*¿Extraterrestres? *

***Hermoso último Miércoles de Octubre para todxs.

Desde chiquito, el misterio era algo que conmigo se llevaba muy bien.
Tal vez el hecho de haber nacido en el tiempo del ser humano llegando a la Luna, o ser del signo de Escorpio, o vaya uno a saber porqué, pero aquél *Gilguita* mientras jugaba a la pelota en el patio de su casa, solo, con la pared como adversario que me devolvía unos chutazos incontrolables, me la pasaba hablando con *amiguitos* de otros mundos, y jugaba a ser el Locutor cósmico que transmitía por una imaginaria radio o canal sin micrófono que llamaba *canal 8*.

Eran tiempos en que a los niños nos regalaban libros y no iphones, y eran libros de épicas historias de príncipes y dragones, pero también de ciencia ficción , de aquellas primeras que muy probablemente forjaron o afirmaron aquél interés por lo misterioso.
Ya en mis primeros añitos en la escuela, a medida que aprendía a redactar supe sorprender a la Seño Adriana con unos relatos de otras *realidades* que no le parecían *normales* para un niñito de 7 u 8 años.

Después, bueno...el tema extraterrestre se volvió una causa mediante la cual yo quería descubrir la verdad y demostrar qué era todo eso.
Compré muchos libros, otros me los regalaron generosamente, y comencé a asistir a conferencias, simposios, e incluso formé parte de un grupo de investigación al cual recordaré siempre con mucho amor.
Investigaciones de campo, observaciones, avistamientos, entrevistas a testigos, etc. etc.

Después ya en mi juventud más madura si se quiere, aprovechando los recursos de internet y los traductores siempre muy interesado en estudiar el tema.
He visto cosas raras, pero admito que nunca algo que me diera certeza absoluta de una nave alienígena o algo por el estilo, tampoco alguna creatura de esas que uno esperaba encontrar.

Cosas raras, efectivamente más que nada luces pero ...mucha *sensación* de presencias.., de estar por ejemplo en el medio del campo en pleno invierno con aquellos amigos esperando ver *algo* cuando ya sabíamos que en ese sitio se daban fenómenos lumínicos nocturnos muy extraños y preparábamos nuestras cámaras y binoculares para tomar evidencias, pero, eso no era lo más llamativo, lo que al menos yo detectaba eran esas *presencias*.

Presencias que en la cerrada y obscura noche campestre me erizaban los pelitos de la nuca, o aquellas que con el rabillo del ojo parecían moverse muy rápido y se hacían perceptibles pero no visibles.

Al principio decía, sobre el hecho de ser *escorpiano* de acuerdo al consabido horóscopo, y todas éstas cosas ya con el correr de los años al descubrir la Gnosis y estudiarla profundamente comenzaron a cerrarme, a darme muchas respuestas que, conjuntamente con otros larguísimos estudios de todo tipo como ser religiones, historia de civilizaciones antiguas, Filosofía, Astrofísica, etc., fueron aclarándome el panorama y virando hacia quizás la mejor comprensión de éstas cosas, sin pretender afirmar ciegamente algo que seguramente seguirá siendo un misterio.

Los *signos del zodíaco*, Escorpio en mi caso, pues antes de todo hay que diferenciar a la Astrología seria de la que mayormente y lamentablemente se ha vuelto una chantada mercantilista, chabacana y mediocre, y un salvoconducto para mucho ambicioso del dinero fácil y algo de fama y poder.

En los relatos del Nag Hammadi, Cristo nos hablaba de las *esferas* lo cual nos complica un poco ya que las *esferas celestiales* en el mundo antiguo referían a los planetas del sistema solar, y al parecer el relato habla de *esferas invisibles* o *cielos* diversos, ocho a veces, nueve en otras veces.

Ya sabemos que aquellas culturas antiguas de Europa y de Asia daban a los Planetas el poder de *influir* a quien naciera bajo tal o cual signo.
En el Nag Hammadi a cada *esfera* le correspondía un *arconte*, poderoso ser al servicio de quien creara el universo material, y que al parecer, fundó como gran laboratorio humano al Sistema Solar .

