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lunes, 27 de julio de 2020

* Apestados; Coronavirus-154 *

***Excelente última semana de Julio para todxs.

Afortunadamente cuando empezó la Pandemia tuve que leer y mucho para convencerme de qué se trataba todo ésto.
Leer todas las campanas posibles y descubrir quienes mienten y quienes no, quienes tienen intereses en juego ajenos a la vida y la salud de las personas, y luego de cerciorarme de un montón de cosas y no sucumbir ante teorías muy seductoras pero falaces, me liberé de las dudas.

Pero a pesar de mi convencimiento sé que aún hay mucha gente que es arrastrada por intereses ajenos y pasa a transformarse en mano de obra gratuita para defender intereses que van en contra de sus propios intereses.
Con ésto de la Pandemia el interés que quizás es el más importante al que tenemos derecho y no es la libertad, es el derecho a vivir de quienes aún estamos vivos.
Los muertos ya no gozan de libertad, al menos no en éste mundo, y mientras el cuerpo siga vivo aquí en el mundo material es menester de todo ser pensante y amoroso que se precie de tal, defender la vida.

Francamente a ésta altura de las cosas yo no tengo porqué dedicar horas extras de mi tiempo para explicar o refutarle a nadie que piense lo contrario a lo que yo pienso, demasiado escribo aquí y cada quién que discrepe conmigo, debería ponerse a trabajar y esforzarse por buscar la verdad del asunto en lugar de venir a dejarme links de referencia que defienden su propia teoría.

Pero no me enoja que lo hagan, les concedo esa libertad y el derecho de expresarse, lo cual me genera a mí también el derecho a disponer de mi calidad de Editor de un blog como éste para expresarme a mis anchas.

El comentarista goza de unas líneas para intentar *picar* o sembrar la duda, promocionar su argumento que generalmente escriben otros y que no es fruto de su propia investigación o ponencia, es decir que con pocas palabras suplantadas por un *link* el comentarista se siente complacido al creer que le da una buena trompada al editor.

Imaginen que si a cada comentario de ésta clase yo tuviera que responderle en la casilla de comentarios...¿para qué hago el blog entonces?...

Entonces en mi calidad de Editor, decía, gozo de exponer ríos o mares de tinta dando mi opinión, y si a alguien no le gusta que yo *retruque* un comentario pues debería entonces aceptar las reglas de juego, ponerse en el lugar que le toca y es el de Comentarista en la sección comentarios.
Pero ésta situación, el comentarista la puede revertir si es que decide por ejemplo abrirse un blog o sitio donde dejar de ser un mero comentarista para ser un editorialista y explayarse a más no poder haciendo algo similar a lo que hago desde aquí.

Probablemente el comentarista tiene buena Fé cuando *pica* dejando un link que es de postura contraria al del Editor, porque probablemente *duda* entre lo que cree es la verdad y lo que contrariamente encuentra aquí en lo que yo escribo.
En ese caso no hay problema, si duda y se encuentra a dos fuegos, yo con muchísimo gusto voy a explayarme también de buena Fé aportando argumentos que le sumen para que sus dudas se disipen.

En éste caso de la Pandemia la frontera entre los *intereses* es claramente identificable, no habría que dudar, no habría que perder el tiempo tratando de discernir algo que está más claro que el agua y es;
la vida propia y la de mis semejantes, lo demás...es jugar para quienes están en la vereda opuesta.

Durante éstos meses hemos podido ver el tratamiento que los medios han usado especialmente para derribar cuarentenas y todo tipo de medidas tendientes a preservar la vida.

Para tal fin han utilizado todo tipo de argumentos, desde meros opinólogos hasta pseudo expertos, y cuando han hallado a algún experto veraz, éste o éstos conforman una pequeña y especial minoría dentro del ámbito científico, sin embargo quieren hacernos creer que son muchos...

El amigo Zito, que es un hombre de buena Fé y un excelente ser humano quizás aún duda, y me dejó el link a un video de un programa de TV de argentina, uno de esos tantos que yo califico como *pedorros*, pasatistas, amantes de la polémica y el escándalo, lo cual redunda en raiting, porque si de educar se trata o de *informar* en lugar de *formar*, no están para eso, simplemente para entretener, distraer o trabajar para quienes les pagan por hacer lo que hacen.



Sinceramente yo nunca tomaría éstos programas de TV como una fuente que me enriquezca, todo lo contrario, pero bueno...cuando desesperadamente alguien quiere reforzar su postura los utilizará de todos modos aún sabiendo que no son fuentes serias.

En ese programa de TV invitan a una mujer que se dice *experta epidemiológica*, está en contra de la cuarentena y apuesta al contagio de rebaño.
Se le nota una cierta envidia hacia el grupo de expertos que asesora al Presidente de la Nación, como si se sintiera excluída de poder asesorar.

La cuestión es que los asesores expertos deben ofrecer un verdadero currículum y ciertos logros como para ocupar semejante lugar de asesorar a quien a su vez debe decidir cómo enfrentar la Pandemia, es decir que ésta loable tarea no es para cualquiera, ni aunque sea *Médico* es experto en algo tan puntual como virología o epidemiología.

La mujer se autoavala dando un sitio web donde dice que una enorme cantidad de *expertos* se reúnen para discrepar sobre el abordaje de la Pandemia y así critican al Gobierno y los expertos que lo asesoran.

Pues bueno, fuí a ver el sitio y conocer esa enorme cantidad de expertos argentinos que no están de acuerdo.
¿Qué hallé?..
En primer lugar la pestaña donde dice *Quiene somos*.



Cuando entro allí textualmente se autoavalan pero ponen una serie de fotos de los *expertos* y éstos son casi 
todos extranjeros....apenas 2 argentinos..

Tampoco siquiera un listado en formato de texto donde podamos ver a ese numeroso grupo de expertos locales...sus currículums, sus trabajos, sus logros.
¿Raro no...?

Cincuenta y nueve fotos con la carita de los *expertos* de los cuales...sólo 2 son de Argentina...





Bueno....en primer lugar si el enorme número de expertos argentinos es de 2... de 49 extranjeros....algo no estaría funcionando muy bien que digamos...¿no?..

Recuerden que fuimos al sitio para conocer el enorme listado de expertos epidemiológicos de Argentina con la suficiente capacidad y autoridad para suponerse ser merecedores de nuestra credibilidad.

