***Excelente, bello y feliz alfinViernes para todxs.
Si será negocio la telefonía celular...je..=además de las nefastas consecuencias que venimos relevando= que por su culpa...entramos en guerra.
Ya habrán tomado nota de los desaguisados entre USA y China con respecto a *Huawei*.
No es un tema menor en un mundo que derrapa en todo aspecto.
Les voy a compartir tres editoriales e investigaciones al respecto que sirven y mucho para clarificar ésta cuestión.
*Guerra comercial* se dice hoy, lo que en el fondo es *lucha por el poder global*.
Dicho poder se sostiene obviamente con la *economía*, y los poderosos no están dispuestos a que la hegemonía de una sola potencia =y sus aliados= los desplace del tablero mundial.
La *multipolaridad* a la hora de hablar de *potencias* es a mi criterio algo sano, porque viene a ponerle cierto freno a quienes han demostrado que, cuando han acaparado el poder de manera unipolar, nos han sometido a todos sin escrúpulos ni chance alguna de que nuestros derechos se respeten.
Ningún poder absoluto es viable en un mundo tan diverso, tan variopinto, y si bien la idea sería de que a cada nación se le permitiera vivir como se le antoje, sabemos que pensar así..es pecar de ingenuos.
Guste o no, la gobernanza mundial es algo que siempre ha existido y los más poderosos siempre se han disputado el poder.
Ningún absolutismo es bueno, en todo caso podemos congraciarnos o simpatizar con el menos dañino, y no más de ahí.
Quienes aún crean en la vieja bipolaridad de Comunismo-Capitalismo no entienden nada ya que el Comunismo en el poder no existe desde hace mucho tiempo.
Cuando leo o escucho proclamas y debates sobre comunismo-anticomunismo verdaderamente me río, porque vivimos en un planeta capitalista, que apenas difiere en la forma en que cada nación o potencia lo aplica.
Creo que incluso la palabra *capitalismo* tampoco refleja éste sistema de gobernanza global, vivimos bajo un engendro incalificable que se sostiene pura y exclusivamente por comprar-vender, producir-exportar-importar, consumismo-materialismo, en una gimnasia frenética economiscista que pasa por alto la razón de ser de un *gobierno* y es el bienestar de la mayoría de la sociedad que representa, derecho a un trabajo digno, a la educación y la salud gratuitas, a una vivienda digna, a la libertad, a un abanico de posibilidades para que el ciudadano no deba vivir indignamente.
Cuando salimos de la yema ombliguista y vemos más allá de la cáscara descubrimos que aquellas sociedades que viven en una *potencia* y que brillan por sus riquezas y estridentes potenciales tienen también ejércitos de pobres que se mueren en el olvido de sus gobiernos y de sus mismos co-ciudadanos...nos damos cuenta de que todos los sistemas posibles conocidos han fracasado rotundamente en la misión de generar una humanidad más justa y en propender el bienestar de todas sus clases sociales.
*Clases sociales* dos palabras que ya de por sí demuestran el fracaso de una sociedad más igualitaria.
Por eso..gnósticamente uno corrobora que no estamos para *paraísos en la Tierra*, apenas...distintas formas atrofiadas de gobernanza que pueden ser un poco más buenas o un poco más malas, pero todas imperfectas al fin.
Entonces, festejar una buena jugada china o rusa o estadounidense pensando en que *ganamos*, es de una inocencia supina, ya que en todo caso lo único que se puede ver como positivo es que no tengamos al frente del mando mundial a una sola potencia hegemónica.
Apenitas eso.
La guerra comercial entre EEUU y China se está convirtiendo en una auténtica escalada.
Una de las últimas consecuencias es la suspensión por parte de Google de una importante porción de su negocio con Huawei tras la inclusión de esta compañía en la *lista negra* estadounidense de empresas que suponen una *amenaza para la seguridad nacional*.
Se demuestra una vez más el riesgo que supone dejar en manos de empresas de otros países elementos esenciales de un producto, como el software, de tal forma que una decisión de la Casa Blanca puede terminar perjudicando a ciudadanos de todo el mundo.
