* María Soledad Barruti; Mal comidos. Somos lo que hemos elegido ser *

***Imposible aportar algo en materia solar el día de hoy. Manchas en calma, filamentos y protuberancias estables, y solamente un evento C2.4 desde 1836 y a la espera de la pronosticada tormenta geo-magnética que quizás como pasa últimamente...nunca llegue.
Así que cuando el Sol se toma un descanso podemos compartir otras noticias o temas que son igualmente muy interesantes.

Alimentos, producción, industrias de alimentos....un verdadero laberinto del terror.
Éste post surgió luego de escuchar una excelente y larga entrevista radial con María Soledad Barruti.



Ésta incisiva periodista y escritora nació en Buenos Aires en 1981. Ha escrito y trabajado sobre temas vinculados a la alimentación, y colabora en diferentes medios que se preocupan por ésta problemática.
Ella presenta su libro *Mal comidos*, un excelente estudio de campo in situ, en fábricas, criaderos, producciones de alimentos, fábricas, laboratorios, etc., que abarca todas las aristas de lo que comunmente llamamos *la producción* de los alimentos.



Criaderos de gallinas, de ganado vacuno, de piscicultura...Agro-químicos, frutas, verduras, emporios e imperios, en fin...una pintura cruda y veraz de un sistema perverso que en definitiva..es el mismo que siempre analizamos aquí, desde otras temáticas.
Un extracto de su libro, en el cual Soledad relata su experiencia al visitar un importante criadero de gallinas de nuestro país;

*El olor del gallinero es ácido, como un baño químico después de un recital. El sonido de las diez mil gallinas que cacarean una sobre la otra es un único grito que aturde. Y la imagen: las jaulas no tienen más de veinte por veinte centímetros, pero por dentro contienen cinco o seis gallinas cada una. Son jaulas acomodadas una junto a la otra y, a la vez, apiladas una sobre la otra formando largas y altas hileras de gallinas.
El gallinero son inmensas paredes tapizadas de animales que gritan y defecan sin parar y cada tanto expulsan un huevo que rueda hacia una canaleta que une las jaulas horizontalmente.
Es raro, pero resulta que para entender lo que significa diez mil gallinas viviendo juntas es mejor mirarlas de a pocas y de cerca, asomándose a las jaulas. Sin cesar se pisotean unas a otras como si escalándose fueran a llegar a algún lado. En cada jaula las gallinas forman una pirámide que, cuando se rompe, las lleva a atropellarse para sacar mecánicamente las cabezas entre las rejas. Una y otra vez repiten los movimientos como en una coreografía espasmódica. Hace meses que están encerradas y nada podría hacerles creer que van a escapar, y, sin embargo, la resistencia continúa.
Las gallinas tienen los cuellos y los lomos pelados de un rosado sanguinolento. En algunos casos, sus ojos están tan entrecerrados por el fuerte amoníaco, que parecen ciegas. Los picos de estas gallinas son planos, como si hubieran chocado de frente contra una superficie plana. Se los cortan a los pocos días de nacidas, para evitar que se picoteen unas a otras, pero si se quieren lastimar igual se lastiman. Alcanza con que a una le sobresalga un poco de carne de una herida cualquiera para que las otras la ataquen hasta matarla.
Adentro de la jaula, la vitalidad de las gallinas se traduce en esa lucha incesante de armar montañas y caer, sacar los cuellos y las patas a través de las rejas.

¿No hay Gallos?
*Encontrá el gallo*, me desafía Marcelo, el productor. Parece que son 9.999 gallinas y un gallo. Doy varias vueltas por los pasillos buscándolo. La homogeneidad de la imagen es desesperante. A donde mire, sólo veo las mismas jaulas repletas de animales devastados, luchando por salir. El sonido de los cacareos es ensordecedor. Hasta que, de repente lo veo. Solo, en medio de las gallinas marrones, las que dan los huevos rojos, adentro de una jaula que parece más chica, una jaula en la que no puede ni voltearse, hay un gallo sólido, con las plumas marchitas, posando como si intentara conservar la dignidad. *El gallo las estimula =dice Marcelo=. O eso dicen. *Que cuando canta a la gallina le da más ganas de poner*. Me paro frente al gallo esperando a que cante. Pero el gallo mudo me mira y nada más, como si estuviera paralizado.
Que ese gallo exista es de por sí algo extraño. Como no tienen que fecundar gallinas y, además se trata de animales crecimiento lento, no sirven ni para la industria de los huevos ni para la de la carne: *Engordarlos es una pérdida de tiempo y dinero*, había dicho Jacobi. Por eso, ni bien rompen el cascarón, los tiran al tacho de basura donde mueren asfixiados.