Efectivamente éstos arcontes bien podrían ser entonces los planetas de nuestro sistema solar, que rigen o programan nuestro tipo de vida unipersonal de acuerdo a la fecha de nuestro nacimiento.

Es decir que eso que nosotros vemos como esferas planetarias sin vida, sin ningún sentido más que un adorno casual girando alrededor de nuestro Sol, no serían algo meramente sin sentido sino una arquitectura aún desconocida por nosotros que opera como una fábrica de humanos, o de almas, a las cuales las agrupan en diversas características de acuerdo al signo zodiacal.

Cuenta el Nag Hammadi también que al desencarnar debemos ir a parar a la esfera que nos corresponde donde nos esperarán los arcontes que viven en ella, y que son tan malos y perversos que no nos premiarán por haber sido fieles a todas las características negativas que nos imprimen cuando nacemos bajo tal o cual signo, cosa que a ellos les debería satisfacer ya que, si nos programaron para ser soberbios y hemos sido soberbios, deberíamos entonces recibir su felicitación.

Sin embargo, por el contrario, cuanto más hemos vivido de acuerdo a las características arcónticas de nuestro signo, éstas creaturas se regodean perversamente y nos atormentan un tiempo hasta ponernos en una especie de limbo o pesadilla , hasta que después deciden volver a re-encarnarnos, a reciclarnos, es decir hacernos nacer una vez más en un nuevo cuerpo humano.
Vaya perversión de los arcontes ...¿no?..

Pues...cuando me compenetré con la Gnosis, deduje entonces que el *signo* bajo el cual nacemos no es más que una programación arcóntica que como todo lo hecho por éstas creaturas, es una mezcla de hábiles artilugios, ¿porqué? pues paso a explicar.

Cada uno de ustedes sabrá seguramente las características de su signo, éstas tienen luces y sombras, virtudes y defectos, pero ocurre que los defectos que no detectamos a primera vista solemos tomarlos como *virtudes*, esas que alimentan nuestro ego y que por ende tratamos de adaptar a nuestro signo con cierto orgullo.

Un ejemplo con mi signo de Escorpio.
Entre muchas cosas que pueden parecer una virtud está el *magnetismo* o capacidad de atraer a los demás, pues ese magnetismo bien puede ser utilizado para fines altruístas, pero también con fines nefastos.

Quien se regodee de su capacidad de atracción con fines meramente egoístas o materialistas flaco favor le estará haciendo a esa pretendida virtud.

Ahí vienen las trampitas...de esas virtudes de un signo que pueden transformarse de acuerdo al ego en cosas malas y contraproducentes, tanto para el que las posee como para el que las recepta.

A partir de ésto me he convencido de que entonces no tenemos que reafirmar nuestra pertenencia al signo con nuestros actos como si al mimetizarnos con esas características fuera un orgullo o algo de lo cual ufanarnos, sino que deberíamos deconstruir...nuestro signo, revertirlo con respecto a supuestas virtudes que en realidad son cosas que tramposamente nos arrastrarían hacia el lado negativo.

Y reforzar sí, aquellas virtudes reales que siempre tienen que ver más que nada con lo positivo, es decir que en cierta forma estaríamos entonces *girando las esferas en sentido contrario* tal como aquél Cristo lo hiciera para desbaratar el plan de los arcontes.

Así entonces si el Nag Hammadi nos dice que cuando llegamos a nuestra esfera correspondiente y nos espera el arconte regidor de la misma, nos atormentará vilmente por haber obedecido a su programación, pero, contrariamente si hemos *girado* o revertido las acciones de nuestro signo de acuerdo a la intención del arconte, éste no tiene más remedio que...dejarnos continuar el viaje triunfal hacia el bendito Pleroma.

Se los dejo ahí...para que lo reflexionen.

