jueves, 11 de agosto de 2016

* La concepción Gnóstica de David R. Hawkins-parte 2 *

***Hermosa noche de Jueves para todos.

Les voy a compartir la segunda parte de Hawkins pero antes quisiera acotar algunos pensamientos.
Hawkins no culpa a ningún dios del error que cometemos los humanos cuando caemos en actitudes negativas. 
Él habla de una *consciencia* y que el bien o el mal son una mirada que cada quién toma sobre algo. Pero sin hablar de Gnosis Hawkins atribuye a esa *consciencia* cierta entidad Superior, y habla de consciencia inferior y consciencia superior, y que caemos en malas actitudes de vida o en vibraciones negativas o en desarmonía cuando sintonizamos con la consciencia inferior.
Pues...no dista demasiado de la Gnosis ni de mis largas explicaciones.

Todo lo que hacemos primero nace de un pensamiento, después experimentamos un sentimiento y finalmente obramos de acuerdo a eso.
Si el disparador de ésta mecánica está en la mente podemos decir que está en el cerebro, si en ese cerebro o mente que Hawkins llama *consciencia* hay una inferior y otra superior pues...ahí estamos coincidiendo cuando les digo que el cerebro posee zonas de las cuales abrevamos y decidimos. Ambas zonas están conectadas a lo invisible, desde donde cada una de ellas se identifica con una de las dos zonas de nuestro cerebro.

El Espíritu que procede del Pleroma es quien conecta con la parte de nuestro cerebro que nos *invita* a buenas actitudes de vida, vibraciones positivas, armonía, y en definitiva. El Alma que procede del Demiurgo es quien conecta con la parte de nuestro cerebro que nos invita a la desarmonía, al error, a lo negativo, a los malos sentimientos, y toda experiencia que se traduce en desgracia, para nosotros y obviamente para terceras personas o seres con los cuales nos relacionamos.
He allí la postura de Hawkins que no difiera de la Gnosis más que en palabras, pero que en definitiva apunta a lo mismo.

Hawkins no habla de algún dios y dice que en última instancia el bien o el mal son una elección de la persona que no logra conectar con la consciencia superior, sin embargo Hawkins no explica de dónde sale esa consciencia superior y se limita a definiciones como *Presencia Divina*-*lo inefable*-*Conocimiento infinito*-, por lo tanto Hawkins sin explicarlo, reconoce a algo superior que está en todo y es un concepto que la Gnosis sí explica.

Es por eso que con ciertas diferencias de conceptos, yo considero que Hawkins no difiere de la Gnosis.
En la sección *comentarios* de la primera entrega de ayer, le respondo al querido Alejandro con muchos más detalles sobre ésta cuestión, donde no cambia el fondo, solo los detalles de ambas visiones, la de Hawkins y la mía en la Gnosis. Puede alguien creer que no hay un dios del error ni hay bien ni hay mal, pues esos detalles se los comparto a Alejandro en mi comentario de respuesta con algún ejemplo como para ver que, con distintos matices, todo apunta a lo mismo.
Si quieren leer nuestros comentarios hacer clic aquí.

Y ahora sí seguimos con la segunda parte de Hawkins;



Al revisarse, más tarde, es capaz de integrar información que puede haberse pasado por alto o puede no haberse comprendido. Con cada exposición a la información se consigue una mayor integración y, por tanto, nuevos atisbos.
El resplandor, la paz, el amor y la profunda compasión y comprensión de la Presencia Divina revelaron la infinita naturaleza de la realidad como la consciencia/Ser, fuente de toda existencia mas allá de todo tiempo, forma, circunstancia o descripción. Innato a la Presencia es un Conocimiento Interior Infinito, Atemporal, que ilumina toda posibilidad, más allá de todo opuesto o causalidad. La revelación se presenta como algo que se explica por si mismo y es obvio, la esencia de toda verdad. 

La totalidad y plenitud del Conocimiento prevalecen más allá del tiempo y esta por tanto siempre presente. Un reflejo de esa presencia es la capacidad para comprender lo incomprensible mediante la auto- revelación de su esencia. Por tanto, todo se muestra como revelado. Lo no manifestado y lo manifestado son uno y lo mismo. La esencia de la verdad es la subjetividad, que trasciende la dualidad y, sin embargo, crea un puente entre ellas. Lleva años perfeccionar ese puente para que se haga posible la comunicación de lo inefable al mundo de las formas.

