* Cátaros; última parte *

***Excelente noche de Sábado para todos.

Quienes siguen la info solar seguramente deben estar muy preocupados.
Digo ésto porque el monitor de flujo de rayos X del GOES, está congelado desde las 14:08 UT...una locura..



Si bien NOAA en su sitio oficial indica un *corte programado*, me extraña que el mismo haya superado el horario pre-establecido...



He revisado las imágenes en SDO y =si son veraces= podemos estar tranquilos, ningún evento se ha producido. Acompaño ésto con el monitor alternativo;



Pero...por más que tengan una excusa para explicar que el corte se extendió por tal o cual causa...mmmm...no me gusta en absoluto y no les creo.

Dejamos la info solar y vamos a lo prometido, la segunda entrega sobre los Cátaros.

Antes, pedirles que si dudan de ésto, pueden recurrir a los libros y registros más antiguos de Francia.
Yo me pregunto..¿Porqué en el colegio nunca nos enseñaron ésto? y más..en los colegios *masivos* de Europa...¿lo enseñan?.
Hago ésta pregunta y acudo a la ayuda de los lectores europeos, que quizás puedan decirme si a sus hijos o nietos se lo están contando en los libros y materias de historia.
Presten mucha atención a éste texto, guarda muchas cosas interesantes para analizar.
Ésta historia de los Cátaros está íntimamente ligada al Nag Hammadi y mucho más atrás en el tiempo.
Vean la valentía, la convicción y la negación de éste pueblo ante la imposición del sistema, porque...el sistema ya estaba bien claro en esa época..¿no les parece?
Justamente ayer, un querido amigo me hacía saber de su...decepción..o desilusión ante lo difícil que es hacer reflexionar a la gente sobre éstas cosas. 

Bueno..yo le respondí a mi manera y voy a editar el texto para compartirlo con ustedes porque creo, que a muchos les puede servir;

*Hola hermano, te invito a reflexionar de la siguiente manera;
Hace más de 2000 años ellos podrían pensar igual que vos ahora, con la diferencia de que a ellos los asesinaron, persiguieron, torturaron.
Si un gnóstico... hablando con un gnóstico..., pero hace 2000 años, dirían..*che..me parece que nadie entiende nada, no vale la pena*...¡nosotros hoy no estaríamos haciendo nada!.
Quiero decirte con ésto..., que ellos no pensaron en su tiempo como pensamos ahora, porque si pensaban...¡imaginate! los perseguían, desollaban, los quemaban y los mataban, pero lo hicieron por convicción y pusieron el pecho, el alma y el cuerpo, no arrugaron ni especularon, ni siquiera permitieron abatirse en la depresión, siguieron adelante porque pensaron en quienes seguiríamos en un futuro...¡eso es grande hermano! ¡GRANDIOSO!. Por eso...., yo te entiendo, muchas veces siento lo mismo, pero no puedo ni quiero pensar en el hoy, en lo inmediato, quiero pensar en hacer el camino para los que sigan después. 

Yo sé que cuesta imaginar, pero...¿te imaginás dentro de 10,, 50 ..100 años o lo que sea, que hayan personas que se acuerden de nosotros por lo que hoy nosotros estamos haciendo?, sería maravilloso aunque me digas..*de todos esos que murieron hace 2000 años nadie se acuerda*, y te digo ¡MINGA! fijate vos.... que es gracias a ellos que hoy nosotros tenemos un 80% de lo que sabemos...Nosotros somos como ellos pero en ésta época, y con muchas más ventajas que ellos. Entonces amigo, no te bajoniés, no creas que todo lo que hacés es en vano, acaso..¿no es más fácil convencer a quienes piensan como nosotros? claro que sí..pero eso ¡NO SIRVE!, porque estaríamos como en un club de amigos, creo que nuestra misión es ayudar a pensar a quienes no piensan como nosotros, porque para los que ya piensan como nosotros no tendría sentido...el trabajo y la lucha.

Cada vez que....pensarás que quién carajo se interesa, y te digo que vos no te enterás pero son cientos o miles...no podemos hacer las cosas para esperar elogios, mucho menos recibir agradecimientos, tenemos que saber que nos enfrentamos contra algo muy fuerte y poderoso y eso no es fácil, por eso te hacía la comparación con aquellos valientes de hace 2000 años...que ni les hubiera convenido abrir la boca...Todos están muertos y enterrados, pero..¿no valió la pena?..sin ellos, dos boludos como nosotros, hoy no podríamos escribir una mierda...ni aportarle nada a nadie, y ¡SÍ QUE PODEMOS!.
No esperes elogios, agradecimientos ni nada de eso, si los hay, siempre será una minoría, pero eso no es lo que importa, lo que importa son los miles que no dicen nada...pero piensan sobre lo que uno dice...
Si todo fuera fácil, el Cristo ni en pedo hubiera aterrizado en esa época y menos en la tierra donde aterrizó..., ya sé...nosotros no somos como el Cristo, pero tenemos que ser apóstoles, no de lo que él hizo, pero sí a las cosas de nuestros tiempos, que en definitiva son las mismas que hace 2000 años....La cosecha no es acá hermano...acá es el dolor pero es mejor morirse haciendo algo que no haciendo nada.

