***Bella última noche de Julio para todos.
Desde que inicié esta larga zaga de homenajes y que recién empieza y ya van 21 ciudades, llegó el turno de *Paraná*, la querida Paraná, en la Provincia hermana y vecina de Entre Ríos.
Paraná es una ciudad muy ligada a mi afecto ya que la he visitado en varias oportunidades, desde tiempos de estudiante primario, secundario, de soltero, y ya de veterano en familia, también por cuestiones laborales.
Amo Paraná, una ciudad del tamaño y población ideal para quienes como yo vivimos en urbes grandes, y buscamos sentirnos *como en casa* ya que Paraná al igual que mi ciudad de Rosario reposan sus costas sobre el enorme Río Paraná y sus Islas.
La diferencia radica en que Paraná conserva aún esa tranquilidad que un día las ciudades pierden cuando crecen y se contaminan de excesiva modernidad que pasa por encima del necesario respeto de lo natural.
Tal el caso del precioso Parque Urquiza que desde altas barrancas tapiza de verde y de escalerillas la pendiente hasta la costa que es besada por el gran Río.
Gente buena la entrerriana, y las y los paranaenses de una hospitalidad y costumbres que se han ido perdiendo.
Algunos modernos edificios se han permitido contrastar con lo sencillo de Paraná, que guarda aún un puñado de sitios emblemáticos de su jóven y a la vez vieja historia, y ha preponderado la vivienda residencial, sin demasiadas estridencias ni derroches de lujo y modernidad.
Cuenta además con un privilegio que comparte con la Ciudad de Santa Fé, capital de mi Provincia, hablo del *Túnel subfluvial*, algo que mostrado en fotos no diría nada, pero que es un verdadero prodigio.
El Túnel es un corredor subterráneo-subfluvial, es decir bajo el lecho del Río Paraná, a unos 30 metros de profundidad, con una longitud de 3.480 metros que une a Paraná capital de Entre Ríos con la capital de Santa Fé que lleva ese mismo nombre.
Es increíble cuando uno cruza el túnel...si tuviera real dimensión de que por encima está semejante inmensidad y presión de agua...uno lo pensaría dos veces...jeje, lo cierto es que el Túnel Subfluvial constituyó el primer nexo efectivo de comunicación entre la Mesopotamia argentina y el resto del país.
Se estima que transitan por él diariamente unos 10.000 vehículos, su construcción comenzó meses antes de que yo naciera...jeje...o sea que podría decir que soy tan viejo como el Túnel Subfluvial.
Ni hablar de los campings en Paraná, un desenchufe total y necesario en contacto con el río y la naturaleza.
-Paraná es la ciudad capital de la provincia de Entre Ríos, Argentina.
Se ubica al oeste de la provincia, al este del río Paraná. Administrativamente es un municipio cabecera del departamento Paraná, comprende un área rural y la localidad del mismo nombre dentro del aglomerado Gran Paraná en el distrito Sauce.
Desde 2009 existe una zonificación de la ciudad, a través de cuatro unidades relativamente autónomas.
Posee 137 km² y una población de 247.863 habitantes siendo la ciudad más poblada de la provincia y la decimocuarta a nivel nacional.
Además, es el principal componente del aglomerado llamado Gran Paraná.
Junto al Gran Santa Fe conforman un área urbana de más de 1.000.000 habitantes, unidas por el túnel subfluvial Raúl Uranga-Carlos Sylvestre Begnis.
Paraná fue formándose en la época de la colonización española, pero no fue fundada como ciudad, sino que su poblamiento fue gradual.
Entre 1853 y 1861 fue la capital de la Confederación Argentina.
Las barrancas parquizadas, como el Parque Urquiza, son una de las características singulares de Paraná, que tiene una estrecha relación con el río que le da nombre.
El topónimo de la ciudad proviene del río Paraná en cuya orilla se encuentra.
Originariamente denominada *Bajada del Paraná*, se convirtió al fundarse la villa en *Villa Nuestra Señora del Rosario de la Bajada del Paraná*.
Más tarde, esta denominación se olvidó y pasó a llamarse *Villa del Paraná*, y luego *Ciudad del Paraná*.
Inevitablemente se simplificó a *Paraná*.
La ciudad surgió en el siglo XVII cuando vecinos de Santa Fe se establecieron en la otra orilla del río Paraná.
La población del lugar fue desarrollándose lentamente adquiriendo cierto acrecentamiento, tanto en la zona ribereña cercano al antiguo desembarcadero, como en los campos que se extendían bordeando el río Paraná, sin que se realizarán las ceremonias acostumbradas al fundarse una ciudad hispana;
no hubo elección previa del terreno, careció del rollo de la justicia y del acta fundacional;
pero las condiciones eran propicias para el poblamiento;
había abundante ganado cimarrón, el suelo era fértil, no faltaba agua, ni leña, y por el momento se mantenía una relativa paz con los pueblos originarios.
La capilla era el eje de la población y dado el incremento de ésta, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires la transformó en Parroquia bajo la advocación de la Virgen del Rosario el 23 de octubre de 1730.
A falta de una fundación formal, esta fecha se considera como inicio de la cronología oficial.
El 25 de junio de 1813 alcanzó la categoría de villa y es denominada Paraná, en 1822 es designada capital de la Provincia de Entre Ríos y es elevada al rango de ciudad el 26 de agosto de 1826.
Entre el 24 de marzo de 1854 y el 2 de diciembre de 1861, Paraná fue capital de la Confederación Argentina hasta que Buenos Aires es designada capital del país en 1862. En 1883 con la reforma de la Constitución Provincial, Paraná recuperó el carácter de capital provincial, que había obtenido en 1822.
La ciudad mezcla edificios de numerosas épocas y estilos.
Su palacio municipal de líneas europeas, uno de los más bellos del país, el Teatro Municipal 3 de Febrero de estilo ecléctico, la Casa de Gobiernorenacentista italiano, junto con las modernas torres que se levantan en cercanías del Parque Urquiza, zona centro y amplias avenidas y boulevares.
El exuberante entorno natural contribuye al desarrollo turístico.
Un cuidado y extenso parque, el Parque Urquiza, comunica la ribera baja del río con la elevada ciudad ubicada sobre las barrancas, cual balcón al río.
De importancia son también el Parque Nuevo, con una gran vegetación autóctona y un entorno completamente natural, con senderos que se internan en la espesura del salvaje monte.
Debido a la elevada posición de la ciudad =unos 50 metros de altura promedio sobre el río= se tienen hermosas vistas desde diferentes puntos de la misma.
Sus playas son unos de los puntos turísticos más concurridos en la ciudad, su activa peatonal ubicada en el centro de la ciudad tiene un gran aporte a la misma ya sea por sus centros comerciales como por sus Bancos instalados en esta zona.
La plaza 1º de mayo es la plaza principal de la ciudad de Paraná.
Alrededor de ésta se encuentran numerosos edificios de importancia:
la Catedral de Paraná, el palacio municipal, el edificio del correo, la sede del Banco de Entre Ríos, la escuela normal José María Torres, el colegio del Huerto sede del congreso de la Confederación Argentina, además de negocios, comedores y hoteles.
En el lugar que actualmente se ubica la plaza fue construido un fuerte que servía de protección frente a los indígenas.
¡¡¡ Muchas gracias lectorxs de Paraná !!!
Fuerte abrazo.
Próximo aterrizaje;
Azkoitia-País Vasco-España.
Gilgamesh***
Fuentes;
-parana
-paranaturismo
-wikipedia
-turismoentrerios
miércoles, 31 de julio de 2019
* Gracias Paraná-Entre Ríos *
Publicado por
Gilgamesh
en
22:22
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PARANÁ
* Lejos del ideal; mindfulness *
***Feliz último día de don Julio para todos.
Para entender muchas cosas es bueno el ejercicio de *ponerse en la piel del otro*.
Lo vamos a hacer pero vaya piel en la que nos vamos a meter..., en la de un arconte.
No será para experimentar lo que él experimenta sino para descubrir cómo nos piensa y cómo actúa para aprovechar nuestras debilidades.
Bien sabe el arconte que el objetivo es que no tomemos consciencia de su existencia ni de la clase de manicomio que han creado para nosotros.
Sabe el arconte que algunos seres pueden llegar a obtener cierto grado de consciencia ante lo cual hay que mantenerlos distraídos, y en última instancia hacerles creer que están despiertos mientras siguen bien dormidos.
Ya desde niños nos han inducido a la distracción vía *lo misterioso*, amamos el misterio y nos dejamos adormecer por él, total...nunca lo vamos a desentramar más allá de que además, nunca se puede probar absolutamente nada.
Pero cuidado, nos atormentan, claro que sí, disfrutan, se nutren de nuestros sentimientos especialmente cuando son negativos, violentos, odiosos, también cuando estamos destrozados ante las adversidades, que sería largo enumerar ya que la vida está plagada de ellas, pero...no son tan tontos como para perdernos fácilmente.
Cuando un individuo ya se considera incapaz de sobrellevar el dolor puede decidir quitarse la vida, y si bien esa decisión no soluciona jamás su drama sino que lo empeora para el próximo reciclaje que le asignen, perder un muñeco repentinamente al arconte no le agrada.
Entonces, decía...*ojo* no son tan tontos, y he allí que aparecen todas esas disciplinas =y son muchas=que te hacen creer que podés *vivir mejor*, evadirte del dolor que el arconte transforma en alimento, pero en realidad cambia de alimento, porque en esa aparente solución que encontrás mediante tal o cual disciplina, comenzás a generar otros tipos de manjares, como el individualismo, la anomia, el yoísmo, y esos manjares también son del agrado del arconte.
El arconte te quiere violento pero no contra los verdugos, despierto y hábil pero para generar cosas malas y negativas, nunca altruístas.
Cuando considerás que el problema no es el manicomio sino vos...., chau...
Y es muy hábil el recurso porque como siempre, el artificio está compuesto de una mezcla de verdades con mentiras, lo cual no permite que dilucidemos el trasfondo y creamos que estamos en un nivel superior al resto y por ende nosotros nos salvamos y que el resto se las arregle.
Cuando te creíste que cambiando tu forma de pensar has adquirido el cielo, el mundo sigue siendo como siempre, algo que sigue ahí afuera, desconociendo que aunque te aísles...seguís formando parte de él.
El mundo no va a cambiar por lo que nosotros hagamos, es una verdad, pero el mundo sí que cambia cuando cada uno hace algo, y si de 70000 millones que somos hay millones que hacen algo..aunque no sepan que están trabajando juntos por una buena causa, logran cambiar cosas.
