viernes, 17 de abril de 2020

* Apestados; Coronavirus-66 *

***Saludable y paciente alfinViernes encuarentenados para todxs.

La Pandemia no se detiene sin embargo muchos Estados intentan vender una *sensación* de control, de que las cifras de contagios y muertes están bajando, tal el caso de Trump quien alienta a que en breve la cuarentena light en ese país se va a levantar...

Ayer ese país tuvo la BESTIAL jornada que en 24 horas arrojó 4.491 muertos...una locura..récords de récords desde que venimos relevando y haciendo estadística.
Cuando veo a Trump haciendo su discurso diario realmente alcanzo a entender el grado de ignorancia de gran parte del pueblo estadounidense.., ¿porqué? porque ante semejante afrenta a la inteligencia en un país *normal* la gente estaría protestando masivamente pidiendo su renuncia.

Pero no...por el contrario, éste hombre sigue gozando de un gran apoyo en su país, y escucharlo en su discurso, ver su imposta, su mala actuación, su mendacidad, sus expresiones y argumentos típicos de un padre hacia su hijito de 5 años...me resulta increíble..a la hora de pensar en que ese país ha sido quien le impone casi siempre por la fuerza al resto del mundo sus demenciales *reglas*...
Mismo análisis podría aplicar al pierrot inglés, una mezcla de bufón con estandapero de esos que nos hacen reír con sus monólogos, o el arlequín sudamericano en la versión del quinto mundo tomando por idiotas a los 209 millones de habitantes que dependen de sus demenciales medidas..

Versión más seria pero no menos vergonzosa la del vecino Guasón transandino especialista en dejar tuerta a la gente que se ha atrevido a salir a las calles a cuestionarlo y que hoy no sabe cómo atender sanitariamente a millones luego de haber privatizado todo, y los consorcios espúreos que han hecho de la salud un vil negocio hoy...bien gracias..si te he visto...no me acuerdo.

También tenemos la versión de la media esfera, allá donde hemos cortado imaginariamente en dos a nuestro planeta, y el gran traidor con nombre de comunista es el más atrevido impostor neoliberal, que ni siquiera puede garantizar que el Estado al cual él representa pueda evitar que la gente saque a sus muertos a la calle y les prendan fuego porque nadie los pasa a retirar....

Estamos viendo cosas tremendas... pero bien reales que antes no alcanzábamos a dilucidar porque bien disfrazadas y maquilladas estaban.
Un primer mundo al que le fueron inculcando que sus mayores, los viejos, se volvían una molestia y los depositaban sin ningún cargo de conciencia en esos *corralones* para ancianos, regenteados por otra gran banda de estafadores que mediante una buena suma de dinero fabricaban un idílico pero falaz *residencial* donde los pobres viejos..pasarían su última etapa de la vida felices y con la mejor atención...
Pues...ahí están los pobres viejos..muriendo como moscas mientras nadie los tuvo en cuenta, y el idílico residencial se volvió en algo similar a un campo de exterminio.

Qué barbaridades estamos viendo..., gobiernos desesperados en cuyas espaldas recae la decisión que no pasará inadvertida por el pueblo sobre priorizar la vida o la economía....desesperados pero a la vez excitados como putas de puerto al ver que viene un barco lleno de posibles clientes y no van a dejar pasar la oportunidad de hacerse el mes...aunque tengan que estar 48 horas abriendo y cerrando las piernas...así pareciera que éstos gobernantes se tientan cuando las élites económicas los apuran, los amenazan, los extorsionan, y les condicionan el apoyo.

Así entonces, entre la salud y la vida de sus gobernados, entre el miedo a perder poder, terminan eligiendo el barco...y abriendo las piernas.
El dinero manda, el dinero condiciona, el dinero nos obligó siempre a todos a hacer cosas que no haríamos si pudiéramos elegir qué hacer.
Si no hacer nada y mirar el cielo, o tener que ir 8 horas al día a enriquecer a otros a cambio de una limosna llamada *salario* para poder tener acceso a cosas que deberíamos tener gratuitamente ya que comer o tener un pedazo de tierra donde vivir es un derecho humano.
Pero al planeta lo han privatizado desde siempre, si existe el liberalismo éste se fundó desde tiempos del Edén.

