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lunes, 15 de agosto de 2016

* La concepción Gnóstica de David R. Hawkins-parte 3 *

***Linda noche de Lunes para todos.

Vamos a continuar con los conceptos de Hawkins.
En ésta entrega, David deja bien en claro cuales son las bases de una espiritualidad sana y positiva diferenciándolas de lo otro, que es lamentablemente una de las causas que nos tiene tan mal. Diferenciación de algo clarísimo como es la enseñanza como núcleo a poner a prueba y no al emisor, algo que podemos corroborar cuando pretendidos avatares no hacen más que contaminar con su propio ego.

Luego Hawkins nos comparte las puntuaciones de consciencia que según su método, indican porqué el mundo a pesar de todo, no estalla.
Es algo que suelo reflexionar junto a ustedes a diario también, el nivel de compromiso que trasciende a uno mismo y que suma para el conjunto.
Algo que muchos aún no comprenden, especialmente cuando se sorprenden al ver que algunas personas dedican, comparten, y enfocan sus pensamientos hacia la reflexión conjunta sin esperar nada a cambio. 

Por eso quien comparte no sólo debe aislar a su propio ego sino además hacerse impenetrable por cierto desdén ajeno que juzga a quien comparte, y que lo ve como a un idiota que se preocupa por cambiar al mundo, como si no hacerlo fuera mejor o más útil, cuando en Verdad la sordera egoísta es la que no ayuda a vibrar al mismo individuo, y mucho menos a otros.
Hawkins reflexiona sobre la inutilidad de las religiones cuando en realidad se han transformado en instrumentos de poder y confusión, de división y de retraso espiritual.

Por eso insisto en que el trabajo de Hawkins es Gnosis sin ser nombrada, y que su ejemplo debería ser muy tenido en cuenta por todos aquellos que aún no han identificado las bases de un pensamiento diferente que nada tiene que ver con la matriz que tan mal nos ha hecho desde hace milenios.



-Los grupos espirituales son con frecuencia organizaciones que tienen sus propias agendas. Aquí una vez más hay una trampa para el incauto, porque el mundo espiritual, al igual que el mundo ordinario, contiene charlatanes cuyo propósito es captar a los ingenuos iniciados con la intención de controlarles o dominarles, o por poder, dinero o prestigio, como el de tener montones de seguidores.. Los verdaderos maestros no están interesados en la fama, ni en tener seguidores, prestigio o atraparte. Si los calibramos, normalmente calibran de los altos 500s para arriba, o más raramente, encontrando algunos en los 700s. 

Son importantes las enseñanzas y no el maestro. Pues en la medida en que las enseñanzas no provienen en modo alguno de la personalidad del maestro, no tiene sentido convertirle en un ídolo o adorar a esa personalidad. La información se transmite como un don porque fue recibida como tal. No hay, por tanto, nada que vender, imponer, controlar o cobrar, dado que se recibió de forma gratuita y es un regalo de Dios. Una organización espiritual valida puede cobrar cuotas nominales para cubrir los gastos ordinarios en los que cada uno contribuye al bien común. El maestro espiritual transmite un beneficio debido no solo a sus palabras sino a la elevada energía de la conciencia que acompañan a las palabras. El nivel de conciencia del maestro genera algo parecido.

Como ya se dijo en la investigación realizada en Poder contra Fuerza, un único avatar con un nivel de consciencia de 1.000 compensa totalmente la negatividad colectiva de toda la humanidad. Un individuo con un nivel de 700 compensa la negatividad de 70 millones de personas con un nivel inferior a 200. Un individuo con un nivel de 600 compensa a diez millones de personas por debajo de 200; uno en 500 compensa a 750.000 por debajo de 200. Un individuo con un nivel de conciencia de 300 compensa la negatividad de 90.000 personas por debajo de 200. En la actualidad =NT: refiere a 2001=, hay aproximadamente veintidós sabios en el planeta que calibran en el 700 o más. 

De estos, hay veinte en 800 o más, de los cuales hay diez por encima de 900, y un sabio está por encima de 990. Estas cifras han cambiado desde 1995, cuando se publico Poder contra Fuerza. Solo había diez por encima de los 700. NT: en la revisión del libro de mayo de 2012 se indica que solo hay 6 individuos por encima de 600. La negatividad de la humanidad en su conjunto sería autodestructiva si no fuera por el efecto de compensación de estos campos de energía elevados. Así pues, parece que hay algo de verdad en el dicho de que el infinito poder de Dios se transmite descendiendo a los seres en la Tierra como a través de una serie de peldaños transformadores.

