***Gran Martes para todxs.
Si uno recorre el amplio abanico mediático sobre la Pandemia, sin dudas que en las últimas horas los titulares son esperanzadores apuntando a la *eficacia* de la Vacuna de Oxford que, según dicen, mediante las pruebas ha conseguido generar anticuerpos contra el virus.
Nos dicen también que dicha Vacuna estaría lista para un poco antes de fin de año, sin embargo el tema se está tratando con cierta ligereza y vaya uno a saber si semejante apuro no termina siendo un enorme negociado y lo que es peor aún, un experimento peligroso.
Ojalá que la vacuna se pueda probar con todas las garantías que exige tal procedimiento, pero dicho procedimiento tiene protocolos que en el apuro...se están violando.
Ellos lo saben, si no hay vacuna antes del invierno en el Hemisferio Norte, lo de éste año va a ser nada comparado con lo que el 2021 nos depara.
No quiero ser pájaro de mal agüero ni pincharle el globo optimista a nadie, pero ésto hay que advertirlo porque ya conocemos cómo los medios pueden crearnos falsas realidades.
He traducido la opinión de una eminencia, el Dr. Ph.D. William A. Haseltine, ex Profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y fundador de los departamentos de investigación de cáncer y VIH / SIDA de la universidad.
También se desempeña como Presidente del grupo de expertos en salud global ACCESS Health International.
Es también autor del próximo libro *A Family Guide to COVID-19*.
Y su artículo ha sido publicado en Scientific American , la revista de publicación médico-científica más antigua de los Estados Unidos que lleva más de 170 años brindando a sus lectores ideas únicas sobre los desarrollos en ciencia y tecnología.
-La emoción y el entusiasmo por una vacuna COVID-19 para fines de 2020 es palpable y comprensible.
Todos esperamos un rápido final de la pandemia y una vacuna efectiva sería una solución segura.
Pero existen riesgos que vienen con una vacuna acelerada entregada a fines de este año, entre los cuales están los riesgos relacionados con la seguridad de la vacuna en sí.
Los plazos y las aprobaciones de las pruebas telescópicas pueden exponernos a todos a peligros innecesarios relacionados con la vacuna.
Si bien es probable que los ensayos preclínicos para evaluar la seguridad y eficacia potenciales de los candidatos a vacunas incluyan a decenas de miles de pacientes, aún no está claro si ese número será lo suficientemente grande y si un ensayo durará lo suficiente como para evaluar la seguridad de un medicamento que sería administrado a tantos.
Solo EE. UU. planea vacunar a cientos de millones de personas con el primer candidato exitoso.
Un evento adverso grave por cada mil de una vacuna administrada a 100 millones de personas significa un daño para 100.000 personas sanas.
Además de las cuestiones de seguridad que acompañan a cualquier vacuna, existen buenas razones para ser especialmente cautelosos con COVID-19.
Algunas vacunas empeoran las consecuencias de la infección en lugar de proteger, un fenómeno llamado mejora dependiente de anticuerpos-ADE.
ADE se ha observado en intentos anteriores para desarrollar vacunas de coronavirus.
Para aumentar la preocupación, los anticuerpos típicos de ADE están presentes en la sangre de algunos pacientes con COVID-19.
Tales preocupaciones son reales.
Recientemente, en 2016, Dengavxia, destinada a proteger a los niños del virus del dengue, aumentó las hospitalizaciones para los niños que recibieron la vacuna.
También surgen preguntas sobre la eficacia de una vacuna potencial.
Lo poco que sabemos de la generación actual de vacunas COVID-19 plantea serias dudas sobre su capacidad para proteger a las personas de las infecciones.
Sabemos que todos los candidatos probados hasta la fecha en primates no humanos, no pudieron proteger a ninguno de los monos de la infección de las fosas nasales, la ruta principal de la infección humana.
La incapacidad de protegerse por completo de la infección concuerda con todo lo que sabemos sobre los intentos de proteger a los monos de otros dos coronavirus mortales, los que causan SARS y MERS.
En una nota más brillante, al menos algunas de las vacunas candidatas aumentaron las respuestas inmunes significativas.
Sin embargo, la forma en que eso se traduce en la protección de los humanos es incierta ya que los monos no se enferman notablemente o exhiben muchas de las consecuencias potencialmente mortales de COVID-19, incluso cuando se exponen a altas dosis del virus a través de la nariz, los pulmones y el recto simultáneamente. Como muchos de los síntomas más graves de COVID no aparecen hasta el final del curso de la enfermedad, a veces cuatro o cinco semanas después de la exposición, existe la posibilidad de que no tengamos el tiempo suficiente para juzgar la eficacia de una nueva vacuna, incluso para el estándar más bajo de mejoría de los síntomas.
