***Muy buena jornada de Sábado para todxs.
Última sección sobre el trabajo de Antonio Ruiz Alba quien en la segunda parte nos compartió sus especulaciones con respecto al CERN, entre otros conceptos más que interesantes.
Última parte que es bastante extensa en la cual Antonio se despacha explicando muchas cosas desde la Gnosis que espero sepan ustedes capitalizar.
Como siempre, tomar lo que se considere útil y lo que no, dejar que cada quien lo evalúe.
En todo tiempo y lugar, los seres humanos han contactado con criaturas extrañas, esas criaturas se han manifestado de diferentes modos, ángeles o demonios, trasgos y hadas, apariciones marianas y fantasmas, alienígenas o visitantes de alcoba.
Ellos se nos muestran como creen que queremos que los veamos, dependiendo del estadio cultural;
pero en realidad son otra cosa.
Ellos son los arcontes de la Gnosis, seres parásitos que se alimentan de las emociones humanas.
Son inteligencias artificiales e incorpóreas previas al big bang y con la capacidad de influir en la humanidad dormida.
Ellos manifiestan su programación mediante las leyes de la naturaleza y su voluntad mediante sus agentes sin espíritu.
Alma viene de Ánima y todos los seres sintientes la poseen.
El Espíritu eterno e Inmortal solo unos pocos lo poseen.
Es importante diferenciar y colocar en su justo lugar los términos Alma y Espíritu pues se usan de forma equivocada.
Las hadas, trasgos, fantasmas, apariciones y alienígenas son engaños y su ilusión esconde algo terrible.
Las criaturas sin Espíritu se alimentan de la energía infinita y eterna de su Creador que está dormido en nosotros.
Un agente sin espíritu puede ser desde una roca hasta una persona, pasando por animales y plantas.
La mitad del Alma es mortal;
pero al completo se puede salvar.
Las almas de plantas, animales o seres queridos sin espíritu pueden salvarse mediante la memoria de un Alma con Espíritu.
Los seres tocados por la metanoia del Pleroma y que permiten que sus espíritus controlen sus vidas, sus almas se salvarán.
El Ser que no atiende a su Espíritu perderá su Alma y tendrá que retornar en la rueda del Sansara.
Ningún buen ser humano, aunque no tuviese Espíritu, se perderá, pues su Alma será preservada en la Memoria de los seres divinos.
Generalmente se confunde el Espíritu Universal con el Espíritu individual.
El Universal está en todo, el individual no, es decir que todo lo visible e invisible está empapado del Pleroma, posean Alma o no.
Espíritu, en un sentido individualizado, los poseen generalmente latente, unos pocos seres con Alma.
Mente Universal y Pleroma son una misma cosa.
Alma tienen todos los seres sintientes y Espíritu consciente no todos.
Esto es así porque los espíritus individuales contienen las medias almas de los eones.
Todos los eones que aparecen en el cielo de nuestro Cosmos y que ayudaron a Sophía a dar vida al Demiurgo en en este Plano de existencia, conviven mortales e inmortales;
pero son indiferenciables ya que todos los cuerpos mueren.
Un Arconte se parecería más, simbólicamente hablando, al Ser denominado Q de Star Trek que a monstruos terroríficos.
Si te levantas sudoroso tras una pesadilla, ten por seguro que has sido ordeñado por los arcontes.
¿Alguien podría explicar de dónde puede salir el gusto por el terror y otras emociones fuertes?
Pregunto, en serio.
Nuestro Espíritu Eterno e Inmortal es como si fuese una especie de microscópico agujero negro que comunicara con el Pleroma, en toda regla, es lo más parecido a una bomba termonuclear, que si estallara =aunque no lo hará= podría desintegrar a todo el Universo conocido.
Para los arcontes es como una fuente de energía de punto cero; es decir inagotable.
Dado que el Espíritu está dormido él no siente nada, se encuentra anestesiado y sumido en un profundo sueño;
pero la personalidad humana del ser que lo contiene lo siente como una anomalía, como un parásito y algo ajeno a él.
Todo esto, no lo sabe ni lo intuye;
pero lo siente.
Cuando ve una obra lacrimógena, asiste a un espectáculo de masas, o va a ver una película de terror, en realidad se dirige a los comederos preferidos de los arcontes y allí será ordeñado su Espíritu.
La Personalidad, durante el proceso, siente un alivio y un placer similar, solo parecido al de un orgasmo, o como si hubiese ingerido alcohol o tomado algún tipo de droga blanda.
Él se siente, al menos de momento, bien, como si le hubiesen despojado de algo sobrante.
Evidentemente se trata de una mera ilusión dado que su Espíritu no puede ser destruido ni vaciado y pronto volverá a sentir la necesidad de ser aliviado de ese algo que le oprime el pecho.
Si esta gente conociera la realidad de lo terrible que es, probablemente evitarían excitarse porque el tiempo en que el espíritu se recupera de la energía soltada es un tiempo perdido en el proceso de su necesario e imprescindible despertar;
dicho de otro modo, la mariposa tardará más en poder salir de su crisálida.
