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martes, 9 de noviembre de 2021

* Próximo Viernes..seguiremos aprendiendo...*

 *** Bella noche de Martes para todxs.

Pese a haber escrito kilométricos posts sobre religiones, anunnakis, teorías, etc. durante más de 10 años aquí de manera gratuita y desinteresada para todos ustedes, siempre estaremos aprendiendo cosas nuevas aunque creamos que ya lo sabemos todo.

El Viernes próximo nos toca en el blog por suscripción tratar el tema "Gnosis" y vaya informe que voy a compartir.

¿Puede el humano crear una "entidad" con su mente-pensamiento?...

Algo así como un Frankenstain...o un Golem o ...bueno..de eso hablaremos.

Y...300 años antes de Cristo...¿ya se habían creado robots...? 

Y...de Enoc..y...de los ángeles caídos...y....

No dejaremos de sorprendernos...

Abrazo grande.

Gilgamesh***

viernes, 31 de enero de 2020

* Cristo; el látigo y los mercaderes del templo-parte 5-final *

***Bella jornada de alfinViernes, el último de Enero 2020.

Y cerramos la semana y el primer mes del nuevo año con el fin de éste estudio e investigación sobre el incidente que protagonizara Cristo cuando expulsara a los mercaderes del Templo.
Éstas son las conclusiones del Dr. Trevor Allin;


Conclusión

Las afirmaciones hechas por el predicador en cuanto al supuesto empleo por parte de Cristo de violencia con un arma contra personas y animales no convencen, porque están basadas en numerosos errores y malentendidos:

-Una falta de tomar en cuenta la actitud de Jesús hacia los animales y sus enseñanzas acerca de ellos.

-Una omisión de tomar en consideración la manera normal de Jesús de tratar a los animales, y las reacciones de ellos hacia él.

-Un malentendido de los tipos de objetos descritos por la palabra *azote*.

-Una desconsideración de la descripción detallada dada en el evangelio de Juan del tipo de azote empleado, de lo que estaba hecho y cómo se había preparado.

-Una falta de conocimiento del contexto cultural y de la manera de la que se empleaban y se emplean todavía estos azotes de hojas o de sogas en el Oriente Medio y en los países mediterráneos.

-Un desconocimiento de cómo se arreaban los animales cuando se conducía un rebaño o una manada de un sitio a otro.

-Una falta de comprensión del significado de la palabra griega traducida *echó fuera*.

-Una negligencia de hacer caso a la descripción misma de lo que hizo Jesús.

-Una comparación imposible de justificar entre el Templo, el lugar más sagrado del judaísmo, y un mercadillo en una calle de Londres.

-Una falta de observar la naturaleza verdadera del comercio que se estaba llevando en el Templo, y el tipo de personas que lo presidían, las cuales se describen como ladrones o bandidos.

-Una inadvertencia de las razones por las que las autoridades no detuvieron a Jesús en el acto y por las que ni siquiera mencionaron este incidente durante su *juicio* pocos días después, cuando intentaban encontrar motivos para acusarle y conseguir que fuera matado.

-Una falta de observar la significancia de la no-intervención por parte de los fieles piadosos que estaban en el Templo en aquel momento.

-Una omisión de tomar en consideración las razones por las que ni siquiera los comerciantes y los cambistas de dinero intentaron ellos mismos parar a Jesús o castigarle
por lo que había hecho.

Si estamos buscando evidencia de que Jesús haya hecho uso de violencia contra las personas o los animales, no la encontraremos en ninguno de los relatos de la purificación del Templo.

Implicaciones para los seguidores de Jesucristo

Cristo llamaba constantemente a la gente a que le siguiera.
La frase *Sígueme* ocurre en la boca de Cristo 11 veces en la traducción Reina-Valera 1960 de los evangelios.
En otras ocasiones empleó frases como *el que … sigue en pos de mí* =Mateo 10:38 R-V 1960= y *el que me sigue* =Juan 8:12 R-V 1960=.
Se encuentran frases como éstas en todos los cuatro evangelios =ver, por ejemplo, Mateo 4:19, Marcos 2:14, Lucas 9:23, Juan 12:26=.

*Seguir* a Cristo significaba mucho más que aceptar que sus enseñanzas eran buenas;

significaba vivir de la manera que vivía él y poner en práctica sus enseñanzas en la vida de uno mismo.
Los primeros creyentes entendieron que esto quería decir vivir conforme a los principios que Jesús no solamente había predicado, sino que también había demostrado.
Por ejemplo, en Filipenses 2:5 leemos, *Vuestra actitud debe ser como la de Cristo Jesús* =NVI=.