Una vacuna eficaz COVID-19 también enfrenta varios obstáculos más allá de nuestro control.
Cuanto más envejecemos, más pobre es nuestra capacidad de responder a las vacunas.
La resistencia a la vacuna comienza temprano a los 30 años y se vuelve progresivamente más profunda con el tiempo.
Eso es especialmente preocupante, ya que los mayores de 60 años son la población con mayor riesgo.
La vacunación de los ancianos a veces puede tener éxito mediante la administración de dosis repetidas y al aumentar la potencia de la vacuna con adyuvantes potentes.
Pero estos adyuvantes pueden ser especialmente riesgosos para los muy viejos.
Parece una locura entonces apresurarnos hacia una vacuna en 2020 si es probable que solo tenga un beneficio limitado para la población más necesitada y pueda poner en riesgo a las personas sanas.
El riesgo va mucho más allá de los peligros que una vacuna COVID sola puede contener.
El apoyo público a las vacunas en general ya es un problema.
La confianza en otras vacunas que salvan vidas se erosionará aún más si una vacuna COVID sale mal y muchas más personas, especialmente los niños, estarán en riesgo si las tasas de vacunación caen.
Sí, todos anhelamos cada vez más el fin del brote.
Pero vale la pena esperar una vacuna segura, efectiva para todos aquellos en riesgo, especialmente cuando tenemos otras soluciones disponibles.
Ya sabemos por la experiencia de los países de Asia que la epidemia puede detenerse en seco con medidas básicas de salud pública:
pruebas generalizadas, localización de contactos y cuarentena controlada obligatoria, no necesariamente en un pésimo centro de salud pública como muchos imaginan, pero en nuestras propias casas con supervisión virtual o en un entorno hotelero.
Estos esfuerzos por sí solos podrían reducir las nuevas infecciones a casi cero en solo unas semanas.
Además, creo que antes de fin de año será posible proteger a los que están en mayor riesgo de la exposición con combinaciones de anticuerpos monoclonales o con medicamentos antivirales verdaderamente efectivos .
Estas drogas podrían tratar a aquellos que estaban enfermos y prevenir una mayor infección.
Además de buscar una vacuna dentro de un marco de tiempo realista, también deberíamos apoyar nuestro peso en estos otros tipos de soluciones médicas que históricamente han sido mucho más rápidas para llevar al mercado de manera segura.
No hay duda de que necesitamos un fin urgente de la pandemia.
Las economías de todo el mundo se están derrumbando.
Los gobiernos están acumulando billones de dólares en deudas.
Y, solo en los Estados Unidos, decenas de millones carecen de trabajo o ingresos.
Pero todavía hay costos que son demasiado altos, incluso en comparación con tales números.
Cuando tenemos soluciones para la pandemia en la mano, no podemos arriesgarnos a perder la vida potencial de lanzar una vacuna COVID al mercado.
Debemos apreciar el dictamen central de la comunidad médica, primero,que indica *no hacer daño*.
Confíe en que, dado el tiempo, la ciencia ofrecerá una solución médica en forma de una vacuna o un tratamiento farmacológico quimioprofiláctico, y mientras tanto, apliquemos de inmediato las estrategias de salud pública que sabemos que funcionarán hoy para reducir las nuevas infecciones a la nada.
Muy sincero y centrado me parece el comentario de éste experto.
Les comparto a continuación un anota que me pareció también excelente, exponiendo la gravedad del tiempo que nos toca, las falsas cuarentenas y la manipulación de ciertos gobiernos.
-Un término se ha vuelto común desde que el nuevo coronavirus comenzó a hacer parte de la realidad americana:
*muertes flotantes*.
Se trata de los fallecimientos de personas con covid-19 que son registrados bajo *neumonía atípica*, una suerte de eufemismo médico que se anota en las actas de defunción y que evita que ese caso aparezca en las estadísticas oficiales de la pandemia.
Se ha vuelto común, en parte, porque los gobiernos del continente enfrentan dos problemas estructurales por el desbordamiento del virus:
el primero, la crisis y el colapso de sus sistemas de salud públicos, y el segundo, de orden político, porque temen perder legitimidad y control frente a sus gobernados.
