viernes, 3 de julio de 2015

* ¿Qué hay después de la muerte?-Parte 7 *

***Hermosa noche de Viernes para todos.

Sin novedades con el Sol y el clima espacial, así que vamos a retomar la larga e interesantísima zaga de Manuel Sancho Pomés, pero antes que termine ésta jornada y mis colegas me maten...
¡Feliz día!, 
el homenaje en dos de mis grandes favoritos.
Pato Parodi y Norma Cogoi;


Y ahora sí, seguimos con la parte 7 de ¿Qué hay después de la muerte?; Lo llamativo del caso es que los agnósticos y los ateos también son sujetos a ECM a pesar de su falta de creencias religiosas. Uno de los elementos que podrían resultar llamativos de las culturas no occidentales es su similitud, en las ECM, respecto a las que suceden en nuestro entorno cultural más familiar. Quizá haya algunas expresiones, como *tierra de los muertos*, que se usan en ciertas culturas asiáticas, pero esto parece un simple problema de interpretación de cada cultura para denominar a la misma cosa. Alguno de estos pueblos orientales carece de algunos elementos de las ECM propios de Occidente, como pudieran ser la sensación del túnel o las experiencias extracorpóreas, que se encuentran ausentes en muchos sitios de Asia y entre los aborígenes de Australia.  Sin embargo, a la hora de valorar otro tipo de semejanzas no podemos tampoco despreciar la influencia cultural de algunas religiones. De esta manera resulta en ocasiones difícil apreciar si, por ejemplo, la idea de revisión vital acompañada de un juicio por parte de seres sobrenaturales no es otra cosa que una contaminación cultural. Por otro lado, las tradiciones que se basan en la transmisión oral sufren, con el paso del tiempo, un proceso de degradación que se puede ver influenciado, una vez más, por las culturas o religiones que vienen del exterior. La cristiandad tiene sus raíces en el judaísmo y fundamentalmente se basa en la vida, enseñanzas y la resurrección de Jesucristo, que se supone nació hace unos dos mil años en Palestina. La religión cristiana cree que Jesucristo es el hijo de Dios y que existe una vida después de la presente. También comparte la idea de que todos compareceremos delante de Dios y que seremos juzgados por nuestros actos.  Los fundamentalistas cristianos interpretan literalmente las Sagradas Escrituras, hasta el punto de opinar que tan solo los cristianos pueden ser admitidos en el cielo, mientras que el resto será enviado directamente al infierno.  Para los cristianos moderados el lenguaje de la Biblia es más bien simbólico, interpretándolo según el contexto histórico en el que la obra fue escrita.  Es decir, que el cielo o el infierno son considerados más bien un estado determinado, como podrían ser la alegría o la tristeza, más que un lugar. Sin embargo, cualquiera que sea su categorización, ambos grupos coinciden en que una vez ocurrido el fallecimiento existe un juicio sobre nuestros actos vitales y luego una vida eterna que transcurre dentro de los dominios de lo sobrenatural. El judaísmo comenzó a gestarse aproximadamente hace unos cuatro mil años en Oriente Próximo, entre tribus nómadas y, posteriormente, pueblos agricultores conocidos como hebreos.  Entre ellos son muchos los protagonistas de sus creencias, tales como Abraham, Isaac, Jacob y Moisés. Es una religión monoteísta con un Creador que se relaciona con el mundo terrenal. Su documento esencial es un conjunto de escrituras que se divide en tres partes: la Torá o ley, los libros de los Profetas y las Escrituras. Además, algunos judíos también creen en el Talmud, que es una recopilación de tradiciones orales judías.La religión judía hace énfasis en la vida actual y no en la vida después de la muerte. Sin embargo, el judaísmo reconoce que la vida del espíritu no acaba en el momento de la muerte del cuerpo.  Es responsabilidad del judío desarrollar una vida llena de sentido y no especular con la vida después de la muerte. Más aún, los textos sagrados de los judíos afirman que las acciones de la vida presente tendrán recompensa en la siguiente. No especifican en detalle el concepto de una vida después de la vida, si bien los judíos tradicionales creen que a la resurrección del cuerpo y del alma seguirá el juicio de sus vidas por el mismísimo Dios. Los judíos reformados creen que la resurrección es tan solo del alma, mientras que otros creen que se vive y se muere tan solo una vez. En las citas más antiguas, el concepto de paraíso y resurrección apenas están presentes. Por el contrario, sí que se menciona un reino donde descansan las almas, llamado Sheol, otro donde se juzga a las almas que han tenido un comportamiento positivo, el Gan Eden, y el infierno, llamado Gehenna. Todo ello dentro del contexto de la resurrección universal o del mundo por venir =Olam Ha-Ba=, donde el Mesías unirá al alma y el cuerpo de los creyentes. Al igual que en el Libro tibetano de los muertos, se describe la muerte con periodos de posibles tormentos tras un juicio celebrado en las cuatro esquinas de la Tierra. Son los cuatro elementos, aire, agua, tierra y fuego, que disuelven el cuerpo y dejan que la persona lo abandone.  