No sé..es mi pensamiento, pero te entiendo, y si sentís la necesidad de hacer una pausa, tenés que hacerla, solo espero que alguna vez puedas masticar ésto que te digo, en el momento en que puedas ver las cosas desde otro ángulo. Hasta que me maten, si es que van a hacerlo, yo no voy a aflojar, prefiero eso antes que morirme de cáncer de pulmón.
Abrazo gigante hermano.

Sé que mi amigo no se va a molestar por compartir mi correo con él, con todos ustedes, por eso omití con puntos suspensivos las partes en que debo preservarlo.
Ese es el valor de los Cátaros y demás, ellos no pensaron en salvar su propio cuero, ellos pensaron en quienes seguiríamos mucho después de ellos.
Especialmente el mensaje es para las mujeres...sí, ustedes queridas lectoras, que han estado en gran parte de éstos tiempos sometidas, ocultadas, despreciadas.
Ustedes son una gran fuerza que la humanidad necesita...si supieran cuán importante es vuestro rol...no dudarían en ser protagonistas.
Éste texto sobre los Cátaros está plagado de sabiduría, estará en cada quien de ustedes, sacarle el máximo provecho. Es en definitiva, honrar la memoria y el descanso de aquellos hombres y mujeres, que se opusieron al sistema, renunciando a sus propias conveniencias pensando en el bien común. Sabían que serían cremados violentamente y no renunciaron a su convicción, un verdadero ejemplo que es la astilla más grande del sistema, por lo cual es ocultada y mantenida en el olvido de la memoria de los tiempos.

Los invito a desmenuzar con paciencia todo ésto, y cuando terminen de leer, un pensamiento, una oración, una plegaria por aquellos cuerpos cortados de cuajo de la vida, de aquellas almas tronchadas, pero unos espíritus que lograron romper ésta miserable y perversa rueda que todos debemos cortar definitivamente.
Gilgamesh***


Tomado de la revista Critique, Otoño / Invierno 1986.
Este artículo fue publicado en el New Dawn
No. 32 (septiembre-octubre de 1995)
ERIC WYNANTS


Durante los siglos XI y XII, la región conocida como Languedoc, extendiéndose aproximadamente hacia el sur desde el Loira hasta los Pirineos hacia abajo en Aragón y hacia el este hasta el Ródano, se convirtió en la zona de Europa occidental más altamente civilizada. Su suelo fértil y clima agradable siempre ideal para una vida de ocio. El Ródano y el Garona eran rutas notables de la comunicación y el paso de muchos cruzados en su camino hacia el este, lo que dio un inmenso estímulo para el comercio. Por encima de todo, la conquista musulmana de España había traído la influencia de la cultura árabe. Las ciudades más grandes tenían escuelas de medicina, matemáticas y la astrología en las que se impartía la erudición árabe. Los judios también tenían acceso a la vida pública y eran muy respetados como médicos y maestros. La Iglesia Católica ya no tenía el monopolio del conocimiento, y fueron perdiendo gradualmente su control de potencia en el Languedoc.
La riqueza de las órdenes monásticas y la intolerancia de los obispos despertaron el desprecio de los nobles, que los acusaron de autocomplacencia y falta de interés en los pobres. 

Los sacerdotes comunes, a través de la negligencia de sus superiores, habían caído en el descrédito debido a su pobreza y analfabetismo. Muy diferente fue el comportamiento de los cátaros. Su elocuencia en la presentación de sus creencias y su cuidado incansable de ayuda a todos los necesitados, ganó la devoción de los nobles y gente común. Se hicieron conocidos por el nombre de sus buenos hombres. Cuando los líderes de la Iglesia Católica se dieron cuenta de la amplitud con que el movimiento se había extendido, ya era demasiado tarde para detener la marea.