Un claro ejemplo es el más reciente, el de Puerto Rico.
Se pusieron de acuerdo sin ignorarse individualmente, y el producto resultó en la concreción de lo que anhelaban.
Si cada uno de quienes lucharon por esa causa se hubiera dedicado a introyectarse como solución...nada de lo ocurrido habría sucedido.
¿Cambiaron el mundo? pues no, pero vaya si cambiaron algo que es su pequeño mundo donde se identifican como *ciudadanos* o *habitantes* de un país.
Más o menos así es la cosa si lo pensamos desde lo individual, al arconte no le conviene que nos sintamos *unidos* en un ideal, y para desprestigiar el concepto de *ideal*, nos han inculcado el concepto de *utopía*, ante lo cual los utópicos serán cada vez menos, más solitarios, mientras del otro lado quienes sólo piensan en sí mismos creerán salvarse solos mediante éstas nuevas técnicas artificiosas que pretenden ciertamente, que no alcancemos nuestros ideales.
Un individuo =absolutamente todos= vivimos en sociedad, por lo tanto el pretendido aislamiento de *lo social* o *del mundo* es lo que quiere el arconte cuando nos regala éstas nuevas *disciplinas* que tienen una fragancia maravillosa y que solemos comprar tontamente, hasta que en algún momento una vez más, la vida nos pone enfrente otra nueva adversidad.
Creer entonces que porque el mundo no tiene arreglo y es como es yo no voy a hacer absolutamente nada contra un imposible y, entonces me voy a dedicar a *salvarme* yo solo metiendo la cabeza bajo la tierra como el avestruz pensando que así todo es menos doloroso......, estoy entonces cumpliendo con el objetivo del arconte, porque cuantos más individuos se *individualicen* y se *autorestrinjan* de su propia narturaleza que es precisamente *convivir* con otros individuos...la utopía será la burla de quienes han perdido sus ideales.
Quien abandona los ideales...se inventa un mundo cómodo y a su medida, su ideal es su individualismo, y quien es individualista deja de ser un sujeto social útil para la causa de que éste mundo no sea aún peor de lo que ya es.
A eso apunta el arconte, no sólo a destruir nuestra existencia individual sino además a destruir algo llamado *tejido social*, que si se teje...dificulta el banquete del arconte.
Si cada hilo comienza a entrelzarse con el otro y así miles y miles, se forma una red de ideales comunes que es capaz de atrapar a éstas tulpas mentales que subsisten principalmente DESORGANIZÁNDONOS.
Entonces *tomar conciencia* o *despertarse* tiene un componente individual como *gatillo* que tras percutar o percutir debe disparar la reflexión sobre la necesidad de ideales, imposibles de hacer cambiar algo si excluímos a *los otros.
Cuando se convoca a una marcha de protesta, por ejemplo, éstas fracasan cuando cada uno dice *no voy porque no va a ir nadie*.
Ésto vendría a ser igual a decidir no comer, no beber, no respirar si total...voy a morir indefectiblemente.
No hemos venido aquí para evitar morir como meta principal porque ya estamos muertos desde que nacemos, pues entonces si nos han metido en una pesadilla, se la vamos a poner difícil...
Y eso no ocurrirá si seguimos jugando el juego que quiere el arconte;
-Según sus patrocinadores, estamos en medio de una *revolución de la conciencia*.
Jon Kabat-Zinn, recientemente apodado el *padre del mindfulness*, llega a proclamar que estamos al borde de un renacimiento global, y que el mindfulness puede ser realmente la única esperanza que la especie y el planeta tienen para sobrevivir los próximos doscientos años.
¿En serio?
¿Una revolución?
¿Un renacimiento global?
¿Qué es exactamente lo que ha sido volcado o transformado radicalmente para obtener un estatus tan grandioso?
La última vez que vi las noticias, Wall Street y las corporaciones seguían haciendo negocios como de costumbre, los intereses especiales y la corrupción política seguían sin control, y las escuelas públicas seguían sufriendo de falta de fondos y negligencia masiva.
La concentración de la riqueza y la desigualdad se encuentra ahora en niveles sin precedentes.
El encarcelamiento masivo y el hacinamiento en las cárceles se han convertido en una nueva plaga social, mientras que los disparos indiscriminados de la policía contra los afroamericanos y la demonización de los pobres siguen siendo moneda corriente.
El imperialismo militarista de Estados Unidos continúa extendiéndose, y los desastres inminentes del calentamiento global ya se están mostrando de manera más evidente.
En este contexto, la arrogancia y la ingenuidad política de las porristas de la *revolución* consciente es asombrosa.
Parecen tan enamorados de hacer el bien y de salvar al mundo que estos verdaderos creyentes, no importa cuán sinceros sean, sufren de una enorme ceguera.
Parecen no tener en cuenta el hecho de que, con demasiada frecuencia, la atención se ha reducido a una técnica de autoayuda mercantil e instrumental que, sin saberlo, refuerza los imperativos neoliberales.
Para Kabat-Zinn y sus seguidores, los culpables de los problemas de una sociedad disfuncional son los individuos descerebrados y inadaptados, y no los marcos políticos y económicos en los que se ven obligados a actuar.
Al transferir la carga de la responsabilidad de la gestión de su propio bienestar a los individuos, y al privatizar y patologizar el estrés, el orden neoliberal ha sido una bendición para la industria del mindfulness, que ahora se cotiza en 1.100 millones de dólares.
El mindfulness ha surgido como una nueva religión del *yo*, libre de las cargas de la esfera pública.
La revolución que proclama no ocurre en las calles o a través de la lucha colectiva y las protestas políticas o las manifestaciones no violentas, sino en las cabezas de individuos atomizados.
Un mensaje recurrente es que el hecho de que no prestemos atención al momento presente =que nos perdamos en reflexiones mentales y en vagar por la mente= es la causa subyacente de nuestra insatisfacción y angustia.
Kabat-Zinn lleva esto un paso más allá.
Afirma que nuestra sociedad entera está sufriendo de un desorden de atención generalizado.
Aparentemente, el estrés y el sufrimiento social no son el resultado de desigualdades masivas, prácticas empresariales nefastas o corrupción política, sino de una crisis dentro de nuestras cabezas, lo que él llama una *enfermedad del pensamiento*.
En otras palabras, el capitalismo en sí mismo no es intrínsecamente problemático;
más bien, el problema es la incapacidad de los individuos para ser conscientes y resistentes en una economía precaria e incierta.
Y no es de extrañar que los mercaderes atentos tengan justo los bienes que necesitamos para ser capitalistas atentos y contentos.
El mindfulness, la psicología positiva, y la industria de la felicidad comparten un núcleo común en términos de despolitización del estrés.
La ubicuidad de la retórica individualista del estrés =con su mensaje cultural subyacente de que el estrés es un hecho= debería hacernos sospechar.
Como señala Mark Fisher en su libro *Realismo capitalista*, la privatización del estrés ha llevado a una *destrucción casi total del concepto de lo público*.
El estrés, nos dicen los apologistas del mindfulness, es una influencia nociva que destroza nuestras mentes y cuerpos, y depende de nosotros como individuos el *estar atentos* y *ser conscientes*.
Es una proposición seductora que tiene potentes efectos de verdad.
En primer lugar, estamos condicionados a aceptar el hecho de que hay una epidemia de estrés y que es simplemente una fatalidad de la era moderna.
Segundo, como el estrés es supuestamente omnipresente, es nuestra responsabilidad como sujetos estresados manejarlo, controlarlo y adaptarlo consciente y vigilantemente a los esclavos de una economía capitalista.
La atención se centra en esta vulnerabilidad y, al menos en la superficie, aparece como una técnica benigna para el auto-empoderamiento.
Pero en su libro *Una nación bajo estrés: El problema del Estrés como Concepto*, Dana Becker señala que el concepto de estrés oscurece y oculta los problemas sociales al individualizarlos de manera que perjudican más a aquellos que tienen menos que ganar con el status quo.
De hecho, Becker ha acuñado el término estresismo para describir la creencia actual de que las tensiones de la vida contemporánea son principalmente problemas del estilo de vida individual que deben resolverse mediante el control del estrés, en oposición a la creencia de que estas tensiones están vinculadas a las fuerzas sociales y necesitan resolverse principalmente mediante medios sociales y políticos.
Al ingerir de manera acrítica las premisas culturales del estresismo, el movimiento del mindfulness se ha promovido a sí mismo como un remedio científico.
Pero el foco sigue estando puesto en el individuo que espera que sane la llamada *enfermedad del pensamiento* de la civilización moderna.
Se nos dice que, al practicar el mindfulness, podemos cambiar hábilmente nuestro frenético modo de hacer a un modo de ser más armonioso, aprendiendo a soltar y a fluir en situaciones estresantes.
El mindfulness es la nueva inmunización, una vacuna mental que supuestamente puede ayudarnos a prosperar en medio del estrés de la vida moderna.
Depende de nosotros convertirnos en lo que Tim Newton ha llamado *individuos en forma contra el estrés*.
El mindfulness se comercializa a menudo como una forma de mejorar nuestra productividad, una técnica útil para desarrollar la aptitud mental necesaria para que podamos convertirnos en trabajadores más productivos y eficaces.
No es coincidencia que el lema de la aplicación de meditación más exitosa de mindfulness, Headspace, sea una *membresía de gimnasio para la mente*.
La máxima de este movimiento es *vivir el presente*.
Para los devotos conscientes, el cambio social y político depende de la fantasía de convertir a las masas distraídas para que sigan este consejo y vivan conscientes.
El fetiche del presente auspiciado por el mindfulness es una práctica que cultiva la amnesia social, fomentando el olvido colectivo de la memoria histórica y, al mismo tiempo, excluyendo eficazmente la imaginación utópica.
Este momentismo actual aparece, al menos en la superficie, como un solvente terapéutico para todos nuestros problemas, haciendo más soportable nuestra situación actual.
Pero esta capacidad de soportar el status quo equivale a un retiro permanente al refugio psíquico contra bombardeos de ahora, una especie de enterrar la cabeza en la arena, que actúa como un paliativo desinfectado para los sujetos neoliberales que han perdido la esperanza al pensar alternativas al capitalismo.
El movimiento mindfulness opera en resonancia con lo que Eric Cazdynen su libro, *The Already Dead: The New Time of Politics, Culture and Illness*, caracteriza como *la nueva crónica*.
Cazdyn explica que la nueva crónica extiende el presente hacia el futuro, enterrando en el proceso la fuerza de lo terminal, haciendo que parezca que el presente nunca terminará.
Solo tienes que estar en el momento presente y todo estará bien.