Para el buen judío, preparado ante la muerte, la transición puede ser tan suave *como sacar un cabello de una taza de leche*, permitiendo a la persona morir conscientemente y sin ningún tipo de temor. No existen muchas encuestas acerca de la creencia de la vida después de la muerte por parte del pueblo judío, pero en una, realizada en 1965 por Gallup, se indicaba, sorprendentemente, que tan solo un 17 % de los judíos americanos creían en la vida después de la muerte, comparados con un 78 % de los protestantes y un 83 % de los católicos.  Al no existir discusión alguna en las escrituras judías acerca de la vida después de la muerte, tampoco existen discusiones oficiales de las diversas autoridades religiosas judías respecto a este tema. Muchos judíos creen que sus almas deberán enfrentarse al juicio de Dios por sus hechos terrenales. Asimismo, muchos otros creen que se reunirán con los miembros de su familia en el cielo. Paradójicamente, la creencia judía en un Dios benevolente evita la idea de un castigo en el infierno. De esta manera, la entrada en el paraíso se acompaña de una vida ejemplar y de arrepentimiento.  El paraíso es considerado como un lugar donde desaparece el dolor.  Existen numerosas ECM entre la comunidad judía. Una de sus máximas representantes es la escritora Barbara Harris, judía practicante que ha padecido varias ECM desde 1975 y que describe con detalle en su libro El círculo completo: las experiencias cercanas a la muerte y más allá. Las personas de religión judía relatan experiencias y observaciones similares a los creyentes de otras religiones. Durante las ECM las personas judías narran encuentros con un ser de luz y un juicio sobre sus propias vidas. Esta experiencia se corresponde con la creencia judía de ser consecuente en la propia vida y darle sentido. Una vez más, la reunificación con miembros de la familia se produce después de la muerte. Según Bruce Greyson, la Torá y las ECM vistas desde Occidente poseen varios puntos en común. Por ejemplo, la experiencia del túnel es muy similar a la que aparece en las prescripciones de la Torá respecto a la vida del más allá, cuando se llega las profundidades de la Tierra para alcanzar el Sheol. En Salmos podemos leer: *Aquellos que buscan destruir mi vida deberán descender a las profundidades de la Tierra*. También aparecen los conceptos de entidades llenas de luz:  *El Señor es mi luz y mi salvación. ¿A quién debo temer?*. La similitud de las tradiciones judías, respecto a la muerte, con las ECM son notables. La persona que fallece se encuentra con guías familiares ancestrales y con Adán. Asimismo es recibido por ángeles protectores. Una vez juzgados sus pecados terrenales pasa a través de la cueva de Machpelah,uno de los lugares más sagrados de la Tierra, en la tumba de los patriarcas, y es recibido por un ente llamado Shekhinah, que es una materialización de Dios. Shekhinah se deriva del verbo hebreo Shakan, que significa morar o residir. En el judío clásico se refiere a la habitación o morada de la presencia divina, de manera que, en proximidad a la Shekhinah, se percibe con mayor fuerza la comunión con Dios. No tiene forma y está vestido de luz pura, exactamente igual que los seres que describen las personas de todas las demás religiones. La atracción de este ser trascendente resulta irresistible para aquellos a los que se les ha acabado la vida. Según dicen las escrituras, ninguna persona muere antes de ver a Shekhinah, y debido al profundo anhelo por Shekhinah el alma parte directamente a su encuentro. Podemos ver la correspondencia con muchos elementos que aparecen en la literatura de las ECM occidentales, tales como la visión de personas ya fallecidas, un túnel oscuro, una entrada, ángeles, seres de luz y una revisión vital. Además, la literatura mística judía expresa que los sentimientos que suelen acompañar a las personas inmersas en este proceso denotan profunda alegría y éxtasis en esta reunión con los seres divinos; o bien narran casos de horror y dolor al tener que enfrentarse a los pecados y errores de su conducta durante la vida terrenal. Simcha PaullRaphael describe en su libro *Jewish Views of the Afterlife* cómo las visiones en el lecho de muerte o en los días previos a la misma constituyen la primera parte de nuestra despedida. El siguiente paso es la separación del cuerpo físico, llamado hibbut ha-kever, que traducido al castellano sería *dolores de la tumba*. Esta parte del proceso podría equipararse a las experiencias extracorpóreas, si bien es más extensa en cuanto a lugares y tiempo. Incluiría un periodo de tres a siete días post mortem, durante los cuales el alma visitaría a las personas y los lugares que solía frecuentar durante la vida. Por este motivo sería posible para las personas que se encuentran de duelo ver o sentir apariciones de aquellos a quienes querían. La segunda parada después de la muerte es un lugar denominado Gehenna, similar al purgatorio más que al infierno.  Su propósito es el de eliminar sentimientos negativos provenientes de la vida que acabamos de abandonar y comenzar una purificación emocional. La estancia en este lugar no es, supuestamente, mayor de un año. La literatura judía menciona la ejecución de torturas del tipo *ojo por ojo* con objeto de expiar los pecados terrenales. Este proceso acaba de limpiar el alma de todas sus impurezas. El siguiente paso es la ascensión al reino de los cielos con dos niveles: el bajo y alto, el Gan Eden o Jardín del Edén.  Gilgamesh*** Continuará...
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