domingo, 5 de mayo de 2019

* La Grieta ideológica *

***Excelente Domingo de Mayo para todxs.

Todo es subjetividad, no existe absolutamente nadie que escape a ello, pero lo valioso entonces es que cada quién al menos pueda expresar su subjetividad sin que las *discrepancias* se interpongan en lo único que hace a la diferencia entre quienes piensan en el bien común mayoritario, y quienes sólo piensan en su propio beneficio.

Creo que muchas personas no alcanzan a distinguir la funcionalidad del sistema democrático o los deberes de un Estado.
Se confunde peligrosamente hasta donde un Estado o un Gobierno tiene injerencia y corre el riesgo de entrometerse en funciones que no les compete.

Administrar los dineros públicos, garantizar la división de poderes =Ejecutivo-Legislativo-Judicial=, tender a que la sociedad acceda a sus derechos constitucionales.
No mucho más que eso, más allá de que bien podría citar lo obvio, salud, educación, vivienda, alimentación, cultura, empleo, seguridad, libertad, etc. etc. etc.
Quienes esperen que el Estado se entrometa en decisiones que obedecen a la órbita *individual* de cada persona, yerran de aquí a la china.

He allí la confusión de quienes piensan que su creencia, culto o religión debe ser aplicada por el Estado no entienden que la función de Estado cuanto mucho, es garantizar el derecho al libre culto o creencia, y ahí tenemos la multiplicidad de templos para que quien quiera se sienta identificado y respetado en su derecho a profesar lo que se le antoje.

Lo mismo ocurre con cuestiones en materia de género o sexualidad, le guste o no a alguien que las personas salgan de *su* modelo *tradicional*, lo tienen que respetar puesto que forma parte de la órbita *privada* del individuo.

A muchxs les molesta ir por la calle y ver a dos personas del mismo sexo besándose o prodigándose abrazos, les molesta un travesti o cualquier colectivo que solemos identificar como LGBT, les molesta y exigen *respeto* a *su* creencia, pues siento decirles que esas personas tienen el mismo derecho que cualquiera a decidir su sexualidad, y si bien la calle es pública, o sea; de todos, exigir al Estado que los excluya o los *restrinja* es de una absoluta ignorancia que expresa claramente adónde está el verdadero problema y es ; intolerancia.

Vivimos en tiempos donde la palabra *Grieta* parece estar de moda, los engañadores de siempre han sabido utilizar esa palabra para hacer ver en el que opina distinto, a alguien que *divide a la sociedad*, y genera odios, pues...jeje...en realidad, es el poder quien necesita de una grieta para poder justificar de qué lado está, y es el lado que oprime a las mayorías.

Poner una invisible *grieta* es excelente excusa para que quienes luchan contra el poder siempre estén *del otro lado* impidiendo que *nostros los buenos* =así dicen ellos= *unifiquemos y pacifiquemos al país*.



Es así como entonces la *grieta* pone de un lado a los de *derecha* y del otro a los de *izquierda*, dejando a los tibios en un *medio* que en realidad no existe puesto que entre dos orillas separadas por una grieta, el medio...es la grieta misma, el abismo por el que caen quienes *creen* formar parte de una tercera vía que nunca pisa tierra firme.

Hay que tomar una posición, a veces dentro de una esfera ideológica partidaria hay cosas con las cuales no se coincide o no son del todo como uno quisiera, aún así hay que optar, y cuando el individuo opta pero teme ser cuestionado por su opción, tenemos ahí al gran *ocultador* que, sabiendo que va a ser identificado con tal o cual opción, enreda todo, enrevesa, justifica guerra para la paz, moralina para su intolerancia, meritocracia para su clasista ideología, y una serie de amalgamas que a pesar de la hábil arquitectura tendiente a *enmascarar* =Modificar de alguna forma la apariencia de una cosa generalmente negativa o anteponerle algo para que no se manifieste o no se aprecie cómo es en realidad=, no pasan desapercibidas para muchos y muchas.

Voy a compartirles opiniones ajenas como para un necesario toque de riqueza en la subjetividad;
Desde Argentina, Diciembre de 2017
Por Ángela Tobar



El trabajo de los políticos es el de recuperar la identidad, el compromiso para con el bien común y ser los mediadores para mejorar de manera positiva la realidad de los ciudadanos.

El trabajo de los medios es admitir que no existe la objetividad, el ser humano es un ser subjetivo en todos los ámbitos de la vida y el sentido que otorgamos a los acontecimientos es siempre lingüístico y toda conceptualización se produce en el plano del lenguaje y el lenguaje no es neutral, ni inocente ni desinteresado, comprendiendo ese punto de partida se logra avanzar de manera honesta.

