***Precioso primer Sábado de Agosto para todxs.
En la semana pude escuchar un diálogo radial entre un Politólogo y un Psicoanalista, a éste último lo había convocado el primero para discurrir sobre alguna respuesta con respecto al fenómeno de una sociedad votando a su verdugo, y aún habiendo tenido la experiencia de padecerlo decide votarlo otra vez.
Me sorprendieron los suspiros...los lapsos..el desánimo que transmitía la alocución del Psicólogo, y realmente me derrumbó anímicamente su conclusión.
¿Porqué me derrumbó ? porque llegó a la misma conclusión que tengo yo desde hace tiempo con respecto a el efecto de la tecnología vía telefonía móvil en las conductas sociales.
Derrumba a veces tener una visión negativa sobre algo, y cuando eso ocurre créanme que deseo equivocarme, ruego estar errado, pido que esa percepción sea sólo mía.
Yo puedo tener una percepción subjetiva de las cosas y por ende lo que yo piense o concluya se circunscribe por suerte, a la opinión de un sujeto intrascendente, y a veces mi percepción puede coincidir con la de otros sin que ésto garantice que dicha percepción sea unívoca porque se comparta, pero cuando la opinión la da un especialista como lo es un Psicólogo, y uno tiene la misma percepción el efecto de credibilidad se refuerza un poco más.
Y ojo...porque un profesional generalmente especializado en ayudar a pensar y resolver conflictos con su disciplina no puede tener como respuesta la negatividad ni el bajar los brazos ante algo sin remedio, generalmente vislumbran alternativas que dejan abiertas esas ventanas del optimista arribo a una solución.
Coincidía, decía, la visión del Psicólogo con la mía que es previa porque la tengo desde hace un tiempo, y como analizo detrás de las letras escritas mejor puedo hacerlo cuando escucho hablar a la otra persona, y si bien el Psicólogo finalizó su exposición con un;
*Y bueno..vamos a ver cómo enfrentamos ésto*, es decir que no bajó los brazos definitivamente ni cerró la posibilidad de contrarrestar algo malo, bien claro me quedó que su percepción es tan negativa como la mía, pero claro...si él hiciera hincapié en eso tendría que dedicarse a otra cosa ¿verdad? porque a sus pacientes debe darle soluciones y no más problemas a resolver, además de estar comunicándolo por un medio púbico donde mucha gente le escuchaba.
Resumidamente el Psicólogo decía y a la vez expresaba un cierto desaliento ante el poder de ésta tecnología, que cuánto ha de ser así....que parece ya irreversible y apabullante, pues si un especialista de tal envergadura suspira...hace pausas y deja entrever ante lo que nos estamos exponiendo....madre mía la que nos espera.
El poder de ésta tecnología que yo en mi caso no veía como algo demasiado negativo en sus inicios ha virado en los últimos dos o tres años como mínimo, hacia una involución del ser humano tanto en sus capacidades físicas como intelectuales, fácilmente manipulable =muchísimo más que antes=, controlable e inducible.
Separar al ser de su mundo real mediante la comprensión de la vida y la existencia vía la Filosofía, la práctica religiosa, incluso mediante una auto-elección artificial de evasión, en nada se compara ni se parece a ésta nueva forma que de ninguna manera apunta a aliviar el peso de la existencia ni mucho menos a la trascendencia y evolución del individuo.
No.. no...por el contrario decía, apunta a transformarlo en un robot orgánico, en un ente sin la capacidad de reflexionar, interpretar, y decidir por sí mismo, apunta a ser un apéndice ejecutor de lo que la tecnología le administra e impone creyéndose que nadie le impone nada sino que él elige, cuando en verdad, está siendo manipulado de una forma ya...diría que espeluznante.
No lo dijo el Psicólogo, lo defino yo con mis palabras, pero en el fondo, vimos lo mismo, la sociedad y el individuo se están transformando en algo que, de no mediar algún tipo de evento cuasi milagroso...ya no va a depender de nosotros mismos y nuestra capacidad de revertir, de modificar, de reglar, de repensar, en qué vamos a hacer con todo ésto.