Las cifras son abrumadoras:
de Canadá a Argentina, según los datos proporcionados por los gobiernos locales, hay alrededor de 300.000 muertes por covid-19.
Solo los Estados Unidos ya supera la cifra de muertos en combate o por infecciones durante los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial hace un siglo.
Ya son más de siete millones los contagiados en el continente al 21 de julio, una cifra mayor a toda la población de un país como Panamá, El Salvador, Nicaragua, Paraguay o Puerto Rico.
Hoy América es el epicentro de la pandemia.
Rebasados en su capacidad para llevar el registro del avance del nuevo coronavirus, los sistemas de salud de toda la región han reconocido que sus naciones tienen más enfermos y fallecidos de los que han sido capaces de identificar.
A través de distintos medios, los especialistas coinciden con el mismo diagnóstico:
conoceremos las cifras reales sobre el coronavirus apenas en 2021.
El caso más relevante que hizo sospechar sobre las dimensiones reales de las cifras fue el de los Estados Unidos.
El 11 de abril reportó 20.071 fallecimientos y se convirtió en el país con más muertos por covid-19 en el mundo.
Antes de que terminara el mes llegaron los primeros cuestionamientos a esas cifras.
De acuerdo con investigaciones periodísticas publicadas en ese país, entre marzo y abril de 2020 se disparó la mortalidad total en los estados más golpeados por el virus, en comparación con el mismo periodo de los cinco años anteriores.
Según The New York Times, al 11 de abril, en Nueva York, Michigan, Illinois, Nueva Jersey, Maryland y Colorado la mortalidad creció casi al 50 %, es decir, hubo 9.000 muertes más de las que se reportaron por covid-19.
Para la segunda semana de julio, la tasa de mortalidad estaba en 4.2 %.
USA Today calculó que, en todo el país, fallecieron 16.785 personas más que el promedio histórico del periodo.
Los expertos citados en el reportaje señalaron que, si bien los casos no confirmados por la pandemia podrían explicar el alza en las tendencias de mortalidad, el fenómeno también podría deberse al retraso en los reportes estatales de muertes o al incremento de mortalidad por padecimientos comunes, consecuencia del miedo de los pacientes a acudir a hospitales en medio de la pandemia.
*Los científicos dicen que el retraso es común en cualquier enfermedad infecciosa y más aún en patógenos desconocidos como el nuevo coronavirus*, indicó la publicación.
Algo similar ocurrió en México.
Entre el 8 y el 18 de mayo, los diarios norteamericanos The Wall Street Journal y The New York Times y la organización Mexicanos Contra la Corrupción publicaron reportajes en los que, a través de distintas metodologías, detectaron que solo en la Ciudad de México, foco de la epidemia en la nación, habría hasta tres veces más muertes de las oficialmente registradas.
Hugo López-Gatell Ramírez, zar del coronavirus en ese país, y José Luis Alomía, director general de Epidemiología, reconocieron que los conteos oficiales excluyen los casos asintomáticos, así como a los positivos reportados por laboratorios privados porque no existe manera de saber si desarrollaron síntomas o si también fueron testeados en alguna institución de salud, y pudieran duplicarse.
López-Gatell también ha reconocido que es posible un subregistro de fallecimientos porque hay personas que mueren en sus casas o antes de que se les pueda tomar una muestra.
En otras palabras y tal como dijo Tim Riffe, demógrafo en el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Alemania, cualquier número que se informe va a ser una gran subestimación, pues en la mayoría de los casos el sesgo responde a que se toma en cuenta exclusivamente a los fallecidos dentro de los hospitales.
Sin embargo, a pesar del mea culpa de algunos funcionarios de la región, no se puede desconocer la manera relajada como algunos gobernantes han actuado frente a la pandemia.
Esto ha impulsado cierta incredulidad entre la población que, como en el caso mexicano, tiene enfermedades adicionales que aumentan las probabilidades de morir por el virus, según dijo a El País, Raúl Pérez, infectólogo mexicano.
El 12 % de la población adulta tiene diabetes, el 35 % hipertensión arterial y el 70 % sobrepeso y obesidad.
Las directrices del presidente Manuel López Obrador han oscilado entre recomendarle a la gente que se abrace y visite los restaurantes hasta declarar la emergencia sanitaria en todo el país, pero nunca ha decretado la cuarentena obligatoria.