Aunque el número real de personas en el planeta que calibran negativamente supera con creces al de aquellos que calibran positivamente, su verdadero poder individual es muy pequeño en comparación, de tal modo que, en el momento presente, la energía calibrada de la humanidad en su conjunto desde los años ochenta esta en el lado positivo. Como se mencionó anteriormente, durante muchos siglos antes de 1986, el nivel de conciencia de la humanidad se mantuvo en el 190, para luego, de forma repentina, saltar hasta el nivel del 207.

El poder de las enseñanzas de los avatares originales ha venido influyendo y contextualizando la importancia vital de la humanidad a lo largo de los siglos e incluso a lo largo de los milenios. Sin embargo, puede ser muy ilustrativo calibrar el nivel de conciencia de un gran maestro y, luego, calibrar el nivel de las enseñanzas institucionalizadas que se han ido transmitiendo a lo largo de los siglos. Hay enseñanzas que han sobrevivido casi totalmente ilesas mientras que otras están seriamente deterioradas.

Algunas incluso han caído a niveles tan bajos que calibran por debajo del nivel crítico de Verdad, dando como resultado cultos negativos y convirtiéndose en fuentes de conflicto y negatividad en el mundo. Conviene recordar que popularidad no significa verdad. No resulta sorprendente por tanto que la gran mayoría de la población del planeta se encuentre por debajo del nivel de 200, y que muchos millones sean seguidores de ¿religiones? que son básicamente negativas.
Muchas personas suelen confundir lo ¿espiritual? con lo ¿religioso?, e incluso con lo sobrenatural, o los dominios ¿astrales?. Pero, de hecho, se trata de cosas bastante diferentes, y esta confusión a menudo deriva en conflictos sociales e incertidumbre. 

En la Constitución de los Estados Unidos, por ejemplo, se especificó con gran claridad por los legisladores que los derechos del hombre provienen de la divinidad de su creación, estableciéndose así el principio de espiritualidad. Sin embargo, diferenciaron esto de la religión al decir que los ciudadanos son libres de que se les imponga ninguna religión. Los fundadores de los Estados Unidos eran conscientes de que la religión divide y está basada en el poder secular, mientras que la espiritualidad une y no tiene organización en el mundo.

La Constitución =que calibra en 700= dice que esta es una nación cuyo gobierno deriva su autoridad de los principios espirituales del Creador, y que debe ser guiada por los principios espirituales que ven a todos por iguales, con justicia y libertad para todos. Esta posición obvia tiene un gran poder y no necesita defensa alguna. La religión, por otra parte, puede ser sectaria y dividir a las personas en grupos conflictivos, a menudo con graves consecuencias para la civilización y para la vida misma, tal como podemos ver en la historia. El único poder de los grupos verdaderamente espirituales se origina únicamente por la veracidad de sus enseñanzas, y no disponen de ningún poder terrenal significativo, edificios, riquezas, o dirigentes reinantes. 

Generalmente, en la espiritualidad, las ideas centrales que mantienen unido al grupo son habitualmente las del amor, el perdón, la paz, la gratitud, el agradecimiento, el no- materialismo, y la no- crítica. Normalmente, la religión, en su esencia, tuvo originalmente un núcleo de espiritualidad que, no obstante, termina por sumergirse y perderse de vista. De otro modo, la guerra, por ejemplo, tendría pocas oportunidades de incluso suceder. La verdad espiritual por tanto, es universalmente verdadera y no sufre variaciones, sea cual sea el tiempo o el lugar. Siempre trae paz, armonía, acuerdo, amor, compasión y misericordia. La verdad puede ser identificada por estas cualidades. Todo lo demás son invenciones del ego.

Existen dos fuentes de error en las religiones tradicionales ¿verdaderas?. La primera es, simplemente el malentendido o la mala interpretación de las enseñanzas específicas del gran maestro original. Debido a que los oyentes originales o seguidores no eran ellos mismos iluminados, contaminaron con sus egos las enseñanzas originales. Con el tiempo, los posteriores traductores y escribas magnificaron aun más los errores a lo largo de las generaciones. La perversión suele deberse al hecho de que el ego tiende a ser literal en su interpretación de la palabra, en lugar de tender al espíritu o a la esencia de una enseñanza. 