Volviendo a *lo extraterrestre*, el Nag Hammadi cuando describe a las esferas y los arcontes que allí habitan y nos *esperan* al desencarnar, a todos los define con figuras de animales y cruzas de éstos, también con extraños nombres, lo cual nos remite a practicamente todas las culturas y civilizaciones antiguas que tanto han representado figuras zoomorfas o incluso antropomórficas.

Un par de ejemplos de lo que dice el Nag Hammadi en el Pistis Sophia;

-*Decidles:
Renunciad a la cólera, para que seáis dignos de los misterios de la Luz y seáis salvados de los ríos de fuego de los rostros de dragón*.

-*Y el primer arconte que está en la primera mazmorra, tiene cara de cocodrilo con la cola en la boca.
De sus fauces sale todo el hielo, toda la podredumbre y todo el frío y diferentes enfermedades.
Este arconte es llamado con su nombre auténtico como *Enchtonin**.

Éstas revelaciones de ninguna manera deben hacernos pensar entonces que los queridos animalitos que nos rodean son arcontes, nada de eso, alguna vez comenté que los arcontes conjuntamente con el demiurgo se auto homenajearon cuando le pusieron al primer hombre como compañía y servicio a los animales.

Éstos pobrecitos que nos rodean, han sido creados en definitiva perversamente para que nosotros los usemos, generalmente como alimento o productos del vil comercio, o como esclavos de nuestras labores y/o psicólogos gratuitos de nuestros derroteros existenciales.

He allí entonces que para revertir la esfera de nuestra relación con los animales aquí, más allá de que *del otro lado* nos espere un arconte zoomorfo damos vuelta la esfera cuando sentimos amor y compasión por el reino animal, algo que los arcontes detestan, ya que los crearon a su imágen y semejanza, perversa y tramposamente para que los tratáramos tal como ellos allá en algún lugar nos tratan a nosotros.

Como pueden ir apreciando, todo lo aprendido aquí en nuestra vida humana debería ser deconstruído, girado a la inversa de cómo nos enseñaron.

Es por eso que Cristo fué lo que fué...un Espíritu Supremo y Limpio encarnado que fué a contramano de cualquier ser humano, haciendo y diciendo cosas que iban *al revés* de lo establecido, y que aún hoy nos sigue sorprendiendo, porque ¿cómo comprender aquello de poner la otra mejilla? ¿cómo es eso de amar en lugar de odiar? ¿cómo es aquello de despojarnos de lo material en lugar de acumularlo y ansiarlo? y demás enseñanzas que sin Gnosis...no cerraban.

Y creo que he allí también la respuesta de porqué a la Gnosis la suprimieron...para que nunca comprendiéramos lo que Cristo enseñaba cuando enseñó.

Detrás del enorme trabajo investigativo de Zecharia Sitchin llegamos a conocer a Serpentinos y Dracónicos, seguro recuerdan.
Aquellos Enki y Enlil, dos caras arcónticas de la manipulación casi de laboratorio cuando fuimos concebidos bajo Adán y Eva, pero dos caras opuestas a la hora de advertir la compasión de Enki quien al ver a tan paupérrima creatura humana creada, al menos, nos dejó oculta una capacidad de llegar a discernir y tomar consciencia de quiénes éramos y cómo habíamos surgido.

El otro, Enlil, nunca nos quiso y nos concibió pura y exclusivamente como esclavos, o como alimento de sus perversiones, de su belicosidad, de sus extinciones, pero ambos, fueron fieles a lo que todo arconte es, se odiaban, se hicieron la guerra y se exterminaron mientras ellos estaban corporizados aquí en éste planeta laboratorio.

El día en que los arcontes necesitaron un cuerpo para supervisar la evolución de sus creaciones, después ya nunca más volvieron.
No hacía falta, seguiríamos naciendo tantas veces como fuera necesario para seguir reproduciendo la programación que desde esas *esferas* =sean planetarias o de cielos invisibles= digitan estratégicamente.

De los extraterrestres entonces, por la Gnosis alcancé a deducir que el *ser humano* y el planeta Tierra son una aberración tan palpable como deplorable, que nunca más se pudo replicar en el resto del universo.

