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domingo, 6 de octubre de 2019

* El Licurgo; ¿educación? *

***Precioso Domingo de Octubre para todxs.

Mientras continuamos con el generador de energía sanadora para Alejandro que evoluciona favorablemente, nos damos un ratito para poner a las neuronas en modo *gimnasio*.

La Educación...vaya concepto..., solemos decir que con ella se evita la involución del ser humano, que un pueblo culto es un pueblo sabio, que la educación es la madre del progreso y demás calificaciones que especialmente, esgrime la clase política y los intelectuales.
El problema con ella es...¿qué clase de educación?, ya que, la que se corresponde con extramuros hogareños y está a cargo de un *sistema* que impone esa forma de *educar* es una cosa, y la educación intramuros es otra.

Antes, la educación era patrimonio exclusivo de las clases dominantes que en nada se parecía a la actual, tampoco los recursos destinados a tal fin eran los mismos.
Ante todo, lo primero que se nos enseña es a hablar, leer, escribir, después viene un fárrago de cuestiones que tienen que ver con la historia, la geografía, el planeta, la matemática, la geometría, lo social, la religión.

En la antiguedad muchos pensaban que la educación era el método más eficaz para erradicar del individuo *el instinto*, una especie de arma de doble filo que en ocasiones era beneficiosa, y en otras destructiva.

Hubo en la antiguedad un personaje del cual aún se duda sobre su verdadera existencia, sin embargo su existencia quedó plasmada en los relatos y escritos.
Éste personaje gozó tanto de elogios como de críticas =como todo mortal= y su concepto sobre la *educación* dejó una anécdota que en mi caso, no deja dudas sobre la imposibilidad de que la educación como adquisición de meros conocimientos, sea garantía alguna de sociedades más justas ni de individuos de excelencia.

Sirve en todo caso como recurso económico individual y de una mejor comprensión social, pero no garantiza por ejemplo que un hombre muy bien educado, y hablo de *muy bien educado*, no sea un homicida, un ladrón de guante blanco, o un corrupto de alta gama, lo cual lo equipara con cualquier analfabeto, maleducado, o vagabundo, si es que en lugar de pensar en un individuo *superador* solo nos quedamos con un cliché barato medido por un certificado que nada garantiza.

Evidentemente a esa *formación* educativa le está faltando una pata fundamental que sí, moldee a un individuo de excelencia que devenga en una sociedad mejor.

Les voy a compartir entonces la interesante anécdota de éste a quien se le conoce como el *Licurgo*, dejando a ustedes la tarea de pensar y reflexionar.



-Licurgo fue un legislador de Esparta, capital de Laconia, cuya localización histórica en la cronología de la antigua Grecia, resulta todavía bastante controvertida, llegándose incluso a dudar de su existencia histórica.
Algunos lo adscriben a un periodo cronológico que va desde el siglo XII a. C. hasta el año 600 a. C., hay otros que precisan un poco su momento histórico, localizándolo entre los siglos IX y el siglo VII a. C.

Citado por historiadores Heródoto, Jenofonte y Plutarco, Licurgo era hijo de Eunomo, rey de Esparta y hermano de Polidecto, que reinó después de su padre.
A pesar de su noble y austera conducta fue calumniado, y él se fue de Esparta.
Viajó para estudiar las leyes y costumbres de otros países.
Al regresar de sus viajes, dio Licurgo a los lacedemonios leyes justas, severas y sabias, aunque entre ellas las hubo que merecieron justa crítica, como fue la que ordenaba matar a toda criatura que naciera con alguna imperfección en su cuerpo.

Dícese que para obligar a los lacedemonios a la constante observancia de las leyes que había establecido, les hizo jurar de no variarlas y seguirlas hasta que volviese de un viaje que iba a emprender.
Conseguido esto, partió para Creta, en donde se quitó la vida, dejando encargado que se echasen sus cenizas al mar, temiendo que si su cuerpo fuese trasladado a Esparta, los lacedemonios no se creyesen ya ligados por el juramento que se habían hecho.



Se cuenta que el Legislador griego *Licurgo* fue invitado en cierta ocasión a hacer una exposición teórica sobre la educación.
El sabio aceptó la invitación, pero pide un plazo de seis meses para preparar la materia que habría de desarrollar en su disertación.
Tal requisito causó gran extrañeza entre los solicitantes, pues todos sabían de su capacidad y condiciones para hablar en cualquier momento y sobre cualquier tema o asunto, aunque fuese de manera improvisada.
Por eso mismo, lo habían invitado.

Transcurridos los seis meses, Licurgo compareció ante la asamblea.
Todo era expectación.
Los asistentes sabían que no iba a defraudarlos.
Se ubicó el sabio en la tribuna y, a una orden suya, entraron de inmediato varios criados portando cuatro jaulas, en cada una de las cuales había un animal:
dos liebres y dos perros, todos separados.

A una señal previamente establecida, uno de los criados abrió la puerta de una de las jaulas y una pequeña liebre, blanca, salió corriendo espantada.
Luego, otro criado abrió la jaula en que había un perro, que salió en desesperada carrera a la captura de la liebre.
La alcanzó con la destreza que cabe a un galgo lebrero, destrozándola rápidamente.
La escena fue dantesca.
Los corazones parecían saltar del pecho.

La violencia con que el perro había dado caza y destrozado a la libre había golpeado ciertamente la sensibilidad de todos los allí presentes.
Nadie conseguía entender lo que Licurgo pretendía con la exhibición de tal agresión.
Mientras los miembros de la asamblea se debatían en una mezcla de perplejidad y conmoción, Licurgo permanecía en silencio.
De su boca no salía palabra alguna.
Se limitaba tan solo a observar atentamente a la concurrencia.

