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lunes, 6 de julio de 2015

* ¿Qué hay después de la muerte?-Parte 9 *

***Muy buena noche de Lunes para todos.

Vamos a retomar el excelente estudio e investigación de Manuel Sancho Pomés, y solamente decirles con respecto a la actividad solar que la mancha 2381 sumó otro evento M 1,7 en la tarde de hoy;



La mancha está creciendo rápidamente, al menos hasta ahora.
Y mencionar finalmente que está al caer la ex 2367 que les mencionara hace unos días atrás, en la imágen vemos el evento M 1.7 y además la energía que trae 2367 que es Beta y que tiene un tamaño de área de 160;



Tanto el Corán como los hadices =citas del profeta= se refieren a la vida después de la muerte. El ser humano, creado a imagen de Dios, está formado de una capa exterior, compuesta de barro, y un soplo divino que se comunica con el Creador y que se localiza en el centro del organismo. Es el reflejo microcósmico del islam macrocósmico, que se ve como un universo de infinitos reinos cuyo centro está lleno de luz, la creación más pura de Dios. El exterior de la persona, compuesto de barro, representa la oscuridad. El alma humana, para el islam, reside en algún sitio entre estos dos polos: luz y oscuridad. 

Cuando fallece un ser humano, el alma se decanta en un mundo intermedio =barzakh=, un reino localizado en el centro cósmico luminoso hasta el día de la resurrección. En este mundo intermedio, que se parece a las ensoñaciones, el alma liberada de las capas de su cuerpo puede despertar y apercibirse de su verdadera naturaleza. Este mundo intermedio es muy importante para prepararse hasta el día de la resurrección, que ocurrirá al final de los tiempos. Ese día las almas se unirán nuevamente a los cuerpos y comenzará la vida eterna, ya sea en el paraíso o en el infierno, dependiendo de sus méritos. Respecto a estos méritos y de acuerdo a los hadices, el día de la resurrección, Dios vendrá a la Tierra con los ángeles.



En ese momento, los ángeles y las personas tendrán que presentarse ante Dios y cada persona llevará su propio libro donde vienen escritas sus obras. Estas obras son vertidas en los tributos gracias a dos ángeles conocidos como *los escribas honorables*. En estos libros individuales vienen descritas nuestras obras, algo realmente muy parecido a las visiones panorámicas que sufren las personas durante la ECM. Dios pondrá a prueba a cada persona y pesará sus actos con una balanza especial, el mizan. Ya se vuelque en un sentido u otro, ese será el destino de la persona. Una vez juzgada, el alma deberá cruzar un puente llamado sirat. 

Este puente es amplio para las almas bondadosas, que podrán cruzarlo con facilidad y alcanzar el paraíso. Sin embargo, las almas pecadoras encontrarán el puente afilado como una hoja de afeitar, de manera que cuando posen su pie caigan directamente al infierno. El día de la resurrección el espíritu será juzgado por sus acciones durante la vida terrenal y será dirigido hacia el paraíso, para encontrarse con Dios, o bien hacia el infierno, para pasar un purgatorio y purificarse o, por el contrario, ser no musulmanes o infieles pueden llegar al paraíso tan solo pasando por el purgatorio.



Si bien no existen estudios fiables sobre ECM en países musulmanes, algunos autores han estudiado casos de musulmanes en países occidentales. Por ejemplo, el Dr. Melvin Morse relata el caso de una chica musulmana de treinta y cuatro años residente en Nueva York, que casi pierde la vida mientras nadaba en el Mediterráneo cuando tenía veinte años: *Las olas me sumergieron y ya no sentía nada… En ese momento tan solo veía una intensa luz blanca que a medida que la observaba me producía mucha calma. En mi religión existen los ángeles de luz, quizás es eso lo que vi*. 

Otros autores, como Maurice Rawlings, describen casos de personas que llegaron a encontrarse con espíritus que pudieron reconocer. 
Esto sintoniza con la idea musulmana de que los nuevos espíritus son recibidos por otros conocidos que se fueron hace ya tiempo, cosa que numerosos autores mencionan continuamente en sus estudios y encuestas sobre personas que han sufrido una ECM. Obviamente, en el caso de musulmanes, el ser de luz es reconocido como Alá. Algunos musulmanes, dice Ring, interpretan las visiones de las ECM comparándolas con las del profeta Mahoma y sus expectativas de vida después de la muerte.



Otro mito islámico es el de la noche oscura, propio de muchas religiones, que abre paso al reino del más allá, donde quien la experimenta se encuentra con los espíritus de seres que ya han muerto, además de visiones del paraíso y del infierno. Pero la visión del alma y de la muerte difiere entre los chiitas y los sunitas. Los chiitas afirman que el ser humano es espíritu =ruh, aliento inmortal= que utiliza el cuerpo como un instrumento. Una vez que ocurre la muerte, el espíritu liberado del cuerpo encuentra su verdadera naturaleza. En cambio los sunitas consideran al ser humano una mezcla de cuerpo y alma. Para ellos, después de la muerte, tanto el cuerpo como el alma sufren la muerte y permanecen en la tumba, donde pasan un juicio ante dos ángeles y un juez. 