A pesar de que los hoteles cerraron algunos días, durante la semana en que reabrieron en Cancún, por ejemplo, México reportaba el segundo mayor número de muertes por coronavirus en América Latina, más de 15 mil.
Al 13 de julio el país tenía 300 mil casos de contagios y 35 mil muertos.
Al 20 de julio el país tenía 344 mil casos de contagios y 39 mil muertes.
Esta manera relajada y oscilante se replica en el sur del continente.
Brasil es el segundo país con más casos y muertes por la covid-19 en el mundo.
Su presidente, Jair Bolsonaro, a quien hace un par de semanas le confirmaron que tenía coronavirus, ha negado en diferentes ocasiones la existencia del mismo.
Hasta el 20 de julio, esa nación reportaba dos millones de casos positivos y 79.488 fallecidos, con un crecimiento que rápidamente desbancará las cifras de horror que tuvieron los países europeos.
Desde mediados de mayo, distintas regiones reportaron alzas o repuntes en el ritmo de contagios y muertes, que desbordaron hospitales y cementerios.
Guayaquil, la segunda ciudad en importancia de Ecuador, es quizás uno de los lugares en la región que ilustra con mayor dramatismo los desajustes de este macabro contador.
En el momento más crítico en los meses de marzo y abril, los reportes oficiales daban cuenta de 1.187 decesos confirmados o sospechosos de ser causados por la covid-19. Sin embargo las actas de defunción emitidas en el mismo periodo superaron las 10 mil muertes en toda la provincia de Guayas según el Registro Civil.
Una cifra que se compadece más con lo que vivieron sus habitantes con cuerpos y féretros en las calles, y sepultureros que no daban abasto para cavar fosas comunes, buscando evitar un nuevo problema sanitario con la exposición de los cuerpos en descomposición.
Gremios como el Colegio Médico del Guayas aseguraban que el exceso de fallecimientos se debía al covid-19.
Una de las consecuencias directas de las cifras no reveladas es el mensaje para millones de habitantes que minimizan la gravedad de la epidemia.
Se está subestimando por mucho la magnitud de la epidemia.
Si bien hay consenso en que los datos esperados en una pandemia están lejos de ser perfectos, incluir el número de muertos probables por covid-19 ayudaría a obtener una radiografía de la crisis sanitaria.
La desesperación de los ecuatorianos tratando de identificar los cadáveres de sus parientes en las morgues es una imagen del día a día.
En abril pasado, familias en Guayaquil esperaban más de una semana para que les fueran entregados los cuerpos de fallecidos por covid-19.
El caos en el manejo de cadáveres se evidencia en las cifras oficiales de la Defensoría del Pueblo local que apoya la búsqueda de más de 218 que no aparecen.
La negligencia del manejo de los cuerpos en descomposición en contenedores incluso ha promovido la corrupción.
Hay denuncias según las cuales personas inescrupulosas cobran hasta 1.500 dólares por hacer las búsquedas de los familiares en las pilas de restos.
Los familiares de Alba Maruri de 74 años, en este puerto en el Pacífico, cremaron las cenizas de otro, lloraron su muerte, pero ella estaba viva.
Despertó luego de estar 15 días en coma en el Hospital de Guayaquil, aunque su fallecimiento había sido notificado el pasado 27 de marzo, por complicaciones respiratorias luego de presentar síntomas de covid-19.
El caos provocado por la pandemia causó que el hospital confundiera los nombres y que por miedo al contagio, sus seres queridos no pudieran ver al cadáver de cerca.
Así, procedieron a cremar a quien pensaban era su tía.
Al recobrar la conciencia, Maruri dio su nombre a los médicos y el número de teléfono de su residencia.
*Los doctores fueron a la casa de mi tía a corroborar e informar del error*, señaló su sobrino, Juan Carlos Ramírez en redes sociales.
Agregó que *aún no saben de quién son las cenizas que están en casa*.
Al menos, sus familiares tienen el consuelo de tenerla de vuelta.
No fue el caso de la madre de William Armijos, quien falleció con síntomas de covid-19 el pasado 29 de marzo.
Luego de contratar los servicios exequiales del Seguro Social para que cremaran los restos y de pagar 800 dólares, Armijos recibió el cofre con sus cenizas.
Pero la certeza de tener a su progenitora en casa duró poco.
El nombre de su mamá aparecía en el portal que el Gobierno habilitó para localizar los cementerios en donde descansan quienes han fallecido durante la pandemia.