Debut y despedida entonces, para una manga de dementes creídos dioses de todas las cosas que ignoraron o negaron que por encima de ellos, ya existía el Pre-existente, el Eterno.

Seguimos viendo cosas raras, claro que sí, y ahí hemos estado evolucionando tecnológicamente con la excusa y la desesperación de hallar en alguna otra esfera a seres como nosotros o parecidos, mas... cuanto más peinamos el espacio más nos damos cuenta que no los hay.

Yo como tantos y tantas creía que los habría por algún lugar en semjante semillero pero...con la Gnosis me he convencido de que no los hay, tal como los hemos imaginado siempre gracias a la ficción, que quizás, es lo que ha pretendido;
 hacernos creer en algo para que nunca pensemos en *otro algo*.

Hay vida, claro que sí, pero no es visible a nuestro sentido de *ver* con los ojos, a nuestros órganos que no los decodifican como decodificamos al mundo material, ya que éstos seres vivos o mejor dicho existentes, no necesitan un cuerpo como el nuestro allí donde moran, y que de ellos no debemos esperar nada bueno, porque existen y devienen de un error, pero cuidado... y he allí la verdadera Fé, también devienen de la Perfección, ante lo cual depurándonos nosotros los vamos a depurar también a ellos.

Ante éstas cuestiones, los extraterrestres que hemos estado buscando en el lugar equivocado estaban aquí, y somos nosotros, un pedazo de aquellos que estaban antes de que se formara la Tierra y el Sistema Solar, y que a partir de allí quedamos confinados en el gran laboratorio de la arquitectura material.

Seguiremos buscando infructuosamente algo que nunca hallaremos, porque lo que existe no es visible, y para nada se parece a lo que hemos imaginado como *extraterrestres*, ellos están tan cerca en la invisibilidad, que hemos dejado de buscarlos, lo cual devela otro de los grandes artilugios de éstos *seres* que a mi entender, sólo se hacen visibles gracias a la guía Gnóstica, la única que hasta ahora nos ha explicado lo que nadie explicó.

Y que no deja duda cuando sabemos que no fué una moda ni un recurso de algún chanta para vendernos libros, sino una perla que se pretendió suprimir y que no caprichosamente reapareció en aquella vasija enterrada meses después de que finalizara la segunda guerra mundial en Diciembre de 1945, perla hecha papiro o manuscrito que develó proceder de unos dos mil años antes.

Gran tema que da...¡¡¡pufff!!! para mucho más, tanto como todo lo que aún no alcanzamos a decodificar de esa perla que no pertenece a éste mundo, ni siquiera, al universo.

El universo...donde al parecer no hay nada de lo que hemos estado buscando, ni lo habrá, excepto que mantengamos viva la ficción distractiva;



-¿Estamos solos en el universo?

La pregunta que se plantea es si la inteligencia es un resultado probable de la selección natural o un improbable golpe de suerte.
Por definición, los acontecimientos probables se producen con frecuencia, mientras que los sucesos improbables tienen lugar pocas veces o una sola vez.
La historia de nuestra evolución muestra que muchas adaptaciones de carácter crucial =no solo la inteligencia, sino también los animales y las células complejas, la fotosíntesis y la propia vida= fueron sucesos únicos y excepcionales y, por tanto, muy improbables.

Nuestra evolución tal vez haya sido como ganar la lotería… solo que con una probabilidad mucho menor.

El universo es inmensamente grande.
La Vía Láctea tiene más de 100 000 millones de estrellas, y en el universo observable, es decir, en la diminuta fracción de universo que podemos ver, hay más de un billón de galaxias.
Aunque los mundos habitables son escasos, el número por sí solo =existen tantos planetas como estrellas, puede que más= invita a pensar que hay mucha vida ahí fuera. 
Si es así, ¿dónde se ha metido?

Esta es la paradoja de Fermi.
El universo es inmenso y viejo, y dispone de tiempo y espacio suficiente para que la inteligencia evolucione;
sin embargo, no hay pruebas de que tal cosa ocurra.