Ninguna persona escapa a las decisiones de los políticos, ninguna persona puede ser apolítica, simplemente porque todo acto está revestido de política, y estamos involucradas en la maraña social.
Todos nuestros actos se convierten en políticos y se vuelven voluntad de poder. 
Es imposible salir de *lo político*.

Para Platón, el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres.
Donde hay poder siempre habrá resistencia, decía Michel Foucault.
Resistencia que se palpaba en cada cuerpo que se oponía a una ley de brutal ajuste a los que menos tienen.
Resistencia que se escuchaba desde las cacerolas que se golpeaban con la vehemencia de quién defiende un ideal.

Algunos vecinos de Ituzaingó no fueron indiferentes a esa injusticia y se sumaron a las protestas contra la reforma previsional que quita dinero a los jubilados, pensionados, asignaciones, y veteranos de Malvinas, siendo la manera más visible de que Todo Es Política.

Todos hacemos de manera consciente o inconsciente política.

¿A-Política?
Algunas personas dicen ser apolíticas, veamos por ejemplo alguien que así se define y cómo lo justifica.
Nota del año 2014-México;



-Mucha gente que no está al tanto de la política y no le importa, suele decir que *todos los partidos políticos son lo mismo, me dan igual*.
La gente apolítica es aquella a la que no le interesa la política, a pesar de que ésta influye de forma considerable en su vida.

La diferencia entre ser apolítico y apartidista

Lo apartidistas pueden llegar a hacer una afirmación parecida, pueden pensar que todos los partidos políticos son lo mismo =y que el 91% de los mexicanos los perciban como corruptos, la cifra más alta en el mundo, sustenta dicha afirmación=.
Pero hay una gran diferencia.
Quienes somos apartidistas sí que estamos muy interesados en la política, aunque duela verla.

Quienes somos apartidistas lo somos por varias razones:
La primera puede ser que la oferta ideológica de los partidos no nos guste o no vayan muy de acuerdo a nuestra filosofía de vida.

La segunda, y creo la más importante, es que el nivel de deterioro en los partidos =que incluye darle la espalda a sus principios ideológicos fundacionales= ha llegado a un punto en que los percibimos como algo no muy distinto.
Tal vez el PAN conserve un poco de ese talante conservador y el PRD un poco de ese nacionalismo rapaz, y en función de eso tengamos el criterio para percibir algunas diferencias, pero que no son las suficientes para poder depositar las esperanzas en algún partido.

Los apartidistas no necesariamente dejamos de ir a votar o anulamos nuestro voto.
En algunos casos escogemos al político que logre acercarse un poco =aunque esté más *para allá que para acá*= a nuestras convicciones.
En otros casos escogemos a un político no por simpatizar con él, sino para evitar que llegue aquél otro que consideramos más peligroso.

Los apartidistas más bien anhelamos una realidad que los políticos actuales no son capaces de ofrecernos.
No tenemos que pensar en un mundo utópico, más bien tratamos de ser realistas, pero las opciones actuales no son capaces de buscar cambios posibles dentro de nuestra realidad.

Los apolíticos son muchos, son aquellos que incluso te miran con recelo sugiriéndote que *no te quejes de la situación* aunque serán los primeros en brincar en ese momento en que sus decisiones terminan alterando el curso de sus vidas.
En algunos casos ellos podrán simpatizar con un partido por tradición o por costumbre, pero no estarán al tanto de lo que sucede.
Algunos prefieren alejarse del tema por considerarlo *negativo* y porque creen alterará el *equilibrio de sus vidas*.

Los apartidistas nos involucramos más, incluso podemos tener la capacidad de formar un músculo ciudadano, mientras que los partidos políticos por más que presuman de abarcar todo el espectro ideológico, pueden hacerlos a un lado, un ejemplo es su muy tibia reacción ante la Masacre de Ayotzinapa.

En el México actual se necesitan más apartidistas y menos apolíticos.
Estar al tanto de la política debería de ser una obligación moral del ciudadano =porque influye en su vida y en su sociedad= y no debería de estar relegada a ciertos círculos intelectuales y de opinión.

Año 2013, éste blogger de España decía al respecto sobre la *apolítica*;



Vengo desde hace tiempo escuchando en referencia a la política actual eso del *A mi eso no me afecta*, *Yo soy apolítico*, *A mí es que la política me da igual*, y demás frases neocostumbristas y upeideanas =si se me permite el palabro=.

