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viernes, 18 de marzo de 2016

* ¿Qué hay después de la muerte?-Parte 19 *

***Muy buena noche de Viernes para todos.

Aprovechando la enorme necesidad de desconectarme al menos un poquito de la situación local, voy a compartirles un estudio que habíamos iniciado hace un tiempo y que dejé en stand by. 

Los memoriosos seguramente lo recordarán, me refiero a la enrome e interesante investigación llevada a cabo por el español Manuel Sancho Pomés sobre aquello del túnel de luz, de los *regresos* a la vida tras segundos de estar clínicamente muertos, y las eternas preguntas sobre lo que sigue...después de la vida.

Así que entonces vamos a continuar con la entrega Nº 19, ya saben que al pie del post tienen los links a todos los capítulos anteriores.
Espero lo disfruten.

-Una de las aplicaciones prácticas en medicina de la holografía cuántica son las imágenes por resonancia magnética, que los hospitales utilizan de manera rutinaria para obtener imágenes del interior del cuerpo humano. Otra de las estructuras relevantes en relación a la comunicación cuántica holográfica de la memoria es el ADN.
La capacidad de esta molécula para comprimir información de manera holográfica es virtualmente ilimitada y ya fue descrita por Marcer y Schempp en 1996: *El ADN define una firma única y espectral o bien un conjunto de frecuencias sobre el cual, potencialmente, se puede escribir la historia o experiencia total de un organismo viviente*. 

De hecho, el ADN es considerado el medio universal de almacenamiento de información holográfica. Los casi tres billones de pares de bases proteicas contenidas en cada célula humana se asemejan a un enorme almacén de discos duros de ordenador. Sin embargo, un sistema de memoria cuántico holográfico requiere de otro concepto: *energía del punto cero*. La existencia de energías del punto cero se refiere al también llamado *vacío cuántico*. Todo el espacio, incluyendo las áreas entre las partes sólidas de la materia, contiene un potencial de energía enorme.



La materia y la energía se están continuamente creando y destruyendo, emergiendo espontáneamente y desapareciendo de vuelta al campo de energía del punto cero. Los científicos actuales consideran que en este vacío cuántico se encuentra la fuente de la materia y la energía en el universo. Marcer y Schempp describen un modelo cuántico desde el punto de vista dinámico de dicho vacío en relación a un modelo holográfico. Ya que cada partícula emite y absorbe partículas de energía o información que se propagan a través del campo de energía del punto cero, la historia completa de cada partícula se almacena y queda accesible para su posterior recuperación. 

El campo de energía del punto cero ha sido propuesto como un medio de almacenamiento para la memoria en todas las interacciones de partículas, a una escala macroscópica como, por ejemplo, los acontecimientos de una vida humana. En este modelo científico el proceso de la memoria, el cerebro y el sistema nervioso central no se ven como lugares de almacenamiento propiamente dichos, sino más bien como procesos orgánicos que interactúan directamente con el campo de energía del punto cero a nivel cuántico.
Resulta llamativo que la revisión vital parezca estar condicionada según la cultura del sujeto.



Por ejemplo, los aborígenes australianos, los africanos y los nativos del Pacífico o de Norteamérica no parecen presentarla del mismo modo que los occidentales, aunque las diferencias pueden deberse al escaso número de personas entrevistadas y recopiladas en esas regiones, en comparación con la abundancia de casos documentados en el mundo desarrollado. Hay autores, como Butler, que afirman que la revisión vital es algo propio de nuestra cultura occidental y de alguna otra, como la china o la india, y que mantiene una conexión con la búsqueda de la propia identidad. 

Este autor utiliza una metáfora: Igual que un espejo refleja nuestra cara, nuestra memoria sería el equivalente interior a un espejo, el cual nos habla de nuestros orígenes y nos dice quiénes somos, justamente lo que se pierde en algunas enfermedades de tipo neurológico como el Alzheimer, en la que perdemos nuestro yo y acabamos desconociendo quién somos. Este sentido interior de construcción social de nuestra identidad, existe en las principales religiones del mundo, como la cristiana, la islámica o la budista, y revela la existencia de dos mundos, el material y el divino. En alguna de ellas el mundo material es devaluado y existe tan solo como una ilusión que se genera a través del espíritu.



Dentro de este contexto el sentimiento de culpa se genera a través de la interiorización de las normas y de las sanciones sociales. Por ello, la revisión vital no dejaría de ser un análisis íntimo de nuestras vidas y un juicio de valor sobre aquellas cosas en las que pudimos haber fallado, ya que nuestras religiones, y, por ende, nuestras culturas, ligan a la muerte con nuestra consciencia y a la consciencia con lo que sucede en el más allá, por lo que no sería extraño entender que este tipo de experiencias se produzcan, justamente, en los momentos previos a nuestra muerte. Cosa que no ocurre, por ejemplo, en otras culturas, como la de los citados aborígenes australianos. 

Resulta llamativo cómo en la religión hindú la revisión vital no ocurre por sí misma, sino que los que viven una ECM asisten impertérritos al acto de una tercera persona que les lee los acontecimientos que sucedieron a lo largo de la vida. Ya lo dijo Max Weber, en 1965: *Cuando las creencias en espíritus se llegan a transformar en creer en un dios, entonces las transgresiones en contra de la voluntad de dicho dios se convierten en un pecado ético que carga contra la consciencia más allá de sus resultados más inmediatos*.



