***Muy feliz último alfinViernes de Agosto, para todxs.
En uno de los últimos audios con Dómina charlábamos sobre la diferencia entre cómo uno se ve a sí mismo, y cómo lo ven los demás.
Cómo se interpreta uno y cómo le interpretan los otros a uno.
Decíamos con Domi que en esa ambivalencia, bien estaría no encerrarse en la mirada propia ni tampoco en la que tienen los demás, un equilibrio que vendría a romper la opinión del espejo en el que nos miramos y a aceptar la mirada del otro, su crítica y su interpretación.
Pero imaginen que si entre familiares y vecinos nos interpretamos distinto..., cuando estamos agrupados bajo una raza, una religión, una tendencia ideológica, una nacionalidad...puffffff...va a ser muy difícil...equilibrarse ante tantas diversas miradas del *otro*.
Creo que el hecho de que seamos *distintos* no juega a favor de un mundo que pretendemos, sea un poco mejor, el distinto asusta, choca, es peor que uno, y entonces..empezamos a *hacer diferencias* que generalmente terminan en ver las diferencias del otro con uno, como defectos *del otro*.
Ni hablar cuando esas diferencias se agrupan bajo una nacionalidad, incluso ésto se da a la inversa, dentro de un mismo país, Rosarinos, Cordobeses, Santiagueños, en Argentina...tiene sus diferencias y nadie duda de que con ustedes en su propio país..ocurre algo muy similar.
Qué tontos somos..., las diferencias dentro de un país se sanjan cuando la *bandera* está de por medio, sea por una guerra, por una competencia deportiva, ahí..las diferencias internas ya no importan, entonces hablamos del *extranjero*.
Tampoco nadie ignora las normales y naturales diferencias debido a múltiples factores que serían largos y obvios de citar, pero qué digo...si luego de leer la nota que presentaré más abajo...jeje...éste inicio mío ya habrá de ser catalogado por quienes como, los que *comentan* en la nota...pensarán de éste, el que escribe.
Puedo comprender muchas de las razones que llevan a pensar a esos comentaristas como piensan, incluso entiendo a las que pueden sonar agresivas, exageradas, injustas o equivocadas, pero es un buen ejercicio a veces salir del entorno cercano para ver...cómo *nos ven*, en éste caso, españoles a argentinos.
La nota del editor en sí, termina apuntando a la cultura y a un libro, obviaré esa parte, y pondré solamente la que refiere a lo que digo en ésta introducción.
A continuación de la nota pegaré los comentarios, y cada quien saque sus conclusiones, sobre un *argentino*, aunque también, sobre sí mismo.
Abrazo.
-No es necesariamente incontestable que los argentinos sean la gente más insufrible del planeta.
El estereotipo que nos pinta a los argentinos como engreídos, sofisticados, parlanchines y socialmente rampantes tiene un origen confuso y una perdurabilidad más que asegurada.
Pero no sé de dónde viene.
He preguntado por ahí y todos citan los flujos migratorios de ida y vuelta como posible causa de su sobrecargada imagen. También me han señalado la justa diferencia que ha de establecerse entre el argentino de Buenos Aires y el argentino del interior.
Alguien más me ha comentado que el prejuicio que pesa sobre los argentinos viene simplemente de la observación:
son en efecto así de agotadores.
Me puse a pensar qué responsabilidad podía tener la literatura en esa visión de los argentinos como gente afectada y muy pagada de sí misma.
Lo cierto es que sólo me venían a la cabeza nombres de autores que a uno le cuesta mucho imaginarse que pudieran estar callados durante más de cinco minutos.
Cortázar como papagayo, Borges como vocinglero, amén de todos esos autores actuales que sin duda ustedes ya tienen en mente.
Además, la obra de cualquier argentino que me venía a la cabeza era siempre una obra primorosa, marginal, selecta, única, desviada, minoritaria, caviaresca.
Perdonen la frase argentina en sí misma.
Aira, por ejemplo, don César.
Piglia, sin duda, don Ricardo.
Cuando un autor argentino debuta en España, lo hace siempre con todas las luces puestas, como si por fin pudiéramos los lectores dejarlo estar, esto de la literatura.
La literatura era él.
La uruguaya, de Pedro Mairal, se convierte en uno de los libros de año con un retrato de la superficialidad masculina que muchos lectores encuentran intolerable
El único vado que se permite a esta literatura tan abusivamente argentina lo representan las autoras, gente como Samanta Schweblin o Selva Almada, que proponen su obra sin ruido alguno, sin esas ristras de latas atadas que parecen arrastrar los libros de sus compatriotas varones.
Mi propio desmantelamiento del estereotipo argentino se inició cuando viajé hace algunos años a Buenos Aires, y ha terminado este mismo verano, tras la lectura de *Una noche con Sabrina Love*, de Pedro Mairal.
Estos dos hitos, mediados por algunas otras experiencias y lecturas, han propiciado en mí un gran afecto por los argentinos, entendidos como todo eso que no sabemos de ellos.
Comentarios;
Gilgamesh***
Fuentes;
-elconfidencial
viernes, 31 de agosto de 2018
* Argentinos frente al espejo y al otro *
Publicado por
Gilgamesh
en
14:43
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Etiquetas:
ARGENTINA
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CONDUCTAS SOCIALES
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REFLEXIÓN
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3 comentarios :
+1.
Lehaim BrO.
Rompiendo topicos.....
Abrazos.
LEHAIM.
Lehaim Ale..
..ves como en todas partes cuecen habas...pero las mismas habas..las mismas.
Namasté.
Alejandro Arrabal Díaz-Vandinha; muchas gracias.
Alejandro-eleritzo; muchas gracias. Si lo ponemos a la inversa, ustedes no podrían creer sobre las mismas barbaridades, y ésto no es patrimonio ni de argentinos ni españoles, lamentablemente es de toda la humanidad. Incluso entre hablantes de lengua inglesa, germánica, asiática y africana también. El otro siempre es el distinto, y siempre peor que uno mismo, jeje...no aprendemos más.Abrazo.
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