Se contactó con la funeraria para exigir respuestas, pero le aseguraron que las cenizas eran de su mamá y que la página del Gobierno cometía un error.
El hecho fue denunciado en Fiscalía, y fue entonces cuando recibió una llamada del personal de la funeraria indicando que, efectivamente, el cuerpo de su madre aún seguía en uno de los contenedores que funcionan como morgue móvil del centro hospitalario.
El desorden en los sistemas de salud no es un asunto exclusivo de los países latinos.
La cifra de fallecidos en Nueva York, por ejemplo, llegó a sobrepasar las expectativas para el tratamiento mortuorio y los protocolos de salubridad.
A finales de abril, el Departamento de Policía recibió la llamada de vecinos de Brooklyn quejándose por el mal olor que provenía de camiones frente a una funeraria.
Las autoridades se percataron de la existencia de decenas de cadáveres amontonados en camiones que no contaban con sistema de refrigeración.
Para ese mes, en la isla de Hart, al este del Bronx, se enterraban hasta 25 cadáveres por día en fosas comunes en terrenos que normalmente son usados para sepultar cuerpos sin reclamar y que no pasaban de un promedio de 25 por semana.
Permanecen imborrables las imágenes de retroexcavadoras cubriendo con tierra los ataúdes de madera apilados uno al lado del otro.
De la cosmopolita ciudad viajó Alcides Sandoval Krust, importante empresario de las telecomunicaciones en Bolivia.
Su caso expone cómo en Latinoamérica, la muerte tiene además rostro de burocracia, y no distingue clase social.
La noche del 29 de marzo, el personal del hospital privado al que habían recurrido días antes para la atención en la Unidad de Terapia Intensiva, informó a la familia que habían recibido instrucciones del Ministerio de Salud para que Alcides fuera trasladado de inmediato al Hospital de La Portada de la ciudad de La Paz porque hasta ese momento, era el único lugar autorizado para la atención a pacientes positivos con coronavirus.
Entonces la fatal peregrinación comenzó.
La ambulancia del sistema público de salud que llegó para trasladar a Alcides hasta La Portada no tenía camilla, según denuncian los familiares.
Cada minuto era valioso y el cuadro severo de neumonía multisegmentaria por covid-19 e insuficiencia respiratoria hipoxemia, diagnosticado por los médicos, se agravaba con cada pequeño movimiento.
Cuando finalmente llegaron al hospital municipal, les informaron que no tenían tomógrafo, ni especialistas en terapia intensiva y que tampoco tenían un respirador.
La búsqueda por hallar un respirador y un intensivista corrió por cuenta de la familia, que, a pesar de su posición económica, no lograba resolver la urgencia.
En un comunicado enviado para este reportaje, indican que varias clínicas privadas les dijeron que todos sus respiradores estaban ocupados y que no tenían espacio en sus UTI, información que no era cierta, según la familia.
Así transcurría la noche y siguiendo el protocolo del Ministerio de Salud, trasladaron a Alcides al Hospital del Norte de la ciudad de El Alto.
Murió en el trayecto.
Alcides Sandóval se enfrentó a dos cosas:
al sistema de salud boliviano y al coronavirus.
Todavía no se sabe con certeza cuál de los dos fue el verdugo.
Algunos gobiernos están ocultando intencionalmente las cifras.
El pasado 29 de junio, en una entrevista para NPR, la científica Rebekah Jones, experta en ciencia de datos, dijo que los científicos fueron presionados en La Florida para que arreglaran los números y el Gobierno pudiera reabrir el comercio.
Rebekah fue despedida en mayo del Departamento de Salud de la Florida por rehusarse a manipular estadísticas.
Uno de los casos más críticos de desconfianza de la manipulación de las cifras es el de Nicaragua.
Durante semanas, al igual que sucedió con López Obrador en México y Bolsonaro en Brasil, el presidente, Daniel Ortega, no hizo nada para proteger el país y, aun así, las cifras de contagios y muertes eran bajísimas.
Hace tan solo mes y medio el Gobierno reconoció 25 personas infectadas y 10 muertos en todo el país.
*Al minimizar el peligro de la pandemia y aumentar el riesgo de transmisión comunitaria en el segundo país más pobre del hemisferio occidental, el gobierno nicaragüense está violando los Derechos Humanos de sus ciudadanos*, dijo en abril un comunicado de la revista científica The Lancet.
*No puedo poner eso, está prohibido*, confesó un doctor en Nicaragua sobre consignar la causa de muerte real de un paciente covid-19.