Tierras delimitadas, tomadas por *decreto divino*, por la fuerza, nunca por la razón.
Ese es el mundo que hemos tenido siempre y que a partir de éste encierro dentro del encierro =planeta prisión ahora con prisión domiciliaria= deberíamos ponernos a cuestionar si no es hora ya de reclamar muchas cosas que debieron ser un derecho.
Muchos se rompen la testa imaginando futuros escenarios, incluso filósofos y pensadores muy reconocidos quedan en ridículo porque un quiebre como éste actual que tenemos, es afín al sostenimiento de sus consabidas teorías, sin embargo nadie sabe qué vendrá el día después de la pandemia.


Tal como decía Lao-Tse;

*Quienes tienen Conocimiento, no predicen.
Quienes predicen, no tienen Conocimiento*.



La pandemia del COVID-19 es incomparable con otras:
sabemos que cambiará el mundo, pero no tenemos certezas hacia dónde.
En este paraíso de incertidumbres, filósofos como Slavoj Zizek, Byung-Chul Han o Giorgio Agamben arriesgaron predicciones que varían entre la estocada final al capitalismo, teorías conspirativas y futuros sombríos de más aislamiento e individualismo.

Todas tienen algo en común:
la falta de evidencia.
Si no hay un modelo único de sociedad después de la peste, lo que precisamos ahora son pensamientos serios y fundados con perspectiva histórica y social, dice Silvio Waisbord.

La pandemia generada por el COVID-19 disparó infinitas especulaciones sobre el mundo posible después de la crisis.
Especular es enormemente atractivo.
Es gratuito, salvo que uno invierta sus propios limitados recursos, vida, tiempo, dinero.
Compartir ilusiones y miedos es una oportunidad tentadora, pero se puede convertir en un ejercicio narcisista cuando se tiran al viento pronósticos vagos, en especial en circunstancias como estas.

La buena prognosis demanda perspectiva, lo cual es difícil considerando que estamos en medio de la pandemia, un terremoto que sacude a la vez a sistemas políticos, económicos, sociales e informativos.
De hecho, expertos en la pronosticación basada sobre big data y complejas inferencias, como epidemiólogos, asesores financieros, y estimadores de riesgo empresarial han mostrado cautela más que una confianza arrolladora.
Saben que no sabemos qué vendrá.
La pandemia puede ser un game changer, pero no sabemos hacia dónde.

Como comunidad global, jamás hemos vivido algo similar.
Es una situación sin precedentes, conclusión que aunque habitualmente es dicha con facilidad en este caso puede aplicarse.
Jamás hubo tal grado de conexión mundial que explique tanto la rápida dispersión del virus como sus inmediatas consecuencias en la vida cotidiana.
Esta pandemia no es directamente comparable a las recurrentes epidemias que azotaban pueblos europeos, la gripe española de 1918 =en realidad, norteamericana ya que se originó en Kansas=, o las varias epidemias de una década atrás,SARS, Ebola.
La historia ofrece importantes sugerencias, pero no brinda lecciones que se puedan calcar y aplicar a futuro.

Que la pandemia del COVID-19 sea incomparable no quiere decir que sea peor o mejor, sino que plantea interrogantes únicos sobre los que carecemos de respuestas obvias:
duración, continuación, impacto económico y laboral, epidemias recurrentes.
Las condiciones actuales son demasiado fluidas para ponernos en el rol de pitonisas.

En este paraíso de incertidumbres, reputados filósofos publicados en varios sitios en Internet dan sus pronósticos sobre la pospandemia.
Estos vaticinios fueron reproducidos en el libro *Sopa de Wuhan*, titulo infeliz considerando que ignora que no hay que ligar enfermedades con nación, etnia o religión que alimentan el racismo y la xenofobia reinante.

El infaltable Slavoj Zizek, siempre listo para anunciar que el futuro es inevitablemente socialista, aventuró que *el virus matará al capitalismo*.
Lo describió como *la técnica del corazón explosivo de la palma de cinco puntos*, analogía obtenida no de las lecciones de la toma de la Bastilla o la guerrilla de Sierra Maestra, sino de la película Kill Bill.
Fiel a su estilo punzante y combativo, Zizek no explica como ocurriría tamaño proceso, si se viene un socialismo global o acotado a algunos países, o si vivimos en la antesala de un socialismo leninista, lacaniano o ligeramente caviar.

