domingo, 18 de octubre de 2015

* Despierta alma dormida...*

***Espero estén pasando una bella jornada de Domingo.

Seguimos aprendiendo a descifrar el pensamiento Gnóstico gracias a los enormes estudios de Hans Jonas.
Hoy el alma dormida, embriagada, esa que al no reconocer su orígen se identifica con el mundo, y el mundo está lleno de trampas para que ella no recuerde su procedencia.
Cuando tratamos de entender porqué la Gnosis en sus diversas vertientes identifican al dios del mundo como un impostor, yo recuerdo éste pasaje;

Jeremías 13:13.14 *Así ha dicho Jehová: llenaré de embriaguez a todos los moradores de esta tierra... y quebrantárelos el uno con el otro, los padres con los hijos, dice Jehová: No perdonaré, ni tendré piedad ni misericordia para no destruirlos...*

Pues para explicarlo y edulcorarlo, hacerlo parecer como algo bueno, los eruditos bíblicos siempre encuentran justificación, y en éste sitio se *explica* el porqué, sin embargo, para mí resulta injustificable.

Un alma que ha sido puesta en estado de inconsciencia, difícilmente pueda obrar de acuerdo a su génesis, cuando nos hemos emborrachado en la juventud alguna vez, e incluso en la madurez podemos darnos cuenta que somos distintos a lo que solemos ser en estado de sobriedad.
Un alma en estado de ensueño o embriaguez, o torpor, es fácil presa de voluntades ajenas.



Torpor, sueño, embriaguez.

Puede decirse que las categorías emocionales que se mencionan en la última sección son reflejo de experiencias humanas generales, las cuales pueden surgir y expresarse en cualquier parte, aunque raras veces de forma tan enfática. Existe otra serie de metáforas que hace referencia a la condición humana en el mundo, más puramente gnóstica y muy frecuente en la diversidad de estos textos, al margen de límites lingüísticos. 

La existencia terrenal se caracteriza, como vimos, por los sentimientos de desamparo, temor y añoranza, y también se describe como *torpor,sueño, embriaguez y olvido*; es decir, asume =a excepción de la embriaguez= todas las características que en otro tiempo se relacionaron con el estado de los muertos en el infierno. Descubriremos que, en el pensamiento gnóstico, el mundo adopta el papel del infierno tradicional, y que es en sí mismo el reino de los muertos, es decir, de aquellos que deben resucitar de nuevo a la vida. 

En algunos aspectos, esta serie de metáforas contradice la anterior: la inconsciencia excluye al temor. El relato pormenorizado de los mitos no pasa por alto esta idea: es sólo el despertar del estado de inconsciencia =ignorancia=, provocado desde el exterior, el que revela al hombre su situación, hasta ahora oculta para él, y le produce un brusco temor y desesperación.

No obstante, estos sentimientos deben de haber estado activos en el precedente estado de ignorancia al que la vida tiende a aferrarse, resistiéndose al despertar.
¿Cómo se produjo el estado de inconsciencia y en qué términos concretos se describe?
El hecho de haber sido *arrojada* respondería de un torpor producido en el Alma por la caída; pero el medio extraño, el mundo como entidad demoníaca, tiene una activa responsabilidad en este estado. En la cosmogonía maniquea, según el relato de Teodoro bar Konai, leemos:

*Habiendo sido devorados por los Hijos de la Oscuridad, los cinco Dioses Luminosos =los hijos del Primer Hombre y la substancia de todas las almas dispersas después en el mundo= se vieron privados del entendimiento, y por medio del veneno de los Hijos de la Oscuridad se volvieron como el hombre que ha sido mordido por un perro rabioso o por una serpiente*.

De esta forma, la inconsciencia es una verdadera infección producida por el veneno de la oscuridad. Nos enfrentamos aquí, como sucediera en el grupo de las metáforas del sueño, no con un detalle mitológico, un mero episodio narrativo, sino con un rasgo fundamental de la existencia en el mundo con la cual se relaciona la empresa redentora de la deidad extramundana en su totalidad. El *mundo* por su parte hace complicados esfuerzos por crear y mantener en este estado a sus víctimas, así como por contrarrestar el proceso del despertar: su poder, su existencia incluso, está en peligro.

