***Bello y próspero Martes para todos.
Mucho hablamos del cerebro, especialmente de los pensamientos y las emociones, lo que posteriormente deriva en nuestras acciones.
Pero hay una delgada línea entre lo posible y lo imposible.
Así como cualquier parte de nuestro organismo se enferma, el cerebro no está exento.
El cerebro es tan complejo que aún en pleno siglo 21 no es posible ni conocerlo al dedillo ni aplicarle recetas efectivas.
Lo que puede parecer un problema psicológico que se puede revertir, puede también ser el fruto de algún proceso que está averiado o malfuncionando.
En fin..que todos venimos con carga genética heredada, y en el caso del cerebro hay averías que no pudiendo ser detectadas, subyacen allí, y por más esfuerzos que el individuo haga para tratar de encauzar sus pensamientos no siempre lo logrará.
Como para ejemplificar, si alguien padece de *laberinto o laberintitis*, por más que intente caminar recto y equilibrado como la mayoría de las personas, se va ladear hacia uno de sus lados, increíblemente le costará caminar coordinadamente por más esfuerzo que haga.
Claro está, una vez descubierta la causa la medicina obrará en consecuencia, pero con el cerebro...no es tan fácil.
Su complejidad es tal que aún la ciencia no es capaz de poder descubrir muchas de las causantes de tal o cual impedimento a la hora de evaluar la sanidad o no, de semejante y trascendental órgano.
No es novedad para nosotros que a la vil industria del medicamento le importe más que curar...hacer grandes negociados.
Y como todo se recicla y se adapta a los tiempos, hoy todo lo referente al cerebro está intentando seducir con cosas que dentro del mismo sector científico está siendo muy cuestionado.
Neurociencias...
Cuando alguien sabe que su *bocho* le está jugando una mala pasada busca ayuda de todo tipo.
Difícilmente con sólo decirte *¡¡sé feliz!!* tu cerebro procese lo que eso significa.
Llegan las terapias entonces, y con ellas alguna que otra pócima...
Esa indescifrable caja que tenemos como antena en la parte más alta de nuestra espiga corporal de carne y hueso, es un compendio de archivos del pasado mezclados con el presente, emociones a granel, experiencias tanto buenas como malas, registros de todo tipo, lo cual hacen al combo que nos conforma en lo que somos, y si a eso le sumamos alguna deficiencia o alguna falta de algo o alguna sobra de algo que la ciencia no puede descubrir, todo se complica por más buena voluntad que le pongamos al asunto.
No hay un formato único para ser aplicado a todos los individuos, y he allí la importancia creo, del trato individual y personal entre el terapeuta y el paciente, si todo fuera tan fácil, pastillita para todos y ¡¡arrevoide!! y la cosa no es así.
Los expertos en ésto de ayudar a pensar están muy preocupados...
Una *nueva ola* dentro de la ciencia está instalando alguna especie de *formato* que no tendría muy buenas intenciones...sino...reciclar la gran máquina del *negocio* de la salud..
O de crear *cerebros felices* a partir de una unificación, que en el peor de los casos, volvería a la humanidad hacia una automaticidad inducida, sopretexto de un cerebro sano...
Les dejo dos opiniones y como siempre, ustedes sacan sus propias conclusiones;
Dra. Laura Kiel;
-Una mamá me pregunta por qué no me gustan las neurociencias si están tan de moda. Me toma desprevenida y titubeo en la respuesta. Sin lugar a dudas, el discurso de las neurociencias resulta seductor para un público masivo que llena plazas y teatros como si fuera un show. Me pregunto cómo se introdujo ese significante en el campo de la cultura y cuánto hace que circula en el lenguaje coloquial. Tengo la impresión de que detrás de la moda de las neurociencias hay un fenómeno que no alcanzo a vislumbrar: ¿Cuál es el sentido de introducir una campaña de divulgación social de las neurociencias, ampliando un escenario que solía quedar restringido a ámbitos clínicos o académicos?