Viviendo conscientemente, podemos continuar nuestras vidas aplazando, evadiendo y reprimiendo cualquier crisis en curso.
La falsa revolución de la conciencia proporciona una forma de enfrentar sin cesar los problemas del capitalismo refugiándose en la fragilidad del momento presente;
la nueva crónica nos deja conscientes de mantener el statu quo.
Se trata de un optimismo cruel que anima a conformarse con una pasividad política resignada.
El mindfulness se convierte entonces en una forma de manejar, naturalizar y perdurar los sistemas tóxicos, en lugar de convertir el cambio personal en un cuestionamiento crítico de las condiciones históricas, culturales y políticas que son responsables del sufrimiento social.
Pero nada de esto significa que la conciencia debe ser prohibida, o que cualquiera que la encuentre útil sea engañado.
Hay formas emergentes de conciencia social y cívica que evitan esta trampa.
Estos métodos se están liberando del enfoque biomédico en la patología individual al integrar el activismo por la justicia social con la investigación contemplativa, cultivando el pensamiento crítico en lugar de la separación sin prejuicios.
Los innovadores en este campo están reescribiendo los planes de estudio de mindfulness mediante el empleo de pedagogías críticas y anti opresivas.
Por ejemplo, Beth Berila ha desarrollado métodos de atención plena que ayudan a los practicantes a descubrir cómo han interiorizado la opresión, así como formas de desmantelar y desaprender el privilegio.
Mushim Patricia Ikeda, junto con los maestros del Centro de Meditación de East Bay, ha desarrollado numerosos programas que conectan las preocupaciones por la justicia social con las enseñanzas budistas sobre la interdependencia, a fin de fomentar la solidaridad y el activismo comprometido con la causa.
Y la Red de Mindfulness y Cambio Social del Reino Unido está experimentando con prácticas de mindfulness que abordan cuestiones sociales, políticas y ambientales.
Cuando reconocemos que el descontento, la ansiedad y el estrés no son solo culpa nuestra, sino que están relacionados con causas estructurales, la atención se convierte en combustible para encender la resistencia.
Fuerte abrazo
Gilgamesh***
Fuentes;
-opendemocracy
Para entender muchas cosas es bueno el ejercicio de *ponerse en la piel del otro*.
Lo vamos a hacer pero vaya piel en la que nos vamos a meter..., en la de un arconte.
No será para experimentar lo que él experimenta sino para descubrir cómo nos piensa y cómo actúa para aprovechar nuestras debilidades.
Bien sabe el arconte que el objetivo es que no tomemos consciencia de su existencia ni de la clase de manicomio que han creado para nosotros.
Sabe el arconte que algunos seres pueden llegar a obtener cierto grado de consciencia ante lo cual hay que mantenerlos distraídos, y en última instancia hacerles creer que están despiertos mientras siguen bien dormidos.
Ya desde niños nos han inducido a la distracción vía *lo misterioso*, amamos el misterio y nos dejamos adormecer por él, total...nunca lo vamos a desentramar más allá de que además, nunca se puede probar absolutamente nada.
Pero cuidado, nos atormentan, claro que sí, disfrutan, se nutren de nuestros sentimientos especialmente cuando son negativos, violentos, odiosos, también cuando estamos destrozados ante las adversidades, que sería largo enumerar ya que la vida está plagada de ellas, pero...no son tan tontos como para perdernos fácilmente.
Cuando un individuo ya se considera incapaz de sobrellevar el dolor puede decidir quitarse la vida, y si bien esa decisión no soluciona jamás su drama sino que lo empeora para el próximo reciclaje que le asignen, perder un muñeco repentinamente al arconte no le agrada.
Entonces, decía...*ojo* no son tan tontos, y he allí que aparecen todas esas disciplinas =y son muchas=que te hacen creer que podés *vivir mejor*, evadirte del dolor que el arconte transforma en alimento, pero en realidad cambia de alimento, porque en esa aparente solución que encontrás mediante tal o cual disciplina, comenzás a generar otros tipos de manjares, como el individualismo, la anomia, el yoísmo, y esos manjares también son del agrado del arconte.
El arconte te quiere violento pero no contra los verdugos, despierto y hábil pero para generar cosas malas y negativas, nunca altruístas.
Cuando considerás que el problema no es el manicomio sino vos...., chau...
Y es muy hábil el recurso porque como siempre, el artificio está compuesto de una mezcla de verdades con mentiras, lo cual no permite que dilucidemos el trasfondo y creamos que estamos en un nivel superior al resto y por ende nosotros nos salvamos y que el resto se las arregle.
Cuando te creíste que cambiando tu forma de pensar has adquirido el cielo, el mundo sigue siendo como siempre, algo que sigue ahí afuera, desconociendo que aunque te aísles...seguís formando parte de él.
El mundo no va a cambiar por lo que nosotros hagamos, es una verdad, pero el mundo sí que cambia cuando cada uno hace algo, y si de 70000 millones que somos hay millones que hacen algo..aunque no sepan que están trabajando juntos por una buena causa, logran cambiar cosas.
Un claro ejemplo es el más reciente, el de Puerto Rico.
Se pusieron de acuerdo sin ignorarse individualmente, y el producto resultó en la concreción de lo que anhelaban.
Si cada uno de quienes lucharon por esa causa se hubiera dedicado a introyectarse como solución...nada de lo ocurrido habría sucedido.
¿Cambiaron el mundo? pues no, pero vaya si cambiaron algo que es su pequeño mundo donde se identifican como *ciudadanos* o *habitantes* de un país.
Más o menos así es la cosa si lo pensamos desde lo individual, al arconte no le conviene que nos sintamos *unidos* en un ideal, y para desprestigiar el concepto de *ideal*, nos han inculcado el concepto de *utopía*, ante lo cual los utópicos serán cada vez menos, más solitarios, mientras del otro lado quienes sólo piensan en sí mismos creerán salvarse solos mediante éstas nuevas técnicas artificiosas que pretenden ciertamente, que no alcancemos nuestros ideales.
Un individuo =absolutamente todos= vivimos en sociedad, por lo tanto el pretendido aislamiento de *lo social* o *del mundo* es lo que quiere el arconte cuando nos regala éstas nuevas *disciplinas* que tienen una fragancia maravillosa y que solemos comprar tontamente, hasta que en algún momento una vez más, la vida nos pone enfrente otra nueva adversidad.
Creer entonces que porque el mundo no tiene arreglo y es como es yo no voy a hacer absolutamente nada contra un imposible y, entonces me voy a dedicar a *salvarme* yo solo metiendo la cabeza bajo la tierra como el avestruz pensando que así todo es menos doloroso......, estoy entonces cumpliendo con el objetivo del arconte, porque cuantos más individuos se *individualicen* y se *autorestrinjan* de su propia narturaleza que es precisamente *convivir* con otros individuos...la utopía será la burla de quienes han perdido sus ideales.
Quien abandona los ideales...se inventa un mundo cómodo y a su medida, su ideal es su individualismo, y quien es individualista deja de ser un sujeto social útil para la causa de que éste mundo no sea aún peor de lo que ya es.
A eso apunta el arconte, no sólo a destruir nuestra existencia individual sino además a destruir algo llamado *tejido social*, que si se teje...dificulta el banquete del arconte.
Si cada hilo comienza a entrelzarse con el otro y así miles y miles, se forma una red de ideales comunes que es capaz de atrapar a éstas tulpas mentales que subsisten principalmente DESORGANIZÁNDONOS.
Entonces *tomar conciencia* o *despertarse* tiene un componente individual como *gatillo* que tras percutar o percutir debe disparar la reflexión sobre la necesidad de ideales, imposibles de hacer cambiar algo si excluímos a *los otros.
Cuando se convoca a una marcha de protesta, por ejemplo, éstas fracasan cuando cada uno dice *no voy porque no va a ir nadie*.
Ésto vendría a ser igual a decidir no comer, no beber, no respirar si total...voy a morir indefectiblemente.
No hemos venido aquí para evitar morir como meta principal porque ya estamos muertos desde que nacemos, pues entonces si nos han metido en una pesadilla, se la vamos a poner difícil...
Y eso no ocurrirá si seguimos jugando el juego que quiere el arconte;
-Según sus patrocinadores, estamos en medio de una *revolución de la conciencia*.
Jon Kabat-Zinn, recientemente apodado el *padre del mindfulness*, llega a proclamar que estamos al borde de un renacimiento global, y que el mindfulness puede ser realmente la única esperanza que la especie y el planeta tienen para sobrevivir los próximos doscientos años.
¿En serio?
¿Una revolución?
¿Un renacimiento global?
¿Qué es exactamente lo que ha sido volcado o transformado radicalmente para obtener un estatus tan grandioso?
La última vez que vi las noticias, Wall Street y las corporaciones seguían haciendo negocios como de costumbre, los intereses especiales y la corrupción política seguían sin control, y las escuelas públicas seguían sufriendo de falta de fondos y negligencia masiva.
La concentración de la riqueza y la desigualdad se encuentra ahora en niveles sin precedentes.
El encarcelamiento masivo y el hacinamiento en las cárceles se han convertido en una nueva plaga social, mientras que los disparos indiscriminados de la policía contra los afroamericanos y la demonización de los pobres siguen siendo moneda corriente.
El imperialismo militarista de Estados Unidos continúa extendiéndose, y los desastres inminentes del calentamiento global ya se están mostrando de manera más evidente.
En este contexto, la arrogancia y la ingenuidad política de las porristas de la *revolución* consciente es asombrosa.
Parecen tan enamorados de hacer el bien y de salvar al mundo que estos verdaderos creyentes, no importa cuán sinceros sean, sufren de una enorme ceguera.
Parecen no tener en cuenta el hecho de que, con demasiada frecuencia, la atención se ha reducido a una técnica de autoayuda mercantil e instrumental que, sin saberlo, refuerza los imperativos neoliberales.
Para Kabat-Zinn y sus seguidores, los culpables de los problemas de una sociedad disfuncional son los individuos descerebrados y inadaptados, y no los marcos políticos y económicos en los que se ven obligados a actuar.
Al transferir la carga de la responsabilidad de la gestión de su propio bienestar a los individuos, y al privatizar y patologizar el estrés, el orden neoliberal ha sido una bendición para la industria del mindfulness, que ahora se cotiza en 1.100 millones de dólares.
El mindfulness ha surgido como una nueva religión del *yo*, libre de las cargas de la esfera pública.
La revolución que proclama no ocurre en las calles o a través de la lucha colectiva y las protestas políticas o las manifestaciones no violentas, sino en las cabezas de individuos atomizados.
