***Bendito y próspero Miércoles para todxs.
*Son tiempos muy duros*, quizás ésta frase se haya dicho desde siempre, cada quien en su propio tiempo, seguramente que así es.
Y así es cuando logramos hilar la historia, al menos lo que conocemos de ella, sea escrita por quien sea, la historia nunca dejó muy bien parado al mundo y al género humano, mucho menos a sus dioses.
En éste tiempo, el que al menos nos toca a quienes existimos por éstos días, es un tiempo donde el Ser ha perdido su *identidad*, tal como decía el otro día.
Sin brújula.
Cuando la sinrazón abunda, hay que recordar ciertos preceptos que tal vez ayuden, primero, a encontrar la brújula, y segundo, a hallar el Norte, que bien puede estar por fuera de éste mundo pero también adentro de uno mismo.
Decirlo yo, ya resulta dspués de más de seis años medio aburrido, pero por suerte hay hermanas y hermanos que enriquecen desde la misma visión pero con su propio sello, palabras y conceptos que apuntan a una misma cuestión y que en éste mediodía de la tercera parte de Octubre, intenta seguir *dando* cosas que no tienen precio aunque pasen desapercibidas, como aquellas perlas hundidas en el barro por las patas de los cerdos del chiquero...
Gnosis siglo XXI
Carlos Alberto Rodríguez Hernández
La Mátrix demiúrgica.
Un juego entre amos, esclavos y la necesidad mesiánica del Salvador y del elegido.
Esto no es nada nuevo.
A lo largo de nuestra historia se ha repetido incesantemente.
¿Hemos sido programados para ser esclavos, lacayos y serviles de un amo que juega con nuestras ansias de superioridad y dominio sobre los demás?
¿O es que hemos aprendido el comportamiento esquizofrénico y paranoide de una determinada figura demiúrgica que nos ha estado gobernando durante estos miles de años?
Ambas cosas.
Hemos sido programados, tanto por genética como culturalmente, para la obediencia ciega hacia los dictados de un dios imitador y egóticamente acomplejado, que se piensa superior, que se sabe poderoso porque esconde la auténtica realidad falseándola en su propio beneficio e interés; nos veda nuestra propia sabiduría, nos fragmenta, nos dice una cosa, pero luego hace otra distinta, nos atemoriza, si no hacemos lo que él quiere y nos rebelamos, nos castiga; si empleamos una palabra que no encaja en sus esquemas mentales, se venga de nosotros con plagas, tempestades, pestes y miserias…
Nos ha creado para ser sumisos a sus mandatos, para que trabajemos como putos robots biológicos para sus pequeñas cosas de narcisista delirante y apoquinado, poniendo, cada vez, más carga sobre nuestros hombros, disfrutando como un perro malsano de nuestro sufrimiento, de nuestro dolor, de nuestros esfuerzos baldíos por sacar del hipnotismo mental a nuestros semejantes, perdidos en el marasmo material, cultural, egótico, dogmático e ideológico creado por esta entidad decadente y degradada.
Nos sume en una mátrix hecha a imagen y semejanza de su propio trauma interno.
Sufre de complejo materno, padece un Edipo galopante, es un niño caprichoso, que se divierte con la angustia y la sangre de los demás.
Denota miedo, mucho miedo.
Necesita este comportamiento de poder grandilocuente porque internamente es un ser débil, frágil y trastabillado que está pidiendo a gritos que le amen.
En vez de pedir un abrazo, un beso paterno en su frente para calmar su ansiedad y zozobra, manipula genéticamente a unos seres para que instintivamente lo idolatren, lo adoren, lo suban a los altares de una magnificencia falsa y prefabricada por él mismo; quiere reverencias, libaciones en su nombre, rituales caníbales y sacrificios de toda índole; no permite compartir su reinado con más dioses, lo quiere todo para él, está ansioso, voraz, ávido por controlar todo, supervisa cualquier detalle, no se le escapa nada, no quiere secretos ni conspiraciones contra él, se cree el sumo capataz de la granja humana: el que se salga del rebaño, será sometido a duros castigos…
¿Cómo osa, pues, ese insignificante humano para hacerle frente a tan omnímoda criatura?
Constantemente nos pone trabas, obstáculos insalvables, tropezones y zancadillas…
¿Somos capaces de avanzar y levantarnos cada vez que nos caemos?