Cada vez más, eso que dijo Franco del *Haga como yo, y no se meta usted en política* va tomando cuerpo entre la sociedad, pese a que ese =.......... = hace 38 años que entregó la cuchara.
Lo que demuestra claramente, que no se piensa sobre la política en este país.
Vamos, creo yo que no hace falta ser un Premio Nobel en Ciencias Políticas para entender que:

Primero de todo, la política le afecta a todo el mundo.
Aunque vivas en una cueva alejado de la sociedad, o en mitad del Amazonas.
Porque una política destructiva con el medio ambiente en busca de recursos a cualquier precio puede arrasar con tu cueva para convertirla en una mina, o arrasar el Amazonas para obtener madera.
Mientras que una política de rasgo más ecologista, podría permitirte seguir aislado en tu paraíso.

Segundo, el *Yo soy apolítico*.
Se tiende a confundir el ser apolítico con que ni la derecha ni la izquierda te convenzan sobre sus principios.
En ocasiones puede ser que así sea y no encuentres un partido en el abanico de partidos que te represente.
Pero sabes que ni izquierda ni derecha te convencen.
Luego eres político.
Aunque no tengas bando aún.

Desde el momento en el que una persona hace una crítica a la política del país, sea Gobierno u oposición, eres político.
Tienes inquietudes.
Tienes ideas.
Se siente.

Y por último, el *A mi es que la política me da igual*.
Esto lo dicen, por lo general chavales jóvenes, y en su caso es normal, porque aún no pueden votar, y con los medios de comunicación y la política de este país es difícil entender algo, porque todo son contradicciones y no hay valores ni defensa de nada.
El problema viene cuando lo dice alguien que ya ha votado, que es mayor de edad, que estudia o trabaja, que tiene que pagar impuestos directos o indirectos, y sigue repitiendo que *la política le da igual*.

Sin darse cuenta de que cuando le suben el precio del tabaco, o del cine, es por la política.
Esta gente no es apolítica, porque está de acuerdo =o no= con esas subidas.
Luego tiene ideas.
Luego no es apolítico.

Decir que eres apolítico oculta un grado de pasotismo y de desinformación que no te convierte en apolítico, sino en ignorante.
O que no has pensado realmente que es ser apolítico.
El ser humano al nacer es apolítico, como cuando al nacer todos somos ateos.
En el momento en el que como persona, uno tiene ideas de cómo debería ser la sociedad, ya es político.
Otra cosa es que tenga representación en el arco parlamentario o no.

Que yo entre en un bar y no vea chicas que me atraigan no me convierte en una persona asexual.

Otra opinión desde España, la del blogger Javier Rodríguez Albuquerque;



Ocasionalmente he oído decir eso de que *yo soy apolítico, lo que pase en la política, lo que hagan los políticos, no me interesa.
Me es indiferente todo ese mundo, la política no existe para mí*.

Pero, yo me pregunto:
¿Puede darse tal situación?
¿Puede vivir una persona ajena al mundo de la política o se está engañando a sí misma?

De vez en cuando aparece algún artista o famoso en la tele declarándose *apolítico*.
Suele ser gente a la que le va muy bien tal y como está todo y no quiere que cambie nada, o eso me parece a mi.
Pero claro, esto no es ser apolítico, esto es simplemente... una *pose*.

Yo pienso que la política no es un mundo aparte del cual podamos renegar, abstraernos.
Cualquier cosa que se haga en política tiene una importante repercusión en la vida de los ciudadanos y cualquier actitud pasiva o activa de los ciudadanos influye decisivamente en quién es elegido para dirigir nuestras vidas.

Desde el momento en que votamos a un partido político, desde el momento en que *pasamos de votar*, desde el momento en que acudimos a una manifestación, desde el momento en el que miramos hacia otro lado ante las tremendas injusticias del poder, estamos asumiendo una *actitud política*, porque tanto lo uno como lo otro está influyendo en nuestras vidas y en las de los demás.

Queramos o no somos *animales políticos*, decía Aristóteles.

Ahora bien, hay que reconocer que uno de los grandes éxitos que se puede apuntar la clase política es la desmovilización social, la apatía social, inculcar el sentimiento de que eso de la política es cosa de los políticos, de que eso de la política no va con nosotros, de que hagamos lo que hagamos, votemos lo que votemos, nada va a cambiar. 
Se aplaude y se fomenta esa actitud *pasiva*.