Un peligro grave de esta representación errónea del incidente en el Templo es que pudiera ser empleada para justificar la violencia en nombre de Cristo.
Es un hecho infame y triste que haya habido muchas épocas en el pasado cuando personas que se decían ser cristianas han empleado violencia en un intento de conseguir sus fines.
Por ejemplo, no necesitamos mirar más lejos que la Inquisición y la tortura y quema en la hoguera de predicadores, reformadores y traductores de la Biblia.

Al oponerse a actividades criminales en el Templo y al pararlo, Cristo estaba actuando de forma decisiva pero no violenta.
Se exponía a la posibilidad de ser atacado y sabía que, en el curso del tiempo, sus enemigos buscarían destruirle.
Él llama a los que creen en él a seguir su ejemplo de valentía y a condenar lo malo.

Sin embargo, el incidente de la purificación del Templo no da ninguna justificación para que nadie emplee violencia en el nombre de la religión.

Clarísimo el Dr. Allin en todo el desarrollo de su trabajo.
Por algo aquél Ser era extraordinario y nosotros no, seguramente muchos de nosotros cuando leímos por primera vez las Escrituras y en especial éste incidente con los mercaderes sentíamos una especie de gratificación o entusiasmo imaginando la escena, y hasta incluso nosotros mismos quisiéramos hacer algo similar hoy, pero dándole latigazos por el lomo a los banqueros, los financistas, y a algún que otro político.

Cristo no lo hizo así, lo cual marca esa sideral diferencia a la hora de concebir cómo hacer justicia o cómo realizar un acto *justo* que en nosotros siempre está identificado con la fuerza, con lo violento, con el golpe, con la sangre del otro.

He allí la Sabiduría de éste Ser que obviamente no fué ni es ni será jamás de *éste mundo*, un ser que no fué *producido* por la ingeniería genética de los arcontes sino que proviene de lo pre-existente, de ese lugar invisible que llamamos en la Gnosis *Pleroma*, lugar desde el cual se nos otorgó el mayor acto de Amor que pudiera concebir un Padre de Amor, un Padre encarnado en el Cristo, que bien pudo acabar con las potencias de la materia sólo cerrando los ojos e invocando a los poderes pre-existentes y aplastarnos como a cucarachas.

No lo hizo.

Porque el acto más repulsivo y contrario al Amor es la eliminación de lo existente, eso que aquí no hemos alcanzado a dimensionar cada vez que vemos cómo un humano sesga la vida de otro humano.
No es ni será jamás de los jamaces *hacer justicia* tal como hacen algunos gobiernos con la tenebrosa *pena de muerte* ni tampoco mancillando la memoria de aquél Ser cuando se lo *usa* para justificar la muerte con un bombardeo o con una guerra.

Si Cristo teniendo el poder de poderes no fué capaz de alzar su mano contra nadie, tendríamos que alcanzar a comprender que el cuerpo del otro es como un templo que debemos respetar y que más potente que un golpe es la palabra, que como espada de agudo filo puede cortar lo que sea cuando se la emplea con Sabiduría y Amor.

Aquél Ser imposible de igualar dada nuestra lamentable conformación vive invitándonos a emularlo, aún sabiendo que esa conformación nos limita, sobrecogiéndose y perdonándonos precisamente porque bien supo que estábamos atrapados en un deleznable experimento.

Pero cada día sigue invitándonos a intentar despertar esa parte que tenemos viva pero adormecida, y que es la única que nos hará libres de Verdad, esa misma parte que al igual que Él , no es de éste mundo, y que es la razón por la cual el Nazareno vino a *Ser* aquí un tiempo, con un envase similar al nuestro para que entendiéramos a qué había venido.
Nos dejó el *no matarás* y el *amaos los unos a los otros*, y nos dejó ejemplos más claros que el agua sobre la solidaridad con el otro, con los más débiles, con los olvidados.

Su involucramiento con las causas justas pone en evidencia a ésta cultura actual del *no te metás* de mirar hacia un costado, de hacernos los distraídos, de dejar que todo siga igual, del individualismo, del sálvese quien pueda, y eso es algo que debemos expulsar de nuestra conducta facilista y ya entregada al pesimismo y a bajar los brazos.

Más fuerte que un puñetazo o un latigazo en el lomo es dar batalla cada día aunque parezca que nunca alcanza, es *involucrarse*, y la adultez o la vejez no son excusa, al contrario amixs, a medida que tenemos menos msúculo deberíamos tener más sabiduría y aplicarla en cada acto de nuestro diario vivir.

Tenemos el derecho y el deber de señalar y participar tal como lo hizo el Maestro en el incidente del Templo, denunciar y combatir con la palabra y hasta con el cuerpo cada vez que algo injusto ocurre y todos callan.
Poner el cuerpo como lo hizo Él, no a trompadas ni a latigazos, pero sí enérgicamente, con esa medida y necesaria vehemencia a la hora de poner las palabras justas donde hay un silencio cómplice o abúlico que es precisamente el silencio y el no hacer nada lo que nos vuelve cómplices por omisión, por comodidad hasta que un día nos terminamos acostumbrando a aceptar atrocidades como si ya fueran algo normal.