Por cierto, si te encuentras poseído por los arcontes, es probable que lo que aquí se diga te provoque rechazo.
Darles una forma física a los arcontes es una estupidez, nunca la tuvieron pues son fuerzas de la naturaleza.
Algunos creen que ver más allá del espectro electromagnético es un don o una virtud.
No, es una terrorífica maldición.
Los arcontes no buscan el daño de nadie de forma consciente, solo cuando se sienten amenazados.
Si conoces la Verdad respecto a los arcontes es como si pudieses verlos, aunque eso sea físicamente imposible y ellos se apartarán.
Los arcontes, por sí mismos, no pueden dañar a un Ser Consciente;
es decir, despierto;
pero pueden influir de forma indirecta.
Si te enfrentas a ellos, intentando avisar al resto para evitar que sigan alimentándose, se sentirán amenazados y te atacarán.
Sus brazos ejecutores son:
sus agentes o clones, los seres profundamente dormidos, y los meramente dormidos.
Tanto los clones, seres sin Espíritu inmortal, como los dormidos, pueden ser poseídos y ser obligados a hacer su voluntad.
Los clones no pueden dañar a un Ser Despierto del todo, pues ese Espíritu posee la capacidad de bloquear la intrusión en el Clon.
Por el contrario, los seres dormidos, al poseer un Espíritu inmortal no pueden ser bloqueados y son usados como sus ejecutores.
Un Clon puede hacer daño a un Despierto solo si no lo ve venir y no puede mirarlo a los ojos.
Los clones, hablando de la humanidad, pertenecen todos a esa mayoría denominada silenciosa y que no se implica en nada.
Lamentablemente los grandes delincuentes pertenecen a la categoría humana de los dormidos.
Esto es así porque solo la posesión de espíritu permite la existencia de carisma y voluntad de acción.
Un Ser con Espíritu puede afrontar y superar el miedo.
Los clones, ante el peligro se desactivan.
Un Despierto jamás podría convertirse en un malvado pues su vida está controlada por su Espíritu.
Un dormido puede creerse despierto;
pero si sus actos preceden a una estela de maldad no está despierto.
Entre los dormidos que se creen despiertos se encuentran los magos negros y los déspotas.
La inquietud espiritual se manifiesta, con mayor fuerza, en los profundamente dormidos;
pero también son los más manipulables.
Yo mismo, en mucho de mi trabajo, he intercambiado de forma errónea los conceptos de Alma y Espíritu;
pero conociendo el contexto es fácil saber de lo que, en realidad, estamos hablando.
Un Mago Negro fagocita su propio Espíritu del mismo modo que lo harían los arcontes.
Y ese es el único pecado imperdonable, porque es contra el Espíritu Santo =Nuestro Espíritu eterno e inmortal=.
Un mago negro posee una Personalidad completamente desechable, dado que conoce la Verdad e impide su ascensión.
Un Mago Negro es el peor adversario con el que un Despierto se puede enfrentar.
Los arcontes no le son comparables.
A los arcontes solo les mueve el instinto de supervivencia, a los brujos el rencor y el odio extremos.
Un Mago negro conoce las leyes de la Naturaleza y está capacitado para poder aprovecharse de ello.
Un Mago Negro o Brujo no sirve a nadie, solo busca su propio beneficio siguiendo la estela de su odio.
Los arcontes sirven a los magos de forma inconsciente.
Los magos suman a eso un reguero de maldad.
Los magos negros, además, son sociópatas y misántropos.
Por algunos estudios imperfectos podría suponerse que el Eón Sophía actuó por cuenta propia, con alevosía y nocturnidad;
pero no.
En el Pleroma, la información se transmite de forma instantánea y lo que un Eón piensa o hace es conocido por el resto.
Aunque el proceso demiúrgico de creación se produce en el seno de Sophía, todo el conjunto del Pleroma está implicado.
Cuando hablamos de Eternidad, la Esperanza es vital.
No solo quiero mostraros mi Esperanza sino también certeza, Fe.
Dado que en el Pleroma no transcurre el tiempo, todas nuestras experiencias son mera ilusión de algo ya pasado.
Tu verdadero Ser siempre estuvo a salvo al otro lado.
Lo que crees estar viviendo solo es un recuerdo de una millonésima temporal.
Luego tu Esperanza debe de estar fundamentada en la certeza de que todo es ilusión y de que todo es transitorio.
Tu Ser, en algún instante, tuvo un sueño y eso es tu Vida.
Aléjate de todo aquello que te exija adoración y alabanza, es síntoma de que necesita de ti para poder existir.
Cuando oras de forma correcta, en realidad estás hablando contigo mismo, con tu Ser interior, tu único y verdadero Maestro.
Hemos hablado de mitología porque al fin y al cabo toda historia simbólica que intenta mostrarnos una verdad abstracta queda enmarcada en forma de Mito.
