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sábado, 5 de octubre de 2019

* Fragmentados *

***Gran jornada de Sábado para todxs.

Seguimos vivenciando ésta maravillosa experiencia que nos pone a prueba con cosas tan sentidas como por ejemplo los límites entre tener algo...o dejar de tenerlo.

Los amigos en éste caso, con un Alejandro que evoluciona favorablemente y que saca de nosotros lo mejor, esa unidad tan necesaria que suelo mencionar aquí cuando atravesamos momentos difíciles en lo social por ejemplo, y nos sentimos abatidos, desilusionados, de brazos caídos.

Nos han ido quitando la capacidad de unirnos..., fomentando aislarnos..., de que nos quedemos solos aunque...pareciera que estamos acompañados..

Sé que tanta reflexión y análisis de mi parte en todos éstos años ha espantado a muchas y muchos, es lógico, oirás por ahí que en la vida no se puede estar reflexionando siempre, ni todo el tiempo, es más, recuerdo un reproche de una querida amiga que en su momento me dolió cuando me dijo precisamente eso, 
*tú reflexionas demasiado*.

Y doler..te pueden hacer doler siempre, sin embargo que el dolor no nos quite del camino trazado es otra cosa.
Lejos de ser aburridos la reflexión y el análisis de las cosas, son algo que se vuelve grato tanto para uno como para los demás cuando éstas se comparten.
El problema de ésto es el *tiempo*, gasolina que administramos erradamente de acuerdo a lo que nos han inculcado desde niños.

Hoy *no aburrirse* es la premisa, como si reflexionar y pensar fuera aburrido, entonces la máquina de administrar el tiempo se aceita de acuerdo a las necesidades del sistema, cuando el ser se está volviendo más pensante...zassss..hay que hacer que no piense tanto y ahí la máquina de distraer se perfecciona.

Veo ésto desde hace un tiempo en la vertiginosa aceleración de la tecnología comunicacional =que de comunicación tiene muy poco= tendiente a hacernos creer que estamos administrando bien nuestro tiempo, y no nos damos cuenta que en realidad nos está *seccionando*.

Nos corta en pedacitos logrando que ya no seamos nosotros mismos en escencia sino retazos de un ser que seccionado deja precisamente de SER.

Les voy a compartir éste inteligente artículo que con el ejemplo histórico que cita nos da una clara lección de lo que intento decir.
Poner la tecnología a nuestro servicio y no al revés es la premisa.

Valorar la reflexión y el análisis no como algo aburrido si no todo lo contrario, el aburrimiento subversionado como algo malo no existe si hallamos la riqueza de disponer nosotros...del tiempo y no sucumbimos a recetas engañosas que se comen *nuestro tiempo*.

Y ojo...porque la generación actual que tiene hijos pequeños terminará adecuando la educación a éste formato perverso si no se logra advertir que en el fondo lo que busca y pretende es seccionarlos, algo que le será fácil si observamos que lo están logrando con nuestra generación de hombres y mujeres ya veteranos y pasados del cuarto.

Creo que ustedes, que vienen paciente y tolerantemente a leer lo que escribo, no habrán de comprar lo que no hay que comprar, así que espero =como siempre= sea de suma utilidad.



-Pierre de Montaigne estaba empeñado en que su hijo fuera mejor que él y, para conseguirlo, le dio una estricta, y hermética, educación en latín.
Estaba convencido de que este era su deber de padre, pues su abuelo había sido un próspero comerciante, de apellido Eyquem, que había logrado quitarse de encima su fama de pescadero y ascender a un estrato menos oloroso de la sociedad bordelesa.

Al final de su vida el abuelo, pensando en el porvenir de su estirpe, y concretamente en erradicar de su blasón los pescados ahumados, había comprado al arzobispo de Burdeos el castillo de Montaigne, para que sus descendientes reorientaran su destino, lejos de las marismas, las escamas y los espinazos.