Era inevitable que tarde o temprano el choque llegaría, porque ninguna expresión de fe podría ser más diametralmente opuesta que entre los católicos y los cátaros.
Los herejes eran conocidos por una variedad de nombres. En 1165, habían sido condenados por un consejo eclesiástico en el pueblo de Languedoc de Albi. Por esta razón, o tal vez porque Albi siguió siendo uno de sus centros, que a menudo fueron llamados albigenses. En otras ocasiones, fueron llamados cátaros. No es infrecuente que también fueran calificados o estigmatizados con los nombres de las herejías muy anteriores; Arianos, marcionitas y maniqueos.
Albigenses y cátaros eran esencialmente los nombres genéricos. En otras palabras, no se refieren a una sola iglesia coherente, como la de Roma, con un cuerpo fijo, codificado y definitivo de la doctrina y la teología. Los herejes en cuestión comprendían una multitud de diversas sectas, muchas de ellas bajo la dirección de un líder independiente cuyos seguidores asumirían su nombre. Y mientras estas sectas adherían a ciertos principios, éstos divergieron radicalmente entre sí en detalles.



Y a pesar de una conexión consciente entre los diferentes grupos a veces había una clara influencia de los maniqueos persas por medio de los bogomilos de Bulgaria, y de allí a los cátaros. Deodat Roche en sus *Cahiers d'Etudes cátaros* señala que el gnosticismo y el maniqueísmo tuvieron una influencia recíproca sobre la otra y la enseñanza maniquea influyó el pensamiento cristiano. Los maniqueos nominales que se habían extendido por toda Europa y Asia, e incluso llegaron a China, desaparecieron como resultado de la persecución. Los paulicianos, un grupo maniqueo-cristiano, sobrevivieron en Asia Menor y Armenia hasta el 872, cuando fueron invadidos por los griegos y deportados a la península de los Balcanes. Aquí se convirtieron en la organización que fue finalmente para convertirse en los cátaros.
El creador del maniqueísmo, Mani, vino de la región del sur de Mesopotamia, que probablemente nació el 14 de abril de 216 dC, en las cercanías de Seleucia-Ctesifonte sobre el Tigris, la capital persa. 

Sus padres se dice que son de ascendencia iraní noble, su madre incluso del linaje real de los partos, pero esto es incierto. El padre, Pattak =griego: Parttikios, Lat: Patecius= se había unido a una secta gnóstica bautista en la cual también presentó a su hijo desde el principio. De una fuente recientemente descubierta, la Colonia Mania Codex , es evidente que se trataba de la comunidad judía herética cristiana del Elkesaites, que pretendía volver al legendario profeta Elkesai =es decir, el poder oculto de Dios=, que apareció cerca del 100 AD en Siria. Los mandeos, que hasta hoy viven en el sur de Irak, también forman parte de este mundo sectario bautista que rodeaba al joven Mani. Cuando tenía doce años, en torno a los 228/29, Mani tuvo su primera visión en la que su celestial doble, su *gemelo*, su *socio* o *compañero*, se le apareció y le aseguró su constante protección y ayuda. Más tarde, Mani vio en esto la revelación efectiva del *consolador*, o el *Espíritu Santo*, que le había revelado a él los *misterios* de su enseñanza.



Cuando Mani tenía 24 años, se enfrentó al rey Shapur en el día de su coronación y se proclamó líder espiritual. Shapur tenía intención de destruirlo, pero a través de la persuasión de la esposa de Shapur; Nadir, Mani fue llamado a la corte, en Ghondi-Shapur, como tutor del hijo mayor del Rey. Cuando el niño se enfermó, Mani ofreció sus dones de sanación para salvar la vida del niño. Pero fracasó y el niño murió. Mani fue encarcelado en consecuencia.
Mani siguió profundizando sus enseñanzas cada vez más con la llegada del cristianismo a fin de que sus discípulos estarían mejor equipados para dar al mundo un mensaje nuevo.
Cuando el rey Shapur vio a su estado de religión en peligro de extinción, condenó a muerte a Mani. Mani escapó primero al Castillo Arabion, de allí a Kayak en Mesopotamia. Allí se encontró con el obispo cristiano Arquelao con el que tuvo un argumento dogmático del cristianismo; Mani se negó a aceptar el dogma del obispo y fue prohibido por un consejo religioso. Una vez más, se vio obligado a salvar su vida y huyó a Khatai en China, y en todas partes fundó comunidades maniqueas.