Pareciera que Zizek se regodea en que sus especulaciones salvajes atraigan atención, y que le aburre elaborar argumentos sistemáticos y estratégicos sobre el gran momento de quiebre capitalista.
Uno asume que alguien con un currículo pobre de pronósticos certeros y profuso en juicios ofensivos, como dice razonablemente Moeller-Nielsen, se hubiera llamado a modestia sobre la situación actual.
En especial con temas que están fuera de sus zonas de expertise como epidemiologia, virología y economía.
Ludwig Wittgenstein aconsejó *que sobre lo que uno no puede hablar, uno debe estar en silencio*.

Recordemos que hace una década Zizek predijo que el sistema capitalista se acercaba a su punto final.
Y que apostó por Trump en la elección de 2016 especulando que así el liberalismo norteamericano se radicalizaría, lo cual llevaría a la aceleración de las contradicciones en el corazón del imperio.
Mezcló ilusiones primaverales con facultades analíticas.

Apoyar a Trump es, como mínimo, irresponsable y cínico, en particular si no se sufren directamente los embates de sus promesas y políticas nefastas contra mujeres, inmigrantes, minorías, salud y educación.
Esperar el surgimiento de un actor revolucionario en una supuesta extremización muestra un conocimiento superficial de la política estadounidense.
El probable candidato demócrata Joe Biden es un máximo representante del establishment desde hace cuatro décadas.
De igual modo, existe un enorme apoyo por causas centristas o moderadamente de izquierda en grandes sectores de la opinión pública sobre tema urgentes como la economía, la desigualdad, la violencia, el racismo.

Las propuestas más destacadas de Bernie Sanders, el supuesto líder de la izquierda radical en los ojos de Zizek, son convencionalmente socialdemócratas en un país afirmado a la derecha del conservadurismo europeo del siglo veinte.
No hay radicalización.
No hay guerra civil en los demócratas.
La revolución puede esperar sentada.

Byung-Chul Han, otro filósofo influyente en ciertos círculos intelectuales, observa astuto que Zizek se equivoca al inferir que el virus es la estocada final al capitalismo.
Han predice un capitalismo recargado y el surgimiento de formas alternativas de movilización.
La revolución se hace con personas más allá de situaciones particulares, dice con acierto.
Han avizora más de lo mismo =o peor=.
La razón es sencilla:
no hay evidencia concreta que ayude a imaginar una trayectoria diferente.
Sin embargo, se apura al sentenciar sin evidencia que *el virus nos aísla e individualiza, no genera ningún sentimiento colectivo fuerte*.

Hay ejemplos cabales de solidaridad y unión canalizadas por plataformas digitales, como así también movilizaciones para que los gobiernos sean sensibles y atiendan de forma urgente la situación de los más excluidos.
El aislamiento físico no necesariamente individualiza cuando se pueden mantener y recrear formas de comunidad.
De hecho, expertos en temas de sociabilidad digital, como Sherry Turkle, vienen anticipando nuevas formas de construir y mantener lazos sociales.
Varios ejemplos durante la pandemia confirmarían esta idea, en tanto personas a lo ancho del planeta se han replegado en la vida social digital para combatir la separación, ansiedad, miedo, depresión, y soledad.

Giorgio Agamben, otra estrella de la filosofía contemporánea, descarta la importancia del COVID-19 con una frase históricamente equivocada;
*es una gripe normal*, sentencia similar a la de otros expertos en virología como Jair Bolsonaro y Donald Trump ...
Flirtea con teorías conspirativas sobre la *invención* de la pandemia sin ofrecer pruebas.
Sus piruetas discursivas desconocen un cuerpo de conocimiento que categóricamente concluye lo contrario, lo cual es una omisión de conveniencia o desprolijidad intelectual.

Como cualquier teoría conspirativa, pretende estar libre de esa pegajosa molestia de mostrar evidencia irrefutable sobre una confabulación.
Es difícil creer que los Estados necesitan generan pánico colectivo, como argumenta, y que la pandemia sea un momento finamente planeado.
No está claro que *los Estados* y el capitalismo están ganando o que hayan *necesitado* la crisis considerando que el gran capital global atravesaba un espléndido momento en la última década después de la recesión del 2008.
Varios criticaron a Agamben por sus especulaciones, como Paolo Flores d’Arcais, director de la revista de izquierda MicroMega, quien lo acusó de propagar la *filosofia del cazzo*.