*Neumonía atípica grave*, dice en el acta de defunción del periodista Gustavo Bermúdez, radialista de 65 años que murió el pasado 26 de mayo con síntomas de coronavirus y cuyo caso retrata la crisis por la pandemia en Nicaragua.
El doctor que atendió el caso confesó ante la familia del periodista que no podía poner en el acta la causa real de la muerte, pese a que el resultado de la prueba del virus salió positivo.
*No puedo poner eso, está prohibido*, fueron sus palabras.
*Nicaragua solo tiene 160 ventiladores y el 80 % de ellos están actualmente en uso.
Si la alta dirección del Gobierno continúa ignorando los llamados a realizar esfuerzos de mitigación, la frágil infraestructura de salud pública podría colapsar bajo la presión de una infección generalizada*, remataba el comunicado.
La reacción del gobierno Ortega fue tan desconcertante, que llegó a perseguir a quienes promovían el uso de tapabocas, bajo el argumento que eso generaba pánico en la ciudadanía.
El coronavirus también está sirviendo de espejo para la paupérrima calidad del servicio hospitalario de la región.
Un caso revelador sucedió hace pocos días en Bolivia.
Un video que circuló por Facebook mostraba el cuerpo de un hombre tirado entre la fría acera de cemento de la calle y la puerta de ingreso del Hospital Municipal de Cotahuma en La Paz.
Inmediatamente después, su sobrina se arrodillaba para frotarle la mano, mientras otra acompañante intentaba darle aire abanicando una revista sobre el rostro del enfermo.
Se escuchan gritos y la gente apuraba su paso como tratando de evitar ver la escena.
Después de algunos minutos se presentó una persona con traje de bioseguridad blanco para ver lo que ocurría;
intentó hacerlo reaccionar y no lo logró.
Después, del hospital salió un grupo de enfermeros con una camilla y con mucho esfuerzo lo subieron y le hicieron maniobras de resucitación.
Se veía a la familia gritar mientras el personal médico lo trasladaba al interior a toda prisa.
*Dos días antes, llevamos a mi tío a una clínica privada del sur de la ciudad porque se sentía mal y nos dijeron que no tenía nada, solo le recetaron un jarabe… tenía fiebre y le dolía el estómago*, dijo la sobrina a periodistas de este reportaje.
En ningún momento le pidieron que debía someterse a la prueba del coronavirus pese a la sintomatología.
*Nosotros hubiéramos pagado, no había problema de eso*, dijo.
Durante tres horas, ella, su abuela y su tío buscaron ayuda médica.
Con mucho esfuerzo llegaron hasta el Hospital de La Portada, el centro municipal autorizado para atender los casos de coronavirus, pero les negaron la atención porque argumentaron que solo recibían casos positivos y que el lugar ya estaba lleno, que lo mejor era llevarlo al Hospital de Cotahuma.
Así lo hicieron y cuando ingresaron les dijeron que ahí no estaban autorizados para atender a ese tipo de sintomatologías, que lo lleven a otro lugar.
Con las esperanzas colgando de un hilo salieron del hospital y justamente entre la reja de ingreso y la acera de cemento de la calle, se desplomó ante los gritos de su sobrina.
*Ya pasó más de una semana y no nos dijeron si mi tío tenía el virus, en la radio escuché que sí dio positivo pero a nosotros no nos llamaron*, dijo Jessica.
La familia ya tiene entre sus manos el certificado de defunción y dice que la causa de la muerte fue por paro respiratorio.
Luego de entregarles este documento, el cuerpo de su tío recién fue sometido a la prueba del virus.
*No esperaron a confirmar o a descartar esto, solo nos dieron el certificado así*, continuó con su relato.
Al cierre de este reportaje, los siete miembros de esta familia dieron positivos para coronavirus.
Según la Organización Mundial de la Salud, el continente recién avanza en el camino de llegar al primer pico del número de contagios y muertes.
Desde ya, aseguran, se avisora una segunda fase que podría ser aún más horrorosa en términos de cifras y calamidad.
Como declaró a varios medios Michael Ryan, director de Emergencias de la OMS:
*El virus SARS-CoV-2 no actúa solo, se apoya en la mala vigilancia.
Explota los sistemas de salud débiles.
El virus explota el mal gobierno.
El virus explota la falta de educación, la falta de empoderamiento de las comunidades.
Estas son las cosas que tenemos que abordar*, dijo Ryan.
