miércoles, 18 de febrero de 2015

* La empatía *

***Es increíble como la moderna ciencia, crea vocablos y se atribuye definiciones, como si ellos hubieran descubierto algo nuevo...

Empatía.
Si hemos gozado de poder conocer la historia y analizarla, alguien hace 2000 años ya nos había enseñado eso cuando dijo;
*Amarás a tu prójimo como a ti mismo*.
Hoy la *empatía* parece descubrir que al final...aprender a conocer al otro es poder llegar a amarlo.
Pero usarla nada tiene que ver con lo que llaman *éxito*, como si fuera una mera herramienta de ascenso social, o egoístamente individual.
Rescato conceptos escritos por especialistas sobre el tema;



Es necesario separar dos conceptos que a veces se confunden, empatía y simpatía. Mientras el primero hace referencia a una capacidad, el segundo se refiere a un proceso absolutamente emocional que posibilita que percibamos los estados de ánimo del otro, pero no exige que los comprendamos.
La Inteligencia emocional es el sistema en el que se engloban todas las habilidades relacionadas con la comunicación entre el individuo y los sentimientos =ya sean propios o ajenos=. Está compuesta por cinco destrezas: autoconciencia =comprender el origen de los sentimientos=, control emocional =aprender a canalizar positivamente las emociones=, motivación =encontrar razones para la superación y tener la capacidad de motivar a otros=, manejo de las relaciones =relacionarse sanamente, respetando a los otros y haciéndose respetar=. La empatía, es la quinta habilidad, y es la que nos permite percibir los sentimientos de los otros y hacer que se sientan menos solos.
No es un don, todos podemos desarrollarla si lo deseamos, basta con abrir la mente e intentar captar la vida del otro desde su perspectiva y no desde nuestros ojos.



Para que la empatía exista es necesario que se dejen a un costado los juicios morales y los fenómenos de raíz afectiva =simpatía, antipatía=; de tal modo que se pueda tener una actitud comprensiva pero no de compasión frente a la circunstancia del otro. Consiste en el esfuerzo de carácter objetivo y racional para llevar a cabo un proceso de comprensión intelectual que permita comprender los sentimientos del otro. Por estas razones, es una de las herramientas que aprovechan los psicólogos en su tarea profesional para acercarse a sus pacientes.

Hago un alto aquí para destacar =aunque a los Psicólogos les moleste= que el Psicólogo cobra por aplicar su empatía, forma parte de su trabajo, en cambio entre nosotros, el arte de agradar o de aplicar la empatía del Psicólogo, no es tan fácil, porque dedicar nuestro tiempo a los otros es lo que menos solemos hacer, y apenas si podemos cargar con nuestros pesados huesos.
Seguimos.



En otras palabras, la empatía permite hacer referencia a la capacidad intelectiva de todo ser humano para vivenciar la forma en que otro individuo siente. Esta capacidad puede desembocar en una mejor comprensión de sus acciones o de su manera de decidir determinadas cuestiones. La empatía otorga habilidad para comprender los requerimientos, actitudes, sentimientos, reacciones y problemas de los otros, ubicándose en su lugar y enfrentando del modo más adecuado sus reacciones emocionales.
Resulta interesante resaltar que el desarrollo de la empatía exige un cierto nivel de inteligencia: por eso, quienes son diagnosticados con síndrome de Asperger, autismo o padecen algunas psicopatías carecen de esta habilidad cognitiva. Las personas con empatía, destacan los expertos, tienen la capacidad de oír a los demás y de comprender tanto sus problemas como cada una de sus acciones.

Desarrollar la empatía

Cuando una persona se siente sumamente angustiada y al ver a otra su estado de ánimo cambia rotundamente por el sólo hecho de estar con ella, experimenta la sensación de empatía. Para ello no es necesario que ambas personas vivan las mismas experiencias, sino que una de ellas tenga la capacidad de captar los mensajes no verbales, y también los verbales, que el otro transmite y de hacer exactamente lo que el otro necesita para sentirse comprendido de una forma única.
Un problema común que se presenta cuando dos personas intentan comunicarse, es que cuando una de ellas debe expresar sus sentimientos se retrae, evita el tema o simplemente intenta hacer un chiste que derive la conversación a un espacio donde pueda sentirse segura. Esto ocurre porque esa persona experimenta la presencia de ciertas barreras que se interponen entre ella, los sentimientos, y la otra persona.
Los elementos externos que influyen para que una persona no pueda expresarse, además de sus barreras internas, tienen que ver con la reacción que espera que el otro pueda tener.

