***El siguiente post está conformado por una noticia y por el análisis que resume la visión que muchos mortales tenemos hoy sobre la actualidad mundial. Suscribo totalmente al artículo publicado por el Profesor David Harvey, es más...lo firmo con las dos manos.
A continuación la simple noticia:***
Dos jóvenes han sido condenados a 4 años de cárcel por haber incitado al desorden mediante Facebook, aseguró hoy el diario The Guardian.
Se trata de Jordan Blackshaw de 20 años de edad, de Marston =cerca de Northwich=, y Perry Sutcliffe Keenan, 22 años, de Warrington. Ninguno de sus posts en Facebook dieron lugar a algún disturbio o incidente, precisa el diario.
Sin embargo, el subjefe de policía Phil Thompson dijo a The Guardian:
*Si dirigimos nuestra mente hacia un par de días de la semana pasada y recordamos la forma en que la tecnología se usó para incitar y reunir a las personas que cometieron actos delictivos, es fácil entender por qué se piden cuatro años en el tribunal.
Las sentencias dictadas hoy reconocen que la tecnología puede ser objeto de abuso para incitar a la actividad criminal, y envía un fuerte mensaje a los alborotadores potenciales sobre la medida que la seguridad tomará en estos casos.*
La policía ha arrestado a más de 1.200 personas en Inglaterra, llenando las comisarías y obligando a los tribunales a trabajar todas las noches para procesar cientos de casos. Entre los acusados hay un niño de 11 años, un profesor ayudante y un trabajador humanitario.
Líderes comunitarios dijeron que la desigualdad, los recortes en los servicios públicos por parte de la coalición de Gobierno conservadora-liberal demócrata y el desempleo juvenil fomentaron la violencia vivida en Londres, Birmingham, Manchester y otras ciudades multiétnicas.
***Hasta aquí la noticia,a continuación la opinión del Profesor Harvey:***
David Harvey
*Adolescentes nihilistas y salvajes* llamó el Daily Mail a los jóvenes de todos los ámbitos de la vida que corrían por las calles a la desesperada lanzando ladrillos, piedras y botellas a los policías, mientras saqueaban por aquí e incendiaban por allá, obligando a las autoridades a un alegre juego del escondite mientras corrían de un objetivo a otro con ayuda de Twitter.
La palabra *salvaje* atrajo inmediatamente mi atención. Me recordó el modo en que representaron a los comuneros de París, en 1871, como animales salvajes, hienas que merecían ser =y a menudo lo fueron=ejecutadas sumariamente en nombre de la santidad de la propiedad privada, la moral, la religión y la familia. Pero, además, la palabra me suscitó otra asociación: Tony Blair, atacando a los *medios de comunicación salvajes*, mientras se hallaba cómodamente alojado en el bolsillo izquierdo de Rupert Murdoch, para ser sustituido más tarde por éste, cuando se sacó de su bolsillo derecho a David Cameron.
Habrá, por supuesto, el debate, siempre histérico, entre los propensos a considerar los disturbios como una cuestión de pura, desenfrenada e inexcusable criminalidad, y aquellos deseosos de contextualizar los acontecimientos en un fondo de incorrecta actuación policial, racismo y continua persecución injustificada de los jóvenes y las minorías; desempleo masivo de los jóvenes; creciente marginación social y una política de austeridad ciega que nada tiene que ver con la economía y todo con la perpetuación y la consolidación de la riqueza y el poder personal. Algunos pueden llegar incluso a condenar el sinsentido y los rasgos alienantes de tantos empleos y tantas cosas de la vida cotidiana en medio de la inmensa potencialidad, aunque desigualmente distribuida, de florecimiento humano.
Si tenemos suerte, tendremos comisiones e informes que nos repetirán lo que se dijo en su día de Brixton y Toxteth, en los años de Thatcher. Y digo suerte porque los instintos salvajes del actual Primer Ministro parecen más inclinados a activar los cañones de agua, llamar a la brigada de gases lacrimógenos y utilizar las balas de goma, mientras pontifica con afectación sobre la pérdida de la brújula moral, la decadencia de la civilidad y el triste deterioro de los valores familiares y la disciplina entre los jóvenes errantes.
Pero el problema es que vivimos en una sociedad en la que el capitalismo se ha vuelto desenfrenadamente salvaje. Políticos salvajes hacen trampas con sus gastos; banqueros salvajes saquean el erario público de todo lo que hay de valor; directores ejecutivos, operadores de fondos de inversión y genios del capital privado saquean al mundo de su riqueza; compañías telefónicas y de tarjetas de crédito que cargan misteriosas tasas en sus facturas en todo el mundo; tenderos que sangran a sus clientes; y, en un instante, los más cualificados timadores y estafadores juegan al triler en las más altas esferas del mundo empresarial y político.