Cuando Mani regresó a la capital persa, después de la muerte del rey Shapur, ya había pasado por muchas experiencias de misterio. Él era un conquistador en el Espíritu, logrado como un ser humano, un maestro, artista y pintor. Pero el sucesor del rey Shapur, su hijo Barahm, era tan hostil como su padre y llama a Mani ante un Sínodo de los sacerdotes persas y académicos que exigieron que Mani debía retractarse. Cuando se negó, fue condenado a muerte. Su cuerpo decapitado fue desollado y la piel llenada de hierbas preciosas. Entonces fue crucificado ante las puertas de Ghondi-Shapur como una advertencia. Ghondi-Shapur fue más tarde en la historia, una estación entre Oriente y Occidente, y es de importancia para la difusión del arabismo.
Para entender el maniqueísmo y su actitud frente a las fuerzas del mal en el hombre y en el mundo, dependemos en gran medida de los escritos de los adversarios del maniqueísmo, y mayormente a los de San Agustín. La oposición de Agustín provenía del hecho de que él era incapaz de superar la oscuridad dentro de sí mismo. Su fe, mejorada e inflamada a través de una devoción inmensa =Credo Quia Absurdum= encuentra su expresión apasionada en sus *Confesiones*. Ellas, nos golpean como un ditirambo divino de un hombre moderno, un ego-enfermo, que ha renunciado a los conocimientos. Torturado por preguntas sin respuesta, Augustine lucha con el problema de la pre-existencia.



Los maniqueos vieron en esa búsqueda el inicio de la transformación del mal. Esta búsqueda fue un acto de la cognición. ¿Cuál es el origen del mal? El mal es en primera instancia un gran *desplazador*. Lo que en una esfera o de una sola vez es correcto y bueno, es malo en otro ámbito o en otro momento.
Los maniqueos creían que en el transcurso de la tierra, repetidamente vive el elemento luz que obtendrá la victoria sobre la oscuridad, en un proceso gradual de alma-transformación. El hombre se convertirá en un compañero de lucha del rey de la luz contra el regente de la oscuridad.
Niceto, el místico búlgaro que varias veces viajó por el sur de Francia, se dice que ha sentado las bases de una nueva iglesia en Saint-Félix de Caraman, y confiado a ciertos hombres, a quienes reconoció como puros de corazón, el libro en el que la *doctrina espiritual* fue incorporada. No se sabe nada de él, excepto la profunda impresión que dejó su visita y la extensión del movimiento cátaro que siguió su marcha a Sicilia.

Los cátaros eran parte del movimiento de los *pobres*, se remonta a tiempos antiguos. Al igual que, por ejemplo, los *ermitaños* que, a principios de la era cristiana, vivían alrededor del Mediterráneo. Durante el siglo 12, este movimiento fue tomado como idealista por la gente en general. El camino de la pobreza era en realidad el camino hacia los reinos más profundos de la más alta Creación. La ruta era el camino interior, para tener un diálogo con dios. La riqueza, por lo tanto, estaba siendo rechazada por los cátaros como algo *externo*. El camino del trovador, por otra parte, valoró el ego como resultado del auto-conocimiento. Los valores contenidos en el ego, tuvieron que llegar a buen término con el fin de llegar a su finalización. Así que los cátaros representan más el camino hacia el interior, los trovadores, el otro.



Al lado de los Trovadores, el catarismo se extendió con extraordinaria rapidez en el sur de Francia. Era el culto radiante del espíritu puro, que tomó posesión de las almas de los hombres, y que ponía en peligro grave la Iglesia materialista del Papa. Inocencio III dio cuenta de esto y envió a varios legados apostólicos hasta el sur de Francia. Estos legados fueron a Toulouse, que fue la capital del catarismo. Ellos estaban decididos a dar un golpe contundente, lo que debería llevar a la miseria y el terror en el sur.
En general los cátaros suscribían a una doctrina de la reencarnación y en el reconocimiento del principio femenino en la religión. De hecho, los predicadores y maestros de las congregaciones cátaras eran de ambos sexos. Al mismo tiempo, los cátaros rechazaban la iglesia católica ortodoxa y negaban la validez de todas las jerarquías clericales, todos los intercesores oficiales y ordenados entre el hombre y Dios. En la base de esta posición sientan un principio gnóstico, el repudio de la fe, al menos como la Iglesia la concebía. En el lugar de la fe aceptada de segunda mano, los cátaros insistieron en el conocimiento directo y personal, una experiencia religiosa o mística aprehendida de primera mano.
Los cátaros eran herederos de los conocimientos que en parte provenían de Oriente y era conocida por los gnósticos y los cristianos primitivos. La base de este secreto era la transmisión de la fuerza del amor. El gesto del rito era de los medios materiales y visibles de la proyección de este poder. Detrás de ella se esconde el don espiritual, por el cual se ayuda al alma, y así poder cruzar sin sufrir el portal estrecho de la muerte, para escapar de las sombras y ser fusionada con la luz.