Esta decisión de la Administración Trump, que ataca directamente a la próspera división de teléfonos móviles del fabricante chino, supone que Huawei pierde el acceso a la mayoría de las transferencias del gigante estadounidense:
sus móviles, a partir de ahora, dejarán de tener acceso a Google Mobile Services, la plataforma que aglutina los servicios del gigante estadounidense como Google Play Store =la *tienda* de aplicaciones=, el cliente de correo electrónico Gmail, la aplicación de YouTube y el navegador Chrome para móvil:
los nuevos teléfonos no podrán llevar esas apps.
La empresa asiática, eso sí, aún tendrá acceso a la versión libre de Android a través de licencias de código abierto, disponibles para cualquiera que quiera usarlas.
De hecho, Huawei tiene desarrollado un sistema operativo derivado basado en Android;
la instalación de este sistema, que ya no dependería de Google para nada, podría generar todo un mercado alternativo mundial:
no olvidemos que la compañía china logró colocar el pasado año en todo el mundo nada menos que 200 millones de dispositivos móviles.
*Si dependes de un proveedor que está en un país y se somete a sus reglas, y mañana ese país se enfada con el tuyo por la razón que sea, pues tienes un problema*, comenta a Público, en conversación telefónica, el abogado especializado en tecnología David Maeztu.
Este caso es el ejemplo perfecto que muestra cómo la dependencia de terceros radicados en otros países puede convertirse en una vulnerabilidad para el negocio de gigantes tecnológicos =entre otros muchos problemas=, pero también cómo el software libre puede suponer una garantía frente a determinadas decisiones políticas.
*Lo bueno del software libre es que compañías desarrollen productos propios basándose en lo que otros ya han hecho, es decir, uno no tiene por qué empezar de cero, y además todo ese trabajo nuevo se aporta a la comunidad*, recuerda el citado experto.
La importancia del Software Libre, si un gobierno obliga a una empresa a algo, el tener el código fuente y permiso para modificarlo te da otras opciones.
Efectivamente, el punto fuerte de Android es que su base es software libre, lo que va a permitir a Huawei reaccionar mejor que si tuviese que crear un sistema operativo desde cero.
*Lo que es bueno para ti se convierte en algo bueno para la comunidad, lo que además extiende la estandarización, los sistemas se vuelven más interoperables, y si mañana un gobierno toma una decisión como la que ha tomado EEUU, el impacto puede ser menor*.
La capa básica de Android cuenta con licencias Apache y GPL, comenta Maeztu, que apunta que el principal problema que va a tener Huawei va a ser el quedarse sin acceso a las aplicaciones de Google.
*Pero es que los teléfonos ya funcionan sin ellas*, afirma, y aventura:
*Imaginemos que un fabricante como Huawei se mete a saco con la distribución.
Que la decisión de un país pueda afectar a consumidores y ciudadanos de otros países, pues que parece que redefine un poco las reglas de la gobernanza global:
EEUU puede obligar a Google a hacer determinadas acciones por el hecho de estar radicada allí*, razona Maeztu, que apunta:
*Igual deberíamos ir pensando en ir avanzando hacia sistemas más abiertos, y que internet sea lo que era:
gente que volcaba conocimiento y libertad para usarlo*.
Todo este movimiento puede suponer, en un futuro no muy lejano, la ruptura del monopolio de facto que ejerce Google en los sistemas operativos móviles.
Y esto puede ser una buena noticia.
Soberanía tecnológica
Para el abogado especializado en internet y doctor en filosofía Javier de la Cueva, un histórico defensor del software libre, en el caso de Google y Huawei **existe una cuestión de soberanía tecnológica que está íntimamente ligada a la libertad de competencia:
en el momento en el que viene desde fuera una disposición estadounidense en la que se establece es una prohibición de competencia precisamente a través de un código, lo que se está haciendo es beneficiar a una serie de productos frente a otros.
Como siempre, la pregunta que hay que hacerse es:
¿a quién beneficia todo esto? o bien, ¿quién se lleva el dinero?**, se pregunta De la Cueva, para quien estamos ante *una acción teledirigida económicamente, eso es evidente, aquí lo que realmente importa es el dinero.
