domingo, 4 de enero de 2015

* Pensar en las cosas importantes *

***Quisiera referenciar un posteo del Foro amigo Nuevos Tiempos, que increíblemente trata sobre Nibiru, pero lo que voy a citar nada tiene que ver con eso.

La autoría es de Belisa, una forista que al tema Nibiru le pone énfasis y algunas veces se ha fastidiado cuando ha leído mis comentarios sobre ese tema y otros con los cuales no adhiero.
Sin embargo, y pese a que Belisa cuando me ha citado sólo ha sido para hacerme crítica yo me siento feliz de leerle en éste plan, en el que ha escrito y citarla ahora para elogiarla y nunca para criticarla.

Nunca he respondido a su crítica pero sí la rescato ahora cuando ni siquiera me nombra y cuando me alegra lo que escribe.
Si bien su reflexión puede sonar a pesimismo y ella no encuentra nada bueno en el mundo yo creo que su reflexión es algo bueno en sí misma y me alegra profundamente.
Una Belisa con los pies en la Tierra que puede salir del esquema esotérico y ponerse a relatar lo que ve aquí y ahora es la parte buena que ella no encuentra en el mundo.
Si Nibiru existiera, o los Casipeos fueran una realidad nosotros muy poco podríamos hacer, mucho peor que lo que se nos ocurra imaginar que nos amenaza desde el espacio, es nada...en comparación con la amenaza que nos acecha aquí y ahora.



Personas que de repente dejan de flotar y ponen los pies en la Tierra son lo que creo humildemente, necesitamos. Ponernos a pensar en las cosas que detectamos mal y que son lo único que podemos enfrentar aportando lo que tengamos para dar.
El tiempo que Belisa dedicó para escribir su post es mil veces más positivo que cualquier otra cosa porque si escribió en 15 minutos quiere decir que antes lo pensó durante horas, días , semanas. Pensar en nuestros problemas como humanidad es estar despiertos y no adormecidos o dopados con cosas en las cuales no tenemos ingerencia.

No digo que no tratemos de vez en cuando esos temas que a todos nos convocan y nos atrapan, pero sí necesariamente debemos bajar un cambio y reflexionar.
Felicito a Belisa por su reflexión, la considero movilizadora, necesaria, imperiosa, y me encantó lo que escribió.
El tiempo que ha ocupado en reflexionar llena vacíos que no podemos darnos el lujo de dejar.
Y finalmente, con la mayor humildad quiero decirle a Belisa y a quienes se quedan únicamente con esa visión del mundo del que no logran rescatar nada bueno, que en realidad no se dan cuenta que lo bueno que no encuentran...lo tienen dentro.



Personas que como Belisa nos entristecemos por cómo va el mundo no nos damos cuenta que somos la mayoría, aunque no lo parezca.
El problema es que nos han sabido dispersar de manera tal que no podemos identificarnos como la gran masa crítica que somos.
Eso es lo bueno que lamentablemente no se ve, las personas de buena voluntad que viven en buena voluntad con los demás y que no hacemos nada de lo horrible que vemos hacer a otros.
¿Es poco? creo que no...porque el mundo sería un apocalipsis si nos pasáramos al otro bando.

Al de los que se corrompen, que traicionan, que matan, que destrozan la vida de los semejantes...y eso no es así.
Dentro de la aflicción que encierra el texto reflexivo de Belisa se encuentra lo positivo de ella misma que es capaz de hacer una lectura de lo que está viendo en el mundo y condolerse.
Ella se aflige porque es buena persona y le amarga lo que ve, pero no puede ver que ella misma no forma parte de lo malo del mundo.
Es que vivimos de acuerdo a lo que las noticias nos cuentan, generalmente lo malo, pero lo malo vende y lo bueno no.



Entonces nuestra visión del mundo queda acotada y nos deprime y nos hace mal. Creo que la reflexión de ésta amiga de NT es un gran paso para que de la tristeza y la depresión o el ánimo por el suelo podamos ver todo lo otro bueno que olvidamos. Que somos 7 mil millones y que si la mayoría fuera como los *extractos* de maldad que las noticias muestran sería imposible vivir, comer, salir a la calle, escribir, tomar agua, comprar algo u ofrecer algo.
Imaginen para entender, que siempre se podría estar peor..

Europa atraviesa el Invierno, clima y estación que no ayuda demasiado al buen ánimo para muchos. Situación económica y social mala que le agrega un mal condimento.
De éste lado por ejemplo, han comenzado las vacaciones de Verano y millones de personas colman centros turísticos, abarrotando playas,sierras, hoteles y sintiéndose bien con su descanso, con el clima, y al menos el dinerito que ganan en el año les alcanza para eso. Todo podría estar peor. 
Si yo estuviera hoy en Europa no tendría el mismo ánimo que tengo aquí, si viviera ahora en México vería un entorno que me dejaría muy mal anímicamente, pero estoy aquí donde hay muchos problemas que me aquejan pero que en nada se asemejan a los que atraviesa ese querido país.