Las religiones cristianas estan cargadas de referencias en relación a una revisión de la vida al final de nuestros días, similar a las que presentan las personas que se enfrentan a una ECM. Quizás una de las apreciaciones más detalladas respecto este juicio final la describe San Mateo en su Evangelio: *Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda… Aquellos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna*. 

En el islam también se produce una revisión vital pero, a diferencia de las ECM occidentales, los musulmanes suelen vivir un enjuiciamiento de sus actos. 
Un equipo liderado por Debbie James y Bruce Greyson ha observado que un 79 % de las personas que sufren una ECM presenta fenómenos de distorsión del sentido del tiempo, mientras que un 27 % muestra memoria panorámica. Una vez que la persona ha abandonado el túnel y se ha visto expuesto a la luz y a la presencia de familiares o de una entidad determinada, se produce una revisión de la vida.



Una especie de película que transcurre delante de nuestros ojos, y donde las escenas más importantes desfilan a velocidad de vértigo. Quizás la definición de película no sea la más adecuada, ya que pudiera parecer que es en dos dimensiones sobre una pantalla, pero quizás tampoco las películas de tres dimensiones, tan en boga hoy en día, dieran la adecuada descripción, ya que las personas involucradas son más bien testigos de escenas que se vuelven a repetir delante de sus ojos con todos los ingredientes de la realidad. Se ha visto que no es imprescindible que la persona se encuentre literalmente al borde de la muerte. Respecto a los fragmentos de memoria obtenidos, resulta de sumo interés el estudio realizado por Stevenson, en 1995, analizando aspectos de la memoria panorámica. 

En dichos estudios, realizados en parte sobre publicaciones anteriores y en parte sobre la propia cosecha de los autores, se observa que entre el 84 y el 88 % de las personas que han sufrido una ECM describen las imágenes como muy vívidas. Asimismo, en el estudio se repitió que hasta un 71 % experimentó la sensación de que el tiempo se paraba, mientras que un 20 % notó que el tiempo iba más rápido. Tan solo un 7 % advirtió que el tiempo fuera más despacio.




Según las conclusiones de Stevenson: *El hallazgo más importante de este estudio es la evidencia de una gran variedad de revisiones vitales que puede experimentar el sujeto. La idea generalizada de que se revisa absolutamente toda la vida =panorámica= es falsa, ya que tendemos a creer que sucede en todas las experiencias. No es menos cierto que algunos individuos la sufren de esta manera, si bien la mayor parte no lo hace así*.

Según Elena, que sufrió un principio de ahogamiento, parece que vio correr su vida hasta el último detalle, pero en sentido inverso: *Creo recordar que tendría unos nueve años. Era verano y estaba con mis primos en la piscina del pueblo, nadando. 

Yo no sabía nadar bien y llegó el punto en el que quería llegar a la orilla opuesta para agarrarme y descansar. Tan solo me quedarían dos palmos para llegar cuando de repente me empecé a hundir por el cansancio y yo hacía fuerza para salir. En ese momento sentí que se me agotaban las fuerzas, dejé de respirar y ya no pude sacar las manos fuera. Comencé a sentir una tranquilidad extraña, pero bonita a la vez. Vi pasar toda mi vida en fotos, una tras otra desde la edad que tenía hasta que me veía de bebé, una detrás de otra, y a continuación la luz blanca. 















Recuerdo que para mí el túnel fue ver pasar mi vida en fotos. No recuerdo el túnel negro con la luz blanca al fondo, sino el recuerdo de mi vida en fracciones de segundo, ¡sin escaparse ni un solo año vivido! 
También recuerdo tener la luz blanca delante de mí. Súbitamente, mi primo que estaba a mi lado me sacó del agua. Dejé de sentir esa paz increíble de explicar. 
Tuve la sensación de que se para el reloj, pero todo sigue igual de bien. 
Lo que sí diré es que esta experiencia me marcó de alguna manera. 
Yo no se lo dije nunca a nadie, hasta que a los doce o trece años de edad se lo conté a mi madre. No sabía muy bien lo que había vivido, pero me gustó, aunque de verdad me estaba ahogando*.

Ring observó que las personas que habían sufrido una ECM y que reportaban una experiencia de visión panorámica solían ser en su mayoría sujetos que se habían visto involucrados en accidentes =55 %= más que en otras circunstancias como, por ejemplo, enfermedades o intentos de suicidio =16 %=. Las experiencias son vívidas, rápidas y desconectadas de los mecanismos habituales de evocación. Asimismo, se producen alteraciones en el tiempo y en el espacio, y una sensación de encontrarse fuera de la realidad. Algunos testimonios resultan tremendamente esclarecedores de lo que significa recordar detalles, como por ejemplo: 
*Podía saber hasta la temperatura del aire. 
En ese momento me encontraba en mi etapa de ocho años de edad rodeado de mosquitos. En mi revisión vital podría haber contado hasta los mosquitos que me rodeaban con total exactitud. Todo era más certero de lo que posiblemente podría haber percibido en la realidad del evento original*.



Gilgamesh***

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