***Excelente inicio de Jueves para todos.
Acabo de llegar, casi a la carrera, y como para arrancar después un día de ausencia les voy a compartir un par de notas de actualidad que son necesarias *masticar* como para ir entendiendo mucho de lo que es y será noticia tratada por los medios dominantes de una forma muy distinta a lo que les voy a compartir.
La primera una excelente reflexión sobre ésta locura de un muro que encima...obliga a pagar a los que menos tienen y a los que no lo quieren.
La prepotencia *Triumpiana* y la tibieza *Peñista*.
La segunda, una hermosa propuestas que apunta a lo que considero el mal de todos los males actuales; los medios concentrados.
Utopía o realidad, hay que pensarlo seriamente, si fuéramos capaces de unirnos...y es lo más difícil.
Tres miradas sobre el muro
Por Pablo Ceriani, comité ONU para migración
*Genera más violencia*
Probablemente el muro genere mayor violencia y criminalidad en la frontera, un aumento de muertes y del crimen organizado. No puede ser jamás una solución. El muro surge a mediados de los noventa y se va reforzando con todos los gobiernos siguientes, sobre todo desde el de George W. Bush. Pero el record de deportaciones migrantes fue durante el gobierno de Barack Obama, donde alcanzó los 2.800.000. Así, más de 300 mil familias fueron separadas. La última regularización migratoria fue en 1986. Muchas personas tenían ya una vida, vivienda, un trabajo, y fueron deportadas igual.
La política de Trump viene a profundizar drásticamente esa postura, no parece haber otro paradigma. Todo esto a sabiendas de que los aportes de este sector son centrales para la economía estadounidense. Sólo de impuestos al consumo, los inmigrantes sin papeles pagan unos 10 mil millones de dólares al año. El muro simboliza la renuencia de las autoridades a adoptar una política migratoria coherente, realista, que piense en la integración e inclusión social.
Que sea consciente que la migración no es solamente lo que pasa en un país, sino que esos temas se resuelven de forma colectiva. Algo preocupante son los discursos: Una vez que se instala la relación entre inmigrantes, delincuencia, narcotráfico y terrorismo, más allá de si los datos luego lo corroboran o no, lo que después pasa es que se genera un imaginario social que cree eso, lo cual es muy duro para las familias migrantes en su cotidianidad.
Por Mario Toer, profesor Política Latinoamericana
*Es una lógica perversa*
Trump es en sí mismo un exponente de algo que trasciende al hecho. El abordaje requiere de una disputa cultural muy profunda, porque en el caso de Trump como de otras países europeos, éste busca el respaldo de un sector de sus votantes, poniendo en los emigrantes el enemigo, para mostrar que allí esta el foco de la pérdida de sus fuentes de trabajo. La migración es consecuencia de la desigualdad, una desigualdad que pregonan y profundizan los sectores que él representa. Hay que cambiar el debate: ¿dónde se origina la desigualdad?
La causa popular tiene que volver a tratar de unir las regiones mas desarrolladas con las de la llamada *periferia*.
Hay que mostrar de dónde surge. Elaborar todo el circuito argumental que ponga un orden y se entienda el debate. Sólo así se puede alterar el eco que encuentran estos personajes con las posturas de derecha mas elementales: poniendo el debate en otros términos. Restablecer el vínculo entre los trabajadores por sectores. Pos Primera Guerra Mundial existió la *aristocracia obrera*, que renegaba de los otros trabajadores que hacían que bajaran sus salarios.
Lamentablemente atravesamos una lógica perversa, no es un mero discurso delirante, sino que tiene mucha llegada a una gran cantidad de sectores. Evitar la migración no es solamente un reclamo de los estadounidenses, también es legítimo que los mexicanos puedan quedarse en su país. Está claro que nadie quiere irse de su lugar.
Por Ernesto Calvo, profesor en Maryland
*El presidente más cínico*
El muro, a los fines prácticos, no va a afectar en nada. La gran mayoría de los inmigrantes ilegales entraron legalmente, después se quedaron en posición ilegal. Esas personas entraron en avión, barco o auto. El muro es un mensaje para sus votantes domésticos, no para eliminar la emigración. Es un gasto de dinero innecesario, hecho para intentar ganar capital político. Un gesto simbólico que habla de la xenofobia y el racismo de esta administración. Su objetivo es mandar una señal de que es intolerante y agresivo. Hay varias órdenes ejecutivas que se firmaron estos últimas días que van en ese sentido.
Muchas han sido contra inmigrantes musulmanes, por ejemplo. Una de las más polémicas fue que reinstauró los *black sites*, que son centros de detención que tiene la CIA en el extranjero, algo que Obama había cancelado. Va a empezar a haber conflictos comerciales, como pasó en Argentina con los limones. El problema es que también tiene un efecto complicado en su Partido Republicano, porque fueron los que siempre apoyaron la libertad de comercio.
Les será difícil justificarlo a sus votantes. Creo que Trump esta improvisando y va a tener pronto un conflicto interno. A eso le suma ser un mentiroso crónico: su asesora acuñó el término *hechos alternativos*, lo que en criollo son mentiras que disfraza como si fuera una *lectura distinta*. Es el presidente estadounidense más cínico de los últimos 150 años.
Nota dos;
-Mario Hernandez
Rebelión
M.H.: Estamos en comunicación con uno de los especialistas en medios a nivel internacional, Fernando Buen Abad, que viene insistiendo, como lo hizo en la conferencia de prensa en repudio al atentado a Resumen Latinoamericano, donde hizo hincapié en las declaraciones del Presidente Maduro, referido al tema de la convocatoria a un nuevo orden mundial de la comunicación y la información del siglo XXI y también, en otro de sus más recientes artículos, sobre la necesidad de impulsar y actualizar el Informe McBride.
Antes de profundizar en estas cuestiones quería preguntarte por los acontecimientos que han vivido en tu país, México, en relación al denominado *gasolinazo*.
-F.B.A: El gasolinazo es uno más de los muchos golpes que el neoliberalismo le está propinando a la economía de los trabajadores del pueblo mexicano. Es el producto de los abusos, de los excesos, de la irracionalidad de un gobierno que en su alevosía trata de poner al servicio de los intereses norteamericanos todas las riquezas que son del pueblo mexicano, incluyendo las riquezas naturales y la mano de obra. El gasolinazo se refiere a un aumento del cual se habló mucho, el propio Peña Nieto muchas veces insistió diciendo que no iba a haber aumentos.
Pertenece a un proceso de reforma, como les gusta a ellos llamarle a las canalladas que hacen, *reforma energética* que consiste en privatizar los recursos energéticos del país y con eso habría gasolina y energía más baratas, servicio eléctrico reducido en costos, habría gas a precios más accesibles. Todo esto que el neoliberalismo nos ha acostumbrado a escuchar históricamente pretendiendo que el libre mercado es la santa sede de todas las soluciones de la economía, cuando la realidad es que no constituye otra cosa que la ofensiva de saqueo, hurto y humillación permanente.
El pueblo se cansó, el gasolinazo es apenas un fusible de un conjunto de otros muchos hartazgos entre los cuales está el baño de sangre que México ha venido sufriendo por un gobierno entregado al narcotráfico, al crimen organizado y que todo esto controlado por la DEA constituye una mafia monstruosa que ha creado episodios macabros en México.
El gasolinazo ha hecho visible el descontento, ha movilizado la protesta nacional y de la mano de este acontecimiento está sobre la mesa una discusión política mucho más de fondo, por lo que la gente ya está empezando a discutir no solo un cambio de rumbo sino también de sistema y esas son noticias muy interesantes en un momento especial para México y para la geopolítica internacional.
M.H.: Precisamente pasado mañana asume Donald Trump y eso indudablemente ya está afectando a tu país.
F.B.A.: Sin dudas. Mucho antes de tomar el cargo Trump ya ha generado estragos en México, no solamente en la política, sino también en la economía, ha tenido desplantes escandalosos y alevosos, por ejemplo, el que era Secretario de Hacienda fue el impulsor de la visita de Trump a México lo que generó una cantidad de repudios y rechazos al punto que tuvieron que sacarlo de su cargo, pero apenas se confirmó el triunfo de Trump se lo nombró Ministro de Relaciones Exteriores.
Es un escándalo que a un tipo echado por una tropelía política realmente descarada ahora sea regresado a ser nada menos que Canciller del país.
Si analizas el prontuario de este hombre te darás cuenta de su proyecto de servilismo económico y entreguismo. Por lo pronto el primer golpe fuerte a la economía mexicana es la devaluación del peso que se disparó por arriba de los $ 22 en unas semanas.
Este es el tipo de respuestas que Trump va a empezar a dar contra México, sin hablar de la suspensión de un par de inversiones de empresas automotrices que tenían ya iniciadas las tareas de infraestructura y que por orden de Trump han detenido y retirado del país. De ese calibre es el desparpajo con que están operando contra México.
M.H.: Conocimos por estos días que uno de los 8 multimillonarios más importantes del mundo es precisamente mexicano.
F.B.A.: Sí, Carlos Slim dueño de la mitad del New York Times y de lo que alguna vez fue Teléfonos de México. Hombre del riñón de Carlos Salinas de Gortari y que pertenece a la misma mafia que sigue secuestrando a México.
M.H.: Mientras 55 millones de mexicanos viven en la pobreza.
F.B.A.: Así es. Y con 14 millones de mexicanos que tienen que irse del país para poder encontrar trabajo, para poder llevar algo a su casa, tienen que irse de jornaleros o esclavos a EE. UU. de donde ahora Trump amenaza echarlos.
Una de las grandes tareas del momento es la unidad de los medios alternativos, comunitarios e independientes
M.H.: Hacía referencia al principio a tus dos últimos artículos, uno en el que ponés especial insistencia en la convocatoria del Presidente Maduro a una revolución de la comunicación, a impulsar el nacimiento del nuevo orden mundial de la información y la comunicación del Siglo XXI al que vos hiciste especial referencia en la convocatoria en el Hotel Bauen contra el atentado a Resumen Latinoamericano. Me gustaría que desarrollaras ese tema.
F.B.A.: En primer lugar es realmente llamativo y a mi entender es un episodio único, he estado tratando de encontrar algo parecido a que un mandatario tome la iniciativa de llamar a la población abierta y a la comunidad internacional a emprender una revolución de la comunicación.
Después de Hugo Chávez que alguna vez hizo hincapié en un llamado de este calibre, cuando lo acusaban de haber cerrado las televisoras a las que en realidad se les había terminado su licencia y no se les renovó, entonces ya había puesto la mirada en coordinar una movida fuerte.
Ahora Nicolás Maduro el 20 de noviembre del año pasado tomó la iniciativa de hacer una convocatoria abierta, internacionalista hacia una revolución de la comunicación.
Propone ir a las calles, a los muros, a las redes sociales y a los medios que se tengan, para ir de una vez a una revolución que inicie un proceso de revisión y acción de nuestras debilidades más fuertes. Hay que repetir que en materia de comunicación todos los movimientos progresistas, incluso los gobiernos democráticos se han visto débiles, hemos presentado actitudes cándidas, a veces hasta fracturas, esas son debilidades políticas que no ha habido momento de resolver juntos como es tarea política de este momento.
Maduro llama a esta revolución de la comunicación y a mi entender hay que tomarlo muy en serio. No es común que un mandatario asuma semejante volumen de responsabilidad política y me parece que pone el dedo en la llaga en uno de los problemas que cruza el planeta entero en todos los frentes.
Desde luego no basta con una convocatoria, hay que trabajar mucho sobre el contenido de ese llamado, pero hay a mi entender tareas de urgencia inmediata y por eso en el encuentro en solidaridad con Resumen Latinoamericano yo quise insistir en que una de las grandes tareas del momento y que hemos venido dilatando mucho es la unidad de los medios alternativos, comunitarios, independientes.
Somos un archipiélago inmenso desconectado, no hemos podido generar los puentes de comunicación entre unos y otros y eso se debe a muchas razones que pueden discutirse y analizarse bajo distintos métodos, pero que es una tarea de primerísimo orden, porque si no hay unidad y coordinación entre todos estos medios que instituyen la fuerza de voces libres y emancipadoras, corremos riesgos como Resumen Latinoamericano, el mismo que corres tú y que corro yo de que aparezca una manada de mandriles de esos financiados por los gobiernos neoliberales, nos repriman, nos desaparezcan, nos espíen, nos siembren pruebas falsas y no tengamos capacidad de defensa de nosotros mismos ante esta situación de jungla de la ofensiva mediática.
De modo que la convocatoria de Nicolás Maduro tiene un alcance muy amplio, incluye discusión sobre temas de tecnología, de capacitación, formación de los nuevos cuadros, de la nueva comunicación, cómo tiene que hacerse para no estar repitiéndonos eternamente con los mismos formatos. Una discusión que efectivamente de tener carácter revolucionario debe permitir que nazcan las muchas nuevas iniciativas que hay.
El llamado a la unidad no implica uniformidad, este es un matiz que me parece siempre necesario aclarar. Es preciso que la unidad sea constitutiva del respeto de la identidad y de las luchas de cada uno y que eso tiene que saberse manejar y ponderar para convertirse realmente en fuerza. En la convocatoria de Maduro, cuando habla de esto, es muy preciso en el sentido de llamar a todas las voces, hacer como lo hizo el viejo informe McBride.