Cualquier traducción que enseñe algo distinto a la paz o el amor es un error. Esta es una regla básica, una regla fácil de observar. La segunda y más predominante de la grave distorsión de las enseñanzas espirituales es la que surge de lo que normalmente se llama ¿doctrina de la Iglesia?. Estas regulaciones, a menudo en forma de prohibiciones culpabilizadoras, fueron compuestas en su totalidad por cargos eclesiásticos y supuestas autoridades que, en realidad, no podían reivindicar autoridad alguna, salvo la de haber alcanzado poder político en la estructura de las instituciones de la época.

No hay ninguna razón autentica ni plausible para modificar las enseñanzas de un gran maestro original por ningún ostensible beneficio. Por obvio que pueda parecer, a lo largo de los siglos no ha quedado claro que ser cristiano, por ejemplo, significa simplemente seguir exactamente las enseñanzas de Cristo. Todos los grandes maestros enseñan la no violencia, la no condena, y el amor incondicional, y es duro ver como cualquier supuesta autoridad eclesiástica puede violar estos principios básicos supuestamente por ¿el bien de la fe?, o por ¿el bien de la Iglesia?, o por ¿la eliminación de infidelidades?, o por las ¿guerras justas?. 

Hay muchos temas que no se abordan en las enseñanzas espirituales originales, creando así una buena oportunidad para la aparición de elaboraciones religiosas falaces. A lo largo de los siglos, se han inventado todo tipo de ¿pecados?, con elaboradas explicaciones y racionalizaciones que solo pueden describirse en términos clínicos, como manipulaciones enfermizas de asuntos humanos naturales. El daño consiguiente no ha sido solo el del error espiritual sino también el de la crueldad psicológica y el de la culpabilidad generalizada en la humanidad. Esta fijación en la culpa y en el pecado ha llevado a una condena de la conciencia humana al reforzar el dilema de los opuestos y la dualidad de la percepción.

El posterior efecto destructivo en la conciencia humana lleva al hombre a alejarse más de Dios y crea una barrera que solo es trascendida por muy pocos que casi han de ser genios espirituales para escapar con éxito de la trampa coercitiva de las falacias elaboradas. Un efecto destructivo ulterior de la promulgación de algunas doctrinas religiosas es que sientan las bases para terribles guerras y persecuciones. Estas se basan siempre en diferencias religiosas a las que se les ha dado una importancia exagerada con el fin de justificar religiosamente el caos aprobado. 

Estas malinterpretaciones y desviaciones son especialmente notables en las turbias intervenciones religiosas en lo relativo a la sexualidad, la procreación, la educación de los niños, la dieta, los detalles de la vida diaria, la vestimenta, las costumbres y el poder político. 
El llevar diferentes tipos de vestimenta, sombreros o peinados es suficiente para prender la chispa de la persecución religiosa o la guerra. La circuncisión, el no comer carne los viernes, el dar gracias antes de las comidas, y las fechas o los detalles de las festividades religiosas se ha convertido frecuentemente todo ello en munición. Que el Sabbath sea sábado o domingo ha devenido en algo más importante que la verdad.

Gilgamesh***

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jueves, 11 de agosto de 2016

* La concepción Gnóstica de David R. Hawkins-parte 2 *

***Hermosa noche de Jueves para todos.

Les voy a compartir la segunda parte de Hawkins pero antes quisiera acotar algunos pensamientos.
Hawkins no culpa a ningún dios del error que cometemos los humanos cuando caemos en actitudes negativas. 
Él habla de una *consciencia* y que el bien o el mal son una mirada que cada quién toma sobre algo. Pero sin hablar de Gnosis Hawkins atribuye a esa *consciencia* cierta entidad Superior, y habla de consciencia inferior y consciencia superior, y que caemos en malas actitudes de vida o en vibraciones negativas o en desarmonía cuando sintonizamos con la consciencia inferior.
Pues...no dista demasiado de la Gnosis ni de mis largas explicaciones.

Todo lo que hacemos primero nace de un pensamiento, después experimentamos un sentimiento y finalmente obramos de acuerdo a eso.
Si el disparador de ésta mecánica está en la mente podemos decir que está en el cerebro, si en ese cerebro o mente que Hawkins llama *consciencia* hay una inferior y otra superior pues...ahí estamos coincidiendo cuando les digo que el cerebro posee zonas de las cuales abrevamos y decidimos. Ambas zonas están conectadas a lo invisible, desde donde cada una de ellas se identifica con una de las dos zonas de nuestro cerebro.