Me dediqué entonces a leer cuanto libro tuviera en su tapa las palabras neurociencias, cerebro a secas, cerebro que aprende, cerebro pobre, cerebro lector, cerebro moral, cerebro para vivir mejor y otros cerebros. Me encuentro con un prólogo que dice lo siguiente:
*Hoy las neurociencias cognitivas están tomando por asalto no solo a la comunidad científica sino a la sociedad en su conjunto: todo, desde el marketing hasta la ley, y desde la educación hasta la política, exige una explicación basada en los hallazgos de esta disciplina que cada vez atrae a un mayor número de adeptos*.
¿Adeptos? Según la RAE, son partidarios o seguidores de alguien o algo, como una idea o un movimiento. ¿Por qué necesitarán adeptos?
Hay un tono de euforia casi megalómana que impregna la redacción de estos libros de divulgación. Si no apelaran a las ciencias, creería que por momentos se deslizan a un discurso religioso. ¿Cuál es la buena nueva tan bien recibida por tantos adeptos?
El libro del neurocientífico más popular propone *pensar el cerebro con el objetivo de que podamos vivir mejor*. Parte de la siguiente hipótesis:
*cuanto uno más comprende sobre sí mismo, más va a atenderse y cuidarse, es decir, vivir plenamente*.
Evidentemente hay algo que se me escapa.
No puede ser que todo un libro de neurociencias se base en una hipótesis de sentido común, que no forma parte de su campo disciplinar y que ni siquiera se verifica en la realidad.
Si la promesa de vivir mejor se sigue justificando en el equilibrio químico del cerebro y los niveles de neurotransmisores, esa revolución *científica* ya se produjo a finales de los 80 de la mano de la psicofarmacología, que pasó de una medicación al servicio de curar la enfermedad mental a un consumo masivo precisamente con la promesa de *la felicidad* garantizada, el famoso *garomboll* de ChaChaCha.
Sin embargo, a casi tres décadas de ese descubrimiento de la pastilla de la felicidad, el número de enfermos mentales se ha disparado a cifras inauditas y estamos lejos de aprender a vivir mejor.
La realidad actual en cifras y estadísticas resulta aterradora.
Según, Alan Frances, quien dirigió durante años el DSM =Manual de la Psiquiatría Mundial=:
*Durante los últimos quince años, cuatro grandes epidemias de trastornos mentales han hecho explosión repentinamente, el número de niños bipolares ha aumentado extrañamente en un 40 %, los autistas en 30 %, los hiperactivos con déficit de atención se han triplicado, mientras que la proporción de adultos candidatos a un diagnóstico de bipolaridad se ha duplicado*.
Un pantallazo por las condiciones de salud de la población alcanzaría para disipar tanta esperanza. Sobre todo, cuando los avances del reino del cerebro y los embates de las Terapias Cognitivo-Comportamentales =TCC=, ambos de la mano de la creciente industria farmacológica son responsables de transformar la salud en una mercancía dirigida al público en tanto consumidor.
Como señala David Healy, profesor de la Universidad de Cardiff:
*El factor que hizo que el Prozac fuese popular no fue su potencia sino su buena y estudiada comercialización*.
Es el mercado quien distribuye hoy las nuevas categorías de síndromes y trastornos, en una maquinaria fuera de control donde la población en su conjunto devino consumidora. Las publicidades dirigidas a los padres =induciendo al consumo de psicofármacos para que la crianza de los niños resulte más sencilla= se realizan en medios de comunicación masiva; los tests para detectar dislexia o autismo están disponibles on line para el público en general con la aclaración de que no demoran más de un par de minutos; los usuarios eligen su diagnóstico en un catálogo ordenado por ítems que se llama DSM V. Los debates profesionales se legitiman como espectáculo.