Un mensaje recurrente es que el hecho de que no prestemos atención al momento presente =que nos perdamos en reflexiones mentales y en vagar por la mente= es la causa subyacente de nuestra insatisfacción y angustia.
Kabat-Zinn lleva esto un paso más allá.
Afirma que nuestra sociedad entera está sufriendo de un desorden de atención generalizado.
Aparentemente, el estrés y el sufrimiento social no son el resultado de desigualdades masivas, prácticas empresariales nefastas o corrupción política, sino de una crisis dentro de nuestras cabezas, lo que él llama una *enfermedad del pensamiento*.
En otras palabras, el capitalismo en sí mismo no es intrínsecamente problemático;
más bien, el problema es la incapacidad de los individuos para ser conscientes y resistentes en una economía precaria e incierta.
Y no es de extrañar que los mercaderes atentos tengan justo los bienes que necesitamos para ser capitalistas atentos y contentos.
El mindfulness, la psicología positiva, y la industria de la felicidad comparten un núcleo común en términos de despolitización del estrés.
La ubicuidad de la retórica individualista del estrés =con su mensaje cultural subyacente de que el estrés es un hecho= debería hacernos sospechar.
Como señala Mark Fisher en su libro *Realismo capitalista*, la privatización del estrés ha llevado a una *destrucción casi total del concepto de lo público*.
El estrés, nos dicen los apologistas del mindfulness, es una influencia nociva que destroza nuestras mentes y cuerpos, y depende de nosotros como individuos el *estar atentos* y *ser conscientes*.
Es una proposición seductora que tiene potentes efectos de verdad.
En primer lugar, estamos condicionados a aceptar el hecho de que hay una epidemia de estrés y que es simplemente una fatalidad de la era moderna.
Segundo, como el estrés es supuestamente omnipresente, es nuestra responsabilidad como sujetos estresados manejarlo, controlarlo y adaptarlo consciente y vigilantemente a los esclavos de una economía capitalista.
La atención se centra en esta vulnerabilidad y, al menos en la superficie, aparece como una técnica benigna para el auto-empoderamiento.
Pero en su libro *Una nación bajo estrés: El problema del Estrés como Concepto*, Dana Becker señala que el concepto de estrés oscurece y oculta los problemas sociales al individualizarlos de manera que perjudican más a aquellos que tienen menos que ganar con el status quo.
De hecho, Becker ha acuñado el término estresismo para describir la creencia actual de que las tensiones de la vida contemporánea son principalmente problemas del estilo de vida individual que deben resolverse mediante el control del estrés, en oposición a la creencia de que estas tensiones están vinculadas a las fuerzas sociales y necesitan resolverse principalmente mediante medios sociales y políticos.
Al ingerir de manera acrítica las premisas culturales del estresismo, el movimiento del mindfulness se ha promovido a sí mismo como un remedio científico.
Pero el foco sigue estando puesto en el individuo que espera que sane la llamada *enfermedad del pensamiento* de la civilización moderna.
Se nos dice que, al practicar el mindfulness, podemos cambiar hábilmente nuestro frenético modo de hacer a un modo de ser más armonioso, aprendiendo a soltar y a fluir en situaciones estresantes.
El mindfulness es la nueva inmunización, una vacuna mental que supuestamente puede ayudarnos a prosperar en medio del estrés de la vida moderna.
Depende de nosotros convertirnos en lo que Tim Newton ha llamado *individuos en forma contra el estrés*.
El mindfulness se comercializa a menudo como una forma de mejorar nuestra productividad, una técnica útil para desarrollar la aptitud mental necesaria para que podamos convertirnos en trabajadores más productivos y eficaces.
No es coincidencia que el lema de la aplicación de meditación más exitosa de mindfulness, Headspace, sea una *membresía de gimnasio para la mente*.
La máxima de este movimiento es *vivir el presente*.
Para los devotos conscientes, el cambio social y político depende de la fantasía de convertir a las masas distraídas para que sigan este consejo y vivan conscientes.
El fetiche del presente auspiciado por el mindfulness es una práctica que cultiva la amnesia social, fomentando el olvido colectivo de la memoria histórica y, al mismo tiempo, excluyendo eficazmente la imaginación utópica.
Este momentismo actual aparece, al menos en la superficie, como un solvente terapéutico para todos nuestros problemas, haciendo más soportable nuestra situación actual.
Pero esta capacidad de soportar el status quo equivale a un retiro permanente al refugio psíquico contra bombardeos de ahora, una especie de enterrar la cabeza en la arena, que actúa como un paliativo desinfectado para los sujetos neoliberales que han perdido la esperanza al pensar alternativas al capitalismo.
El movimiento mindfulness opera en resonancia con lo que Eric Cazdynen su libro, *The Already Dead: The New Time of Politics, Culture and Illness*, caracteriza como *la nueva crónica*.
Cazdyn explica que la nueva crónica extiende el presente hacia el futuro, enterrando en el proceso la fuerza de lo terminal, haciendo que parezca que el presente nunca terminará.
Solo tienes que estar en el momento presente y todo estará bien.
Viviendo conscientemente, podemos continuar nuestras vidas aplazando, evadiendo y reprimiendo cualquier crisis en curso.
La falsa revolución de la conciencia proporciona una forma de enfrentar sin cesar los problemas del capitalismo refugiándose en la fragilidad del momento presente;
la nueva crónica nos deja conscientes de mantener el statu quo.
Se trata de un optimismo cruel que anima a conformarse con una pasividad política resignada.
El mindfulness se convierte entonces en una forma de manejar, naturalizar y perdurar los sistemas tóxicos, en lugar de convertir el cambio personal en un cuestionamiento crítico de las condiciones históricas, culturales y políticas que son responsables del sufrimiento social.
Pero nada de esto significa que la conciencia debe ser prohibida, o que cualquiera que la encuentre útil sea engañado.
Hay formas emergentes de conciencia social y cívica que evitan esta trampa.
Estos métodos se están liberando del enfoque biomédico en la patología individual al integrar el activismo por la justicia social con la investigación contemplativa, cultivando el pensamiento crítico en lugar de la separación sin prejuicios.
Los innovadores en este campo están reescribiendo los planes de estudio de mindfulness mediante el empleo de pedagogías críticas y anti opresivas.
Por ejemplo, Beth Berila ha desarrollado métodos de atención plena que ayudan a los practicantes a descubrir cómo han interiorizado la opresión, así como formas de desmantelar y desaprender el privilegio.
Mushim Patricia Ikeda, junto con los maestros del Centro de Meditación de East Bay, ha desarrollado numerosos programas que conectan las preocupaciones por la justicia social con las enseñanzas budistas sobre la interdependencia, a fin de fomentar la solidaridad y el activismo comprometido con la causa.
Y la Red de Mindfulness y Cambio Social del Reino Unido está experimentando con prácticas de mindfulness que abordan cuestiones sociales, políticas y ambientales.
Cuando reconocemos que el descontento, la ansiedad y el estrés no son solo culpa nuestra, sino que están relacionados con causas estructurales, la atención se convierte en combustible para encender la resistencia.
Fuerte abrazo
Gilgamesh***
Fuentes;
-opendemocracy
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Gilgamesh
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martes, 30 de julio de 2019
* Inmortalidad bajo cero *
***Lindísima noche para todxs.
Blanco sobre negro sobre mucha ficción y mucho engaño, el negocio prevalece y no hay garantías de absolutamente nada...
*Volveré y seré millones* dijo Túpac Katari, por el momento...nothing..
¿Y si mejor aprendemos a irnos de una vez para nunca más volver?
Se cuenta que hace poco más de tres milenios los chinos ya usaban el frío para conservar alimentos.
Aunque si de cuentos chinos se trata, uno de los más legendarios es el que afirma que, pocos minutos antes de morir, Walt Disney fue introducido en una cápsula y congelado a bajas temperaturas para que, cuando la ciencia avanzara, pudiera ser resucitado y curar su cáncer de pulmón.
Pero así como los Reyes Magos no existen, tampoco es cierto que el creador del Pato Donald esté tieso de frío aguardando la resurrección.
Por el contrario, su cuerpo fue colocado en un horno a alta temperatura e incinerado, y sus cenizas están enterradas en un cementerio.
Lo que sí es una verdad es que la refrigeración retarda o detiene la actividad de las células, y esto se aprovecha para la conservación de material biológico.
Pero una cosa es conservar y otra preservar.
Este último concepto supone que lo que se guarda en frío =se criopreserva= mantenga la posibilidad de volver a vivir.
Para ello se requieren temperaturas muy bajas =menores a los 130 grados bajo cero=, que mantienen la vida *suspendida* y que solo pueden alcanzarse en un laboratorio, habitualmente, mediante el uso de nitrógeno en estado líquido a -196°C.
Si bien la temperatura del universo es de unos -270°C, en la Tierra el registro térmico más bajo fue de -93,2°C en la Antártida, en el año 2010.
*Estamos trabajando en ámbitos todavía poco conocidos.
Son temperaturas que no existen en la Tierra, para las cuales nuestros tejidos no están adaptados*, consigna Joaquín Rodríguez, desde el Centro de Criobiología de la Universidad Nacional de Rosario.
El problema no es el frío.
Es una verdad de Perogrullo que sin agua no hay vida.
De hecho, la mayoría de los seres vivos estamos compuestos principalmente por agua:
las células tienen una alta proporción de agua y el espacio intercelular también.
Paradójicamente, el líquido que nos posibilita la existencia es el mismo que nos impide criopreservarnos para alcanzar la inmortalidad.
Porque por debajo de 0°C el agua se congela y forma cristales de hielo =algunos con formas puntiagudas= que pueden romper las células.
Por otro lado, y simultáneamente, el congelamiento del agua provoca otro fenómeno que colabora con la destrucción celular:
a medida que se forma hielo, disminuye la cantidad de agua en estado líquido y, por lo tanto, aumenta progresivamente la concentración de las sustancias disueltas en ella.
Este fenómeno se produce, inicialmente, afuera de las células =en el líquido intercelular=, que es donde el frío llega primero cuando se coloca un tejido a bajas temperaturas.
Entonces, para compensar este aumento de concentración extracelular de sustancias, empieza a salir agua del interior de las células.
Y esa deshidratación puede causarles la muerte.
De la misma manera, al descongelar se producirá el proceso inverso:
entrará violentamente agua a las células que no se rompieron durante la congelación, lo cual puede hacerlas estallar.
*En definitiva, para criopreservar, básicamente, hay que evitar que el agua forme cristales*, sintetiza Horacio Corti, especialista en el estudio de soluciones acuosas sobreenfriadas.