Un punto común en estas predicciones distintas es la desprolijidad:
especular sobre temas que se carece de evidencia y desconocer trabajos metódicos sobre epidemiologia, economía y vida digital.
Es tentador dar impresiones del momento en medio de la abundancia de información y la velocidad de los acontecimientos.
El problema son las boconadas que muestran el mismo rigor que las visiones de un tarotista improvisado.

Filosofar sobre el futuro, de forma omnívora, es sencillo.
Solo basta pensar y hablar al micrófono abierto.
Sin embargo, se cae fácil en generalizaciones que dejan a un lado lo que expertos saben y desconocen.
En un mundo de celebridades intelectuales, se emiten visiones aventuradas y rimbombantes =¡Viene el socialismo! ¡Estamos solos! ¡Hay conspiración!= que corren con ventaja sobre diagnósticos y especulaciones cuidadosas, difícilmente atractivos para los grandes titulares.

Conclusiones como *No tenemos certezas*, *Hay varios escenarios posibles* o *Es complicado* carecen de similar encanto en un mundo de frases máximas y trilladas.
En la infinita lista de profecías ligeras e incumplidas, la charlataneria *du jour* hace recordar el apotegma de Lao Tzu:

*Quienes tienen Conocimiento, no predicen.
Quienes predicen, no tienen Conocimiento*.

La pandemia revela un conjunto de problemas.
Acentúa debilidades en los sistemas de salud a nivel nacional y global, producto del vendaval del mercantilismo exacerbado, los laberintos bizantinos de organizaciones internacionales, así como la ignorancia y el cortoplacismo del liderazgo político.
Muestra fragilidades de economías que priorizan los intereses del gran capital y condenan a millones al trabajo informal sin protección social de ningún tipo.
Expone la falta de preparación a pesar de las constantes alertas de expertos en salud y servicios de inteligencia sobre posibles pandemias.
Desnuda el vacío de liderazgo y coordinación a nivel mundial.

La pandemia también abre otra oportunidad para el cinismo de gobiernos que prefieren redoblar la apuesta por la ignorancia y la satanización de los críticos.
Magnifica las enormes desigualdades sociales para enfrentar los múltiples frentes de la crisis =distanciamiento social, cuarentena, desempleo, transporte, acceso a alimentos y salud=.
Deja ver el instinto autoritario de gobiernos que no dudan en aprovechar la crisis para concentrar poder y perseguir a disidentes.

Refleja déficits en la producción y el consumo de información certera, empática y amplia.
Confirma la dependencia que tenemos de plataformas comerciales offline y online para la distribución de información de interés público y el contacto mediatizado.

Estas son las circunstancias que deben ser incorporadas a la hora de imaginar futuros posibles.
No hay modelo único de sociedad que nos espera en la pospandemia por la sencilla razón que no hay situaciones o condiciones idénticas.
Cada país enfrenta la pandemia y sus efectos con lo puesto en términos de calidad de sistemas públicos y privados de salud, tradiciones de individualismo y solidaridad, preferencias ideológicas, escenarios de poder, capital humano e institucional.

Países donde el populismo viene en alza, como Hungría, India, y Filipinas quizás estén más cerca de soluciones proto-fascistas y de una rápida transición al barbarismo que de la solidaridad, la ayuda mutua o una versión benigna del socialismo.
Es factible que otros, como Estados Unidos, insistan con las mismas políticas que condujeron a la crisis, gracias a la descomunal influencia de los grupos de poder y a dosis abundantes de etnonacionalismo, racismo, desigualdad, subsidio corporativo, y anti-globalismo.
Algunos países quizás migren a un estatismo acentuado con escaso control social, bajo el argumento que soluciones férreas desde arriba son imprescindibles en situaciones de emergencia y riesgo.

En cambio, pareciera que otros países optarían por medidas keynesianas en la economía y por apuntalar el estado de bienestar en áreas como salud, transporte, pensiones, cuidado infantil, trabajo doméstico, y educación.
Esto implicaría un reacomodamiento político significativo por la sencilla razón que nadie concede nada ligeramente, aun cuando se agudiza el riesgo global.