Nos tiene en un estado continuo de frustración, abatimiento, cansancio y enfermedad; le pirran la fragancia y el olor de nuestras emociones más densas, por eso condiciona cuánticamente la realidad sin que nosotros nos enteremos: da una tecla y aparece un nuevo artefacto tecnológico, una nueva ideología destructiva y ¡catapum!, de golpe y porrazo, ya estamos matándonos en una nueva guerra, mendigando por un trozo de pan, suplicando por un puesto de trabajo esclavista, peleándonos por quién es el que tiene la dichosa razón… mientras esta entidad =y sus secuaces representantes aquí en la tierra= chupa toda esa energía de temor terrorífico que sentimos cada día y se alimenta de todos nosotros…
Ya nos podemos preguntar…
¿Por qué ocurre lo que ocurre: matanzas, escasez, competitividad, envidia, codicia, posesividad, inquina…? ¡Se pone las botas el hijoputa! Pero esto no es lo peor, sino que después de crearnos =y creernos= este paraíso maldito, se presenta como nuestro salvador, como el único y benéfico ente que puede sacarnos de este atolladero de odio y mentiras que él mismo ha provocado…
¡Vaya, es un negocio perfecto!
¡Menudo chiringuito tiene montado el tío!
Crea un escenario condicionado y decorado a su gusto y reparte los guiones ya preestablecidos a los protagonistas: unos hacen de amos, otros de victimas y ¡que empiece la función!
Que cuando la cosa se ponga fea, vendrá el director de toda esta carnicería a salvarnos…
¿Quién se dejaría salvar por un ente así?
=Omitamos la respuesta=.
En fin, esta copia barata que se hace pasar por dios, crea las historias, los guiones, los argumentos, edita los cortes, los copiaypega, inserta efectos especiales donde le conviene; si hay algo que no le gusta, cambia algún detalle para que el desenlace sea el que él mismo desea…
Dirige totalmente la obra, claro está, pero ¿y los actores de la obra?
¿Tienen algo que decir al respecto?
¿Pueden influir en la obra y cambiar su curso prediseñado o son meros autómatas que representan lo que les dicta el otro en su interior?
Bueno, ya hemos dicho, que estamos inmersos hasta el tuétano en el juego binario del amo/esclavo, ya se sabe que como es arriba es abajo/como es adentro es afuera, por eso nosotros reproducimos ese modelo entre nosotros en la vida diaria, pero hay algunos actores de esta obra que se dan cuenta del pastel, que ven que hay algo que no les encaja e intentan comprender lo que están representando, lo que hay detrás de las palabras que dicen y del sufrimiento sinsentido que sienten…
Y cometen su mayor error, preguntar al director de la obra por algunos aspectos poco convincentes y contradictorios de los argumentos versados en el guión…
¿Qué les va a contar éste si él es el salvador, quien les protege de todo mal?
¿Con quién van a estar mejor?
Claro que les dice: *Sí es que esos goyim que se pelean y discuten todo el rato son inferiores a ti, tú te has dado cuenta de la realidad, eres superior a ellos, por poquito eres casi tan inteligente como yo, por eso te he elegido a ti para que portes mi verdad revelada, predícala y yo haré que te sigan; ahora eres el guardián de mi fe, tienes mi bendición…*
Estas palabras, para algunos, resuenan como cantos de sirena nunca escuchados anteriormente, por fin, dejan de sentir esa soledad y separación inherente a su nacimiento, se saben elegidos, los favoritos de un dios castigador que les ha concedido la gracia de su benevolencia =aunque, ay de ellos, si no cumplen con lo que les exige=; son los pretendidos de una entidad que les ha puesto duras pruebas para probar su amor por él, y ahora lo tienen…
Estas personas una vez que se les ha convencido de su predilección divina, les mueve una fuerza superior que ellos no comprenden, que les anima a servir infatigablemente a esta entidad, todo lo que hacen es para que se alimente este egregor chupóptero.
Estas personas han dejado de ser ellas mismas =si algún día lo fueron=, para ser un portal orgánico canalizado de dicha entidad.
Nos suena bastante ¿verdad?:
Sectas religiosas de toda índole, ideologías políticas dogmáticas, mafias corruptas, circuitos empresariales hiper-corporativistas revestidos de ropaje humanitario, nuevaeristas canalizadores de supuestos comandantes de las estrellas y demás bichejos intergalácticos…
La verdad: no es tan difícil caer en esta trampa.