*Y mezclaron =bebida= confundiéndome con su astucia, y me dieron a probar su carne; y me olvidé de que era hijo de rey y serví a su rey. Olvidé la Perla a causa de la cual mis padres me habían enviado. La pesadez de su alimento me hizo caer en un profundo sueño. =Himno de la Perla, de los Hechos de Tomás=.

La imagen del *sueño* es quizá la más frecuente y de mayor aplicación. El Alma dormita en la Materia. Adán, *cabeza* de raza y símbolo de la humanidad, yace en un sueño profundo, un sueño muy distinto al del Adán bíblico: los hombres, en general, *duermen* en el mundo. La metáfora expresa que el hombre se abandona al mundo de forma absoluta. Ciertas figuras del lenguaje subrayan este aspecto espiritual y moral. Los hombres no están simplemente dormidos sino que *aman* este sueño;

-*¿Por qué amas el sueño y tropiezas con los que tropiezan?*, =G 181=; se han abandonado al sueño y a la embriaguez =C.H. 1.27=.

Darse cuenta de que el sueño es el gran peligro de la existencia en el mundo no basta para mantenerse despierto, si bien incita a la oración:

-*Según tus palabras, gran Vida, una voz vendría a mí todos los días para despertarme, para que no tropezara. Si me llamas, las palabras del mal no me atraparán y me veré libre de los eones. =G 485=.

La metáfora del sueño puede servir igualmente para reducir las sensaciones de la *vida de aquí* a meros sueños e ilusiones, aunque serán pesadillas imposibles de controlar; en dicha metáfora los símiles del *sueño* se unen a los de la *equivocación* y el *temor*:

-*¿Qué es entonces lo que El desea que el hombre piense?
Esto: 

-*Soy como las sombras y los fantasmas de la Noche. Cuando la luz del alba aparece, este hombre comprende que el temor que se había apoderado de él no era nada... Mientras la Ignorancia les infundía terror y confusión, y los hacía tambalearse, rotos y divididos, eran perseguidos por muchas ilusiones y ficciones vacías, como si estuvieran profundamente dormidos y fueran presa de sueños perturbadores. Bien huyen a alguna parte, o se ven impelidos a perseguir a otros sin lograrlo, o se ven envueltos en altercados, dando golpes o recibiendo golpes, o caen de grandes alturas... etc., etc.: hasta el momento en que, los que pasan por todas estas cosas, se despiertan. Entonces, los que han experimentado todas estas confusiones, de repente no ven nada. Porque éstas no son nada, una fantasmagoría y nada más.
=EvV 28:24-29:32=

Ya que el mensaje gnóstico se concibe a sí mismo como contramovimiento del designio del mundo, como llamada que intenta romper su hechizo, la metáfora del sueño, o sus equivalentes, es un componente constante del conjunto de peticiones que el gnosticismo hace al hombre y que se presentan como llamadas al *despertar*. Por tanto, cuando analicemos la *llamada*, nos encontraremos con estas metáforas una y otra vez. Las metáforas sobre la embriaguez requieren un comentario especial. La embriaguez del mundo es un fenómeno peculiar y característico del aspecto espiritual de lo que los gnósticos entendían por el término *mundo*. 

Esta embriaguez viene provocada por la *doctrina de la ignorancia* =C.H. VII. 1=, que el mundo ofrece profusamente al hombre. La metáfora deja claro que la ignorancia no es un estado neutral, la mera ausencia del conocimiento, sino la condición contraria a la del conocimiento: la ignorancia actúa para prevenir el conocimiento. La ignorancia de la embriaguez es la ignorancia que el alma tiene de sí misma, de su origen y de su situación en el mundo extraño. 

Es precisamente la conciencia del extrañamiento lo que la embriaguez intenta suprimir: el hombre que, arrojado a un torbellino, se ha olvidado de su verdadero ser, se convierte así en uno de los niños de este mundo. Este es el declarado propósito de los poderes del mundo al ofrecer su vino y al celebrar un banquete. La embriaguez de la ignorancia se opone a la *sobriedad* del conocimiento, una fórmula religiosa que a veces se intensifica por medio de la paradoja de la *embriaguez sobria*. Así, en las Odas de Salomón, leemos:

-*De la fuente del Señor, agua abundante vino a hablar a mis labios. Del agua de la vida eterna bebí y me embriagué; mi embriaguez, sin embargo, no era la embriaguez de la ignorancia, y me alejé de la vanidad. =Oda XI.6-8=
Quien así posee conocimiento... =es como= una persona que, habiéndose embriagado, se torna sobria, y, habiéndose recobrado a sí misma, reafirma lo que esencialmente le es propio*. =EvV 22:13-20=.