Un solo mundo con voces múltiples, asegurándole a todo el mundo su derecho a tener la oportunidad de comunicarse pero también a garantizarle las condiciones de la comunicación, porque una cosa es tener la oportunidad y otra es tener las condiciones. La igualdad de condiciones es la premisa de esta convocatoria y me ha parecido que algo tenemos que decir al respecto, no podemos quedarnos callados ante semejante envergadura política y que justamente está llamándonos a saldar una de nuestras tareas más urgentes y más postergadas.
M.H.: En el día de mañana =19/1= a las 18:00, la Federación Gráfica Bonaerense en Paseo Colón 731, en el primer piso, convoca contra el bloqueo mediático en Argentina *Vamos todos y todas a la asamblea*. Creo que de alguna manera esto va en el sentido de lo que estás planteando.
F.B.A.: Justamente esta convocatoria es la resultante de la asamblea con Resumen Latinoamericano, en la que me permití decir que no nos podíamos ir de esa reunión sin poner fecha para diseñar una agenda en un encuentro asambleario donde podamos discutir más a fondo y emprender un plan de lucha y trabajo organizado. Se había dicho entonces que había que llamar de inmediato a una asamblea y es justamente lo que va a suceder mañana.
Para los monopolios la mejor Ley de medios es la que no existe
M.H.: Hiciste referencia al Informe McBride y en uno de tus últimos artículos hablás de la necesidad de actualización de ese Informe, me gustaría que comentes de qué se trata la propuesta.
F.B.A.: En 1973, en una reunión en África de los Países No Alineados, se hizo un balance de la situación mundial en donde se dijo que este mundo como estaba iba destinado al desastre. En 1973, estábamos escuchando los tiros en Vietnam, todavía escuchábamos sobre el desastre que significó semejante aventura descabellada del Imperio que golpeó tan fuertemente al mundo. Estábamos escuchando todavía el eco de los estudiantes de Mayo del ´68. Entonces en el ´73 los No Alineados dijeron *hay que ir hacia un nuevo orden económico mundial* y además tiene que haber un nuevo orden de la comunicación.
Y dicen que se necesita hacer un balance, un análisis preciso de cómo está la situación comunicacional en el mundo. El entonces Secretario de la UNESCO toma el desafío y organiza un grupo de investigación para crear un diagnóstico riguroso sobre la situación mediática en aquel tiempo. Encargan la dirección de este proyecto a un irlandés muy conocido en ese entonces de nombre Sean McBride, y este hombre que fue Premio Nobel de la Paz por sus luchas en defensa de los Derechos Humanos, que fue Premio Lenin de la Paz también, es encargado del desarrollo de este informe.
Rápidamente convocaron en todo el planeta a especialistas de todos los ámbitos, desde tecnológicos, educativos, etc., de la comunicación para propiciar este panorama de diagnóstico concreto. El documento se termina en 1979, se presenta ante la ONU, es discutido en el plenario de Naciones Unidas y motivado por la UNESCO y es aprobado como un documento que retrata con mucha precisión la realidad mediática de aquellos años. Se publica en 1980. La primera publicación la hace la UNESCO, tiene una traducción al español y la primera respuesta que recibe, como era lo lógico, fue meterlo en el congelador.
Para entonces el Presidente Ronald Reagan dice que ningún informe de ningún nuevo orden mundial, ninguna nada, y lo congelan. Los expertos en esto dicen que hubo un período de *glaciación* para el Informe McBride.
El informe plantea que el proceso de concentración monopólica es una amenaza contra la humanidad y un atentado contra las democracias, esto fue publicado en 1980 y nosotros vamos viendo cómo en el desarrollo de las siguientes décadas los monopolios imponen su propia teoría que es la de la auto regulación y dicen que la mejor Ley de medios será la que no existe.
Más o menos eso rezaron durante todos estos años y me parece que la potencia política, técnica y teórica del Informe McBride, a pesar de que algunos párrafos sean como es costumbre de la UNESCO, en un tono diplomático, con todo es un documento que retrata crudamente la situación. Y dice que en la medida que se crean monopolios, se cierran voces. Por eso el documento se llama *Un solo mundo, voces múltiples*.
Cuando uno lee el Informe se escandaliza, pero el paisaje hoy empeoró. Hoy en el mundo hay 6.000 medios que son los más importantes en el planeta, editoriales, radiodifusoras, televisoras y todo eso está en manos de 6 personas.
Esto es dramático, llamativo y escandaloso porque la concentración monopólica se ha vuelto de corte imperial en manos de 6 tipos que manejan toda la tecnología, todo el discurso y toda la distribución.
Esto tiene que llamarnos la atención porque es un atentado directo contra las democracias, contra la humanidad. Mi propuesta es generar un segundo Informe McBride que sea capaz de en contraste o en complemento del primero, mostrar cómo en los casi 40 años transcurridos desde 1980 a la actualidad la cosa empeoró dramáticamente.
Por eso creamos en la Universidad de Lanús un centro que se llama *Centro para la comunicación Sean McBride* en homenaje a esto y desde ahí estamos trabajando sobre los primeros elementos que serán una especie de mapas constitutivos del panorama actual del proceso de monopolio transnacional.
Mañana será bueno escuchar la participación de todos aquéllos que coincidan con la idea de sumarnos en la unidad.
Me parece que Argentina está viviendo episodios dolorosos y preocupantes y que es la hora indefectiblemente no solamente de juntarnos para quejarnos sino para organizar tareas concretas y, sobre todo, la resolución de lo que hagamos no puede quedarse ni agotarse en una iniciativa de cabotaje, sino que hay que darle un carácter internacional a esta protesta porque las ofensivas mediáticas y la censura no son solamente en Argentina, esto es una canallada que recorre al mundo y creo que hay que saber hermanar las propuestas que se generen y las acciones concretas con otras que ya están en marcha en otras regiones.
De modo que hay que entender que es una oportunidad valiosa, ojalá saquemos conclusiones nutridas y un buen resultado, pero saquemos lo que saquemos será el inicio de una larga serie de reuniones que deberán comprometerse con acción directa y concreta para que realmente surtan el efecto que deben surtir en un momento en el que si nos descuidamos nos silencian sin defensa.
Gilgamesh***
Fuentes;
-elortiba
-rebelion
jueves, 26 de enero de 2017
* Murallas limítrofes y cercos mediáticos *
Publicado por
Gilgamesh
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14:13
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martes, 24 de enero de 2017
* John Shelby Spong; abriendo ojos 7 *
***Hermosa noche de Martes para todos.
Mañana no andaré por aquí escribiendo, así que aprovechando el tiempo que dispondrán para leer, voy a compartirles dos capítulos de John Shelby Spong.
Sé que es mucho...pero bueno...les doy franco mañana a ver si les da ganas de leer, jeje.
Después de conocer éste trabajo de Spong sigo preguntándome que cómo es posible...que medio planeta viva de acuerdo al dios de una tribu..
Pero ni hay que enojarse con el pueblo judío ni hay que culparlos de nada, en todo caso hay que felicitarlos.
Pensemos que se destacaron por su inteligencia ya que bien podríamos estar hoy adorando a dioses babilonios, asirios o de cualquier otra gran cultura que convivió con los hebreos, daría lo mismo, pero ellos lo lograron.
Son otros...los responsables de haber permitido *inocularnos* algo que no nos era propio...
Verán..en mi medio siglo de vida he tenido compañeros o amigos judíos y se sorprenderían ustedes si les digo que muchos...son ateos.
Ellos no reniegan de su descendencia, por el contrario, se sienten orgullosos ¿y cómo no? si son una cultura antigua y famosa que logró hacerle creer al mundo que su dios era Dios...jeje.
Y son ateos, generalmente intelectuales que tal vez gracias a su intelectualidad llegaron a las mismas conclusiones del cura Spong...
Ante ésto...otras reflexiones...
¿Creen ustedes que el Papa y sus antecesores no podían llegar a las mismas conclusiones que Spong?
Todos y absolutamente todos cuando decidieron ser *sacerdotes* hicieron sus estudios en los seminarios donde se enseña *teología* entre otras cosas..
Es decir que lo que Spong sabe lo saben todos quienes hicieron la *carrera* de Cura.
Entonces...¿porqué su silencio?...
Cuánta hipocrecía...
Desde los 80/90 jamás...en las omilías o en las misas se escucha a algún Cura pronunciar la palabra ..Yahvé...
¿porqué será?..la hicieron muy fácil..., para no sentir la culpa que implica saberse unos mentirosos...confundieron el concepto de Cristo como dios, a punto tal que cuando hablan de Cristo hablan de dios...
Sin embargo a nuestros niños como a mí también...nos han vendido en la enseñanza de la *religión* en las escuelas católicas....que la palabra sagrada consta de *dos libros unidos* al que llamaron *la Santa Biblia*, o sea el AT unido al NT...ese gordo libro de tapa verde que casi todos los creyentes tenemos en la mesita de luz...
Cuánta hipocresía...
¿Porqué será que si ni siquiera ellos se creen el cuento nos lo han metido a todos nosotros?
Muy triste la conclusión...¿no?
Si no hubieran suprimido la Gnosis, tal como hicieron y se esmeraron asesinando a millones de hermanos so pretexto de *herejía*, ¿cómo habrían construído tanto poder hasta el día de hoy?
Mezquindades...miserias...
Al mismo tiempo que existían seres humanos en Medio Oriente también existían en el resto del planeta, y algunos extraviados siguen pretendiendo que aquí, los latinoamericanos debemos *dar las gracias* a Colón y a la Corona española por habernos *traído*...la palabra de Jesús...como excusa para...robar..
Al igual que en cada rincón del planeta, aquí nuestros llamados pueblos originarios tendrían también sus dioses arcontes, y a qué punto que sacrificaban a semejantes en pos...de algún dios...
¿Se dan cuenta? la matriz fué y es global.
Sin embargo así como en Medio Oriente llegó un Cristo, sería idiota pensar que ese Cristo sólo dejaría su mensaje a unas pocas tribus privilegiadas de una pequeña porción de éste vasto mundo.
Nuestros pueblos originarios también tuvieron su Cristo..como también lo tuvieron en Asia y en África y en Oceanía.
Por eso...¿cómo no creer en la Gnosis?, la que entorpecía los planes de quienes vilmente se erigieron en *voceros de dios*..
Cómo no pensar que ¿para qué necesitaríamos religiones, iglesias, Papas, sacerdotes, limosnas, dinero, oro? si el mensaje del Nag Hammadi hubiera sido difundido a todo el mundo?
Si Cristo dijo que lo buscáramos dentro nuestro...¿para qué la religión, los templos, la opulencia?
Cuánta hipocrecía...
Por eso, éste Papa actual que además es argentino, y que con su dialéctica en cierta forma le sirve a mi causa, jamás será para mí representante de algún dios, no al menos hasta que algún día pida perdón públicamente por la matanza y el genocidio de los Gnósticos.
Mientras no lo haga, seguirá siendo un gran pintor para dar blancas manos a la fachada de la putrefacta institución que representa.
Mientras no se rasgue las vestiduras públicamente sintiendo el arrepentimiento de las atrocidades cometidas contra aquellos hermanos Cristianos de la primera hora...quemados vivos y de ocultar las enseñanzas de Cristo para *armarlas* en un compilado lleno de mentiras mezcladas con verdades llamada Santa Biblia..., sé muy bien quienes son los responsables de que el mundo esté como esté, y no son los judíos precisamente.
Si Spong llega a éstas conclusiones...cuánto mas la curia que lo educó...
Vamos entonces a lo prometido, les dejo un abrazo grande y por favor...en mis palabras entiendan que debemos perdonar, yo ya los perdoné hace tiempo, lo cual no implica que los avale con silencio, y es por eso que escribo.
Cristo no se equivoca ni fué un tonto..., por más que sus revelaciones fueran tronchadas de nuestra historia, aquella vasija...supo muy bien sobrevivir a todo..para ser descubierta en 1945 y dentro de ella el libro..., ese que hoy a 2016 años de ser redactado, ve la luz en éste humilde espacio llamado blog.
El último material de la Toráh, la revisión sacerdotal-parte1
Las Columnas anteriores nos han ido mostrando cómo influyeron los acontecimientos externos, más que otra cosa, en el contenido de los escritos que un día serían las Sagradas Escrituras de los hebreos. Esto no debería sorprendernos, puesto que todos los libros los escriben personas que viven en un contexto espacio-temporal determinado. Esta idea sólo puede perturbar a quienes les atribuyen un origen o una fuente directamente sobrenatural, como si Dios fuera un autor más en la literatura universal. Pero no hay ningún argumento empírico y racional que establezca el origen divino inmediato de libros como la Biblia o como el Corán.
Como ya hemos seguido el rastro de la conexión entre contexto y texto en las tres primeras etapas del desarrollo de la Toráh, iniciaremos ahora el estudio de la cuarta y última etapa. Sin embargo, antes haremos un repaso. Ya vimos que el documento más antiguo de la Biblia procedía del siglo X antes de nuestra era, de la entonces dominante tribu de Judá, y que dicho documento dependía de los símbolos de poder de aquella porción del mundo judío: de la ciudad de Jerusalén, sede del linaje real de David, del templo y del sumo sacerdote.
