***Bello inicio de Sábado para todxs.
Bueno.., sin dudas que la erupción del Volcán Kilauea se está llevando la atención de los medios.
Hace uno o dos días les mencionaba sobre el incremento de actividad en ese volcán y además un incremento en la sismicidad global a medida que el Sol se sumerge en su largo sueño.
Cabe mencionar también un incremento en la actividad telúrica en la Isla Pascua, que ha estado generando sismos sobre 5º desde el inicio de Mayo.
Menos irradiancia solar, más rayos cósomicos entrando, más sismos y volcanes reaccionando.
Interesante nota, hablando de volcanes, que llega desde Perú, y que pone clara evidencia de las consecuencias que los volcanes generan aún no teniendo la espectacularidad de un Kilauea, cuando hay decenas de volcanes en el mundo que fuman y fuman...
-Gran parte de la ciudad de Arequipa podría quedar destruida si entra en erupción el volcán Misti de 5,822 m.sn.m., situado a 18 kilómetros de los distritos de Alto Selva Alegre, Chiguata, Miraflores y Cayma.
Por ello, la Ciudad Blanca está entre las tres urbes con mayor riesgo volcánico a nivel mundial. Otra es Nápoles, en Italia, que desaparecería si el monte Vesubio despierta. Ni qué decir de Quito, en Ecuador, que vive en vilo ante una eventual actividad del coloso Wawa Pichincha.
Sin embargo, el riesgo en el departamento arequipeño no solo es en su capital. En la provincia de Caylloma, sus habitantes ya vienen siendo afectados por el único volcán en el país que actualmente se encuentra en proceso eruptivo: el Sabancaya de 5,976 m.s.n.m.
*La ceniza que viene emanando el coloso desde 2016 tras sus explosiones se viene esparciendo en un radio de 30 kilómetros y es el peligro más importante que se cierne sobre los turísticos pueblos del valle del Colca como Chivay, Yanque, Achoma, Madrigal, Tapay, Huambo, Coporaque, Cabanaconde, Lari, Maca, entre otros*, sostuvo a Perú21 Jersy Mariño Salazar, del Área de Geología y Evaluación de Peligros del Observatorio Vulcanológico del Ingemmet.
Agregó que los pastizales que comen los animales de la zona y los cultivos agrícolas se están cubriendo con un manto gris, contaminándose. Refiere que lo mismo pasa con las fuentes de agua. *Hay que tener en cuenta que el sílice puede afectar gravemente las vías respiratorias de las personas*, precisó el investigador.
Un reciente reporte del OVI revela que unas 22 explosiones en promedio *por día* viene registrando el Sabancaya en las últimas semanas, así como una columna de humo de 2 mil metros.
Además, se informó que la ceniza volcánica se viene dispersando hacia el sector norte y noroeste del volcán, por lo que se recomendó a la población de Maca, Pinchollo y Madrigal, en Caylloma, evitar exponerse a dichas partículas y usar lentes y mascarillas.
*El Sabancaya presenta una erupción tipo vulcaniana que consiste en emitir explosiones varias veces al día con emisiones de ceniza, gases y fragmentos de rocas. Estos últimos alcanzan un radio de 2 kilómetros*, manifestó Mariño Salazar.
Otro de los peligros en el valle del Colca , en la época de lluvias, es que los aguaceros arrastran la ceniza acumulada en el cono del volcán hacia los ríos y cultivos.
*Incluso, estos denominados lahares pueden bajar acompañados de huaicos, hasta las comunidades y bloquear vías*, dijo el experto del Ingemmet.
Mariño Salazar acotó que el proceso eruptivo del Sabancaya es moderado, pero que no puede descartarse un gran estallido.
En el Perú, como en los Andes de América, los volcanes presentan erupciones explosivas, a diferencia de sitios como Hawaii y Galápagos, donde los volcanes emiten lava.
Muy revelador todo ésto que no goza de espectacularidad como el volcán hawaiano pero que es capaz de hacer estragos a mediano y largo plazo, el vapor, las cenizas, son realmente un efecto que poco se tiene en cuanta a la hora de hablar de un volcán.
Elena Gonzalez, de la Universidad de Castilla-La Mancha nos desasna sobre mucho de lo poco que sabemos sobre éste tema;
El impacto de las grandes catástrofes volcánicas que se han producido en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo a partir de la erupción del monte Saint Helens ha creado en el gran público una conciencia de la existencia y dimensiones del riesgo volcánico, magnificado por los medios de comunicación, la literatura y el cine.
En épocas anteriores de la historia de la humanidad ha habido erupciones mucho más violentas y desastrosas que las vividas por el hombre a lo largo del siglo XX y XXI.
Laki en 1783, Tambora en 1815 o Krakatoa en 1883, superan en magnitud o en la intensidad de sus efectos a las violentas erupciones del Vesubio-año 79, Montagne Pelée-1902, Saint Helens-1980, Chichonal-1982 y Pinatubo-1991.