Otro alto, el informe no explica que la empatía se puede aplicar beneficiosamente en el otro, excepto cuando el otro no tenga el mínimo interés en nosotros, aunque nosotros le generemos atención, y mucho menos cuando ese otro, se expresa violentamente rompiendo el circuito.
Seguimos.



Para conseguir una buena relación empática es fundamental que al encontrarnos frente a una persona que nos expresa sus sentimientos evitemos las siguientes actitudes:

*Restarle importancia a aquello que lastima o preocupa a esa persona, buscando el modo de ridiculizar los sentimientos que tiene y de imponer razones para no sentir de esa forma;

*Predisponerse a la conversación con prejuicios, analizando lo que el otro manifiesta en base a nuestras ideas, acercándonos a él con un velo de creencias e ideas;

*Utilizar frases como *así no vas a lograr nada*, *¿por qué siempre terminás haciendo lo mismo?*, etc;

*Tener sentimientos de compasión para con el otro;

*Mostrarse como un ejemplo positivo, comparando la situación del otro con una experimentada por nosotros con anterioridad;

*Otras actitudes semejantes.

Con esta forma de actuar lo único que se consigue es que la persona afligida se aleje, que se esconda en su cascarón y que se plantee la posibilidad de no volver a tocar ese tema con ese individuo. Para que entre ambos se desarrolle una relación de empatía es necesario que el interlocutor se olvide de sí mismo y de sus principios e intente acercarse al mundo del otro, como si intentara aprender un idioma desconocido.
Antes de terminar, querríamos aclarar la verdadera importancia que tiene en un individuo el poder hablar acerca de sus sentimientos, una herramienta imprescindible para vivir en sociedad. Aprender a poner en palabras lo que se siente es algo que debe aprenderse en la infancia y es fundamental para conseguir una buena comunicación emocional. Son los padres los que deben ayudar a sus hijos pequeños a descubrir y entender sus propios sentimientos y los de los demás. Aquellos que no puedan expresar cómo se sienten, difícilmente puedan desarrollar una verdadera empatía con alguien de su entorno, porque no podrán captar el mundo desde un punto de vista sensitivo.



Las personas con una mayor capacidad de empatía son las que mejor saben *leer* a los demás. Son capaces de captar una gran cantidad de información sobre la otra persona a partir de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su postura, su expresión facial, etc. Y en base a esa información, pueden saber lo que está pasando dentro de ellas, lo que están sintiendo. Además, dado que los sentimientos y emociones son a menudo un reflejo del pensamiento, son capaces de deducir también lo que esa persona puede estar pensando.
La empatía requiere, por tanto, prestar atención a la otra persona, aunque es un proceso que se realiza en su mayor parte de manera inconsciente. Requiere también ser consciente de que los demás pueden sentir y pensar de modos similares a los nuestros, pero también diferentes. Tal vez a ti no te moleste un determinado comentario o broma, pero a otra persona sí puede molestarle. La persona empática es capaz de darse cuenta de que dicho comentario te ha molestado incluso aunque ella sienta de otra manera.



La empatía está relacionada con la compasión, porque es necesario cierto grado de empatía para poder sentir compasión por los demás. La empatía te permite sentir su dolor y su sufrimiento y, por tanto, llegar a compadecerte de alguien que sufre y desear prestarle tu ayuda.
En general, es fácil para la mayoría de las personas tener una respuesta empática ante un daño físico ocurrido a otra persona. Por ejemplo, todos sabemos lo que se siente ante un golpe en la espinilla, porque todos sentimos lo mismo y es fácil sentir el dolor or la persona que vemos recibir el golpe. No obstante, para evitar el malestar que se siente, muchas personas reaccionan riéndose. De este modo, se libran del dolor, aunque también se alejan de una respuesta empática.
Cuando no se trata de dolor físico, sino emocional, puede ser más difícil saber lo que la otra persona está sintiendo y requiere un grado de atención y de conciencia de la otra persona más elevado.