En el Cerro Negro, no muy lejos de Carcassone, se encontró una cámara, que data de la época de los cátaros, que contienen esqueletos. Se ponían en un círculo, con la cabeza en el centro y los pies en la circunferencia, como los radios de una rueda. Los que han estudiado los ritos mágicos reconocerán en esta postura de la muerte de un antiquísimo rito destinado a facilitar el escape del alma, para que pueda recorrer los mundos intermedios en virtud del impulso dado por la unión.
La consecuencia lógica de la filosofía cátara es que la vida es mala y que es conveniente escapar de la forma en la que estamos confinados. El principio de la creación, el dios creador, es consecuencia del mal, ya que ha creado la forma, que es la causa del mal. Él es el Jehová del Antiguo Testamento, enojado, destructivo, que se complace en el castigo y la venganza. Los cátaros vieron en esta terrible Dios el poder retrógrado de la materia. Jesucristo, el símbolo de la Palabra, vino a enseñar al hombre los medios para escapar de este Dios y poder volver al Reino de los Cielos. Algunos de ellos afirmaron que Jesús no tenía existencia terrestre, que sólo vino a los hombres vestido con un cuerpo espiritual, y que los milagros relatados en el Nuevo Testamento tenía un carácter simbólico y sólo se hubiesen realizado en el plano espiritual. Los ciegos fueron sanados sólo de la ceguera espiritual, porque estaban cegados por el pecado. La tumba de Lázaro desde donde resucitó de los muertos era la morada oscura en la que el hombre está encerrado voluntariamente. El verdadero culto de los cátaros era el culto del Espíritu Santo, el Paráclito divino. Es decir, el principio que permite que el espíritu humano pueda alcanzar el *mundo real*, el *mundo invisible*, el mundo de *la luz pura*, la *ciudad permanente e inalterable*.



Las conclusiones que pueden extraerse de este credo, parecía, a pesar de su lógica estricta, monstruoso para los hombres del siglo XII, pues al parecer ..también monstruoso a los hombres del siglo veinte. El suicidio, para escapar de los males de la vida, que se agravaban aún más por las persecuciones, fue permitido en algunas ocasiones excepcionales.
Los cátaros, como los romanos, bajo el Imperio, buscaron la muerte con gusto por la apertura de sus venas. Pero se les prohibió poner fin a sus vidas a menos que hubieran alcanzado la calma absoluta, una completa indiferencia, con el fin de escapar de una muerte incurrida en circunstancias de agonía ante la tortura impiadosa de los verdugos de la Inquisición.
Entre ellos las mujeres jugaron un papel inesperado. Eran iguales a los hombres. Y muchos familiares de los señores del Languedoc, fueron las encargadas de los centros de enseñanza y la curación.
En muchos aspectos, el ritual cátaro refleja las prácticas de la Iglesia primitiva pre-Constantino. También hay un vínculo con los antepasados comunes de la masonería en que el candidato de los cátaros se dirige como *piedra viva en el templo de Dios. Mani ya había sido llamado un *hijo de la viuda*.



Durante los siglos XI y XII, habían habido quemas esporádicas de los herejes cátaros, pero se hizo evidente que estas medidas no tuvieron efecto. En 1179 el Papa Alejandro III pronunció un anatema contra la secta y envió legados papales a ordenar a los nobles del Languedoc para tomar medidas disciplinarias fuertes. El informe fue devuelto a él aduciendo que *la enfermedad era demasiado amplia para ser tratado de esta manera*. Cuando Inocencio III llegó al trono papal se decidió a poner fin a esta escandalosa oposición a su autoridad. Primero intentó medidas de conciliación. En 1203 se puso en marcha una campaña de predicación para convertir a todos los que estaban *desviados del verdadero camino*.... En las principales ciudades de la región de Languedoc se organizó una serie de debates públicos. Herejes principales debían reunirse con emisarios del Papa y de cada lado exponer su enseñanza. Fue un gesto notable para permitir que los herejes pudieran hablar de igual a igual con los ortodoxos, pero el Papa se imaginó que la verdad del dogma católico... debía ganar el debate.
Los emisarios llegaron con sus espléndidas vestiduras con cabalgatas de seguidores, pidiendo hospitalidad casi real, mientras que eruditos cátaros aparecían en su sencillez modesta. El pueblo amaba a éstos buenos hombres y despreciaba a los representantes altivos de Roma, por lo que los católicos avanzaban muy poco.