En segundo lugar cuando vemos la descripción de cada sujeto y su especialidad nos encontramos con cosas como ésta;

Activistas, conductores de programas radiales, escritores sobre pediatría, psicólogos, gastroenterólogos, escritores de libros antivacuna, productores de TV, cancerólogos, jornalistas, bloggers, quiroprácticos, homeópatas, CEOs, cardiólogos, presidentes/as de fundaciones, en su mayoría norteamericanos.

¿Y los expertos en la materia?....

La multitud de argentinos... que son solo 2...., uno es Médico especialista en Salud Pública y Pediatría, el otro Jefe de residencia de Pediatría en la unidad maternoinfantil del Hospital Ramos Mejía.....

¿Éste es el nutrido grupo de científicos expertos argentinos que se oponen al grupo de expertos que asesoran al Presidente? ..

¿Esos pseudoexpertos extranjeros son en quienes debemos poner nuestra confianza?...

Una chantada total amixs...escritores, antivacunas, CEOs, periodistas, jornalistas, productores de TV, mercachifles...

Entre toda esa fauna de pseudocientíficos se encuentra el conocido Dr. Mercola, muy citado por quienes defienden éstas teorías.
Quién es Mercola?

-Joseph Michael Mercola es un americano dedicado a la medicina alternativa, médico osteópata , y hombre de negocios de Internet, que comercializa suplementos dietéticos y productos sanitarios , algunos de que son controvertidos.
Hasta 2013, Mercola operaba el *Centro de Salud Natural Dr. Mercola*=anteriormente el *Centro de Bienestar Óptimo*= en Schaumburg, Illinois.

Escribió los libros *La dieta sin granos* con Alison Rose Levy y *The Great Bird Flu Hoax*.
En su sitio web, Mercola y sus colegas abogan por una serie de nociones alternativas de salud no comprobadas, incluidas la homeopatía y las posturas contra las vacunas que han enfrentado críticas persistentes.

Mercola es miembro del grupo de defensa política Association of American Physicians and Surgeons, así como de varias organizaciones de medicina alternativa.
Las afirmaciones médicas de Mercola han sido criticadas por las comunidades médica, científica, reguladora y comercial.

Un editorial de BusinessWeek de 2006 declaró que sus prácticas de marketing se basaban en *promoción ingeniosa, uso inteligente de la información y tácticas de miedo*. 
En 2005, 2006 y 2011, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos advirtió a Mercola y su compañía que estaban haciendo afirmaciones ilegales de la capacidad de sus productos para detectar, prevenir y tratar enfermedades.

El sitio de vigilancia médica Quackwatch ha criticado a Mercola por hacer *afirmaciones sin fundamento que chocan con las de las principales organizaciones médicas y de salud pública y muchas recomendaciones sin fundamento para suplementos dietéticos*.

De las técnicas de marketing de Mercola, el cirujano oncólogo David Gorski dice que *combina los consejos de salud aburridos y sensatos con los consejos pseudocientíficos de tal manera que es difícil para alguien sin antecedentes médicos averiguar cuál es cuál*.

Más clarito...échenle agua amixs...

Entre ésta fauna de chantas tenemos también al Dr. Rashid Buttar D.O ¿se acuerdan? aquél que el amigo Nefer me dejara en la sección comentarios mediante un link a un video en el cual éste tipo criticaba ferozmente al Dr. Fauci y las cuarentenas, video que luego de ponerme a investigar pertenecía a una cadena fake news de las tantas habilitadas por Trump ni bien asumió como Presidente de USA.

Éste supuesto experto en epidemiología o virología en realidad es ésto;

-Rashid Ali Buttar es un médico osteópata estadounidense, teórico de la conspiración y defensor anti vacunas de Charlotte, Carolina del Norte.
Es conocido por su uso controvertido de la terapia de quelación para numerosas afecciones, incluido el autismo y el cáncer.

La Junta de Examinadores Médicos de Carolina del Norte lo reprendió dos veces por conducta no profesional y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos FDA lo citó por la comercialización ilegal de drogas no autorizadas y adulteradas.

En resúmen queridos amixs....
¿Ésta es la gente en la cual confían muchos a la hora de criticar cómo se aborda la Pandemia?

¿Son éstos los...expertos con peso y experticia para contradecir a los verdaderos expertos?

No sé...pero yo sentiría al menos un poco de verguenza o de sentirme un idiota si en realidad son éstas personas y sus chantas argumentos los cuales me convencen y me hacen un militante de la mentira..., un idiota útil, o un mano de obra gratuita para intereses completamente demenciales y obscuros.

Yo ya no sé cómo tratar de ayudar a pensar a quienes han optado por refugiarse en ésta clase de psicópatas que de expertos no tienen nada...

Finalmente, lo mismo ocurre con otro link que dejó otro lector de esos que gustan de contradecir con links afines a su ideología, en ese caso se trataba de una carta firmada por *expertos* quejándose de las medidas del Presidente, y resulta ser que expertos...habían solo dos , el resto Médicos básicos, y hasta un periodista...., eran éstos mismos *expertos* y su página que acabo de tratar.

Pero...no quiero extenderme si hasta creo.... que es desperdiciar mi tiempo reflexivo explicando cosas que otros pueden explicar mejor que yo;



-La inmunidad de rebaño se convirtió en el nuevo debate de moda.
Aunque una medida en ese sentido, que implicaría el contagio administrado de al menos el 70 % de la población, ya fue descartada por las autoridades sanitarias, el tema se instaló en la agenda y es el nuevo latiguillo de quienes desde un primer momento apuestan por una desregulación sanitaria.

Lo cierto es que ninguno de los países con experiencias exitosas de control del coronavirus siguieron esa vía y, por el contrario, aquellos que lo intentaron tuvieron que dar marcha atrás y sufrieron, además, enormes consecuencias en materia de salud, sin que eso redituase tampoco en una mejor performance económica.

La teoría dice que cuando una cantidad suficiente de personas dentro de un grupo social adquieren anticuerpos contra una enfermedad, toda esa comunidad está protegida del contagio, incluso quienes no se encuentran inmunizados, porque el virus no encuentra cómo propagarse a la velocidad necesaria.
En la práctica, así es como funcionan las vacunas:
inocular defensas contra una enfermedad en una porción significativa de la población termina por erradicar esa amenaza.

A falta de una vacuna para esta pandemia, que en el mejor de los casos puede estar lista recién en varios meses, hubo quienes plantearon la posibilidad de conseguir el mismo efecto liberando los contagios de forma regulada.