El hijo del pescadero Eyquem, como suele suceder con los vástagos a los que todo les cae del cielo, no dio golpe, pero Pierre, su nieto, aparcó la administración de la fortuna que había heredado para hacer una carrera en el Ejército que le procuraría, gracias a su brillante desempeño, el título de Sieur de Mointange, que consiguió borrar de su linaje el apellido Eyquem.

Una vez dentro de la nobleza, privilegio que con el tiempo lo llevó a convertirse en el burgomaestre de Burdeos, montó una enorme y bien surtida biblioteca que inmediatamente atrajo a la intelectualidad de la época, y ya que había logrado consolidar el innegable ascenso social de la familia, tuvo un hijo, Michel, en el año de 1533, para el que, con la ayuda de sabios y profesores, diseñó una infancia que produjera un hombre mejor que él, un proyecto consecuente con su propia historia de superación. 

Y para conseguirlo le puso, desde que era muy pequeño, un profesor alemán que ignoraba el francés y que le hablaba y lo instruía exclusivamente en latín, con la ayuda de dos asistentes que le hablaban en la misma lengua.

Para que la educación del pequeño Michel fuera herméticamente en latín, el padre, la madre y la servidumbre con la que tenía contacto aprendieron unas cuantas frases para dirigirse a él solo en esa lengua.
A los seis años Michel de Montaigne, sin conocer ni una sola palabra de francés, hablaba y escribía perfectamente en latín, pero más adelante, en cuanto tuvo que ir al colegio para no quedar tan aislado de la sociedad, según sus propias palabras, *su latín degeneró inmediatamente*.

El experimento pedagógico del padre produjo, como se sabe, no solo a uno de los escritores más importantes de Occidente, sino al inventor del ensayo, ese género literario en el que cabe absolutamente todo.
El arte más grande de todos, escribió Montaigne, es *seguir siendo uno mismo*, *rester soi-même*, una idea que mantuvo a lo largo de su vida, que además de su inagotable obra literaria, le dio para viajar, para inmiscuirse en la política y para administrar, de mal humor, su castillo y sus posesiones.

Todas las experiencias de Montaigne iban a parar a las páginas de sus ensayos, cualquier cosa que le sucedía provocaba una reflexión, una hipótesis, una sentencia, vivía concentrado en vivir para después dar cuenta de ello por escrito, para alimentar su *pensée vagabonde* que llevaba una sola dirección, la del ensayo que estaba escribiendo, o dictando, porque, como él mismo sentenció, *quien quiere estar en todas partes no está en ninguna*.

Sería ridículo, desde luego, seguir el ejemplo del padre de Montaigne, en este siglo XXI tan poco afecto a la concentración.

Para aislar a un niño en otra lengua necesitaríamos vivir en una cueva, en el desierto o en medio de la selva, y probablemente hasta allí se colaría la información que pulula de pantalla en pantalla, y en el caso de que lográramos aislarlo herméticamente, nuestro experimento difícilmente produciría otro Michel de Montaigne;
aquello fue una combinación milagrosa del rigor educativo del padre más el talento del hijo.

Lo que si podemos es hacer el ejercicio de oponer a aquel niño que solo hablaba latín, que estaba concentrado, sin distracciones, en el cultivo de sí mismo, a los niños contemporáneos que están distraídos por muchas cosas a la vez, por el mundo exterior que entra a saco por una infinidad de terminales.

Mientras Montaigne pasaba en silencio largos tramos del día, que llenaba de pensamientos y reflexiones, nosotros forcejeamos contra el estruendo que sale permanentemente de las pantallas.
Concentrado en un solo punto, Montaigne lo abarcaba absolutamente todo, nosotros, concentrados en puntos múltiples, no abarcamos casi nada.