Mis palabras pueden resultar negativas o desesperanzadoras, pues saben que soy un hombre de Fé y de Esperanza, pero nunca un necio que evita ver lo que no gusta o agrada.
Yo no sé si alcanzaremos a darnos cuenta nosotros mismos en algún momento de lo que estamos experimentando y en un arresto de inteligencia diremos; *...a ver..vamos mal con ésto...algo hay que hacer* y lo podamos morigerar y corregir, pero si no nos nace hacerlo, si seguimos cada vez más profundamente entregando nuestras ya de por sí atrofiadas capacidades de razonar por el mero hecho de supervivir...nos enfrentamos a un barranco de noventa grados sin chance de dar la vuelta y zafar.
Un callejón sin salida.
Probablemente logremos que la ciencia nos alargue la vida y le ganemos unos años a la muerte, pero vivir así...deshumanizados...robotizados, lobotomizados tecnológicamente e involucionando a nuestro Ser interior..., creo que aunque el mundo arda como el averno...ni nos vamos a dar cuenta..y si nos hemos ido acostumbrando a aceptar y convivir con cosas aberrantes como si fuesen normales =algo que viene siendo la norma=...no quiero ni pensar en lo que será dentro de un tiempo.
Afortunadamente en mi caso, ya no estaré aquí, y habré visto apenas el inicio de algo que deberán protagonizar quienes recién están dando sus primeros pasos en un nuevo mundo que...asusta..., al menos a quienes queremos otra cosa muy distinta a lo que se quiere establecer.
Mi derrumbe al escuchar al Psicólogo por suerte duró un momento, porque no está en mi naturaleza sumirme en las profundidades del pesimismo y la desazón, aún sabiendo que el panorama no es bueno, pero quería compartir con ustedes éstas cosas, porque compartirlas es una forma también de invitarles a reflexionar y que.. quién sabe...tal vez sirva para algo.
Me despido compartiéndoles dos reportajes, el primero breve, a Nicholas Carr, quien ya en el año 2014 se anticipaba a imaginar lo que hoy...puffff...ya es, y el segundo, más extenso, a Luciano Lutereau y su visión de cómo entender hoy la adolescencia desde la perspectiva de los padres especialmente, embuído todo en la presente tecnología.
-El autor Nicholas Carr presentó la semana pasada su más reciente libro, The Glass Cage =La jaula de vidrio=, en el que plantea la teoría de que la tecnología y la automatización están embruteciendo a las personas.
Semana.com habló con él.
-Semana.com:
Siempre nos sorprendemos por una nueva función en nuestro teléfono celular o por una nueva aplicación en nuestras tabletas.
Nos pasó con el software de GPS, cuando se introdujo SIRI... y así seguirá pasando.
En realidad, todo eso hace la vida más fácil, pero, como usted lo dice en su libro, estas tecnologías realizan gran parte del trabajo que nuestros cerebros deberían hacer. ¿Cómo ve usted este dilema:
debemos aceptar la tecnología tal y como nos llega, o ignorarla?
-Nicholas Carr:
Nuestra habilidad para programar computadores que asumen más de una de nuestras tareas y talentos no se va a detener, de modo que pienso que el reto es diseñar y usar la tecnología de manera más sabia.
Esto significa que hay que usar la automatización para extender y expandir nuestros talentos y no para reemplazarlos.
Infortunadamente, con frecuencia =y este es el caso de la navegación por GPS= estamos muy prestos a volvernos dependientes de los computadores y perdemos la oportunidad de practicar y fortalecer nuestras habilidades.
Temo que si continuamos andando ciegamente por ese camino, nuestras vidas se volverán menos interesantes y ricas.
Perderemos esa conexión con el mundo que el talento y el compromiso nos proveen.
Así como no debemos rechazar las tecnologías de automatización, debemos resistirnos a aceptarlas sin cuestionamientos.
-Semana.com:
Hay un debate sobre si la tecnología está remodelando el cerebro humano.
Para algunos, esto es un hecho y el resultado es positivo.
¿Qué ha encontrado?