El Espíritu que procede del Pleroma es quien conecta con la parte de nuestro cerebro que nos *invita* a buenas actitudes de vida, vibraciones positivas, armonía, y en definitiva. El Alma que procede del Demiurgo es quien conecta con la parte de nuestro cerebro que nos invita a la desarmonía, al error, a lo negativo, a los malos sentimientos, y toda experiencia que se traduce en desgracia, para nosotros y obviamente para terceras personas o seres con los cuales nos relacionamos.
He allí la postura de Hawkins que no difiera de la Gnosis más que en palabras, pero que en definitiva apunta a lo mismo.

Hawkins no habla de algún dios y dice que en última instancia el bien o el mal son una elección de la persona que no logra conectar con la consciencia superior, sin embargo Hawkins no explica de dónde sale esa consciencia superior y se limita a definiciones como *Presencia Divina*-*lo inefable*-*Conocimiento infinito*-, por lo tanto Hawkins sin explicarlo, reconoce a algo superior que está en todo y es un concepto que la Gnosis sí explica.

Es por eso que con ciertas diferencias de conceptos, yo considero que Hawkins no difiere de la Gnosis.
En la sección *comentarios* de la primera entrega de ayer, le respondo al querido Alejandro con muchos más detalles sobre ésta cuestión, donde no cambia el fondo, solo los detalles de ambas visiones, la de Hawkins y la mía en la Gnosis. Puede alguien creer que no hay un dios del error ni hay bien ni hay mal, pues esos detalles se los comparto a Alejandro en mi comentario de respuesta con algún ejemplo como para ver que, con distintos matices, todo apunta a lo mismo.
Si quieren leer nuestros comentarios hacer clic aquí.

Y ahora sí seguimos con la segunda parte de Hawkins;



Al revisarse, más tarde, es capaz de integrar información que puede haberse pasado por alto o puede no haberse comprendido. Con cada exposición a la información se consigue una mayor integración y, por tanto, nuevos atisbos.
El resplandor, la paz, el amor y la profunda compasión y comprensión de la Presencia Divina revelaron la infinita naturaleza de la realidad como la consciencia/Ser, fuente de toda existencia mas allá de todo tiempo, forma, circunstancia o descripción. Innato a la Presencia es un Conocimiento Interior Infinito, Atemporal, que ilumina toda posibilidad, más allá de todo opuesto o causalidad. La revelación se presenta como algo que se explica por si mismo y es obvio, la esencia de toda verdad. 

La totalidad y plenitud del Conocimiento prevalecen más allá del tiempo y esta por tanto siempre presente. Un reflejo de esa presencia es la capacidad para comprender lo incomprensible mediante la auto- revelación de su esencia. Por tanto, todo se muestra como revelado. Lo no manifestado y lo manifestado son uno y lo mismo. La esencia de la verdad es la subjetividad, que trasciende la dualidad y, sin embargo, crea un puente entre ellas. Lleva años perfeccionar ese puente para que se haga posible la comunicación de lo inefable al mundo de las formas.

El modo en que millones de personas, generaciones y culturas enteras, incluso continentes enteros, podían ser tan fácilmente manipulados hasta su propia destrucción se explico mediante el descubrimiento de ese 78 % de la población mundial que se calibra por debajo del nivel de la Integridad en el 200. Además de esta limitación, el nivel de conciencia de la humanidad en su conjunto permaneció en solo 190 sin cambios destacables durante siglos y, hasta que, súbitamente, en 1986, de un salto cruzó la línea crítica de la falsedad a la Integridad y de la Verdad en el 200, hasta su presente nivel en el 207, lo cual indica una progresión hacia la integridad y la verdad.

La Escala Calibrada de la Consciencia, junto a la capacidad de la prueba muscular, proporcionó así un mapa fiable y una brújula para todo aquel que deseara evolucionar espiritualmente o avanzar en su nivel de conciencia. La fuerte programación de la consciencia humana por la negatividad no solo ha significado que un s78 % de la población se mantuviera por debajo del nivel de Integridad en el 200, sino también que solo un 4 % de la población mundial alcance el nivel del Amor en el 500, y solo un 0,4% alcance el nivel de 540, o Amor Incondicional.

Aproximadamente, una de cada diez millones de personas =el 0,000001 %= ha alcanzado el nivel de conciencia de la Iluminación, en el 600, que es el punto de paso de la dualidad a la no dualidad. También es importante darse cuenta de la enorme diferencia de niveles de poder entre los niveles calibrados. 
Debido a que son niveles logarítmicos, incluso unos pocos puntos de diferencia son muy significativos. 