El modo en que millones de personas, generaciones y culturas enteras, incluso continentes enteros, podían ser tan fácilmente manipulados hasta su propia destrucción se explico mediante el descubrimiento de ese 78 % de la población mundial que se calibra por debajo del nivel de la Integridad en el 200. Además de esta limitación, el nivel de conciencia de la humanidad en su conjunto permaneció en solo 190 sin cambios destacables durante siglos y, hasta que, súbitamente, en 1986, de un salto cruzó la línea crítica de la falsedad a la Integridad y de la Verdad en el 200, hasta su presente nivel en el 207, lo cual indica una progresión hacia la integridad y la verdad.

La Escala Calibrada de la Consciencia, junto a la capacidad de la prueba muscular, proporcionó así un mapa fiable y una brújula para todo aquel que deseara evolucionar espiritualmente o avanzar en su nivel de conciencia. La fuerte programación de la consciencia humana por la negatividad no solo ha significado que un s78 % de la población se mantuviera por debajo del nivel de Integridad en el 200, sino también que solo un 4 % de la población mundial alcance el nivel del Amor en el 500, y solo un 0,4% alcance el nivel de 540, o Amor Incondicional.

Aproximadamente, una de cada diez millones de personas =el 0,000001 %= ha alcanzado el nivel de conciencia de la Iluminación, en el 600, que es el punto de paso de la dualidad a la no dualidad. También es importante darse cuenta de la enorme diferencia de niveles de poder entre los niveles calibrados. 
Debido a que son niveles logarítmicos, incluso unos pocos puntos de diferencia son muy significativos. 

Si el método de la prueba muscular y la Escala de Conciencia se utilizan para elucidar los puntos de apoyo de la gran barrera de la dualidad que surge de la percepción, la cual a su vez surge del posicionamiento, caería el velo que oculta la luz de la verdad. La Divinidad está presente en todas partes, pero esta oscurecida por la identificación con la mente y el cuerpo.
Históricamente, se puede ver que la humanidad se comporta ciegamente, al igual que lo hacían los navíos en los océanos inexplorados, sin brújula ni mapas. A lo largo de la historia, centenares de millones de personas se han extraviado por falta de una sencilla técnica que les permitiera superar la incapacidad de la mente para distinguir un cordero de un lobo con piel de cordero.

Naciones enteras han sucumbido, civilizaciones enteras han desaparecido por seguir propagandas, slogans y sistemas de creencias que habrían quedado al descubierto cuando la prueba muscular te hubiera debilitado. Aunque esta técnica puede parecer simple y burda, también lo fue el descubrimiento del imán en el dispositivo de la brújula. Hoy, la mayoría de la población mundial debe su supervivencia a cosas que en algún momento se creyeron poco científicas y burdas, como por ejemplo al vulgar crecimiento del moho en una cubeta que, según se pudo observar, era capaz de matar a las bacterias. 

Este pequeño descubrimiento llevo a los antibióticos y, de ahí, a una mejora en la salud del género humano y a una mayor expectativa de longevidad. El buscador ingenuo es una presa fácil para cualquiera que aspire a captar prosélitos para su ideología, influyendo simplemente a través de su número, de la persuasión o el carisma. La presión de los semejantes también se impone en la persona crédula, de manera que encontrar el camino de uno a través de la maleza de tantas enseñanzas religiosas y supuestamente espirituales se convierte en una tarea peligrosa y problemática.

Para no seguir ciegamente a las multitudes de devotos, hace falta bastante convicción interior y sentido de la orientación, dado que el instinto de rebaño es fuerte. Seguramente, tu propia mente te dice: ¿Tantos millones de personas no pueden estar equivocadas, ni pueden dejarse engañar tan fácilmente?. Para encontrar respuesta a esta paradoja, no tenemos más que examinar la composición de esas multitudes de fervientes creyentes. Ese error humano no solo es posible, sino cierto y probable, y se vuelve evidente si tenemos en cuenta el hecho de que el setenta y ocho por ciento de la población mundial calibra por debajo del nivel de 200, el nivel de Verdad e Integridad.