Si mientras hablas alguien, estás más pendiente de tus propias palabras, de lo que dirás después, de lo que hay a tu alrededor o de ciertas preocupaciones que rondan tu mente, tu capacidad para *leer* a la otra persona no será muy alta.
Pero la empatía es mucho más que saber lo que el otro siente, sino que implica responder de una manera apropiada a la emoción que la otra persona está sintiendo. Es decir, si alguien te dice que acaba de romper con su pareja y tú sonríes y exclamas *¡Qué bien!*, no estás dando una respuesta muy empática.
La falta de empatía puede verse a menudo al observar las reacciones de los demás. Cuando una persona está principalmente centrada en sí misma, en satisfacer sus deseos y en su propia comodidad, no se preocupa por lo que los demás puedan estar sintiendo y no tiene una respuesta empática ante ellos. Es la madre o padre que responde con un *mmm* indiferente, cuando su hija pequeña le enseña con entusiasmo su último dibujo, sin percibir la decepción de la niña al ser ignorada. Es el marido que llega a casa cansado del trabajo y se sienta a ver la tele mientras espera que su esposa, que también llega cansada del trabajo, se ocupe de hacer la cena y de bañar a los niños.



O es la persona que dice no importarle si hay calentamiento global o si estamos contaminando el ambiente porque considera que ya habrá muerto cuando todo eso sea un verdadero problema.
Tal vez vivamos en una sociedad donde la gente es cada vez menos empática =según estudio de la Universidad de Michigan, los niveles de empatía de estudiantes universitarios cayeron un 40% entre el año 2000 y el 2010=. No obstante, el único modo de hacer que el mundo sea cada vez más empático y no al revés, consiste en que cada persona se esfuerce por ser más empática, prestando más atención a los demás, a sus emociones, a lo que pueden estar sintiendo o pensando, o cómo les afecta lo que dices o haces.

Empatía es la capacidad de poder experimentar la realidad subjetiva de otro individuo sin perder la perspectiva de tu propio marco de la realidad, con la finalidad de poder guiar al otro a que pueda experimentar sus sentimientos de una forma completa e inmediata.
Es la capacidad de escuchar al otro, sin emitir juicios ni consejos, tal vez baste un abrazo, un apreton de manos, porque generalmente ese otro solo necesite en ese momento una oreja que comparta ese momento y lo apoye.
Es ponerse en el lugar del otro sin perder la propia identidad.

Es una habilidad que, empleada con acierto, facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de relación entre dos o más personas. Así como la autoconciencia emocional es un elemento importantísimo en la potenciación de las habilidades intrapersonales de la inteligencia emocional, la empatía viene a ser algo así como nuestra conciencia social, pues a través de ella se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad.



Si por un lado, un déficit en nuestra capacidad de autoconciencia emocional nos lleva a ser vistos como analfabetos emocionales =ignorantes del reconocimiento de las propias emociones=, una insuficiencia en nuestra habilidad empática es el resultado de una sordera emocional, pues a partir de ello, no tardan en evidenciarse fallas en nuestra capacidad para interpretar adecuadamente las necesidades de los demás, aquéllas que subyacen a los sentimientos expresos de las personas.
Por ello la empatía es algo así como nuestro radar social, el cual nos permite navegar con acierto en el propio mar de nuestras relaciones. Si no le prestamos atención, con seguridad equivocaremos en rumbo y difícilmente arribaremos a buen puerto.