Muchos descubrimientos ocurren por azar.
Y fue un *accidente* de laboratorio el que permitió darle un gran empujón a las técnicas de criopreservación.
En 1949, el científico inglés Christopher Polge congeló semen de pavo y, por error, utilizó un tubo que estaba contaminado con glicerina.
Tiempo después, cuando descongeló el material, comprobó con sorpresa que gran parte de los espermatozoides seguían vivos.
Desde entonces, la glicerina es utilizada como agente crioprotector de muchos tipos celulares y, hasta el día de hoy, es la sustancia de elección para criopreservar semen de distintas especies.
En las últimas décadas, otros compuestos químicos probaron ser eficaces como criopreservantes y, dependiendo del material que se quiere congelar, se elige uno u otro.
En cualquier caso, pese al tiempo transcurrido desde que el azar hizo famoso a Polge, todavía no se conoce cabalmente el mecanismo de acción de estos agentes protectores.
En algunos casos, se postula que en presencia de un crioprotector se retarda la formación de hielo.
Este efecto sería el que posibilita llevar un material biológico a bajas temperaturas antes de que empiecen a formarse los cristales que provocan el daño celular.
En otros casos, se cree que la sustancia protectora estaría reemplazando el agua que hidrata las estructuras celulares.
De esa manera, se estaría evitando que la deshidratación =que ocurre, como se explicó anteriormente, durante el proceso de congelamiento= altere dichas estructuras.
De todos modos, los crioprotectores tienen sus limitaciones.
Fundamentalmente, debido a que las concentraciones que se requieren para que cumplan adecuadamente su función de criopreservar pueden ser tóxicas para las células.
En los últimos años, se desarrolló una técnica que revolucionó el campo de la criopreservación:
la vitrificación.
Es un proceso físico que permite que el agua líquida pase a un estado sólido amorfo similar al vidrio =de allí su nombre=, en el que la disposición de los átomos y las moléculas hace que no se formen cristales, lo cual reduce el daño celular.
*Para formar agua sólida amorfa es necesario enfriarla a una velocidad superior a los diez mil grados por segundo*, ilustra Corti.
*Es algo técnicamente dificultoso*, acota Rodríguez.
Otra manera de vitrificar el agua es aumentar su viscosidad utilizando altas concentraciones de crioprotectores.
*El problema es que son concentraciones tóxicas para la célula*, observa Rodríguez.
Para resolver estos inconvenientes se encontró una solución *intermedia*, que consiste en manejar el proceso mediante un delicado equilibrio entre la concentración de agentes crioprotectores y la velocidad de enfriamiento.
No obstante, todavía hoy persiste una importante limitación para este método:
*Solamente se pueden vitrificar volúmenes muy pequeños de solución, del orden de los cinco a diez microlitros = una gota de agua tiene un volumen de 50 microlitros=*, explica Rodríguez.
En otras palabras, con la tecnología actualmente disponible *lo más grande* que se puede vitrificar es un embrión con unos pocos días de desarrollo.
Existen cientos de bancos de semillas por todo el mundo.
Entre ellos, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, situada en Noruega, a unos mil kilómetros del Polo Norte, sobresale por sus particularidades:
excavada en una montaña, a 130 metros de profundidad, está construida para resistir los terremotos, la actividad volcánica, la radiación y la crecida del nivel del mar.
Con capacidad para albergar 4,5 millones de variedades de semillas, actualmente guarda más de 930.000, provenientes de casi todos los países del mundo.
Las simientes están preservadas a 18 grados bajo cero y, para el caso de un corte de energía, como el lugar se mantiene por debajo de los 0°C las 24 horas del día durante todo el año, la bóveda funcionaría como un congelador natural.
Pero, dado que las semillas están naturalmente preparadas para resistir condiciones ambientales adversas, preservarlas es menos dificultoso que para el caso de las células animales.
*Lo más aventurero que queremos lograr es criopreservar fragmentos de piel de especies que están en riesgo de extinción*, confiesa Daniel Salamone, referente internacional en clonación animal.
*Esto permitiría obtener muestras de animales que están en zoológicos, en la selva o, incluso, que mueren en accidentes automovilísticos*.
Mediante la vitrificación, hoy se puede criopreservar germoplasma =espermatozoides, óvulos o embriones= de especies amenazadas.
Pero hay situaciones en las que el germoplasma no es útil.
Por ejemplo, cuando los espermatozoides son escasos o de mala calidad.
En estos casos, la preservación de células distintas a las sexuales, provenientes del resto de los tejidos del cuerpo =denominadas células somáticas=, adquiere mucha relevancia.
*Para nosotros la célula somática es también germoplasma*, considera Salamone.
*Porque ya existe la metodología para convertirlas en células sexuales, aunque todavía es una tecnología imperfecta*, aclara.
Con su mirada de *clonador*, Salamone propone:
*Por otra parte, si el frío destruyera las células somáticas que tenemos guardadas, el ADN se conservaría y podría inyectarse en un óvulo previamente enucleado y, de esa manera, sería posible generar un embrión viable*.
El Homo sapiens es la única especie del planeta que se sabe mortal.
Quizás por eso, la idea de la resurrección seduce a la humanidad desde sus orígenes.
Antiguos mitos y obras de arte de todos los tiempos dan cuenta de ello.
Y también la ciencia.
En 1954, la prestigiosa revista científica Nature publicó un artículo en el que se describe un experimento de resucitación de hamsters previamente congelados.
Los animalitos fueron revividos después de estar casi una hora con su temperatura corporal por debajo de los 0°C.
No obstante, si bien el artículo describe algunos daños sufridos por los sobrevivientes, no da cuenta acerca de qué cantidad de hamsters murieron durante las pruebas.
La temperatura corporal más baja registrada a la que un ser humano pudo sobrevivir alguna vez es 13,7°C.
Es el caso de Anna Bagenholm, una sueca que, en 1999, cayó a un río congelado mientras practicaba esquí.
Su cerebro nunca alcanzó temperaturas bajo cero y, sin embargo, todavía hoy sufre algunas secuelas neurológicas debidas al frío que debió soportar.
*Si se quiere criopreservar vida hay un costo que pagar.
Siempre hay un daño*, advierte Rodríguez.
Durante las décadas siguientes al trabajo con los hamsters, no se encuentran registros científicos de experimentos destinados a la criopreservación de mamíferos.
En cambio, desde entonces, los intentos por criopreservar animales enteros se limitaron a algunos invertebrados.
Entre ellos, larvas de insectos y algunos gusanos.
En muchos de estos casos, se logró un porcentual de éxito al intentar revivirlos.
*Se suele informar el porcentaje de individuos sobrevivientes, pero no te dicen en qué condiciones quedaron o qué daños sufrieron.
Eso es lo que hay que empezar a explorar*, propone Rodríguez.
En 2015, un artículo científico publicado en la revista Rejuvenation research informó que un procedimiento de vitrificación permitió volver a la vida a la totalidad de un grupo de individuos congelados.
El estudio se realizó con Caenorhabditis elegans, un gusano de alrededor de un milímetro de largo que, por sus características particulares, es muy utilizado para la investigación en diversas áreas de la biología, como el aprendizaje, la memoria o el envejecimiento, entre otras.
El mismo trabajo incluyó experimentos que muestran que, luego de ser descongelados, los gusanitos mantienen la memoria de largo plazo.
Según escriben en el paper los dos autores de la investigación, Natasha Vita-More y Daniel Barranco, el trabajo constituye *la primera evidencia de conservación de la memoria después de la criopreservación*.
Ambos científicos exhiben su pertenencia a la Alcor Life Extension Foundation, una organización =*sin fines de lucro*, dice en su Web= situada en Arizona, Estados Unidos.
Alcor se autodefine como *líder mundial en criónica*, es decir, en la criopreservación de cuerpos enteros después de declarada su muerte legal.
Actualmente, un puñado de compañías dispersas por el mundo ofrece este servicio para quienes guardan la esperanza de que, en algún futuro, exista una tecnología apropiada para resucitarlos.
El precio de criopreservarse dentro de grandes tanques repletos de nitrógeno líquido, colgado de los pies =así, si se evapora un poco de nitrógeno, el cerebro no corre riesgos=, varía ampliamente de U$S 28.000 a U$S 200.000, dependiendo de la compañía y de los servicios que se pagan.
En algunos casos, se ofrece conservar solamente la cabeza, lo cual abarata el costo.
Se calcula que poco más de 300 personas en todo el mundo se han sometido a este procedimiento.
Para la gran mayoría de la comunidad científica, la criónica es considerada una pseudociencia.
Se sostiene, por ejemplo, que cuando se congeló a la primera persona, en 1967, se usó un agente criopreservante que, en ese entonces no se sabía probablemente, dañó irreversiblemente su cerebro.
*Un organismo congelado puede lucir sano por fuera pero estar destruido por dentro*, ilustra Corti.
Si hay algo en lo que la ciencia parece coincidir con la criónica es en la fantasía de los viajes interestelares.
En ese camino, un artículo científico publicado hace pocos días en Proceedings of the National Academy of Sciences reveló que una muestra de espermatozoides de rata que había estado en la estación espacial a -95°C durante 9 meses mantenía una fertilidad normal.
De todos modos, lo concreto es que, al día de hoy, no es siquiera posible congelar un órgano sin dañarlo.
De hecho, cuando se transporta para un trasplante se conserva a 4°C.
*No se avanzó mucho en criopreservación.
Estamos casi como hace 30 años y discutiendo algunas mejoras*, reconoce Rodríguez.
Walt Disney soñó con prolongar su existencia más allá de la muerte y confió a los suyos que congelaran su cuerpo una vez que el cáncer de pulmón que padecía acabara con él, falleció en 1966.
Deseaba ser el primero en someterse a un proceso de criopreservación con la idea de que algún día, cuando los adelantos médicos lo permitieran, pudieran despertarle de su *letargo* para volver a ser el que fue.
Muchos creyeron entonces en aquella utopía;
todavía hoy hay quienes piensan que el dibujante permanece a 196 grados bajo cero en alguna cápsula de aluminio a la espera de que la ciencia lo devuelva a la vida.
Pero el padre de la factoría animada más célebre del mundo nunca pasó por aquel trance.
La familia consideró que era *un capricho* tan infantil como sus criaturas de ficción y acabó incinerando el cadáver, como certifican sus biografías.
Walt no fue criopreservado, aunque el imaginario popular lo tenga como pionero.
Ese lugar lo ocupa en realidad James Bedford, que murió el 12 de enero del 1967.