Escrito probablemente durante el reinado de Salomón, su personaje principal es sin duda el rey David. Lo llamamos documento *J* porque él siempre llama a Dios: JHWH. El segundo conjunto de la Toráh se escribió en el siglo IX, en el reino del norte, tras su exitosa revolución secesionista que lo separó de Judá y le permitió fundar un nuevo estado. El reino del norte, que se llamó a sí mismo Israel, fue más democrático, lo cual no es ninguna sorpresa. El poder residía en el pueblo, que podía elegir y derrocar a sus gobernantes. Esta versión llama a Dios Elohim y por eso se conoce como Documento *E*.
En él, el personaje central es José, el hijo predilecto del patriarca Jacob. En el año 721, a.C, los asirios derrotaron a este reino del norte, y la política de dominio asiria hizo dispersar a los habitantes de Israel por toda la extensión de su imperio, de forma que el ADN israelita se diluyó por todo el Oriente Medio. Por eso se habla de *las 10 tribus perdidas de Israel*. Algunos supervivientes, sin embargo, consiguieron huir a Jerusalén y llevaron consigo copia del documento *E*. Con el tiempo, este material se fundió con el documento *J* y se formó la versión *J-E*, que fue, durante un siglo, la escritura sagrada de los judíos.
En el 621, a.C. un *nuevo libro de Moisés* se *descubrió* escondido entre las murallas del templo. Se le llamó *Deuteronomio* =o segunda Ley= y, bajo su influencia, se desarrolló una masiva reforma de la liturgia del templo. Cabe sospechar que el profeta Jeremías fue parte del grupo reformador que escribió, escondió y descubrió el Deuteronomio. Cuando éste se incorporó a la versión *J-E*, los escritores deuteronomistas modificaron también el conjunto y dejaron su huella en toda la historia de Israel. El conjunto *J-E-D* pasó a ser la nueva versión de las sagradas escrituras hebreas.
Pero sólo por un breve período, hasta que estalló la peor tragedia para Judá. Esta tragedia comenzó en el 609 a.C, cuando el Faraón Necko atacó a sus enemigos, los asirios, en las llanuras de Meggido. Josías, rey de Judá y cabeza de las reformas deuteronomistas era aliado de los Asirios y por eso salió al paso del egipcio invasor pero fue mortalmente herido en la batalla. La muerte de Josías, el rey más popular después de David, sembró la desesperación y el miedo porque los Babilonios, al mando de Nabucodonosor, derrotaron al ejército asirio, destruyeron Nínive, su capital, y pasaron a ser el poder dominante en la región.
En efecto, Nabucodonosor consolidó su poder y se lanzó a una campaña de conquista y expansión durante los primeros años del siglo VI a.C. En el 589, de camino hacia el norte, conquistó todo lo que encontraba a su paso y llegó ante los muros de Jerusalén. Jerusalén era fácil de defender dada su posición sobre un monte con rasgos de fortaleza y dado que poseía una fuente interna de agua limpia. Ningún ejército extranjero la había conquistado desde hacía 400 años. La estrategia judía habitual era guarecerse dentro de la fortaleza, donde siempre había provisiones suficientes para hacer frente a un eventual asedio prolongado.
Normalmente, el enemigo se desalentaba y negociaba y Judá quedaba libre aunque más pobre. Jerusalén contaba, pues, con el aura de ser invencible, y los judíos afirmaban que Dios nunca permitiría que fuera conquistada o destruida su residencia en la tierra. Sin embargo, los babilonios fueron más persistentes que todos los demás, mantuvieron el sitio por dos años y, durante ese tiempo, las armas y los alimentos de los defensores se agotaron. Las rocas y las lanzas eran irrecuperables. Al final, las murallas se quebraron y el ejército babilonio entró en la ciudad y destruyó todo a su paso, incluso arrasó el templo, la casa de Dios.
Los vencedores prepararon la deportación a Babilonia o a otros lugares del imperio. Empezaba para los judíos el período del *cautiverio*. Sólo los más viejos y los más débiles se quedarían, bajo Zedequías, rey de la casa de David pero títere del nuevo poder. Fue el tiempo más oscuro del pueblo judío hasta el holocausto del siglo XX. Los exilados dejaron atrás todo lo que conocían. Jamás volverían a ver la tierra sagrada de Judá. Expulsados de su templo, con sus fiestas y liturgias sagradas, que habían dado un sentido y un orden y propósito a sus vidas, asumieron que esta expulsión era también una expulsión lejos de Dios.
Según el salmo 137, los cautivos fueron objeto de burla por parte de sus captores tal como reflejan estas palabras lastimeras: *Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de Sión. De los álamos de la orilla colgaban nuestras cítaras. Nuestros captores nos pedían cánticos, nuestros raptores, alegría:
Cantadnos un canto de Sión, nos decían pero, ¿cómo podríamos cantar un canto de Yahveh en una tierra extraña?* Su destino era vivir como esclavos o como perpetuos desarraigados en tierras donde el nombre de Yahvé nunca más podría pronunciarse en público.
Y él no escucharía sus súplicas. Sin embargo, su crisis espiritual era todavía más profunda. En aquellos tiempos antiguos, la derrota de una nación era también la derrota de su Dios. Su Dios había sido impotente ante los dioses babilonios. Su Dios había sido destruido. Si iban a continuar siendo creyentes, tendrían que ser =según una expresión que yo he utilizado, 2600 años después, para describir la situación actual de muchos cristianos respecto de sus iglesias= *creyentes en el exilio*. En aquel entonces, los judíos deportados estaban separados de todo aquello en lo que habían basado su comprensión de Dios.
Fue una crisis de terribles proporciones en la que o bien su Dios desaparecería o bien se fortalecería. No había otra alternativa. La mayoría de los más ancianos no sobreviviría a semejante prueba. Tal había sido ya el destino de las gentes del reino del norte. En sólo dos o tresgeneraciones habían perdido su identidad y la población circundante lo había absorbido, de manera que se habían convertido en lo que hoy llamamos *las diez tribus perdidas de Israel*. Por consiguiente, su única esperanza de supervivencia residía en su habilidad para permanecer distintos y separados de sus vecinos, e impedir así el proceso de asimilación.
Los judíos del reino del Sur vivían ahora con una última esperanza: que algún día, en un futuro indescifrable, sus descendientes, si es que aún permanecían cohesionados y se reconocían a sí mismos como judíos, pudieran regresar a su patria y reconstruir Jerusalén y su sociedad. Esta esperanza se convirtió en su sueño y en un último reducto de valor en torno al cual vivieron en el cautiverio. Entre quienes partieron hacia el exilio había un hombre al que conocemos como Ezequiel, que era sacerdote junto con otros.
Casi inevitablemente, Ezequiel y sus compañeros fueron los líderes de todos los exiliados, y su objetivo fue levantar y mantener vivas, en las conciencias, las virtudes idóneas para permanecer separados de los babilonios y conseguir que sus descendientes se adhirieran al sueño y al empeño tribal de regresar un día a su tierra de origen. Al servicio de este sueño, estos líderes sacerdotales seleccionaron tres puntos de referencia esenciales del judaísmo e intentaron grabarlos profundamente en el espíritu de su pueblo para mantenerlo cohesionado en medio de todos los habitantes de Babilonia.
En primer lugar, reintrodujeron el Sabbath y lo convirtieron en signo de identidad. A partir de entonces, los judíos fueron esa gente extraña que se niega a trabajar el séptimo día. Esta práctica, que se hizo costumbre, desbarataba los equipos de trabajo y causaba frustración y enojo entre los babilonios, pero sirvió para identificar a los judíos como *diferentes*. En segundo lugar, estos sacerdotes y líderes presionaron para que su gente adoptara las leyes de la alimentación *kosher*. Esto implicó la clausura de toda comunicación social mediada por la alimentación, con quienes no eran judíos.
Como los judíos no podían comer con los no-judíos, había poca posibilidad de desarrollar relaciones cercanas con ellos dado que estas relaciones se desarrollan básicamente en los actos de comida en común. En tercer lugar, los líderes sacerdotales recuperaron la práctica de la circuncisión como rasgo distintivo del judaísmo, de esta suerte marcaron el cuerpo de todo varón judío durante la pubertad. Esto imposibilitaba esconder el propio ser judío, lo cual servía, además, para entorpecer el matrimonio con otras etnias.
En conjunto, el plan funcionó y los judíos fueron un pueblo separado del resto. Todas aquellas prácticas pasaron a considerarse mandatos divinos y signos de la elección. Como consecuencia, Ezequiel y los otros líderes sacerdotales decidieron que la historia sagrada de su pueblo debía revisarse para incluir estos mandamientos, que eran parte de la vida y de práctica judía de entonces, en el mismo comienzo de la historia tal como ellos la contaban, es decir, desde un punto de vista judío.
Con este fin emprendieron entonces una revisión editorial todavía mayor que la que había supuesto unir las tres versiones anteriores en una sola:
la historia J+E+D.
El cuarto conjunto se llamó el documento sacerdotal o documento *P* =1=.
Dedicaremos la próxima entrega a su contenido
El último material de la Toráh, la revisión sacerdotal-parte 2
Tras la primera ola de judíos que, en el 596 aC., partieron hacia el exilio y Babilonia, hubo una segunda partida en el año 586, después de que los babilonios sofocaran un alzamiento en el que exterminaron a toda la estirpe regia descendiente de David. Ambos grupos de cautivos llevaron consigo su historia sagrada, es decir, la fusión del documento Yahvista, procedente de Judá, con el Elohísta, procedente del reino separado del norte, y con el Deuteronomio y las revisiones deuteronómicas de todo el conjunto, realizadas probablemente por Jeremías y los escritores deuteronomistas, con el apoyo del rey Josías.
Cuando los judíos terminaron el cautiverio babilónico y regresaron, cosa que hicieron también por oleadas entre 50 y 150 años más tarde, un conjunto de sacerdotes escritores, uno de los cuales probablemente fue el profeta Ezequiel, había reescrito el texto de la historia sagrada judía por completo y lo había ampliado enormemente. Entonces, dicha historia reflejaba dos cosas más: primero, la lucha de los judíos por su supervivencia como pueblo, cosa que lograron radicalizando el aislamiento respecto de sus captores, y, segundo, una comprensión más profunda de su misión en la tierra, como pueblo: su misión era restaurar su país, reconstruir su capital,
Jerusalén, y reinstaurar una vida ordenada por la oración y centrada, como antes, en el Templo.
Conforme a esta misión, el propósito declarado de los escritores sacerdotales fue crear un sentido profundo del ser judío, de modo que su identidad nunca volviera a peligrar otra vez ni individual ni colectivamente. Esto implicaba afirmar que sus Escrituras eran sagradas, que eran de hecho la Ley absoluta de Dios, que contenían la voluntad de Dios y que su obediencia a la Toráh debía ser completa y total. Los escritores sacerdotales, en consecuencia, modificaron los textos judíos para mostrar que la historia de los antepasados ya incluía los mandamientos acerca de la observancia del Sabbath, de la alimentación kosher y de de la circuncisión para todos los varones.
Además, estos escritores incorporaron a la Toráh toda clase de reglas para todos los aspectos de la vida común. Fue una obra literaria monumental, pero la hicieron.
El segmento inicial de la Toráh se reescribió de forma que reflejara el mandato divino de que todos los judíos respetaran el Sabbath. Tal fue el objetivo de una nueva historia de la creación en Génesis 1, basada en la redacción babilónica en la que Dios creaba el mundo en un número fijo de días: 6 días en concreto; de modo que Dios mismo descansó el séptimo día, y así estableció el patrón a seguir por todos.
La narración partía de la idea de que el espíritu de Dios había sobrevolado el caos y la oscuridad, y su luz había arrinconado a las tinieblas ya en el primer día.
En el segundo, Dios hizo el firmamento, llamado *cielo*, para separar las aguas de sobre la tierra, respecto de las que caen en forma de lluvia. Al tercer día, Dios juntó las aguas de la tierra en un solo sitio al que llamó *mar*, y la separó de la parte seca a la que llamó *tierra*. Esto posibilitó que la tierra produjera pastos, hierbas, árboles frutales y vegetales que serían alimento de los seres vivos tan pronto como éstos aparecieran.
El cuarto día, Dios creó el sol para iluminar la tierra durante día, y la luna para iluminarla durante la noche, y dividió el día de la noche y creó además las estaciones y los años. También hizo las estrellas ese mismo día. En el quinto día, creó los peces y las aves, a los que ordenó llenar los mares y los aires. En el sexto día, Dios hizo las bestias de los campos y todo lo que *se arrastra sobre la tierra* hasta, por último, ese mismo día, hizo al hombre y a la mujer, juntos, a la vez, siendo ambos imagen y semejanza suya. Luego, les ordenó crecer, multiplicarse y llenar la tierra.
Aquello concluyó la obra de la creación, que Dios declaró terminada y buena de suerte que, el séptimo día, Dios descansó e instituyó el Sabbath como el día del reposo; y lo bendijo, lo declaró santo y ordenó observarlo a todas las generaciones del pueblo como un deber sagrado. El propósito, pues, de los escritores sacerdotales, al escribir esta historia durante el exilio, no fue informar y enseñar cómo había sido la creación sino convertir la
observancia del Sabbath en la marca divina, distintiva del pueblo.