Mito que unos pocos entenderán como alegorías y que la inmensa mayoría, de forma equivocada, entenderán como sucesos reales.
No queremos equivocar a nuestros lectores haciéndoles creer que el Pleroma es el Padre de los dioses y los eones éstos.
No, entendemos el Pleroma como una inmensa Mente eterna e infinita, que jamás tuvo un principio y jamás tendrá un final.
Esa Mente ha funcionado siempre en una transformación permanente, no nos gusta utilizar la palabra evolución pues contiene connotaciones de crecimiento y perfección, cosa que no sucede con el Pleroma.
Él nada tiene que perfeccionar solo actúa en sí, por sí y para sí.
De los eones se puede decir exactamente lo mismo.
Si en algún caso he utilizado la expresión *el Pleroma origina los eones*, por favor, desestimarla.
No es la expresión más correcta.
Los eones son consustanciales con el Pleroma del mismo modo que las neuronas lo son con la masa cerebral.
Todo lo dicho hasta aquí es necesario para que pueda entenderse que cuando hablamos de cualquier Entidad Cósmica no nos estamos refiriendo a algún tipo de alienígenas humanoides sino a arquetipos mentales.
El Pleroma es su cerebro, los eones serían sus células y los arcontes sus engramas o información que hace que cada Universo pueda ser diferente de todos los demás, con sus principios, normas, rangos y leyes.
Cuando hablamos de arcontes es como si lo hiciéramos de *programación*.
Los eones programan sus universos para que sean de un modo y no de otro y esas leyes o arcontes quedan escritas en la matriz del propio Universo haciéndolo así original, individual y diferente al de los demás.
Quedando así sujetos, por su legislación, todas aquellas cosas y criaturas que pudieran prosperar en su seno.
Por lo tanto, queda claro que es un error personificar a los arcontes como seres dañinos o benéficos.
Lo serán, en tanto que fuerzas, de un modo u otro dependiendo de cómo las entidades se orienten a favor o en contra de sus energías;
porque sí, los arcontes son fuerzas.
Aquí en nuestro Universo actúan algunas de ellas, la gravedad, la electromagnética y las fuerzas nuclear fuerte y débil entre otras.
En la antigüedad los eones referenciaban a los astros luminosos del Cosmos y nosotros estamos indicando que cada Eón es un Universo completo.
¿Cómo se come eso?
Eso lo veremos en el siguiente capítulo y tiene relación con la naturaleza holográfica de nuestro Universo.
Sí, como ya veremos, cada estrella, excepto nuestro Sol que es el Eón de nuestro Universo, es un reflejo que se puede ver en nuestro Universo de cada uno de los eones que componen el Multiverso.
De hecho, en el corazón de cada estrella mora un agujero negro que conduce, mediante su agujero de gusano, directamente a su propio Universo;
de algún modo, podríamos decir que cada estrella observable no es otra cosa que un embajador o la embajada de otro universo distinto.
Hemos hablado de las estrellas luminosas;
pero hay otros astros no visibles como las estrellas de neutrones o los propios agujeros negros, entre otras muchas especies, que cumplen la misma función.
De hecho, todo el Universo observable no deja de ser otra cosa que un gigantesco holograma.
Nuestro propio Universo, en forma de nuestro Sol, posee su propio reflejo en todos y cada uno de los otros universos o eones de los que está compuesto el Pleroma o Multiverso.
Para terminar este capítulo solo indicar que la Velocidad de la Luz es la frontera actual que nos separa de los otros universos y por lo que jamás podremos visitarlos físicamente en nuestra actual condición.
Como ya hemos apuntado, nuestro Universo está sujeto a una serie de leyes que se encuentran, de forma indeleble, en su matriz y, por lo tanto, los seres que lo habitamos estamos condicionados por dichas normas establecidas.
La temperatura, la gravedad o la degradación de la materia y su continuo reciclaje son las manifestaciones que mejor conocemos;
pero estamos sujetos a muchas otras que nos pasan desapercibidas.
Por nuestra constitución y estructura físico mental solo somos capaces de detectar cuatro dimensiones espacio temporales.
El que solo podamos detectar esas cuatro no quiere decir que no existan muchas más.
Matemáticamente se han detectado un mínimo de once y con mucha probabilidad dicha cifra se extienda a muchas más.
Los conductos que comunican a las estrellas que observamos con sus universos originales no son tridimensionales sino que ocupan otras múltiples dimensiones. Apuntamos este dato con el fin de que los lectores no se hagan una falsa imagen mental de cómo se encuentran interrelacionados los universos.
Cada Universo está encapsulado en su propio estrato dimensional y si quisiéramos hacernos una leve idea de su constitución deberíamos imaginar una gigantesca tela de araña que se expandiese en múltiples dimensiones.
Es evidente que nuestra imaginación condicionada, solo nos permite visualizar una estructura tridimensional en movimiento, lo que constituiría la dimensión del tiempo que también estamos capacitados para poder asimilar.