Usted da ejemplos en su libro como el de un estudio en Holanda en el cual a primera vista los sistemas ayudan a resolver problemas de manera rápida y eficiente, pero a largo plazo comprometen nuestro buen desempeño.
¿Qué dicen las investigaciones?
-Nicholas Carr:
Sabemos que nuestros cerebros se adaptan al ambiente, y ciertamente la tecnología de los computadores hace parte importante de ese ambiente hoy.
Nos apoyamos en los computadores para hacer cada vez más actividades diarias.
Como lo han mostrado los estudios de los holandeses y otros más, la mejor manera de aprender es lidiar con los retos difíciles, pues es en medio de la dificultad donde los talentos se expanden.
Infortunadamente, la mayoría del software es diseñado para aliviarnos de la carga de los retos difíciles.
De modo que en lugar de presionarnos a desarrollar habilidades más sofisticadas, la tecnología está disminuyéndolas.
-Semana.com:
¿Cuál es el mensaje del libro?
Entiendo que el debate entre tecnología y automatización es viejo.
¿Cómo ve usted esta polémica en el mundo actual?
-Nicholas Carr:
Podemos usar las herramientas para incrementar nuestro compromiso con el mundo y enriquecer nuestras vidas.
O podemos usar la tecnología para poner distancia entre nosotros mismos y el mundo y hacer más estrechas nuestras perspectivas.
Esas son las opciones que enfrentamos en el diseño de la automatización computarizada.
Yo pienso que hasta ahora hemos tomado la opción equivocada.
-El doctor en Psicología y en Filosofía Luciano Lutereau desestima varios mitos en torno de la adolescencia:
tras su última publicación *Más crianza, menos terapia*, en el que abordaba la relación entre padres y niños, ahora el psicoanalista y docente en la UBA y en UCES decidió investigar la etapa siguiente de la vida de los seres humanos.
En *Esos raros adolescentes nuevos* =Editorial Paidós=, Lutereau se aleja totalmente de un manual para padres e instituciones.
Establece la diferencia que se generó entre el período de latencia y la prepubertad, la relación con el grupo de pares y los cambios en la sexualidad a partir de los cambios sociales.
También analiza distintas facetas de los adolescentes como el desafiante, el narcisista y el hiperconectado.
cisistas, desafiantes, hiperconectados), en esa extrañeza siguen habiendo los mismos conflictos que caracterizan a la adolescencia como tal”, plantea Lutereau.
-P12;
¿Por qué cree que la adolescencia es el momento de mayor autenticidad en la vida de un ser humano?
-L.L;
Porque lo que caracteriza a la adolescencia es un conflicto entre fantasía y realidad que implica, a la vez, una tensión y un equilibrio.
Una de las formas más comunes de salida de la adolescencia hoy en día es ir apegándose a la realidad, ir sacrificando lo lúdico que puede tener la fantasía y volverse, de alguna forma, un soldado del sistema, como se dice u otro ladrillo más en la pared.
En ese sentido, se pierde eso tan auténtico que está en la capacidad de fantasear, a veces, en la demora misma en la que viven los adolescentes en un tiempo que no es utilitario.
Si algo caracteriza al adolescente es vivir por fuera del tiempo productivo.
De hecho, los padres se quejan y se molestan diciendo que *no hace nada*, *¿Por qué no se levanta a hacer algo?*, *¿Por qué no se levanta más temprano?*.
En realidad, son indicaciones que siempre muestran el rechazo que produce la improductividad del adolescente.
Me importa destacar que esa improductividad o esa nada que están haciendo los adolescentes es un trabajo muy grande.
Y tiene que ver justamente con encontrarse a sí mismos, con una elaboración de una posición auténtica.
Auténtica lo digo en el sentido que Heidegger utiliza la palabra *autenticidad* para que justamente el pasaje a la adultez no sea una caída en la impersonalidad, para no ser uno como los otros.
El gran desafío del adolescente es poder ser uno entre otros.
-P12;
¿Por qué se sigue creyendo que la adolescencia es sinónimo de inmadurez y de conflicto casi permanente?