Quizás lo más perturbador de estas alianzas del poder político-económico-científico sea que la población infantil devino en el sector más atractivo para los mercados. Nuevas enfermedades se inventaron para satisfacer el ritmo de producción de los grandes laboratorios, lo confirmó Leon Eisenberg, el inventor del ADDH =Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad=, quien confesó meses antes de morir su connivencia con los laboratorios a la hora de pretender lanzar la Ritalina al mercado. Y el resultado es hoy una infancia hipermedicalizada, equipos de terapeutas repartiéndose una cantidad indiscriminada de sesiones, el crecimiento desmedido de certificados de discapacidad, las demandas abusivas de integraciones escolares.
Esta crisis no la denunciamos solo los psicoanalistas, se hace oir desde el corazón mismo del sistema de salud en términos de seguridad social, gasto público, etc. Traducido en términos económicos, no hay sistema de salud que aguante la hiperinflación diagnóstica con su consecuente medicalización.
Hasta aquí un pantallazo del contexto en el que los divulgadores de las neurociencias insisten en transmitir hoy un renovado optimismo.
En las líneas que me quedan quisiera introducirlos en el texto mismo. Como supongo que no todos han tenido la oportunidad de su lectura, comparto mi corte y pegue de ciertos enunciados que recorren estos libros dirigidos a un público lego. El armado es de mi autoría pero las frases son textuales;
*¿Qué nos hace humanos? Una región del cerebro =la prefrontal= nos hace humanos... La ciencia está comenzando a iluminar el camino que nos permitirá entender por qué elegimos cuando elegimos... La neuroquímica es el principal factor determinante de la variabilidad en la conducta humana... La evidencia científica indica que las personas deciden, básicamente, con las emociones... Queda demostrado en investigaciones recientes que la toma de decisiones es un proceso que depende de áreas cerebrales involucradas en el control de las emociones... Los neurotransmisores o sustancias químicas que el cerebro produce son responsables de las emociones... Nuestro cerebro tiene el gran poder de modificar su propia neuroquímica...
Sería muy bueno entrenarnos para producir nosotros mismos =o sea nuestro cerebro= la dopamina =un neurotransmisor= que nos atrae a aquellas elecciones de vida que nos encaminan a la felicidad verdadera... La agresión tiene una neurobiología subyacente que recién se está empezando a comprender... ciertos defectos en la distribución normal de la serotonina se vinculan a la agresión y la violencia...*.
La construcción de la falacia es perfecta.
Quien domine las emociones dominará las conductas y las elecciones de la sociedad. El sueño totalitario toma la forma de la biopolítica. En un futuro cercano, el control del flagelo social de la violencia y una felicidad dopamínica estarán garantizados. No puedo evitar recordar la frase del presidente Macri en su discurso sobre *la construcción de un país en el que todos podamos conseguir nuestra forma de felicidad*.
La felicidad ha devenido una cuestión de Estado.
Por último: Ya no se trata de esperar en forma pasiva que los pacientes lleguen a la consulta: proyectos de investigación a gran escala han demostrado que es posible identificar en forma precoz a las personas en riesgo de enfermar, y de esta manera, modificar la trayectoria de la enfermedad… Pese a los grandes avances de las neurociencias, los diagnósticos en psiquiatría se siguen llevando a cabo a partir de conversaciones con el paciente y su familia sobre sus síntomas y su historia.
En la medida en que los trastornos mentales son alteraciones cerebrales, podemos esperar que algunos indicadores biológicos o cognitivos sutiles =pero, aun así, medibles= podrían ser detectados antes de la aparición de todos los síntomas de la enfermedad... Se trata de anticiparse al futuro.
La neurociencia cognitiva es el discurso ideológico más totalitario hasta aquí alcanzado bajo la forma de un argumento pretendidamente científico. El proyecto de un mundo basado en leyes de la biología, reducido a la naturaleza, planteado con criterios funcionales, pragmáticos y utilitarios desde el punto de vista evolutivo de la especie, con una lógica del costo-beneficio, simplificado a preguntas simples y respuestas de laboratorio no deja de ser una cosmovisión con tintes científicas.