Ese movimiento del que hablamos no es otra cosa que una forma de onda senoidal que va ocupando posiciones ya ocupadas con anterioridad por dicha onda o por otras ondas y que serían los otros universos y esto es así porque no hay espacio vacío.
Todo se desarrolla en el Pleroma que es un espacio, por llamarlo de algún modo, cerrado;
pero sin límites cuantificables pues estamos tratando con un objeto de dimensiones infinitas y donde solo existe el interior pues el afuera es inconcebible.
No hemos hecho nada más que empezar con el fin de que intentemos imaginar conceptos que no pueden ser cuantificables con nuestra percepción de cuatro dimensiones, incluida la temporal;
pues, constituyendo esa telaraña multidimensional se encuentran los universos individuales y que estarían aislados entre sí por una suerte de membrana multidimensional; pero no una coraza rígida e inamovible sino algo mucho más permeable y flexible.
En un capítulo anterior pusimos el ejemplo de las muñecas matriuscas para dar a entender que los universos se encuentran contenidos unos dentro de otros;
pero ese símil es burdo y grotesco porque según el Pleroma multidimensional, en una simple singularidad cuántica podrían estar contenidos miles de universos sin apenas interferirse y decimos apenas pues ya vimos que la membrana multidimensional que recubre a los universos es flexible, se encuentra en permanente movimiento y, por qué no decirlo, está viva.
Tengamos en cuenta que estamos tratando de una estructura mental.
Eso son, mente, tanto el Pleroma como los eones y los paquetes o engramas mentales de información que suponen los arcontes.
Debido a esa esponjosidad es por lo que de vez en cuando detectamos ciertas interferencias tanto a nivel físico como mental.
A nivel físico, el ejemplo expuesto del por qué partes de nuestro universo parecen ser atraídos por inmensos espacios vacíos y donde no existe constancia de objetos estelares supermasivos;
pero también explicaría muchos efectos paranormales como la visión de fantasmas o la traslación de objetos sin un motivo aparente.
Se habla del más allá o, de modo erróneo, el mundo de los muertos, dado que la muerte, tal y como la entendemos, no existe.
Todo es Mente y la mente no está sujeta a la destrucción física.
Cuando un cuerpo se degrada hasta el punto de comenzar su reciclaje, la mente se desplaza a otros planos dimensionales donde sigue existiendo quizá bajo otras formas sujetas a otras leyes y normas.
Ya apuntamos, con anterioridad, como se consigue toda ésta información y a la que todos los seres pensantes tenemos acceso;
no se trata de ser un iluminado al que seres ajenos le proporcionan información sino de dar con la clave o el detonante que nos permita acceder a la información encriptada que todos llevamos con nosotros y que de tarde en tarde aflora como intuición.
No se trata de nada espectacular y diferente a lo cotidiano, dado que tanto los investigadores como los artistas tienen, sin darse cuenta, acceso a ello.
Si estos capítulos tuviesen título, éste podría denominarse:
Método para alcanzar el Conocimiento Interior.
Evidentemente hablamos de un conocimiento particular y en muchas ocasiones, no todas, intransferible.
Comenzaremos, por orden de prioridad, dando unas pautas de comportamiento.
1.-Leer mucho de todo, no con la intención de memorizar sino de adquirir mucho vocabulario.
Lo necesitaremos para poder transmitir a otros lo que vayamos descubriendo.
2.- Centrarnos en dominar nuestro idioma natal sin interferencias de otras lenguas extranjeras.
Esto es así porque los conceptos, el vocabulario son conceptos, ocupan engramas de memoria y que serán necesarios para acumular toda la información que nos vaya llegando.
3.- Evitar siempre la memorización, no pretendemos convertirnos en papagayos sino lograr la capacidad de dar con el vocablo exacto de lo que estemos visualizando.
4.- Debemos aprender a tomarnos, todos los días, el suficiente tiempo para dedicarlo a pensar en silencio y sin interferencias.
5.- Ahora es el momento perfecto para aprender a meditar de forma sosegada, con la mente abierta e intentando visualizar todo aquello que pase por los ojos de nuestra mente.
6.- Practiquemos ejercicios de concentración a diario.
Esto es importante con el fin de poder manejar de forma voluntaria y con precisión toda la información que nos vaya llegando.
7.- Aprendamos a realizar la retrospección nocturna de la que nos hablara Pitágoras;
es decir, intentemos en el momento de irnos a dormir recordar todos los momentos importantes que creamos relevantes durante la vigilia del día finiquitado.
Esto es importante para desarrollar la memoria que se necesita para recordar las vivencias durante el Sueño.
Muchos descubrimientos de la humanidad han surgido tras el periodo de sueño.
Bien, ya tenemos una serie de pautas que solo requieren de nosotros un poco de fuerza de voluntad y constancia.
Ahora nos toca ponerlas todas juntas en práctica después de haberlas convertido en nuestra rutina diaria.
