* Mariposita; ayer como hoy , la levedad del Ser *

***Hermoso último Sábado de éste Agosto del año 2018.

Wow..ya se va el mes en el que está *todo al costo*, nos enfilamos hacia un nuevo cambio de estación, se irán por fin los fríos aquí en el Sur del mundo, y los calores en el Norte del mundo. Y así todo cambia, como siempre, la rueda que gira y gira y nos hace pasar por ésta enorme diversidad de estados que un día nos pone pum para arriba y otros pum para abajo.
De alegrías a tristezas, de amores a desamores, de rabietas a placidez, de riqueza a pobreza, de quietud a movimiento

El péndulo de la vida nunca se cansa de chocar con un extremo y con el otro, pendulamos constantemente y en el ir y venir atravesamos todo tipo de sentimientos, de emociones, de experiencias.
Somos muy parecidos a Dómina, una caja inicialmente vacía que comienza a llenarse sin fin, una biblioteca que se va poblando de libros, un estadio vacío que llega al límite de sus capacidades aunque siempre..hay lugar para uno más.

Vivimos colgados de los pelos de un pincel, siempre a punto de caer cuando la viscosidad de lo cotidiano nos pone a prueba en esa inevitable aventura de *estar* y no resbalar.
Y *estamos* a veces haciendo tanta fuerza para no caer, que la poca que nos queda apenas si alcanza para reponer un poco de toda esa energía que hemos quemado para seguir colgados...pendiendo de las cerdas de ese pincel mágico que nos esparce junto con la pintura de la vida en multicolores paisajes, como así también en obscuros laberintos.

Los tiempos pasan, cambian pero en el fondo siempre llevan la impronta que nos pone a pensar, a debatir y hablar de cosas que están siempre ahí..como un patrón que nos iguala a todos.
La soledad, nuestras relaciones, las empatías, los desencuentros, tanto ayer como hoy, sea en el 1.800 como en los 2.000, el ser humano no puede escapar a ser alcanzado por esos patrones.
Y hoy, en tiempos de Facebook, de Tinder, de apps, y de vaya uno a saber qué nueva cosa se invente, el patrón común...está ahí.

Hallé una nota o un relato vivencial de alguien que seguramente es jóven y que pone de manifiesto en ésta era moderna donde muchos ya nos sentimos bastante gastados, que hay cosas...que no tienen tiempo, siempre están, y que se adaptarán a su época, pero siempre son las mismas cosas.

El ser humano, en algún momento de su vida toma nota de que la vida en definitiva, es corta..., y a medida que uno va sumando libros a la enorme biblioteca interior suma también personas, gentes diversas. En ese balance complicado nunca llegamos a ver el resultado entre el debe y el haber, hay de todo, ganancias y pérdidas, gastos e inversiones, sumas y restas, en fin...un balance bien caótico, tanto como esa empresa que somos, unipersonal, irrepetible y única.

Y la vida desgasta, más allá del debe y el haber se nos va esmerilando mucho de lo que en un principio brillaba como el oro, y mucho de lo que pintaba opaco terminó luciendo con el mejor pulido. El manual para *vivir* o *de la vida* es bastante precario porque la teoría se topa con la práctica y allí las reglas básicas suelen desplomarse.

Llega entonces el momentum personal en que se descubre que uno *debe mirar hacia adentro*, sin que ello signifique egoísmo alguno, sino más bien reconocer ese territorio ignorado que merece ser rastrillado, peinado, escudriñado y por fin, comenzar a descartar mucho de lo que sobra, y empezar a conseguir mucho de lo que falta.

Economía, le dicen, porque la juventud es un puro derroche hasta que la madurez te muestra los balances que indican que las cosas se van gastando, se deterioran, y que no tienen repuesto. 
El combustible no es ilimitado y el trayecto por recorrer aún, es largo y tortuoso. 
Y el ser se va asentando, como esos coches nuevos que recién después de recorrer miles de kilómetros, andan mejor que nunca, aunque siempre necesiten una revisión para seguir andando bien.

Pero también hay personas que parecen interpretar ésto al revés, han sido jóvenes y no han derrochado, se han reprimido, y cuando llegan los tiempos del asentamiento, por el contrario, derrochan lo que habían guardado.

Y ahí tenemos la variedad que no sabe de reglas, cada quién hace equilibrio como puede en el trapecio del gran circo, a veces te aplauden, a veces te abuchean, a veces te caés, a veces te lucís, y ahí vamos, *viviendo*, andando, buscando, o dejando de buscar.

Lindo artículo decía, de esos que a los que estamos medio gastados nos recuerda que alguna vez también fuimos jóvenes y que en algún viejo cuaderno o carpeta, solíamos *contarnos a nosotros mismos* lo que nos pasaba, lo que sentíamos, hoy lo privado se vuelve público en cualquier plataforma del llamado Internet, plataformas virtuales que no por ello dejan de ser muy reales.