No sólo es malo el que hace el mal sino también quienes no hacen nada para evitarlo, y ese es un claro ejemplo del compromiso que debemos asumir en cada acto de nuestra vida.
Es por éstas cosas también que muchos viven confundidos cuando critican a la gente que por ejemplo sale a la calle para hacerle saber a un gobernante que están ocurriendo cosas injustas, y el confundido en lugar de sumarse a la protesta, critica a quienes protestan.

Pobres los indiferentes...siempre serán socios del lado obscuro, aún creyendo que son luminosos.
Y Pobres los violentos aún creyendo defender una causa justa.
Y pobres quienes se dediquen a protestar contra quienes defienden sus derechos aún sabiendo que esos derechos a ellos no les afectan en absoluto.

La Excelsitud y Perfección de aquél Ser es tal.. que ni siquiera alcanza la duda sobre si fué real o no, ¿porqué? porque ninguna mente humana sería capaz de crear un personaje carente de todo defecto como el Cristo, ni siquiera el mejor mentiroso ni el mejor escritor tuvo, tiene ni tendrá la sapiencia para inventar algo Perfecto como fué y será el Maestro que anduvo con nosotros hace un par de milenios atrás.

Y cualquier mente humana que se conciba como súperinteligente es incapaz también de hallar un fallo o una desvirtud en aquél Maestro Perfecto y su andar por éste mundo.

Y si sabemos que indefectiblemente un día nos alcanzará la muerte tal como a aquél envase crístico, y Él, en su corto pero inteligente vivir nos dejó semejante ejemplo, deberíamos entonces entender porqué a pesar de los pesares individuales y los de éste mundo, nunca hay que bajar los brazos, ni por uno mismo y mucho menos...por los demás.

Cuanto más midamos los resultados de lo que hacemos esperando ver los frutos, menos haremos en consecuencia, lo cual significa que siempre hay que *hacer* sin detenerse a evaluar, porque aquello de *haga lo que haga nada va a cambiar* es vivir en el lado obscuro de éste viaje vacacional y educacional llamado *vida.*

Espero que ésta zaga les haya sido útil no sólo para la interpretación del incidente del Templo, sino para mucho más.

Un fuerte abrazo.

Gilgamesh***

-DrTrevor
-radialistas

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jueves, 30 de enero de 2020

* Cristo; el látigo y los mercaderes del templo-parte 4 *

***Hermosa noche de Jueves para todxs.

Continuamos con la última parte del estudio del Dr. Trevor Allin, que culminará mañana Viernes con sus conclusiones y algunas acotaciones de mi parte.

Añadiendo detalles a un texto bíblico

Al mirar los relatos bíblicos, no debemos de interpretarlos a través de la lente de tales imágenes equivocadas, las cuales pueden causar que *veamos* una escena que no
corresponde a la que está descrita por las palabras que se encuentran en el texto.
También es posible que cualquier de nosotros caigamos en el error de buscar algo en la Biblia, y de encontrarlo ¡aunque no esté ahí!
Los teólogos llaman esto *eisegesis*, que quiere decir ver en un pasaje algo que está cambiado por lo que anticipamos que va a decir, o por lo que queremos que diga ¡incluso cuando no dice eso en absoluto!

El predicador que hace estas reclamaciones de que Cristo haya sido violento también nos cuenta cuán violento él mismo había sido en su juventud.
En su estudio de este tema, él había buscado textos que apoyaran su hipótesis que Dios es violento y que Cristo empleó violencia durante su ministerio en la tierra.
Está claro que este trasfondo y esta motivación influenciaron su entendimiento de los textos que leyó.
También parecen haber causado que no viera ciertos textos, textos que minan su argumento.

La reacción de las autoridades del Templo

La reacción de las autoridades del Templo nos da pistas importantes para entender cómo se comportó Cristo.
Tenían un equipo de guardias o policías del Templo.
¿Por qué no le pararon a Jesús?
¿Por qué no le detuvieron, igual que hicieron con Pedro y Juan un par de meses más tarde?
¿Por qué se conformaron y no dijeron nada en absoluto?

Es significativo que cuando Cristo fue detenido unos cuatro días más tarde y los dirigentes de los judíos buscaban acusaciones contra él, incluso hasta el punto de emplear testigos falsos, no se hizo ninguna mención de este incidente, el cual habría sido visto por un gran número de las mismas personas que estuvieron presentes en el juicio contra él.

Podemos estar seguros de que si cualquiera de los animales o las personas presentes en el Templo aquel día hubiera sido físicamente herido, por poco y pasajero que fuera, esto se hubiera empleado como una de las acusaciones contra él.
Tenemos informes detallados de lo que fue dicho durante el juicio, pero esto no se menciona en ninguno de ellos.