La experiencia más notoria de un intento de inmunidad de rebaño durante la crisis del coronavirus fue el de Gran Bretaña.
A instancias del primer ministro Boris Johnson, el país decidió afrontar el problema privilegiando la actividad económica y cuidando solamente a los grupos de riesgo mientras dejaba el resto de la población expuesta.

Tuvo que dar marcha atrás algunos días más tarde, luego de que cientos de científicos y médicos pidieran en una carta abierta que se revisara esa postura y un estudio del Imperial College revelara que esa estrategia podría causar más de medio millón de víctimas fatales.
El propio Johnson terminó varios días internado en terapia intensiva por Covid-19.

Por estos días se habla de otro país con una estrategia similar:
Suecia.
Los medios ilustran sus notas sobre el modelo sueco con fotos de jóvenes compartiendo actividades en parques o en bares, imágenes de ensueño para quienes las consumen durante el encierro forzado.
No hay tal sueño.

El costo de esa política fue uno de los índices de mortalidad más altos del planeta, por encima del de Estados Unidos y diez veces más alto que en su vecina Noruega, donde sí rige una cuarentena.

*Nunca calculamos semejante mortalidad.
Pensamos que aumentarían los contagios pero la cantidad de muertes nos sorprendió*, tuvo que reconocer el responsable de esa estrategia, el epidemiólogo del gobierno Anders Tegnell.

*Donde se ha aplicado ha fracasado.
Es muy peligroso hablar de inmunidad de rebaño.
Son experimentos sociales que no se pueden hacer, no se puede jugar con eso*, advirtió el secretario de Calidad en Salud de la Nación, Arnaldo Medina.

El ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, también descartó que estuviera en los planes aplicar una medida en ese sentido, a pesar de que esta semana hubo operaciones periodísticas que adjudicaban esa intención al gobierno porteño.
Por su parte, Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped y miembro del equipo de expertos que asesora al Presidente, sostuvo que la idea es *un absurdo epidemiológico*.

Uno de los problemas de apostar a la inmunidad de rebaño es que, para empezar, todavía no está comprobado si los anticuerpos que causa el paso del coronavirus por un organismo son suficientes para prevenir una segunda infección.
Hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud ha visto algunos resultados preliminares que aún no fueron revisados ni publicados, en los que algunas personas desarrollaron una respuesta inmune, lo que no equivale a que estén totalmente protegidos, según palabras de Maria Van Kerkhove, infectóloga de la OMS.
Por otra parte, si esa protección existe, aún no tenemos forma de saber si dura semanas, meses, años o toda la vida.

Por su parte, Anthony Fauci, uno de los asesores del gobierno de los Estados Unidos en esta materia, aseguró esta semana en una entrevista que dado el nivel de contagio, no se debe esperar que alcance un nivel tal que pueda dar inmunidad de rebaño porque incluso en una ola tan fuerte como la que afecta a ese país no habrá suficientes personas infectadas como para que se forme un paraguas que proteja a toda la comunidad.

Por caso:
allí ya se detectaron más de 4 millones y cuarto de positivos y para alcanzar la inmunidad de rebaño haría falta que se contagie un 70% de los 350 millones de habitantes. Casi 200 veces más que ahora, que ya superan los dos mil muertos por día.

En la Argentina el cálculo es igualmente terrorífico:
con una población de casi 50 millones, más de 35 deberían contagiarse para garantizar una eventual inmunidad que ni siquiera está probada.
Si el 20% de esos casos requiere internación, harían falta siete millones de camas....
Si el 5% necesita un respirador, eso significa que debería haber casi dos millones de aparatos disponibles....

Si la enfermedad tuviera en el país una letalidad del 1%, deberíamos lamentar 350 mil víctimas fatales..., pero ante semejante cantidad de contagios el sistema de salud colapsaría, por lo que probablemente terminen muriendo muchos más.
De eso hablan quienes proponen inmunidad de rebaño.



-Se hizo viral en los últimos días.
Se llama Knut Wittkowski, es experto en bioestadística y trabajó hasta el año 2018 en la Universidad Rockefeller de los Estados Unidos.
En el video que circula en redes sociales asegura que el distanciamiento social no es la forma correcta de manejar la pandemia.
Según el hombre, lograr la inmunidad de rebaño es lo único que detiene a enfermedades respiratorias como la Covid-19.

Wittkowski va más lejos aún, pide por la apertura de escuelas para que los niños circulen:
asegura que ellos no corren riesgos y que con este método en cuestión de semanas suficientes personas habrán estado expuestas al virus y por eso adquirirán inmunidad. 
De tal modo, la propagación del virus se frenaría.

*Tenemos que dejar que la naturaleza haga lo que de otro modo haría la vacuna y eso es crear personas inmunes porque pasaron por una forma muy leve de la enfermedad*, dice.
Sugiere que las personas adultas mayores y quienes tienen condiciones preexistentes que hacen más riesgoso el contagio del coronavirus deberían ser quienes permanecer aislados.

¿Dónde?
¿Cómo?
En el video no responde jamás a un aspecto básico de su teoría.

Y no solo eso.
Lo que asegura este hombre contradice gran parte de la evidencia científica de la que se dispone hasta el momento.
Además de eso, ni siquiera el mismo centro en el que trabajó lo apoya:
la Universidad de Rockefeller emitió el 13 de abril una declaración enfatizando que los puntos de vista de Wittkowski *no representan los puntos de vista de la Universidad de Rockefeller, su liderazgo o su facultad*.

Más de 500 científicos publicaron una carta criticando la justificación de Johnson y dejando constancia de que no hay evidencia acerca de esa fatiga a la que aludía el Primer Ministro británico.

*Buscar inmunidad de rebaño en este momento no parece una opción viable, ya que esto pondrá al Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña en un nivel de estrés aún más fuerte, arriesgando muchas más vidas de las necesarias*, decían en marzo.
Y, de hecho, en el Reino Unido la situación se desmadró a tal punto que hoy hay más de 313.538 casos confirmados de infección con el coronavirus SARS-CoV-2.
Los muertos superan una cifra escalofriante:
45.754.

Y los geriátricos con su población añosa teóricamente aislada han sido protagonistas de dantescas escenas en las que se ven cuerpos de personas fallecidas abandonados a su suerte.
La inmunidad del rebaño ocurre cuando una gran parte de la población se vuelve inmune a una enfermedad o virus, deteniendo su propagación porque hay muy pocas personas que pueden contraerla.
Por lo general, se logra mediante la vacunación y no a partir de la infección generalizada.
Por caso, la inmunidad colectiva contra el sarampión llega cuando 19 de cada 20 personas reciben la vacuna.