La Unión Europea, por cierto, tendría que verificar si esa decisión atenta contra el libre mercado, para empezar*, añade:
*Y yo creo que sí*.
Este letrado denuncia, además, que la acción *demuestra cómo, precisamente a través del código, lo que se está haciendo es montar una normativa en sí;
es decir, cuando impido realizar una serie de actualizaciones lo que hago es que, mediante el propio acceso a ese código, expulso a un actor del mercado*.
De la Cueva realiza una interesante reflexión sobre el código abierto;
*La base de internet mismo, lo que realmente hizo que estallase la revolución de la Red, fueron los Request for Comments-RFC, que son de licencia libre.
Internet es la obra de propiedad intelectual libre más grande y relevante de la historia, como ninguna otra obra propietaria.
En un momento dado, Google se hizo con el kernel de Linux, y usó ese núcleo para montar un sistema operativo =Android=que atrapa a los consumidores;
lo que vemos aquí es que hasta qué punto cualquier sistema libre puede ser utilizarse para el mal.
Todo esto muestra cómo Google ya estaba usando ese sistema libre para cooperar en la sociedad de control en la que vivimos =nos prometieron la sociedad del conocimiento, nos han devuelto la sociedad del control=, y muestra también que esa sociedad del control existe realmente, no sólo sobre los individuos sino también sobre las empresas.
Es interesante lo que está pasando porque, de alguna manera, obliga a Huawei =no olvidemos que también es un gigante= a hacer un fork o bifurcación =un proyecto derivado de otro que usa el código fuente del proyecto ya existente=.
A largo plazo, EEUU podría estar dándose un tiro en el pie:
está forzando a los chinos a hacer una versión alternativa a la dominante bajo la batuta de Google, de modo que se genere un importante mercado con móviles sin Google.
Un ejemplo de un sistema derivado que es libre es LineageOS.
Y oye*, ironiza De la Cueva, *nos vendría muy bien a muchos, en concreto a los parlamentarios españoles que llevan en sus bolsillos móviles con aplicaciones que envían su geolocalización a servidores de compañías estadounidenses:
¿Cómo es posible los representantes de la soberanía popular están cediendo sus datos a Google?
¿Estamos locos?*.
Para este jurista, **hay una oportunidad para poner en valor no la tecnología china o la estadounidense, sino la *tecnología ciudadana*:
a lo mejor esto produce un impulso en los grupos de desarrollo de software libre, ya que bajo el paraguas del código libre puede entrar cualquier tipo de agente.
No sabemos las consecuencias que puede tener todo este movimiento, pero sí sabemos que lo que pasaba hasta ahora no era asumible:
la situación de monopolio de facto a la que estábamos entregados tanto con Google =Android= como con Apple =iOS=.
A lo mejor, todo esto que está pasando es hasta bueno**.
El origen de todo esto
La guerra comercial entre las dos primeras superpotencias del mundo tiene varias patas, y esta última medida en forma de sanciones es sólo una ramificación de una de ellas:
la batalla por el despliegue de la tecnología 5G en Europa.
*De momento, no se han aportado pruebas de que el gobierno de China hace lo mismo que el gobierno de EEUU*, comenta irónicamente David Maeztu, que añade:
*No sabemos si EEUU acusa a las empresas chinas de espiar, o de que no les da la información que obtienen al espiar*.
Visto con un poco más de distancia, lo que está en juego es el dominio de la tecnología móvil durante las próximas décadas.
Y si por el camino se rompen uno o dos monopolios, o se consigue concienciar a uno o dos políticos, quizá deberíamos aprovecharnos de ello.
Pero ¿qué pasa si ya tengo un móvil Huawei en mis manos?
Aplicaciones:
Quienes ya tengan un teléfono Huawei en funcionamiento van a poder utilizarlo con normalidad, de momento.
Es decir, pueden usar y actualizar las aplicaciones que ya tengan en el dispositivo.
No obstante, no van a poder descargar nuevas aplicaciones a través de Google Play.
