* Brasil, las redes sociales y una delgada línea entre el abismo o la razón *

***Aprovechando la pausa de la actividad solar, es necesario abordar otros temas igualmente importantes.
Todos estarán al tanto de los serios incidentes en Brasil.
Como siempre, dependerá mucho de, en qué país Usted vive y por ende, qué medios de comunicación dispone...
Aún, si no consume medios nacionales de Radio, TV pública, TV por cable o periódicos en soporte papel, Usted debe informarse a través de internet pensando que cuando abre el apartado de *noticias* de Google, Yahoo o Bing, estará leyendo una prensa independiente, pero lamento decirle que no es así. Éstos sitios ajustan su contenido de acuerdo a su país, es decir que Usted, seguirá informándose como si hubiera encendido la tele en el living de su casa o la Radio de su ciudad. Hay que buscar y lo hacen bien difícil, ya que los sitios que realmente tratan de hacer periodismo independiente, figuran muy lejos en la prioridad del índice de búsquedas. Por eso primero voy a dar mi opinión y luego la voy a respaldar con el análisis de la prensa que Usted no suele leer.

Luego de mi experiencia personal de todos éstos años en mi país, Argentina, las protestas en Brasil me sabieron a algo conocido.
Cada vez que una protesta callejera es reflejada por la mayoría de los medios como *protestas de autoconvocados a través de las redes sociales*, hay que desconfiar.
Si las protestas callejeras no le sirven a los monopolios informativos se las califica como *vandalismo anarquista*. Lamentablemente, creo que las redes sociales pretendidamente catalogadas como algo *puro y espontáneo*, no lo son. Y si pueden hilar más fino, se darán cuenta cómo le gusta a los medios masivos ponderar la *espontaneidad*. Hoy, la clase política que es muy hábil y sabe adaptarse a todo como el camuflaje en las guerras, trabaja en las redes sociales de manera encubierta, al igual que ocurre con muchos comentarios que se dejan en blogs y foros, no siempre obedecen a personas comunes, despojadas de segundas intenciones.



Y digo que ésto de la espontaneidad se ha vuelto una excelente excusa para justificar muchas cosas que antes eran injustificables. Antes, quienes odian la Democracia, fomentaban subrepticiamente los golpes de estado, yendo a golpear las puertas de los cuarteles para que los jefes militares dieran un golpe para derrocar, y así, quitar del medio a Gobiernos que nunca le convinieron al más recalcitrante sistema.
Los tiempos cambiaron y los cuarteles ya no atienden, al menos en países donde los golpes cívico-militares han pasado a la historia negra. Hoy, un golpe de Estado militar o cívico-militar es una aberración en el concenso mundial de países y de organizaciones.
Analizando la situación en Brasil es imposible no hallar similitudes con Argentina, aunque en ésto, Argentina le lleva ventaja.
En ambos países la sociedad está dividida, partida en dos generalmente, una mitad apoya al modelo gobernante y la otra mitad está atomizada, craquelada, pulverizada en distintos pequeños sectores llamados *oposición*.
El grave problema que afrontan nuestras sociedades es la falta de representatividad en la mitad que se dice opositora o descontenta completamente con el Gobierno de turno, sea en el país que fuese. Esa falta de políticos que *entusiasmen* al electorado desconforme se traduce en frustración ante la falta de propuestas, agendas, ideas...

Las redes sociales se convirtieron en un excelente medio de convocatoria para la protesta, para golpear la cacerola, o tirar petardos, agitarse sin banderas representativas para dar una sensación de *independencia de pertenencias políticas*, sin embargo eso no es real. Todos, lo querramos o no, estamos teñidos por ideologías, de derecha, de izquierda, de centro o de la tendencia que se prefiera, es como la religión, está con nosotros desde que nacemos. Entonces, decía que el problema que enfrentan nuestras sociedades es una crisis de identidad y de ideas, de sectores que sirvan de *canalización* para nuclear lo que la gente quiere, pero, quedarse en la mera protesta es pérdida de tiempo, y además desestabilización de lo poco o mucho que funcione en un país. Parece que ésta nueva moda satisface por el mero hecho de ufanarse de haber puesto en las calles 50 mil, 100 mil, o un millón de personas, pero nada cambia y todo sigue igual. Hay que pensar que si un Gobierno tiene el respaldo de la mayoría, difícilmente va a renunciar y entregar el poder a ¿quién?, ¿a 100 mil candidatos que rompen las vidrieras de los negocios en las calles sin ninguna propuesta? o ¿a personas que exigen pero no participan en la vida política?. Así no hay cambio, y mientras tanto, muchas personas que sí entienden la convocatoria a través de las redes sociales como algo válido para cambiar la realidad, terminan siendo coptadas y arriadas detrás de, quienes con mucho gusto, golpearían las puertas de los cuarteles.



