actual fórmula =más sofisticada que la de la sacarinada Tab=, es una transición hacia otra que podría aparecer muy pronto y que debería parecerse a la azucarada de tal manera que sólo un fino paladar pudiera notar la diferencia. De este modo, luego de aventajarla en el terreno de las bajas calorías, Coca-Cola estaba lista para atropellar a Pepsi en su propio feudo del *cuanto más dulce mejor*.
El 22 de abril de 1985 llega el golpe de teatro. Coke abandona en Norteamérica su fórmula centenaria para poner más azúcar en las botellas y complacer a los jóvenes enamorados del pop, que parecían desplazarse hacia la competencia. Del 22,5 por ciento del mercado total de bebidas sin alcohol, había caído, en un año, al 21,8. Pepsi, en cambio, avanzaba un 0,1 y esta inquietante señal sacudió al monstruo.
Sin embargo, los expertos no tuvieron en cuenta que las viejas generaciones habían identificado el sabor de la Coca-Cola con la juventud perdida y con una América más simple y triunfal, tal como la propone Ronald Reagan. Un posterior estudio de psicólogos y sociólogos concluyó que, en un país que cambia vertiginosamente, el gusto de la Coke es uno de los pocos valores estables a los que aferrarse. De inmediato, Gay Mullins, un fanático hasta entonces anónimo, llamó a los consumidores a formar la Old Coke Drinkers, una asociación de lucha para la defensa del antiguo sabor.
Su lema, *Devuélvannos la vieja Coca-Cola* recorrió todos los estados de la Unión. Mullins usó una doble estrategia: por un lado se presentó ante los tribunales de justicia para exigir que la empresa hiciera pública la fórmula que acababa de archivar.
Por otra parte, hacía saber que un grupo de *disidentes* del directorio le había comunicado la mítica ecuación y, como no podía vivir sin su bebida, él mismo estaba dispuesto a fabricarla si la compañía la abandonaba.
Según el jefe de los nostálgicos, el brebaje había pasado a integrar el *patrimonio cultural del pueblo norteamericano* y ni sus propios dueños tenían derecho a enterrarla de un día para el otro.
Así, el 11 de julio =apenas tres meses después de iniciado el escándalo=, la corporación decidió devolver al pueblo su bendita bebida con el título de Coca-Cola Classic y ponerla en los supermercados junto a la flamante New Coke.
En realidad, las ventas de la nueva versión no fueron muy alentadoras, y en círculos de Wall Street podía escucharse, a fines de diciembre de 1986, una explicación más creíble sobre la extraña voltereta.
Según los medios financieros, la empresa habría montado la más osada y genial maniobra publicitaria de toda su historia, y el tal Mullins habría obtenido por tanta tenacidad algo más que su refresco preferido.
El golpe tal vez haya permitido a la empresa colocar en el mercado su nuevo engendro con un ruido estrepitoso y gratuito, a la vez que relanzaba el otro, el inmortal.
Para Coca-Cola todas las crisis son buenas. Entre 1960 y 1970 triplicó sus ganancias y las acciones en la bolsa de Nueva York se cotizaron a 82,5 dólares en 1969; 107,75 en 1971 y 150 dólares en 1973. Hoy, al cumplir cien años, la corporación vende en un solo día y en 155 países, dos mil millones de litros.
La misma cantidad que había producido en su primer medio siglo de vida.
Ésta es parte de la historia de uno de los más gigantescos pulpos de la historia del capitalismo. No obstante, su nombre no figura entre las treinta primeras empresas monopólicas. Infiltrada en fundaciones científicas =sobre todo en el sector árabe=, literarias, arquitectónicas, ecológicas, la compañía ha puesto su mano sobre todo sector susceptible de proveer dividendos a la corta o a la larga.
Quizá por eso, en la central de Georgia se comenta, entre sonrisas de complicidad, que *el único competidor serio de la Coca-Cola es, hoy por hoy, el agua de la canilla*.
Gilgamesh***