jueves, 16 de julio de 2015

* Artritis por radiación solar; contundente estudio científico *

***Hermoso Jueves para todos.

¿Clima espacial?, ¿Actividad solar?..dicen que una imágen vale más que mil palabras;





Y ojo..mucho ojo;





Palabras y más palabras, a veces elucubramos con los efectos de las tormentas solares y parece que predicáramos en un desierto.
Conocemos unos cuantos estudios que incluso aquí mismo publiqué hace un tiempo, pero siempre me ha fascinado la idea de que mucho es lo que el Sol puede producir en nosotros sin que la ciencia aún pudiera arrojar respuestas. Uno no sabe si ya las tienen y las callan, o en verdad no les interesa invertir dinero en investigar.
Pues me reconforta una investigación de esas que están avaladas y no son meras especulaciones y que nada tienen que ver con tanto farsante suelto de la newage.

Descubrimiento científico intrigante.

Los resultados, publicados en mayo en BMJ =anteriormente British Medical Journal= muestran una correlación *altamente significativa* entre las tormentas solares y la incidencia de artritis reumatoide =AR= y la arteritis de células gigantes =ACG= dos potencialmente debilitantes enfermedades autoinmunes. Los hallazgos surjen de la colaboración de Físicos e investigadores médicos y sugieren una relación entre las explosiones solares y la incidencia de estas enfermedades que podrían conducir a medidas preventivas en caso de que una relación causal pueda ser establecida.

AR y ACG son condiciones autoinmunes en las que el cuerpo ataca por error a sus propios órganos y tejidos. RA inflama, hincha articulaciones y puede causar daños agobiantes si no se tratan. En la ACG, enfermedades autoinmunes resultan en la inflamación de la pared de las arterias, lo que conduce a dolores de cabeza, dolor en la mandíbula, problemas de visión e incluso ceguera en los casos graves.



Inspiradoras de este estudio fueron las conversaciones entre Simon Wing, Físico de la Universidad Johns Hopkins y autor principal del artículo, y su esposa, Lisa Rider, Jefa de la unidad de autoinmunidad del *Grupo Ambiental en el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental de los Institutos Nacionales de Salud*. Datos de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, muestran que los casos de AR y GCA siguieron de cerca a los ciclos solares de 11 años. Sólo unas pocas cosas en la naturaleza tienen una periodicidad de unos 10 a 11 años y el ciclo solar es uno de ellos.

Cuando los Físicos dieron seguimiento a la incidencia de casos de AR y GCA compilados por investigadores de la Clínica Mayo, los resultados sugirieron *más de una conexión de coincidencia", dijo Eric Matteson, Presidente de la División de Reumatología de la Clínica Mayo y coautor. Este trabajo se basó en la investigación anterior de física espacial con el apoyo de la Oficina de Ciencia del DOE.
Los hallazgos encontrados arrojaron un aumento de los casos de AR y GCA para estar en concordancia periódica con el ciclo de la actividad magnética del sol.



Durante el ciclo solar, los cambios dramáticos que pueden afectar el clima espacial cercano a la Tierra tienen lugar en el sol. En el máximo solar, por ejemplo, un mayor número de eyecciones de masa coronal arrojan millones de toneladas de gas de plasma magnético y eléctricamente cargado contra la magnetosfera de la Tierra, el campo magnético que rodea al planeta. Este contacto pueden alterar servicios de telefonía celular, satélites y knock out en redes eléctricas. Más importante aún, durante la fase de descenso de las corrientes de alta velocidad en los máximos solares desarrollan el viento solar que se compone de plasma que fluye desde el sol. 

Estas corrientes golpean continuamente la magnetosfera de la Tierra, produciendo una mayor actividad geomagnética en latitudes altas del planeta.
La investigación, que rastreó las correlaciones de las enfermedades tanto con la actividad geomagnética y ultravioleta extrema =EUV= de la radiación solar, se centró en los casos registrados en el condado de Olmsted, Minnesota, el hogar de la Clínica Mayo, durante más de cinco décadas. Los físicos comparan los datos con los índices de radiación EUV para los años 1950 a 2007 y los índices de actividad geomagnética de 1966 a través de 2007.