Minutos antes de exhalar su último aliento, este profesor de Psicología se ponía en manos de la recién constituida Cryonics Society de California, persuadido de que un avance científico lo traería de nuevo a este mundo.
51 años después no se ha obrado el milagro... *Todavía*, recalcan quienes tienen fe ciega en una técnica, tan experimental como controvertida, que dentro de unos años será totalmente viable*.
Así de rotundo lo defiende Albert Estrada, director médico de Cecryon, la empresa valenciana que será la primera en ofrecer un servicio de criopreservación de cadáveres en Europa.
*Tenemos suficientes argumentos para pensar que las personas criopreservadas podrán ser recuperadas algún día* =afirma=.
El principal, la evolución científica y tecnológica.
En el caso de la criopreservación, las dificultades estriban en problemas técnicos derivados del gran tamaño de un cuerpo humano adulto.
Hace 30 años se empezaron a criopreservar espermatozoides de toro, luego óvulos y embriones, y hoy puede vitrificarse y recuperarse con viabilidad biológica un ovario de oveja o un riñón de conejo.
Luego vendrá el conejo entero, después un gato, un cerdo y finalmente un humano.
*Nuestro compromiso es recuperar a los pacientes cuando la viabilidad de la técnica médica sea tal que puedan reincorporarse a la vida en pleno buen estado de salud*, expone Estrada.
No lo aprecian así en el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona.
Muy al contrario, consideran que se trata de un negocio más alrededor de la muerte, que genera *falsas expectativas* porque *no hay ningún aval científico, ni jurídico, ni ético* que lo sostenga.
Obtener el *pasaporte* para una hipotética segunda vida no resulta barato.
El cliente debe abonar en vida 200.000 euros.
Y el éxito del procedimiento, apuntan sus introductores en España, dependerá de la rapidez con que se actúe tras el deceso.
*Una vez declarado clínicamente muerto, los tejidos del individuo empiezan a dañarse por efecto de la hipoxia* explica Estrada.
Cuando el corazón deja de latir, no llega oxígeno a los órganos y el cerebro es el más sensible a este déficit.
El especialista en Bioquímica Clínica prosigue la descripción del proceso:
*Es crucial mantener la circulación sanguínea, bajar la temperatura corporal con agua y hielo y pinchar heparina al cadáver, para evitar que se formen coágulos que obstruyan el árbol vascular e impidan posteriormente administrarle unas sustancias crioprotectoras*, una especie de anticongelante destinado a evitar la formación de cristales.
Este es en síntesis el procedimiento, *extremadamente lento* para que no se produzcan fracturas =puede conllevar hasta cinco días=, que Cecryon tiene previsto llevar a cabo en las instalaciones acondicionadas en el tanatorio privado del Parque San Jaime de Ribarroja, en Valencia.
Una superficie de 1.500 metros cuadrados en la que se han invertido más de un millón de euros y donde dos clientes, según la empresa, ya tienen preparadas sus criocápsulas.
Allí permanecerán *sine die* en nitrógeno líquido, a la espera de recuperar la vida algún día.
Y si fuera así, ¿en qué estado volverían a este mundo?
¿Recordarían su vida anterior?
Estrada no alberga dudas:
*Conservarán toda su memoria*.
Lo argumenta:
*Hoy en día se vitrifican y recuperan pequeños gusanos a los que previamente se ha adiestrado para buscar comida en un determinado lugar ante un estímulo olfatorio, y siguen recordando lo aprendido después de pasar por el proceso.
También sabemos que las personas que se han recuperado de periodos de más de dos horas con el corazón parado y sin actividad cerebral conservan sus recuerdos y la personalidad intacta*.
Para la Sociedad Española de Bioética, no parece que el ejemplo del gusano sea extrapolable al ser humano, *cuando tenemos 200 tipos diferentes de células y millones de ellas en nuestro cuerpo*, recalca Francisco José Ramiro, profesor de Bioética y miembro de esta institución.
*Lo realmente complicado es que esas células no mueran durante la congelación, y a día de hoy no hay ninguna evidencia experimental sobre los procesos de congelación y descongelación.
Desde un punto de vista médico, se antoja poco serio.
Y en el plano ético, es jugar con los deseos de pervivencia de las personas*, enfatiza.
La criopreservación, aunque esté a punto de dar sus primeros pasos en España y el resto de Europa, no es una práctica novedosa.
En Estados Unidos hay unas 350 personas criopreservadas, y en Rusia, medio centenar.
Estrada está convencido del éxito de su negocio, *porque somos la única alternativa viable una vez que la tecnología médica actual no puede hacer nada más por el paciente*.
Este médico creció escuchando hablar de vencer a la muerte.
Es un objetivo que comparte con su padre, el neurofisiólogo Luis Estrada, presidente de la Sociedad Criónica Española.
Albert es consciente de los recelos que despiertan estas técnicas *revolucionarias* en la profesión.
*Yo no tengo afán de hacer proselitismo ni de venderle el producto a nadie; quien quiera morirse, que se muera*, sentencia.
Se enfrentan a la incredulidad en la profesión y también a las reglas administrativas, *como cualquier otra actividad en España*, esgrime Estrada.
La legislación de carácter nacional no recoge ninguna norma específica sobre la criogenización de cuerpos sin vida con vistas a su recuperación en el futuro, cuando la enfermedad causante de la muerte pueda ser curada.
El artículo 6 del Decreto 2263/1974, de 20 de julio, establece que el destino final de todo cadáver ha de ser uno de los tres siguientes:
el enterramiento en lugar autorizado, la incineración o la inmersión en alta mar.
La criopreservación consiste en bajar la temperatura del cuerpo humano hasta los -130 grados, extraer la sangre y sustituirla por un líquido criogénico, *una especie de anticongelante*, para conservarlo.
Después, se introduce en una cápsula con nitrógeno líquido.
La idea es mantenerlo así hasta que la medicina halle la curación a la enfermedad que causó la muerte.
*El objetivo es que la persona pueda incorporarse a la vida en pleno estado de salud*, explica Albert Estrada.
Existen solo tres organizaciones en todo el planeta que ofrecen este servicio:
el Cryonics Institute-CI, en el Estado norteamericano de Michigan;
Alcor, en el de Arizona, y el KrioRus, en Rusia.
En total, hay unas 400 personas criopreservadas =350 en EE UU y el resto, en Rusia=.
¿Es legal en España?
El artículo 6 del Decreto 2263/1974, de 20 de julio, establece que el destino final de todo cadáver ha de ser el enterramiento en un lugar autorizado, la incineración o la inmersión en el mar.
La legislación no recoge ninguna norma específica sobre criopreservación.
200.000 euros, más IVA, es la tarifa que ha establecido la empresa Cecryon para todas aquellas personas que quieran ser sometidas a un proceso de criopreservación tras su muerte.
El pago, obviamente, es por anticipado.
Pero, según Estrada, la normativa autonómica valenciana reconoce que un cuerpo humano se puede preservar.
*Tenemos licencia como tanatorio y la Administración sólo nos exige disponer de un horno crematorio para preservar las garantías sanitarias.
Aunque nunca lo usaremos, creen que es necesario por si algún cadáver sufriera putrefacción y hubiera que incinerarlo*, detalla.
El Ayuntamiento de Ribarroja del Turia confirma la licencia de la empresa para operar como tanatorio, *pero solo eso*.
*Si quieren prestar un servicio de criopreservación, tendrán que solicitar una ampliación de la licencia de acuerdo al Reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria de la Consejería de Sanidad.
Con esa documentación, preguntaremos a la Administración autonómica qué requisitos técnicos debe cumplir el proyecto para darle finalmente el permiso.
En la actualidad, no lo tienen*, zanja el alcalde, Roberto Raga.
La criopreservación consiste en bajar la temperatura del cuerpo humano hasta los -130 grados, extraer la sangre y sustituirla por un líquido criogénico, *una especie de anticongelante*, para conservarlo.
Después, se introduce en una cápsula con nitrógeno líquido.
La idea es mantenerlo así hasta que la medicina halle la curación a la enfermedad que causó la muerte.
*El objetivo es que la persona pueda incorporarse a la vida en pleno estado de salud*, explica Albert Estrada.
El 12 de enero de 2018 se cumplieron 51 años desde que fue criogenizado el norteamericano James Bedford, profesor de Psicología de la Universidad de California, que falleció a los 73 años como consecuencia de un cáncer de riñón.
Fue la primera persona encapsulada en espera de avences médicos suficientes para vencer a la muerte.
Lo metieron en hielo y lo mantuvieron conectado a una máquina de respiración artificial.
Después le inyectaron dimetilsulfóxido, un líquido que se empezó a usar como crioconservante, y se le congeló con hielo seco antes de sumergirlo en nitrógeno líquido.
Hoy permanece en la Fundación Alcor Life Extension.
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Fuerte abrazo.
Gilgamesh***
Fuentes;
-nexciencia
-laverdad
Blanco sobre negro sobre mucha ficción y mucho engaño, el negocio prevalece y no hay garantías de absolutamente nada...
*Volveré y seré millones* dijo Túpac Katari, por el momento...nothing..
¿Y si mejor aprendemos a irnos de una vez para nunca más volver?
Se cuenta que hace poco más de tres milenios los chinos ya usaban el frío para conservar alimentos.
Aunque si de cuentos chinos se trata, uno de los más legendarios es el que afirma que, pocos minutos antes de morir, Walt Disney fue introducido en una cápsula y congelado a bajas temperaturas para que, cuando la ciencia avanzara, pudiera ser resucitado y curar su cáncer de pulmón.
Pero así como los Reyes Magos no existen, tampoco es cierto que el creador del Pato Donald esté tieso de frío aguardando la resurrección.
Por el contrario, su cuerpo fue colocado en un horno a alta temperatura e incinerado, y sus cenizas están enterradas en un cementerio.
Lo que sí es una verdad es que la refrigeración retarda o detiene la actividad de las células, y esto se aprovecha para la conservación de material biológico.
Pero una cosa es conservar y otra preservar.
Este último concepto supone que lo que se guarda en frío =se criopreserva= mantenga la posibilidad de volver a vivir.
Para ello se requieren temperaturas muy bajas =menores a los 130 grados bajo cero=, que mantienen la vida *suspendida* y que solo pueden alcanzarse en un laboratorio, habitualmente, mediante el uso de nitrógeno en estado líquido a -196°C.
Si bien la temperatura del universo es de unos -270°C, en la Tierra el registro térmico más bajo fue de -93,2°C en la Antártida, en el año 2010.
*Estamos trabajando en ámbitos todavía poco conocidos.