¿Cabría pensar, sencillamente, que a lo mejor es poco probable que la inteligencia evolucione?
Por desgracia, no podemos estudiar la vida extraterrestre para responder a esta pregunta.
Pero sí podemos estudiar los casi 4.500 millones de años de historia que tiene la Tierra y observar cuándo se repite o no la propia evolución.
A veces la evolución se repite, de tal forma que pueden observarse especies diferentes que evolucionan de manera convergente hacia resultados similares.

Si la propia evolución se repite con frecuencia, nuestra evolución podría ser un acontecimiento probable, incluso inevitable.

De hecho, existen ejemplos notables de convergencias evolutivas.
El tilacino de Australia, también conocido como lobo marsupial o tigre de Tasmania, hoy extinguido, tenía una bolsa semejante a la de los canguros, pero, por lo demás, parecía un lobo, a pesar de que evolucionó a partir de un linaje de mamíferos diferente.
También hay topos marsupiales, marsupiales hormigueros y ardillas planeadoras marsupiales.

Es sorprendente comprobar cómo toda la historia evolutiva de Australia, con la diversificación que experimentaron sus mamíferos tras la extinción de los dinosaurios, es paralela a la de otros continentes.
Otros casos llamativos de convergencia son el delfín y el extinto ictiosaurio, que evolucionaron de forma similar para deslizarse por el agua, así como las aves, los murciélagos y los pterosaurios, que evolucionaron de manera convergente para volar.

También se observan convergencias en órganos independientes.
Los ojos evolucionaron no solo en los vertebrados, sino también en los artrópodos, los pulpos, los gusanos y las medusas.
Los vertebrados, los artrópodos, los pulpos y los gusanos, cada uno por su cuenta, desarrollaron mandíbulas.
Por su parte, las patas evolucionaron de forma convergente en los artrópodos, los pulpos y cuatro tipos de peces =tetrápodos, peces sapo, rájidos, peces del fango=.

Aquí está la trampa.
Toda esta convergencia tuvo lugar dentro de un mismo linaje, los eumetazoos, que son animales complejos dotados de simetría, boca, tubo digestivo, músculos y un sistema nervioso.
Hubo eumetazoos diferentes que desarrollaron soluciones similares a problemas similares, pero la compleja estructura corporal que lo hizo posible es única.
Los animales complejos evolucionaron una sola vez en la historia de la vida, lo que da a entender que son improbables.

Sorprende constatar que muchos acontecimientos fundamentales de la historia de nuestra evolución son únicos y, seguramente, improbables.
Uno es el esqueleto óseo de los vertebrados, que permitió que los animales grandes se desplazaran hacia la tierra.
Las complejas células eucariotas de las que están compuestos todos los animales y plantas, y que contienen núcleos y mitocondrias, evolucionaron una sola vez.
El sexo evolucionó una única vez.

La fotosíntesis, que aumentaba la energía disponible para la vida y producía oxígeno, es un acontecimiento único.
A este respecto, también lo es la inteligencia humana.
Existen lobos y topos marsupiales, pero no hay humanos marsupiales.

Hay lugares donde la evolución se repite y otros donde no.
Si solo nos fijamos en la convergencia, se crea un sesgo de confirmación.
La convergencia parece ser la norma y nuestra evolución se presenta como algo probable.
Sin embargo, cuando se presta atención a la no convergencia, se observa que está en todas partes, y las adaptaciones decisivas y complejas parecen ser las que menos se repiten, por lo que adquieren carácter improbable.

Además, estos acontecimientos dependían unos de otros.
Los seres humanos no pudieron evolucionar hasta que los peces desarrollaron huesos que les permitieron arrastrarse hasta la tierra.
Los huesos no pudieron evolucionar hasta que aparecieron los animales complejos.
Los animales complejos necesitaban células complejas, y las células complejas necesitaban oxígeno, producido por la fotosíntesis.