Tanto estímulo exterior nos aleja del arte más grande de todos, que proponía Montaigne:
seguir siendo uno mismo, porque para alcanzarlo se necesitan largas horas de reflexión, es decir, pasar mucho tiempo sentado en una silla, o andando si es que se es afecto a los pensamientos caminados que proponía Nietzsche, sin hacer nada más que pensar y esto, en nuestro hiperactivo siglo XXI, constituye un pecado capital.

Se han acabado los periodos de silencio, quien va andando no produce pensamientos caminados, va consumiendo algo que sale de su mp3 y le entra por los oídos, el que viaja en metro aprovecha el trayecto para hablar por teléfono o para responder un e-mail, y cualquier momento libre se rellena con la información ilimitada que produce la pantalla del teléfono o de la tableta.

Nadie tiene paciencia ya para sentarse a oír un álbum de música completo, hay tiempo para oír una sola canción, que se vende en iTunes por separado;
el disco entero nos roba el tiempo que podríamos aprovechar consumiendo otra cosa.

Lo mismo pasa con el cine, comprometerse durante dos horas eternas con una película parece excesivo, si se tienen las series de televisión que vienen dosificadas en cómodas cápsulas de 45 minutos, cápsulas asépticas como las de la máquina de Nespresso, que nos ahorran el tiempo que nos tomaría el lidiar con la cafetera manual, y el esfuerzo de enfrentarnos con la monserga del café molido.

Y con los periódicos empieza a suceder lo mismo, ya no se lee el periódico, se leen dos o tres noticias extirpadas del corpus, troceadas en links, y para los libros cada vez hay más plataformas que ofrecen textos breves, que puedan leerse en la pantalla del teléfono en un trayecto de autobús.

Todo el tiempo que se ahorra en no oír discos completos, ni ver películas largas, ni leer libros gruesos, 
¿en qué se aplica?:
en consumir más fragmentos:
una partida de Angry Birds, una noticia extirpada del periódico, un paseo por el timeline de Twitter, etcétera.

Este nuevo mundo vertiginoso, este ir y venir permanentemente de un fragmento a otro, es el único que conocen los niños contemporáneos, que viven en tránsito del iPad a la Playstation y cuando logran escapar de ese bucle, sus padres, convencidos de que la hiperactividad del siglo XXI es una cosa positiva, y aterrorizados ante la posibilidad de que su hijo se aburra, lo llevan a un cursillo de karate, de tenis, a clases de natación, de inglés o chino, a cualquier actividad que impida que el niño esté sin hacer nada.

La hiperactividad de nuestro siglo es tan potente que ya el significado de la palabra *ocio*, que quería decir estar sin hacer nada, hoy significa tirarse en canoa por los rápidos de un río, ir a África de safari fotográfico, recorrer 10 kilómetros con la técnica del senderismo o ver, de una sentada, una temporada completa de Breaking bad. Frente a este panorama de vértigo, ¿en dónde queda Montaigne, ese señor sentado en una silla, sin hacer nada más que reflexionar?

Tanta hiperactividad debería ser contrapesada con periodos de inactividad, de silencio, de concentración en una sola idea;
porque de esos periodos de calma, de aburrimiento incluso, salen las grandes obras, detrás de cada poema, de cada sinfonía o novela, de cada lienzo, hay una persona que ha pasado largos periodos sin hacer nada.

Lo mínimo que va a quedarnos de esta era proclive a los fragmentos, llena de niños sobreestimulados, que no tienen espacios para la reflexión y el silencio, es un mundo sin artistas.



Fuerte abrazo.

Gilgamesh***

Fuente;
-elpais

5 comentarios:

  1. Plus One.

    De hace decadas hasta ahora el ritmo de vida se esta acelerando tanto, que apenas tenemos oportunidad de comer en casa comida casera, cuanto menos de reflexionar.... Y es para reflexionarlo valga la redundancia...

    Calido abrazo familia.....