Les decía en otros post, que nada va a cambiar haciendo siempre lo mismo y que las herramientas válidas son las del mismo sistema, nos guste o no.
Es necesaria la construcción de líderes o representantes desde las mismas bases y eso solo se logra con participación y no con facilismo egoísta. No todos tenemos que ponernos adelante de nadie ni tenemos la obligación de asumir roles para los cuales no estamos preparados, pero sí es nuestra obligación hablar, juntarnos, consensuar, inculcar desde la propuesta, la mesa, el diálogo en todos los ámbitos, porque la queja se muere en eso, una queja que nada resuelve y mientras sigamos dejando de participar ese lugar lo seguirán ocupando quienes quieren que nada cambie. No es necesario que ustedes ni yo salgamos a crear un nuevo partido político, pero sí es necesario que se haga política porque de ella dependemos para vivir en sociedad con ciertas normas que nos garanticen lo poco de libertad y respeto que merecemos tener en un mundo manipulado desde tiempos inmemoriales. No es mala la política, eso nos han hecho creer porque si no participamos, participan siempre los mismos.

Los Gobiernos actuales de muchos de nuestros países han dado giros importantes, sin embargo resulta imposible depurar como todos quisiéramos, porque han sido décadas y siglos de hacer todo al revés, entonces pareciera que la exigencia nos sale de repente y queremos las soluciones *ya*, como si fuera fácil arreglar el aquelarre de años acumulados de oprobio.
Cuidado entonces con las soluciones mágicas de la nueva y pretendida *solución* a través de las convocatorias en las redes sociales, porque si están vacías de contenido no hacen más que jugar en contra de los mismos reclamos que pueden ser muy justos y nobles, pero que el sistema se encarga de hacernos creer *ganadores* por el simple hecho de haber sacado a miles de personas a la calle para que luego los medios hegemónicos, hagan su propio negocio, orientando el sentido de la protesta como una excusa para los intereses que ellos mismos representan. 

Es triste y lamentable que los incapaces dirigentes opositores, ante su falta de altura a la medida de las circunstancias, alienten el descontrol como único método de escalar posiciones, porque luego, los muertos en las calles los pone el pueblo, como siempre, mientras ellos lo miran cómodamente por TV. Muchos son revolucionarios con el cuerpo ajeno y nunca con el propio, la sangre la ponen los corderos y nunca el amo.
Son tiempos de inteligencia y no de más bestialidad. Las balas de la policía represora no valen nada, del otro lado una vida se apaga y no tiene precio.
Resistencia inteligente es la premisa, y no me pidan la receta, pónganse a pensar.
Gilgamesh***

Excelente artículo que originalmente es escrito por Henrique Carneiro, Profesor en la Universidad de San Pablo =USP=, integra el Consejo Editorial de la revista Outubro.
Nota re-publicada por el sitio Rebelión.org;

Una revolución es cuando el pueblo invade el escenario en que se decide su propio destino y comienza a ser protagonista principal por medio de acciones de masas.
Brasil nunca tuvo una revolución. Todas las transiciones en este país, desde la Independencia hasta la proclamación de la República fueron acuerdos entre las elites con poquísima o ninguna participación del pueblo. Los movimientos que adoptaron el nombre de "revolución" fueron también acciones de sectores de la burguesía y de los militares. Como en 1930 y 1964.
Nunca el pueblo derrocó un gobierno de forma revolucionaria en el Brasil. El Fuera Collor fue un movimiento controlado por el sistema político que consiguió que el pueblo soportara al vice de Collor, Itamar.
Nunca el sistema político brasileño fue realmente cuestionado por un proceso revolucionario. El ascenso del PT al poder fue el resultado de una enorme ola huelguística que, después de la elección de Lula, fue anestesiada por la expectativa del nuevo gobierno.
El PT con dos mandatos de Lula y un medio mandato de Dilma consiguió ocultar la reprimida insatisfacción social por medio de una combinación entre asistencialismo social a los más pobres y alianza con la gran burguesía tradicional, que nunca ganó tanto.

La frustración con las promesas de cambio del PT son el motor de la explosión social actual.
El sistema de transporte es una faceta de las carencias estructurales del país que no fueron cambiadas, pero el desencadenante real del 17 de junio reside en otro legado de la dictadura que continúa presente: ¡el sistema policial militar! ¡El gran grito del 17 de junio fue contra la represión de la PM a las manifestaciones de masa!
Estos dos motivos son causas populares y democráticas. Derogación del aumento y contra la represión de la PM.
Ante esta situación, ahora la gran pregunta es: ¿A dónde vamos?
La derogación de los aumentos de las tarifas, a esta altura, me parece inevitable. Los gobiernos van a tener que entregar 20 centavos para no perder los mandatos. Pero ¿después de eso?
La gran cuestión para el movimiento es cómo construir un programa de exigencias además de la derogación del aumento y cómo constituir una forma orgánica de articulación popular. ¿Cuál va a ser el foro popular para ese movimiento?
En relación al contenido programático del movimiento, es obvio que él no se reduce solamente al tema del transporte colectivo.