Pero Wittkowski dice que quienes podamos =¿cómo saber cuándo y para quién el virus resultará mortal, o muy peligroso?= salgamos a la calle a contagiarnos casi de manera deliberada.
Lo que olvida, entre todo lo que olvida, es que la tasa de mortalidad del coronavirus causante de la Covid-19 es 10 veces más elevada que la de la gripe H1N1, que cada año causa, entre 290.000 y 650.000 decesos en todo el mundo.

De hecho, el ejemplo de la gripe resulta interesante para contrastar las afirmaciones del bioestadístico.
El virus de la influenza muta, y es por eso que cada año es preciso fabricar una versión actualizada de la vacuna, una vez que los especialistas identifican la cepa circulante entre las comunidades.
No hay inmunidad garantizada a largo plazo para la gripe.

Y de hecho una de las piezas del rompecabezas que aún no han logrado encontrar los investigadores =una de muchas, teniendo en cuenta que el coronavirus actual es un patógeno del que no se tenía conocimiento hasta hace tres meses y medio= es cuánto dura la inmunidad para las personas que se han infectado con el SARS-CoV-2. Incluso, la tasa de mutación del coronavirus causante de la Covid-19 es todavía poco conocida.

Confiar únicamente en la inmunidad colectiva a través de la exposición generalizada al SARS-CoV-2 llevaría a los hospitales y clínicas al colapso, tal como se ha visto en Italia, España, Gran Bretaña, Estados Unidos.
Con lo cual se pone en riesgo a ancianos y a personas con afecciones preexistentes, aunque se las hubiera logrado aislar quién sabe dónde porque Wittkowski no lo aclara. Como aún no está establecida con exactitud cuál es la tasa de contagio de este nuevo coronavirus, el cálculo de cuántas camas de hospital =en especial, en el caso de las terapias intensivas dotadas de ventiladores y de personal de la salud capacitado= es siempre tentativo.

Nunca las camas hospitalarias están todas vacías a la vez, como esperando que lleguen los infectados por un coronavirus que paró a casi todo el planeta y que produjo en pocos meses 654.087 fallecimientos.
Los países que han tenido, hasta ahora, más efectividad para ponerle un freno a la expansión de los cuadros graves de Covid-19 son aquellos que adoptaron la medida del aislamiento social preventivo obligatorio lo más pronto posible.
Incluso aquellos que no lo hicieron al principio, y que eligieron opciones como testear mucho, seguir enfermos y contactos cercanos pero sin declarar cuarentenas de ningún tipo, ahora tuvieron que recurrir a ellas.

Singapur es uno de los casos más emblemáticos.
Después de haber sido puesto de ejemplo en marzo, ahora está teniendo un pico de contagios entre poblaciones trabajadoras, que llevaron a las autoridades sanitarias a cerrar escuelas y colegios y a dejar en funcionamiento solo actividades esenciales.

Para terminar, ¿cómo se originó este video viral?
El 7 de abril un sitio web de noticias y opiniones de los Estados Unidos, el College Fix, publicó una historia titulada *Epidemiólogo:
el coronavirus podría ser exterminado si se levantaran los bloqueos*.

Se convirtió en la nota más popular del portal, con más de 1,7 millones de *me gusta*, acciones y comentarios en Facebook.

Un dato: 
The College Fix es una publicación conservadora que aboga por la no cuarentena desde el principio de la pandemia.

Por si con todo esto no alcanzara, Wittkowski incurre en varias falsedades a lo largo de sus respuestas, fácilmente chequeables, como que *no hay más casos nuevos en China y Corea del Sur*, contradiciendo las estadísticas actuales.

Quiere que se deje a chicos y jóvenes contagiarse libremente, cuando entre las víctimas de la Covid-19 ha habido y hay jóvenes y niños.
Si hasta miente acerca de su rol en la Universidad Rockefeller:
*Wittkowski nunca ha tenido el título de profesor*, informa el documento publicado por la institución.

Nada en la evidencia científica disponible hasta el momento abona la hipótesis de la inmunidad de rebaño sin vacuna disponible.
Ojalá que esa falta de evidencia sea más fuerte en la opinión pública que los discursos de no expertos que solo defienden o bien intereses personales o bien una profunda ignorancia, en medio de una pandemia que sigue cobrándose vidas humanas día a día.



Frente a un panorama inédito, la incertidumbre nos genera una desesperada necesidad de entender.
Así, desde marcos ideológicos diversos se intenta encorsetar los hechos, prever escenarios y direccionarlos según una visión política preestablecida.
Pero la pandemia mueve de la zona de confort nuestras convicciones, y nos demuestra que pueden ser varias a la vez.

Madrid.
Un grupo de universitarios acaba de recibir la noticia:
no tendrán clase.
La periodista pregunta si entonces dejarán de salir de fiesta.
Muchos sonríen con suspicacia, todos dicen que de ningún modo.

Cinco días más tarde Belén, recluida en la cuarentena obligatoria española, presa de la ansiedad, responde a la pregunta de si aquel video era cierto o fake.
*Es que fue todo muy rápido.
Nadie entendía bien qué estaba pasando*, dice y da otro marco de interpretación más allá del escándalo que la nota televisiva buscaba generar.
*No puedo creer que pasó menos de una semana*, dice entre sollozos contenidos con clonazepam.
Como en todos los denominados acontecimientos mediáticos, los tiempos se aceleran.


NOS MERECEMOS QUE VENGA EL CORONAVIRUS Y NOS MATE A TO-DOS.
TODOS TODOS TODOS TODOS
pic.twitter.com/DLr4VpO6X3
— Eduardo Arcos (@earcos) March 12, 2020


La realidad adquiere así varias discursividades posibles.
A veces de sentido común, otras de una indecible complejidad;
algunas resisten los matices.
Es natural la tendencia a reducir la angustia de la confusión buscando explicaciones, causas, sentido.
Cada tanto, entre la vorágine, aparecen posturas anticientíficas y prejuicios.
Todos deseamos estar del lado del bien.

La remanida zona de confort según nuestras convicciones políticas =que sin darnos cuenta pueden ser varias a la vez=.
Sobre todo, ante un tema que parece hecho a medida de la velocidad virtual contemporánea;
el virus viral.


Desesperados, también le endosamos una ideología a la enfermedad.