La ausencia de cualquier acusación de este tipo es una indicación clara de cómo Jesús *echó fuera* a los animales y comerciantes.
El Mercadillo de Portobello Road, Londres:
¿una comparación válida?

El predicador compara el incidente en el Templo de Jerusalén con lo que pasaría si alguien volcara uno de los puestos de mercadillo en el mercadillo o rastrillo de Portobello Road en Londres, pero ¿es relevante esa comparación?

Tiene razón cuando dice que si alguien volcara puestos de mercadillo en Portobello Road, se les pararía.
Pero a Jesús no le pararon.
¿Por qué no?
No fue por ser él el Hijo de Dios, ya que esto era desconocido por la mayoría de los presentes y rechazado por la mayoría de los demás.
=Las únicas excepciones eran los discípulos de Jesús, pero está claro que en aquel momento ellos no habían entendido lo que él decía acerca de sí mismo, y cuando sí surgió una confrontación, muy pocos días después, huyeron todos=.

Entonces, ¿por qué no fue parado o detenido Jesús por lo que hizo en el Templo aquel día?
Tenemos que verificar si es válida la comparación que el predicador hace con el mercadillo de Portobello Road.
Si alguien volcara los puestos de mercadillo en el mercadillo de Portobello Road =o de cualquier otro mercadillo= , estaría impidiendo el negocio de personas que llevaban un comercio legal en un sitio que estaba reservado para el uso de mercadillo, e inevitablemente sería refrenado por otros.
La gente pensaría que el perpetrador o bien se había vuelto loco, o estaba borracho, o que era un criminal o un terrorista, y llamarían a la policía.

Pero Jesús no estaba en un mercadillo;
estaba en lo que era para los judíos el lugar más sagrado del mundo entero:
el Templo.

Los dirigentes odiaban a Jesús, pero sabían que él tenía razón.
Además, él tomó cuidado para no herir a nadie ni hacer daño a ninguno de los animales.
Por estas dos razones, ninguno de los líderes del Templo y ninguno de los policías le refrenó, y nadie le echó mano encima mientras él estuvo echando fuera a los animales, los comerciantes y los cambistas de dinero.

Enojo

Por supuesto que Cristo estaba enojado contra los comerciantes y los líderes del Templo, y su acción al volcar las mesas de los cambistas de dinero fue dramática.
Éste no es el único sitio en el Nuevo Testamento donde se le ve a Jesús enojado.
En Marcos 3:5 leemos:

*Jesús se quedó mirándoles, enojado y entristecido por la dureza de su corazón* =NVI=.

Pero no empleó violencia física contra personas ni contra animales en la ocasión narrada en Marcos 3, ni tampoco lo hizo durante este incidente en el Templo.
También tenemos que tomar en consideración dos factores acerca de la situación en esta ocasión:

1) Primero, no debería de haber habido un mercado en el Templo.

Tres de los evangelios nos dicen que Cristo les citó Isaías 56:7:

*Mi casa será llamada casa de oración* =Mateo 21:13, Marcos 11:17 y Lucas 19:46, NVI=.

Para Isaías, citando a Dios, éste era el propósito del Templo.
Jesús tenía la misma actitud que Isaías.
El Templo era el lugar dedicado a la adoración a Dios y a la oración.
Los fieles debían de acercarse a Dios en un lugar de calma y tranquilidad.
La frase *casa de oración* se emplea dos veces en Isaías 56:7, e Isaías era uno de los profetas más frecuentemente leído en la época de Cristo, así que sus oyentes habrán reconocido la cita.

En vez de ser el lugar de calma y tranquilidad que debería de haber sido, en el primer siglo de la época actual el Templo estaba lleno de todos los ruidos de un mercado de ganado, con los gritos de los vendedores anunciando sus mercancías, los ruidos de los animales y el regateo entre los comerciantes y sus clientes, intentando ser oídos por encima del alboroto inevitable.

2) Segundo, no solamente no debería de haber habido comerciantes llevando su negocio en el Templo, sino que algunos de ellos, por lo menos, estaban engañando a sus clientes.
Esto era la realidad.
Es por eso que tres de los evangelistas nos informan que Jesús condenó a los que habían hecho del Templo una *cueva de ladrones* =Mateo 21:13, Marcos 11:17, Lucas 19:46=.

Sus palabras fueron:



lo cual quiere decir:

*Pero vosotros lo estáis haciendo una guarida de bandidos*.

Observen el tiempo presente del verbo:

*vosotros lo estáis haciendo*, es decir, ahora mismo, con tener estos puestos de mercadillo aquí y con engañar a vuestros clientes.
Efectivamente, la palabra



literalmente quiere decir *cueva*.

Empleada metafóricamente, como aquí, quiere decir una guarida.
A continuación empleó Cristo la palabra:



para describir a los comerciantes y cambistas de dinero.