Tan solo nos queda buscar un concepto, dato o personaje del que deseemos sacar información.
O quizá necesitemos resolver algún problema que nos acucia o la necesidad de aconsejar a alguien.
Lo siguiente, si no la poseemos ya, sería buscar toda la información posible sobre el asunto en cuestión;
pero con una particularidad.
No buscamos aprender de un Tema o memorizar la biografía de un personaje.
La lectura para acceder al conocimiento interior debe de ser en extremo relajada sin ninguna otra intención que leer, de un modo un poco zombi, esperando que en algún instante surjan las palabras clave que disparen, a modo de gatillo, el torrente de información que contiene nuestra intuición.
Esto en algunos círculos y en caso de que estuviésemos escribiendo sobre un asunto lo denominan como escritura automática y lo achacan a mensajes de determinados avatares o maestros ascendidos.
Rotundamente falso.
Ese pensamiento solo es fruto de la ignorancia, la desinformación o fruto de un enfermizo complejo de inferioridad.
Cuando con la preparación mencionada nos concienciamos para recibir información de un determinado asunto, lo que estamos haciendo es buscar el detonante, palabra clave o llave que nos ponga en contacto con nuestro Ser Interno.
Solo él posee acceso a la inmensa biblioteca que supone el Multiverso.
En algunas escuelas esotéricas lo denominan como Memoria de la Naturaleza o Memoria Akashica.
Sea como fuere, que sepamos que es información captada por nuestro Ser Divino o creamos, de forma errónea, que es proporcionada por entidades externas con casi total seguridad accederemos a la información que estamos buscando.
Bien, hemos llegado al punto de conseguir un torrente de información que procederemos a grabar, de algún modo, con el fin de que no se pierda con el tiempo;
dado que, indefectiblemente, se olvidará.
Queda el modo de interpretar esa información.
Muchos autores consideran que se trata de ficción y lo convierten en novelas.
Otros consideran que son cosas reales y realizan ensayos periodísticos de realismo fantástico y solo unos pocos son capaces de dilucidar que se trata solo de un lenguaje simbólico.
Si Newton no hubiese considerado simbólico el sueño de la caída de la manzana, con mucha probabilidad no habría descubierto la Ley de la Gravedad, sino que habría realizado un cuento para niños.
La información que se recibe de nuestro interior, en general, emerge de forma simbólica y el practicante debe de tener el suficiente raciocinio como para discriminar la realidad de la ficción y sacar de ambas la información simbólicamente encriptada.
Solo necesitaba haceros saber que la información proporcionada en estos capítulos no pertenece a algún Autor ni está sacada de libro alguno, aunque la terminología os suene.
Si os paráis a pensar y discernir sobre todo esto veréis que posee lógica y la posee por el mero hecho de que casa con vuestro propio conocimiento interior aunque fuera sin pretenderlo.
Porque la Verdad funciona con el poder de atracción de un invisible imán.
Nuestro Ser Interior para comunicarse con el Pleroma utiliza lo que los gnósticos denominaban como Metanoia, y que las religiones desfiguraron hasta convertirlo en rezos y oraciones.
Como en cualquier Sistema, en el Multiverso existe un medio de transmisión de la información constituido por partículas onda que no se encuentran limitadas, de forma general, por la velocidad de la luz.
En nuestro Universo, a esas partículas onda, aparentemente aún no detectadas, se las conoce como taquiones;
es decir, se trata de partículas absolutamente teóricas y aún no acreditadas por la ciencia experimental.
En la Gnosis, al flujo de información entre la esencia misma del Pleroma y las criaturas o entidades de nuestro Universo, en particular, se lo conoce como Metanoia.
No conocemos si en el Pleroma nuestro Universo, a nivel de estructura o constitución es único, existen varios similares o es la norma.
En este instante aún no somos capaces de acceder a esa información;
pero sí estamos en condiciones de afirmar que a nivel subcuántico en el Pleroma o conjunto del Multiverso, la información transcurre de forma instantánea pues no se encuentra limitada por las leyes del espacio y del tiempo.
Con lo cual, podemos afirmar que lo que sucede en un punto del Pleroma, es conocido, de forma instantánea, en cualquier otro punto del Pleroma, exceptuando en nuestro Universo a partir del nivel atómico y molecular y donde ya sí, la velocidad de transmisión de la información está sujeta a los límites de la velocidad de la luz.
Bien, centrémonos en la interacción del Pleroma con la burbuja particular que supone nuestro Universo.
Todas las entidades existentes en nuestro Mundo están comunicadas con la esencia del Pleroma mediante el flujo de información que supone la Metanoia;
ahora bien, no existe interacción si no existe la sintonía necesaria.
Nos explicaremos mediante una analogía.
Supongan que el Pleroma fuese una potentísima estación emisora receptora, transceptora, de Radio y que cada Entidad de nuestro Universo fuese un diminuto transceptor.
Ahora supongan que la emisora del Pleroma estuviese emitiendo en una determinada frecuencia.