Además, los usuarios de teléfonos Huawei existentes seguirán teniendo cobertura de Google Play Protect.
Se trata de un detector de malware que usa técnicas de aprendizaje automático para detectar y eliminar aplicaciones no autorizadas.
Sistema operativo:
El sistema operativo es lo que realmente hace funcionar el teléfono.
Huawei usa Android, auspiciado por Google, pero que en realidad se basa en un proyecto de código abierto.
Parece claro que Huawei no podrá usar la versión completa de Android proporcionada por Google en sus futuros teléfonos:
Google dejará de proporcionar a Huawei acceso, soporte técnico y colaboración que involucre a sus aplicaciones y servicios patentados en el futuro.
En un comunicado, Huawei asegura que ha hecho *contribuciones sustanciales* al desarrollo del sistema operativo Android y que ofrecerá actualizaciones de seguridad y servicios posventa a todos sus equipos, informa Efe.
Las actualizaciones tanto de las aplicaciones como del sistema operativo son sumamente importantes, dado que una gran parte de ellas solucionan errores de seguridad a veces críticos.
Fuentes de Google afirman que Huawei podrá proporcionar actualizaciones de seguridad una vez que estén disponibles en Android Open Source Project-AOSP, la plataforma de desarrollo del sistema operativo de código abierto, mientras desarrolla su propia infraestructura de actualización.
La compañía indica en el comunicado, que continuará proveyendo actualizaciones y servicios posventa a todos sus equipos, tanto *a los que ya se han vendido como a los que están aún en almacenamiento*.
¿Me compro uno?
Los futuros dispositivos Android de Huawei dejarán de tener acceso a Google Mobile Services, la plataforma que aglutina los servicios del gigante estadounidense como Google Play Store, el cliente de correo electrónico Gmail, la aplicación de YouTube y el navegador Chrome para móvil:
los nuevos teléfonos no podrán llevar esas apps.
Y esto supone todo un un revés importante para Huawei, cuyos teléfonos se quedarían sin el aliciente clave de tener acceso a las principales aplicaciones para descargar fuera de China.
Eso, unido a la previsible interrupción de componentes clave para su fabricación =los fabricantes de chips, incluidos Intel, Qualcomm, Xilinx y Broadcom, han cerrado el grifo de suministro de software y componentes críticos a Huawei hasta nuevo aviso, informa Bloomberg=, probablemente conlleve un desplome en las ventas.
Sin embargo, estamos hablando de uno de los mayores fabricantes del planeta.
Según recuerda Techcrunch, la compañía parece que tiene un plan B:
recientemente, un ejecutivo de la compañía reveló que ésta había construido su propio sistema operativo basado en Android en caso de se diese una situación como la actual.
Incluso podrá ya estar desarrollada una tienda de aplicaciones propia pero, tal y como apunta esta publicación especializada, el problema será convencer a los desarrolladores de aplicaciones para que suban sus productos a la tienda propia de Huawei y gestionar sus actualizaciones.
El adalid del libre mercado global pasó de la retórica a la acción.
A la hora de sepultar lo que llaman libre competencia, el magnate presidente, Donald Trump, es el primero en la fila que trae el pico y la pala con su llamado proteccionismo económico, una sugerencia de que los tiempos del neoliberalismo están en entredicho.
Por lo menos en Norteamérica.
Con las últimas medidas de los Estados Unidos, Huawei Technologies pasó de la lista negra al veto de facto de los servicios y aplicaciones que provee Google, bajo petición y acuerdo con Washington.
Desde el punto de vista de la Casa Blanca, la acción está fundamentada en la seguridad nacional, sin embargo cualquiera con dos dedos de frente sabe que la trama se debe a la ventaja tecnológica que tiene China sobre su principal competidor.
Supone entonces, dar por terminada la carrera del libre mercado antes de llegar a la meta.
Toda vez que los Estados Unidos siempre se ufanaron de mantenerse en la primera línea del concurso, con un presidente que conoce los intríngulis comerciales, uno que se supone es el negociador por excelencia y aventajado en materias mercantiles.
Pero Donald Trump tiene una agenda que traiciona el espíritu primario del liberalismo.
