La religión experimentada libremente y sin estructuras institucionales, cuando alguien por cualquier razón no pertenece a ninguna, puede ser la más alta aventura que se pueda emprender para entender que la meta de la Fé es la transformación de la vida.La experiencia de Dios es inaccesible al lenguaje porque es como el resplandor de un absoluto que no se puede describir.Un viaje panorámico sobre las religiones tradicionales del mundo nos puede llegar a convencer de que hay otra realidad que es más genuina que la que vivimos, más poderosa y mucho mejor que este órden aparente que conocemos.El mundo es ambiguo en lo religioso, no nos dice qué debemos pensar de la vida, habiendo sido arrojados a ella sin nuestro previo consentimiento. Pero observamos que las experiencias nos invaden sin entenderlas, estemos listos o no y va a depender exclusivamente de cada uno de nosotros, cómo vamos a vivir y enfrentar esas experiencias.Para algunos, las cosas que les pasan carecen de sentido y piensan que se producen por puro azar o mala suerte, otros ven que las experiencias a la larga parecen tener un patrón y a medida que pasa el tiempo van entendiendo su complejidad gradualmente y crecientemente.La humanidad en su mayoría, a pesar de todo, se inclina a creer en algo más y una prueba de la credibilidad de las religiones tradicionales es el hecho de que todas ellas sostienen lo mismo, al afirmar que todo lo que existe procede de una perfección absoluta.Vemos que una unidad notable de percepción abstracta se manifiesta permanentemente en la mente humana, en forma espontánea e independiente, y esa visión ha perdurado a través de los siglos.En términos religiosos es una verdad revelada que parece manifestarse como algo externo, según lo que figura escrito en los libros sagrados de todas las religiones. El sufrimiento, que nos parece incomprensible, muchas veces proviene de nuestra falta de visión de la totalidad. Las cosas que vivimos como la peor de las tragedias sin solución, son como las experiencias que enfrenta un bebé, que sabemos son necesarias para su crecimiento. Si experimentamos la vida como sucesos fragmentados puede llegar a ser muy destructiva para nosotros.La experiencia de la Fé es cuando uno siente que todo está en su lugar, que la vida tiene sentido y cuando la sensación de alegría, gozo y gratitud surgen espontáneamente.En esos momentos de revelación, las dudas son desterradas por irrelevantes. Pero también es cierto que no podemos permanecer siempre en ese estado, no es nuestro destino en la vida, no estamos aquí para vivir en una dicha perpetua.
Explicar la Fé es como intentar contar las arenas del mar. Por ello, no puedo más que compartir mi propia experiencia.La Fé pareciera ser un don que se trae desde antes de nacer. Somos niños y nos hablan de Dios, lo tomamos en cuenta pero no lo analizamos hasta el inicio de la adolescencia. Creo que para conocer la auténtica Fé, debemos pasar por circunstancias que pondrán a prueba aquella noción de Dios que aprendimos de niños. En mentes inmaduras de adolescentes es cuando comienza la gran prueba de la Fé. Si la noción de Dios en la niñez se cultivó al menos con cierta espectativa, pues en la adolescencia, ante los sucesos se reafirma. En mi caso puedo confesar que nunca dudé de un Dios supremo que regía absolutamente todo. Crecí con esa noción de respeto y temor pero nunca de miedo a un Dios castigador e impiadoso.La adolescencia me encontró ante hechos muy dolorosos, como la pérdida de un familiar, y aquella Fé en Dios me permitió no cuestionarlo, no insultarlo, no culparlo de la muerte, fué como una especie de transmutación del dolor desgarrador en resignación, una resignación que hoy, con el paso del tiempo, me sorprende reconocer en aquel jóven que fuí. Lloré y sufrí, pero nunca renegué de Dios. Porque algo muy poderoso me decía que tenía que aceptar que la vida tiene un límite y que a nadie había que culpar. A partir de aquella gran prueba, mi Fé me hizo creer de que aquella persona amada estaría en otro plano mucho mejor que el terrestre. Increíble y mágicamente la vida puso en mí situaciones *límite*, de esas en que la vida está al borde de la muerte, y un sentimiento de abandono de mis propias sensaciones fué lo que quizás me ayudó a entender que mi frágil vida estaba a expensas de la voluntad de aquél ser superior, Dios.Mágicamente aquellos sucesos extremos fueron sorteados. A lo largo de los años ocurrieron situaciones que nos son comunes a todos los mortales, y yo siempre puse en manos de Dios esas situaciones con un convencimiento inquebrantable, de esos que no dan lugar a ninguna duda, y cuando digo *ninguna* es la auténtica Fé.Mi Fé, es la certeza de que aquello que pongo en manos del Creador será resuelto para mi evolución. La gente confunde la Fé. La Fé es una energía impresionante que no puede ni debe malgastarse en cosas efímeras e insignificantes. Las personas piden a Dios poder cambiar de coche, irse de vacaciones, conseguir trabajo, aumentar sus ingresos, ser amados por quien no les ama y créanme...la Fé no es para esas cosas.La Fé rechaza las vanidades, evita la ambición y se aleja cuando la más mínima duda aparece. Muchos buscan la solución a sus trabas en doctrinas nuevas de autosuperación, *sea un triunfador*, *usted puede concretar lo que desea*, etc....y la gente no comprende que la Fé es gratuita.....Nos fué entregada como algo incorporado a nuestro cuerpo y alma desde que nacimos.También he comprobado que la Fé no se manifiesta para aquellas personas que son ambiguas con respecto a la creencia en