El banquete orgiástico preparado por el mundo para seducir al hombre, o, más frecuentemente, de la Vida extraña del más allá, es descrito en largas escenas y de forma recurrente en los escritos mandeos. El siguiente ejemplo se extiende en el original a lo largo de muchas páginas, por lo que se presenta aquí de forma muy resumida. El lector poco familiarizado con la mitología mandea debe saber que Ruha es la madre demoníaca de los Planetas y, como espíritu maligno de este mundo, el principal adversario de los hijos de la luz;

-*Ruha y los Planetas comenzaron a elaborar planes y dijeron: *Haremos prisionero a Adán; lo atraparemos y lo haremos permanecer con nosotros en el Tibil. Cuando coma y beba, haremos prisionero al mundo. Tenderemos nuestros brazos en el mundo y en el mundo fundaremos una comunidad. Atraparemos a Adán con cuernos y con flautas, de forma que no pueda separarse de nosotros... Seduciremos a la tribu de la vida y la aislaremos con nosotros en el mundo =G 113-s.=. Levantaos, preparémonos para una celebración: levantaos, preparemos un banquete de bebida. Practiquemos los misterios del amor y seduzcamos al mundo entero... 

La llamada de la Vida silenciaremos, introduciremos la lucha en la casa, una lucha que no tendrá fin. Mataremos al Extranjero. Convertiremos a Adán en seguidor nuestro, y veremos entonces quién es su libertador... Maldeciremos a su grupo, al grupo que el Extranjero ha fundado, y no tendrá parte en el mundo. Toda la casa será nuestra... ¿Qué ha hecho el Extranjero en la casa para creer que forma parte de ella?*. Tomaron el agua viva y vertieron agua turbia en ella. Tomaron la cabeza de la tribu y en ella practicaron el misterio del amor y de la lujuria, por el cual todos los mundos viven enardecidos. Practicaron en él la seducción, por la cual todos los mundos viven seducidos. Practicaron en él el misterio de la embriaguez, por el cual todos los mundos viven embriagados... Los mundos viven embriagados por ello y vuelven sus rostros al Mar de Suf =G120-ss.=.

Sólo un breve comentario a esta poderosa escena. 
La principal arma con que el mundo cuenta para su gran tarea de seducción es el =amor=. Nos encontramos aquí con un tema muy extendido en el pensamiento gnóstico: la desconfianza del amor sexual y del placer sensual en general. El amor =en la traducción citada, deseo= es contemplado como el ejemplo más evidente de la forma en que el mundo mantiene en su prisión al hombre: *quien se halle dotado de intelecto que reconozca que es inmortal, que el deseo es la causa de la muerte =C.H. 1.18=; Aquel que amó el cuerpo que procede del error del deseo continúa errando en la obscuridad, sufriendo en sus sentidos los efectos de la muerte* =ibid . 19=.

Algo más que el amor sexual está implícito en este papel de eros como principio de mortalidad =para Platón, era el principio de la lucha por la inmortalidad=. La codicia de las cosas de este mundo en general puede adoptar muchas formas; a través de todas ellas el alma se aleja de su verdadera meta y vive bajo el hechizo de su morada extraña. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que está en el mundo, la lujuria de la carne, la lujuria de los ojos y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre sino del mundo. =1 Jn 2:15-16=.

Las tres inclinaciones aquí mencionadas, *la lujuria de la carne*, *la lujuria de los ojos* y *la vanagloria de la vida*, servirán a Agustín para nombrar las principales categorías de la *tentación* general del mundo. 
=ver Conf. X.41-ss.=. 
El *misterio del amor* en el texto mandeo es una versión mitológica de la misma idea.

Hans Jonas

***Gilgamesh.

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