Cierro con una frase de Freud:
*Una cosmovisión es una construcción intelectual que soluciona de manera unitaria todos los problemas de nuestra existencia a partir de una hipótesis suprema; dentro de ella, por tanto, ninguna cuestión permanece abierta y todo lo que recaba nuestro interés halla su lugar preciso*.
Ya lo había advertido, refiriéndose al siglo XX.
*Estaba reservado a nuestro siglo descubrir el presuntuoso argumento de que semejante cosmovisión es tan pobre como desconsoladora, que descuida las exigencias del espíritu y las necesidades del alma humana*.
El sujeto y la palabra nunca dejarán de ser un estorbo para cualquier ficción con tintes absolutistas.
Pero en el mientras tanto, cuidemos a nuestros niños y jóvenes, preservándolos de la perversa maquinaria de evaluar, expender psicofármacos y consumir terapias conductistas.
Ahora sí, estaríamos en condiciones de preguntarnos por las consecuencias para la clínica o para la educación de la legitimación de esta operación de reducción que va de la biologización de la conducta a la biologización del ser humano. Pero eso quedará para otra oportunidad.
Muy cierto lo que dice la Licenciada Laura Kiel.
No es ningún descubrimiento nuevo, si es que nos hemos interesado en leer tanto tratado filosófico antiguo, incluso religioso.
Conocerse a sí mismo es algo que desde siempre se ha intentado, el problema no es *dominar* los sentimientos o sensaciones, yo creo humildemente que primero hay que *educarlos*.
Se le puede inculcar a alguien que por ejemplo, el consumismo es algo malo o pernicioso, ahora bien,
¿qué pasa si esa persona se siente infeliz al reprimir su consumismo?..
Por eso recalco que para asimilar un concepto que nos es ajeno o incomprensible, primero hay que recorrer un laaaaaaaaaaargo camino de esfuerzo que eduque nuestro razonamiento.
Muy cierto lo que también apunta la Dra., nuevas formas disfrazadas de ciencia podrían ser más de lo mismo aplicadas a la ingeniería social, el negocio y como siempre...con la ayuda de los medios masivos de des-información..
Veamos una opinión más;
-*Las neurociencias van en contra del pensamiento crítico*, se planta la psicoanalista y profesora de la Universidad de Buenos Aires, Nora Merlin, sobre esta moda que invade las aulas argentinas. Asegura que la intención que persiguen es borrar las singularidades humanas, uniformar y disciplinar conductas. Y que detrás de todo está el mercado de los medicamentos.
Desde hace buen rato las neurociencias vienen pujando por un lugar en las escuelas.
La intención se oficializó el año pasado cuando el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación firmó un convenio con la Fundación del Instituto de Neurología Cognitiva =Ineco, que preside el neurólogo Facundo Manes= para crear el Laboratorio de Neurociencias y Educación, que =según sus impulsores= promueve la articulación entre unas y otra *con el fin de potenciar los procesos de enseñanza y aprendizaje a partir del conocimiento acerca de cómo funciona el cerebro*.
Merlin invita a desandar en forma didáctica aquella afirmación que hoy circula como verdad y panacea a distintos males.
*Las neurociencias son disciplinas que estudian el sistema nervioso y pretenden explicar la conducta y el padecimiento mental según bases biológicas. Los psicoanalistas pensamos que son un anacronismo, porque el aprendizaje, la afectividad, pasan por otro carril, no responden a la lógica de la neurona*, sostiene quien también trabajó con Ernesto Laclau, es profesora de psicoanálisis en la UBA y magíster en ciencia política.
Su trabajo de investigación lo desarrolla alrededor de la articulación de política y psicoanálisis, de los temas de cultura y medios. También es autora de Populismo y Psicoanálisis.