La suspensión o eliminación del neoliberalismo en servicios sociales no ocurrirá solo porque sus estandartes vayan a aprender las dificultades de construir sociedades para minorías.
Los libertarios no dejan de serlo porque se dan cuenta de sus errores, piden disculpas, prometen hacer trabajo comunitario, y conceden derrota agitando la bandera blanca.

Cuando disminuya el sentimiento de riesgo y urgencia actual, es imaginable una reversión al estado pre-pandemia.
Tantas veces se dio por muerto al neoliberalismo que sorprendería que este fuera un nuevo episodio de una realidad que se repite en un loop eterno, como la vida en El Dia del Marmota.
No sabemos lo que se viene ni si será mejor o similar para todxs.
Las salidas de la pandemia, cualquier sea su horizonte moral y visión social, demandan ideas, política y poder.
No es una refundación o transformación brusca caída del cielo.

Por el contrario, como muestran distintos estudios históricos sobre pos-epidemias, hay una continuación de tendencias anteriores y desvíos limitados impulsados por acciones particulares.
Si bien es cierto que las crisis pueden producir cambios fundamentales, las ideas y el poder de la imaginación juegan un papel fundamental.

Recojo la observación de Alain Touraine en una entrevista reciente en El País, *Lo que más me impresiona ahora, en tanto que sociólogo o historiador del presente, es que hacía mucho tiempo que no sentía un tal vacío imaginación responsable*.

Sin ideas ni imaginación responsable y rigurosa es imposible pensar soluciones progresistas que permitan construir sociedades más equitativas y mejor preparadas para combatir epidemias y otros problemas, con especial atención a los más necesitados y urgidos en un mundo instalado en la derecha y con fuertes tendencias irracionalistas y autoritarias.

Si algo aprendimos de cambios estructurales en la economía y la sociedad en el último medio siglo es la importancia de las ideas circulantes y su capacidad de influencia en el poder.
Las crisis abren la posibilidad de cambio real, pero las acciones dependen de las ideas existentes.
La lección de cualquier quiebre estructural y giro social es desarrollar ideas alternativas, mostrar su efectividad e institucionalizarlas hasta que parezca de sentido común implementarlas.
Esto fue dicho por Milton Friedman, ideólogo clave del neoliberalismo, pero podía haber sido dicho por cualquier revolucionario más allá de simpatías ideológicas.

Cuando se piensa a partir de pálpitos, sin considerar múltiples factores y saberes, sobresale el dogma y las consignas fáciles.
No hay que confundir expectativas con posibilidades, ni aspiraciones con situaciones existentes y tendencias de largo plazo.
Debiéramos ser modestos a la hora de hacer conjeturas y respetuoso de los datos y tendencias.

Ser utópico o pesimista puede ser una virtud;
avizorar futuros deseables como deporte, sin explicación coherente y seria, es inútil.
El arte de la barata profecía no ayuda a comprender el presente.
Como una silla mecedora, nos mantiene entretenidos sin llevarnos a ningún lado.

Como observó Richard Rorty, *la filosofía no es un campo en el que uno logra grandeza ratificando las intuiciones previas de la comunidad*.

Se precisa pensamiento serio, fundado, flexible, imaginativo con perspectiva histórica y social.
Ideas hechas, frases ostentosas y promesas superficiales devuelven el júbilo de la tribuna propia, pero no ayudan a enfrentar el desafío.
Se necesita trazar líneas para entender cómo llegar a un futuro mejor desde la preocupante situación presente.
Se necesitan hojas de ruta sensibles a las circunstancias y los recursos sociales disponibles, ideas, instituciones, estrategias, públicos.
Esta es una necesidad urgente en medio de la muerte, la desesperación, y el aumento de la miseria social.

Excelente reflexión, abundarán los tarotistas y *adivinólogos*, pero la realidad del mundo que no hemos sido capaces de interpretar, es otra cosa.
Estados Unidos es el país con el mayor número de fallecidos por coronavirus registrados, por delante de Italia, de España y de Francia.
El país norteamericano registra cerca de 680 mil casos de COVID-19.

Y será probablemente el país con más problemas que resolver , ya que su condición de *potencia hegemónica* se ha diluído.
El problema es que ante las dificultades que afrontará Estados Unidos no sabe hacer otra cosa que lo que siempre ha hecho.
Depredar extramuros.