Pero lo peor puede venir al confrontar su posición con la nuestra y no *ver* más allá de nuestra propia perspectiva y de lo aparentemente *evidente*.
Debemos saber que nuestras relaciones se basan no sólo en contenidos manifiestos verbalmente, sino que existen muchísimos otros mecanismos llenos de significados, que siempre están ahí y de los que no siempre sabemos sacar partido. La postura, el tono o intensidad de voz, la mirada, un gesto e incluso el silencio mismo, todos son portadores de gran información, que siempre está a nuestra disposición, para ser descodificada y darle la interpretación apropiada. De hecho, no podemos leer las mentes, pero sí existen muchas sutiles señales, a veces *invisibles* en apariencia, las cuales debemos aprender a leer.
El proceder con empatía no significa estar de acuerdo con el otro. No implica dejar de lado las propias convicciones y asumir como propias la del otro. Es más, se puede estar en completo desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición, aceptando como legítimas sus propias motivaciones.



Más que interesante ¿verdad?.
Finalizo haciendo una aclaración, no vaya a ser cosa que alguien imagine lo que no es.
Sabrán algunos, que en días previos se armaron unos chsiporroteos en la sección comentarios, situaciones realmente desagradables para todos, creo.
Debo decirles que, en lo que a mí respecta, pude tener contacto personal con el amigo en cuestión, y tratar de hallar el quid de la cuestión para no permitir que la des-empatía echara a la basura las valiosas características que cada quien tiene. 
Llegamos al punto en cuestión, y pensé que el tiempo dedicado a reconstituir lo roto había sido positivo.
Lamentablemente, me encuentro hoy con que el querido amigo ha eliminado sus propios comentarios, todos.
Inclusive ha eliminado sus videos que con mucho amor yo había puesto aquí.

Dejó un mensaje que me decía que borraría todo vestigio de su paso por aquí haciendo una especie de mea-culpa o de pesar.
Pues ésta situación me duele realmente porque creo haber intentado todo a mi alcance para encarrilar la situación, algo que ustedes no han visto ni verán porque fué de manera privada, y si alguno se sorprende de que inclusive he debido usar alguna palabra dura, es porque tiene que ver con costumbres que aquí solemos usar aunque para quienes viven en otras latitudes, puede resultarles chocantes.

Aquí, generalmente entre amigos preferimos regalarnos una palabrota antes que ignorarnos, para mí aplicar mi silencio e indiferencia sería mucho peor que gritar ¡pelotudo!, incluisve el uso de esa palabra fué también debidamente aclarada.

Pero bueno, anoche antes de irme a dormir tenía una respuesta para el querido amigo y su mensaje.
Quizás no lo lea, quizás no querrá regresar por aquí, en definitiva él es el amo de sus decisiones y deben ser respetadas.



Decir entonces; querido amigo, así como nadie paga para entrar aquí, a nadie le cobro peaje por pasar, a nadie tampoco se le exigen actos de autoflagelación, a nadie le pido que pida perdón, a nadie le pido que se humille, a nadie le exijo arrepentimiento, ni aplico multas o penas, a nadie y mucho menos a personas que quiero y aprecio, muy a pesar de cualquier diferencia o choque de ideas. La puerta está siempre abierta, pudiendo hacer lo más práctico, por ejemplo, apretar el botón de *bloquear*-*borrar*-*eliminar* o ignorar, nada de eso sucedió, incluso, tus videos, aunque aparezcan negros y vacíos, van a permanecer allí, aunque no se puedan ver y aunque ocupen un lugar innecesario según tu propia apreciación.

Te he dicho que ni meta es animar, compartir, construir, incentivar, y generar un ejército de personas valiosas, que a su vez se automultipliquen y le pongan el pecho a ésta realidad con presencia, porque con ausencia somos cómplices para que nada cambie.
Si tu ausencia es un retiro unilateral que has adoptado, necesario, y que te hará bien, yo lo celebro, pero que la ausencia no te haga mal porque si es así, siempre estará ésta puerta abierta aquí como lo ha estado siempre.
No olvides que teníamos pendiente un trabajo altruísta en común.

Fuerte abrazo



Y al resto de los amigos, pedirles que no juzguen, simplemente comprendan como puedan.

Gilgamesh***

Fuentes;
-definicion
-motivacion
-psicopedagogia
-proyectopv

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