*El hoyo del infierno*

Hace pocos días se propagó la noticia de la desición de un emprendimiento internacional, de retomar un viejo y frustrado proyecto, para efectuar el agujero más profundo hacia el centro de la Tierra. El consorcio internacional formado por 24 paìses llamado "Ecord", afirmó que es necesario llegar a 6 kilómetros de profundidad para poder obtener el ADN del planeta y así lograr estudios profundos sobre minerales, biología, terremotos, etc.

Lo cierto es que los antecedentes de éste proyecto son largamente conocidos. Más allá de la genial ficción de Julio Verne viajando al centro de la Tierra, existió un primer intento estadounidense en el año 1966 que se llamó “Mohole” (Agujero Moho),en la costa de la Isla Guadalupe (México), y que apenas alcanzó una profundidad de 180 metros.

Eran tiempos de la "guerra fría" y la ex Unión Soviética encaró su propio proyecto que superó al anterior. Los rusos lograron horadar la corteza aproximadamente unos 15 kilómetros durante 19 años, dándose finalmente por vencidos ante la imposibilidad de acceder a mayor profundidad. Sin embargo el experimento arrojó datos científicos que aportaron nuevos conocimientos que no estaban en las previsiones preliminares. Volviendo al actual proyeco, el consorcio "Ecord" comenzará en uno o dos meses a hacer pruebas en las costas de Hawai, Baja California y Costa Rica, y estiman llegar al llamado "Manto Terrestre" (6 kilómetros) en el plazo de 3 años y medio. Pero otras voces del mundo de la ciencia advirtieron sobre los peligros de semejante aventura, como por ejemplo, liberar energías sustancias subterráneas impredescibles, inclusive, afectar el eje terrestre. Pero las autoridades del proyecto refrendan totalmente cualquier tipo de peligro, y sonriendo dicen; «No hay peligro para los humanos ni para el medio ambiente, porque vamos a excavar en una zona muy alejada de ningún yacimiento de gas ni de petróleo y porque, contra lo que se cree popularmente, el manto terrestre no está formado por magma sino por rocas que cristalizaron hace mucho, mucho tiempo».

Así es la ciencia de los hombres, queridos amigos. Creen saberlo todo y aún están en pañales. Y si no coinciden conmigo, reflexionen sobre Fukushima...Todo estaba bajo control, fusionar el átomo había sido una tarea segura y altamente productiva para la generación de energía, y un día los cálculos fallaron, la naturaleza una vez más desconcertó a los mas sabios científicos y hoy Japón no sabe ni puede detener el desastre. La ciencia debería saber que existen límites, especialmente los límites de su ignorancia..Porque experimentar sin daño es sabio, pero arriesgar cosas que no se pueden luego remediar, es criminal. Según mi propia información, éste experimento no traerá cosas positivas, por el contrario, forma parte de algo premeditado desde hace muchos siglos y que nada tiene que ver con investigaciones geológicas.

Cierro éste post con el relato del Dr. Azzacov, gerente del proyecto ruso en la remota Siberia:

“La información que estamos recolectando es muy sorprendente, que estamos sinceramente temerosos de lo que podamos encontrar allá abajo. Según previos cálculos, esperábamos encontrar una temperatura de 60º, y descubrimos que la temperatura alcanzaba hasta los 1.000 grados centígrados. El último descubrimiento fué sin embargo lo que conmocionó nuestros oídos, tanto así que los científicos tuvieron miedo de continuar con el proyecto.Tratamos de escuchar los movimientos a cierto intervalo con unos micrófonos ultra sensitivos, los cuales dejamos entrar en el agujero. Lo que escuchamos, convirtió nuestra lógica científica en ruinas. Eran, en momentos, unos sonidos débiles, pero a la vez, altos en frecuencia, los cuales pensamos que venían de nuestro propio equipo. Pero después de algunos ajustes, comprendimos que en verdad el sonido venia del interior de la Tierra. Apenas podíamos creer lo que nuestros oídos escuchaban. Escuchamos voces humanas, gritando con gran dolor. A pesar de que una voz era perceptible, pudimos escuchar miles, tal vez millones de almas gritando en sufrimiento. Después de éste impactante descubrimiento, la mitad de los científicos renunciaron al proyecto por el temor. Esperamos que lo que esté allá abajo, allá se quede. Pero lo que en realidad acabó por conmocionar a nuestro equipo, además de las voces grabadas, fué la aparición en esa misma noche, de un gas luminoso que se disparó desde el centro de la tierra, en medio de una columna de humo incandescente. Del agujero que se había hecho, emergió un ser con alas como de murciélago, quien gritó en idioma ruso: “Yo he vencido,” para después volar hacia el oscuro cielo de Siberia. El incidente fue totalmente espeluznante. Como comunista, no creo en el cielo ni en la Biblia, pero como científico, ahora creo en el infierno. Es innecesario decir que fué algo impactante al haber hecho este descubrimiento. Pero sabemos lo que vimos y lo que escuchamos. Y ahora estamos convencidos que taladramos las puertas del Infierno." Gilgamesh