Son temperaturas que no existen en la Tierra, para las cuales nuestros tejidos no están adaptados*, consigna Joaquín Rodríguez, desde el Centro de Criobiología de la Universidad Nacional de Rosario.
El problema no es el frío.
Es una verdad de Perogrullo que sin agua no hay vida.
De hecho, la mayoría de los seres vivos estamos compuestos principalmente por agua:
las células tienen una alta proporción de agua y el espacio intercelular también.
Paradójicamente, el líquido que nos posibilita la existencia es el mismo que nos impide criopreservarnos para alcanzar la inmortalidad.
Porque por debajo de 0°C el agua se congela y forma cristales de hielo =algunos con formas puntiagudas= que pueden romper las células.
Por otro lado, y simultáneamente, el congelamiento del agua provoca otro fenómeno que colabora con la destrucción celular:
a medida que se forma hielo, disminuye la cantidad de agua en estado líquido y, por lo tanto, aumenta progresivamente la concentración de las sustancias disueltas en ella.
Este fenómeno se produce, inicialmente, afuera de las células =en el líquido intercelular=, que es donde el frío llega primero cuando se coloca un tejido a bajas temperaturas.
Entonces, para compensar este aumento de concentración extracelular de sustancias, empieza a salir agua del interior de las células.
Y esa deshidratación puede causarles la muerte.
De la misma manera, al descongelar se producirá el proceso inverso:
entrará violentamente agua a las células que no se rompieron durante la congelación, lo cual puede hacerlas estallar.
*En definitiva, para criopreservar, básicamente, hay que evitar que el agua forme cristales*, sintetiza Horacio Corti, especialista en el estudio de soluciones acuosas sobreenfriadas.
Muchos descubrimientos ocurren por azar.
Y fue un *accidente* de laboratorio el que permitió darle un gran empujón a las técnicas de criopreservación.
En 1949, el científico inglés Christopher Polge congeló semen de pavo y, por error, utilizó un tubo que estaba contaminado con glicerina.
Tiempo después, cuando descongeló el material, comprobó con sorpresa que gran parte de los espermatozoides seguían vivos.
Desde entonces, la glicerina es utilizada como agente crioprotector de muchos tipos celulares y, hasta el día de hoy, es la sustancia de elección para criopreservar semen de distintas especies.
En las últimas décadas, otros compuestos químicos probaron ser eficaces como criopreservantes y, dependiendo del material que se quiere congelar, se elige uno u otro.
En cualquier caso, pese al tiempo transcurrido desde que el azar hizo famoso a Polge, todavía no se conoce cabalmente el mecanismo de acción de estos agentes protectores.
En algunos casos, se postula que en presencia de un crioprotector se retarda la formación de hielo.
Este efecto sería el que posibilita llevar un material biológico a bajas temperaturas antes de que empiecen a formarse los cristales que provocan el daño celular.
En otros casos, se cree que la sustancia protectora estaría reemplazando el agua que hidrata las estructuras celulares.
De esa manera, se estaría evitando que la deshidratación =que ocurre, como se explicó anteriormente, durante el proceso de congelamiento= altere dichas estructuras.
De todos modos, los crioprotectores tienen sus limitaciones.
Fundamentalmente, debido a que las concentraciones que se requieren para que cumplan adecuadamente su función de criopreservar pueden ser tóxicas para las células.
En los últimos años, se desarrolló una técnica que revolucionó el campo de la criopreservación:
la vitrificación.
Es un proceso físico que permite que el agua líquida pase a un estado sólido amorfo similar al vidrio =de allí su nombre=, en el que la disposición de los átomos y las moléculas hace que no se formen cristales, lo cual reduce el daño celular.
*Para formar agua sólida amorfa es necesario enfriarla a una velocidad superior a los diez mil grados por segundo*, ilustra Corti.
*Es algo técnicamente dificultoso*, acota Rodríguez.
Otra manera de vitrificar el agua es aumentar su viscosidad utilizando altas concentraciones de crioprotectores.
*El problema es que son concentraciones tóxicas para la célula*, observa Rodríguez.
Para resolver estos inconvenientes se encontró una solución *intermedia*, que consiste en manejar el proceso mediante un delicado equilibrio entre la concentración de agentes crioprotectores y la velocidad de enfriamiento.
No obstante, todavía hoy persiste una importante limitación para este método:
*Solamente se pueden vitrificar volúmenes muy pequeños de solución, del orden de los cinco a diez microlitros = una gota de agua tiene un volumen de 50 microlitros=*, explica Rodríguez.
En otras palabras, con la tecnología actualmente disponible *lo más grande* que se puede vitrificar es un embrión con unos pocos días de desarrollo.
Existen cientos de bancos de semillas por todo el mundo.
Entre ellos, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, situada en Noruega, a unos mil kilómetros del Polo Norte, sobresale por sus particularidades:
excavada en una montaña, a 130 metros de profundidad, está construida para resistir los terremotos, la actividad volcánica, la radiación y la crecida del nivel del mar.
Con capacidad para albergar 4,5 millones de variedades de semillas, actualmente guarda más de 930.000, provenientes de casi todos los países del mundo.
Las simientes están preservadas a 18 grados bajo cero y, para el caso de un corte de energía, como el lugar se mantiene por debajo de los 0°C las 24 horas del día durante todo el año, la bóveda funcionaría como un congelador natural.
Pero, dado que las semillas están naturalmente preparadas para resistir condiciones ambientales adversas, preservarlas es menos dificultoso que para el caso de las células animales.
*Lo más aventurero que queremos lograr es criopreservar fragmentos de piel de especies que están en riesgo de extinción*, confiesa Daniel Salamone, referente internacional en clonación animal.
*Esto permitiría obtener muestras de animales que están en zoológicos, en la selva o, incluso, que mueren en accidentes automovilísticos*.
Mediante la vitrificación, hoy se puede criopreservar germoplasma =espermatozoides, óvulos o embriones= de especies amenazadas.
Pero hay situaciones en las que el germoplasma no es útil.
Por ejemplo, cuando los espermatozoides son escasos o de mala calidad.
En estos casos, la preservación de células distintas a las sexuales, provenientes del resto de los tejidos del cuerpo =denominadas células somáticas=, adquiere mucha relevancia.
*Para nosotros la célula somática es también germoplasma*, considera Salamone.
*Porque ya existe la metodología para convertirlas en células sexuales, aunque todavía es una tecnología imperfecta*, aclara.
Con su mirada de *clonador*, Salamone propone:
*Por otra parte, si el frío destruyera las células somáticas que tenemos guardadas, el ADN se conservaría y podría inyectarse en un óvulo previamente enucleado y, de esa manera, sería posible generar un embrión viable*.
El Homo sapiens es la única especie del planeta que se sabe mortal.
Quizás por eso, la idea de la resurrección seduce a la humanidad desde sus orígenes.
Antiguos mitos y obras de arte de todos los tiempos dan cuenta de ello.
Y también la ciencia.
En 1954, la prestigiosa revista científica Nature publicó un artículo en el que se describe un experimento de resucitación de hamsters previamente congelados.
Los animalitos fueron revividos después de estar casi una hora con su temperatura corporal por debajo de los 0°C.
No obstante, si bien el artículo describe algunos daños sufridos por los sobrevivientes, no da cuenta acerca de qué cantidad de hamsters murieron durante las pruebas.
La temperatura corporal más baja registrada a la que un ser humano pudo sobrevivir alguna vez es 13,7°C.
Es el caso de Anna Bagenholm, una sueca que, en 1999, cayó a un río congelado mientras practicaba esquí.
Su cerebro nunca alcanzó temperaturas bajo cero y, sin embargo, todavía hoy sufre algunas secuelas neurológicas debidas al frío que debió soportar.
*Si se quiere criopreservar vida hay un costo que pagar.
Siempre hay un daño*, advierte Rodríguez.
Durante las décadas siguientes al trabajo con los hamsters, no se encuentran registros científicos de experimentos destinados a la criopreservación de mamíferos.
En cambio, desde entonces, los intentos por criopreservar animales enteros se limitaron a algunos invertebrados.
Entre ellos, larvas de insectos y algunos gusanos.
En muchos de estos casos, se logró un porcentual de éxito al intentar revivirlos.
*Se suele informar el porcentaje de individuos sobrevivientes, pero no te dicen en qué condiciones quedaron o qué daños sufrieron.
Eso es lo que hay que empezar a explorar*, propone Rodríguez.
En 2015, un artículo científico publicado en la revista Rejuvenation research informó que un procedimiento de vitrificación permitió volver a la vida a la totalidad de un grupo de individuos congelados.
El estudio se realizó con Caenorhabditis elegans, un gusano de alrededor de un milímetro de largo que, por sus características particulares, es muy utilizado para la investigación en diversas áreas de la biología, como el aprendizaje, la memoria o el envejecimiento, entre otras.
El mismo trabajo incluyó experimentos que muestran que, luego de ser descongelados, los gusanitos mantienen la memoria de largo plazo.
Según escriben en el paper los dos autores de la investigación, Natasha Vita-More y Daniel Barranco, el trabajo constituye *la primera evidencia de conservación de la memoria después de la criopreservación*.
Ambos científicos exhiben su pertenencia a la Alcor Life Extension Foundation, una organización =*sin fines de lucro*, dice en su Web= situada en Arizona, Estados Unidos.
Alcor se autodefine como *líder mundial en criónica*, es decir, en la criopreservación de cuerpos enteros después de declarada su muerte legal.
Actualmente, un puñado de compañías dispersas por el mundo ofrece este servicio para quienes guardan la esperanza de que, en algún futuro, exista una tecnología apropiada para resucitarlos.
El precio de criopreservarse dentro de grandes tanques repletos de nitrógeno líquido, colgado de los pies =así, si se evapora un poco de nitrógeno, el cerebro no corre riesgos=, varía ampliamente de U$S 28.000 a U$S 200.000, dependiendo de la compañía y de los servicios que se pagan.
En algunos casos, se ofrece conservar solamente la cabeza, lo cual abarata el costo.
Se calcula que poco más de 300 personas en todo el mundo se han sometido a este procedimiento.
Para la gran mayoría de la comunidad científica, la criónica es considerada una pseudociencia.
Se sostiene, por ejemplo, que cuando se congeló a la primera persona, en 1967, se usó un agente criopreservante que, en ese entonces no se sabía probablemente, dañó irreversiblemente su cerebro.
*Un organismo congelado puede lucir sano por fuera pero estar destruido por dentro*, ilustra Corti.
Si hay algo en lo que la ciencia parece coincidir con la criónica es en la fantasía de los viajes interestelares.