-L.L;
Ahí hay dos cuestiones para subrayar.
Por un lado, cabe recordar que la etimología de la palabra *adolescente* no tiene que ver con adolecer en el sentido del padecer sino que tiene que ver con el crecimiento.
Adolescente no es el que padece, es el que crece.
Que todo crecimiento pueda implicar alguna cuota de sufrimiento es evidente, pero no es un sufrimiento por sí mismo.
En ese sentido, la adolescencia es un conflicto permanente.
De ahí que también se haya hablado de crisis en la adolescencia.
Sin embargo, hay distintos modelos y formas del conflicto, lo cual es fundamental para no creer que los conflictos son algo patológico.
Los conflictos son justamente el motor del crecimiento.
-P12;
Usted rescata en el libro una frase de Freud:
*Cuando dos piensan lo mismo, uno de los dos no piensa*.
-L.L;
Esa idea de Freud es central.
Justamente tiene que ver con la constitución de una masa.
El gran desafío para un joven es poder encontrar su autenticidad en la relación con otros sin poder por eso convertirse en un ser masificado.
Siempre está ese temor en los padres.
Por ejemplo, cuando piensan que *hace lo que hace porque los compañeros lo presionan*, *porque quiere copiar a los demás*.
Siempre está esa mirada del adolescente como aquel que hace masa.
Sin embargo, no hay nada más lejano de eso.
El adolescente que dice que hizo algo por presión de grupo, incluso cuando lo reconoce es porque no se anima a decirles a los padres que tenía ganas de probar tal cosa o de hacer tal otra.
El conflicto principal que se juega en la relación de un adolescente con sus padres es la autorización del deseo, autorización que es paradójica porque, de alguna manera, el adolescente es el que espera ser reconocido como adulto, pero al mismo tiempo cuanto más pide ser reconocido como adulto, más se infantiliza.
-P12;
¿Por qué a los adultos actuales les cuesta entender lo que le sucede a un joven?
-L.L;
Yo creo que eso se debe principalmente a que, por un lado, los adultos actuales son poco adultos.
Quieren permanecer en una adolescencia, les sacan la posibilidad de la juventud a los jóvenes.
-P12;
¿Eso tiene que ver con lo que señala en un pasaje del libro de que la adolescencia no son los adolescentes?
-L.L;
Exactamente.
Con esa distinción, lo que yo señalo es que muchas veces las personas más grandes buscan prolongar su adolescencia y no les reconocen a los jóvenes su propio período exploratorio.
Esto se ve en períodos muy concretos.
Por ejemplo, padres que si se van de viaje, no quieren que sus hijos cocinen en la casa y les dejan la comida hecha *por las dudas*, porque *por ahí, a lo mejor, si abre la llave del gas no va a saber*.
O, por ejemplo, la pérdida del hábito de que los padres varones inicien a sus hijos en determinadas prácticas, ya sea cambiar un enchufe o arreglar alguna cosa de la casa. Esto es muy importante porque vamos camino a una generación de jóvenes que prácticamente no saber hacer nada en el espacio doméstico.
Y eso es muy importante si pensamos que uno de los resultados de la adolescencia es que alguien pueda construir un hogar propio.
Esto se ve especialmente en que a muchos jóvenes de hoy en día les cuesta independizarse, no sólo por una cuestión económica sino también por una cuestión psíquica.
Me refiero a personas que tienen más de 20 años, incluso 30 y todavía sigue diciendo *mi casa*, refiriéndose a la casa de los padres, aunque vivan en otro lado.
-P12;
¿A qué atribuye la mayor participación social que tienen los adolescentes de esta época?
-L.L;
Ahí hay algo central:
hasta hace unos años, la primera conducta pública que realizaba un joven en el límite de la adolescencia era el votar.
Hoy los adolescentes realizan actos públicos desde muy temprano:
a través de redes sociales imponen opinión pública y militan causas sociales como la del aborto.
Incluso, se pronuncian respecto del estatuto del idioma castellano.
Hasta hace unos años, lo que decían los libros de adolescencia era que los adolescentes inventaban su propia jerga.
Hoy no inventan su propia jerga.