Las epidemias siempre son una síntesis entre biología y cultura.
Ante la del ébola en 2015, surgida en África, el médico Daniel Flichtentrei ya advertía sobre dos temas clave que, con el coronavirus, parecen darse de manera análoga, aunque en un espejo convexo, gigante como la atmósfera que nos cubre a todos y, por momentos demasiado turbio;
más que un espejo, resulta una pantalla al mundo que a veces nos impide ver.

El Dr. Flichtentrei decía que, por un lado, la enorme conmoción reflejada en los medios de este lado del planeta durante aquellos días respondía *más a la temida posibilidad de que afecte a los más favorecidos, que a la solidaridad con los marginados*.

¿Cómo interpretamos este nuevo escenario en el cual una peste alcanza a países comunistas pero con algo de libre mercado, ese sistema atípico chino?

¿Y a países de la Unión Europea, y otros que quedaron fuera como Inglaterra, gobernado por un conservador antes de haber llegado a Latinoamérica?
¿Cómo se moduló nuestra sensibilidad libertaria y la progre?
¿Cómo se acomoda el tetris dinámico de lo políticamente correcto, qué ideas ganaron terreno en el campo de nuestras conciencias vertidas en redes?

En estos días, negadores y conspiranoicos compartieron versiones como que el virus había nacido de una costumbre china inexistente =comer sopa de murciélago= hasta que su origen era estadounidense: habría sido importado por el ejército.
Desde Estados Unidos negaban lo global de la pandemia:
el gobierno lo llamó *el virus de Wuhan*.

Cuando nos enteramos de que el coronavirus había llegado a Europa y de allí se aproximaba a la Argentina, surgieron los inevitables vectores de clase en un arco que partió del chiste vía Whatsaspp y se expandió a otros terrenos. Uno de los audios más reenviados decía:

—Chicas, yo estaba pensando, si tenemos que morir con todas estas pestes que hay…el que tiene más nivel de todos es el coronavirus.
Porque es todo gente que se fue a Europa ==.
Porque es muy triste morir de dengue, con el agua del florero…


Es viral en Uruguay el caso de la empresaria con coronavirus que fue a un casamiento con síntomas y 20 de los 500 presentes están en estudio
Por wasap sus amigas la destruyen.

Se parece a cuando en la colonia las damas *bien* vacacionaban en Europa y luego traían alguna peste pic.twitter.com/qkOlD100cD
— bruno sgarzini (@brunosgarzini) March 14, 2020

El tema de clase reapareció en intervenciones de periodistas y figuras públicas identificados con el *progresismo* y puso en escena a personajes arquetípicos como *los chetos*:
la irresponsable diseñadora uruguaya quien asistió a un casamiento con 500 invitados en Uruguay sin cumplir la cuarentena luego de volver de Italia y el del *preparador físico*, Miguel Ángel Paz, quien golpeó al guardia de seguridad porque le advirtió que debía guardar la cuarentena luego de su viaje.

El cheto vino el jueves del exterior.
El guardia le advierte que no esta cumpliendo el protocolo de sanidad y termina con el tabique roto y lo denuncia en una comisaria de Vicente Lopez.
La violencia de esta gente es brutal pero mucho mas lo es el desprecio por la comunidad.

Asco pic.twitter.com/4pAiHL97Kc
— David Coen (@davycoen1) March 15, 2020
La categoría perfecta para liberar el ensañamiento de clase =o resentimiento, palabra tan usada por la derecha arquetípica=, contra el cheto individualista;
el cheto como correcto chivo expiatorio, el cheto castigado por abusar de su poder:
justicia.

La situación también generó desvaríos progres.
En un programa de alta audiencia, Alejandro Bercovich, reconocido periodista, terminó azuzando a Miguel Paz reproduciendo un desprecio, justamente, desde el mismo lugar al que pretendía criticar.
Y Bercovich no solo es autor de libros agudos como Estoy verde.
Dólar, una pasión Argentina, y Vaca muerta, ambos en coautoría con Alejandro Rebossio.

Además es un lúcido analista en TV y radio, un audaz y honesto investigador y divulgador de mecanismos de la economía que la mayor parte de los mortales desconocemos y que varios de sus colegas suelen ignorar.
En su programa de radio dijo:

*Le dicen cheto, pero ni siquiera es un cheto, no le da el piné, es un nuevo rico*.

Y luego agregó:
*ni siquiera es propietario, alquila su departamento*.

El *nuevo rico *, sinónimo de *grasa con plata*, un no aristócrata, usado como insulto.
Y puesto casi al mismo nivel que el acto violento e ilegal cometido de manera doble;
por no cumplir con la norma, y por la tremenda agresión física.

Y en las redes, el progre arquetípico increpaba al facho arquetípico que estaba en contra de la intervención del estado en la gestión de la epidemia luego declarada pandemia.

Sonia_01Port
Todos fachos.
Paranoia versus negación

Ya manifestada la transversalidad social y económica del virus y su denominación oficial como pandemia, existe una conducta de la cual ya hablaba el doctor Daniel Flichtentrei sobre el ébola.

*Prejuicios de diversa matriz entorpecen la lucha contra el brote, tanto en pequeños pueblitos de África como en modernas ciudades capitalistas de este lado del mundo. Ignorancia, pensamientos anticientíficos y preconceptos no afectan sólo a cierta parte de las civilizaciones lejanas de Monrovia sino que, con otros fundamentos, están presentes en una clase urbana, progresista, y con ínfulas intelectuales*.

En Argentina, el caso más resonante fue el del periodista y escritor Martín Caparrós, autor de ficciones notables como Echeverría y de literatura de no ficción como *El hambre*.
En ese libro monumental, leido por el actual presidente desgrana las desigualdades mundiales y estudia, no solo con cifras sino con investigación en el terreno y una prosa bien trabajada, sobre ese desastre cotidiano mundial:

*Cada día se mueren, en el mundo 25.000 personas por causas relacionadas con el hambre.
Si usted, lector, lectora, se toma el trabajo de leer este libro, si usted se entusiasma y lo lee en ocho horas, en ese lapso se habrán muerto de hambre unas 8.000 personas:
son muchas 8.000 personas*.

El libro, aclamado con justicia, fue leído por el presidente Alberto Fernandez;
escritor y el aquel entonces candidato a presidente, se reunieron por ese motivo en 2019.

Autor de una nueva novela publicó en estos días un artículo en el cual tomaba un par de estadísticas para terminar expidiéndose, cual experto, en que el coronavirus no es para tanto.