Nuevas formas de encausar lo mismo de siempre, la tecnología avanza y sorprende, pero nuestros *quides de las cuestiones* son una constante eterna.
Cómo aquél o aquellos jóvenes que fuimos, se reverdece siempre sea la época que sea, cosas que vos y yo, ustedes seguramente también experimentaron, los autoplanteos, las espectativas, las metas, en definitiva...la construcción diaria que va formando al ser que un día seremos, cuando hayamos vivido lo suficiente para mirar hacia atrás y ver qué largo ha sido el camino...


Fuerte abrazo.



-Hace unos días comenté en mi red social Facebook lo siguiente:
Eso de salir con el *equivocado*, mientras llega el *indicado*, es un poco *complicado*. 
Al final, alguno de los dos quedará herido y como también, nos perderemos de conocer a otras personas. 
En resumen: 
*No le tengamos miedo a la soledad, hay que aprender a convivir con ella y disfrutar de nuestra propia compañía*.

Ampliando más el tema, este comentario llegó a mi mente porque estamos tan pendientes de recibir amor de los demás que nos olvidamos de conocernos a nosotros mismos, de tomar las riendas de nuestras vidas y decidir hacer las cosas que nos gustan, disfrutando cada momento, con personas buenas vibras y vivir el hoy, haciendo que las cosas pasen, luchando con pasión para alcanzar nuestros sueños, aprender de cada batalla y buscarle el sentido a nuestra vida, vivir con propósito para que, a pesar de las pruebas, sepamos sonreír cada día.

Muchas veces, nosotros los solteros estamos en busca de nuestra alma gemela, nos empecinamos en ello y nos olvidamos de buscar dentro de nosotros, saber quiénes somos o simplemente realizar actividades que amemos.

La búsqueda

Bajamos Tinder, Happn, entre otras aplicaciones en nuestros teléfonos celulares para conocer personas. Puede que tengamos suerte o no. 
El dato está en saber seleccionar a esa persona, que tengan afinidad con nosotros y que demuestren un verdadero interés en conocernos. 
Porque ¡OJO!, muchos andan por allí utilizando estos apps para molestar, personas casadas, en una relación, con actitudes negativas u ofrecer malos ratos. 
Para poder usar estas aplicaciones debemos ser cuidadosos.
Todo depende de lo que desees, todo está en ti si quieres una relación formal o no formal.

Experiencias positivas

Utilizar un app para conocer chicos o chicas en esta época es algo normal.
Ya se pueden ver parejas formales que se conocieron por Tinder.
Los tiempos cambian, la tecnología avanza, y si decides entrar a este mundo mi primer consejo es que *No dejes de ser tú mismo*.
Adicional, por experiencia propia, les puedo decir que mientras viví en el extranjero conocí chicos por Tinder y en la actualidad aún somos grandes amigos.
No todo es malo al utilizar estas aplicaciones, tenemos el control de saber manejar cada situación como personas adultas que somos.

En resumen, cada uno es el capitán del barco llamado *vida*.
Mi intención con esta columna es que aprendamos a ser personas *independientes* a vivir con armonía con nuestra persona y saber qué hay dentro de nuestros corazones. 
Tenemos la tendencia a buscar refugio en alguien más y no medimos si es la persona correcta para nosotros o porque sencillamente le tememos a la soledad.
Nos conformamos en decir *Para estar solo/a estoy con ella/él*, o *Peor es nada*.

Esos comentarios son el detonante que determina que somos personas dependientes y que nos conformamos con estar con alguien porque sí y no porque realmente nos impacte o nos guste al 100%.

Estar soltera es mi espacio para seguir creciendo, madurar, conocer chicos ¿por qué no?, puedo llevarme chascos o conocer grandes amistades y así mismo, seguir adelante con mis proyectos sin desesperarme por estar sola.
*Todo está en encontrar el equilibrio mental y dejar que la vida fluya*.

Vivir en soledad me ha enseñado a saber quién soy, a purificar mi alma y pensamientos, a confirmar lo que realmente me gusta en una pareja y a vivir momentos íntimos llenos de paz y amor, compartiendo con seres increíbles, conociendo lugares, compartiendo cultura y viviendo al máximo para disfrutar el hermoso regalo de la vida, que es solamente una, porque solo se vive una vez.

Un bandoneón
con su resuello tristón.
La noche en el cristal
de la copa y del bar
y del tiempo que pasó...
Mi corazón
con su borracha emoción.
Y en otra voz, la voz
de la historia vulgar,
dice mi vulgar dolor...

Mariposita,
muchachita de mi barrio,
te busco por el centro,
te busco y no te encuentro,
siguiendo este calvario
con la cruz del mismo error.
Te busco porque acaso nos
iríamos del brazo...
Vos te equivocaste con tu arrullo
de sedas palpitantes,
y yo con mi barullo
de sueños delirantes,
en un mundo engañador.
¡Volvamos a lo de antes!
¡Dame el brazo y vámonos!

Ni vos ni yo
sabemos cuál se perdió.
Ni dónde el bien, ni el mal,
tuvo un día final
y otro día comenzó...
Yo bebo más
porque esta noche vendrás.
Mi corazón te ve;
pero habrá que beber mucho...
¡pero mucho más!...

Gilgamesh***

Fuente;
-panamaamerica