Más bien lo que buscan es intervenir sobre cómo es correcto hablar.
Intervienen sobre un idioma.
Más que un dialecto buscan y pelean el idioma.
Y me parece que eso muestra que hay una mayor participación juvenil en los espacios sociales que, de alguna manera, también refuerza la necesidad del acompañamiento de los adultos.
Los jóvenes buscan hacer la revolución hoy en día, pero no hay que olvidarse que no dejan de ser hijos por eso, sobre todo por el costo que eso puede tener.
Piense, por ejemplo, en lo que ocurrió con el tema del cyberbullying o en relación a los escraches en los colegios.
Los jóvenes tomaron la conducta pública de escrachar a compañeros y muchas veces eso llevó a situaciones muy penosas que se desbordaron.
Por ejemplo, un joven se terminó suicidando.
Me parece que la participación de los jóvenes en un espacio público está muy buena, pero no hay que olvidar que lo hacen desde una posición que todavía es la de hijos.
-P12;
¿Las redes sociales hicieron más desinhibidos a los jóvenes o esto se da solamente en el plano virtual?
-L.L;
No, la desinhibición de los jóvenes es principalmente en el plano virtual porque ellos muestran y cuentan cómo en el cuerpo a cuerpo se les hace difícil.
Como decía antes, hay una mayor incidencia de los adolescentes en lo público, pero eso convive con una retracción fuerte de los jóvenes del espacio público.
Puede ser que participen de una movilización, pero los jóvenes no paran ya en las esquinas como en otro momento, no pasan la tarde en la plaza.
El espacio público se volvió muy expulsivo para los jóvenes.
De ahí, que les cuesta mucho acercarse a hablar a otro joven si no lo conocen.
El cuerpo a cuerpo, por ejemplo, en relación a una situación de conocerse y, eventualmente, de seducirse les cuesta un montón.
De ahí que el trasvasamiento a lo virtual termina siendo una forma de solución y, al mismo tiempo, la aparición de nuevas situaciones.
Doy un ejemplo:
es bastante frecuente que jóvenes de 16 años utilicen Tinder para salir con mujeres mayores, a las que les mienten respecto de la edad que tienen, porque les resulta más fácil producir una cita a través de una aplicación que, por ejemplo, hablarle a una compañera en el colegio o conocer a una chica en una fiesta.
-P12;
Usted destruye varios mitos sobre la condición de la adolescencia, como por ejemplo que el adulto no es necesariamente un modelo con el que pueda identificarse un joven.
-L.L;
-Entre otras cosas, sí.
De hecho, escribí este libro, *Esos raros adolescentes nuevos*, con la intención de que justamente funcione como un aporte del psicoanálisis a tratar de cuestionar algunos mitos, alguna ideas preconcebidas.
De hecho, una cuestión central que planteo en el libro es que, por lo general, la imagen que los adultos tenemos de los jóvenes es una proyección de aquello que no queremos reconocer en nosotros mismos.
Me refiero a cuando pensamos en el adolescente embotado, o aislado, que no hace ningún tipo de lazo con los demás, que está todo el tiempo con el teléfono o con el iPad.
En realidad, esa es más bien la conducta de los padres que han perdido toda posibilidad de establecer lazos con otros de una manera que no sea tecnológica.
Los principales viciosos de la tecnología son los adultos, no son los jóvenes porque estos últimos logran utilizar la tecnología para establecer relaciones.
Lo que hay que distinguir ahí es el uso de la tecnología de la compulsión tecnológica.
Los adultos son compulsivos tecnológicos.
Muchas veces, los adolescentes encuentran en la tecnología la posibilidad de un afuera.
Hasta hace unos años, era común que un padre se enojara con un joven y le dijera:
*Andate a tu habitación.
No salís*.
Hoy en día, va a su habitación y con un teléfono se conecta con el afuera.
Hay un cambio sustancial en el espacio doméstico porque el espacio más interno, el más interior como es el cuarto del adolescente, ya no es un lugar de encierro, es un lugar para estar afuera.