*Es mejor que os quedéis en casa, que asumáis con deportividad todas nuestras decisiones y cada 4 años venís a legitimarnos la través de vuestro voto*.
Es el mensaje que directa o indirectamente nos lanzan constantemente.
Nos quieren lejos de los espacios de decisión.
Cuanto menos molestemos... mejor.

Algunos os acordaréis de las ansias de participación ciudadana que había en *la transición*.
Había infinidad de partidos políticos, de asociaciones de vecinos, que pretendían tener una participación activa en las decisiones que se toman.
Eso se acabó.
Ahora estamos en la *alternancia en el poder*:
Ahora te toca a ti mañana me toca a mi y mejor nos llevamos bien y no nos hacemos daño.

Leía recientemente en el blog de Federico Mayor Zaragoza:

**El silencio de los pueblos fortalece el poder absoluto, el proceder arbitrario de los gobernantes, el obediente comportamiento de los representantes parlamentarios que no *parlan*, que siguen sin objeción alguna las consignas del partido, del mando**.

Leía en el mismo blog:
*Pero la inmensa mayoría de los ciudadanos siguieron siendo súbditos silenciosos, espectadores impasibles, testigos mudos y atemorizados de lo que acontecía.
Y daban su propia vida sin rechistar*.

Mencionaba Jose Luis Montero en su blog EL VIAJERO ACCIDENTAL una cita de Edmund Burke que dice que;

*para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada*.

No, nadie es ni puede ser apolítico, porque hagamos lo que hagamos influimos decisivamente en el modelo social que padecemos o disfrutamos.

Días atrás publiqué sobre el querido Cura *Paco* Olveira, quien estuviera en la picota mediática por sus declaraciones que le costaron *restricciones* y *tirones de oreja*.

Clarito como el agua, Olveira se explaya en un reportaje radial sobre ésto y mucho más, alguien que aún siendo *Sacerdote* sabe perfectamente que esa grieta que pretende significar una división negativa de la sociedad, no es ni más ni menos que lo que muchas veces he dicho aquí;

vivimos peinados con raya al medio, sólo hay que optar de qué lado uno se sitúa.

Aborto, celibato, teología política, Cristianismo como revolución, la iglesia conservadora, cristianismo antiguo, pedofilia religiosa, y mucho más en un reportaje, reitero, imperdible.



Fuerte abrazo.

Gilgamesh***

Fuentes;
-infotep
-elcerebrohabla
-zygmantovich
-rediez
-podcastgilga

3 comentarios :

Mario dijo...

+1

Cero miedos Xala.

Abrazos

Mario dijo...

Ak yo cada vez veo mas participación desgraciadamente no con la mejor conciencia. Las redes sociales han crecido, los denominados you tubers con comentarios políticos han crecido exponencialmente sobre todos aquellos pro AMLO o aquellos concientes del esfuerzo que está haciendo obviamente su crecimiento es debido a la cantidad de seguidores que tienen que brindan espacios para que la gente comun pueda expresarse cosa que antes no sucedía. Obviamente los detractores tambien han aumentado, hoy hubo una marcha de la clase media en contra de AMLO nada que ver con la que se han hecho pro AMLO pero para fines de participación política creo que cuenta. Antes había una clase baja oprimida que no participaba ni en defensa propia y una clase media que tampoco lo hacia aunque cada vez había menos ya que los pobres aumentaban exorbitantemente. AMLO con una aprovación del 80% cuando empieza hablar de sus acciones a favor de los migrantes o su política de no intromisión en la soberanía de los pueblos caso Venezuela etc. etc. a sus seguidores les brota el lado oscuro. El gran actor Damian Alcazar sabe muy bien de esos sentimientos oscuros y ya prepara una película ya que tambien está a favor de esa transformación que tanto promueve AMLO.

Abrazos

Gilgamesh dijo...


LEHAIM-Mario;
muchas gracias.


Mario;
gracias Bro por ponernos en situación sobre lo que ocurre allí. Es muy cierto amigo, la influencia de los medios virtuales es cada vez mayor, de acuerdo a lo que me contás me recuerda a cómo fué la arremetida en los últimos dos años del Gobierno anterior de Argentina. Lo despedazaron mediáticamente, con un tándem *mediático-judicial-servicios de inteligencia*, no tengo duda de que a AMLO tratarán de esmerilarlo con tácticas similares, tácticas que han venido aplicando en el resto de los países de América Latina y en distintas versiones según la ocasión y las características propias de cada país.

Hay que abrir muy bien los ojos y advertir el curso de éstas planificaciones, y por supuesto resistir y denunciar.
Abrazo grande.