*En España mueren cada año 6300 personas por gripe*, escribía y confrontaba una peste con otra, en lugar de aceptar que a esa cantidad se le sumaba una nueva enfermedad.
Pero en todo caso, se trató de una opinión, una selección de datos intencional para demostrar una tesis.

Lo grave fue que, recién llegado de Madrid, se jactó de no cumplir la cuarentena impuesta por las autoridades al asistir al programa de radio conducido por Ernesto Tenembaun.
Mientras ignoraba las medidas sanitarias obligatorias, se quejaba:

*Estamos todos locos*, dijo, porque varios periodistas habían cambiado la modalidad de las entrevistas pautadas con él del vivo, al Skype.

Muchos progresistas hoy enfáticos hasta la militancia virulenta en el mensaje de que hay que quedarse en casa =el concepto de base es la solidaridad social= cambiaron su postura.
Durante los primeros días subestimaron el covid19:
preocuparse por él implicaría no darle su merecida jerarquía al dengue o al sarampión y enfermedades locales y regionales que afectan a regiones pobres de la Argentina y Latinoamérica.

En un contexto en el cual, también, el propio Ministro de Salud, Ginés González García hablaba de una preocupación exagerada.
El 5 de marzo dijo:

*El dengue es la epidemia más grande que tiene América del Sur.
Yo diría que hoy es peor que el coronavirus*.
Y comparaba la cifras de muertos.
*Tampoco tenemos vacunas, las estrategias son muy comunitarias.
Tenemos un pico que todavía no llegó a su cúspide.
A mediados de marzo va a ser el pico*, dijo.

En la mente de muchos bienpensantes afloraba la imagen contrapuesta de pobres niños con sarampión =enfermedad antes erradicada, presente ahora gracias a los delirios anticientíficos de padres que adrede no vacunan a su descendencia= y dengue, muertos entre barriales y casas precarias, versus, unos chetos de viaje que vuelven con estornudos y fiebre luego de pasar por el freeshop.

La toma de conciencia con respecto a enfermedades regionales =y la consecuencia de la indiferencia ante la extranjera= entra en sintonía con la teoría de la necropolítica del filósofo Achille Mbembe.
Según él =que sigue a Michel Foucault=-, unas vidas tienen más valor que otras.

=Boris Johnson, Primer Ministro británico, dijo días antes de tomar medidas, *muchas familias perderán a sus seres queridos*, es decir a los ancianos=.
Así se generan políticas donde se deja morir a los excluidos ya que no producen ni consumen y, su sola existencia, evidencia las desigualdades y la crueldad del neoliberalismo.
Antes del virus, algunos pensadores supieron ver estas políticas en gobiernos latinoamericanos.

En su curso *Defender la sociedad* de 1976 =que Mbembe retoma= Foucault introdujo la idea sobre cómo el racismo de Estado sería uno de los mecanismos del biopoder y de la biopolítica.
Es interesante, a la luz de las luchas geopolíticas entre Estados Unidos y China, revisar esta apreciación pero a nivel global, de un modo que excede los territorios nacionales.

Biopolítica y geopolítica.
El castigo como plaga divina a la globalización

En plan meme y en plan ensayístico surgieron teorías sobre la globalización y la regulación del capitalismo:
la lectura fue que implosionaba y autoregulaba el sistema previsional =o que había sido producido adrede, en laboratorio, con ese fin=.

Se citó la gerontofobia de *Diario de la guerra del cerdo* de Adolfo Bioy Casares, más allá del virus, unas de las fobias más terribles e invisibilizadas.
Y de pronto es cool ayudar a los ancianos =bienvenido sea= que suelen despreciarse en la vida cotidiana y en las representaciones.
Pero, al mismo tiempo, la mirada imperante sobre ellos suele ser paternalista, como si no fueran seres con derecho a decidir.

La cuenta de tuiter de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires citó al sociólogo Esteban Di Paola.


#SocialesTextual #Coronavirus
“En la globalización la incertidumbre y los riesgos son el principio desde donde se sustenta el lazo social” pic.twitter.com/Xy3t1vJ8Hj
— UBA Sociales | #FSOC #UBA (@ubasociales) March 4, 2020

“El coronavirus es algo propio de la globalización:
se fundamenta en la incertidumbre y en el potencial carácter peligroso del otro.
Es el individualismo global inventando sus catástrofes”. Resuena el gerundio: “inventando”…

Las medidas de control en Asia y Europa fueron leídas por intelectuales de izquierda de la talla de Giorgio Agamben, otra vez, desde la perspectiva de la biopolítica y la remanida matriz del control de los cuerpos.
Publicado en Italia, el diario Página 12 reprodujo su artículo *La invención de una epidemia* =Otra vez el fantasma del *invento*; el virus como fabulación de derecha=.

Allí critica el aislamiento impuesto por su gobierno y se queja de *las graves restricciones a la libertad previstas en el decreto*.
Según él, las medidas mostraban una gran *desproporción* frente a la gripe normal, una suerte de excusa para volver a las medidas excepcionales que el terrorismo ya no propiciaba.
Habla de la necesidad de los estados de pánico colectivo al cual sirve una epidemia.
Así, explica la crisis por sus efectos y no por sus causas.

*En un círculo vicioso perverso, la limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerla*.

Su contemporáneo francés, Jean Luc Nancy contesta al ninguneo de su colega, en el texto *Excepción viral*, breve y de contundente sentido común.
Acá algunas citas:

*Olvida que para la gripe **normal** tenemos una vacuna de eficacia probada..
Giorgio dice que los gobiernos toman todo tipo de pretextos para establecer estados continuos de excepción.
Pero no se da cuenta de que la excepción se convierte, en realidad, en la regla en un mundo en el que las interconexiones técnicas de todas las especies =movimientos, traslados de todo tipo, exposición o difusión de sustancias, etc.= alcanzan una intensidad hasta ahora desconocida y que crece con la población*.

Entre las voces de izquierda también sonó la de Naomi Klein, activista antiglobalización, autora de *No logo*.
En la coyuntura electoral estadounidense, apoya a Bernie Sanders, precandidato demócrata.
Aplicó su categoría de *doctrina del shock*, es decir *la estrategia política de utilizar las crisis a gran escala para impulsar políticas que sistemáticamente profundizan la desigualdad, enriquecen a las elites y debilitan a todos los demás*.
En momentos así, dice, la gente tiende a centrarse en las emergencias diarias para sobrevivirlas.
Y confía demasiado en los que están en el poder.