Fue el primer acto de su campaña para remodelar la historia de los judíos y contribuir así a su meta principal: lograr la supervivencia del grupo humano que aún formaban. Cuando entendemos el fin principal de esta historia segunda de la creación =puesta, sin embargo, al comienzo=, comprendemos mejor los otros cambios de los escritores sacerdotales. También insertaron nuevos detalles para reforzar el Sabbath en otras historias. Por ejemplo, en la historia del maná enviado por Dios a los israelitas que caminaban hambrientos por el desierto durante su viaje, desde la esclavitud en Egipto, a lo que ellos creían era su Tierra Prometida.
El maná del cielo descendía sólo 6 días a la semana, de modo que ni Dios trabajaba el día del descanso, ni siquiera para evitar que muriera su pueblo; y lo mismo debía hacer la gente durante la recolección. Los escritores sacerdotales también añadieron, por ejemplo, un mandamiento específico de observancia del Sabbath dentro de los diez dados por Dios a Moisés en el monte Sinaí. La razón más antigua del Sabbath era que los judíos recordaban que, cuando aún eran esclavos en Egipto, tenían derecho a un día de reposo =ver: Deut. 5=.
Este derecho no tenía nada que ver con la historia de la creación, que entonces aún no se había escrito y que por tanto no sabían los antiguos. Sin embargo, en adelante, el mandamiento añadido justificaría la estricta observancia del Sabbath. El objetivo de los escritores sacerdotales y de su revisión editorial fue insertar cada una de las marcas distintivas del judaísmo en las narraciones más antiguas del pueblo, así podrían atribuirse todas a Moisés. Las leyes de alimentación kosher se incorporaron al Levítico como mandato de Dios dado a Moisés.
La circuncisión se incorporó a las historias de Abraham y de Moisés como una orden de Dios. Los ritos de la liturgia judía se consignaron con gran profusión de detalles adaptados al estatuto de los exiliados, que así pudieron observarlos durante el cautiverio. Las sinagogas, como centros locales de adoctrinamiento, se instituyeron como compensación del templo destruido. Incluso la historia de Noé se adaptó a los fines sacerdotales pues Noé pudo reunir un número suficiente de animales para los sacrificios rituales a los que estaba obligado, de este modo no hubo riesgo de que las especies continuaran dado que sólo había una pareja en el Arca.
El proceso de revisión sacerdotal duró unos 200 años y no fue obra de un solo autor ni de unos pocos de una sola generación. Al final marcó la identidad del pueblo judío de forma indeleble. La Toráh fue, a partir de entonces, la mezcla de cuatro tradiciones: fue Yahwista-ElohistaDeuteronomista-Sacerdotal y su extensión se duplicó. Grandes fragmentos nuevos se añadieron, fundamentalmente para dirigir la liturgia y la conducta. Las adiciones sacerdotales incluyen casitoda la segunda parte del libro del Éxodo, a partir de la historia del Sinaí en el capítulo 20; todo el Levítico y partes muy significativas de los Números; así como innumerables modificaciones a lo largo de todo el conjunto.
Probablemente, la forma final se logró en el siglo IV aC. Una narración del libro de Nehemías =cap. 8= cuenta que un grupo de judíos, ya de vuelta del exilio y una vez reconstruido el templo de Jerusalén, se reunieron ante *la Puerta del Agua* cuando mandaba Nehemías como gobernador, y entonces Esdras, en calidad de sacerdote, presentó a Nehemías *el libro de la Ley de Moisés* y procedió a leerlo entero ante todos ellos. La lectura fue el primer día del séptimo mes del año judío, es decir, justo el día del Año nuevo o Rosh Hashanah, y el pueblo quedó obligado así por la Ley.
Esdras leyó ese día, con toda probabilidad, la sustancia de la Toráh, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia.
Pronto, dos consecuencias resultaron de este nuevo texto de la Ley. Primero, la antigua gran pasión, con la que los judíos se habían mantenido separados de los gentiles a fin de sobrevivir como pueblo durante el exilio, se tradujo, tras su retorno a su tierra, en una pasión igual de grande por preservar su pureza étnica. Las genealogías se atesoraron y recordaron pues así la gente podía demostrar su linaje de sangre pura y probar su impecable herencia.
Esto provocó purgas en contra de esposos, mujeres e hijos que no podían demostrar su pureza judía; y también afianzó el prejuicio y la idea, vigente aún en tiempos del Nuevo Testamento, de que los gentiles eran todos impuros por definición y que ellos, los judíos, debían evitarlos por esta razón.
Esta consecuencia fue, por ejemplo, el origen de los violentos prejuicios de los judíos contra los samaritanos pues éstos eran descendientes de los que, deportados a su vez de otros sitios, habían repoblado a la fuerza el reino del norte, tras el exilio de los judíos del norte a Babilonia, y se habían casado y mezclado con los pocos judíos dejados atrás por el invasor.
No sólo el judaísmo de los samaritanos estaba contaminado sino también su religión, que estaba corrompida por aquellos elementos foráneos y paganos. Estos prejuicios tan profundos, justificados, además, por muchas citas de la *palabra de Dios* contenida en la ley de Moisés, los judíos los tenían contra los gentiles impuros y contra los samaritanos herejes, y alcanzaban tal nivel de intensidad que dieron lugar a la aparición de algunos textos críticos y de protesta ante semejantes prejuicios. Tal fue el
caso de libros como el de Jonás y como el de Rut, que, de algún modo, terminaron por sumarse a las Escrituras judías.
El libro de Jonás supo presentar y argumentar la preocupación de Dios por los gentiles; y el libro de Rut venía a afirmar que ni el mismo rey David hubiera pasado el examen
de pureza racial si se lo hubieran hecho.
El segundo resultado del período sacerdotal fue la elevación de la Toráh al estatuto de *sancta sanctorum* del conjunto de las Escrituras.
Y esto condujo a la rigurosa lectura completa de la Ley, durante los Sabbath de cada año, en las comunidades más estrictas, así como a la lectura repartida en tres años, en las comunidades menos exigentes.
Sin embargo, decimos que la esencia del judaísmo está en *La Ley y los Profetas*.
La Toráh es la Ley.
Continuaremos esta serie examinando quiénes fueron los Profetas.
John Shelby Spong
Gilgamesh***
Mañana no andaré por aquí escribiendo, así que aprovechando el tiempo que dispondrán para leer, voy a compartirles dos capítulos de John Shelby Spong.
Sé que es mucho...pero bueno...les doy franco mañana a ver si les da ganas de leer, jeje.
Después de conocer éste trabajo de Spong sigo preguntándome que cómo es posible...que medio planeta viva de acuerdo al dios de una tribu..
Pero ni hay que enojarse con el pueblo judío ni hay que culparlos de nada, en todo caso hay que felicitarlos.
Pensemos que se destacaron por su inteligencia ya que bien podríamos estar hoy adorando a dioses babilonios, asirios o de cualquier otra gran cultura que convivió con los hebreos, daría lo mismo, pero ellos lo lograron.
Son otros...los responsables de haber permitido *inocularnos* algo que no nos era propio...
Verán..en mi medio siglo de vida he tenido compañeros o amigos judíos y se sorprenderían ustedes si les digo que muchos...son ateos.
Ellos no reniegan de su descendencia, por el contrario, se sienten orgullosos ¿y cómo no? si son una cultura antigua y famosa que logró hacerle creer al mundo que su dios era Dios...jeje.
Y son ateos, generalmente intelectuales que tal vez gracias a su intelectualidad llegaron a las mismas conclusiones del cura Spong...
Ante ésto...otras reflexiones...
¿Creen ustedes que el Papa y sus antecesores no podían llegar a las mismas conclusiones que Spong?
Todos y absolutamente todos cuando decidieron ser *sacerdotes* hicieron sus estudios en los seminarios donde se enseña *teología* entre otras cosas..
Es decir que lo que Spong sabe lo saben todos quienes hicieron la *carrera* de Cura.
Entonces...¿porqué su silencio?...
Cuánta hipocrecía...
Desde los 80/90 jamás...en las omilías o en las misas se escucha a algún Cura pronunciar la palabra ..Yahvé...
¿porqué será?..la hicieron muy fácil..., para no sentir la culpa que implica saberse unos mentirosos...confundieron el concepto de Cristo como dios, a punto tal que cuando hablan de Cristo hablan de dios...
Sin embargo a nuestros niños como a mí también...nos han vendido en la enseñanza de la *religión* en las escuelas católicas....que la palabra sagrada consta de *dos libros unidos* al que llamaron *la Santa Biblia*, o sea el AT unido al NT...ese gordo libro de tapa verde que casi todos los creyentes tenemos en la mesita de luz...
Cuánta hipocresía...
¿Porqué será que si ni siquiera ellos se creen el cuento nos lo han metido a todos nosotros?
Muy triste la conclusión...¿no?
Si no hubieran suprimido la Gnosis, tal como hicieron y se esmeraron asesinando a millones de hermanos so pretexto de *herejía*, ¿cómo habrían construído tanto poder hasta el día de hoy?
Mezquindades...miserias...
Al mismo tiempo que existían seres humanos en Medio Oriente también existían en el resto del planeta, y algunos extraviados siguen pretendiendo que aquí, los latinoamericanos debemos *dar las gracias* a Colón y a la Corona española por habernos *traído*...la palabra de Jesús...como excusa para...robar..
Al igual que en cada rincón del planeta, aquí nuestros llamados pueblos originarios tendrían también sus dioses arcontes, y a qué punto que sacrificaban a semejantes en pos...de algún dios...
¿Se dan cuenta? la matriz fué y es global.
Sin embargo así como en Medio Oriente llegó un Cristo, sería idiota pensar que ese Cristo sólo dejaría su mensaje a unas pocas tribus privilegiadas de una pequeña porción de éste vasto mundo.
Nuestros pueblos originarios también tuvieron su Cristo..como también lo tuvieron en Asia y en África y en Oceanía.
Por eso...¿cómo no creer en la Gnosis?, la que entorpecía los planes de quienes vilmente se erigieron en *voceros de dios*..
Cómo no pensar que ¿para qué necesitaríamos religiones, iglesias, Papas, sacerdotes, limosnas, dinero, oro? si el mensaje del Nag Hammadi hubiera sido difundido a todo el mundo?
Si Cristo dijo que lo buscáramos dentro nuestro...¿para qué la religión, los templos, la opulencia?
Cuánta hipocrecía...
Por eso, éste Papa actual que además es argentino, y que con su dialéctica en cierta forma le sirve a mi causa, jamás será para mí representante de algún dios, no al menos hasta que algún día pida perdón públicamente por la matanza y el genocidio de los Gnósticos.
Mientras no lo haga, seguirá siendo un gran pintor para dar blancas manos a la fachada de la putrefacta institución que representa.
Mientras no se rasgue las vestiduras públicamente sintiendo el arrepentimiento de las atrocidades cometidas contra aquellos hermanos Cristianos de la primera hora...quemados vivos y de ocultar las enseñanzas de Cristo para *armarlas* en un compilado lleno de mentiras mezcladas con verdades llamada Santa Biblia..., sé muy bien quienes son los responsables de que el mundo esté como esté, y no son los judíos precisamente.
Si Spong llega a éstas conclusiones...cuánto mas la curia que lo educó...
Vamos entonces a lo prometido, les dejo un abrazo grande y por favor...en mis palabras entiendan que debemos perdonar, yo ya los perdoné hace tiempo, lo cual no implica que los avale con silencio, y es por eso que escribo.
Cristo no se equivoca ni fué un tonto..., por más que sus revelaciones fueran tronchadas de nuestra historia, aquella vasija...supo muy bien sobrevivir a todo..para ser descubierta en 1945 y dentro de ella el libro..., ese que hoy a 2016 años de ser redactado, ve la luz en éste humilde espacio llamado blog.
El último material de la Toráh, la revisión sacerdotal-parte1
Las Columnas anteriores nos han ido mostrando cómo influyeron los acontecimientos externos, más que otra cosa, en el contenido de los escritos que un día serían las Sagradas Escrituras de los hebreos. Esto no debería sorprendernos, puesto que todos los libros los escriben personas que viven en un contexto espacio-temporal determinado. Esta idea sólo puede perturbar a quienes les atribuyen un origen o una fuente directamente sobrenatural, como si Dios fuera un autor más en la literatura universal. Pero no hay ningún argumento empírico y racional que establezca el origen divino inmediato de libros como la Biblia o como el Corán.
Como ya hemos seguido el rastro de la conexión entre contexto y texto en las tres primeras etapas del desarrollo de la Toráh, iniciaremos ahora el estudio de la cuarta y última etapa. Sin embargo, antes haremos un repaso. Ya vimos que el documento más antiguo de la Biblia procedía del siglo X antes de nuestra era, de la entonces dominante tribu de Judá, y que dicho documento dependía de los símbolos de poder de aquella porción del mundo judío: de la ciudad de Jerusalén, sede del linaje real de David, del templo y del sumo sacerdote.
Escrito probablemente durante el reinado de Salomón, su personaje principal es sin duda el rey David. Lo llamamos documento *J* porque él siempre llama a Dios: JHWH. El segundo conjunto de la Toráh se escribió en el siglo IX, en el reino del norte, tras su exitosa revolución secesionista que lo separó de Judá y le permitió fundar un nuevo estado. El reino del norte, que se llamó a sí mismo Israel, fue más democrático, lo cual no es ninguna sorpresa. El poder residía en el pueblo, que podía elegir y derrocar a sus gobernantes. Esta versión llama a Dios Elohim y por eso se conoce como Documento *E*.