Si el método de la prueba muscular y la Escala de Conciencia se utilizan para elucidar los puntos de apoyo de la gran barrera de la dualidad que surge de la percepción, la cual a su vez surge del posicionamiento, caería el velo que oculta la luz de la verdad. La Divinidad está presente en todas partes, pero esta oscurecida por la identificación con la mente y el cuerpo.
Históricamente, se puede ver que la humanidad se comporta ciegamente, al igual que lo hacían los navíos en los océanos inexplorados, sin brújula ni mapas. A lo largo de la historia, centenares de millones de personas se han extraviado por falta de una sencilla técnica que les permitiera superar la incapacidad de la mente para distinguir un cordero de un lobo con piel de cordero.

Naciones enteras han sucumbido, civilizaciones enteras han desaparecido por seguir propagandas, slogans y sistemas de creencias que habrían quedado al descubierto cuando la prueba muscular te hubiera debilitado. Aunque esta técnica puede parecer simple y burda, también lo fue el descubrimiento del imán en el dispositivo de la brújula. Hoy, la mayoría de la población mundial debe su supervivencia a cosas que en algún momento se creyeron poco científicas y burdas, como por ejemplo al vulgar crecimiento del moho en una cubeta que, según se pudo observar, era capaz de matar a las bacterias. 

Este pequeño descubrimiento llevo a los antibióticos y, de ahí, a una mejora en la salud del género humano y a una mayor expectativa de longevidad. El buscador ingenuo es una presa fácil para cualquiera que aspire a captar prosélitos para su ideología, influyendo simplemente a través de su número, de la persuasión o el carisma. La presión de los semejantes también se impone en la persona crédula, de manera que encontrar el camino de uno a través de la maleza de tantas enseñanzas religiosas y supuestamente espirituales se convierte en una tarea peligrosa y problemática.

Para no seguir ciegamente a las multitudes de devotos, hace falta bastante convicción interior y sentido de la orientación, dado que el instinto de rebaño es fuerte. Seguramente, tu propia mente te dice: ¿Tantos millones de personas no pueden estar equivocadas, ni pueden dejarse engañar tan fácilmente?. Para encontrar respuesta a esta paradoja, no tenemos más que examinar la composición de esas multitudes de fervientes creyentes. Ese error humano no solo es posible, sino cierto y probable, y se vuelve evidente si tenemos en cuenta el hecho de que el setenta y ocho por ciento de la población mundial calibra por debajo del nivel de 200, el nivel de Verdad e Integridad.

La respuesta de la prueba muscular viene determinada únicamente por la respuesta de la conciencia universal ante la verdad o la falsedad. Sobre una escala arbitraria , lo que hace que uno de una respuesta de fortaleza se calibra en el nivel de 200. Lo que es falso o destructivo calibra por debajo de 200. =Del 0 al 200, uno descubre los niveles de la Vergüenza, la Culpa, el Remordimiento, el Miedo, el Odio, la Codicia, el Orgullo, la Avaricia, la Ira, etc.=

En el nivel de la Verdad y la Integridad, el cuerpo da respuestas de fortaleza, y estos niveles ascienden a través del Coraje, la Neutralidad, la Voluntad, la Capacidad, el Amor, la Alegría y la Paz. Los niveles positivos entonces son calibrados por encima del 200 hasta un posible 1.000. El Amor esta en el 500, el Intelecto esta en los 400s, y la Capacidad y la Voluntad se hallan en los 300s. El hecho de que el setenta y ocho por ciento de la humanidad calibre por debajo de 200 significa que la mayor parte de la sociedad asume que la falsedad es verdad. 

Solo el quince por ciento de la población mundial es capaz de comprender lo que es la verdad, y de ellos, solo el cuatro por ciento de la humanidad calibra en el 500 o más, que es el nivel del Amor. Más arriba en la escala, el número de personas que se encuentra en esta cúspide de la pirámide de la humanidad disminuye rápidamente. La Iluminación calibra en el 600, donde la dualidad se disuelve en no dualidad. Los 700s constituyen la esfera de los grandes maestros espirituales, los gurús y los Santos. Muy pocos pueden ser identificados con los 800s y 900s. El campo de energía en el 1.000 es el máximo que puede tolerar el cuerpo humano y el sistema nervioso, y es el nivel de los grandes avatares de la historia.

Clásicamente, la búsqueda espiritual se ha comparado con un camino, un viaje o una aventura. Desgraciadamente, el buscador ingenuo no suele estar preparado para tan difícil viaje sin las herramientas adecuadas. En el mundo ordinario, dependemos de muchas medidas de seguridad. Llevamos cinturones de seguridad, nos vacunamos frente a las enfermedades infecciosas y aceptamos que existen peligros de los cuales guardarnos y a los cuales superar. Así, la precaución viene de la sabiduría, no del miedo. La prudencia requiere que seamos conscientes de las trampas que hay que evitar. 