La traducción de esta palabra es *ladrón*, *atracador* o *bandido*.

Jesús lo emplea en Juan 10:1 acerca del ladrón de ovejas y en Lucas 10:30 en la historia del Buen Samaritano acerca de los bandidos que atacaron a un viajero, dejándolo por muerto.
En Juan 18:40 es la descripción que se da de Barrabás, quien *estaba encarcelado con los rebeldes condenados por haber cometido homicidio en una insurrección*. =Marcos 15:7, NVI=.

Jesús está comparando a los comerciantes en el Templo con personas como éstas.
Así que el Templo, el lugar más sagrado en el Judaísmo, había llegado a ser como una guarida para bandidos.
Se sentían a salvo aquí, en el momento mismo en el cual estaban robando de las personas que habían venido para adorar.
La reacción de la gente común y corriente Jerusalén estaba atestada de los miles de peregrinos que habían venido a la ciudad desde todas partes del mundo conocido para celebrar la Pascua =ver Hechos 2:5-11=.

Había multitudes de judíos piadosos por todas partes, y algunos de ellos habían viajado distancias enormes para estar en la parte más sagrada de lo que creían que era la ciudad más sagrada del mundo.
Frente a esta confrontación inesperada entre Jesús y los comerciantes y cambistas de dinero, fácilmente le podrían haber derrotado y golpeado bien fuerte.
¿Por qué no lo hicieron?

Se habían ilusionado con la perspectiva de llegar a un lugar de adoración y santidad.
En vez de eso, se habían encontrado en medio de los ruidos y la conmoción de un mercado.
Se habían ilusionado con la perspectiva de llegar a un lugar de la pureza más absoluta.
En vez de esto, tenían que sobrellevar los olores de las ovejas y del ganado, y tenían que tener cuidado dónde pisaban, mientras intentaban evitar el estiércol de los animales.

Tienen que haber estado tan horrorizados como algunos de los peregrinos piadosos de los siglos 15 y 16 cuando finalmente llegaron a la *santa ciudad* de Roma y encontraron que parecía estar llena de sacerdotes y monjes borrachos, haciendo cola para entrar en los burdeles.

Si los fieles en estas multitudes de judíos piadosos hubieran visto violencia en el Templo, es casi seguro que hubieran intervenido instintivamente para pararlo.
Pero no lo hicieron.
Tenemos que llegar a la conclusión de que no vieron violencia:
Jesús no estaba dando golpes a la gente;
no estaba hiriendo a los animales, ni asustándolos siquiera.

Lo que es más, las multitudes que habían venido al Templo para adorar a Dios tienen que haber sabido que les estaban cobrando de más por los animales que tenían que comprar para los sacrificios del Templo y que el tipo de cambio empleado por los comerciantes para las monedas judías que necesitaban para la ofrenda no era justo.
Por consiguiente =igual que los líderes del Templo= tampoco pararon ellos a Jesús.
Sabían que lo que pasaba en el Templo estaba mal, y que Jesús era el único que estaba haciendo algo para rectificarlo.

¿Ponía en práctica Jesús las cosas que predicaba?

Las acciones de Jesús estaban justificadas, y tanto los líderes como el pueblo lo sabían, pero cuando purificó el Templo, su comportamiento no iba en contra de sus propias enseñanzas ni en contra de su manera de ser habitual, descrita todo a través de todos los cuatro evangelios.

No experimentó un cambio de personalidad durante este incidente.
Aquel que dijo *soy manso y humilde de corazón* =Mateo. 11:29 RV95, *yo soy apacible y humilde de corazón* en la traducción NVI= no infligió violencia física a la gente ni a los animales.

De modo que su comportamiento estuvo de acuerdo con lo que le mandó a Pedro:

*Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán*.

=Mateo. 26:52 RV95, NVI:
*Guarda tu espada*=.

También estuvo de acuerdo con su declaración en Juan 18:36, 

*Mi Reino no es de este mundo;
si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos;
pero mi Reino no es de aquí*.

Fuerte abrazo.
Gilgamesh***

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miércoles, 29 de enero de 2020

* Cristo; el látigo y los mercaderes del templo-parte 3 *

***Hermosa noche de Miércoles para todxs.

En la entrega anterior pudimos conocer el relato de aquellos sucesos del Templo.
Habrán advertido que en ningún momento, como así tampoco en las Escrituras de la Biblia se menciona o se da detalle sobre si Cristo realmente azotó con el supuesto látigo a algún ser humano o incluso a algún animal de los muchos que se encontraban en el Templo.

Eso siempre lo tuve claro, tal comenté en su oportunidad el Cristo bien pudo haber alzado alguna especie de algo parecido a eso que hoy interpretamos como un látigo pero de manera intimidatoria, o gestual si se prefiere.
Todo ésto no implicaba que le hubiera dado azotes en la espalda a alguno de los mercaderes mucho menos a los animales que el Cristo tanto quería y respetaba.