En él, el personaje central es José, el hijo predilecto del patriarca Jacob. En el año 721, a.C, los asirios derrotaron a este reino del norte, y la política de dominio asiria hizo dispersar a los habitantes de Israel por toda la extensión de su imperio, de forma que el ADN israelita se diluyó por todo el Oriente Medio. Por eso se habla de *las 10 tribus perdidas de Israel*. Algunos supervivientes, sin embargo, consiguieron huir a Jerusalén y llevaron consigo copia del documento *E*. Con el tiempo, este material se fundió con el documento *J* y se formó la versión *J-E*, que fue, durante un siglo, la escritura sagrada de los judíos.
En el 621, a.C. un *nuevo libro de Moisés* se *descubrió* escondido entre las murallas del templo. Se le llamó *Deuteronomio* =o segunda Ley= y, bajo su influencia, se desarrolló una masiva reforma de la liturgia del templo. Cabe sospechar que el profeta Jeremías fue parte del grupo reformador que escribió, escondió y descubrió el Deuteronomio. Cuando éste se incorporó a la versión *J-E*, los escritores deuteronomistas modificaron también el conjunto y dejaron su huella en toda la historia de Israel. El conjunto *J-E-D* pasó a ser la nueva versión de las sagradas escrituras hebreas.
Pero sólo por un breve período, hasta que estalló la peor tragedia para Judá. Esta tragedia comenzó en el 609 a.C, cuando el Faraón Necko atacó a sus enemigos, los asirios, en las llanuras de Meggido. Josías, rey de Judá y cabeza de las reformas deuteronomistas era aliado de los Asirios y por eso salió al paso del egipcio invasor pero fue mortalmente herido en la batalla. La muerte de Josías, el rey más popular después de David, sembró la desesperación y el miedo porque los Babilonios, al mando de Nabucodonosor, derrotaron al ejército asirio, destruyeron Nínive, su capital, y pasaron a ser el poder dominante en la región.
En efecto, Nabucodonosor consolidó su poder y se lanzó a una campaña de conquista y expansión durante los primeros años del siglo VI a.C. En el 589, de camino hacia el norte, conquistó todo lo que encontraba a su paso y llegó ante los muros de Jerusalén. Jerusalén era fácil de defender dada su posición sobre un monte con rasgos de fortaleza y dado que poseía una fuente interna de agua limpia. Ningún ejército extranjero la había conquistado desde hacía 400 años. La estrategia judía habitual era guarecerse dentro de la fortaleza, donde siempre había provisiones suficientes para hacer frente a un eventual asedio prolongado.
Normalmente, el enemigo se desalentaba y negociaba y Judá quedaba libre aunque más pobre. Jerusalén contaba, pues, con el aura de ser invencible, y los judíos afirmaban que Dios nunca permitiría que fuera conquistada o destruida su residencia en la tierra. Sin embargo, los babilonios fueron más persistentes que todos los demás, mantuvieron el sitio por dos años y, durante ese tiempo, las armas y los alimentos de los defensores se agotaron. Las rocas y las lanzas eran irrecuperables. Al final, las murallas se quebraron y el ejército babilonio entró en la ciudad y destruyó todo a su paso, incluso arrasó el templo, la casa de Dios.
Los vencedores prepararon la deportación a Babilonia o a otros lugares del imperio. Empezaba para los judíos el período del *cautiverio*. Sólo los más viejos y los más débiles se quedarían, bajo Zedequías, rey de la casa de David pero títere del nuevo poder. Fue el tiempo más oscuro del pueblo judío hasta el holocausto del siglo XX. Los exilados dejaron atrás todo lo que conocían. Jamás volverían a ver la tierra sagrada de Judá. Expulsados de su templo, con sus fiestas y liturgias sagradas, que habían dado un sentido y un orden y propósito a sus vidas, asumieron que esta expulsión era también una expulsión lejos de Dios.
Según el salmo 137, los cautivos fueron objeto de burla por parte de sus captores tal como reflejan estas palabras lastimeras: *Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de Sión. De los álamos de la orilla colgaban nuestras cítaras. Nuestros captores nos pedían cánticos, nuestros raptores, alegría:
Cantadnos un canto de Sión, nos decían pero, ¿cómo podríamos cantar un canto de Yahveh en una tierra extraña?* Su destino era vivir como esclavos o como perpetuos desarraigados en tierras donde el nombre de Yahvé nunca más podría pronunciarse en público.
Y él no escucharía sus súplicas. Sin embargo, su crisis espiritual era todavía más profunda. En aquellos tiempos antiguos, la derrota de una nación era también la derrota de su Dios. Su Dios había sido impotente ante los dioses babilonios. Su Dios había sido destruido. Si iban a continuar siendo creyentes, tendrían que ser =según una expresión que yo he utilizado, 2600 años después, para describir la situación actual de muchos cristianos respecto de sus iglesias= *creyentes en el exilio*. En aquel entonces, los judíos deportados estaban separados de todo aquello en lo que habían basado su comprensión de Dios.
Fue una crisis de terribles proporciones en la que o bien su Dios desaparecería o bien se fortalecería. No había otra alternativa. La mayoría de los más ancianos no sobreviviría a semejante prueba. Tal había sido ya el destino de las gentes del reino del norte. En sólo dos o tresgeneraciones habían perdido su identidad y la población circundante lo había absorbido, de manera que se habían convertido en lo que hoy llamamos *las diez tribus perdidas de Israel*. Por consiguiente, su única esperanza de supervivencia residía en su habilidad para permanecer distintos y separados de sus vecinos, e impedir así el proceso de asimilación.
Los judíos del reino del Sur vivían ahora con una última esperanza: que algún día, en un futuro indescifrable, sus descendientes, si es que aún permanecían cohesionados y se reconocían a sí mismos como judíos, pudieran regresar a su patria y reconstruir Jerusalén y su sociedad. Esta esperanza se convirtió en su sueño y en un último reducto de valor en torno al cual vivieron en el cautiverio. Entre quienes partieron hacia el exilio había un hombre al que conocemos como Ezequiel, que era sacerdote junto con otros.
Casi inevitablemente, Ezequiel y sus compañeros fueron los líderes de todos los exiliados, y su objetivo fue levantar y mantener vivas, en las conciencias, las virtudes idóneas para permanecer separados de los babilonios y conseguir que sus descendientes se adhirieran al sueño y al empeño tribal de regresar un día a su tierra de origen. Al servicio de este sueño, estos líderes sacerdotales seleccionaron tres puntos de referencia esenciales del judaísmo e intentaron grabarlos profundamente en el espíritu de su pueblo para mantenerlo cohesionado en medio de todos los habitantes de Babilonia.
En primer lugar, reintrodujeron el Sabbath y lo convirtieron en signo de identidad. A partir de entonces, los judíos fueron esa gente extraña que se niega a trabajar el séptimo día. Esta práctica, que se hizo costumbre, desbarataba los equipos de trabajo y causaba frustración y enojo entre los babilonios, pero sirvió para identificar a los judíos como *diferentes*. En segundo lugar, estos sacerdotes y líderes presionaron para que su gente adoptara las leyes de la alimentación *kosher*. Esto implicó la clausura de toda comunicación social mediada por la alimentación, con quienes no eran judíos.
Como los judíos no podían comer con los no-judíos, había poca posibilidad de desarrollar relaciones cercanas con ellos dado que estas relaciones se desarrollan básicamente en los actos de comida en común. En tercer lugar, los líderes sacerdotales recuperaron la práctica de la circuncisión como rasgo distintivo del judaísmo, de esta suerte marcaron el cuerpo de todo varón judío durante la pubertad. Esto imposibilitaba esconder el propio ser judío, lo cual servía, además, para entorpecer el matrimonio con otras etnias.
En conjunto, el plan funcionó y los judíos fueron un pueblo separado del resto. Todas aquellas prácticas pasaron a considerarse mandatos divinos y signos de la elección. Como consecuencia, Ezequiel y los otros líderes sacerdotales decidieron que la historia sagrada de su pueblo debía revisarse para incluir estos mandamientos, que eran parte de la vida y de práctica judía de entonces, en el mismo comienzo de la historia tal como ellos la contaban, es decir, desde un punto de vista judío.
Con este fin emprendieron entonces una revisión editorial todavía mayor que la que había supuesto unir las tres versiones anteriores en una sola:
la historia J+E+D.
El cuarto conjunto se llamó el documento sacerdotal o documento *P* =1=.
Dedicaremos la próxima entrega a su contenido
El último material de la Toráh, la revisión sacerdotal-parte 2
Tras la primera ola de judíos que, en el 596 aC., partieron hacia el exilio y Babilonia, hubo una segunda partida en el año 586, después de que los babilonios sofocaran un alzamiento en el que exterminaron a toda la estirpe regia descendiente de David. Ambos grupos de cautivos llevaron consigo su historia sagrada, es decir, la fusión del documento Yahvista, procedente de Judá, con el Elohísta, procedente del reino separado del norte, y con el Deuteronomio y las revisiones deuteronómicas de todo el conjunto, realizadas probablemente por Jeremías y los escritores deuteronomistas, con el apoyo del rey Josías.
Cuando los judíos terminaron el cautiverio babilónico y regresaron, cosa que hicieron también por oleadas entre 50 y 150 años más tarde, un conjunto de sacerdotes escritores, uno de los cuales probablemente fue el profeta Ezequiel, había reescrito el texto de la historia sagrada judía por completo y lo había ampliado enormemente. Entonces, dicha historia reflejaba dos cosas más: primero, la lucha de los judíos por su supervivencia como pueblo, cosa que lograron radicalizando el aislamiento respecto de sus captores, y, segundo, una comprensión más profunda de su misión en la tierra, como pueblo: su misión era restaurar su país, reconstruir su capital,
Jerusalén, y reinstaurar una vida ordenada por la oración y centrada, como antes, en el Templo.
Conforme a esta misión, el propósito declarado de los escritores sacerdotales fue crear un sentido profundo del ser judío, de modo que su identidad nunca volviera a peligrar otra vez ni individual ni colectivamente. Esto implicaba afirmar que sus Escrituras eran sagradas, que eran de hecho la Ley absoluta de Dios, que contenían la voluntad de Dios y que su obediencia a la Toráh debía ser completa y total. Los escritores sacerdotales, en consecuencia, modificaron los textos judíos para mostrar que la historia de los antepasados ya incluía los mandamientos acerca de la observancia del Sabbath, de la alimentación kosher y de de la circuncisión para todos los varones.
Además, estos escritores incorporaron a la Toráh toda clase de reglas para todos los aspectos de la vida común. Fue una obra literaria monumental, pero la hicieron.
El segmento inicial de la Toráh se reescribió de forma que reflejara el mandato divino de que todos los judíos respetaran el Sabbath. Tal fue el objetivo de una nueva historia de la creación en Génesis 1, basada en la redacción babilónica en la que Dios creaba el mundo en un número fijo de días: 6 días en concreto; de modo que Dios mismo descansó el séptimo día, y así estableció el patrón a seguir por todos.
La narración partía de la idea de que el espíritu de Dios había sobrevolado el caos y la oscuridad, y su luz había arrinconado a las tinieblas ya en el primer día.
En el segundo, Dios hizo el firmamento, llamado *cielo*, para separar las aguas de sobre la tierra, respecto de las que caen en forma de lluvia. Al tercer día, Dios juntó las aguas de la tierra en un solo sitio al que llamó *mar*, y la separó de la parte seca a la que llamó *tierra*. Esto posibilitó que la tierra produjera pastos, hierbas, árboles frutales y vegetales que serían alimento de los seres vivos tan pronto como éstos aparecieran.
El cuarto día, Dios creó el sol para iluminar la tierra durante día, y la luna para iluminarla durante la noche, y dividió el día de la noche y creó además las estaciones y los años. También hizo las estrellas ese mismo día. En el quinto día, creó los peces y las aves, a los que ordenó llenar los mares y los aires. En el sexto día, Dios hizo las bestias de los campos y todo lo que *se arrastra sobre la tierra* hasta, por último, ese mismo día, hizo al hombre y a la mujer, juntos, a la vez, siendo ambos imagen y semejanza suya. Luego, les ordenó crecer, multiplicarse y llenar la tierra.
Aquello concluyó la obra de la creación, que Dios declaró terminada y buena de suerte que, el séptimo día, Dios descansó e instituyó el Sabbath como el día del reposo; y lo bendijo, lo declaró santo y ordenó observarlo a todas las generaciones del pueblo como un deber sagrado. El propósito, pues, de los escritores sacerdotales, al escribir esta historia durante el exilio, no fue informar y enseñar cómo había sido la creación sino convertir la
observancia del Sabbath en la marca divina, distintiva del pueblo.
Fue el primer acto de su campaña para remodelar la historia de los judíos y contribuir así a su meta principal: lograr la supervivencia del grupo humano que aún formaban. Cuando entendemos el fin principal de esta historia segunda de la creación =puesta, sin embargo, al comienzo=, comprendemos mejor los otros cambios de los escritores sacerdotales. También insertaron nuevos detalles para reforzar el Sabbath en otras historias. Por ejemplo, en la historia del maná enviado por Dios a los israelitas que caminaban hambrientos por el desierto durante su viaje, desde la esclavitud en Egipto, a lo que ellos creían era su Tierra Prometida.
