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lunes, 29 de junio de 2015

* ¿Qué hay después de la muerte?-Parte 5 *

***Bella noche para todos.
Sin novedades con el Sol y el clima espacial.
Manuel Sancho Pomés y su enrome trabajo investigativo que hoy les entrego como parte 5, que le saquen máximo provecho.

Relacionado muy estrechamente con las experiencias ECM, tenemos la experiencia extracorporal, que es la sensación de estar flotando proyectado fuera del cuerpo. En algunos casos el sujeto puede experimentar la autoscopia o posibilidad de ver el propio cuerpo desde el punto de vista de un observador externo. La proyección astral o desdoblamiento astral es un tipo de experiencia mental subjetiva, por la cual muchas personas dicen haber experimentado una separación o *desdoblamiento* de lo que llaman el cuerpo astral o cuerpo sutil, con respecto del cuerpo físico. Este fenómeno recibe varias denominaciones distintas, tales como desdoblamiento astral, proyección astral o viaje astral, entre otras. 

En el Ioga-vásista de Valmiki se menciona el linga-sharira =cuerpo simbólico o cuerpo invisible=, que está relacionado con la sensación de desdoblamiento. El escritor Robert Monroe publicó Far journeys, donde presenta varios relatos sobre desdoblamiento astral. Monroe desarrolló un método llamado Hemisync para inducir las proyecciones. Tras el éxito de su libro, Robert Monroe fundó el Instituto Monroe para difundir sus ideas. En 1986, el parapsicólogo brasileño Waldo Vieira =1932= publicó Projeciologia, donde registró más de 1900 casos provenientes de fuentes en 18 idiomas.



William Buhlman, en Aventuras fuera del cuerpo, investigó métodos de desdoblamiento. En experimentos controlados, algunas personas fueron capaces de inducir la experiencia de manera ponderada, a través de visualizaciones dispuestas en un estado meditativo o en un sueño lúcido. La ciencia sabe relativamente poco sobre este asunto por no disponer de medios para comprobar dichas experiencias, mediante instrumentos de medición. Para la ciencia, hasta el momento, no hay ninguna evidencia de que la sensación de experiencia extracorporal tenga otra explicación aparte de una alucinación. 

El término EEC =experiencia extracorpórea= fue introducido en 1943 por George NM Tyrrell en su libro Apariciones, y adoptado por algunos investigadores, como Celia Green y Robert Monroe, como concepto alternativo libre de prejuicios acerca de esta creencia, sin centrarse en etiquetas tales como *proyección astral*, *viaje del alma* o *senda espiritual*. Aunque el término pragmáticamente se distancia de conceptos problemáticos desde el punto de vista científico, como alma o espíritu, los científicos todavía saben muy poco sobre el fenómeno de las experiencias extracorporales.



Algunos investigadores recrearon experiencias extracorpóreas en estudios de laboratorio mediante la estimulación de ciertas partes del cerebro humano. Según Susan Blackmore, una de cada diez personas ha experimentado, una o más veces, una experiencia fuera del cuerpo a lo largo de su vida.
Las EEC son a menudo parte de las experiencias cercanas a la muerte =ECM=. Los que experimentan EEC a veces afirman haber descubierto detalles, que eran desconocidos para ellos antes de la experiencia. 

En algunos casos el fenómeno parece ocurrir de manera espontánea, en otros se asocia con un trauma físico o mental, circunstancias de peligro que crean estrés intenso, deshidratación, estados de coma, experiencias cercanas a la muerte, estados de ensoñación, sueño profundo, cansancio extremo, privación sensorial, sobrecarga sensorial, uso de drogas psicodélicas, psicotrópicas, disociativas y enteógenas. Se han desarrollado muchas técnicas orientadas a inducir la experiencia de forma deliberada, como la visualización, estados de relajación y meditación. Recientes estudios =2007= han demostrado que experiencias similares a las EEC pueden ser inducidas mediante la estimulación eléctrica del cerebro.



Algunos de los que experimentan EFC afirman que las experiencias han sido producidas por su propia voluntad, mientras que otras informan que se han visto súbitamente expulsados fuera de sus cuerpos, generalmente precedido por una sensación de parálisis. En otros casos, fueron conscientes de estar fuera del cuerpo después de los hechos cuando los experimentadores observaron su propio cuerpo físico casi por accidente. Algunos neurólogos han sospechado que el evento se desencadena por una falta de coincidencia entre las señales visuales y táctiles. 

Para ello se utilizó una recreación de realidad virtual para simular una EEC. El sujeto miraba a través de gafas y veía a su propio cuerpo proyectado por delante, ya que parece que un observador en reposo estuviera detrás de él. El experimentador entonces tocaba al sujeto al mismo tiempo con una varilla, y la sensación que describían eran que la imagen virtual era la que experimentaba la sensación táctil. El experimento creó la ilusión de estar por detrás y fuera del propio cuerpo. Sin embargo, los críticos y el propio experimentador tuvieron en cuenta que el estudio no llegó a replicar en toda regla todas las características de las experiencias fuera del cuerpo.