El impacto del terremoto político es tan grande que los medios tratan de reorientarse hacia una tentativa de despolitizar el movimiento, apoyándose en un justo sentimiento de repudio al sistema político en su conjunto, como "el que se vayan todos" de la Argentina, para apuntar a que el movimiento es contra los partidos en general, especialmente los de la extrema izquierda.
El mayor horror de la burguesía es que el movimiento se incline hacia la adhesión a propuestas revolucionarias socialistas. Para eso, los medios se lanzan desesperadamente a la demonización de la izquierda revolucionaria y a la tentativa de jugar con el espíritu anarquista de los jóvenes contra cualquier organización de izquierda. ¡Vístanse sólo de blanco y solamente canten el himno nacional y prohíban las banderas rojas de los partidos radicales, es la letanía de una prensa que vio por primera vez en la historia el cerco a la red Globo por la multitud furiosa!
El Movimiento Pase Libre (MPL), en la participación de la Roda Viva, sostuvo una posición correcta de mantenerse intransigente en la reivindicación de la derogación del aumento, que, obviamente, no puede ser negociada.



Pero en la perspectiva estratégica faltaron dos cosas:
La primera es no cuestionar la existencia de la propiedad privada de gran transporte público. En lugar de acentuar la necesidad de la estatización, recuperar la Compañía Municipal de Transporte Colectivo en San Pablo, continúan hablando de cómo obtener más subsidios para las empresas privadas para que lleguen al punto de una tarifa cero, lo que significa mantener la mafia de los transportes recibiendo dinero público!
Por eso, es bueno ahora identificar claramente quien son esas empresas, cuál es su ganancia, cuánto ponen para la campaña del Prefecto y de los concejales, vamos a ver quién es esa mafia que lucra con el transporte apiñado y chatarra protegida por los subsidios públicos.
La segunda ausencia en el discurso del MPL es no incluir la exigencia de desmilitarización de la PM, de prohibición del uso de balas de goma y de otras armas menos letales. ¡Más que la tarifa, fue la violencia de la policía lo que indignó al pueblo brasileño!


El movimiento necesita avanzar hacia un contenido programático más profundo que permita la ampliación para los movimientos sociales y sindicales más amplios que luchan contra Belo Monte (la mega represa en el corazón de la Amazonia NdT), contra el agro negocio, la especulación inmobiliaria, el rentismo financiero parasitario, el exterminio indígena y que apunten a una salida política estratégica.
El rechazo del MPL en asumir el socialismo es la expresión de una falta de definición programática más amplia, que puede limitar a profundización del contenido reivindicatorio.
Pues, aunque se desprecien las elecciones, ellas vendrán y para Dilma será cada vez más difícil la reelección, llevando al PT a retomar nuevamente la carta de Lula como candidato; en ausencia de una propuesta política nacional socialista revolucionaria, llenará el vacío político con nuevas salidas capitalistas travestidas de eco-capitalismo neo-evangélico, como la Red Marina, o "socialistas" de pacotilla del PSB de Eduardo Campos.


El movimiento social y popular necesita buscar un foro común, una Asamblea Popular que sea un polo alternativo, no sólo para una candidatura unificada de la izquierda en 2014, sino para tener un norte claro.
La acción burguesa por medio de los medios intentará secuestrar el movimiento social para reducirlo a una acción "cívica" y "patriótica", sin contenido anticapitalista. La infiltración de grupos de derecha e incluso fascistas, intentando apoyarse en el saludable sentimiento anti-institucional, para direccionar ese rechazo a los partidos y movimientos organizados de la izquierda revolucionaria es un síntoma de que la indignación sin programa claro puede ir para cualquier lado.
Esos, me parecen, en resumen, que son los grandes dilemas:
Profundizar el programa de reivindicaciones, no sólo para la derogación de la tarifa y el pase libre como próximo paso, sino para un modelo alternativo de sociedad y de política económica que sea un medio de unificar todas las reivindicaciones de los movimientos sociales.


Destacar la exigencia del fin de la PM y prohibición de usar de las balas de goma como eje central del momento.
Encontrar un foro más amplio que pueda reunir el MPL con los movimientos contra Belo Monte, huelgas obreras, luchas indígenas, de los Sin techo, de los Sin Tierra. La reunión realizada el domingo pasado en San Pablo entre el MPL, Conlutas, partidos de izquierda, etc. debe ser continuada de una forma más amplia y transparente posible.
Vivimos un primer terremoto político. Si no hubiera una alternativa real de poder, como en cierta forma Syriza consiguió construir en Grecia, el riesgo es repetir a los indignados españoles que tomaron la Puerta del Sol y después, sin alternativa política el pueblo terminó votando a la derecha, que ganó las elecciones.
Una revolución es un largo proceso, con idas y vueltas, con confusión ideológica y manipulaciones sofisticadas de la conciencia popular, que tiene una acción corajuda y resuelta, pero con una ausencia completa de perspectivas más estratégicas.

El aprendizaje político de estos momentos tiene la velocidad de la luz. Hace diez días quien hubiese previsto que esto iba a pasar se lo habría calificado de loco delirante. Lo que ocurrió ayer fue sólo un comienzo. Lo que viene en adelante es un largo proceso revolucionario. Mañana va a ser mayor, pero además de luchar necesitamos saber claramente a dónde queremos llegar.