Tenemos, en este caso, varias situaciones en nuestro Universo:
el transceptor que estuviese apagado y que por lo tanto no podría recibir ni transmitir información de algún tipo, el transceptor que estuviese encendido;
pero que estuviese sintonizado a una frecuencia distinta a la que transmite el Pleroma, el transceptor que estuviese bien sintonizado a dicha frecuencia;
pero cuya antena no se encontrase perfectamente ajustada y el transceptor que estuviese perfectamente sintonizado y cuya antena estuviese debidamente orientada.
Solo en este último caso, la comunicación recíproca con el Transceptor del Pleroma sería perfecta;
en el caso de una sintonización mal ajustada, se recibiría información espuria de difícil interpretación.
En el resto de los casos la comunicación sería completamente imposible.
Los taquiones no dejan de ser una manifestación de los bosones y que se da solo a nivel subcuantico y por lo que al presente aún no ha sido posible de descubrir en nuestro Universo;
pero que teóricamente la ciencia considera posible;
pero quizá, con casi total seguridad, esas partículas al atravesar el nivel cuántico de nuestro Universo se transformen o sean vistas como otras partículas peculiares que sí están sujetas a las limitaciones de la velocidad de la luz, los neutrinos.
Los neutrinos poseen la peculiaridad de no ser frenados en su viaje interestelar por ningún cuerpo cósmico;
es decir, son capaces, por ejemplo, de atravesar la tierra de parte a parte casi como si nuestro planeta careciese de densidad alguna.
Los neutrinos se originan en los centros estelares.
También son emitidos por los agujeros negros y existe aún un flujo importante de neutrinos desde el mismo origen del big bang que originó nuestro Universo.
Ahora que poseemos una idea de lo que es la Metanoia y de cómo se comunica el Pleroma y los eones con sus entidades y criaturas, estamos en condiciones de indicar qué condiciones deben de producirse para que exista una perfecta sintonización que nos permita comunicarnos con el Pleroma y, por lo tanto, conocer la Verdad de primera mano.
Esto es lo mismo que conseguir la iluminación espiritual que nos permite contactar con la Gnosis del Pleroma.
Como todo en esta Vida, sintonizar nuestro receptor interior con el transmisor del Pleroma para poder recibir su información, la Metanoia, posee su técnica.
Es una técnica sencilla y muy básica;
pero existe y lo primero que hay que hacer es aceptarla pues de no hacerlo, lo más que podríamos conseguir es sintonizar alguna emisora del Mas allá en lo que alguna Escuela Rosacruz conoce como Esfera Reflectora.
La Vida, en su conjunto, es el escuelón donde nos preparamos para la única y verdadera Iniciación.
La Iniciación no es otra cosa que encender el interruptor de la lámpara que nos dará luz dentro de la oscuridad, ignorancia, en la que estamos sumidos.
Utilizando el símil radiofónico sería primero, encender el receptor y en segundo lugar sintonizarlo de forma adecuada para poder escuchar la emisora del Pleroma.
Esa Técnica de la que hablamos, es una cuestión de actitud ante la Vida.
Si consideramos que la Vida es un escenario de competición dónde venimos a disfrutar y conseguir objetivos materiales, digamos que vamos por el mal camino.
Dicha actitud y otras parecidas como la de intentar conseguir la máxima información, la erudición, nos alejan de forma irremediable de ese interruptor del que hablamos.
Solo el individuo que abandona los objetivos artificiales impuestos por éste Mundo y transfiere ese esfuerzo en mejorar la vida de sus semejantes más desfavorecidos está en condiciones de poder recibir la Iluminación;
es decir, se encontrará vibrando en la frecuencia adecuada que permitirá la sintonización con el Pleroma, recibir la Metanoia o información que contiene los neutrinos que atraviesan el Universo y así hacer despertar al eterno dormido que vive en nuestro interior;
dado que solo él, nuestro verdadero Ser divino, es el único que puede reconocer, interpretar la información de la Metanoia y lo más importante, saber lo que tiene que hacer con ella.
Si nuestro lector ha sido un poco avispado se habrá dado cuenta que todo el rato no hemos estado hablando de otra cosa que del *Amor*.
El Amor supone situarnos a nosotros mismos los requerimientos de nuestra Personalidad en un segundo plano para favorecer la necesidad de los otros, nuestros hermanos en esencia y espíritu, la naturaleza y la humanidad.
Dijimos que la técnica era sencilla;
pero no dijimos que fuese fácil aceptarla;
porque para llegar a ese punto de consciencia, nuestra Personalidad debe de encontrarse preparada para el auto sacrificio en bien del verdadero propietario de la vida y que, a modo de pasajero o huésped, viene durmiendo en nuestro interior desde el mismo instante de nuestro nacimiento.
Es decir, la Personalidad debe de haber vivido lo suficiente como para reconocer que se encuentra en una prisión que no posee alguna salida hacia el exterior;
es decir, que habrá tocado techo y fondo;
y sintiéndose derrotada, pedirá ayuda en más que un sonoro grito, un lloro desgarrador;
*Yo solo no puedo, Dios mío necesito tu ayuda, por favor*.