Creo que lo mismo podrían decir quienes viven ahora en Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia y demás países hermanos. Quiero significar con ésto que *nuestro entorno* nos limita la visión del mundo porque creemos que el mundo somos nosotros y nuestro entorno, pero el mundo es grande y variado, donde existen las cosas malas, la guerra, la corrupción, el desamor. Por ejemplo ahora en Siria ven su entorno que para nada se parece al de Finlandia, como no se parece el de España con el de Brasil, ni el de Colombia con el de Grecia. Si vamos a evaluar al mundo según las *noticias* que los medios dan, vamos a creer en ellos y en su veracidad de reflejar entornos, sin embargo las noticias son en realidad un compendio de lo peor que encuentran en cada país. 

Así entonces, leemos las noticias y vemos que el mundo todo es un desastre y eso no es verdad. Hay corrupción, delito, muerte, guerras, pero no es lo que la mayoría de los 7 mil millones hacemos. Sigue existiendo el amigo que extiende su mano, la madre que ama a sus hijos, los trabajadores que no salen a delinquir, los gobernantes que tratan de mejorar la política, los Presidentes que no hacen la guerra a nadie, el policía que no se corrompe, los ministros de economía que luchan contra el poder que no les deja hacer, existen empresarios honestos que tratan bien a sus empleados, existimos nosotros que nos sentamos a escribir con la intención de mejorar el pensamiento por un mundo mejor, no es poco...somos la mayoría si en verdad se detienen a pensar, pensemos si todos quienes hacen las cosas bien o medianamente bien decidieran hacer todo lo contrario...



Somos nosotros quienes debemos hacer todo a nuestro alcance para que ese mal no nos eche a perder, rescatar lo bueno y potenciarlo, en una tarde como ésta que es Domingo, mientras millones andan de veraneo, otros están trabajando en el hospital atendiendo a los enfermos, la granja vendiendo el pan, el peón sembrando, el policía en la calle, los transportes funcionando, las gasolineras expendiendo, el teléfono andando, la electricidad fluyendo en nuestra casa, el agua saliendo por las canillas...
¿imaginan todo lo contrario?, detrás de todo eso hay personas...
Y esas personas somos la mayoría que nos hemos acostumbrado a lo malo que vemos sin ver lo bueno que tenemos.

El problema son los Gobiernos que nosotros elegimos, ¿pensamos en todo ésto cuando votamos?...o ¿metemos la papeleta en la urna como si nos limpiáramos el trasero en el baño?.
La corrupción de los Gobiernos y sus locuras beliscistas las permitimos nosotros y eso hay que cambiar aunque parezca una utopía y aunque realmente sea imposible, nosotros no podemos sucumbir en la amargura y cruzarnos de brazos. 
¿Usted habla de éstas cosas con sus vecinos, con sus amigos, con sus compañeros de trabajo, con su familia? ..sería bueno que lo hicieran porque ningún cambio vendrá si no empezamos a centrarnos en las cosas que queremos cambiar.

¡Bien por Belisa!, a quién no tengo el gusto de conocer en persona pero que estimo buena y la aprecio, y bien por escribir lo que escribió con lo cual los despido hasta más tarde;
Gilgamesh***



La verdad es que se me ha pasado el año volando. No se si debido a que tenemos la impresión de que los días son realmente más cortos, o por la cantidad de eventos y acontecimientos que se han ido sucediendo de manera continua un día sí y otro también, sin darnos descanso para asimilar como corresponde tanta nueva información.

La cosa es que, de alguna manera, creo que todos estamos en una especie de compás de espera… de no se sabe qué. El momento es crucial y los cambios se presienten inminentes, pero ¿qué cambios esperamos exactamente?.

Dejando a un lado profecías, canalizados, sueños, esoterismo y todo lo que sea más inherente a las creencias o la parte espiritual de cada uno y centrándonos en la realidad pura y dura de lo que nos rodea, todos podemos ver que el mundo está viviendo graves problemas que nos están alejando cada vez más del modelo de vida que hemos conocido hasta ahora (si es que alguna vez la vida que un día llevamos pudo ser un modelo de algo). Todos presentimos que en un tiempo aún indeterminado, nada volverá a ser igual. Lo sabemos y la mayoría nos sentimos como nadando entre dos aguas, en un tiempo en el que el pasado no acaba de pasar y el futuro no acaba de llegar.

El descubrimiento al público casi a diario de nuevos casos de corrupción de todo tipo está alcanzando niveles difícilmente imaginables hace apenas unos años. Da la impresión de que estamos viviendo en un gran bote sifónico con la mierda saliendo a borbotones salpicándolo todo. Nos alegramos de que tanta podredumbre salga a la luz, pero ya casi ni nos impresionamos. Lo extraordinario se ha convertido en cotidiano y está entrando a formar parte de nuestra rutina en el día a día.

