* Tontas reflexiones heliosféricas de un Sábado por la noche *

***Es la hora 22:51 en éste preciso momento en que comienzo a redactar éste post, desde Argentina.
Ha sido un día muy tranquilo con respecto a la actividad solar y una vez más, el gran Sol nos desconcierta a todos.
Cuando ningún indicio hace presumir que haya algún tipo de actividad importante, el Sol nos entrega sorpresas, y cuando parece que vamos a ser fritos por su poder..zasss..calma total.


¿ Para qué los satélites que valen fortunas?, y si lo multiplicamos por los años que la carrera espacial lleva de vida, las cifras son astronómicas=valga la redundancia=.
Hemos querido *saber* y en verdad sabemos muy poco. Las teorías añejas que encanecieron las sienes de los científicos fueron en vano, millones de páginas se llenaron con tinta para descifrar el ADN de nuestro astro rey, tanto esfuerzo...tanto sacrificio...tantas vidas...para que hoy, el Sol se burle de todos..ja.


Es el falso orgullo de nuestra especie, la ciencia...esa palabra que siempre inspiró respeto y a veces sumisión, es hoy una especie de *juego de la oca*, que sirve tan solo para un rato de diversión. El Creador fractura las tibias y los fémures de los soberbios que todo creen saber, los mismos que inventaron las teorías, los parámetros y las variables que todo lo explicaban. Esos, los sabios que a su vez, de tanta soberbia y poder creyeron ser capaces de manipular los conocimientos, han quedado reducidos a la mínima expresión cada vez que la Creación quiso darles un escarmiento. 


Ellos, los sabios de cartón han jugado el juego del gato y el ratón, se han divertido a costas de los ignorantes de a pie, y han creído que eran dioses, dioses capaces de hacernos arrodillar ante sus prodigios, sin embargo la Creación hace la diferencia, equilibra, sopesa y educa.
A esos sabios de la cienica se les escapan las tortugas...cada vez que al *hado* le viene en ganas violar las reglas de cartón y mostrarnos a todos lo que los sabios ocultan cuando les da la gana. 


Y aparecen los objetos, las naves, las anomalías que vuelven locos a los genios de arcilla, que apresuradamente se ven sobrepasados y deciden bajar la persiana de la información. Quedan en evidencia, nuestros ojos y nuestros sentidos se amplifican al ver lo que antes no veíamos, es decir...las mentiras de los dioses de cartón.






Parecen señales perfectas que todo lo iluminan, una especie de código inteligente que nos advierte cada día sobre lo escencial, sobre la ilusión y su falsedad, sobre la verdad y su infalibilidad. Tenemos enfrente a un elefante y vemos a una hormiga, y en la retardada manera de procesar la imágen...somos aplastados. Tenemos enfrente a la hormiga y creemos ver al elefante...y corremos idiotizados mientras las hormigas cavan la fosa bajo nuestra casa. 


Discutimos, peleamos, debatimos, cuestionamos sobre la densidad de los protones, analizamos los nanoteslas, discrepamos sobre la densidad por cm3 y el Sol...frota sus llamarados cuan si de manos se tratara..
A veces me pregunto si vale la pena entregar horas de la vida en sentarme a escribir cosas que solo son cosas..mientras los pibes se mueren de hambre en la calle. 


Me pregunto si cada letra que puedo contabilizar por miles en un año de escribir aquí, valen más que escribir un poema, si valen la pena los millones de Mbps de transferencia de paquetes en la conexión del ADSL, equivalentes a los millones de minutos de mi vida que podría dedicar a visitar a los niños abandonados en el hospicio.
Y si debo ser sincero con mi propia alma...pues me siento en deuda.


Será que nunca alcanza, que nunca es suficiente, ni para mí, ni para los demás, mientras tanto el Sol sigue ahí arriba o abajo...porque todo depende desde el ángulo en que focalizamos las cosas, él, sigue brillando más o menos que antes, más o menos enojado, pero está ahí...clavado en el éter, ha tenido toda una vida equivalente a miles de millones de almas para ser testigo de nuestra estúpida inmadurez, y seguirá estando firme e incólume...jugando a las adivinanzas con nuestro sabios de cartón.


Dilemas de un Sábado por la noche donde Febo, con su aparente calma, enciende las eyecciones neuronales de nuestra corta mente, y nos enseña que su Creador...es el que manda.
Buen Domingo para todos.
Gilgamesh***