Se incluyeron todos los 207 casos de ACG y todos los 1179 casos de AR ocurridos en el condado de Olmsted en dichos períodos y se recogen en un estudio a largo plazo dirigido por Sherine Gabriel, de la Clínica Mayo y ahora decano de la Escuela de Medicina Robert Wood Johnson de Rutgers.
Las correlaciones resultaron ser más fuertes entre las enfermedades y la actividad geomagnética. La incidencia GCA =definido como el número de nuevos casos por año per cápita en el condado= alcanzó su punto máximo con regularidad dentro del año de la más intensa actividad geomagnética, mientras que la incidencia de la AR cayó a un mínimo de un año de la actividad menos intensa. 

Las correlaciones con los índices EUV se observaron a ser menos robustos y mostraron un tiempo de respuesta significativamente más largo.
Los resultados fueron consistentes con estudios anteriores de la distribución geográfica de los casos con AR en los Estados Unidos. Este tipo de investigación se encontró una mayor incidencia de la enfermedad en las secciones del país que son más propensos a ser afectados por la actividad geomagnética.



Por ejemplo, la incidencia más pesada yacía junto a latitudes geográficas de la Costa Este que eran inferiores a los de la Costa Oeste. Esta asimetría puede reflejar el hecho de que las altas latitudes geomagnéticas =zonas más sujetas a la actividad geomagnética= pivotean en menor escala, en la Costa Este que en el lado opuesto del país. Mientras Washington, DC, se encuentra a sólo 1º más al norte de San Francisco geográficamente, por ejemplo, la capital de Estados Unidos es de 7º más al norte, en términos de latitud geomagnética.

Entre las posibles vías causales los autores consideran que se redujo la producción de la hormona melatonina, un mediador antiinflamatorio con efectos que aumentan la inmunidad, y el aumento de la formación de radicales libres en individuos susceptibles. Un estudio de 142 trabajadores de plantas de energía eléctrica encontró que la excreción de la melatonina =un vector utilizado para estimar la producción de la hormona= se redujo en un 21% en días con mayor actividad geomagnética.



La confirmación de una relación de causalidad entre los brotes de la AR y la ACG y la actividad geomagnética sería un paso importante hacia el desarrollo de estrategias para mitigar el impacto de la actividad en individuos susceptibles. Estas estrategias podrían incluir trasladarse a latitudes más bajas y el desarrollo de métodos para contrarrestar los agentes causales directas por la actividad geomagnética. Por ahora, dicen los autores, sus resultados justifican más investigaciones que abarcan períodos de tiempo más largos, ubicaciones adicionales y otras enfermedades autoinmunes.

Guau..., ¿saben ustedes cuánto más son capaces de hacer las partículas que llegan desde el espacio?..yo tampoco...pero lo intuyo.
¿Cuán importante será la influencia de electrones, protones, neutrones en nuestro organismo?..
Si las partículas son capaces de influir en nuestro cuerpo físico sólido, imagino cuánto más a nivel sensible cerebral, donde leves corrientes electromagnéticas pueden hacer...cosas.

Ya de por sí amigos, aunque no vivamos en altas latitudes como para temer, deben saber que existen zonas geográficas que por múltiples motivos, naturales y no naturales, padecen de duros niveles de radiación, no hablo de la radiación por exposición a centrales nucleares, hablo de los grandes conglomerados urbanos que son como un gigantesco horno microondas. Incluso en áreas no urbanas existen zonas montañosas como en gran parte de nuestros países donde la radiación proviene del interior de la Tierra, sí, debajo de nuestros pies. 

Hay rocas y minerales que tienen la propiedad de *emitir* radiaciones que generalmente =se nos dice= son tan exiguas que ni siquiera pueden ser medidas, sin embargo que las hay..haylas...
Y cuando hacía éste post no pude más que recordar a nuestra queridísima amiga lectora Frana, con quien pude intercambiar algunas de éstas cuestiones, que ella conoce muy bien.
Energía...no la vemos pero está...

Gilgamesh***

Fuentes;
-pppl

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