En ese camino, un artículo científico publicado hace pocos días en Proceedings of the National Academy of Sciences reveló que una muestra de espermatozoides de rata que había estado en la estación espacial a -95°C durante 9 meses mantenía una fertilidad normal.
De todos modos, lo concreto es que, al día de hoy, no es siquiera posible congelar un órgano sin dañarlo.
De hecho, cuando se transporta para un trasplante se conserva a 4°C.
*No se avanzó mucho en criopreservación.
Estamos casi como hace 30 años y discutiendo algunas mejoras*, reconoce Rodríguez.
Walt Disney soñó con prolongar su existencia más allá de la muerte y confió a los suyos que congelaran su cuerpo una vez que el cáncer de pulmón que padecía acabara con él, falleció en 1966.
Deseaba ser el primero en someterse a un proceso de criopreservación con la idea de que algún día, cuando los adelantos médicos lo permitieran, pudieran despertarle de su *letargo* para volver a ser el que fue.
Muchos creyeron entonces en aquella utopía;
todavía hoy hay quienes piensan que el dibujante permanece a 196 grados bajo cero en alguna cápsula de aluminio a la espera de que la ciencia lo devuelva a la vida.
Pero el padre de la factoría animada más célebre del mundo nunca pasó por aquel trance.
La familia consideró que era *un capricho* tan infantil como sus criaturas de ficción y acabó incinerando el cadáver, como certifican sus biografías.
Walt no fue criopreservado, aunque el imaginario popular lo tenga como pionero.
Ese lugar lo ocupa en realidad James Bedford, que murió el 12 de enero del 1967.
Minutos antes de exhalar su último aliento, este profesor de Psicología se ponía en manos de la recién constituida Cryonics Society de California, persuadido de que un avance científico lo traería de nuevo a este mundo.
51 años después no se ha obrado el milagro... *Todavía*, recalcan quienes tienen fe ciega en una técnica, tan experimental como controvertida, que dentro de unos años será totalmente viable*.
Así de rotundo lo defiende Albert Estrada, director médico de Cecryon, la empresa valenciana que será la primera en ofrecer un servicio de criopreservación de cadáveres en Europa.
*Tenemos suficientes argumentos para pensar que las personas criopreservadas podrán ser recuperadas algún día* =afirma=.
El principal, la evolución científica y tecnológica.
En el caso de la criopreservación, las dificultades estriban en problemas técnicos derivados del gran tamaño de un cuerpo humano adulto.
Hace 30 años se empezaron a criopreservar espermatozoides de toro, luego óvulos y embriones, y hoy puede vitrificarse y recuperarse con viabilidad biológica un ovario de oveja o un riñón de conejo.
Luego vendrá el conejo entero, después un gato, un cerdo y finalmente un humano.
*Nuestro compromiso es recuperar a los pacientes cuando la viabilidad de la técnica médica sea tal que puedan reincorporarse a la vida en pleno buen estado de salud*, expone Estrada.
No lo aprecian así en el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona.
Muy al contrario, consideran que se trata de un negocio más alrededor de la muerte, que genera *falsas expectativas* porque *no hay ningún aval científico, ni jurídico, ni ético* que lo sostenga.
Obtener el *pasaporte* para una hipotética segunda vida no resulta barato.
El cliente debe abonar en vida 200.000 euros.
Y el éxito del procedimiento, apuntan sus introductores en España, dependerá de la rapidez con que se actúe tras el deceso.
*Una vez declarado clínicamente muerto, los tejidos del individuo empiezan a dañarse por efecto de la hipoxia* explica Estrada.
Cuando el corazón deja de latir, no llega oxígeno a los órganos y el cerebro es el más sensible a este déficit.
El especialista en Bioquímica Clínica prosigue la descripción del proceso:
*Es crucial mantener la circulación sanguínea, bajar la temperatura corporal con agua y hielo y pinchar heparina al cadáver, para evitar que se formen coágulos que obstruyan el árbol vascular e impidan posteriormente administrarle unas sustancias crioprotectoras*, una especie de anticongelante destinado a evitar la formación de cristales.
Este es en síntesis el procedimiento, *extremadamente lento* para que no se produzcan fracturas =puede conllevar hasta cinco días=, que Cecryon tiene previsto llevar a cabo en las instalaciones acondicionadas en el tanatorio privado del Parque San Jaime de Ribarroja, en Valencia.
Una superficie de 1.500 metros cuadrados en la que se han invertido más de un millón de euros y donde dos clientes, según la empresa, ya tienen preparadas sus criocápsulas.
Allí permanecerán *sine die* en nitrógeno líquido, a la espera de recuperar la vida algún día.
Y si fuera así, ¿en qué estado volverían a este mundo?
¿Recordarían su vida anterior?
Estrada no alberga dudas:
*Conservarán toda su memoria*.
Lo argumenta:
*Hoy en día se vitrifican y recuperan pequeños gusanos a los que previamente se ha adiestrado para buscar comida en un determinado lugar ante un estímulo olfatorio, y siguen recordando lo aprendido después de pasar por el proceso.
También sabemos que las personas que se han recuperado de periodos de más de dos horas con el corazón parado y sin actividad cerebral conservan sus recuerdos y la personalidad intacta*.
Para la Sociedad Española de Bioética, no parece que el ejemplo del gusano sea extrapolable al ser humano, *cuando tenemos 200 tipos diferentes de células y millones de ellas en nuestro cuerpo*, recalca Francisco José Ramiro, profesor de Bioética y miembro de esta institución.
*Lo realmente complicado es que esas células no mueran durante la congelación, y a día de hoy no hay ninguna evidencia experimental sobre los procesos de congelación y descongelación.
Desde un punto de vista médico, se antoja poco serio.
Y en el plano ético, es jugar con los deseos de pervivencia de las personas*, enfatiza.
La criopreservación, aunque esté a punto de dar sus primeros pasos en España y el resto de Europa, no es una práctica novedosa.
En Estados Unidos hay unas 350 personas criopreservadas, y en Rusia, medio centenar.
Estrada está convencido del éxito de su negocio, *porque somos la única alternativa viable una vez que la tecnología médica actual no puede hacer nada más por el paciente*.
Este médico creció escuchando hablar de vencer a la muerte.
Es un objetivo que comparte con su padre, el neurofisiólogo Luis Estrada, presidente de la Sociedad Criónica Española.
Albert es consciente de los recelos que despiertan estas técnicas *revolucionarias* en la profesión.
*Yo no tengo afán de hacer proselitismo ni de venderle el producto a nadie; quien quiera morirse, que se muera*, sentencia.
Se enfrentan a la incredulidad en la profesión y también a las reglas administrativas, *como cualquier otra actividad en España*, esgrime Estrada.
La legislación de carácter nacional no recoge ninguna norma específica sobre la criogenización de cuerpos sin vida con vistas a su recuperación en el futuro, cuando la enfermedad causante de la muerte pueda ser curada.
El artículo 6 del Decreto 2263/1974, de 20 de julio, establece que el destino final de todo cadáver ha de ser uno de los tres siguientes:
el enterramiento en lugar autorizado, la incineración o la inmersión en alta mar.
La criopreservación consiste en bajar la temperatura del cuerpo humano hasta los -130 grados, extraer la sangre y sustituirla por un líquido criogénico, *una especie de anticongelante*, para conservarlo.
Después, se introduce en una cápsula con nitrógeno líquido.
La idea es mantenerlo así hasta que la medicina halle la curación a la enfermedad que causó la muerte.
*El objetivo es que la persona pueda incorporarse a la vida en pleno estado de salud*, explica Albert Estrada.
Existen solo tres organizaciones en todo el planeta que ofrecen este servicio:
el Cryonics Institute-CI, en el Estado norteamericano de Michigan;
Alcor, en el de Arizona, y el KrioRus, en Rusia.
En total, hay unas 400 personas criopreservadas =350 en EE UU y el resto, en Rusia=.
¿Es legal en España?
El artículo 6 del Decreto 2263/1974, de 20 de julio, establece que el destino final de todo cadáver ha de ser el enterramiento en un lugar autorizado, la incineración o la inmersión en el mar.
La legislación no recoge ninguna norma específica sobre criopreservación.
200.000 euros, más IVA, es la tarifa que ha establecido la empresa Cecryon para todas aquellas personas que quieran ser sometidas a un proceso de criopreservación tras su muerte.
El pago, obviamente, es por anticipado.
Pero, según Estrada, la normativa autonómica valenciana reconoce que un cuerpo humano se puede preservar.
*Tenemos licencia como tanatorio y la Administración sólo nos exige disponer de un horno crematorio para preservar las garantías sanitarias.
Aunque nunca lo usaremos, creen que es necesario por si algún cadáver sufriera putrefacción y hubiera que incinerarlo*, detalla.
El Ayuntamiento de Ribarroja del Turia confirma la licencia de la empresa para operar como tanatorio, *pero solo eso*.
*Si quieren prestar un servicio de criopreservación, tendrán que solicitar una ampliación de la licencia de acuerdo al Reglamento de la Policía Sanitaria Mortuoria de la Consejería de Sanidad.
Con esa documentación, preguntaremos a la Administración autonómica qué requisitos técnicos debe cumplir el proyecto para darle finalmente el permiso.
En la actualidad, no lo tienen*, zanja el alcalde, Roberto Raga.
La criopreservación consiste en bajar la temperatura del cuerpo humano hasta los -130 grados, extraer la sangre y sustituirla por un líquido criogénico, *una especie de anticongelante*, para conservarlo.
Después, se introduce en una cápsula con nitrógeno líquido.
La idea es mantenerlo así hasta que la medicina halle la curación a la enfermedad que causó la muerte.
*El objetivo es que la persona pueda incorporarse a la vida en pleno estado de salud*, explica Albert Estrada.
El 12 de enero de 2018 se cumplieron 51 años desde que fue criogenizado el norteamericano James Bedford, profesor de Psicología de la Universidad de California, que falleció a los 73 años como consecuencia de un cáncer de riñón.
Fue la primera persona encapsulada en espera de avences médicos suficientes para vencer a la muerte.
Lo metieron en hielo y lo mantuvieron conectado a una máquina de respiración artificial.
Después le inyectaron dimetilsulfóxido, un líquido que se empezó a usar como crioconservante, y se le congeló con hielo seco antes de sumergirlo en nitrógeno líquido.
Hoy permanece en la Fundación Alcor Life Extension.
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Fuerte abrazo.
Gilgamesh***
Fuentes;
-nexciencia
-laverdad
Publicado por
Gilgamesh
en
23:04
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