Insiste que lo que hoy se presenta como una innovación en ciencia es en realidad un anacronismo. En 1895 Sigmund Freud, siendo neurólogo, considera que esa disciplina no le servía para explicar lo psíquico:
*Lo que hoy venden como la novedad quedó desterrado en 1895*.
Es como dice la canción de Silvio Rodríguez *Un servidor de pasado en copa nueva*.
Freud enseña que el cuerpo psicológico no coincide con el orgánico, y que la palabra importa cuando se habla de salud y enfermedad.
La autora llama la atención sobre el momento político-económico de época en que las neurociencias irrumpen la cultura y la educación, la vida cotidiana de las personas:
*El neoliberalismo avanza tomando toda la cultura, estableciendo un criterio sobre qué es normal y qué es patológico. Esos criterios de normalidad, salud y enfermedad están determinados por los departamentos de marketing de los laboratorios farmacéuticos, una de las industrias que mueven el mundo.
Criterios que se difunden luego por los medios de comunicación y por todos los aparatos de imposición simbólica.
Se crean necesidades, se instalan determinadas patologías y definen los síntomas que incluyen*.
Estas imposiciones del mercado de los laboratorios =describe= vienen acompañadas por grandes movidas publicitarias que consisten en apadrinar congresos, viajes, capacitaciones, publicaciones y hasta campañas de prevención. *Todo un aparato preparado para imponer determinado medicamento. Para eso primero necesitan desarrollar enfermedades. Es fácil deducir que vamos a obtener como resultado una cultura cada vez más medicalizada*.
Merlin menciona como enfermedades *de moda*, impuestas por ese mercado, el ataque de pánico y el trastorno bipolar en los adultos. Y en los más pequeños el famoso TDH: el trastorno de déficit de atención por hiperactividad.
*En 1895 Freud llamó al ataque de pánico neurosis de angustia. Es decir, todos los síntomas que aparecen hoy como ataques de pánico ya los describió Freud, no son una novedad. La diferencia es que ahora vienen medicalizados*, repasa la psicoanalista de la UBA para remarcar que a esa depresión manifestada por una persona se le pone una mordaza química.
*Esa persona va a tener dos problemas: va a seguir con la angustia y tendrá que resolver la dependencia al psicofármaco. En lugar de escuchar lo que se manifiesta en el cuerpo con sudoración o taquicardia =por ejemplo= se le da un medicamento y se quita la oportunidad de expresar en palabras ese sufrimiento*.
*Las neurociencias quieren borrar las historias, la afectividad y entonces hablan solamente de una lógica cerebral. Claro que hay una lógica cerebral, pero la neurona no coincide con el sufrimiento humano*, subraya.
Chicos con *trastornos*.
Los niños y las niñas en edad escolar no escapan a esta lógica de salud y enfermedad motorizada por el mercado. Es corriente escuchar a docentes y familias hablar de chicos que no aprenden o tienen problemas de conducta por padecer déficit de atención. La derivación y la medicalización es lo que sigue a estas rotulaciones.
Nora Merlin menciona al TDH como la enfermedad que está a la orden del día.
*Quienes impulsan estas patologías incluyen como déficit lo que son características propias de los niños: si un niño se mueve se afirma que tiene déficit de atención, cuando son características propias de la infancia.
¿Qué niño no se mueve, no es activo?.
A eso las neurociencias lo transforman en un trastorno neurobiológico, en un desorden del cerebro.
Y no solo eso sino que piden hacer un diagnóstico temprano para determinar si esos síntomas se presentan con una frecuencia superior a lo normal. Ahora ¿cuál es el límite si un chico se mueve mucho?
¿Quién dice qué es lo normal?
Ellos.
¿Qué hacen con esto?
Medican.
Hay muchísimos niños medicados por un supuesto trastorno que en la mayoría de los casos no existe.