Como si no bastara la crueldad de los números y las imágenes que circulan en redes de una sociedad avasallada por el virus, lo que se viene para el segundo semestre de 2020 ahondará aún más la crisis sanitaria y pondrá al hemisferio frente a un espejo más grande que refleja la cruda realidad de los países.
Me pregunto cómo o de dónde sacarán para reponer semejante suma de dinero.
O encienden la maquinita de imprimir o quién sabe, alguna guerra que solape el gasto.
Argentina y una triste cifra, sin embargo el aumento de fallecidos se da con una notable baja en los nuevos infectados.
Dicho dato lo aprendimos cuando analizamos la crisis en España, ésto podría indicar que el pico está a la baja, sin embargo no me atrevería a aseverarlo.
Pero si las cifras nuevas de ésta noche no entran nuevamente en el rango de 4.000, se haría sólida la hipótesis del final del pico, ojalá así sea;
Pero a la par tenemos otro problema en el resto del país.
El motivo que urgió para poner en cuarentena a Buenos Aires era el relajamiento de la Ciudad Autónoma que estaba provocando aumento de casos en esa Provincia y además transmisión al resto del país.
La cuarentena en Buenos Aires acabó, cumplió su ciclo y es probable que veamos la tendencia a la baja que mencionaba antes, sin embargo en el resto del país aumentan los casos en Provincias donde los brotes estaban controlados y eran escasos.
Aquí en mi ciudad crece el temor, aumentaron exponencialmente los casos y ya comienza a hacerse difícil la trazabilidad, el fantasma de un estallido devastador comienza a perturbarnos, ya que ésta es una urbe de más de 1 millón de habitantes...
Misma situación en Córdoba, similar en cantidad de población y las alarmas se han encendido.
El saldo de ayer;
- Buenos Aires 2.556 | 73.340
- Ciudad de Buenos Aires 1.090 | 46.706
- Catamarca 0 | 58
- Chaco 30 | 2.996
- Chubut 4 | 242
- Córdoba 39 | 1.319
- Corrientes 0 | 129
- Entre Ríos 18 | 649
- Formosa 0 | 75
- Jujuy 84 | 764
- La Pampa 0 | 8
- La Rioja 0 | 184
- Mendoza 25 | 517
- Misiones 0 | 41
- Neuquén 17 | 906
- Río Negro 21 | 1341
- Salta 1 | 172
- San Juan 0 | 14
- San Luis 1 | 15
- Santa Cruz 24 | 206
- Santa Fe 27 | 718
- Santiago del Estero 0 | 37
- Tierra del Fuego 0 | 239
Dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, pues..lo de éste hombre ya es incalificable.
¿No hay nadie que le aconseje llamarse a silencio?
Y mientras tanto...vuelta la burra al trigo;
Y en Colombia...se sigue estirando la diferencia..+73.231 casos.
Nada parece mejorar a nivel global;
América Latina.
Ayer Lunes a media tarde;
-Brasil 2.102.559
-Perú 353.590
-México 344.224
-Chile 333.029
-Colombia 197.278
-Argentina 126.755
-Ecuador 74.013
-Bolivia 59.582
-Panamá 53.468
-República Dominicana 52.855
-Guatemala 38.677
-Honduras 33.835
-Venezuela 11.891
-El Salvador 11.846
-Costa Rica 11.114
-Haití 7.053
-Paraguay 3.721
-Nicaragua 3.147
-Cuba 2.446
-Uruguay 1.064
-Jamaica 790
-Aruba 101
Hoy, Martes a media tarde;
-Brasil 2.129.053
-Perú 357.681
-México 349.396
-Chile 334.683
-Colombia 204.005
-Argentina 130.774
-Ecuador 74.620
-Bolivia 60.991
-Panamá 54.426
-República Dominicana 53.956
-Guatemala 39.039
-Honduras 34.611
-Venezuela 12.334
-El Salvador 12.207
-Costa Rica 11.534
-Haití 7.100
-Paraguay 3.748
-Nicaragua 3.147
-Cuba 2.449
-Uruguay 1.064
-Jamaica 809
Pese a todo..
A no aflojar.
Gran abrazo.
Gilgamesh***
Fuentes;
-scientificamerican
-connectas
-dw
-elespanol
-filo
-infobae
-rosarioplus
-lavoz
-ambito
-teledoce
-clarin
martes, 21 de julio de 2020
* Apestados; Coronavirus-149 *
Publicado por
Gilgamesh
en
15:22
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8 comentarios :
Plus One.