Eso es también lo que está pasando con la cantidad de desastres que están ocurriendo todo el tiempo en todo el mundo. Inundaciones, terremotos, rayos, volcanes, meteoritos, cambios de eje en la Tierra, guerras, etc... ¿alguien se acuerda de las víctimas de la última tormenta, del último tornado, o del último atentado? Ya no hay “últimas noticias”, porque se suceden con tanta rapidez que dejan de ser nuevas apenas pasados dos días. Aquellas noticias que antes nos dejaban con el corazón encogido durante bastante tiempo, ahora son solo un “más de lo mismo”. ¿Es eso normal? ¿Es normal que el hombre tenga que acostumbrarse también a esto hasta que llegue un día en que tampoco esto le importe?

Todo son malas noticias. Cada vez nos enteramos de más y más cosas que están haciendo las grandes compañías y los gobiernos con nuestros alimentos, con nuestra salud, con nuestras medicinas, con nuestro dinero, con nuestro trabajo… con nuestro futuro, en fin. Lo sabemos, pero la mayoría no podemos impedirlo. Nos consolamos echando pestes por la boca contra todos los que nos están poniendo en peligro de muchas maneras, pero no nos queda más remedio que seguir en la rueda cubriendo nuestras necesidades con lo que nos dan, aunque sepamos que no es bueno. Y así, compramos la medicina que necesitamos, aunque tenga efectos secundarios desastrosos y la comida “convenientemente tratada” que nos proporcionan, porque no podemos ni tenemos donde elegir la mayoría de las veces.

Un día, no muy lejano, de distintas maneras lo habremos perdido todo. Lo que sea que le está pasando al planeta (y no quiero entrar en si es la enana marrón, Nibiru o un cambio de evolución), todos estamos viendo que va en aumento. Cada acción tiene su correspondiente reacción y todo lo que pase tendrá sus consecuencias. Cada inundación, terremoto o volcán reducirá nuestros recursos. Menos tierra de cultivo, menos ganado, más cosechas perdidas, más agua contaminada. No es catastrofismo, no es profecía, es realidad, es lo que va a pasar. El hombre del campo verá como se pierden sus tierras de cultivo por efectos de la sequía, los incendios o las inundaciones. El hombre de ciudad, el urbanita, acostumbrado a tener todo a su alcance y, casi siempre, especializado en un solo medio de vida, va a descubrir de golpe que su experiencia de camarero, de contable, de abogado o de vendedor de pisos, no le sirve ya de nada… y lo peor es que no sabe hacer otra cosa. Esa será la peor consecuencia de creer que con lo que hacíamos era suficiente.

Y no consiste todo en pensar que con acumular alimentos o medicinas ya estamos preparados para lo que venga, porque, aunque ese tipo de preparación está muy bien para los primeros tiempos, ¿Qué haremos cuando se vayan acabando las provisiones y ya no nos quede nada más?

Los pueblos de la antigüedad comenzaron con los artesanos. Los tejedores, alfareros, zapateros… los que hacían quesos y pan… los carpinteros, los albañiles. Cada uno maestro en lo suyo pero con un trabajo que beneficiaba a toda la comunidad. El hombre de ciudad, en su mayoría, desarrolla trabajos que no serán útiles para sí ni para nadie en tiempos difíciles.

Se impone un cambio de mentalidad para los tiempos que se avecinan. Hay que aprender otros oficios aunque sea en los ratos libres porque, llegado el momento, nadie va a hacer nada por nosotros si no tenemos algo que ofrecer a cambio.

Sin duda todos servimos para algo distinto a lo que es nuestro trabajo habitual. Hay que descubrir y desarrollar ese talento oculto. Habrá quien tenga “buena mano” para arreglar zapatos, o para hacer platos de arcilla, o para levantar una pared de ladrillos. Habrá quien sea aficionado a las plantas medicinales, a hacer pan, conservas o labores de ropa. A otros puede que se les dé mejor la carpintería o la pesca. Y si no tenemos “mano” para eso, pues se aprende. Algo habrá para lo que sirvamos, aparte de nuestro trabajo de siempre. Pensadlo, porque tiempos vendrán en que el producto de ese tipo de trabajo manual, será el único de valor a la hora de un intercambio. Solo serán valorados aquellos que puedan aportar un trabajo útil para otros. El dinero con el que compramos todas las “comodidades”, puede que no dure para siempre.

Entonces, cuando el hombre comprenda que necesita al hombre para sobrevivir, cuando aprenda a compartir lo que tiene, cuando sienta que es una parte de un todo unido en un mismo fin y elimine su individualidad egoísta, tal vez podamos empezar a pensar que realmente vamos hacia un cambio en nuestra evolución hacia un nivel más alto.

Quien sabe… Puede que no sea casualidad que tantas cosas estén pasando al mismo tiempo. Tal vez el Creador decidió que era necesario que vivamos estos tiempos para recordar lo que una vez fuimos y se nos ha olvidado.

Belisa.

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