A este juicio le sigue una segunda muerte que evitan aquellos que murieron en nombre de Dios. Posteriormente, las almas se desvanecen y vuelven a aparecer el día del juicio final, donde se reintegran a sus cuerpos originales. Una mención especial merece el sufismo. Esta secta islámica, nacida en el siglo XVIII, se caracteriza por su intenso misticismo proveniente de las tradiciones griegas, hindúes y budistas, que se funden con las creencias musulmanas tradicionales.



Ciertos conceptos propios de las ECM pueden encontrarse entre las creencias sufistas. Los maestros del sufismo enseñan que, después de la muerte, la persona se juzga a sí misma y se conduce hacia el paraíso o hacia el infierno. El sufismo es conocido como *el camino de los puros*. En definitiva, se trata de una ascensión desde niveles inferiores hasta la luz divina que penetra en el universo entero. Este concepto de luz es común en casi todas las religiones, así como en las ECM. De acuerdo a las tradiciones sufíes, existen muchas maneras de ascender, pero en esencia el camino hacia Dios es encontrarse a uno mismo. 

Como dicen los sufíes: *Conócete a ti mismo, conoce a Dios*.
El budismo surge en la India en el siglo VI a. C. Desde este país asiático se extiende por muchos otros continentes hasta la actualidad. Después de una larga meditación para encontrar las raíces del sufrimiento humano, Siddhartha Gautama concluyó que la solución se encuentra en las cuatro verdades y los ocho pasos nobles, que establecen una relación entre el sufrimiento y el sentimiento de desear todo tipo de cosas.



Los budistas creen que después de la muerte existe un renacimiento a otra vida, por lo que la muerte es aceptada como inevitable, pero es poco temida. Las acciones del sujeto durante su vida determinarán su nivel de reencarnación. Para los budistas, el karma es la fuerza generada por las acciones del individuo. El buen karma se alcanza a través de buenas acciones a lo largo de la vida, lo que provoca una mejor existencia en la siguiente reencarnación. El nirvana se alcanza llegando a comprender la naturaleza de la realidad. 

Siddhartha Gautama se refería al nirvana de la siguiente manera: *Hay, monjes, una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, monjes, yo lo denomino ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese es el fin del sufrimiento*. Buda Gautama redefinió la consecución del nirvana presente en el hinduismo mediante un proceso de meditación en el que se analiza el cuerpo y la mente como carentes de una individualidad intrínseca. En ese proceso existe un vacío de individualidad =sunyata= de todo lo presente en el cuerpo y mente del sujeto.



Esta falta de una individualidad es también común en todos los fenómenos del universo. Al igual que en el hinduismo, la realización del nirvana budista implica la liberación definitiva del sufrimiento de la existencia o de los diferentes estados de reencarnación a los que todos los seres están sujetos. Pero en el budismo esta idea será llevada hasta sus últimas consecuencias. La diferencia en el contexto hinduista es que esto ocurre por la unión a un absoluto =Brahman= a semejanza de lo que expone la mística de las religiones teístas occidentales.

La naturaleza de la realidad debe ser descubierto a través de otras dimensiones de la consciencia humana. De acuerdo a la cosmología budista existen diversos niveles o cielos, junto con ocho infiernos calientes y otros tantos helados. El espíritu del individuo existe en uno de estos reinos dependiendo del karma creado en la anterior vida, hasta que renace en la siguiente. Este ciclo continúa hasta alcanzar el propio nirvana.



Algunos autores como Allan Kellehear, Patrick Heaven o Jia Gao han sugerido que las ECM han sido las principales responsables del desarrollo del budismo en China. Estos investigadores estudiaron a 197 personas en Beijing. De ellos, 26 llegaron a presentar una ECM con características semejantes a las occidentales. Respecto a China, llama la atención la investigación realizada por el doctor Zhi-ying, que entrevistó a 81 personas supervivientes del terremoto de Tangshan, ocurrido en 1976. Encontró que nada menos que 32 de ellas habían pasado por una ECM. 

Asimismo, descubrió que prácticamente toda la fenomenología propia de las ECM se presentó en estas personas, incluyendo la entrada en el túnel, la sensación de paz, la revisión vital, el encuentro con personas ya fallecidas, etc. En otro país asiático, Tailandia, el neurocientífico budista Todd Murphy estudió diez casos de ECM. Los resultados son similares a los obtenidos en China o la India, ya que es un país también muy influenciado por las creencias budistas. Durante estas visiones, los tailandeses llegan a ver a los yamatoots, que no son otra cosa que la mano derecha de Yama, el señor del más allá, que podría compararse a las visiones occidentales de los seres de luz que sirven de guía y de acompañamiento a la hora de realizar una revisión vital.



Gilgamesh***
Continuará...

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