El maná del cielo descendía sólo 6 días a la semana, de modo que ni Dios trabajaba el día del descanso, ni siquiera para evitar que muriera su pueblo; y lo mismo debía hacer la gente durante la recolección. Los escritores sacerdotales también añadieron, por ejemplo, un mandamiento específico de observancia del Sabbath dentro de los diez dados por Dios a Moisés en el monte Sinaí. La razón más antigua del Sabbath era que los judíos recordaban que, cuando aún eran esclavos en Egipto, tenían derecho a un día de reposo =ver: Deut. 5=.
Este derecho no tenía nada que ver con la historia de la creación, que entonces aún no se había escrito y que por tanto no sabían los antiguos. Sin embargo, en adelante, el mandamiento añadido justificaría la estricta observancia del Sabbath. El objetivo de los escritores sacerdotales y de su revisión editorial fue insertar cada una de las marcas distintivas del judaísmo en las narraciones más antiguas del pueblo, así podrían atribuirse todas a Moisés. Las leyes de alimentación kosher se incorporaron al Levítico como mandato de Dios dado a Moisés.
La circuncisión se incorporó a las historias de Abraham y de Moisés como una orden de Dios. Los ritos de la liturgia judía se consignaron con gran profusión de detalles adaptados al estatuto de los exiliados, que así pudieron observarlos durante el cautiverio. Las sinagogas, como centros locales de adoctrinamiento, se instituyeron como compensación del templo destruido. Incluso la historia de Noé se adaptó a los fines sacerdotales pues Noé pudo reunir un número suficiente de animales para los sacrificios rituales a los que estaba obligado, de este modo no hubo riesgo de que las especies continuaran dado que sólo había una pareja en el Arca.
El proceso de revisión sacerdotal duró unos 200 años y no fue obra de un solo autor ni de unos pocos de una sola generación. Al final marcó la identidad del pueblo judío de forma indeleble. La Toráh fue, a partir de entonces, la mezcla de cuatro tradiciones: fue Yahwista-ElohistaDeuteronomista-Sacerdotal y su extensión se duplicó. Grandes fragmentos nuevos se añadieron, fundamentalmente para dirigir la liturgia y la conducta. Las adiciones sacerdotales incluyen casitoda la segunda parte del libro del Éxodo, a partir de la historia del Sinaí en el capítulo 20; todo el Levítico y partes muy significativas de los Números; así como innumerables modificaciones a lo largo de todo el conjunto.
Probablemente, la forma final se logró en el siglo IV aC. Una narración del libro de Nehemías =cap. 8= cuenta que un grupo de judíos, ya de vuelta del exilio y una vez reconstruido el templo de Jerusalén, se reunieron ante *la Puerta del Agua* cuando mandaba Nehemías como gobernador, y entonces Esdras, en calidad de sacerdote, presentó a Nehemías *el libro de la Ley de Moisés* y procedió a leerlo entero ante todos ellos. La lectura fue el primer día del séptimo mes del año judío, es decir, justo el día del Año nuevo o Rosh Hashanah, y el pueblo quedó obligado así por la Ley.
Esdras leyó ese día, con toda probabilidad, la sustancia de la Toráh, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia.
Pronto, dos consecuencias resultaron de este nuevo texto de la Ley. Primero, la antigua gran pasión, con la que los judíos se habían mantenido separados de los gentiles a fin de sobrevivir como pueblo durante el exilio, se tradujo, tras su retorno a su tierra, en una pasión igual de grande por preservar su pureza étnica. Las genealogías se atesoraron y recordaron pues así la gente podía demostrar su linaje de sangre pura y probar su impecable herencia.
Esto provocó purgas en contra de esposos, mujeres e hijos que no podían demostrar su pureza judía; y también afianzó el prejuicio y la idea, vigente aún en tiempos del Nuevo Testamento, de que los gentiles eran todos impuros por definición y que ellos, los judíos, debían evitarlos por esta razón.
Esta consecuencia fue, por ejemplo, el origen de los violentos prejuicios de los judíos contra los samaritanos pues éstos eran descendientes de los que, deportados a su vez de otros sitios, habían repoblado a la fuerza el reino del norte, tras el exilio de los judíos del norte a Babilonia, y se habían casado y mezclado con los pocos judíos dejados atrás por el invasor.
No sólo el judaísmo de los samaritanos estaba contaminado sino también su religión, que estaba corrompida por aquellos elementos foráneos y paganos. Estos prejuicios tan profundos, justificados, además, por muchas citas de la *palabra de Dios* contenida en la ley de Moisés, los judíos los tenían contra los gentiles impuros y contra los samaritanos herejes, y alcanzaban tal nivel de intensidad que dieron lugar a la aparición de algunos textos críticos y de protesta ante semejantes prejuicios. Tal fue el
caso de libros como el de Jonás y como el de Rut, que, de algún modo, terminaron por sumarse a las Escrituras judías.
El libro de Jonás supo presentar y argumentar la preocupación de Dios por los gentiles; y el libro de Rut venía a afirmar que ni el mismo rey David hubiera pasado el examen
de pureza racial si se lo hubieran hecho.
El segundo resultado del período sacerdotal fue la elevación de la Toráh al estatuto de *sancta sanctorum* del conjunto de las Escrituras.
Y esto condujo a la rigurosa lectura completa de la Ley, durante los Sabbath de cada año, en las comunidades más estrictas, así como a la lectura repartida en tres años, en las comunidades menos exigentes.
Sin embargo, decimos que la esencia del judaísmo está en *La Ley y los Profetas*.
La Toráh es la Ley.
Continuaremos esta serie examinando quiénes fueron los Profetas.
John Shelby Spong
Gilgamesh***
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Gilgamesh
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lunes, 23 de enero de 2017
* John Shelby Spong; abriendo ojos 6 *
***Bella noche de Lunes para todos.
Vamos a continuar con la zaga del cura Spong, y les adelanto que sus documentos son muchos y sorprendentes, incluso así como analiza el AT se dedica también al NT, y en el punto cúlmine llegan sus conclusones que a más de uno dejarán con la boca abierta..
Pero reitero, son muchos documentos que no sé... hasta que punto a ustedes les interesaría seguir conociendo, es decir que de acuerdo a los números que vea en mi panel de seguimiento de entradas, determinaré si continúo o no, puesto que son ustedes quienes deciden qué es interesante o no, más allá de mi invitación a tal o cual tema.
Pero antes de Spong quisiera compartirles una reflexión de esas que uno encuentra por ahí cuando otros como nosotros se dedican a reflexionar sobre la religión.
Me parecieron unas nociones sumamente válidas que seguramente muchos compartimos y que ayudan desde la rica variedad de la expresión;
Gustavo Guardiola, Pupilo y asistente de Ikram Antaki, hace ya muchos años.
-No llegamos a donde estamos así, nada más. Los humanos pasamos por un proceso de varios miles de años antes de que pudiéramos hablar de ciencia y que hubiera alguien que pudiera proclamarse agnóstico o ateo.
La idea de humanidad no es evidente. Para un pueblo politeista es muy difícil entender que la humanidad es una sola. Los pueblos de la antigüedad no reconocían la humanidad de las tribus vecinas, es decir, no reconocían que los pueblos vecinos eran seres humanos.
Eso se ha podido ver en las crónicas de muchas guerras de conquista. Al tener muchos dioses, en el imaginario antiguo existía la idea que la tribu vecina hubiera sido creada por un dios inferior, o que fuera una especie de hija bastarda de algún dios con un humano, o bien que el extranjero tuviera poderes divinos, cuando tenía una superioridad técnica importante. Eso pasó en la conquista de América y en las guerras de colonización en África.
Pero con la llegada del monoteísmo, el concepto de humanidad se extendió: si todos somos hijos del mismo dios, eso nos hermana de alguna manera.
Esta misma idea apareció también por otra ruta: la del escepticismo. Los griegos se cuestionaban: Si nosotros tenemos unos dioses y los egipcios tienen otros,
¿no será que en realidad sean los mismos, o quizás que ambos sean sólo invenciones?
Luego tenemos que la moral tampoco es evidente. Los dioses de la antigüedad no eran buenos: eran poderosos.
El mismo Jehová, no era un dios de amor. Basta con leer las primeras partes de la Biblia para ver lo malgeniudo y caprichoso que era. Jehová destruye pueblos, pide sacrificios más allá de lo que un hombre puede dar: *mata a tu hijo*. Bueno, yo diría: ¿pues qué, ese dios está loco?
Pero, conforme avanza la Biblia y van cambiando quienes la escribieron, Jehová también va cambiando y pasa de ser este dios iracundo y se convierte en un dios moral. Empieza por poner reglas: ya no va a destruir pueblos ni enviar catástrofes, pero nos pide obedecer algunos preceptos y adorarlo sólo a él.
La frase: Yo soy el que es, es clave para entender cómo ha evolucionado nuestra idea sobre la divinidad y también sobre nuestra humanidad. Bueno, también nos pide que lo amemos, pero hay un problema en eso. Después del diluvio y de la destrucción de Sodoma y Gomorra, pedirnos nuestro amor está un poco fuera de lugar, ya sabemos cómo se ponen las cosas cuando uno no hace caso.
Para la época en que nació Cristo, el judaismo había evolucionado muchísimo.
Los dioses romanos eran dioses poderosos. Pero el dios de los cristianos se convierte en hombre, pero además viene en su forma más vulnerable: la de un niño, pobre, indefenso y perseguido. Y ese Jehová terrible que barría con poblaciones enteras, se convierte en un bebé completamente vulnerable.
Miren, yo soy agnóstico, pero para mi este mito es la cosa más conmovedora que hay. No porque sea divino, sino porque lo escribimos nosotros. Habla de cómo pensamos, de como nos vemos a nosotros mismos, de qué es lo que consideramos un valor.
Bueno, pues esta nueva versión de dios, sí añade un elemento que no existía en los politeismos: el amor.
Y con esto vienen muchos otros valores: la compasión es uno de ellos. Compasión significa *sufrir con*, tiene la misma raiz que la palabra simpatía: pathos.
Es decir, la compasión es ponernos en los zapatos del otro y compartir un poquito de su tristeza.
Y ponernos en los zapatos del otro está en la escencia de todos los valores morales.
A partir de ahí se puede construir una moral laica. Se podría decir que podríamos haber llegado a lo mismo por el lado del escepticismo. Seguramente sí, los griegos llegaron ahí, pero los mitos son importantes para la transmisión de muchas ideas, o al menos así sucedió en occidente. A nosotros nos llegaron por el lado de los mitos judeo-cristianos. A los budistas, estas mismas ideas les llegaron por otros lados.
Se puede hablar de todas las barbaridades que ha producido la iglesia, de cómo se hicieron un imperio administrando la pobreza de Cristo y de las numerosas ocasiones en que pusieron a occidente al borde de la extinción.
Pero nosotros somos herederos de esta cultura judeo-cristiana.
La idea de un gran relojero, de un maestro constructor creador del universo, estuvo en el origen de la ciencia: Si existe este gran relojero y existe una lógica detrás de su obra, quizás nosotros podamos descubrir algunos de sus secretos. Muchos científicos son creyentes y la explicación podría ser ésta.
El problema no está en creer en Dios o no.
El problema está en confundir los niveles: la fe no puede explicar el cómo y la ciencia no puede explicar el por qué. No podemos explicar la evolución, la genética o el big bang, a partir del mito del génesis. Pero la mitología religiosa nos habla de cómo somos, de nuestros miedos más profundos, de nuestras pasiones, de cómo nos vemos a nosotros mismos.
La música, la pintura, la arquitectura, todo el arte occidental, se desarrolló a partir de ideas que aparecieron en la iglesia.
No se puede entender la música desde un punto de vista profundo si no se sabe de contrapunto, y el contrapunto nació adentro de la iglesia.
Desde mi punto de vista, algunas de las ideas de Nieztche hacen agua: ¿en razón de qué habríamos de atropellar todos los valores culturales que hemos construido al cabo de 3,000 años? Para mi ese super hombre, está hecho a mala idea, está algo cojo, es hijo de nadie.
En fin, pienso que un estado laico con una educación laica permite que las capacidades y los valores humanos se desarrollen de una manera mucho más sana y mucho más plena, y a ese estado laico hay que protegerlo.
Pero, sí pienso que desde el punto de vista antropológico, la historia de las religiones y la reflexión sobre los mitos religiosos permite que nos entendamos mejor a nosotros mismos. Finalmente, mientras haya un ser humano sobre la tierra, la pregunta;
¿por qué hay algo en lugar de nada?...
seguirá siendo el mayor de los misterios.
Excelente y bella reflexión de éste amigo desconocido, uno de los millones que somos en el planeta pero que ni sabemos que existimos, gran razón para sentirnos acompañados.
Ahora sí, cierro con Spong;
El tercer documento de la Toráh
Por John Shelby Spong
El quinto y último libro de la Toráh es el Deuteronomio. Su nombre resulta de la combinación de dos palabras griegas: *deutero-nomos*, que significa *segunda ley*. Así pues, este libro recoge la segunda donación de la ley y este nombre indica el origen del libro.