El filósofo italiano, Domenico Losurdo, explica que esa corriente ideológica y de la praxis ya tiene sus contradicciones inherentes si se revisa históricamente:
los mismos *padres fundadores*, con George Washington a la cabeza, combinaban el gamonalismo ilustrado, la esclavitud negrera, el genocidio indígena y la retórica de la libertad con una simplicidad pasmosa.
El liberalismo encuentra en el ser blanco, propietario =de tierras y esclavos= y capitalista, el ideal material de su piedra filosofal.
Por ello la libertad se tiñó de la racialidad con que se fundó los Estados Unidos.
El libre mercado era una entelequia nueva que venía de Europa, específicamente de los Países Bajos, Inglaterra y Francia, pero que se insertó posteriormente en la psiquis colectiva de los estadounidenses por una prosperidad bien cantada por Walt Whitman en sus Hojas de hierba.
Que la Administración Trump se ampare en el ejemplo de los *padres fundadores* como guías personales tiene sentido, entonces, desde este punto de vista en el que la libre competencia de la producción y comercialización capitalistas son motivos para otros momentos históricos y políticos.
No para hacer de America great again.
La imagen que los Estados Unidos se construyó para sí desde finales del siglo XIX ante el mundo se derrumba en pleno siglo XXI con la guerra comercial y tecnológica que desató contra China, que ahora se erige como el principal defensor de la globalización =*inclusiva*, dice el presidente Xi Jinping=, el libre mercado y la producción capitalista in extremis.
Parafraseando al economista e historiador, Giovanni Arrighi:
Adam Smith cambió de residencia a Pekín.
El intercambio de papeles entre potencias dice más de lo que los reseñistas en medios corporativos quieren enunciar.
No es sólo la impronta china que ya no sólo exporta los cachivaches de bajo costo que los estadounidenses =aunque no sólo, es claro= gustaban devorar con gusto, sino también el cambio de ruta de los Estados Unidos como agente capitalista, tal vez de manera definitiva en los próximos años.
Todos vemos el miedo que le tiene Washington al libre mercado, en vista de que Huawei tiene hijos pródigos más destacados que los de Sillicon Valley y Wall Street.
La solución era, valga la cacofonía, esta disolución del matrimonio neoliberal que tenían las grandes compañías como Google con el gigante asiático.
Lo que da una autopista mucho más amplia a China para desarrollar su sistema 5G con un mercado que deja la Casa Blanca a disposición de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta.
La política aislacionista de los Estados Unidos beneficia a los chinos en su afán de hacer negocios con todo el mundo bajo el modelo win/win.
¿Quién lo diría?
Donald Trump no será el sepulturero del imperialismo norteamericano, pero sus acciones entierran el libre mercado que tanto dinero y capital cayeron en manos de sus amistades de clase.
En ese círculo acaudalado también están sus enemigos, pero ya no hablan tanto inglés como mandarín.
A los usuarios occidentales se les han encogido los esfínteres al no saber cómo cambiará su vida sin la posibilidad de utilizar los móviles Huawei.
A los chinos, en cambio, la desaparición de Google no les ha dado ni fu ni fa, a estas alturas resulta interesante preguntarse si las consecuencias de la confrontación comercial entre los Estados Unidos y China serán sólo las que estamos viviendo ahora.
La historia nos demuestra que situaciones como estas no tienen nunca un desenlace pacífico.
Muy curioso lo que está sucediendo en la batalla comercial en la que están enzarzados los dos grandes colosos del capitalismo mundial:
China y los Estados Unidos.
Y ello sucede porque mientras en el área dominada por el capitalismo pronorteamericano todo depende de cómo se levante cada mañana Donald Trump, en el área del capitalismo chino quienes viven bajo sus designios disponen de un ciberecosistema propio que les ahorra tales molestias.
Sólo conocen, de oídas, que hay un buscador que se llama Google, un correo que se llama Gmail y una plataforma de vídeos a la que en los Estados Unidos llaman YouTube
En Occidente, los medios de comunicación ha logrado persuadirnos de que somos el ombligo del mundo, que sin nosotros la civilización internáutica, por ejemplo, desaparecería, se esfumaría.