En tiempos convulsionados *Quitamos un poco los ojos de la pelota*, dijo en una entrevista con la revista Vice.
*El shock es realmente el propio virus*.
El presidente Donald Trump negó el tema durante mucho tiempo.
Según ella, lo trató como una crisis de *percepción* en vez de una de salud pública.
Un camino en zig zag, desde negar hasta aceptar, intervenir o no intervenir.

Del previsible relato biopolítico al antagonismo geopolítico

El secretario de Estado Mike Pompeo se refirió al virus como el *virus Wuhan*.
Trump repitió que se trata de una enfermedad de *extranjeros*.
El embajador chino compartió en sus redes una teoría conspirativa que culpa a EEUU del brote.
En medio de estas hipótesis lanzadas desde los gobiernos de manera oficial, en tono beligerante y racista, se pone en escena una lucha política y comercial real, que supera la mera gestualidad.

Luego de que Trump, en plena atmósfera de virus, limitara la cantidad de ciudadanos chinos a quienes se les permite trabajar en agencias de noticias en Estados Unidos, China anunció que expulsará a los periodistas estadounidenses que trabajan para The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post.
También exigió que esos medios, y también la revista Voice of America y Time, le den al gobierno chino información detallada sobre sus operaciones.

En las redes y en los medios argentinos, mientras tanto, se erigen mensajes de supremacía moral.
Algunos se indignaron porque aún había gente dispersa en la calle, aunque no hubiera habido al momento ninguna prohibición de ir a trabajar para aquellos que no pueden hacer teletrabajo =desde obreros a empleados de comercio a secretarias o meseros y meseras que ganan con su propina, etcétera=.

La militancia que nos deja del lado del bien puede terminar en juegos naives donde sobran recomendaciones de lecturas y películas para ver en cuarentena, como si de vacaciones se tratara, obviando incluso que quienes pueden permanecer en su casa y no deben asistir a una fábrica o un comercio a trabajar… ¡también deben trabajar! 
Los maestros y profesores de todos los niveles, y de danza, inglés, gimnasia con sus clases virtuales, los médicos que no atienden en sus consultorios clausurados, los defensores de personas privadas de su libertad, las nutricionistas, los investigadores, los contadores y sus secretarias, los ingenieros agrónomos, cocineros, psicólogos y así.

En las redes circuló una foto:
*La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase*.
Videos emotivos de personas aplaudiendo en sus balcones madrileños como muestra de apoyo a los trabajadores de la salud;
testimonios autocentrados sobre los planes para hacer en casa, llamamientos con tono altruista a resistir indoors, subrayando una heroicidad cool facturada por Netflix, recetas de cocina y recomendaciones de literatura para construir y proyectar una imagen de sí acorde a las burbujas virtuales a las que pertenecemos.
Porque mirar más allá de nuestro monitor puede generar demasiado esfuerzo, y se entiende, hay que bancar los niños en casa o la soledad.

En la pugna por el adoctrinamiento, el progre de redes, el militante del teletrabajo y el de derecha caricaturesco olvida a quienes viven al día y deben trabajar fuera del hogar, por lo menos hasta que lo permitan las autoridades en su exhaltación condenatoria:
hoy en el subte un energúmeno le gritó a los pasajeros que eran irresponsables por estar ahí.
Hace unos días, en la intención de mostrar solidaridad social, y el énfasis de la miel sin costo al tuitear *quédate en casa* grupos de activistas de izquierda y otros de feministas pedían medidas radicales.

Antes de que se suspendieran las clases, artistas pensaban en mandar una carta al gobierno exigiéndolo.
Sin dimensionar =y en su derecho= que expertos en salud pública y científicos trabajaban en la evaluación del tema.
Junto al impulso de sentir que *hacemos algo* frente a la incertidumbre, circuló una eurofilia de derecha y de izquierda:
si España lo hizo, si Italia y así.
La mirada de los privilegiados aún puesta en Europa, estilo generación del 37 con redes pero, en las conferencias en claustros y congresos lo que prestigia es el estudio poscolonial.

Entre el seductor morbo de apreciar ciudades europeas vacías en fotos y TV, la realidad se mezcla en confusas contradicciones ideológicas difíciles de digerir.
¿Acaso el pedido de no intervencionismo de Agamben no se acercó a la actitud que tomó hasta hace poco el gobierno conservador de Boris Johnson, negado a intervenir?

Si la llamada empatía radical consiste en ponerse en lugar del otro, si se atraviesa el tedio de la heladera tan cerca, el miedo a engordar, los hijos insoportables, tantas horas, estadíos de indiscutible ansiedad del home office, muchos activistas de la red olvidan a los más castigados.
Y la lectura de clase es desviada.

La romantización del virus llega a su punto máximo en una idealización forzada:
en estos días se viralizó la publicación de una periodista colombiana titulada *Empatía viral*.

*Si todo sale bien, todo cambiará para siempre.
Las miradas serán nuestro saludo y reservaremos el beso solo para quien ya tenga nuestro corazón, cuando todos los mapas se tiñan de rojo con la presencia del que corona, las fronteras no serán necesarias y el tránsito de quienes vienen a dar esperanzas será bien recibido bajo cualquier idioma y debajo de cualquier color de piel, dejará de importar si no entendía tu forma de vida, si tu fe no era la mía, bastará que te anime a extender tu mano cuando nadie más lo quiera hacer*.

Desde la cursilería y la bobez más consolatoria, y a contracorriente de los antiglobalización aquí citados, el virus sería una feliz y tontolona oportunidad de hacernos caer en la cuenta de que =en teoría= somos iguales.

Entre valiosas investigaciones sociológicas y antropológicas relacionadas a las catástrofes y y sus consecuencias comunitarias, citemos una.
Allí, Roberto Barrios escribe:

*Para los grupos subalternos, que a menudo sufren la peor parte de los efectos sociomateriales de una catástrofe, un desastre también puede servir como un medio para ilustrar las precarias circunstancias impuestas por el racismo, los sistemas económicos y la política de desarrollo*.

Si la paranoia y nuestra ideología ciega pueden enfermarnos de egoísmo, algunas retóricas de la solidaridad, viralizables y aptas para compartir en instagram y chats familiares, desdibujan, al fin, más allá de cualquier fe política, la noción de clase, etnia y género para aferrarse a una sola vertiente de igualdad.
La que nos deja en calma cada vez que ponemos #quedateencasa pero nos atormenta cuando, con culpa porque en las redes ABCProgre está mal visto, caminamos en la calle con distancia social.