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  2. SABADO A LA NOCHEEEEE CON GILGAMEEEESH,HOY MORIS CANTA PARA ALEJANDRO,ESPECIALMENTE😉👍 SALUUUD Y FUERZA 🎸.Hay Gilga y que seria de nosotros si no reflexionaramos o filosofaramos,y nos dejaramos seducir por LOS RELAMPAGUEOS como decia DON RICARDO ASAGIOGLI 😃.Yo considero VITAL ese dialogo interno con uno mismo,esa búsqueda,ese SAPERE AUDE,atreverse a saber,requiere de reflexion y análisis,y hasta de VALOR.Para la mayoria es más comodo aceptar lo que hay,SEAN DOGMAS,LEYES O TRADICIONES que cuestionarlo y buscar más allá,como si fueses juan salvador gaviota.Uno de los objetivos prioritarios del contubernio de malandrines tiranos es:IMPEDIR A TODA COSTA,QUE SURJAN LIBREPENSADORES,Y SU ESTRATEGIA ES,TENERLES ENTRETENIDA Y CAUTIVA LAS MENTES,CON MILES DE TACTICAS,TRUCOS,Y DROGAS DE DISEÑO ESPECIFICO,PARA ALETARGAR Y SUMIR EN UN FALSO SUEÑO NUESTRAS CAPACIDADES COMO SERES LIBRES, ES PELIGROSO PARA EL MALEFICO PLAN,QUE LA GENTE DISPONGA DE MOMENTOS DE TRANQUILIDAD,DE REFLEXION,DE MEDITACION Y DE TOMA DE CONSCIENCIA,POR QUE ESO LES HARIA DESPERTAR Y LES LIBERARIA DE SUS CADENAS, JEJE ASI QUE,LOBOTOMIA AL POR MAYOR,SEA ATRAVES DE LA TV,DEL SMARTFOOOON O DEL CENTRO COMERCIAL,LA ANDANADA ES CONTINUA Y CONSTANTE,Y LA MAYORIA SE DEJA SEDUCIR POR EL SOMA,TERMINANDO COMPLETAMENTE ADICTOS A EL.UNA MENTE REFLEXIVA, MEDITATIVA,UNA MENTE QUE CUESTIONA LA TRADICION Y EL DOGMA,UNA MENTE INQUIETA,ATREVIDA Y DISPUESTA AL SABER,ESTARA SIEMPRE A SALVO,DE EN LAS REDES CONTUBERNITAS CAER.LA BASE Y EL CIMIENTO DE LA LIBERTAD,ES PODER SER UNO MISMO,POR QUE DE LA PIEL PARA ADENTRO MANDAMOS NOSOTROS Y PIENSO COMO ASI YO,LO DESEE,NO COMO QUIEREN QUE PIENSE.

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  3. Me alegra ver que te sientes con fuerza para escribir Ale, señal de que estás mucho mejor. Un abrazo
    ¡Qué emotiva canción, esa de Manuel Carrasco! No la conocía, pero cuanta verdad hay en ella. ¿Cómo crecer si no somos nosotros mismos?
    Gracias y abrazo a todos. Que tengáis un feliz día

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  4. Abrazo Grande..por la total recuperación de Alejandro..Namasté..seguimos ahí

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  5. LEHAIM;
    gracias amigo por tu aporte, que deja ver lo más importante y es ¡¡¡que estás mucho mejor!!, abrazo enorme.


    Águila Solitaria;
    Completamente de acuerdo!!! lo firmo, y eso que ha sdicho y mucho más deberíamos salir a pegarlo en las paradas de transporte, en la sparedes como grafitis, o repartirlo en volantes mientras la gente hace fila en la puerta de los bancos y de las iglesias...je..abrazo grande cumpa, muchas gracias.


    Xala;
    así es amiga, me pareció bella la canción y la elegí como para representar en parte lo escrito. Muchas gracias, abrazo.


    eleritzo;
    gracias hermano, Namasté.

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Muchas gracias por tu aporte. Aún las diferencias enriquecen las conclusiones.
Gilgamesh.

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