Pero nada más incierto.
A estas alturas conviene ir refrescando algunos datos para aquellos de nuestros conciudadanos que continúen creyendo en tales fábulas.
En China hay más de 772 millones de usuarios de Internet, aunque este dato corresponde a hace dos años.
China es el país del mundo con más internautas:
el triple que los Estados Unidos.
¿Desconcertante, no?
Hace unas pocas mañanas, aún medio somnoliento, pero preocupado por la decadencia económica estadounidense, Donald Trump escribió en Twitter desde su cama presidencial que Google debería de suspender sus negocios con la empresa china Huawei…
¿Creen ustedes que los *chinitos* se pusieron a temblar como hojas de loto agitadas por el viento?
Nada de eso.
Apenas si se enteraron.
Ervis Micukaj, ingeniero informático que trabaja en la ciudad de Shanghái, comentó al respecto a la agencia española EFE:
*No veo que la decisión vaya a afectar a la navegación de los internautas chinos, ya que todas las herramientas que provee Google en China son provistas por empresas como Tencent, Baidú, Huawei...
Absolutamente todo, los mapas, la música, los vídeos, los buscadores... siempre hay una compañía que hace lo mismo en China, si no son varias*.
¿Cómo afectaría, entonces, a los usuarios chinos el hecho de que Google suspenda definitivamente los negocios con Huawei?
En nada, dicen los expertos, pues *los chinitos*, como muchos de nosotros todavía solemos llamarlos con cierta sorna racista, pueden continuar utilizando todas las aplicaciones de las que han disfrutado hasta ahora.
Un ingeniero español, José Luis Sánchez Jiménez precisó cuál iba a ser, en su opinión, el volumen de las repercusiones que la decisión de Googletrump podrían tener para los chinos:
*Para los chinos Google no es nada, pues toda su vida gira alrededor de aplicaciones chinas, y cada marca de teléfono tiene su tienda propia donde se descargan las actualizaciones de las mismas…
No utilizan ni Gmail, ni Youtube, hijos ambos de Google.
Para el correo utilizan Tencent QQ, que es la más popular, y para la visualización de vídeos entran en Youku*.
De manera que de *ombligos del mundo*, nada de nada… y ya era hora de que nos enteráramos.
Lo que sí es cierto, sin embargo, es que una guerra comercial a gran escala no le saldría gratis a la economía mundial.
De acuerdo con un informe emitido por Banque de France, el incremento de 10 puntos porcentuales en los aranceles medios globales conduciría a medio plazo a una reducción del 3% en el PIB planetario, que hoy asciende a 80 billones de dólares.
O sea que la guerra comercial EEUU-China acarrearía a unas pérdidas superiores a los 2,5 billones de dólares.
Para que estas gigantescas cifras puedan cobrar algún sentido para el lector, habría que precisar que ello supondría algo así como el doble del tamaño del capitalismo español.
China; ¿Un país Socialista?
Hay gentes que ufanamente se intitulan de *izquierdas* y que, de forma ingenua, han ubicado sus simpatías al lado de la económicamente pujante República Popular China, creyendo que es el Partido Comunista la organización que dirige los destinos de ese país.
Se quedaron anclados en el pasado.
En el Estado chino de Mao Tse-tung sólo se conserva su efigie en las monedas y billetes.
Otra cosa es la memoria histórica de la gente, que todavía recuerda que fueron los comunistas chinos los que lo sacaron de un pluralismo secular.
Un superficial análisis de su economía nos lleva a la inevitable conclusión de que del *socialismo* en China apenas se conserva nada.
Con la derrota de los sectores más revolucionarios dentro del Partido Comunista, la economía china dió un giro de 180 grados hace décadas, emprendiendo un rumbo inequívocamente capitalista, cuya naturaleza no corresponde ahora analizar aquí.
Una nueva clase social de potentados empresarios capitalistas y de burócratas a su servicio han ido determinando las decisiones en la arquitectura de su desarrollo económico a lo largo de los últimos decenios.