Pero una cosa es que yo opine desde mi personal visión y análisis de los hechos, y otra muy distinta es que quien lo haga sea un Erudito.
Ahí le damos un alto grado de credibilidad que obviamente un desconocido como yo ha de gozar seguramente para muchas y muchos.

Cuando hablo de *Erudito*, me estoy refiriendo a éste hombre;

















Desconocido para mí =hasta éstos días= además de semejante currículum el Dr. Trevor ha estado muy ligado a España donde no sólo ha cursado estudios sino además ha dado sendas conferencias.
Una de ellas fué;

La Biblia más antigua

El Códex Sinaiticus fué presentado en España allá por 
Marzo de 2013.
Trevor R. Allin, doctor de Lingüística de la Universidad de St. Andrews, Escocia, y colaborador con el Centro Ecuménico Lux Mundi de Torre del Mar, España, realizó una presentación del manuscrito más antiguo del Nuevo Testamento, el Códex Sinaiticus. 

El año anterior el Académico había enseñado un curso de Griego bíblico en Lux Mundi Torre del Mar.
Al tiempo compró un facsímil del Códex Sinaiticus hecho por la Biblioteca Británica.

La presentación trató de una breve introducción a algunos de los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento =incluyendo ilustraciones de algunas páginas del Códex Vaticanus y de algunos otros manuscritos=, y una explicación de cómo se *descubrió* ese manuscrito. 

En segundo lugar, un resumen de muy pocas palabras griegas =principalmente, *Dios*, *Señor*, *Jesús* y *Cristo*= y mas referencias breves a unas pocas palabras como *Espíritu*, *Padre*, etc, con el fin de que los presentes pudieran reconocer estas palabras en el manuscrito. 

En tercer lugar, se acercó a todos los presentes a una mesa grande en la que estaba el manuscrito. 
Primero para ver unas páginas claves =algunos de los Salmos, la introducción al Cantar de los Cantares por tener una presentación especialmente interesante=, y a continuación, selecciones de los evangelios y de algunas epístolas.

Cabe decir que el citado manuscrito fue realizado alrededor del año 340 o 350 de la Era Cristiana.
Con toda ésta vasta trayectoria me pareció entonces que el Dr. Trevor sería alguien ideal para clarificarnos con toda su capacidad y autoridad en la materia, sobre éste famoso incidente de Cristo, el látigo, y los mercaderes del Templo.

Fuí a dar precisamente con una necesaria aclaración sobre éste suceso debido a una nota que un Pastor había escrito afirmando que Cristo había azotado violentamente a los mercaderes incluso mal tratado a los animales.

Arrancamos entonces con el gran trabajo del Dr Trevor que les compartiré en tres partes y una cuarta que será su conclusión fina más algunas reflexiones también de mi parte.
Vamos entonces con la primera;

Introducción

Un predicador a quien oí en el internet sostenía que Cristo empleó violencia en su ministerio. 
Justificó esta reclamación a base de la descripción en el evangelio de Juan de la ocasión cuando Cristo echó fuera del Templo de Jerusalén a los cambistas de dinero, los vendedores de animales y sus animales. 
Este incidente es generalmente llamado *La purificación del Templo*. 
Su interpretación plantea numerosas preguntas, las cuales procuro abordar en este artículo. 

Puede ser que incluso los que no hayan oído el mensaje del predicador mencionado encuentren dificultades para entender este pasaje bíblico. 
Este estudio es para ellos también. 
Espero que sea de ayuda para todos los que quieran entender el significado de este incidente.

La purificación del Templo

El incidente de la purificación del Templo por Jesucristo está relatado en todos los cuatro evangelios. 
Los evangelios sinópticos =Mateo, Marcos y Lucas= especifican que esto ocurrió durante la última visita por Cristo a Jerusalén, poco antes de que fuera detenido debido a sus enseñanzas, por haber sanado a gente en el día de reposo y por haber sostenido que él era el Hijo de Dios.

Juan relata el incidente cerca del principio de su evangelio =en el capítulo 2, versículos 13- 17=, pero hay abundante evidencia de que en los evangelios no es cronológico el orden en el que se relatan muchos incidentes. 

Esto refleja la práctica que era común en las biografías de aquella época, las cuales seguían a menudo un enfoque temático, juntando en un sitio eventos y enseñanzas similares. 
Además, las biografías empezaban a menudo con uno de los incidentes más dramáticos o famosos en la vida de la persona.

Por lo tanto, actualmente el consenso es que hubo únicamente una purificación del Templo, y que ocurrió cerca del final del ministerio de Cristo, pero que Juan lo relató cerca del principio de su evangelio para preparar la escena y el enfoque de su relato, mostrando que Jesús fue autoritativo, intrépido, apasionado acerca de la santidad y decisivo en sus acciones.