Después de tantas vidas de dolor, incomprensión, violencia y terror, es comprensible que muchos se refugien en creencias-salvavidas para soportar la cruda realidad.
En apariencia el salvador ya no entra en esa dinámica dialéctica de opresores/oprimidos; supuestamente pretende salvarnos de ese escenario, pero es uno más metido hasta el fondo de esta realidad, quizás, más aún, porque encima se cree que está por encima de todos los demás…
Ya vemos que el director de la obra es un experto manipulador que sabe dar con la tecla de nuestra carente insignificancia y nuestras ínfulas de ser dioses, grandilocuentes y todopoderosos.
Claro, si nos inyectó su vil genética
¿cómo no nos va a conocer?
¡Hemos vuelto a caer en la trampa!
En su narcótica trampa de hipnotismo narcisista e ilusorio.
Cómo nos gusta sentirnos los elegidos, que nos hagan sentir exclusivos, únicos, extraordinarios, con cualidades superiores a las del vulgo.
Queremos que los demás nos amen, que nos adulen y agasajen con su inferior condición, con la necesidad ferviente de que nosotros les solucionemos la vida porque ellos por sí mismos, son demasiados tontitos para resolvérsela:
*¡Que acudan todos a nosotros!,
¡Que recen, piensen, oren en nuestro nombre!, ¡Chupémosle toda la energía a esa ignorante masa!,
Esas ovejas necesitan a un pastor, sí, a nosotros:
¡los elegidos!*.
¿Por qué tanta necesidad de ser elegido?
¿Acaso aquellos que se autoerigen como salvadores del mundo, gurúes, profetas, mesías... tienen una mayor falta de atención y afecto?
¿Por qué necesitan la aclamación y lisonjeo de los demás: ellos mismos no son nada por sí mismos? Esclavos de la fama y la glorificación egoica, no son más que mercachifles de tercera, que juegan con las carencias y necesidades emocionales de la gente, para endiosar sus artificiosos egos, ensanchar sus delirios de grandeza y mezquina megalomanía, sus ansías sedientas de ser dioses mundanos…
No son más que vampiros que sirven a una entidad que les tiene poseídos =que se nombra a sí mismo dios en la biblia= y que les teledirige sin saberlo para arrancarles de cuajo toda esa energía que chupa a los otros.
Esos salvadores de almas, son unos simples cosechadores de las mismas, son unos zombis cuya única misión es succionar almas ajenas para alimentar a su jefe; sus almas están fagocitadas por el demiurgo, ya no les sirve a ellos mismos, son un simple canal que atrae más almas con las que comercian cuales banqueros, para posteriormente pasarles el cheque y facturar todo lo que les debe, y como no podría faltar, con jugosos intereses…
¿Cómo podemos caer en este juego?
Nos damos cuenta de la incruenta realidad de este mundo y enseguida queremos hacer el bien, pero si no somos consciente de lo que significa transitar ese camino, tiene un alto precio: nuestra alma.
Por tanto, aviso a navegantes, no caigamos en la religión de aquellos que hacen negocio con nuestros deseos y carentes necesidades.
Solo nos quieren sacar dinero y energía vital.
¡Controlemos nuestro impulso colectivo por hacer el bien a toda costa y desconfiemos de lo gregario!
Si hay más de dos personas, ya es multitud.
La liberación y la mutación de conciencia es netamente individual, si precisas de grupos, cursillos, talleres, reuniones, meditaciones multitudinarias… estás cayendo en su trampa de nuevo:
¿Qué pasa que cambiamos las religiones tradicionales por las nuevaeristas para que todo siga igual?
La necesidad de sentirnos queridos nos hace caer una y otra vez en el designio de los otros y, por ende, a no vivir nuestra propia vida.
No solo queremos que masas ingentes de populacho nos adoren y reverencien para hinchar algo nuestra autoestima, sino que verdaderamente vamos buscando el amor y afecto de un amo; de alguien a quién consideramos superior al que conferirle todo nuestro poder interno y delegar en él la responsabilidad de nuestra vida.
Vamos buscando, en todo lo que hacemos, su aprobación, su gesto amable, su juicio positivo, su clemencia, su beneplácito, su conformidad y favoritísimo.