El número de habitantes, los bajos salarios de la población trabajadora y las serias deficiencias en las prestaciones sociales, han permitido una gigantesca acumulación de capitales que es, en definitiva, la que está financiando la actual pujanza de su economía.
Es, pues, en ese contexto en el que están teniendo lugar las contradicciones interimperialistas que hoy se producen entre los Estados Unidos y la China del siglo XXI.
Unas contradicciones cuyo desenlace concluye invariablemente, según nos enseña la propia historia del sistema capitalista, en la confrontación bélica.
Lo peor, pues, está todavía por llegar.
-El presidente de China, Xi Jinping, pidió ayer a su pueblo que se prepare porque aseguró que se vienen tiempos difíciles.
*Tenemos que superar importantes riesgos y desafíos*, clamó el mandatario en alusión a la nueva escalada del conflicto comercial entre Estados Unidos y su país luego de que Washington prohibiera a las compañías estadounidenses hacer negocios con empresas sospechadas de espiar a su país.
Una vez que el presidente Donald Trump tomó esa decisión por decreto, Google cortó relaciones con el gigante chino Huawei, y varios países detuvieron la comercialización y pre-venta de estos equipos.
*Nuestro país está aún en un periodo de importantes oportunidades estratégicas para el desarrollo pero la situación internacional es cada vez más complicada*, afirmó el jefe de Estado chino en una visita a la provincia de Jiangxi, en el sur del país.
Durante la jornada, Xi subrayó que la nación debe ser consciente del complejo escenario con varios factores desfavorables tanto a nivel interno como externo.
Huawei, por su parte, también cargó contra Estados Unidos.
Al mismo tiempo que lanzaban una nueva línea de teléfonos inteligentes anteayer, un representante de la empresa denunció el acoso que sufre Huawei por parte de Washington.
*Huawei respetó todas las leyes y regulaciones aplicables.
Ahora Huawei se convirtió en la víctima del acoso de la Administración de Estados Unidos*, declaró en un acto celebrado en Bruselas, Abraham Liu, representante de la compañía ante las instituciones de la Unión Europea.
Para Liu, no se trata sólo de un ataque contra Huawei.
*Es un ataque contra el orden liberal basado en normas.
Esto es peligroso. Ahora le está pasando a Huawei.
Mañana puede pasarle a cualquier otra empresa internacional.
¿Podemos cerrar los ojos ante semejante comportamiento?*
preguntó el representante de la tecnológica.
También señaló que las redes 5G de Huawei fueron desarrolladas junto a socios europeos y a medida de las necesidades del viejo continente.
*Huawei ha estado operando en Europa durante casi veinte años.
Tenemos ahora 12.200 empleados en Europa, el 70 % contratados localmente*, afirmó Liu.
Ayer mismo también tomó estado público que =como alertó Liu= Huawei no es la única empresa china afectada por la decisión estadounidense.
El matutino The New York Times informó que la Casa Blanca evalúa prohibirle a la empresa china de cámaras de vigilancia, Hikvision, la compra de tecnología fabricada en Estados Unidos.
El gobierno asiático cuestionó de inmediato la *difamación* de la administración norteamericana contra las empresas del gigante asiático.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lu Kang, volvió a insistir para que Washington proporcione un entorno justo y no discriminatorio para sus empresas.
Al igual que sucedió la semana pasada con la tecnológica Huawei, la compañía sería incluida en la *lista negra* del Departamento de Comercio, lo que implica que los proveedores de Hikvisión necesitarían una licencia especial, expedida por el gobierno, para comerciar con la empresa china.
Hikvision es una de las fabricantes de equipos de video vigilancia más grandes del mundo y es central en la ambición china de convertirse en el principal exportador global de sistemas de vigilancia, según destacó The New York Times.
Tras la medida anunciada por Trump, varias empresas tecnológicas importantes indicaron que dejarán de vender componentes y software a Huawei.
La primera en dar este paso fue Google y ayer se sumaron algunas compañías japonesas y del Reino Unidos, entre otras.