Dios. Me refiero a lo que llamo "hipócritas", personas que promulgan su religiosidad pero solamente para intentar lavar sus negras conciencias. Un empresario exitoso y millonario que se ha enriquecido a costa de pagar magros sueldos a sus empleados, va al templo los Domingos, recibe la ostia y cree que con esa actitud, lava su conciencia. Un empleado mal pago que para compensar la injusticia de ganar magramente maldice a su patrón creyendo que eso es justo.Personas que de la puerta de calle hacia afuera parecen ser un ejemplo, realmente dentro de sus casas son mosntruos, gentes que de la boca para afuera proclaman la justicia, cuando están completamente en soledad odian, envidian, desean el mal. Para ese tipo de gente la Fé no funciona. Medianamente para que la Fé actúe y se haga realidad en hechos, se debe tener conciencia del bien y del mal, algo que sí conocemos muy bien, pero que no queremos aceptar para no vernos como realmente somos, malas personas.Muchas veces ésta bendición que traigo desde niño me hace sentir algo de temor, porque pareciera que al contarlo públicamente corro el riesgo de perderla por parecer soberbio. Y no se trata de eso ya que no encuentro otra forma mas gráfica de intentar hacerlo entender, por eso le pido a Dios que me de las palabras justas y necesarias para hacerme entender y no caer en esa soberbia.Me he enfermado, he llorado, he perdido y he fracasado, como cualquier mortal, pero nunca dejé de creer en que todo eso forma parte de mi evolución. Y no es la necedad de un conformista engañado por una creencia, no....es la aceptación de que la vida está hecha para pasar por todas las situaciones necesarias para transcurrir por ella aprendiendo.Hasta hoy, nunca me ha fallado la receta, créanme que no...y como decimos en el barrio y en el fútbol..."equipo que gana...equipo que no se modifica el próximo partido".Cuando he tenido que sufrir por alguna circunstancia provocada por mi propio error he reflexionado y he podido entender que lo cosechado fué lo sembrado por mí. Muchas veces Dios nos envía respuestas a la conciencia ante alguna determinación que debemos tomar, pero nosotros la des-oímos y cegados hacemos lo contrario, he allí los resultados. La Fé actúa como una confirmación de la creencia en algo supremo que llamamos Dios, y yo no intento explicarla científicamente, solo la tomo y doy gracioas por haberla decodificado. Mientras escribo éstas líneas me siento en paz, quizás dentro de un instante o mañana mismo la vida me presente un inconveniente o una adversidad y mi forma de pensar no va a cambiar, acusaré el impacto del dolor, quizás deba llorar, pero inmediatamente pensaré en esa fuerza invisible que me está observando y que sabe qué es lo que debo hacer.
Generalmente no utilizo el poder de la oración para mi mismo, he desechado esa práctica porque entendí que quien se la pasa pidiendo para si mismo no conoce la Fé. Ese tipo de fé es la que ha impuesto la religión para masificar a los ignorantes y manipularlos según sus conveniencias.Excepcionalmente pido por mí cuando mi estado mental está agotado, en esos momentos de tribulación interior en los cuales la mente no puede enhebrar ni siquiera una sola idea, cuando el cuerpo tiembla de inquietud ante un problema grave, allí, en esos momentos sí pido por mí con una simple oración.Entiendo que Dios ve a quienes le creen sin dudar y para esas personas la Fé no está en discusión.Se pide una sola vez y es suficiente. Quienes están pensando y reiterando un pedido retrasan el cumplimiento del mismo o mas bien, lo abortan, porque en realidad están dudando.Hay quienes piden por un enfermo grave para salvar su vida, el enfermo muere y reniegan de Dios, por eso la Fé no implica que Dios corresponderá nuestros deseos como si de un genio de la lámpara se tratase. Error, grave error. La Fé nos lleva a pedir por la salvación de esa vida, pero con la firme convicción de que es Dios y solamente Él quien decidirá lo que corresponda.La Fé no es pretender un milagro acorde a nuestra voluntad.La Fé es confiar en que el Creador hará lo que adecuadamente sea necesario, y nosotros aceptar lo que acontezca sin renegar e intentando analizar el porqué de las cosas.No es fácil conocer la Fé, nos han vendido un formato de fé que es en realidad una herramienta para manipularnos, es un toma y daca, es una negociación, las promesas, los rezos en cadena, los mentirosos calvarios artificiales de cargar con cruces de madera por unas horas, no son el camino de la Fé.Cada día, cada año, la vida nos pone una cruz que cargar, es nuestro eterno derrotero que resulta ser la verdadera prueba de la convicción y el respeto por ese ser que llamamos Dios.Poseemos conciencia y sabemos cuando hacemos daño al prójimo, ante esa actitud, quienes pretendan lavar sus conciencias con ritos inútiles, no hacen más que atraer decepciones.
Así veo y entiendo la Fé, algo de lo cual no tengo duda alguna, algo que funciona como un mecanismo perfecto y sin fallas. Quiera Dios que éste fárrago de conceptos pueda servirle a alguien. No es fácil explicar éstas cosas, y yo en mi mortal existencia puedo no ser lo explícitamente correcto que debería ser para satisfacer vuestras incógnitas, y claro...apenas si soy un hombre común que no está preparado para dar cátedras de nada, mas bien para decir crudamente lo que debe ser dicho en éstos tiempos en los cuales los manuales ya no sirven d enada, mas que el grito desesperado de intentar ayudar a los demás.Si es así les pido mil disculpas, es la única manera honesta de compartirles mi propia experiencia.
Gilgamesh.