Una economía política de desposesión de las masas y de prácticas predatorias que llegan al robo a la luz del día, sobre todo de los pobres y los vulnerables, los menos refinados y los que no gozan de protección legal, se ha convertido en el orden del día. ¿Alguien cree que es aún posible encontrar un capitalista honesto, un banquero honesto, un político honesto, un comerciante honesto o un comisario de policía honesto? Sí, los hay. Pero sólo como una minoría que todo el mundo considera estúpida. ¡Sé listo! ¡Obtén ganancias fáciles! ¡Estafa y roba! Las probabilidades de que te atrapen son escasas. Y en todo caso hay un montón de maneras de proteger la riqueza personal de los costos de las fechorías corporativas.
Lo que digo puede sonar chocante. Pero la mayoría de nosotros no lo ve porque no quiere. Ciertamente, ningún político se atreve a decirlo y la prensa sólo lo imprimiría para cubrir de oprobio al que lo dijera. Pero mi conjetura es que cada uno de los alborotadores callejeros sabe exactamente lo que quiero decir. Ellos sólo están haciendo lo que hacen los demás, aunque de una manera diferente, más ostensible y apreciable en la calle. El thatcherismo desencadenó los instintos salvajes del capitalismo el *espíritu animal* del empresario, como coquetamente decían y nada ha conseguido controlarlos desde entonces. Tierra quemada es ya, abiertamente, el lema de las clases dominantes en casi todas partes.
Esta es la nueva normalidad en la que vivimos. Esto es lo que la siguiente gran comisión de investigación debería abordar. Todos, no sólo los alborotadores, deben rendir cuentas. El capitalismo salvaje debe ser llevado a juicio por crímenes contra la Humanidad y crímenes contra la Naturaleza.
Lamentablemente, esto es lo que éstos manifestantes insensatos no pueden ver ni exigir. Todo conspira para impedir también que nosotros lo veamos. Esta es la razón por la que el poder político se viste rápidamente con los ropajes de una moralidad superior y esgrime empalagosas razones para que nadie pueda ver lo descaradamente corrupto e irracional que es.
Sin embargo, hay destellos distintos de esperanza y luz en todo el mundo. Los movimientos de indignados en España y Grecia, los impulsos revolucionarios en América Latina, los movimientos campesinos en Asia, están empezando a adivinar que tras la gran estafa, un capitalismo depredador y salvaje mundial se ha desatado sobre el mundo. ¿Qué se necesita para que el resto de nosotros vea y actúe en consecuencia? ¿Cómo podemos empezar de nuevo? ¿Qué dirección debemos tomar? Las respuestas no son fáciles. Pero una cosa sabemos con certeza: sólo podremos llegar a las respuestas correctas haciendo las preguntas correctas.*
***David Harvey es profesor emérito del Centro de Graduados de la City University de Nueva York. Su último libro es The Enigma of Capital and the Crises of Capitalism . Pueden dirigirse a él por medio de su página web.
Y yo me pregunto si lo que se alega como *herramientas tecnológicas para generar disturbios* ¿no será la excusa perfecta para perseguir y encarcelar a quienes piensan distinto al sistema?. ¿Con qué manual ético, con qué capacidad intelectual, con qué moral, con qué *medidor* de peligrosidad?
Hace rato que vengo escuchando y leyendo sobre intentos y amagues de comenzar a controlar, espiar y dejar fuera de servicio a los sitios de Internet que *supuestamente* generan caos social. Inclusive el cierre total de Internet para la civilidad en todo el mundo.
¿Y si nos reunimos en el Bar de la esquina a criticar al sistema, será el Bar acusado de ser una herrammienta tecnológica?...¿Establecerán entonces una nueva ley marcial que diga cómo se debe pensar? ¿Y quien piense distinto será encarcelado y condenado? ¿En manos de éstos monstruos *racionales y pulcros* está la enorme facultad de gobernar y aplicar las leyes, aún la pena de muerte?
Las preguntas crecen a cada minuto...pero recuerdo que no tengo todo el día para hacerlas...quizás ustedes me ayuden a seguir la amplia lista.
Mientras tanto veo alarmado el rumbo de la humanidad que no quiere aprender nunca, y va a aprender a la fuerza...una fuerza que nadie podrá controlar. Y mientras seguimos pensando los globos de ensayo se siguen soltando, las cortinas de humo siguen velando la realidad, las pruebas con la sociedad continúan para medir hasta dónde se nos puede someter.
Dios se apiade de todos.
Gilgamesh.***
miércoles, 17 de agosto de 2011
* La verdadera cara del caos social *
Publicado por
Gilgamesh
en
14:16
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