Hubo sin embargo, una desviación sorprendente. Dos monjes españoles, alimentados con celo misionero, llegaron a la escena. El más activo de los dos, Domingo de Guzmán, luego se convertiría en el famoso St. Dominic, reprendió a los emisarios por su ostentación y arrogancia. Él mismo lo hizo incluso fuera del atrio donde se efectuaban los debates. Cuando la multitud le arrojó lodo y lo amenazó de muerte, respondió: *¡Debo rogarles que no me maten de una vez, desgarrenme miembro a miembro, me gustaría ser un mero tronco sin extremidades, con los ojos arrancados, revolcándome en mi propia sangre, y puede ser que de esta manera gane la corona del martirio digno!*. Esa intrepidez ganó un respeto sobrecogido, pero a pesar de la elocuencia ardiente de Dominic, no hubieron conversos de gran importancia.
Allí, vivía en ese momento en Toulouse, en la rue du Taur, un venerable anciano llamado Pierre Maurand, que había sido el anfitrión de Nicetas y mantenía reuniones nocturnas en las que predicaba la nueva religión. Él se comparó con San Juan a causa de sus ojos brillantes. Era un magistrado y uno de los hombres más ricos de Toulouse. Los emisarios papales lo citaron solemnemente ante el pueblo, lo interrogaron, lo declararon culpable de herejía y lo condenaron a muerte. La fuerza de un mártir no estaba en él. El tenía miedo a la muerte, que suele ser más difícil para un viejo rico que para otros hombres, y se comprometió a volver a la Iglesia Católica Romana. Pero su regreso se hizo difícil. Se vio obligado a caminar descalzo desde la prisión a la iglesia de Saint-Sernin entre el obispo de Toulouse y uno de los emisarios, que lo golpearon sin piedad con varas. A la iglesia le pidió perdón de rodillas, se retractó, y escuchó su sentencia, que era que él debería haber destruido sus casas y sus bienes confiscados. Tendría además, que ir a Tierra Santa y durante tres años dedicarse a socorrer a los pobres de Jerusalén. Además de su partida, por otra parte, con el fin de que ningún habitante de Toulouse siguiera permaneciendo en la ignorancia por su retractación, y se vio obligado por los días de cuarenta a visitar todas las iglesias de Toulouse, azotándose y flagelándose a sí mismo.



Pierre Maurand, que entonces tenía ochenta años de edad, se flagelaba y vagó desnudo por las calles de los prescritos cuarenta días. Después de que él dejó Toulouse, cruzó el mar y llegó a Oriente. Visitó Arabia para discutir temas místicos con el sufí persa Farid Uddin, se quedó en Trípoli, se enteró de la filosofía de Maimónides, pasó tres años en Jerusalén y regresó a Toulouse, donde sus amigos nunca había pensado en volver a verlo otra vez. Su carrera aún no había terminado. Era poco más que un comienzo. Típico de los hombres obstinados de Toulouse, comenzó una vez más a predicar en secreto, y durante cinco períodos consecutivos de tres años fue elegido cónsul de la ciudad por sus conciudadanos, que deseaban honrarlo como el que ofreció la resistencia nacional a un Papa extranjero.
La gente se había acostumbrado tanto a la idea de que la muerte no podía llegar a Maurand, que se pensó durante mucho tiempo que se había refugiado en los bosques de Comminges, y un siglo y medio después, los habitantes de las afueras de Toulouse afirmaban haberlo visto saltando las murallas para examinar su fuerza, apoyado en su bastón y erguido como siempre.
El sur había sido aterrorizado por la condena de Pierre Maurand. Un Papa que se atrevió a desafiar, manos laicas en este noble anciano, debía ser considerado por la ortodoxia como el Papa de la maldad. El catarismo creció; las iglesias fueron abandonadas. Una nueva Iglesia llegó en secreto a la existencia, sin edificios, sin jerarquía, sin grandes inversiones. La voz de Dominic el español sonó en vano en las plazas públicas.



Medidas más drásticas había que tomar. El Papa envió a su legado, Pedro de Castelnau, para disciplinar al conde Raimundo de Tolosa por albergar y apoyar a los herejes, y, como el conde no actuó con eficacia, fue excomulgado. Entonces, casi con toda seguridad y sin la sanción del Conde uno de sus seguidores encendió la chispa que encendió la conflagración. En 1208, mientras cruzaba el Ródano a su regreso a Italia, Pedro de Castelnau fue asesinado. El crimen parece haber sido cometido por rebeldes anticlericales sin afiliación cátara probada. Equipada con la excusa que necesitaba, sin embargo, Roma no dudó en culpar a los cátaros. A la vez el Papa Inocencio III ordenó una cruzada. Aunque había habido persecución de herejes intermitente durante todo el siglo pasado, la Iglesia ahora movilizó sus fuerzas en serio. La herejía debía ser extirpada de una vez por todas.
Raymond de Toulouse dio cuenta del peligro, pero él no pudo formar una alianza con sus compañeros nobles. Los condes del Sur carecían de una política común y estaban más que dispuestos a sospechar unos de otros como para ganar un poder excesivo. Raymond decidió el ardid inteligente de hacer penitencia para volver a ganar una posición en la iglesia católica y de adhesión a la Cruzada. De esta manera se aseguró la seguridad de su propio pueblo, para que el ejército cruzado ahora no pudiera entrar en su reino. Su sobrino y vasallo, Raymond Roger Trencavel, vizconde de Beziers y Carcasona, decidió defender sus propios reinos.