La respuesta de la prueba muscular viene determinada únicamente por la respuesta de la conciencia universal ante la verdad o la falsedad. Sobre una escala arbitraria , lo que hace que uno de una respuesta de fortaleza se calibra en el nivel de 200. Lo que es falso o destructivo calibra por debajo de 200. =Del 0 al 200, uno descubre los niveles de la Vergüenza, la Culpa, el Remordimiento, el Miedo, el Odio, la Codicia, el Orgullo, la Avaricia, la Ira, etc.=

En el nivel de la Verdad y la Integridad, el cuerpo da respuestas de fortaleza, y estos niveles ascienden a través del Coraje, la Neutralidad, la Voluntad, la Capacidad, el Amor, la Alegría y la Paz. Los niveles positivos entonces son calibrados por encima del 200 hasta un posible 1.000. El Amor esta en el 500, el Intelecto esta en los 400s, y la Capacidad y la Voluntad se hallan en los 300s. El hecho de que el setenta y ocho por ciento de la humanidad calibre por debajo de 200 significa que la mayor parte de la sociedad asume que la falsedad es verdad. 

Solo el quince por ciento de la población mundial es capaz de comprender lo que es la verdad, y de ellos, solo el cuatro por ciento de la humanidad calibra en el 500 o más, que es el nivel del Amor. Más arriba en la escala, el número de personas que se encuentra en esta cúspide de la pirámide de la humanidad disminuye rápidamente. La Iluminación calibra en el 600, donde la dualidad se disuelve en no dualidad. Los 700s constituyen la esfera de los grandes maestros espirituales, los gurús y los Santos. Muy pocos pueden ser identificados con los 800s y 900s. El campo de energía en el 1.000 es el máximo que puede tolerar el cuerpo humano y el sistema nervioso, y es el nivel de los grandes avatares de la historia.

Clásicamente, la búsqueda espiritual se ha comparado con un camino, un viaje o una aventura. Desgraciadamente, el buscador ingenuo no suele estar preparado para tan difícil viaje sin las herramientas adecuadas. En el mundo ordinario, dependemos de muchas medidas de seguridad. Llevamos cinturones de seguridad, nos vacunamos frente a las enfermedades infecciosas y aceptamos que existen peligros de los cuales guardarnos y a los cuales superar. Así, la precaución viene de la sabiduría, no del miedo. La prudencia requiere que seamos conscientes de las trampas que hay que evitar. 

Si fuera fácil llegar a la iluminación, esta sería un fenómeno común. Sin embargo, estadísticamente, las probabilidades son inferiores a uno entre diez millones. También hay que tener en cuenta la idea común a muchos buscadores de que solo hay dos alternativas, o la iluminación o el penoso cenagal del ego. En realidad, cada paso que se da trae nuevos trabajos y un salto de conciencia que se calibra incluso solo unos cuantos puntos por encima en la Escala de la Conciencia. Pero, debido a que se trata de un salto logarítmico, ese paso adelante puede proporcionar una mayor felicidad y acuerdo. A medida que se avanza, la confianza en si mismo reemplaza al miedo, el bienestar emocional reemplaza a la angustia, y el confort y la calidad de vida mejoran.

A menos que uno haya caído sin intentarlo y sin esfuerzo previo en un estado de iluminación de la conciencia, tal como ocurrió con algunos Santos como Ramana Maharshi durante su adolescencia, la ruta más común es comenzar por desear el estado iluminado. Buda decía que aquellos que oyen hablar y saben de la iluminación ya nunca se sentirán satisfechos con ninguna otra cosa y que, por tanto, el final es seguro. A veces, el buscador se esfuerza mucho y pone gran perseverancia en su empeño, tras lo cual llega el desanimo. En este estadio, el ego asume que hay un ¿Yo? que está buscando un ¿eso? =el estado de iluminación=, y por lo tanto intenta redoblar sus esfuerzos. 

Tradicionalmente, los caminos a Dios han sido a través del corazón =el amor, la devoción, el servicio desinteresado, la entrega, el culto y la adoración= o a través de la mente =Advaita, o camino de la no dualidad=. Cada camino puede parecer más cómodo en un momento u otro, o pueden alternarse en el énfasis que se pone en ellos. Sea cual sea el camino, el obstáculo estriba en considerar que es un yo personal, o un ¿Yo? o un ego el que está haciendo el esfuerzo o buscando, o que se volverá iluminado. Es más sencillo darse cuenta de que no hay tal ego o una identidad del ¿Yo? que esté haciendo o buscando, sino que es un aspecto impersonal de la conciencia el que lleva a cabo la exploración y la búsqueda.

Gilgamesh***

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