Entonces, si el adolescente necesita eventualmente su aislamiento =porque aislarse es una manera de defraudar la expectativa de los demás, de poder ir restándole peso a los ideales y a las demandas que tienen sobre él=, ese aislamiento aparece hoy en día a través de la conectividad.
Un aislamiento que es parte del crecimiento.
-P12;
Eso está relacionado con algo que menciona en el libro:
que nadie da permiso para ser grande.
¿Qué pasa con el tema de la autoridad de los padres?
-L.L;
Los adolescentes realizan actos públicos desde temprano y, al mismo tiempo, la accesibilidad a ciertas sustancias es mucho más inmediata.
Hace veinte años, por ejemplo, conseguir un porro era una odisea.
Hoy en día, se consigue en cualquier lado y la gente fuma en la calle.
Y, de hecho, la visión que la sociedad tiene respecto del consumo de drogas es distinto.
Ya no es tan estigmatizante el consumo.
Por lo tanto, una autoridad de los padres basada en la prohibición dejó de tener sentido porque es prohibir algo que está al alcance de la mano.
Prohibir no es la mejor manera de ocupar un lugar de autoridad hoy en día, lo cual no quiere decir que no haya autoridad.
Lo fundamental ahí es poder ubicar al adulto como autoridad en la medida en que es alguien que ya fue joven y que, por lo tanto, puede ser testigo o acompañante de la experiencia.
No se les puede retirar a los jóvenes el derecho a la experiencia, sabiendo que como experiencia va a producir sus efectos.
Fuerte abrazo.
Gilgamesh***
Fuentes;
-semana
-pagina12
SABADO A LA NOCHEEE,CON GILGAMEEEESH,MENUDOOO POOOOOST ACABOOOOO DE LEEEER.....SIEMPRE QUE TE LEO EN SABADO NOCHE ME ACUERDO DE MORIS JAJA.PUES SI AMIGO NO MOLA NAAA,LA MOVIDA PROMOVIDA,EN FIN,PRECISAMENTE ACABE EL DIA DANDO HORMIGON A LA VALLA DE HUERTA PARA INSTALAR UNA SUPERLEÑERA A SU VERA,EN PREVISION DEL SNOW SHOW FROST METAL TOTAL JEJE ASI QUE HAY TE VAN UNAS PALADAS DE HORMIGUILON CON TODA MI GARRA PARA ESOS DERRUMBES AUNQUE BIEN SE QUE ERES DE LOS FENIX😃SALUD Y AMOR FAMILIA DEL TIEMPO QUE YA LLEGO,PARA TRANSITAR POR UN MUNDO CARENTE DE LIBERTAD,HAY QUE VOLVERSE TAN ESENCIALMENTE LIBRE,QUE NUESTRO MISMO VIVIR,SEA CONSTANTEMENTE UN ACTO DE REBELDIA Y COMPROMISO,CON UNO MISMO Y CON LA LIBERTAD,EMPEZANDO POR LA LIBERTAD MENTAL.JAMAS PODRAS SER VERDADERAMENTE LIBRE ,MIENTRAS DOMINEN Y MANIPULEN TU MENTE.
ResponderEliminarPlus One.
ResponderEliminarSuscribo las palabras del AguiloN.....
Fuerte abrazoS
MIL ABRAZOS HUNTER Y AUPA FAMILIAAAAA QUE NO SE TRATA DE SER FUERTE,SI NO DE SENTIRNOS FUERTES Y ESTAR DESPIERTO,PARA NO CAER EN SUS REDES DE LA SOMNOLENCIA LOBOTOTRONICA😂FUERZA GILGA DALE AL MATE QUE HAY MUCHO TOMATEEE
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ResponderEliminarLEHAIM; gracias Brother.
Águila Solitaria; muchas gracias amigo, bien por esa *leñera* va a ser necesaria jeje, y muchas gracias tb por tu excelente reflexión sobre la rebeldía y la libertad, sin rebeldía sólo queda la sumisión, aunque a veces nuestra rebeldía sea mal enfocada. Si nos pusiéramos de acuerdo..je..otro sería el cantar..Fuerte abrazo amigo.