Dos de las tres firmas de telefonía móvil más importantes de Japón, Softbank y KDDI, anunciaron ayer que aplazaban el lanzamiento de un nuevo modelo de la firma china Huawei, el P30 Lite.
KDDI igualmente puso en suspenso la venta del mismo modelo de Huawei.
El P30 Lite tiene una pantalla de 6,15 pulgadas y cuenta con una triple cámara.
Estaba anunciado con el sistema operativo Android 9.0, de Google.
A estas dos empresas japonesas se sumó, horas después, el proveedor telefónico NTT Docomo que informó que interrumpió el pedido del nuevo modelo de Huawei.
La multinacional de diseños de chips ARM, con sede en el Reino Unido, también dio instrucciones a sus empleados para que se suspendan los negocios con la tecnológica china.
Según señaló la cadena inglesa BBC, la compañía de chips afirmó que sus diseños cuentan con tecnología de origen estadounidense, de modo que consideraron obligatorio adecuarse al decreto de Trump.
De fondo de la puja entre Estados Unidos y China en materia de tecnología está la decisión de Washington de impedir que las compañías como Huawei controlen las redes 5G.
Una tecnología que permite navegar por Internet con mucha más velocidad y que podría facilitar el desarrollo de vehículos autónomos y técnicas para hacer cirugía por control remoto.
En esta línea, el gobierno estadounidense presionó incluso a la Unión Europea para que imponga restricciones sobre Huawei que se encuentra a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G.
Estados Unidos teme además que China utilice las redes 5G para espionaje, unas acusaciones que desde el país asiático rechazaron categóricamente.
Fuerte abrazo.
Fuentes;
-pajarorojo
-misionverdad
-canarias-semanal
-pagina12
viernes, 24 de mayo de 2019
* China-USA; Guerra tecnológica *
Publicado por
Gilgamesh
en
12:31
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4 comentarios :
Plus One.
Como bien se ha comentado en este post, existe el sistema android alternativo y libre LINEAGE OS, que se actualiza a diario, semanalmente y al mes.
Respecto a la tienda de aplicaciones Google, hay infinidad de ellas para seguir descargando y actualizando las aplicaciones.
El problema no es solo las aplicaciones de Google...., hay otras que aunque no sean de Google, dependen de los Servicios de Google, y hay si tenemos un problema al no poder usarlas....., caso del famoso "Guasa".
Pero bueno, a todas hay alternativas con otras aplicaciones similares, caso del Telegram por el guasa, here maps por google maps, opera por Chrome, snaptube por youtube, nine por gmail, aptoide o apk pure por google play, etc.
No creo Huawei tenga ningun problema en adoptar Lineage OS, de echo, en su paguina web, lo tienen a disposicion de quien lo quiera instalar por si mismo.
Libeage OS, funciona con o sin google.
Es mi sistema operativo en mi movil.
Gracias.
Fuerte abrazo.
+1
Amigo al parecer así como ak en Mex también Venezuela quiere cubrir su territorio de internet, pero el si está declarando que será a través de Huawei. Aunque maduro dice que será tecnología 4G.
https://www.youtube.com/watch?v=rgfqWCTfMb0
Abrazos
https://m.youtube.com/watch?v=xos_Ql_Zles
LEHAIM; ¡¡Gracias capo!!, el que sabe...sabe. Abrazo.
Mario; ¡¡Gracias Marito!! buen dato amigo, en el caso de Venezuela es claramente justuficado ya que ante los bloqueos nada mejor que tecnología china =un aliado= además de desintoxicar su país de medios yanquis.
También una inversión china que Vene necesita, y si es 4G mejor porque al menos es diez veces menos nociva que la G5, habrá que ver si Maduro va a contemplar los riesgos que ya sabemos, y las antenas se montan bien lejos de zonas densamente pobladas, o en su defecto, en sitios que no comprometan la salud.
De todos modos ya ves...te decía en otro comentario que los gobiernos se verán imposibilitados de no ceder ante ésto, la cuestión será entonces *regular* lo más que se pueda. Abrazo.
Alquimista; ¡¡jajaja!! bien atinado, Alquimista; musicalizador temático de Tiempo Final =ad honorem eh...jeje=.
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