En el pasillo de la izquierda están las gallinas del replume: *Animales viejos en proceso de rejuvenecimiento productivo*. ¿De qué se trata? *De hacer que las gallinas que no están dando huevos vuelvan a poner*. Marcelo explica que si uno deja de alimentarlas por diez o quince días, las gallinas pierden las plumas y dejan de dar huevos completamente, para después, doble ración de por medio, volver a hacerlo con ganas.
Encerradas en las mismas jaulas que sus vecinas emplumadas, las gallinas del replume parecen todavía más chicas. Hace doce días que no comen. Miran a las que están enfrente con sus comederos llenos y si bien es imposible saber qué piensa o siente una gallina la imagen es lamentable. Hay algunas que ya ni se paran. Cierran los ojos y sus crestas caen sobre su cabeza ladeada. El pestañeo cada vez más largo, más pesado. Una posa la cabeza sobre la otra. 

Como si lentamente se estuvieran rindiendo en un silencio profundo. Otra que todavía conserva un poco de energía está tan flaca que se escapa entre los barrotes de la jaula que unos días atrás la apretujaba. No es que vaya a llegar muy lejos. Tambaleándose como si estuviera borracha o aturdida intenta encontrar una pizca de algo entre el guano que arrojan incesantemente las gallinas que siguen siendo alimentadas. El suelo por el que camina bajo las jaulas es caca movediza por las larvas de las moscas: las únicas que parecen anidar en este gallinero. *Probamos todo tipo de venenos para erradicarlas, pero es imposible porque acabar con las moscas es envenenarnos nosotros*, dice Marcelo mientras sujeta a una de las escapistas. *Mirá*, dice sosteniéndola. Le pellizca la piel del cuello para mostrarme, finita como la piel que cubre las venas de la muñeca: *Es puro hueso, ya no le queda nada. Pero si venís en dos semanas, y sobrevivió parece como nueva. Resucita*.
Después de pasar tantos días de hambre y sed, a las gallinas les dan comida extra, con calcio y proteínas, y durante unos meses =que justifican su lugar entre los vivos= vuelven a dar huevos como cuando eran jóvenes. *No es que dura mucho, unos meses, ponele*, dice Marcelo. ¿Y después? *Después se puede repetir el replume. Hasta tres veces hay quien lo repite, pero tienen que ser gallinas fuertes, de otra manera no sobreviven*.
A las gallinas muertas en la jaula nadie se las come. Ni siquiera los perros de Marcelo que pasan al lado de una pila de cinco aves muertas, las olisquean y siguen de largo. *Igual, a las que ya cumplieron su ciclo nos las compra el frigorífico, así que a ésas alguien se las come... =dice Marcelo=. *Por ahí en esos calditos instantáneos, o como pollo, quién sabe*.

Le cuento a Marcelo lo que sé: que las gallinas de estos gallineros se venden a África o a Perú. Y que en Argentina se sirven como pollo en algunos aviones y que sólo unas partes =como las cabezas= van a parar a caldos o sopas instantáneas. Él me mira, hace una mueca de asco, y toca apenas con la punta de la bota el cuerpo todavía blando de una gallina recién muerta: *Yo una de éstas no me como ni loco*, dice.



El tema es largo y asqueante a la vez. No sólo Soledad habla de la situación en Argentina, sus estudios han abarcado a varios países, así que si Usted estimado y querido lector piensa que en su país la cosa es distinta pues...lamento decirle que no.
La homogeneidad de éste sistema es transitivo a todo el mundo, al menos, al mundo que tiene algo para producir.
El desastre de los salmones en Chiloé, la harina de Boga en Colombia, los balanceados para mascotas en México, y la lista es interminable..
Todos estamos comiendo basura, químicos y putrefacción. Y es una verdad innegable que el mundo jamás había producido tanto alimento como ahora, jamás...las tasas de producción llegaron a valores récord como ahora, sin embargo eso no va de la mano con la desnutrición y el hambre, que siguen creciendo de manera galopante en muchos países o en sus sustratos sociales que no salen en las noticias. 

No importa si Usted necesita o no tal o cual alimento, la idea es que Usted crea que lo necesita y al final ...termine consumiéndolo.
¿Recuerdan aquella frase de los creativos publicitarios? *nuestro trabajo es que Usted transforme un simple deseo en una necesidad*...y así va el mundo, comiendo, comprando, usando y adquiriendo cosas que son totalmente innecesarias. Pero claro..alguien se las ha ingeniado para que todos creamos necesarias e imprescindibles las cosas que en realidad no tienen justificación.



Ellos están dispuestos a producirlas como sea...y ya no importa si se violan todo tipo de normas éticas e inclusive profesionales, ya que si analizamos desde el hueso, no sólo son responsables los gobiernos y sus departamentos de control, en esos departamentos que certifican y avalan un alimento o una producción, hay Médicos...Ingenieros..Químicos..Sanitaristas...Bioquímicos..., etc., es decir, que no hablamos del chico descerebrado que vende droga en el búnker...hablamos de personas que todos creemos como ilustradas, educadas, serias...responsables...
Y algo peor aún que no nos exime en absoluto, nosotros...quienes consumimos.
Pareciera que ya no hay escapatoria, primero, habría que tener un pedazo de tierra para cultivar nosotros mismos, luego si la tuviéramos, habría que aprender a hacerlo, a disponer del tiempo necesario, y si todo ésto fuera posible, las semillas de forraje o las que extraemos de un tomate comprado en la verdulería ya están genéticamente corrompidas...