Uno de los mayores éxitos de la cultura neoliberal es haber instalado la creencia de una supuesta normalidad psíquica que se debe alcanzar, donde una vía para lograrlo es la medicalización*.
¿Cómo se manifiesta esta situación en el día a día en las escuelas?.
*Hay toda una bajada de línea a los docentes quienes se ponen a estudiar neurofisiología y tratan de homologar la lógica de que si un chico tiene problemas de atención hay que derivarlo al neurólogo. Muchas veces lo hacen de buena fe. Pero cada niño tiene su tiempo de aprendizaje. Hay momentos singulares para cada niño que hay que respetar.
No se puede sostener que porque los chicos se mueven tienen déficit de atención o un trastorno. Son desafíos para los docentes, porque estamos ante un problema muy serio en la cultura, donde se busca medicalizar. Una cultura que tiende al no respeto por la diferencia, más bien a una supuesta normalidad, y los que no están ahí es porque les falla algo en la sinapsis neuronal que hay que resolver con medicación*.
Ante este bombardeo de *neurociencias y educación* ¿qué preguntas debiera hacerse una docente?.
*¿Qué hay detrás de todo esto?
¿Por qué el ideal de una supuesta normalidad y uniformidad?
¿Por qué todos los niños deben responder a determinada cifra, ser cuantificados?
¿Y por qué abandonar la singularidad y la diferencia si los niños no son iguales, todos tienen su propia historia?
La afectividad es el motor del aprendizaje: si un niño está triste, tiene inhibiciones, seguramente no va a poder aprender. Ahora, eso no responde a una lógica neuronal. Seguramente hay repercusiones en el cerebro, pero eso no significa que el cerebro sea la causa de su tristeza. Los docentes no son pasivos receptores, y porque viene una resolución *de arriba* hay que someterse. Tienen responsabilidad en sus actos.
Un docente debe preguntarse por su acto.
Hay que deconstruir entonces todos estos mensajes comunicacionales*.
Las neurociencias promueven entonces un pensamiento uniforme.
*Las neurociencias van en contra del pensamiento crítico. Hay que someterse a determinada medida y supuesta normalidad, quienes no se someten a eso les caben las patologías. El objetivo es promover un pensamiento ahistórico, eliminar la política, la subjetividad, la singularidad y convertir una masa de gente medicalizada, uniforme, adaptada, disciplinada. Ese es el verdadero objetivo*.
Gran aporte también éste de la Dra. Merlin.
*La singularidad*, como esas huellas digitales irrepetibles en 7.000 millones..
Por eso creo que es un arte convivir con un universo de singularidades.., tolerancia y reglas básicas pensando como *conjunto social*, el resto...el resto hará que nos identifiquemos por similitudes o empatías, lo demás...es el mundo..., el gran manicomio de éste cosmódromo en el cual la adaptación es el salvoconducto.
Gilgamesh***
Fuentes;
-pagina12
-lacapital
martes, 23 de mayo de 2017
* Neurociencias; ¿ingeniería social?. *
Publicado por
Gilgamesh
en
14:33
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4 comentarios :
..siempre lo mismo..manipulación para la sumisión total. El último reducto del cuerpo humano que les quedaba por doblegar..el cerebro y su singularidad,la mente personal..
Destruir y bloquear proteínas, en el camino de la experimentación bio-química, alterar procesos electro-químicos, y por el lado mental..la clasificación en "precrimen",crear nuevos desórdenes cognitivos y síndromes rarísimos,pero acompañados de una verborrea,que quita el sentido..Dinero y Poder..resumen de siempre..yo tengo mi propia teoría..somos propietarios y responsables de un Universo vivo que nos acompaña..colonias de todo tipo de seres que en estado armónico,conforman junto con nuestras propias creaciones, el conjunto del todo..y son precisamente las colonias de hongos,algunas en particular,las que son capaces de inferir a nuestro organismo,y sobre todo, el cerebro, un daño catastrófico..