Si fuera fácil llegar a la iluminación, esta sería un fenómeno común. Sin embargo, estadísticamente, las probabilidades son inferiores a uno entre diez millones. También hay que tener en cuenta la idea común a muchos buscadores de que solo hay dos alternativas, o la iluminación o el penoso cenagal del ego. En realidad, cada paso que se da trae nuevos trabajos y un salto de conciencia que se calibra incluso solo unos cuantos puntos por encima en la Escala de la Conciencia. Pero, debido a que se trata de un salto logarítmico, ese paso adelante puede proporcionar una mayor felicidad y acuerdo. A medida que se avanza, la confianza en si mismo reemplaza al miedo, el bienestar emocional reemplaza a la angustia, y el confort y la calidad de vida mejoran.

A menos que uno haya caído sin intentarlo y sin esfuerzo previo en un estado de iluminación de la conciencia, tal como ocurrió con algunos Santos como Ramana Maharshi durante su adolescencia, la ruta más común es comenzar por desear el estado iluminado. Buda decía que aquellos que oyen hablar y saben de la iluminación ya nunca se sentirán satisfechos con ninguna otra cosa y que, por tanto, el final es seguro. A veces, el buscador se esfuerza mucho y pone gran perseverancia en su empeño, tras lo cual llega el desanimo. En este estadio, el ego asume que hay un ¿Yo? que está buscando un ¿eso? =el estado de iluminación=, y por lo tanto intenta redoblar sus esfuerzos. 

Tradicionalmente, los caminos a Dios han sido a través del corazón =el amor, la devoción, el servicio desinteresado, la entrega, el culto y la adoración= o a través de la mente =Advaita, o camino de la no dualidad=. Cada camino puede parecer más cómodo en un momento u otro, o pueden alternarse en el énfasis que se pone en ellos. Sea cual sea el camino, el obstáculo estriba en considerar que es un yo personal, o un ¿Yo? o un ego el que está haciendo el esfuerzo o buscando, o que se volverá iluminado. Es más sencillo darse cuenta de que no hay tal ego o una identidad del ¿Yo? que esté haciendo o buscando, sino que es un aspecto impersonal de la conciencia el que lleva a cabo la exploración y la búsqueda.

Gilgamesh***

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miércoles, 10 de agosto de 2016

* La concepción Gnóstica de David R. Hawkins-parte 1 *

***Bella noche de Miércoles para todos.

Gracias a la sugerencia de una querida lectora les voy a presentar a partir de hoy, una larga serie de posts referidos al trabajo de David R. Hawkins.
Puntualmente hablo de uno de sus libros; El ojo del Yo.

No voy a publicar todo el libro pero sí unos cuantos conceptos.
Hawkins, sin mencionar la palabra Gnosis en su libro, llega a conclusiones que yo sí considero Gnósticas.
David creó un método llamado *test muscular* a través del cual logra determinar o puntuar niveles de consciencia.

No hablaré del método porque no es lo que considero más importante, pero sí les voy a ir compartiendo nociones de Hawkins muy pero muy interesantes que reitero, tienen una gran similitud con la Gnosis
.
Estimo útil el material y sobre todo enriquecedor ya que, como siempre pienso y les digo, las mismas cosas dichas por distintas personas y sus formas particulares de expresarlas suelen romper con la monotonía de un relato que para algunos puede ser aburrido y reiterativo.
Espero disfruten de ésta entrega que será larga, y se pondrá más interesante a medida que pasen los sucesivos capítulos.
Fuerte abrazo para todos.


David Hawkins; El ojo del yo; al cual nada está oculto.




-A lo largo de la historia, muchas personas se han interesado por los estados de conciencia de la Iluminación, y los informes sobre estos estados han tenido un profundo impacto tanto en las personas como en la sociedad. La rareza estadística de su aparición estimula la curiosidad y subraya el valor de tales informaciones. Aunque se dispone ya de abundante literatura espiritual en todos los idiomas donde se describen tales estados, muchos de estos informes están poco detallados o son incompletos. En algunos casos, se dan errores de traducción, y hay también muchos errores de transmisión a lo largo de generaciones hasta que adoptan finalmente la forma escrita. 