Un cerco que cada vez se estrecha más, una especie de jaula =al igual que las gallinas= que nos deja escasas posibilidades de volver a lo natural.
Ya no somos entes libres siquiera de elegir, irse a vivir a una isla y vivir comiendo pescados del río o el mar tampoco es ya una garantía en aguas que han sido envenenadas desde hace años.
Criar cabras, ovejas, vacas gallinas....pero ¿de qué individuo original? si ya los animales que aún nacen en el campo están mezclados genéticamente y alimentados por la mugre que pulula en el medio ambiente...
Es muy difícil hallar algo puro en nuestro hermoso planeta, casi una misión imposible.
Antes, cuando el auge de los agroquímicos para una *mayor productividad*, se nos morían los pobladores rurales afectados a esas producciones, hoy...análisis hechos a personas que viven en la jungla de cemento y que jamás han pisado el campo...arrojan que en su sangre hay Endosulfán..entonces...



¿No hace falta vivir en el campo para estar contaminado de agroquímicos? y es la gran pregunta ya que si no fuimos rociados por el veneno de Monsanto entonces son los alimentos que consumimos....
Grave, muy grave es todo ésto, y nos muestra una y mil veces más de qué somos capaces..y aunque también somos capaces de hacer cosas buenas parece que no alcanza...
Por eso, alguien dijo una vez que el sistema no le teme a los terroristas, a las ideologías, a las religiones, a las guerras....le temen a que pensemos, pensar y salir del sopor es el terror más grande para el talón de Aquiles de un sistema que, no quiere gente fuera del esquema de pensamiento, y mientras tanto, también miran para arriba, porque saben que lo que venga desde allá también les arruinará el plan.
Ojalá que pensemos alguna vez mientras algo desde arriba espera que estemos listos para ser ayudados...
No hay ayuda para quien no se deje ayudar, y para dejarse ayudar hay que ayudarse primero, resistir lo que nos oprime en lugar de vivir esperando el milagro, construir un cambio.

Imaginen ustedes...desde milenios la Torah después llamada Antiguo Testamento o Biblia, miles de años...luego el Nuevo testamento, y todos los libros sagrados de las otras religiones, finalmente la última doctrina religiosa el Corán. Imaginen, les decía, a...=pónganle el nombre que quieran= Juan Nadie, Ana Cachirula, Antonio Mengueche, Josefa Tintin, todos y cada uno de ellos desde el año cero creyeron y sintieron en su época que las señales indicaban las promesas de un apocalipsis redentor que acabaría con la iniquidad del mundo...y todos yacen bajo tierra. En el año 1.000, 1.500 y así sucesivamente cada persona apoyada en las promesas de su religión se murió esperando..Nada cambió, y en cada decenio todos y absolutamente todos han visto las señales inminentes del fin del mundo, pero ya estamos en el 2013...y seguimos esperando. Si alguna parte debería ser eliminada de los libros sagrados tendría que ser el apocalipsis ya que eso, ha sido utilizado hábilmente por el sistema para mantenerlo vivo cada año de cada década de cada siglo, de cada milenio...



Porque nadie cambia ni quiere cambiar, porque cree que en su época las señales son inminentes.
El sistema se las ha ingeniado para mantener vivas las hipotéticas señales que hacen de la gente algo que espera pero no cambia....ese es el punto del plan, que nadie quiera cambiar.
Si nadie cambia o sólo cambia dentro de su micromundo o entorno el beneficio es aislado, porque el cambio debe ser masivo para ser efectivo, de lo contrario el buen cambio individual necesitaría miles de años para que obre por efecto contagio o copia o imitación en un mundo con 7 mil millones de seres...Culpamos de todo a la clase política, y no aceptamos que quienes los ponen a ocupar el cargo somos nosotros mismos, y le damos la vuelta al asunto siempre buscando las culpas en otros y nunca asumiéndo las propias. Si nos gusta o no, debemos aceptar que la sociedad mundial se rige mayormente por algo llamado democracia, que a su vez necesita de política. La política no es un ente, son personas que se vuelven representantes de la gente elegidas por la misma gente, y creo que ahí parte el gen de todo ésto. Pretender que el mundo cambie es imposible si no hacemos el trabajo desde las bases. Para ello hay que dejar de pensar en que la solución vendrá desde un libro de promesas, que no niego ni invalido, simplemente saber que su cumplimiento carece de fechas, por lo tanto, en el mientras tanto debemos cambiar nosotros.
Pero eso...da para largo y no porque sea difícil o imposible, sino porque para ello no basta con un solo post.
Hay que cambiar, definitivamente hay que hacerlo y no alcanza de manera individual, excepto que nos demos el lujo de esperar 3.000 años más...
Gilgamesh***