El ejército cruzado hizo rápidos progresos a lo largo del curso del Ródano. A principios del siglo XIII, la mayoría de los principales nobles se basaron en la colaboración de los mercenarios. Con el progreso de los caballeros de la civilización ya no se considera la lucha como su tarea principal, aunque muchos eran todavía leales a sus amos, su apoyo era irregular, ya que su obligación de luchar era tradicionalmente por un período de sólo cuarenta días. Los mercenarios, al no tener la lealtad personal o el nivel de honor, fueron brutales y sin Dios. Ellos no tenían que esperar ninguna consideración de sus líderes.
El 21 de julio de 1209, un ejército de unos treinta mil caballeros y soldados de a pie desde el norte de Europa descendió como un torbellino en el Languedoc, las estribaciones nororientales montañosas de los Pirineos, en lo que hoy es el sur de Francia. En la guerra que siguió, todo el territorio fue devastado, las cosechas fueron destruidas, pueblos y ciudades fueron arrasadas, todo un pueblo se puso a filo de la espada. Este exterminio fué tan vasto, tan terrible en una escala que bien puede constituir el primer caso de *genocidio* en la historia europea moderna. En la ciudad de Beziers solamente, por lo menos quince mil hombres, mujeres y niños fueron masacrados al por mayor, muchos de ellos en el santuario de la iglesia misma. Cuando un oficial preguntó al representante del Papa cómo podría distinguir los herejes de los verdaderos creyentes, la respuesta fue: *Mata a todos ellos. Dios reconocerá a los suyos*. Esta cita, difundida ampliamente, puede ser apócrifa. No obstante, se tipifica el celo fanático y la sed de sangre con la que se perpetraron las atrocidades. El mismo representante papal, escribiendo a Inocencio III en Roma, anunció con orgullo que *ni la edad, ni el sexo, ni el estado se salvaron*.



Sobrevivientes cátaros desaparecieron en escondites remotos en los bosques y las hendiduras de las montañas de los Pirineos. Sin embargo, se sabe que muchos viajaron libremente de un lugar a otro, reconfortados y alentados por sus seguidores, que arriesgaron sus vidas en armonía y les proporcionaron alimentos y otras necesidades. De vez en cuando, los ciudadanos de las ciudades que capitularon fueron obligados a afirmar su lealtad a la fe católica. Los que se negaron fueron quemados hasta la muerte, pero no se logró la supresión real de la herejía.
Los líderes de los cátaros se dieron cuenta que se debían tomar medidas para proteger su Orden. Ya en 1204 Raymond de Perella había sido solicitado por ellos para reparar la fortaleza de Montsegur de los cuales él era el *Seigneur*. Al principio, este refugio remoto parece haber sido utilizado sólo como centro de peregrinación, pero a partir de 1233 en adelante se convirtió en el corazón del movimiento de resistencia. El origen de esta fortaleza es un misterio, ya que no se construyó de acuerdo a un plan aceptado de la defensa. No guardaba ninguna ruta principal ni protegái algún distrito fértil; parecía más apto para un santuario, recluido en sus alrededores salvajes y prohibitivos. Se cree que una vez pudo haber sido un templo celta.



Las observaciones incisivas de Fernand Niel en su libro, *Montsegur, la Montaña Sagrada*, demuestran que el diseño del edificio se presta a coincidir con una precisión asombrosa con las principales posiciones del sol en su ascenso. Un antiguo templo maniqueo consagrado a la adoración del sol, Montsegur se convirtió en el Monte Tabor de los cátaros por medio de una afiliación espiritual que hoy en día es prácticamente imposible de negar. Otros castillos en Aquitania, hay que señalar, como Quéribus en las Corbières =que también sirvió como un refugio contra los albigenses= y Puivert =donde la madre de Trencavel, vizconde de Carcasona, sostuvo la corte del amor, poseen una arquitectura muy similar a la de Montsegur.
Henri Coltel, quien llevó a cabo una amplia investigación sobre este tema en el suroeste de Francia, descubrió una importante evidencia que confirma los hallazgos de Fernand Niel. Vio unos pasadizos subterráneos, cuarenta y tantos que datan de los siglos XI y XII, y se encontró con que todos los subterráneos tienen una sala como capilla, en donde se encuentra una especie de altar, de manera que todos los subterráneos están orientados y convergen hacia un solo punto. Coltel se convenció de que no eran principalmente refugios, sino templos donde los cátaros, antes del período de las persecuciones, celebraban sus ceremonias de iniciación. Montsegur se convirtió en el último bastión del movimiento cátaro.