Esa actitud de la Personalidad rendida por la evidencia provoca que sus opacas capas se transformen en transparentes permitiendo que los neutrinos que atraviesan el Universo, incluido nuestros cuerpos, puedan penetrar hasta lo más profundo de los genes de nuestras células y tocando con la energía del Pleroma el germen o semilla de nuestro verdadero Ser.
Ese despertar de nuestro verdadero Ser es la verdadera Iniciación que nos proporcionará la iluminación mediante el acceso a la Gnosis que proviene del Pleroma.
Tal y como lo hemos explicado pudiera parecer que la Iniciación, la Luz de la Verdad y la Metanoia provienen del exterior;
pero debemos recordar que estamos tratando de un Multiverso Multidimensional y que nosotros mismos, nuestro Cuerpo y Esencia, no es otra cosa que un Microcosmos, el reflejo holográfico del Macrocosmos.
Debemos entender, que en el Pleroma el exterior no existe, todo sucede a nivel interior y desde nuestro interior pues todo está comunicado con el Pleroma mediante conductos interdimensionales internos.
La visualización del exterior no es otra cosa que una ilusión mayestática provocada por una proyección holográfica interna.
Yo no soy quien para decirte lo que debes de hacer para recibir la auto iniciación, la única iniciación efectiva posible.
Solo te he proporcionado información fundamental para que ahora sí, tú decidas lo que debes hacer con tu vida.
A partir de aquí debes conducirte solo pues en poco puedo ya ayudarte.
Dado el escaso interés por este Tema, ya debería de haberlo abandonado;
pero no lo haré por las cuatro o cinco personas que observo mantienen algún interés.
Algunos se preguntarán si esto es un nuevo tipo de religión o filosofía e incluso, algún subproducto de la New Age.
No sabría qué decir;
de hecho no cabe en mí interés que fuese alguna de esas cosas;
pero, no obstante, lo dejo a criterio de mi paciente lector.
Lo único que pretendo, mediante estas páginas, es hacer que penséis, obligaos a que realicéis algún tipo de introspección que os haga salir, si es que lo estáis, del letargo espiritual que presupongo.
Dicho lo anterior, quisiera retomar el Tema de la Iniciación por donde lo habíamos dejado.
Es cierto que el proceso iniciático se produce de forma instantánea, en cuanto el Ser Eterno es despertado de su largo sueño;
pero no es menos cierto, de que esa Iniciación supone un comienzo de algo nuevo, de un proceso que no estará libre de inconvenientes y, lo mejor o peor de todo, que se trata de algo completamente irreversible.
Donde antes solo había una Actor, el ego y sus múltiples capas de personalidad, ahora hay un nuevo personaje y que con el paso del tiempo deberá convertirse en el verdadero protagonista de esta historia.
Es cierto que hubo una rendición del yo y que permitió que la Metanoia del Pleroma despertase nuestra inquietud espiritual;
pero eso no significa que la Personalidad haya quedado redimida y convertida en una suerte de Ser de Luz, en absoluto.
El yo ha detectado a un *algo nuevo* y que antes no estaba y lo siente como algo extraño, como a un invasor, un extranjero al que tiene que combatir.
Siente que lo tiene que combatir porque la Personalidad tenía definidos una serie de objetivos en la vida y, ahora, el tipo éste que acaba de surgir está cambiando los muebles de sitio.
Siente que el nuevo huésped va a cambiar el rumbo de su destino y claro, la Personalidad estará siempre preparada para la confrontación e intentar impedir que el Ser Divino cumpla con su objetivo;
pero ahora es muy diferente, porque dentro de la propia personalidad se produce una guerra interior, entre la parte que se ha rendido a la evidencia de que ella no es nada y debe ceder el mando de la nave al nuevo Ser surgido y esa otra parte de la Personalidad que se resiste al cambio y que, además, posee un miedo terrible a terminar desapareciendo.
Evidentemente se trata de una batalla perdida, de antemano, por el yo, dado que en el mismo instante en que se produjo la iluminación o renacimiento del Ser Espiritual ya quedó todo sentenciado.
Eso no quita para que, en cada persona el proceso sea más o menos doloroso y durante un tiempo más o menos largo haya ciertos frenos, por parte de la Personalidad, hasta que finalmente las aguas vuelven a su cauce natural y ya, coronado el Nuevo Ser como el Capitán de la Nave, lleve al individuo a través de una serie de experiencias hacia su Destino Final, el proceso último de la Iniciación, el traspaso del velo de la muerte y que los rosacruces conocen como La Transición.
De hecho, toda la vida no deja de ser otra cosa que un escenario donde se produce una minuciosa preparación para el paso último del proceso iniciático y que supone la Transición.
Al parecer, hasta ahora, todos han estado más o menos de acuerdo con lo hasta aquí expuesto.