Pero empezaré con un rápido resumen de lo visto hasta ahora. Identificamos primero el conjunto narrativo más antiguo de la Biblia, la parte de la Toráh llamada *Yahvista*, o documento *J*, escrito a mediados del siglo X a.C y que cuenta la versión que prevalece en la tradición de los judíos.
Se centra en el reino de Judá, en el Sur. Exalta los centros de poder ubicados en dicha parte del mundo judío: la casa real de David, que gobernaba por derecho divino; la capital, Jerusalén, considerada como el lugar donde cielo y tierra se unen; el templo, que es la verdadera morada de Dios; y el sumo sacerdote, es decir, la voz autorizada de Dios en la tierra. Fue la única historia sagrada conocida por los judíos hasta que una guerra civil, tras la muerte de Salomón, conllevó la separación de las diez tribus del norte, respecto del reino del sur, formado por la tribu de Judá y su satélite, la pequeña tribu de Benjamín.
Esta secesión exitosa separó a los israelitas del norte de los centros de poder del judaísmo del sur. Por eso, los judíos del norte difícilmente podían seguir usando el texto Yahvista como su historia sagrada. Las palabras del texto los juzgaban como rebeldes contra Dios, contra el templo y la ciudad de Dios y contra los elegidos y ungidos por Dios para representarle: el rey y el sumo sacerdote. Con el tiempo, el nuevo país estableció su propia monarquía pero sobre una base diferente y más democrática. El rey, lo elegía el pueblo y, por tanto, era el puebloquien podía retirarlo.
Una nueva ciudad, Samaría, pasó a ser la capital, y los antiguos santuarios de Hebrón, Beersheba y Bethel tornaron a ser lugares de adoración y a competir con el templo de Jerusalén.
Con el tiempo, las tribus del norte necesitaron escribir su propia versión de la historia sagrada y para ello designaron a un nuevo historiador, proveniente también de la corte. Como esta nueva historia nombraba Elohim a Dios, el nuevo documento se llamó Elohísta o versión *E* de la historia sagrada de los hebreos.
Los dos reinos vivieron como vecinos pero no siempre en paz. Hasta que los Asirios, en 721 a.C., derrotaron al reino del norte. Los asirios, entonces, desterraron a los habitantes del reino del norte a otras tierras y éstos desaparecieron sumidos en el ADN del Medio Oriente. Después de este desastre, alguien desconocido llevó una copia del documento Elohísta a Jerusalén y, con el tiempo, las dos versiones se fundieron en un solo documento en el que, sin embargo, la tradición Yahvista, o documento *J*, siguió prevaleciendo sobre la versión Elohísta o documento *E*.
Esta versión combinada de J y E fue la escritura sagrada común del pueblo hebreo durante cerca de un siglo y hasta aquí llega lo que ya habíamos contado. En 621 a.C, en el reino del sur, se produjo un creciente fervor por reformas religiosas, animado y modelado por un grupo de profetas entre los que seguramente estaba Jeremías. Estos profetas concentraban sus esperanzas en el joven rey Josías, que había heredado, con 8 años, el trono de su padre Amón, asesinado por sus siervos. A los ojos de los profetas, Josías fue un rey que *hizo lo justo ante el Señor y siguió los pasos de su antepasado, el rey David; no se desvió ni a izquierda ni a derecha* =2Reyes, 22:1-2=.
Quizás merecía este elogio por atender y apoyar la liturgia del templo. El caso es que, cuando llegó a cumplir 26 años, ordenó efectuar reformas y ampliaciones en el templo que seguro que había sufrido paulatinos deterioros y abandonos de parte de los reyes anteriores del linaje de David; los cuales es probable que, además, hubieran permitido muchas prácticas paganas en él. Esta restauración del templo de Josías fue jubilosamente acogida por las autoridades religiosas y por los profetas.
Durante esta restauración, sin embargo, ocurrió un hecho misterioso que iba a modelar, en adelante, la forma litúrgica del país.
El libro de los Reyes nos dice, primero, que las reparaciones debían haberse hecho antes, con el dinero recolectado entre la gente a lo largo de los años, pero que este dinero, los predecesores de Josías no lo habían empleado en ello. Segundo, también se nos dice que se ordenó que no era necesario rendir cuentas de los gastos porque: *se habían realizado con honestidad* =2 Reyes, 22:7=. Luego, sucedió algo electrizante.
Durante las obras, escondido quizá detrás de algún estuco que habían removido, los trabajadores encontraron un libro, es decir, un rollo de pergamino que pretendía ser *un libro de la Ley* o de la Toráh desconocido hasta entonces.
El libro aseguraba, además, haber sido escrito por el propio Moisés, fallecido 600 años antes. Descubierto por Hilkia, el sumo sacerdote, fue enviado al rey por mediación de un hombre llamado Shaphan, *el secretario de la casa del Señor*, y se leyó el libro al rey. Al oír lo que contaba el libro, el relato dice que el rey Josías rasgó sus vestiduras en un acto de pública penitencia porque era obvio que sus antecesores no habían obedecido la *palabra de Dios* que había en el libro.
Luego, una profetisa llamada Hulda declaró =con el más solemne de los tonos, estoy seguro= que a menos que los mandamientos de aquel libro fueran obedecidos, Dios enviaría *un desastre sobre esta tierra y sus habitantes*, y añadió que, puesto que el rey Josías había respondido con penitencia y *se había humillado delante de Señor* rasgando sus vestiduras y llorado públicamente, mientras él fuera rey estos terribles castigos no se producirían. Entonces, Josías, potenciado por la palabra de Dios contenida en el libro recientemente descubierto, que pretendía contener las palabras de Moisés, y de acuerdo con las palabras de la profetisa Hulda, que aseguraba la promesa de Dios de contener éste su ira mientras él viviera, consideró que tenía autoridad para actuar.
Las palabras del nuevo libro se leyeron entonces a todo el pueblo y se selló un nuevo pacto acorde con los valores del libro, el cual, en adelante, sería el que gobernaría la vida de la colectividad. A raíz de esto, hubo una gran reforma en las prácticas litúrgicas del templo y en Judá. Los reformadores retiraron los pedestales de otras deidades que no fueran Yahvéh. Se destituyó a todos los sacerdotes idólatras y se cerraron y se demolieron todas las casas de los prostitutos masculinos del templo, asociados a los ritos de fertilidad del dios conocido como Baal.
Se destruyeron asimismo todos los santuarios religiosos sospechosos de celebrar liturgias paganas y se suprimieron todos los médiums, videntes y lectores de fortuna. Josías incluso se aventuró a entrar en los territorios del que fuera reino del norte y destruyó los santuarios rivales de Samaría y de Bethel. La reforma impuso que la Pascua se celebrara sólo en Jerusalén, donde la pureza formal de la fiesta se pudiera garantizar.
Y los profetas de Yahvéh dijeron del rey Josías que *no había habido otro rey, antes de él, que se convirtiera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fuerza, conforme a la Ley de Moisés; ni que después de él nacería otro igual* =2 Reyes, 23:25=
El propósito de la liturgia es siempre agradar a la divinidad y así ganar divina bendición y protección. Tal fue sin duda la esperanza de quienes orquestaron toda esta reforma entusiasta.
Con toda probabilidad fueron ellos mismos quienes escribieron, escondieron y *descubrieron* el nuevo libro cuyo texto decía de sí mismo tener a Moisés por autor. Y también fueron ellos quienes después organizaron y pusieron en marcha la campaña que consiguió la adopción y el reconocimiento del nuevo texto por todos. Se desconoce el nombre de estos reformadores aunque parece bastante claro que Jeremías fue uno de ellos.
Simplemente los conocemos como los *redactores deuteronomistas*.
Bajo su liderazgo, se incorporó el libro del Deuteronomio, o de *la segunda entrega de la Ley*, a la historia sagrada existente, es decir, la versión Yahvista-Elohísta. Sólo después se editó toda la historia sagrada en una nueva narración que pasó a conocerse como versión Yahvista-Elohísta-Deuteronomista de las Escrituras. Ya estaba pues en su sitio el tercer grupo de materiales de lo que un día sería la Toráh final. Sin embargo, si volvemos a los hechos, no se cumplió la gran esperanza de que Dios los protegería si lo adoraban apropiadamente.
Las tensiones y tiempos recios que padecía la tierra de Judá no sólo continuaron sino que se intensificaron. El libro de los Reyes =ver: 2 Reyes, 23:26= dice que, a pesar de
aquellas grandes reformas, *Yahvéh no desistió en el ardor de su ira contra Judá*. Persistió la advertencia divina de que así como Israel =el reino del norte= fue expulsado de la faz de la tierra, así también Judá =el reino del sur= sería expulsado, aunque no en vida de Josías. Unos pocos y fugaces años después, Josías murió en el campo de batalla de Meggido frente al Faraón Necko, que se enfrentaba a los asirios, aliados de Josías.
Su muerte fue tan devastadora para los judíos, que Meggido pasó a ser el lugar de la última batalla antes del fin del mundo. Armagedón es el nombre moderno de Meggido. El diluvio anunciado por los profetas para después de la muerte del rey Josías empezó a caer a partir de entonces sobre el pueblo judío. Su forma fue la derrota, la devastación y el exilio en Babilonia durante tres generaciones aproximadamente. En este período de desesperación fue cuando se comenzó a escribir el cuarto y último conjunto de materiales de la Toráh definitiva.
Otra vez los antiguos argumentos se escribieron a la luz de las nuevas circunstancias de Judá. Volveremos a hablar de esto en la continuación de la serie.
John Shelby Spong
Gilgamesh***
Fuente;
-es.quora
Vamos a continuar con la zaga del cura Spong, y les adelanto que sus documentos son muchos y sorprendentes, incluso así como analiza el AT se dedica también al NT, y en el punto cúlmine llegan sus conclusones que a más de uno dejarán con la boca abierta..
Pero reitero, son muchos documentos que no sé... hasta que punto a ustedes les interesaría seguir conociendo, es decir que de acuerdo a los números que vea en mi panel de seguimiento de entradas, determinaré si continúo o no, puesto que son ustedes quienes deciden qué es interesante o no, más allá de mi invitación a tal o cual tema.
Pero antes de Spong quisiera compartirles una reflexión de esas que uno encuentra por ahí cuando otros como nosotros se dedican a reflexionar sobre la religión.
Me parecieron unas nociones sumamente válidas que seguramente muchos compartimos y que ayudan desde la rica variedad de la expresión;
Gustavo Guardiola, Pupilo y asistente de Ikram Antaki, hace ya muchos años.
-No llegamos a donde estamos así, nada más. Los humanos pasamos por un proceso de varios miles de años antes de que pudiéramos hablar de ciencia y que hubiera alguien que pudiera proclamarse agnóstico o ateo.
La idea de humanidad no es evidente. Para un pueblo politeista es muy difícil entender que la humanidad es una sola. Los pueblos de la antigüedad no reconocían la humanidad de las tribus vecinas, es decir, no reconocían que los pueblos vecinos eran seres humanos.
Eso se ha podido ver en las crónicas de muchas guerras de conquista. Al tener muchos dioses, en el imaginario antiguo existía la idea que la tribu vecina hubiera sido creada por un dios inferior, o que fuera una especie de hija bastarda de algún dios con un humano, o bien que el extranjero tuviera poderes divinos, cuando tenía una superioridad técnica importante. Eso pasó en la conquista de América y en las guerras de colonización en África.
Pero con la llegada del monoteísmo, el concepto de humanidad se extendió: si todos somos hijos del mismo dios, eso nos hermana de alguna manera.
Esta misma idea apareció también por otra ruta: la del escepticismo. Los griegos se cuestionaban: Si nosotros tenemos unos dioses y los egipcios tienen otros,
¿no será que en realidad sean los mismos, o quizás que ambos sean sólo invenciones?
Luego tenemos que la moral tampoco es evidente. Los dioses de la antigüedad no eran buenos: eran poderosos.
El mismo Jehová, no era un dios de amor. Basta con leer las primeras partes de la Biblia para ver lo malgeniudo y caprichoso que era. Jehová destruye pueblos, pide sacrificios más allá de lo que un hombre puede dar: *mata a tu hijo*. Bueno, yo diría: ¿pues qué, ese dios está loco?
Pero, conforme avanza la Biblia y van cambiando quienes la escribieron, Jehová también va cambiando y pasa de ser este dios iracundo y se convierte en un dios moral. Empieza por poner reglas: ya no va a destruir pueblos ni enviar catástrofes, pero nos pide obedecer algunos preceptos y adorarlo sólo a él.
La frase: Yo soy el que es, es clave para entender cómo ha evolucionado nuestra idea sobre la divinidad y también sobre nuestra humanidad. Bueno, también nos pide que lo amemos, pero hay un problema en eso. Después del diluvio y de la destrucción de Sodoma y Gomorra, pedirnos nuestro amor está un poco fuera de lugar, ya sabemos cómo se ponen las cosas cuando uno no hace caso.
Para la época en que nació Cristo, el judaismo había evolucionado muchísimo.
Los dioses romanos eran dioses poderosos. Pero el dios de los cristianos se convierte en hombre, pero además viene en su forma más vulnerable: la de un niño, pobre, indefenso y perseguido. Y ese Jehová terrible que barría con poblaciones enteras, se convierte en un bebé completamente vulnerable.