Tenemos tanta necesidad de ser el elegido por él =el discípulo preferido, el aprendiz perfecto= que negamos nuestra vida y hacemos todo lo que nos diga; nuestro propósito vital es el suyo, nos convertimos en una entelequia, en un instrumento al servicio de otro… pero lo peor de todo es que de esto no nos damos cuenta: nos da la sensación de que somos importantes, de que tenemos que hacer cumplir su ley, sus mandamientos y dictados, que somos los garantes del orden-mátrix;
Queremos cambiar el mundo pero con las herramientas que nos ofrece el mismo que lo ha creado…
Nuestras intenciones son buenas, nadie lo discute, pero de buenas intenciones está lleno el infierno…
Dejemos de creernos los salvadores del mundo.
Somos esclavos:
¿Y lo único que pretendemos es ser amos de otros esclavos?
En efecto, somos tan esclavos que necesitamos un amo por encima y otros muchos por debajo…
¿Tanta necesidad tenemos de atarnos a los otros, de que nuestra vida dependa de la voluntad de los demás, de qué nuestro goce sea proporcional al daño que sentimos y hacemos a nuestros semejantes?
¿Ese es el mundo que queremos?
*Como he sido un puto esclavo toda mi vida padeciendo y sufriendo, ahora me toca ser amo y joder a los demás, que ya he tenido bastante yo*.
Eso es lo que buscamos cuando queremos ser jefes de organizaciones, referencias para masas, líderes de movimientos o grupos políticos, religiosos, culturales…
¿Para qué tanto?
¡Qué importa que los demás nos aplaudan o no!
Nuestra convicción por la que emprendemos determinadas acciones ha de ser interna:
hagamos las cosas no por el fruto sino por la obra;
Seamos nosotros mismos ¡Y punto!
Dejemos a un lado nuestras pretensiones de salvar a nadie y liberémonos primero a nosotros mismos.
Para ello, ya basta de esperar, esperar y esperar a qué cambien las cosas por sí solas, a que se resuelvan las situaciones por su propia inercia, a que advenga algún día un mañana mejor…
¡Estamos en el punto más crítico del Kali yuga!
¡Cada vez todo estará más degradado y decadente!
Ya es momento de iniciar acciones para revertir ese proceso y crear nuestra auténtica realidad.
Quizás, no podamos cambiar el mundo, pero lo que sí que está a nuestro alcance es empezar a cambiar nuestro mundo, transformándonos internamente, renovando nuestra vieja forma de hacer las cosas, desconectándonos de los paradigmas de la cultura y siguiendo los dictados de nuestro Espíritu.
Perdamos la esperanza, porque eso es precisamente lo que nos inmoviliza y paraliza; no tenemos nada que perder ni que temer, pero sí mucho por lo que luchar… ¿Por qué no probamos a actuar de manera diferente?
¿Y si probamos a hacer caso al latir profundo y sincero de nuestro corazón?
¿Y si nos atrevemos a ser nosotros mismos en la práctica cotidiana?
No seamos tan esclavos de caer en las mismas monsergas de siempre aunque nos las presenten con una capa superficial de pintura reluciente.
Su contenido está podrido, huele a viejo y su inveterada infección se expande como una maloliente peste.
¡Que se jodan los salvadores y buenistas de medio pelo! ¡Dejadles en sus camarillas elitistas de esclavos!
Nosotros somos Individuos Absolutos, y como tal, Libres, Dignos, Autárquicos y Soberanos: nos regimos por una inquebrantable Ética Interna.
Nuestro Honor será nuestra Lealtad.
Abrazo.
Gilgamesh***
Plus One.
ResponderEliminarComparto plenamente....., IDENTIDAD perdida o recobrada.....
Abrazos.
ResponderEliminarAlejandro Arrabal Díaz-eleritzo-Vandinha; muchas gracias.
Alejandro; gracias Bro, abrazo.
En el momento preciso, justo estos días pensaba en esto y como enfrentar el futuro incierto, que varias veces me ha hecho preguntarme si valdrá de algo trabajar tanto para comprar una mejor calidad de vida para cuando este viejo, sí tal como estan revueltas las cosas no se sabe si en 30 años mas exista civilización tal como la conocimos cuando crecimos. Un abrazo.
ResponderEliminarQue tal buenas noches
ResponderEliminarVibro con todo lo dicho, tremendo, pero me cuesta imaginar mi mundo asi, me pierdo en mis propias inmundicias.
Abraxos
ResponderEliminarUnknown; gracias, me alegro que el texto le ayude a reflexionar. Abrazo.
Mario; nunca es tarde para dejar de perderse amigo. Abrazo.