La hipótesis del predicador

El predicador sostenía que este incidente demuestra que Jesucristo empleó violencia contra los animales y las personas que estaban en el Templo aquel día. 
También afirma que esto aporta una justificación de declarar una guerra, añadiendo, *por ejemplo, contra Hitler*. 

Una comparación moderna =quizás con Daesh/Isis/Isil= hubiera sido más relevante, y el concepto de la *guerra justa* merece una exposición detallada, pero yo no haré ninguna referencia más a ello en este artículo. 
Mi tema aquí es el análisis hecho por el predicador de las descripciones en los evangelios del incidente original.

El *azote*.

El predicador da gran importancia al hecho de que Cristo haya empleado un *azote*. 
Él supone que esto significa que Jesús estaba agitando de manera violenta un arma diseñada para infligir dolor o empleada para torturar. 
Los romanos utilizaban tales azotes.
Sin embargo, éste no es el tipo de azote que se describe aquí. 
Al contrario, la descripción dada es de un pequeño objeto empleado por los cabreros y otros pastores de animales. 

El diccionario autoritativo por Bauer, Danker, Arndt y Gingrich =al cual se hace referencia de aquí en adelante por los iniciales de los autores, *BDAG*
= distingue entre estos dos tipos de *látigo* o *azote*. 

A pesar de que se emplea la misma palabra griega para ambos tipos de azote, el autor del evangelio de Juan =el único evangelio que menciona este azote= toma cuidado para que quede claro cómo era lo que tenía Cristo en la mano. 
Juan 2:15 explica que *hizo un azote de cuerdas*. 

BDAG define la palabra griega traducida aquí por la palabra *cuerdas*, como *soga o cuerda* =orig. de juncos, después generalmente de otro material=.
Esto era, en esencia, unos pocos pedazos de cuerda u hojas de una planta, juntados y enredados y normalmente llevados por niños que cuidaban de o arreaban cabras u otros animales. 

A menudo se ve en tierras del Mediterráneo y del Oriente Medio, incluso hasta en la actualidad, y el niño o la niña que tenía este tipo de *azote* podría tener en muchos
casos entre seis y diez años de edad y no sería ni lo suficientemente alto ni tendría suficiente fuerza para levantar un látigo militar romano del tipo que se empleaba como instrumento de castigo o tortura.

Este *azote de hojas de planta* o *azote de cuerdas* se empleaba y se emplea todavía para dar a la tierra y levantar polvo, o se sacude en el aire para ahuyentar animales que se descarrían, apartándose del rebaño, para que vuelvan a él. 
También se agita en el aire alrededor de la cara del usuario mismo, para que se alejen las moscas. 

En muchos países del mundo, los niños pequeños empleaban, y emplean todavía, *azotes* similares, hechos de trocitos sueltos de cuerda, como parte de un juguete, para hacer bailar una peonza.

Juan hace abundantemente claro que Cristo no estaba sacudiendo un arma, sino agitando en el aire unas hojas de planta o cuerdas que él acababa de anudar de materiales que de casualidad estaban a la mano.

La actitud de Jesucristo hacia los animales

Ninguno de los informes en los evangelios declara que Jesús haya golpeado o pegado a animales o a personas con un látigo. 


Dicen que *echó* a los animales y a los comerciantes fuera del Templo. 

Los niños pequeños =e incluso los adultos que eran buenos pastores=  no hacían moverse los rebaños por medio de pegarles golpes, y el adulto del cual se trata aquí fue el supremo *Buen Pastor* =Juan 10:11= que había descrito cómo daba un nombre a cada oveja =Juan 10:3=, y que las ovejas conocían la voz del pastor y obviamente tenían confianza en él =Juan 10:4-5=, de modo que le seguían e iban donde él las conducía.

De hecho, Cristo había recalcado la importancia de mostrar compasión hacia los animales que sufrían, hasta el punto de describir cómo las personas hacían bien cuando se esforzaban por rescatar animales que estaban en peligro, incluso en el Día de Reposo =Mateo 12:11, Lucas 14:5=. 

También dijo que incluso el judío más piadoso debería de dar de beber a sus animales en el Día de Reposo =Lucas 13:15=. 

En otra ocasión, contó la historia de un pastor que se esforzó y fue lejos para buscar una sola oveja que, apartándose del rebaño, se había perdido =Mateo 18:12-14, Lucas 15:3-7=. 

Jesús dijo que cuando el pastor encuentra aquella oveja, *lleno de alegría la carga en los hombros* =Lucas 15:5 NVI= y la lleva al hogar.

La destreza de Jesús al tratar con los animales fue tan buena que pudo entrar en Jerusalén montado en un burrito que no estaba acostumbrado a llevar a personas, ya que nunca antes se había montado nadie en él =Marcos 11:2=.