La pérdida de los equilibrios de PH, junto con ambientes ricos en CO2,azúcares y temperaturas cálidas..favorecen la explosión de dichas colonias y la pérdida del equilibrio, con repercusión exagerada en el funcionamiento del cerebro..( https://microral.wikispaces.com/5.+Micolog%C3%ADa+general. )..Al final..los griegos,fueron los últimos médicos..salvo excepciones..perdón por el rrollo..me emocioné. Namasté Familia.
Muy interesante aunque yo aquí no puedo opinar con objetividad ya que yo sin las jodidas benzodiazepinas no podría ir a trabajar a esta sociedad q no comprendo , quizá algún día encuentre por mi misma esa paz interna que no consigo, fuerte abrazo para todos
KAMBIANDO EL SISTEMA y 2+; muchas gracias.
eleritzo espaider; ¡¡¡FAAAAAAAA!!! ¡¡siga emocinándose amigazo!! jeje, si de tus emociones nacen semejantes reflexiones...a seguir emocionándose.
Nada que acotar hermano, no estoy a la altura de semejante bagaje de datos y conceptos, pero me resultan dignos de ser conocidos y estudiados, y como confío en amigos como Usted, con sinceridad le creo. Apenas si el final de tu comentario me permite decir algo con cierto conocimiento de causa, efectivamente Zito..los griegos fueron tal vez los únicos verdaderos mentores del Arte de Curar. Fuerte abrazo y ¡gracias! por desasnarme.
Marta; muchísimas gracias por compartir desde tu indiscutible sapiencia sobre el tema, porque precisamente vos experimentás tener que utilizar algo para estar mejor y te diré amiga que en mi familia hay quienes tb la tienen que utilizar.
Y gracias a ella están vivos..¿porqué? pues porque es increíble que la mente en alguien que es hipertenso, genere que su tensión arterial suba...No te imaginás cuánto he tratado de hablar con ese familiar intentando hacerle comprender que debía tratar de pensar de otra forma para no autogenerarse un daño, y si bien pude que comprendiera el mecanismo, me topé con algo que alguna vez tratamos acá sobre una especie de *no libre albedrío*, algo inconsciente que nos resulta imposible mitigar.
Entonces Marta...a no culparse ni sentirse impotente amiga, ¡nada de eso! yo en mi caso doy gracias a esa pastilla que al menos permite que mi ser querido pueda vivir, porque si fuera por ese inconsciente *desconocido* ya no estaría acá entre nosotros. Y suena egoísta pero si es algo que esa persona no puede decidir por sí misma y ...vaya uno a saber desde donde intenta hacerle la trampa...entonces bendigo a la ciencia que lucha contra algo que no nos pide permiso..
No ha de faltarte paz amiga, la tenés porque te estás tomando el duro trabajo de interesarte por saber, por intentar estar bien, así que de mi parte, tu opinión merece del crédito de la mayor objetividad. Fuerte abrazo y agradezco enormemente tu testimonio, es valiosísimo.
Muchas gracias gilga muchas veces no puedes contar abiertamente q necesitas química para regular tus miedos a la gente que tratamos, no así a los más íntimos x eso me siento libre de decirlo aquí .
Yo se que me viene del inconsciente seguro de la infancia un poco traumática pero en mi caso puedo hacer una vida más digna con ellas y no salir a la calle en estado de guerra como hacia antes como sí me fuera a pasar algo. Hoy día lo llevo con humor aceptando mis limitaciones e intentando poder vivir en la máxima paz q se pueda x eso me gusta leer a águila y su sencilla vida en paraíso urbion pienso q hay salida a este sistema tan competitivo y bueno con 34 q tengo espero ser una abuelita en calma algún día , me alegro y empatízo al máximo con tu familiar. También creo q la meditación o yoga a nuestros cerebros tocados no es nada recomendable, gracias por escucharme para mi supone una liberación hablar esto abiertamente, fuere abrazo .
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