Nada de esto sucede sin la evolución de la vida, un acontecimiento singular entre acontecimientos singulares.
Todos los organismos provienen de un solo antepasado;
por lo que sabemos, la vida ocurrió una sola vez.

Es curioso observar que todo este proceso requiere un tiempo sorprendentemente largo.
La fotosíntesis evolucionó 1.500 millones de años después de la formación de la Tierra;
las células complejas, tras 2.700 millones de años;
los animales complejos, al cabo de 4.000 millones de años;
y la inteligencia humana, 4.500 millones de años después de que se formara la Tierra.

El hecho de que estas innovaciones sean tan útiles pero tardaran tanto en evolucionar implica que son increíblemente improbables.

Una sucesión improbable de acontecimientos

Es posible que estas innovaciones puntuales, casualidades de importancia crucial, crearan una cadena de obstáculos o filtros evolutivos.
De ser así, nuestra evolución no fue como ganar la lotería;
fue como ganar la lotería una vez y otra y otra y otra.
En otros mundos, es posible que estas adaptaciones decisivas hubieran evolucionado demasiado tarde para que la inteligencia apareciera antes de que sus soles se convirtieran en novas, o que no hubieran evolucionado en absoluto.

Supongamos que la inteligencia depende de una cadena de siete innovaciones improbables =el origen de la vida, la fotosíntesis, las células complejas, el sexo, los animales complejos, los esqueletos y la propia inteligencia=, y que cada una tiene un 10% de posibilidades de evolucionar.
Las probabilidades de que la inteligencia evolucione pasan a ser 1 entre 10 millones.

Pero las adaptaciones complejas podrían ser incluso menos probables.
La fotosíntesis necesitó una serie de adaptaciones en cuanto a proteínas, pigmentos y membranas.
Los animales eumetazoos requirieron de múltiples innovaciones anatómicas =nervios, músculos, boca=.
Por tanto, es posible que cada una de estas siete innovaciones cruciales evolucione solo el 1% de las veces.

En tal caso, la inteligencia evolucionará solamente en 1 de cada 100 billones de mundos habitables.
Teniendo en cuenta que los mundos habitables son escasos, podríamos ser la única vida inteligente de la galaxia, o incluso del universo observable.

Así y todo, estamos aquí, y este hecho tiene que valer para algo, ¿no?

Si la evolución tiene suerte 1 de cada 100 billones de veces, ¿cuáles son las probabilidades de que nos hallemos en un planeta donde la evolución tuvo lugar?
En realidad, las probabilidades de estar en ese mundo improbable son del 100%, porque no podríamos tener esta conversación en un mundo donde la fotosíntesis, las células complejas o los animales no evolucionaran.

Es el principio antrópico.
La historia de la Tierra tiene que haber permitido que la vida inteligente evolucionara, pues, de lo contrario, no estaríamos aquí para plantearnos estas cuestiones.

La inteligencia depende, al parecer, de una cadena de acontecimientos improbables.
Pero teniendo en cuenta la enorme cantidad de planetas, e igual que un número infinito de monos que golpean un número infinito de máquinas de escribir para redactar Hamlet, está destinada a evolucionar hacia alguna parte.
El resultado improbable fuimos nosotros.


Y María respondió diciéndole al Salvador:

-*Mi Señor, probablemente los arcontes, ¿no descienden al mundo a compeler al hombre a pecar?*.

El Salvador respondió diciendo a María:

-*Ellos no descienden al mundo en esa forma.

Sin embargo cuando un alma antigua está a punto de descender por medio de ellos, entonces los arcontes de ese gran Destino que están en la cabeza de los Aeones, que es la región conocida como el reino de Adamas, la cual es esa región que está enfrente de la Virgen de Luz, le dan al alma antigua una copa del olvido hecha con el germen de la maldad y llena de toda clase de deseos y olvidos.

Inmediatamente cuando esa alma haya bebido de la copa, se olvida de todas las regiones que ha visitado y de todos los castigos por los que ha pasado*.

Recuperar aquella memoria..nos hará libres...



Fuerte abrazo.

Gilgamesh***

Fuente;
-publico