Pequeñas erupciones como la del Nevado del Ruiz-1985 causan más de 25.000 muertos por una mala gestión del riesgo volcánico. La erupción de la isla de Thera-1400 AC, aceleró la caída de la civilización minoica.
Las altas temperaturas que se generan, así como los gases liberados de las lavas causan importantes daños indirectos. Los incendios forestales son una consecuencia habitual que extiende a grandes áreas los efectos del paso de las coladas.
La erupción del Nyamuragira en 1938 quemó miles de hectáreas de vegetación, las coladas del Kilahuea en 1955 arrasaron más de 1.000 hectáreas de bosque. Erupciones del Etna en 1971 y 2003, destruyeron, respectivamente, magníficos bosques de abedules y gran parte de la pineda de Linguaglosa.
En la erupción del Paricutín de 1944 se señala zonas de destrucción total de vegetación natural y cultivos en las proximidades del punto de emisión, con espesores comprendidos entre 150 y 50 cm. También se señalaron pérdidas de hojas en los frutales a 12 Km de distancia, y con espesores de ceniza de 1 cm. En la erupción del Pinatubo de 1991, 550.000 hectáreas de cultivos y bosques fueron recubiertas con una capa de más de 5 cm de ceniza, resultando gravemente afectadas cerca de 400.000 hectáreas.
En la erupción del Saint Helens de 1980, más de 3.000 Has. de bosque maderable sufrieron la rotura o el arranque de los árboles como consecuencia de las ondas de choque que precedieron a las avalanchas y coladas piroclásticas generadas. En esta erupción los flujos piroclásticos arrancaron y desplazaron árboles a más de 12 kilómetros del lugar en el que se produjo la explosión dirigida.
Entre 12 y 25 kilómetros de distancia, los árboles fueron tumbados pero no desplazados.
Algunos ejemplares quedaron en pie fuera de la zona de destrucción total, estando sus troncos completamente descortezados. Los árboles fueron arrancados y cayeron de forma radial alrededor del volcán, aunque en algunas zonas de mayor pendiente su posición era oblicua, e incluso puntualmente se los veía vueltos hacia el volcán, movidos por las turbulencias que se generaban en el interior de un flujo controlado, en su desplazamiento, por la topografía.
Bajo los depósitos de la erupción del Vesubio de agosto del año 79, se han hallado troncos de ciprés rotos por la base y brutalmente astillados como consecuencia de la
acción de las oleadas piroclásticas desencadenadas.
El mismo fenómeno se constató en el Saint Helens, en troncos de abetos hallados a 8 Km del volcán.
La temperatura de los flujos piroclásticos puede mantener en combustión la madera arrastrada durante varios días, a considerable distancia del punto de emisión. Moore y Sisson en 1981 constataron la presencia de fuegos a 15 kilómetros del cráter en las laderas norte, noroeste y nordeste del Saint Helens, 11 días después de la gran explosión del 18 de mayo.
En muchas erupciones se combinan varios peligros primarios, siendo afectadas las formaciones vegetales por derrames lávicos, caída de piroclastos, flujos piroclásticos, avalanchas, pudiendo unirse sus efectos a los derivados de peligros secundarios o inducidos por los anteriores, sumándose a los efectos destructivos de aquellos, los derivados de la formación de lahares, flujos de lodo, deslizamientos del terreno, incendios, emanaciones de gases, lluvias torrenciales, lluvia ácida, riadas, etc
Las erupciones producen efectos indirectos que también repercuten sobre la vegetación:
Formación de tsunamis asociados a la formación de calderas o a grandes
deslizamientos, cambios de diferente duración en el clima, en el suelo, en la cantidad de CO2 y SO4 H2 en la Atmósfera esto causa daños, fundamentalmente en las cosechas, por falta disminución de la luz solar, descensos en las temperaturas que provocan heladas tempranas y tardías, lluvias abundantes y nevadas fuera de temporada, y en consecuencia, disminución del crecimiento de algunas especies y falta de maduración.
Durante las erupciones volcánicas se emiten a la Atmósfera ingentes cantidades de gases contenidos en el magma. Estos gases forman parte de las columnas eruptivas, son el elemento imprescindible en la formación y desplazamiento de los flujos piroclásticos, y están contenidos en las lavas que se desplazan sobre la superficie, escapándose de ellas de manera más o menos violenta a lo largo de su recorrido.
Los que se inyectan a partir de potentes columnas =decenas de kilómetros de altura= en violentas erupciones plinianas, incrementan el contenido global en CO2 y en compuestos de azufre. Estos últimos llevan a la formación de ácido sulfúrico. La presencia de aerosoles en la Atmósfera puede provocar una disminución de la radiación solar que llega a la superficie, necesaria para la vida de las plantas. También pueden dar lugar a descensos de hasta medio grado en la temperatura durante años.
Los efectos de la lluvia ácida provocan efectos nocivos en el crecimiento y normal desarrollo de la vegetación a largo plazo.