Algunos escritos han inducido por tanto al error ya que han disminuido el nivel de veracidad del original, tal como lo transmitió el maestro iluminado. Por tanto, es valioso articular nuevamente, con un lenguaje actual, una reafirmación de la evolución de la conciencia hacia los estados avanzados. Además, muchos tratados espirituales carecen de explicaciones sobre detalles sutiles que son de enorme importancia para el buscador avanzado. El propósito de El Ojo del Yo es transmitir una información que pueda ser verificada y cuyo nivel de verdad pueda ser calibrado con el fin de proporcionar, por vez primera, un cuerpo de información útil capaz de soportar las pruebas de certidumbre.

Hasta ahora, los alumnos espirituales dependían de la fe, de las creencias o de las habladurías, así como de la reputación y del renombre del maestro espiritual. La queja del indeciso estribaba en que la verificación de la verdad era el ingrediente que le faltaba. El gran bloqueo de la duda tenía que ser vencido. Al igual que en Poder contra Fuerza, se ha calibrado y se puede verificar la veracidad de cada página, párrafo, oración y afirmación de este libro. Dudar es educarse, y el propósito de lo escrito en esta obra es compartir de la forma más completa lo que se ha experimentado. 

Poder contra Fuerza terminaba con un ¡Gloria in Excelsis Deo! Este libro comienza con esa misma afirmación, en referencia a lo que es la experiencia espiritual definitiva y final. De hecho, no es en modo alguno una experiencia, sino un estado eterno. La condición es la propia autoridad. Habla por si misma; se presenta por si misma con autenticidad. No hay quien hable. La verdad se revela por si misma. Se sostiene por si misma y es completa, total y profundamente obvia en cuanto se presenta.

La Creación es el Presente y el Ahora. Este Ahora es continuo, de modo que no son posibles ni los principios ni los finales. La visibilidad, o la materialidad en si, no son más que fenómenos sensoriales y no una condición necesaria para la existencia, la cual en si misma es sin forma y sin embargo intrínseca a toda forma. Dado que todo está siempre en proceso de creación, todo es una expresión de la Divinidad, o de lo contrario no tendría la capacidad de existir en modo alguno. El darse cuenta de que todo lo que existe refleja a la Divinidad de la Creación es el motivo por el cual merece respeto y reverencia. Y esto justifica la reverencia ante el espíritu que hay dentro de todos los seres vivos y de la naturaleza, que es característica de muchas culturas. 

Todos los seres que sienten son iguales. Solo la manifestación material está sujeta al cese; y la esencia no se ve afectada, y conserva la potencialidad de reaparecer en forma material. La esencia solo se ve afectada por las propias fuerzas de la evolución. La aparición de la forma material a partir de la esencia viene determinada por la presencia de lo que ya está en la forma.
Podemos ver fácilmente que incluso los términos bueno o malo refieren en su origen a lo que realmente no son más que deseos humanos. Si quitamos el enjuiciamiento humano de la observación, todo lo que se puede ver es que la forma está en constante evolución, en tanto que cambio, que no es intrínsecamente deseable o indeseable.

Todo está manifestando su potencialidad inherente en la medida en que está determinado por su esencia y por las condiciones prevalentes. El esplendor de todas las cosas se halla en su misma existencia, en el hecho de manifestar la gloria de la creación de Dios como existencia. En virtud de simplemente ser, todas y cada una de las cosas que sienten y que no sienten esa existencia cumplen con la voluntad de Dios. Es debido a la intención divina que lo no manifiesto se vuelve manifiesto; creación es el nombre del proceso que nosotros presenciamos. 

Debido a que la naturaleza de la Creación no es evidente para la conciencia ordinaria, la mente manipula enigmas sin respuesta, por ejemplo, ¿cómo puede un Dios bueno permitir tanto mal? Más allá de la percepción dualista y de las categorías arbitrarlas de la manifestación, no hay nada bueno ni malo que explicar, y se puede ver que el universo es, en si mismo, inofensivo. La mente humana construye sus escenarios de objetivos y deseos, y los acontecimientos pueden coincidir con ellos o no. Tanto la tragedia como la victoria tienen lugar solo dentro de las limitaciones de la mente dualista y no son independientes de la realidad.

Todo lo que hay en este mundo parece surgir y luego disolverse dentro de las limitaciones de la percepción. Pero, en la medida en que la Realidad esta más allá del tiempo, el espacio y la forma, es irrelevante si una cosa o una persona existen durante una décima de segundo o durante miles de años. Así, el empeño por vivir unos cuantos años más o incluso unos pocos instantes más se antoja una ilusión vacía, porque la existencia no se experimenta en modo alguno dentro del tiempo. 