Conocemos estos hechos y es por eso que las reclamaciones del predicador acerca del supuesto empleo de violencia contra los animales por parte de Cristo no nos suenan justificadas. 

Así que es necesario que miremos la evidencia real que se presenta en los registros históricos que fueron escritos por testigos oculares y basados en informes de testigos oculares, muy pocos años después del acontecimiento, en todos los cuatro evangelios.

¿Qué significa *echó fuera*?


El verbo griego traducido aquí por las palabras *echó fuera* es *ekbálō*

El BDAG define ekbálō de la manera siguiente:

1- forzar a irse, echar fuera, expulsar.


2- causar que se vaya, quitar de una posición =sin fuerza=, enviar a otro sitio, soltar, conducir hacia fuera.


3- causar que algo sea quitado de algo, sacar, quitar.


4- no hacer caso a, no observar.


5- hacer ocurrir algo, causar que ocurra, aportar.


Es el mismo verbo que se emplea en Marcos 1:12, el cual es traducido por la Nueva Versión Internacional =NVI= con las palabras *el Espíritu lo impulsó a ir al desierto*. También emplean este verbo las palabras de Jesucristo documentadas en Mateo 9:38. 

La NVI traduce este versículo de esta manera: 

*Rogad, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo*. 


El pasaje paralelo en Lucas 10:2 emplea el mismo verbo. 

En ninguno de estos pasajes se insinúa que fuerza o violencia forme parte de la acción. 
Tampoco es el caso en los muchos otros sitios en el Nuevo Testamento donde se emplea el verbo *ekbálō*.


En su *Léxico Corto del Nuevo Testamento Griego*, F W Gingrich explica que el significado en el contexto de Lucas 10:2 es *enviar a otro sitio, sin una connotación de

fuerza*. 
Esto coincide con la segunda definición del BDAG dada arriba: 

*causar que se vaya, quitar de una posición =sin fuerza=, enviar a otro sitio, soltar, conducir hacia fuera*.


Así que legítimamente se podría traducir Juan 2:15 de la manera siguiente: 


*condujo las ovejas y el ganado hacia fuera del precinto del Templo, sin emplear fuerza*.


Sin embargo, dado que en español las palabras *arrear* y *pastorear*, empleadas con relación al movimiento de un rebaño o una manada de animales de un sitio a otro, no insinúa el empleo de fuerza, posiblemente no sea necesaria la clarificación dada por esta traducción. 


Esto es aún más el caso cuando recordamos la descripción dada por Cristo de cómo las ovejas le siguen al buen pastor =Juan 10:4=, y cuando observamos que en esta ocasión él estaba dirigiendo ovejas además de bueyes, toros y vacas, tenemos una indicación clara por él de cómo lo haría.

En este incidente observamos a Cristo dando por sus acciones una demostración de lo que significaba ser el Buen Pastor, incluso si era necesario dirigir o llevar un rebaño de ovejas o una manada de bueyes, toros y vacas fuera de un sitio donde no deberían de haber estado.

En este incidente, él los controlaba y movía con destreza y cuidado, no con violencia. 

De este modo, consiguió que fueran adonde él quería. 
No causó que huyeran enloquecidamente y corrieran fuera de control en pánico. 
Jesús empleaba su manojo improvisado de cuerdas u hojas para arrear a los animales ¡y a los comerciantes! para que salieran del Templo. 
El relato no indica que el *azote de cuerdas* haya entrado en contacto con ningún animal ni ninguna persona. 

Incluso si accidentalmente hubiera tocado a alguien, no le hubiera hecho daño. 

Por lo tanto, no hubo nada de violencia contra animales ni personas, y no causó ningún dolor ni herida.

Entonces no es de sorprender que tres de los cuatro escritores de los evangelios hayan considerado que el empleo por parte de Cristo de un azote improvisado hecho de cuerdas o de hojas de plantas era un detalle de tan poca importancia que ni merecía ser mencionado.


¿De dónde nos viene la imagen mental que tenemos de Cristo forzando violentamente a personas y animales a salir del Templo?


Es necesario que reconozcamos que la imagen que podamos tener en nuestra mente de lo que hizo Cristo en esta ocasión en el Templo, y cómo lo hizo, estará basada, con toda probabilidad, más en una memoria medio-olvidada de alguna pintura de los años postreros del Renacimiento que en lo que de verdad dice el texto bíblico. 


Desde luego que todos estas pinturas están basadas únicamente en la imaginación del pintor.

Del mismo modo, nuestra imagen de lo que constituye un azote o látigo estará probablemente basada en películas vaqueras de Norteamérica en el siglo 19, o en una visita
a un circo cuando éramos niños.

Continuará.

Fuerte abrazo.

Gilgamesh***

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