Y, habiendo perdido su capacidad de tener poder absoluto globalmente, con China y Rusia que le han quitado dicho poderío, Estados Unidos privado del control total mundial, pose sus ojos en el barrio más débil que tiene a mano;
América Latina.

Un país que tendrá que tapar agujeros múltiples buscará llenarlos con el menor costo, ya no aventuras militares en Medio Oriente, quizás...más cerca, tan cerca como Sudamérica donde hay gobiernos satélites colaboracionistas, muchos recursos energéticos, alimentarios, y naturales para explotar.

El tendal que va a dejar la pandemia económicamente hablando en América Latina puede ser muy tentador para una potencia como Estados Unidos, que no tiene reparos en aplicar su prepotencia sin siquiera explicar sus motivos.
Hace lo que le viene en ganas y patea cualquier norma, institución, o regla consensuada.
Así es como obra un patotero, y si está desesperado...peor todavía.
Venezuela por ejemplo, es una buena excusa para que el país del Norte justifique sus inminentes *necesidades*.

De paso, Trump distrae, sale del eje como responsable del desastre por enfrentar erradamente la Pandemia, y renueva esperanzas para cuando lleguen las elecciones.
Con una América Latina tan dividida en cuanto al signo ideológico de sus naciones, una nueva invasión no sería difícil de imaginar.
Pero claro, China y Rusia saben que las condiciones están dadas para darle el golpe de gracia a Estados Unidos y habrá que ver hasta qué punto el patoterismo yanqui podría prosperar.

Todo es incierto, los escenarios desconocidos, y lo único que podemos aventurar sin temor a equivocarnos es que la calamidad económica que quedará, bien podría sacar como siempre, lo mejor o lo peor de nuestra condición, una dualidad que en definitiva jamás ha permitido que el mundo llegue a ser como todos lo hemos soñado.

Fin para ésta media tarde de reflexión y de desconcierto ante lo que vendrá.
El *hoy* es lo suficientemente complejo como para pensar en el *mañana*, ante lo cual mi mejor recomendación es vivir el presente porque nada ha concluído todavía, recién estamos en pañales y no aprendimos cómo ir solos al baño....



En España a ésta hora;



Y aquí...Brasil corriendo su peor exitosa maratón...;

Ayer Jueves a media tarde;

-Brasil 29.165
-Perú 11.475
-Chile 8.807
-Ecuador 8.225
-México 5.847
-Panamá 3.751
-República Dominicana 3.755
-Colombia 3.105
-Argentina 2.571
-Puerto Rico 1.043
-Cuba 862
-Costa Rica 626
-Uruguay 493
-Honduras 426
-Bolivia 441
-Venezuela 197
-Guatemala 196
-Paraguay 174
-El Salvador 164
-Aruba 93
-Jamaica 125
-Haití-41
-Nicaragua-9

Hoy Viernes a media tarde;

-Brasil 33.682
-Perú 13.498
-Chile 9.252
-Ecuador 8.450
-México 6.297
-República Dominicana 4.126
-Panamá 4.016
-Colombia 3.233
-Argentina 2.669
-Puerto Rico 1.068
-Cuba 923
-Costa Rica 642
-Uruguay 502
-Bolivia 465
-Honduras 442
-Guatemala 214
-Venezuela 204
-Paraguay 199
-El Salvador 177
-Jamaica 143
-Aruba 95
-Haití-43
-Nicaragua-9

Ya decía en los albores de ésta Pandemia que la prioridad sería...comer;



A no aflojar.
Gran abrazo.

Gilgamesh***

Fuentes;
-revistaanfibia
-rtve
-elsol

3 comentarios :

לחיים dijo...

Plus One.

Gracias.

Unknown dijo...

Gracias Gilga por estar, cuando estoy pérdida entre tanta información basura, vengo a ti como el sediento al manantial ( me quedó cursi, pero es real) tiempos de elegir bien difíciles nos tocó, un abrazo, cuidese, por favor

Gilgamesh dijo...


LEHAIM-Mario;
gracias a ambos por valorar.


Unknown;
¡¡gracias!! nada cursi, cuando se es sincera/o nadie evalúa las formas amiga,muchísimas gracias por tu generosa y amable consideración.
Tiempo difícil, efectivamente, pero bueno..a ponerle lo mejor que tengamos para dar
Fuerte abrazo.