-¿Qué quieren las y los científicos del sector público?

En distintos países del mundo, pequeños grupos de manifestantes anti-ciencia protestan contra la cuarentena instituida por la pandemia y contra los expertos que la diseñaron.
Representan una minoría de la población, con la excepción tal vez de Estados Unidos, donde son una parte integral del Partido Republicano.
A pesar de su número escaso, estas protestas reciben una atención desmedida de los medios, especialmente en los tiempos de la Covid-19.

Sin duda, llama la atención que en el año 2020 haya gente que niegue la existencia y origen del cambio climático, el efecto de inmunización de las vacunas, y la propiedad esférica del planeta Tierra.
Sorprende también cómo el reclamo anti-ciencia se ha politizado durante la pandemia.
En Buenos Aires, Brasilia, y Washington D.C., los anti-Ciencia apuntan contra los científicos del Gobierno y piden las cabezas de los responsables de la salud pública.

En Estados Unidos =un país profundamente polarizado y en crisis=, militantes anti-cuarentena amenazaron de muerte al Dr. Anthony Fauci, el principal infectólogo del país y coordinador de la política federal contra el coronavirus.
Los partidarios anti-ciencia del presidente norteamericano le acusan de rechazar las recomendaciones de tratamiento que el mismo Donald Trump publicita sin evidencia científica y sin imponer medidas de distanciamiento social.

En Brasil, país también polarizado y liderado por un presidente anti-ciencia, dos ministros de Salud han dimitido en el último mes por la falta de una política federal contra la pandemia basada en evidencia médica.
Dada la supremacía anti-ciencia en ambos países, no sorprende que ocupen el primer y segundo puestos mundiales por número de casos Covid-19, millones de infectados y decenas de miles de víctimas fatales.

En Argentina, la polarización y el movimiento anti-ciencia son menores.
Sin embargo, con la ayuda de algunos referentes de la oposición al Gobierno peronista de Alberto Fernández, han logrado elevar su perfil.
Critican las medidas de salud pública adoptadas en el país para aplanar la curva de contagios y evitar, así, el colapso del sistema hospitalario.
A pesar de que el Gobierno argentino sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de un buen número de países, lo acusan de haber instaurado una *Infectadura*, en la que los expertos del sector público tienen un poder desmedido.

Las protestas anti-cuarentena en Argentina, Brasil y Estados Unidos revelan una mezcla de intereses, ya que participan sectores de la oposición política, comerciantes desesperados, religiosos fundamentalistas y grupos de la extrema derecha antidemocrática, racista y antisemita.
Pero cuando se pone en el punto de mira a la ciencia, los distintos grupos anti-cuarentena coinciden en tres condenas similares.
Para ellos, las y los científicos del sector público tienen un poder excesivo sobre el Estado;
son globalistas y manipulan maquiavélicamente a los políticos.
Estas presunciones contradicen todo lo que sabemos del comportamiento de los científicos.

1- En Argentina y Brasil e incluso EE.UU., cuando la economía se contrae, la ciencia pública es a la primera a la que le hacen el ajuste.
Para los expertos del Gobierno, el recorte presupuestario en épocas de vacas flacas es tan predecible que incluso han desarrollado estrategias compensatorias como, por ejemplo, buscar capacitación técnica fuera de su institución.
Si, como afirman los manifestantes anti-ciencia, los expertos tienen un poder excesivo, llama la atención que a menudo carezcan de las herramientas necesarias para llevar adelante su trabajo.


2- Cuando las agencias de ciencia y técnica estatales reciben menos presupuesto, sus expertos aumentan la participación en proyectos internacionales de cooperación técnica coordinados por organismos internacionales, como la Organización Internacional de Energía Atómica o el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Para suplir la falta de presupuesto y mantener la capacitación, las y los científicos del sector público en países en desarrollo aumentan la cooperación técnica Sur-Sur.

La acusación de globalistas supone que expertos locales responden a actores globales como la Organización Mundial de la Salud por encima del Globierno nacional.
En realidad, los organismos internacionales técnicos no tienen ningún poder formal sobre los científicos nacionales, y su principal misión es asistir en la difusión de conocimientos y capacitación.

3- Los científicos del sector público están supeditados al poder político en presupuesto y recursos institucionales.
Incluso los expertos que lideran agencias y ministerios saben que pueden proponer y recomendar, pero que son los políticos los que deciden.
Entienden que su lenguaje, basado en datos y probabilidades, es radicalmente distinto al de los políticos.
A menudo, deben traducir sus recomendaciones a expresiones políticamente viables.
El mecanismo de comunicación científica a los actores políticos no puede definirse como de manipulación maquiavélica.

Sorprende la creación de conocimiento, ciencia, y tecnología que generan los investigadores del sector público con tan magros presupuestos.

Pero asombra mucho más que, en medio de una pandemia y en un mundo en riesgo, haya grupos que los perciban como el mayor peligro.

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América Latina.

Ayer Domingo a media tarde;

-Brasil 2.402.255
-México 385.036
-Perú 379.884
-Chile 345.790
-Colombia 240.795
-Argentina 158.334
-Ecuador 80.036
-Bolivia 68.281
-República Dominicana 60.896
-Panamá 58.864
-Guatemala 45.053
-Honduras 38.438
-Venezuela 14.929
-Costa Rica 14.600
-El Salvador 14.221
-Haití 7.297
-Paraguay 4.328
-Nicaragua 3.439
-Cuba 2.495
-Uruguay 1.174
-Jamaica 837

Hoy, Lunes a media tarde;

-Brasil 2.423.798
-México 390.516
-Perú 384.797
-Chile 347.923
-Colombia 248.976
-Argentina 162.526
-Ecuador 80.694
-Bolivia 69.429
-República Dominicana 62.908
-Panamá 60.296
-Guatemala 45.053
-Honduras 39.276
-Venezuela 15.463
-Costa Rica 15.229
-El Salvador 14.630
-Haití 7.315
-Paraguay 4.444
-Nicaragua 3.439
-Cuba 2.495
-Uruguay 1.192
-Jamaica 842

Pese a todo..
A no aflojar.
Gran abrazo.

Gilgamesh***

Fuentes;
-cienciaysaludnatural
-eldestapeweb
-perfil
-revistaanfibia
-agendapublica