Ante el asombro de los asistentes, vuelve a repetir la señal establecida y la otra liebre es liberada.
Tras lo cual, manda soltar el otro perro.
El público apenas contenía la respiración.
Los más sensibles llevaron las manos a los ojos para no ver la repetición de la muerte bárbara del indefenso animalito, que corría y saltaba.

En el primer instante, el perro embistió a la liebre.
Sin embargo, en vez de destrozarla, la toca con la pata y ella cayó.
Luego, la ayuda a ponerse de pie y se pone a jugar.
Para sorpresa de todos, los dos demostraron tranquila convivencia, saltando de un lado para otro.
Entonces, y solamente entonces, Licurgo habló;

*Señores, acaban de asistir a una demostración de lo que puede la educación.
Ambas liebres son hijas de la misma matriz, fueron alimentadas igualmente y recibieron los mismos cuidados.
Así, igualmente, los perros.
La diferencia entre ellos reside, simplemente, en la educación*.

Y prosiguió vivamente su discurso exponiendo las excelencias del proceso educativo;

*Si eso se ha podido hacer con animales con solo dominar su instinto, cuánto más no se podrá hacer con los hombres*.

REFLEXIÓN SOBRE EL TEXTO

Como puede intuirse, al fondo de toda esta puesta en escena del Licurgo subyace la idea de un eficaz proceso educativo.
Probablemente, este legislador lacedomonio no protagonizó la historieta que se refiere en este cuentecillo;
es posible también que ni él mismo hubiese existido como personaje histórico, pero lo que no da pie a duda alguna es su validez como apólogo que exalta los valores de la educación, entre los que se destaca aquí su efecto para una normal convivencia.

Uno de los aspectos más interesantes de la educación es su capacidad para la transmisión de valores tan importantes como el relativo al pensamiento independiente y crítico y aquél otro de formación intelectual, pero no solamente estos, también aquellos otros como la tolerancia, la solidaridad y el espíritu de colaboración;
a la convivencia, en suma.

Convivir significa compartir vivencias juntos;
convivir es, por lo tanto, encontrarse con los otros y conversar con ellos.
Si conversamos en la escuela, estamos construyendo la convivencia escolar;
si lo hacemos en la sociedad, en la ciudad, estamos construyendo la ciudadanía, la convivencia democrática.

Aprender a convivir es una finalidad básica de la educación.
Se trata de sumar esfuerzos para dar respuestas favorables, conscientes de que la educación para la convivencia democrática y la ciudadanía, para la igualdad entre hombres y mujeres, la educación intercultural, la educación para una cultura de paz, en definitiva, son desafíos que la escuela no puede obviar si quiere encontrar alternativas, positivas y constructivas, a los problemas escolares y sociales del siglo XXI.

Que yo recuerde...nunca tuve una materia llamada *Convivencia*, ni *Tolerancia*, ni *Consciencia Espiritual*, ni *Solidaridad*, ni cualquier cosa que, antes de los catetos y la hipotenusa, del Poema del Mio Cid, de las oligodendroglias, del ácido desoxirribonucleico, o de los polinomios, fuera más importante...



La religiosa tampoco parece servirnos de buen ejemplo luego de conocer las atrocidaddes relatadas en dichos libros.

Entonces ¿qué clase de *educación* nos está haciendo falta prioritariamente?..

Fuerte abrazo.

Gilgamesh***

Fuente;
-gibralfaro

4 comentarios:

  1. Plus One.

    Yo creo que una asignatura como la "Empatizacion Ciudadana", podria mejorar mucho estw mundo....

    Un calido abrazo a TodoS.

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  2. Educacion emocional, hoy casualmente compartiendo la tarde con amigos escuche el testimonio de una persona cercana , mujer , joven . Que emigro a Manchester hace un año aprox. Vivia en España. Relataba , que mas alla de salarios y oportunidades que ofrece aquel pais, lo que mas disfruta es la correccion de la gente , su civismo, la empatia cruzada entre tod@s, mas alla de las circunstancias personales de cada uno y que ha observado que el sistema educativo hace un enorme esfurzo por inculcarlo en los primeros años de escolarizacion muy por encima de las asignaturas tradicionales. Que extraña horrores el clima y el sol, pero esa =cualidad social" le facilita mucho la vida,

    Carlos
    Alhaurin de la Torre

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  3. HOla a todos, estuve con varios temas y me fue imposible, entrar. Un saludo y mucha fuerza a Lehaim, y su pronta recuperacion, como decia un profesor, si tenemos la buena intension emocional, ESTA HECHO.

    En cuanto al tema que nos aborda, realmente lo que veo en la sociedad actual, es la falta de solidaridad, o como decian mas arriba, la empatia. No se trata de meterse en los problemas ajenos, solo se trata de estar a su lado, y apoyarlo en sus decisiones.
    Si fueramos menos egoistas, y mas solidarios, la cosa cambiaria, en muy poco tiempo.
    Un saludo a todos.

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  4. LEHAIM;
    gracias por valorar Bro, y sí, sería una materia excelente que hoy es IMPRESCINDIBLE hermano. abrazo enorme.


    grinGo;
    Muchas gracias por compartir esa historia. Hay países en los cuales efectivamente se le da más importancia temprana a una educación más profunda, según su relato o el de esa mujer en Inglaterra, algo que debería implementarse en el resto del mundo. Saludos.


    Oscar301;
    hola amigo, completamente de acuerdo con esa percepción social y también con lo que tenemos que revertir o corregir. Fuerte abrazo, gracias.

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Muchas gracias por tu aporte. Aún las diferencias enriquecen las conclusiones.
Gilgamesh.

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