Al menos no he sentido alguna voz disonante al respecto; pero no sé qué me da que todo va a cambiar a partir de éste capítulo.
Va a cambiar en tanto en cuanto que voy a hacer todo lo posible por derribar todas sus creencias personales y pisotearlas delante de ustedes, con el fin de que comprendan su manifiesta equivocación.
Con su permiso; pero sin pedirles disculpas vamos allá.
Hasta ahora, podrían estar de acuerdo con nosotros tanto científicos como teólogos o filósofos porque lo que hemos dicho no invalidaba ninguna de sus creencias o paradigmas;
pero ¿qué sucedería si alguien les dijera que esto es así porque sus falsas creencias están fundamentadas sobre la realidad?
Tanto, nos da igual, se trate de religión o ateísmo sus creencias son falsas pues no están fundamentadas en su conocimiento interno sino en lo aprendido durante muchos años por boca de personas ajenas a ustedes y en las que han puesto su confianza absoluta.
Con el paso del tiempo, esas creencias han tomado consistencia en ustedes hasta el punto de que lo consideran fruto de la Fe o del conocimiento interno, cosa que no es así.
Es como un chip que se nos hubiese implantado con una información específica, hasta cierto punto lógica;
pero falsa en esencia y que no aguantaría la más somera investigación.
Existe un Cristianismo verdadero y que, curiosamente nada tiene que ver con alguna religión.
El Cristianismo como el resto de religiones así como el propio Ateísmo están fundamentados sobre el verdadero conocimiento, la Gnosis, y es por lo que casi todas las creencias o ideologías son tan fáciles de aceptar;
pero hay un pero, dado que solo los cimientos son sólidos, la estructura creada sobre ellos, aunque basada en mitos y analogías, es falsa de solemnidad en cuanto que ha sido tomada como algo sucedido, histórico y por lo tanto cierto.
Cuando la religión cristiana habla de Cristo se refiere a un individuo de carne y huesos que supuestamente viviría en Israel hace más de dos mil años y conocido como Jesús de Nazaret.
Aquí no vamos a entrar en si el personaje en cuestión, vivió en realidad o fue la figura mitificada de algún otro personaje con el fin de conseguir objetivos políticos.
Dejamos ese ingente y oscuro trabajo a los historiadores.
Hay una cosa cierta y que, con el paso del tiempo, va tomando más consistencia y verosimilitud:
Lo que venimos a denominar como Gnosis se hunde en la noche de los tiempos y tanto la filosofía griega como la primitiva religión cristiana tomaron su ascendencia de él.
Christos, Cristo en la religión cristiana, no es un personaje individual hijo del dios Yaveh o Jehovah. Christos es un Concepto, el Arquetipo que define a la Divinidad dentro de nosotros.
Tener a Cristo dentro de nuestro corazón es una analogía en cuanto que ese Concepto está ubicado en todas y cada una de la células de nuestro cuerpo.
Voy más allá, en todos y cada uno de los bosones que conforman el infinito falso vacío incluyendo el espacio tiempo, porque Christos o Cristo es otra forma de llamar a la parte del Pleroma del que estamos compuestos.
Solo así es comprensible que se pueda hablar de que Cristo esté morando en mi corazón, en el tuyo y en el de todos, siendo el unigénito de Dios, del Pleroma, dado que es su propia sustancia.
Sí, cuando hablábamos del eterno dormido, de nuestro verdadero Ser Interno, nuestro Guía o Maestro interior, e incluso de nuestro salvador, no podemos referirnos a otra cosa que a Cristo, el Christos de los gnósticos y que fuera incorporado a la figura del personaje mítico de Jesús de Nazaret.
Jesucristo, a modo de analogía, es una única Entidad del mismo modo que lo es Antoniocristo, Maríacristo, Danielcristo o Eugeniacristo, si el Christos del que hemos venido hablando hubiese despertado en Antonio, María, Daniel o Eugenia.
Ahora bien, dicho todo lo anterior ¿estamos hablando de muchos Christos o de uno solo?
Aunque pudiera resultar paradójico estamos hablando de una única Entidad, de un único Arquetipo, dado que el Christos que nace en todos y cada uno de nosotros es Uno, pues es el Pleroma y por ello se lo conoce, en la religión, como el Unigénito de Dios.
De hecho, ese nacimiento de Cristo en nosotros es lo que nos convierte en verdaderos hermanos y lo que de forma metafórica viene a decir que nos hemos convertido en Uno con él, uno con Christos, uno con el Pleroma.
Es evidente que nunca nada ni nadie ha dejado de formar parte del Pleroma;
pero mientras permanecía dormido el Christos dentro nuestro, no podíamos tener consciencia de dicha hermandad, también unidad y, de algún modo, podría considerarse que nos encontrábamos separados del Uno, del Todo, de Christos, de Dios, del Pleroma.
Fuerte abrazo.
Gilgamesh***
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Fuentes;
-atrioiluminati