Este instante es la única realidad que está siendo experimentada; todo lo demás es una abstracción y una construcción mental. Por lo tanto, uno no vive en absoluto setenta años; solo este mismo instante fugaz es posible.
La totalidad de la Unidad del Todo no se puede experimentar. Más bien, se conoce en virtud de serlo. 
El Yo del Ser es el Ojo de Dios presenciando el despliegue de la Creación como Ahora. La secuencia es una ilusión creada por la percepción del Yo del ego, que es el punto de observación del proceso que va de lo no local a lo local, de lo no lineal a lo lineal, de la Totalidad al esto. La percepción es el ojo del ego que, en la medida en que traduce el no experimentado Infinito en un finito experimentable, genera la percepción del tiempo, el espacio, la duración, la dimensión, la posición, la forma, la limitación y la singularidad.

La mayoría de la gente parece tener intereses creados en la negatividad de su mundo perceptivo, y se resisten a dejarla en favor de una consciencia de nivel superior. Hay gente que parece obtener una gran satisfacción en su interminable ira, resentimientos, remordimientos y auto-compasión, de modo que se resisten activamente a entrar en tales niveles de comprensión, perdón o compasión. La negatividad parece tener suficientes ventajas como para perpetuar formas de pensamiento que son obviamente ilógicas y autocomplacientes, del mismo modo que los políticos distorsionan la verdad con el fin de obtener votos, o que los que persiguen a los criminales eliminan evidencias de la inocencia del acusado con el fin de obtener una condena. 

Cuando se renuncia a estas ventajas negativas, el mundo se convierte en una interminable presencia de una belleza y perfección intensas, y el amor domina toda la vida. Todo es autoluminoso, y la dicha de su esencia divina se irradia al exterior a través de su omnipresente no forma, que es expresada en el mundo de la percepción como forma. Ya no es necesario saber nada, porque no hace falta saber nada cuando uno es en realidad todo cuanto existe.

Los estadios evolutivos son las consecuencias de las circunstancias, pero no vienen provocados por ellas. Las circunstancias contribuyen a las apariciones, y los fenómenos, en tanto que cambios, no son en realidad más que el resultado de un punto de observación arbitrario. Desde el punto de vista de la singularidad, parece haber multiplicidad, pero desde la omnipresencia de la multiplicidad simultanea, solo existe la singularidad de la unidad. La omnipresencia echa abajo cualquier artefacto perceptivo, tanto de la singularidad como de la multiplicidad. 

En realidad, ni siquiera existen las circunstancias. No hay ni aquí ni allí; no hay ni ahora ni después; no hay ni pasado ni futuro; no hay ni completo ni incompleto, no hay un llegar a ser, por cuanto ya se es y totalmente autoexistente. Hasta el tiempo, en si, es un punto de observación arbitrario, al igual que la velocidad de la luz. Nuestro habitual empeño por describir el universo se puede ver no como una descripción del universo, sino como una descripción desde puntos de observación arbitrarios, y ciertamente como un mapa de cómo funciona la mente ordinaria. Lo que está siendo descrito en realidad no es un universo objetivo y auto-existente, sino simplemente las categorías de la actividad de la mente y las estructuras y formas de su procesamiento secuencial.

De ahí que las limitaciones de la ciencia estén preordenadas por las limitaciones que le impone el mundo perceptivo de la dualidad. La propia percepción está limitada de por si, ya que solo puede saber acerca de, en lugar de saber. No se espera que la ciencia vaya más allá de los límites de la percepción, ni tampoco habría que culparla por ello. El protoplasma reacciona involuntariamente tanto a los estímulos nocivos como a los benéficos, y distingue entre ambos. Se aparta de lo que es contrario a la vida y es atraído por aquello que la sustenta. Del mismo modo, y con la velocidad del rayo, los músculos del cuerpo se debilitan de inmediato en ausencia de la verdad; y se fortalecen en presencia de la verdad o aquello que sustenta la vida. 

Todas las cosas del mundo, incluyendo los pensamientos, los conceptos, las sustancias y las imágenes, evocan una respuesta que puede ser demostrada como positiva o negativa. La respuesta no está limitada por el tiempo, el espacio, la distancia, o la opinión personal.
El aprendizaje no lineal tiene lugar mas como resultado de la familiaridad que por la intelección secuenciada y procesada mediante la lógica. La conciencia tiende a avanzar como consecuencia automática del hecho de adquirir nueva información.

Gilgamesh***
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