Sin embargo, en 1242, los ejércitos invasores, en colaboración con la iglesia, decidieron atacar Montsegur. Y en abril de 1243, un vasto ejército de más de diez mil rodeaba la montaña.
Con esta gran fuerza, los sitiadores trataron de rodear toda la montaña, lo que impedía toda entrada y salida con la esperanza de matar de hambre a los defensores. A pesar de su fuerza numérica, sin embargo, carecían de suficiente mano de obra para hacer su anillo completamente seguro. Muchos soldados eran locales, por otra parte, simpatizabann con los cátaros. Y muchas otras tropas eran simplemente poco fiables. En consecuencia, no era difícil de pasar desapercibidos en las líneas de los atacantes. Habían muchos huecos por los que los hombres se deslizaban hacia adelante y atrás, y materiales de construcción que bloqueaban su camino hasta la fortaleza.
Los cátaros se aprovecharon de estas lagunas. En enero de 1244, casi tres meses antes de la caída de la fortaleza, dos parfaits escaparon. Según testimonios fidedignos, llevaron con ellos la mayor parte de la riqueza material de los cátaros, una carga de oro, plata y monedas que llevaron primero a una cueva fortificada en las montañas y de ahí a un bastión en un castillo. Después de que el tesoro desapareció, nunca más se ha oído hablar de él.



El 1 de marzo, Montsegur finalmente capituló. Para entonces sus defensores eran contados en menos de 400, entre 150 y 180 de ellos fueron parfaits, siendo el resto caballeros, escuderos, hombres de armas, y sus familias. Se les concedió términos sorprendentemente indulgentes. Los hombres que lucharon iban a recibir el perdón total de todos los anteriores *delitos*. Se les permitiría conservar y salir con su equipaje y cosas personales, incluyendo dinero. A los parfaits también se le otorgaban una generosidad inesperada. Siempre y cuando hubieran negado sus creencias heréticas, confesaran sus *pecados* de la Inquisición, y así serían liberados y sometidos únicamente a penitencias ligeras. Sin embargo, decidieron no hacerlo.
Fueron los parfaits tan comprometidos con sus creencias que voluntariamente eligieron el martirio en vez de la conversión. ¿Había algo que no podían o no se atrevieron a confesar a la Inquisición?. Sea cual sea la respuesta, los cátaros parfaits no aceptaron los términos de los sitiadores. Por el contrario, todos eligieron el martirio. Además, al menos veinte de los otros ocupantes de la fortaleza, seis mujeres y una quincena de hombres de guerra, voluntariamente recibieron el Consolamentum y se convirtieron en parfaits y, por tanto, se comprometieron a una muerte segura.




El 15 de marzo, la tregua expiró. Al amanecer del día siguiente más de doscientos parfaits fueron arrastrados más o menos por la ladera. Ni uno solo se retractó. No había tiempo para levantar apuestas individuales. Estaban encerrados en una gran empalizada llena de madera al pie de la montaña, y fueron quemados en masa.
Los documentos de la Inquisición confirman que la noche anterior a la capitulación de Montsegur, cuatro cátaros se dejan bajar en cuerdas a lo largo del lado veniginous de la montaña =Aican, Poitevin, Hugh, y Alfaro=, y lograron hacer un buen escape a las montañas de los alrededores, llevándose con ellos el tesoro sagrado. La tradición dice que cuando el Grial había sido salvado, una llama apareció en la montaña vecina de Biaorta, anunciando a los cátaros de Montségur que ahora podrían estar en paz. La piedra del Grial, o libro sagrado, se ocultaba, sin duda, en una de las innumerables grutas del Sabarthez. La historia contada por un viejo pastor decía:



Durante el tiempo en que los muros de Montsegur seguían en pie, los Cátaros mantuvieron el Santo Grial allí. Montségur estaba en peligro, los ejércitos de Lucifer lo habían sitiado. Querían el Grial, para restaurarlo a su diadema del Príncipe que había caído durante la caída de los ángeles. Entonces, en el momento más crítico, descendió del cielo una paloma blanca que, con su pico, dividió Tabor en dos. Esclarmonde, que era guardiana del Grial, lanzó la joya sagrada en las profundidades de la montaña. La montaña se cerró de nuevo, y de esta manera el Grial se salvó. Cuando los demonios entraron en la fortaleza, ya era demasiado tarde. Enfurecidos, ponen la muerte por el fuego en todo el Puras, no lejos de la roca sobre la que se alza el castillo, en el *camps des cremats*, el Campo de la Hoguera... Todas los Puros perecieron en la pira, excepto Esclarmonde de Foix. Cuando ella supo que el Grial estaba seguro, se subió a la cima del monte Tabor, transformada en una paloma blanca, y voló hacia las montañas de Asia. Esclarmonda no está muerta. Incluso ahora ella vive allí, en el *paraíso terrenal*.