Hoy tengo un manto de estrellas sobre mí, el canto de los grillos, una cerveza, un cigarro y mi corazón. ¿Como era? "El Reino de los cielos está aquí, pero no lo veis" O algo así...
Ánimo a todos y en especial a tí Gilga. Gracias. Cuidaros mucho, Saludos!
+1
Con un poco de "suerte" hasta ustedes autorizan el uso del CDS.
https://www.youtube.com/watch?v=W7impLfVo7M
Abrazos... de lejitos :)
Un médico ( http://www.masterurologiafuncional.com/index.php/profesorado/8-profesorado/12-alejandro-sousa-escandon ) recomienda no vacunarse para la gripe ni para la nueva gripe
( https://www.youtube.com/watch?v=W7impLfVo7M )
Saludos y a cuidarse.
LEHAIM; gracias amigo.
Nefer; ¡¡¡bien por ese poético estado, jejee!!! *si la montaña no viene a mí, yo me voy a la montaña* decía aquél sabio dicho.
Gracias amigo, fuerte abrazo.
Mario;...me extraña manito..., no compres comida en mal estado.., saca tus propias conclusiones;
https://viapais.com.ar/salta/1890033-saltena-asegura-que-tiene-pruebas-de-que-el-dioxido-de-cloro-puede-curar-el-coronavirus/
https://www.lagacetasalta.com.ar/nota/140325/actualidad/saltena-busca-se-trate-pacientes-coronavirus-polemica-sustancia.html
https://www.eltribuno.com/salta/nota/2020-7-19-14-24-0-una-noticia-falsa-con-el-logo-de-el-tribuno-cirucla-por-whastapp
Fuerte abrazo, gracias.
Alf; gracias, yo no pienso vacunarme hasta que dicha vacuna =si es que realmente aparece= no cuenta con el tiempo necesario y los ensayos correspondientes, después veremos.
Saludos.
Pues no es un tema que me mueva mucho, pero sin querer he visto que va evolucionando, por eso me he atrevido a referirselos en estas dos ocasiones. No se a donde lleve o si desaparezca de repente. Pero incluso en tus 2 de tus 3 textos referentes vienen cosas un tanto interesantes.
....En estos momentos hay un proyecto en la comisión de Salud de la Cámara de Senadores de la Provincia....
....A pesar de la negativa recibida en la cámara alta, los legisladores consensuaron reunirse con profesionales de la salud y de esta manera evacuar dudas sobre el tema....
Y el primer texto es un texto sesgado, el clorito tiene años utilizandose, no es aconsecuencia de los comentarios del Trumper.
Lo autoricen o no, creo que podría ser un elemento clave para el desesmascare de los que controlan la salud... sueno conspiranoico prometo ya no tocar el tema, solo el tiempo lo dirá.
Abrazos
Mario; yo lamento discrepar pero guste o no para determinar la efectividad de algo es necesario e imprescindible que se pruebe bajo protocolos.
Imagínate que 1.000 o 3.000 casos en los cuales esa droga haya dado resultado no son ni por asomo garantía de nada.
Sé también que muchos han muerto al usarla, entonces si vemos que en algunos funciona bien y en otros mal, dicha droga es un peligro.
Si no hay prueba que avale el tratamiento, no alcanza con que un señor lo afirme en un video o incluso alguien diga que lo usa hace tiempo con buenos resultados.
Aquí esa droga no ha sido avalada por la ANMAT, por el contrario se insta a no usarla al igual que en la mayoría de países del mundo, y esa noticia que indicaba que los diputados de una Provincia llamada Salta pedirían informes, o que la droga había sido recomendada es un bulo.
Sí existe la mujer que lo propuso, lo cual no significa absolutamente nada.
Es más, cuando vemos los números de contagiados y muertos en países donde se está usando dicha droga, no parece ser que estuviera funcionando.
Pero insisto Marito, guste o no, no se puede avalar algo si no se prueba bajo normas imprescindibles, más allá de las fundadas sospechas que tenemos sobre el *sistema oficial* y que bien sabemos es mercantilista, sin embargo entre eso y lo extraoficial, yo al menos me quedo con lo oficial, y ni loco me sometería a algo que me sugirieran usar sin las debidas normas de prueba.
Pero bueno...cada quién es libre de usar lo que se le antoje, total si se muere, o le hace mal, nadie se va a enterar.
abrazo, gracias.
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