En regiones volcánicas activas y en las que, aunque no se hayan producido erupciones a lo largo de miles o cientos de miles de años, pero exista una emanación difusa y continuada de gases, incrementos puntuales en la emisión de los mismos, pueden llegar a afectar de forma negativa al normal desarrollo de la vegetación y los cultivos en los espacios próximos al lugar de salida.
En otras ocasiones, y aunque hayan transcurrido varios siglos desde el emplazamiento de los flujos lávicos, las condiciones ambientales solo han permitido la aparición de líquenes como en algunas lavas de la erupción de 1730-36 en la isla de Lanzarote.
Con temperaturas comprendidas entre 50 y 60 ºC la mayor parte de los cultivos sufren procesos de deshidratación. En consecuencia, todos los eventos eruptivos que interfieran a un territorio en el que se desarrollen prácticas agrícolas, son susceptibles de provocar su destrucción o de dañarlos gravemente.
En siglos anteriores, erupciones como la del volcán Laki, en 1783, y la del Tambora, en 1815, fueron causa indirecta de la muerte de 9.000 y 80.000 personas, respectivamente, a causa de las hambrunas provocadas por la destrucción de las cosechas y la inutilización de las tierras de cultivo.
En la actualidad erupciones como la del volcán Pinatubo, en 1991 y la de La Soufrière de Montserrat, en 1995 han provocado grandes pérdidas económicas no sólo por la destrucción de cultivos y pérdida de suelos, sino también por el desplazamiento forzoso de la mano de obra en los períodos de evacuación.
Pasarán cientos de años hasta que los bosques que rodeaban al volcán Saint Helens vuelvan a recuperar su pasado esplendor y su rentabilidad económica. Sin embargo el nuevo paisaje creado, ha llevado hacia la zona a un nuevo tipo de visitante y también una nueva economía basada en la explotación turística de las consecuencias de un fenómeno natural traumático para buena parte de los habitantes de los territorios del noroeste de los Estados Unidos.
La vertiente sur del Etna es periódicamente afectada por derrames lávicos. La vegetación de este espacio está sometida a un continuo estrés. La falta de interés económico de su posible explotación hace que la paulatina desaparición de la misma pase desapercibida para el gran público.
No ocurre así cuando las erupciones de este mismo volcán afectan a espacios en los que la vegetación juega un papel fundamental de cara a la explotación turística del territorio como fue el caso de los incendios de la pineda de Linguaglossa.
El crecimiento de especies invasoras en los piroclastos de los conos de la erupción del siglo XVIII, en Lanzarote, causa un grave problema a las autoridades del Parque Nacional de Timanfaya que ven como el *paisaje lunar* puede deteriorarse a causa de una repoblación vegetal, espontánea, no deseada.
¿Curiosamente? habrán visto que aquellas grandes erupciones ocurrieron en años correspondientes a los *mínimos solares profundos*, léase Dalton y/o Maunder.
¿Todo está servido para una repetición ahora llamada *Mínimo de Eddy*?, bueno..., certeza absoluta no hay pero tendencia, síntomas y señales que en común hacen a éste combo, sí..
El *Gran Invierno*, cayó sobre toda Europa la noche de Reyes de 1709 tomando desprevenidas a todas las poblaciones. El año anterior se habían registrado grandes y espectaculares erupciones volcánicas en Asia y Europa con el Santorini y el Vesubio, y el Monte Fuji en Japón que inyectaron en la alta atmósfera terrestre gigantescas cantidades de polvo y ceniza que hicieron las veces de cortina, reduciendo aún más la poca irradiancia solar con un Febo que no era capaz de generar manchas...
¿Les suena?..
Por eso hoy el volcán de Hawai es noticia, pero ya venimos con un Sol pobrísimo en su irradiancia, agravado ahora por la casi nula producción de manchas, con valores de entrada de radiación cósmica *galopantes*, y con muchos volcanes que vienen haciendo el trabajo lento y silencioso desde hace tiempo.
Kilauea, viene a colaborar gravemente, si sigue erupcionado violentamente, con un equipo que...sabe a qué juega...
Abrazo.
Gilgamesh***
Fuentes;
-peru21
sábado, 5 de mayo de 2018
* Volcanes; más ingredientes para la *anomalía* *
Publicado por
Gilgamesh
en
15:04
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5 comentarios :
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La vida en este planeta es una broma pesada querido Gilga. Hay que seguir, pero no veas como cuesta! Abrazo amigo!
Alejandro Arrabal Díaz-Vandinha-Mario; muchas gracias.
Rufina; jeje...toda la razón amiga, ¡gracias!! abrazo!!.
Cada vez más se apuntan a esto del mínimo, que alguien ha bautizado como "Mínimo de Maneli".
Habrá que ver si se trata de un mínimo como el de Maunder o si nos enfrentamos a una auténtica glaciación, con lo que la civilización que conocemos desaparecerá ...
Curro Plasencia; ¡¡jajaja!! bien merecido sería bautizar al Mínimo de Manelli, ese amigo sí que ha tenido precisión en sus afirmaciones, gracias por el buen humor, adoptaré su sugerencia, jeje.
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