Miren, yo soy agnóstico, pero para mi este mito es la cosa más conmovedora que hay. No porque sea divino, sino porque lo escribimos nosotros. Habla de cómo pensamos, de como nos vemos a nosotros mismos, de qué es lo que consideramos un valor.
Bueno, pues esta nueva versión de dios, sí añade un elemento que no existía en los politeismos: el amor.
Y con esto vienen muchos otros valores: la compasión es uno de ellos. Compasión significa *sufrir con*, tiene la misma raiz que la palabra simpatía: pathos.
Es decir, la compasión es ponernos en los zapatos del otro y compartir un poquito de su tristeza.
Y ponernos en los zapatos del otro está en la escencia de todos los valores morales.
A partir de ahí se puede construir una moral laica. Se podría decir que podríamos haber llegado a lo mismo por el lado del escepticismo. Seguramente sí, los griegos llegaron ahí, pero los mitos son importantes para la transmisión de muchas ideas, o al menos así sucedió en occidente. A nosotros nos llegaron por el lado de los mitos judeo-cristianos. A los budistas, estas mismas ideas les llegaron por otros lados.
Se puede hablar de todas las barbaridades que ha producido la iglesia, de cómo se hicieron un imperio administrando la pobreza de Cristo y de las numerosas ocasiones en que pusieron a occidente al borde de la extinción.
Pero nosotros somos herederos de esta cultura judeo-cristiana.
La idea de un gran relojero, de un maestro constructor creador del universo, estuvo en el origen de la ciencia: Si existe este gran relojero y existe una lógica detrás de su obra, quizás nosotros podamos descubrir algunos de sus secretos. Muchos científicos son creyentes y la explicación podría ser ésta.
El problema no está en creer en Dios o no.
El problema está en confundir los niveles: la fe no puede explicar el cómo y la ciencia no puede explicar el por qué. No podemos explicar la evolución, la genética o el big bang, a partir del mito del génesis. Pero la mitología religiosa nos habla de cómo somos, de nuestros miedos más profundos, de nuestras pasiones, de cómo nos vemos a nosotros mismos.
La música, la pintura, la arquitectura, todo el arte occidental, se desarrolló a partir de ideas que aparecieron en la iglesia.
No se puede entender la música desde un punto de vista profundo si no se sabe de contrapunto, y el contrapunto nació adentro de la iglesia.
Desde mi punto de vista, algunas de las ideas de Nieztche hacen agua: ¿en razón de qué habríamos de atropellar todos los valores culturales que hemos construido al cabo de 3,000 años? Para mi ese super hombre, está hecho a mala idea, está algo cojo, es hijo de nadie.
En fin, pienso que un estado laico con una educación laica permite que las capacidades y los valores humanos se desarrollen de una manera mucho más sana y mucho más plena, y a ese estado laico hay que protegerlo.
Pero, sí pienso que desde el punto de vista antropológico, la historia de las religiones y la reflexión sobre los mitos religiosos permite que nos entendamos mejor a nosotros mismos. Finalmente, mientras haya un ser humano sobre la tierra, la pregunta;
¿por qué hay algo en lugar de nada?...
seguirá siendo el mayor de los misterios.
Excelente y bella reflexión de éste amigo desconocido, uno de los millones que somos en el planeta pero que ni sabemos que existimos, gran razón para sentirnos acompañados.
Ahora sí, cierro con Spong;
El tercer documento de la Toráh
Por John Shelby Spong
El quinto y último libro de la Toráh es el Deuteronomio. Su nombre resulta de la combinación de dos palabras griegas: *deutero-nomos*, que significa *segunda ley*. Así pues, este libro recoge la segunda donación de la ley y este nombre indica el origen del libro.
Pero empezaré con un rápido resumen de lo visto hasta ahora. Identificamos primero el conjunto narrativo más antiguo de la Biblia, la parte de la Toráh llamada *Yahvista*, o documento *J*, escrito a mediados del siglo X a.C y que cuenta la versión que prevalece en la tradición de los judíos.
Se centra en el reino de Judá, en el Sur. Exalta los centros de poder ubicados en dicha parte del mundo judío: la casa real de David, que gobernaba por derecho divino; la capital, Jerusalén, considerada como el lugar donde cielo y tierra se unen; el templo, que es la verdadera morada de Dios; y el sumo sacerdote, es decir, la voz autorizada de Dios en la tierra. Fue la única historia sagrada conocida por los judíos hasta que una guerra civil, tras la muerte de Salomón, conllevó la separación de las diez tribus del norte, respecto del reino del sur, formado por la tribu de Judá y su satélite, la pequeña tribu de Benjamín.
Esta secesión exitosa separó a los israelitas del norte de los centros de poder del judaísmo del sur. Por eso, los judíos del norte difícilmente podían seguir usando el texto Yahvista como su historia sagrada. Las palabras del texto los juzgaban como rebeldes contra Dios, contra el templo y la ciudad de Dios y contra los elegidos y ungidos por Dios para representarle: el rey y el sumo sacerdote. Con el tiempo, el nuevo país estableció su propia monarquía pero sobre una base diferente y más democrática. El rey, lo elegía el pueblo y, por tanto, era el puebloquien podía retirarlo.
Una nueva ciudad, Samaría, pasó a ser la capital, y los antiguos santuarios de Hebrón, Beersheba y Bethel tornaron a ser lugares de adoración y a competir con el templo de Jerusalén.
Con el tiempo, las tribus del norte necesitaron escribir su propia versión de la historia sagrada y para ello designaron a un nuevo historiador, proveniente también de la corte. Como esta nueva historia nombraba Elohim a Dios, el nuevo documento se llamó Elohísta o versión *E* de la historia sagrada de los hebreos.
Los dos reinos vivieron como vecinos pero no siempre en paz. Hasta que los Asirios, en 721 a.C., derrotaron al reino del norte. Los asirios, entonces, desterraron a los habitantes del reino del norte a otras tierras y éstos desaparecieron sumidos en el ADN del Medio Oriente. Después de este desastre, alguien desconocido llevó una copia del documento Elohísta a Jerusalén y, con el tiempo, las dos versiones se fundieron en un solo documento en el que, sin embargo, la tradición Yahvista, o documento *J*, siguió prevaleciendo sobre la versión Elohísta o documento *E*.
Esta versión combinada de J y E fue la escritura sagrada común del pueblo hebreo durante cerca de un siglo y hasta aquí llega lo que ya habíamos contado. En 621 a.C, en el reino del sur, se produjo un creciente fervor por reformas religiosas, animado y modelado por un grupo de profetas entre los que seguramente estaba Jeremías. Estos profetas concentraban sus esperanzas en el joven rey Josías, que había heredado, con 8 años, el trono de su padre Amón, asesinado por sus siervos. A los ojos de los profetas, Josías fue un rey que *hizo lo justo ante el Señor y siguió los pasos de su antepasado, el rey David; no se desvió ni a izquierda ni a derecha* =2Reyes, 22:1-2=.
Quizás merecía este elogio por atender y apoyar la liturgia del templo. El caso es que, cuando llegó a cumplir 26 años, ordenó efectuar reformas y ampliaciones en el templo que seguro que había sufrido paulatinos deterioros y abandonos de parte de los reyes anteriores del linaje de David; los cuales es probable que, además, hubieran permitido muchas prácticas paganas en él. Esta restauración del templo de Josías fue jubilosamente acogida por las autoridades religiosas y por los profetas.
Durante esta restauración, sin embargo, ocurrió un hecho misterioso que iba a modelar, en adelante, la forma litúrgica del país.
El libro de los Reyes nos dice, primero, que las reparaciones debían haberse hecho antes, con el dinero recolectado entre la gente a lo largo de los años, pero que este dinero, los predecesores de Josías no lo habían empleado en ello. Segundo, también se nos dice que se ordenó que no era necesario rendir cuentas de los gastos porque: *se habían realizado con honestidad* =2 Reyes, 22:7=. Luego, sucedió algo electrizante.
Durante las obras, escondido quizá detrás de algún estuco que habían removido, los trabajadores encontraron un libro, es decir, un rollo de pergamino que pretendía ser *un libro de la Ley* o de la Toráh desconocido hasta entonces.
El libro aseguraba, además, haber sido escrito por el propio Moisés, fallecido 600 años antes. Descubierto por Hilkia, el sumo sacerdote, fue enviado al rey por mediación de un hombre llamado Shaphan, *el secretario de la casa del Señor*, y se leyó el libro al rey. Al oír lo que contaba el libro, el relato dice que el rey Josías rasgó sus vestiduras en un acto de pública penitencia porque era obvio que sus antecesores no habían obedecido la *palabra de Dios* que había en el libro.
Luego, una profetisa llamada Hulda declaró =con el más solemne de los tonos, estoy seguro= que a menos que los mandamientos de aquel libro fueran obedecidos, Dios enviaría *un desastre sobre esta tierra y sus habitantes*, y añadió que, puesto que el rey Josías había respondido con penitencia y *se había humillado delante de Señor* rasgando sus vestiduras y llorado públicamente, mientras él fuera rey estos terribles castigos no se producirían. Entonces, Josías, potenciado por la palabra de Dios contenida en el libro recientemente descubierto, que pretendía contener las palabras de Moisés, y de acuerdo con las palabras de la profetisa Hulda, que aseguraba la promesa de Dios de contener éste su ira mientras él viviera, consideró que tenía autoridad para actuar.
Las palabras del nuevo libro se leyeron entonces a todo el pueblo y se selló un nuevo pacto acorde con los valores del libro, el cual, en adelante, sería el que gobernaría la vida de la colectividad. A raíz de esto, hubo una gran reforma en las prácticas litúrgicas del templo y en Judá. Los reformadores retiraron los pedestales de otras deidades que no fueran Yahvéh. Se destituyó a todos los sacerdotes idólatras y se cerraron y se demolieron todas las casas de los prostitutos masculinos del templo, asociados a los ritos de fertilidad del dios conocido como Baal.
Se destruyeron asimismo todos los santuarios religiosos sospechosos de celebrar liturgias paganas y se suprimieron todos los médiums, videntes y lectores de fortuna. Josías incluso se aventuró a entrar en los territorios del que fuera reino del norte y destruyó los santuarios rivales de Samaría y de Bethel. La reforma impuso que la Pascua se celebrara sólo en Jerusalén, donde la pureza formal de la fiesta se pudiera garantizar.
Y los profetas de Yahvéh dijeron del rey Josías que *no había habido otro rey, antes de él, que se convirtiera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fuerza, conforme a la Ley de Moisés; ni que después de él nacería otro igual* =2 Reyes, 23:25=
El propósito de la liturgia es siempre agradar a la divinidad y así ganar divina bendición y protección. Tal fue sin duda la esperanza de quienes orquestaron toda esta reforma entusiasta.
Con toda probabilidad fueron ellos mismos quienes escribieron, escondieron y *descubrieron* el nuevo libro cuyo texto decía de sí mismo tener a Moisés por autor. Y también fueron ellos quienes después organizaron y pusieron en marcha la campaña que consiguió la adopción y el reconocimiento del nuevo texto por todos. Se desconoce el nombre de estos reformadores aunque parece bastante claro que Jeremías fue uno de ellos.
Simplemente los conocemos como los *redactores deuteronomistas*.
Bajo su liderazgo, se incorporó el libro del Deuteronomio, o de *la segunda entrega de la Ley*, a la historia sagrada existente, es decir, la versión Yahvista-Elohísta. Sólo después se editó toda la historia sagrada en una nueva narración que pasó a conocerse como versión Yahvista-Elohísta-Deuteronomista de las Escrituras. Ya estaba pues en su sitio el tercer grupo de materiales de lo que un día sería la Toráh final. Sin embargo, si volvemos a los hechos, no se cumplió la gran esperanza de que Dios los protegería si lo adoraban apropiadamente.
Las tensiones y tiempos recios que padecía la tierra de Judá no sólo continuaron sino que se intensificaron. El libro de los Reyes =ver: 2 Reyes, 23:26= dice que, a pesar de
aquellas grandes reformas, *Yahvéh no desistió en el ardor de su ira contra Judá*. Persistió la advertencia divina de que así como Israel =el reino del norte= fue expulsado de la faz de la tierra, así también Judá =el reino del sur= sería expulsado, aunque no en vida de Josías. Unos pocos y fugaces años después, Josías murió en el campo de batalla de Meggido frente al Faraón Necko, que se enfrentaba a los asirios, aliados de Josías.
Su muerte fue tan devastadora para los judíos, que Meggido pasó a ser el lugar de la última batalla antes del fin del mundo. Armagedón es el nombre moderno de Meggido. El diluvio anunciado por los profetas para después de la muerte del rey Josías empezó a caer a partir de entonces sobre el pueblo judío. Su forma fue la derrota, la devastación y el exilio en Babilonia durante tres generaciones aproximadamente. En este período de desesperación fue cuando se comenzó a escribir el cuarto y último conjunto de materiales de la Toráh definitiva.
Otra vez los antiguos argumentos se escribieron a la luz de las nuevas circunstancias de Judá. Volveremos a hablar de esto en la continuación de la serie.
John Shelby Spong
Gilgamesh***
Fuente;
-es.quora
Publicado por
Gilgamesh
en
21:29
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