Por otro lado, la literatura y la tradición budista registra muchos ejemplos de consciencias viajando con una forma sutil fuera del cuerpo físico. Tales fenómenos también han sido notados en occidente y frecuentemente llamados *viajes astrales*. Aunque es difícil correlacionar las experiencias e identificar casos individuales de una cultura a otra dentro de sus propios esquemas, aun así se pueden identificar algunas variedades de este fenómeno como son las encontradas en las tradiciones budistas de la India y el Tíbet.
Según Sir Edward Burnett Tylor =1832 – 1917=, antropólogo inglés: *El alma del soñador sale de viaje y vuelve a casa con los recuerdos de lo que ha visto*.

Corría el año 1918, en plena Primera Guerra Mundial, cuando el joven escritor Ernest Hemingway cayó gravemente herido por una ráfaga de ametralladora. Años más tarde contaba a un amigo la experiencia de notar que su alma salía fuera del cuerpo. Hecho que, posteriormente, plasmó en su novela Adiós a las armas, de 1929, en la que el protagonista, Frederick Henry, cae herido: *Trataba de respirar, pero no tenía aliento*, explica el protagonista, y sigue: *Sentía que mi cuerpo salía impetuosamente fuera de mí, fuera, fuera, fuera…



Y todo el tiempo mi cuerpo flotaba en el viento. Me iba velozmente, todo mi ser se iba y supe que estaba muerto y que, al mismo tiempo, me equivocaba al pensar que acababa de morir. Luego flotaba y en lugar de volver en mí, sentí como si me deslizara hacia atrás. Por fin, respiré hondamente y regresé a la vida*. Resulta llamativo que en las primeras recopilaciones de las ECM estudiadas desde un punto de vista científico, allá por la década de 1930, autores como Ernesto Bozzano no prestasen especial atención a los elementos que constituyen cada ECM. Por el contrario, lo que más les llamaba la atención era la experiencia extracorpórea. 

Es decir, en sus estudios se mezclan los elementos propios de las ECM con los de las EEC. Robert Crookall, treinta años después, listaba numerosas características propias de las ECM en sus primeros trabajos. Entre ellas, encontrarse sumido en una densa niebla cuando se abandona el cuerpo, ocupar una posición horizontal sobre el cuerpo físico, tanto al principio como al final de la experiencia, la percepción de un cordón de plata que conecta a la entidad etérea con el cuerpo físico, la aparición de un doble más joven que el cuerpo físico y, por último, la reentrada rápida en el cuerpo físico acompañada de un shock.



Asimismo, las EEC son para Debbie James y Bruce Greyson una de las características que con mayor frecuencia aparecen en las ECM, ya que hasta un 75 % de personas suelen experimentarlas. En definitiva, la EEC es una experiencia en la que el centro de la consciencia aparece para aquel que la experimenta como ocupando una posición temporal, que es espacialmente remota respecto de su cuerpo. La experiencia extracorpórea se repite en muchos de los testimonios que hemos podido recoger. Evidentemente, se trata de una vivencia involuntaria que aparentemente se produce fuera de nuestro cuerpo. 

La persona no solo *sale* fuera del cuerpo, sino que es capaz de observarse desde fuera, no solo a sí mismo sino también a los elementos circunstanciales que le rodean como, por ejemplo, familiares o un equipo médico. Lo más llamativo, además de la propia experiencia como tal, es que la persona, en ocasiones, es capaz de relatar detalles que aparentemente se encontraban fuera de su campo visual, como por ejemplo lo que sucedía en una habitación contigua.
Cuando una persona sufre una EEC retiene alguna característica de su propio cuerpo físico, al que denomina *cuerpo astral*.



El cuerpo astral posee la capacidad de percepción a distancia, por lo que el concepto de *horizonte* tiene tan solo un sentido funcional en este tipo de percepciones. La percepción del cuerpo astral a través de la distancia posee una capacidad de ver objetos mucho mayor que la del sistema visual normal del individuo. La *forma astral* puede moverse en dimensiones espaciales a las que el sujeto original no está habituado, por lo que presenta ciertas limitaciones en sus procesos mentales a la hora de comprender su situación real. Si el cuerpo astral es lo mismo que lo que podríamos denominar *consciencia* de la persona, entonces las visiones que aparecen durante una ECM serían resultado directo de la percepción de su propia consciencia. 

Por el contrario, si el cuerpo astral incluye algún tipo de estructura que actúa a modo de interfaz entre la consciencia y el universo que se percibe, entonces el mecanismo de percepción es, obviamente, indirecto. De hecho, algunas religiones afirman que la consciencia no solamente puede separarse del cuerpo, sino también del cuerpo astral y, posiblemente, proseguir con separaciones más avanzadas. Resulta interesante cómo se hace referencia, de manera más o menos directa, a las experiencias extracorpóreas en algunos pasajes del cristianismo.



Por si las moscas...ojo, una cosa es tener éstas capacidades por naturaleza a veces no activadas, otra cosa es intentar generarlas mecánicamente, ésto de *viaje astral* manejado de manera torpe y sin conocimiento de causa, puede resultar en una experiencia más que lamentable.

Continuará...
Gilgamesh***

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Gilgamesh.

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