viernes, 20 de mayo de 2016

* De volcanes, de expertos y de la diferencia... *

*** Muy buen Viernes para todos.

Mucho estamos hablando sobre volcanes en éste último tiempo y me pareció muy interesante compartirles la opinión de un experto que nos ilustra =en éste caso= sobre el volcán costarricense Turrialba. Además de desasnarnos sobre un tema complejo, el experto ad-honorem habla sobre las miserias dentro del mundillo científico, lo cual no es menor si tenemos en cuenta lo importante de la toma de decisiones cuando un volcán peligroso es visto de una forma por unos, y de otra por otros, nada más y nada menos que la vida de las personas..

El volcán Turrialba concentra la mirada de todos los costarricense porque su actividad no cesa y todos están pendientes de lo que haga o deje de hacer. Desde el pasado 29 de abril las erupciones son constantes y la ceniza expulsada alcanza en muchos casos comunidades del Valle Central, recordándonos que está más activo que nunca.
Gino González es uno de los expertos que estudian el fenómeno del coloso desde hace siete años, cuando inició la etapa de erupciones, y con propiedad asegura que *el Turrialba no va a parar*.

El vulcanólogo visitó DIARIO EXTRA para explicar el fenómeno que vivimos y los últimos eventos reportados en el macizo que concentra la atención del país entero. El Turrialba es uno de los sitios que mejor conoce en el ámbito laboral.

¿Cómo ha sido el proceso eruptivo que le tocó vivir desde el inicio?



-He laborado en el volcán Turrialba desde el 2009 en trabajo de campo, en lo que es recolección de muestras de agua, ceniza y al inicio de gases, es la línea de investigación. Conforme pasaban los meses la actividad se incrementaba hasta que el 5 de enero de 2010 hace una erupción freática con salida de cenizas antiguas.
Mantiene el comportamiento los siguientes meses y vimos cambios significativos gracias al trabajo de campo, que es muy importante, como aumentos de temperatura y más desgasificación, esos son elementos vitales para entender cómo se está comportando. 

Posteriormente ocurre la erupción del 2012, había mucho escepticismo sobre las erupciones porque ocurrían siempre en la época lluviosa, todos lo asociaban a fenómenos meteorológicos, luego ocurrió la erupción del 2013 y la más grande que presenciamos el 29 de octubre del 2014 fue una erupción magmática, que llamamos estromboliana, y al bajar al pueblo La Central algunos compañeros no nos creyeron sobre lo que estaba pasando.

¿Con toda esa experiencia y al ver la evolución usted espera posibles erupciones más grandes?

-Podemos esperar erupciones más fuertes que las vistas hasta ahorita, inclusive similares a las del volcán Irazú entre 1963 y 1965, por los antecedentes que tiene el volcán Turrialba =1864-1866=. Lo importante es mantener ese trabajo de campo, por supuesto la naturaleza es impredecible, pero da claves o patrones que nos indican cómo podría comportarse el volcán. Previo a estas erupciones, unos 15 días, observamos características propias del Turrialba como los flujos de azufre, lo que significa que aumentaba la temperatura en el volcán, posteriormente observamos una desgasificación importante a finales de abril y la gente lo vuelve a relacionar con la lluvia, pero eso no se puede tomar como el disparador de la actividad eruptiva.

¿Hay señales que les indican que la actividad se prolongará?



-El volcán Turrialba emite una señal sísmica interna, estamos hablando de 3 o 4 kilómetros de profundidad, se asocia a que está moviéndose internamente y eso lo vemos reflejado cuando tira pequeñas bolsitas de magma, que salen a la superficie en pequeños cristales que se pueden ver en la ceniza, los cuales tienen un 10% de material nuevo. Si uno ve el comportamiento histórico el volcán no va a parar porque sigue con sismicidad alta, temperatura de las fumarolas muy alta, desgasificación azulada muy constante, que es dióxido de azufre, un gas soluble dentro del magma, eso significa que si sale es porque algo está cerca de la superficie, y también la salida de ceniza, eso nos indica que el volcán no se va a calmar de un momento a otro.

¿Es posible que expulse lava anaranjada como otros volcanes?

-Las erupciones que se dan en Costa Rica son generalmente de tipo explosivo, con columnas de ceniza de 3 o 4 kilómetros de alto, salida de material fino, eso es la lava fracturada. La ceniza juvenil es una forma de lava que expulsa, también puede salir en forma de bombas, que son rocas grandes, piedras lapilli, que son piedritas de 2 a 64 milímetros, o ceniza a cientos de kilómetros. El volcán puede generar coladas de lava, pero si eso sucede más bien sería lo mejor porque se derrama por los flancos y conforme va saliendo se enfría, entonces se forman algunas coladas frías y se quedan alrededor del cráter, no es que uno ve las coladas de lava llegar a Turrialba centro. 

Es prácticamente imposible, en el registro geológico no tenemos un registro de eso y los volcanes se estudian por su anatom ía e historia. Uno ve las erupciones en los últimos 10 mil años y tenemos una erupción grande que ocurrió hace como 4 mil años, pero las más recientes han sido más pequeñas, similares a las del Irazú. En una eventual erupción grande tendríamos salida de bombas, que son las piedras grandes; bloques, que son las rocas que conforman el sistema volcánico, y eso se va a restringir a un área de 2 kilómetros, que es la energía que tiene el volcán para tirar piedras tan grandes. Los volcanes no tienen ese potencial.

¿Qué es lo más peligroso que podría pasar si no son las coladas de lava?

-Lo más peligroso serían erupciones que se extienden durante muchos meses con mucha salida de ceniza, pues hay mucha parte de la población con enfermedades respiratorias. Si vemos la erupción del 2010 fue una octava parte de lo que ha salido solo en el último mes, pero las pérdidas económicas en aquel momento fueron un 30% mayores; es decir, la gente se ha ido preparando, ya sabe qué hacer, en aquel tiempo no tenía idea de cómo reaccionar, ha aprendido a convivir con eso. Cuando haya una erupción mayor, gran parte de la población está más preparada.

¿En ese radio de 2 kilómetros de peligro real viven personas?



-Son muy pocas pero todavía están, hay como 12 personas y varias lecherías que todavía trabajan. Se le ha dicho al gobierno que una de las opciones para evitar que esta gente esté expuesta es que se compren esas tierras. Están dentro del Parque Nacional, sin embargo cuando se declaró como área protegida en los años 70 ya estaban viviendo ahí. Lo mejor sería que todo el parque estuviera libre, se ahorra una inversión de estar evacuando a los vecinos cada vez que hay erupciones, además de llevarles pacas de heno al ganado que muchas veces llega con enfermedades y eso provoca más problemas. Es un riego que estas personas estén ahí en caso de una erupción grande. Lo malo es que mucha gente se acostumbra a ese estilo de vida y no sale.

Se habla mucho de problemas entre expertos de instituciones y quienes hacen trabajos ad honorem como usted.
¿Qué consecuencias han traído esas diferencias?

-Muchas veces las fuentes de información que exponen detalles de los eventos del volcán no tienen datos reales, si no lo hacen por instinto. Cómo es posible que un volcán está tirando gas a altas temperaturas, para la actividad un día y dicen que es la última erupción, uno no puede decir que se terminó todo cuando siguen señales de alta actividad. Entonces la Comisión Nacional de Emergencias tiene retenes y les hace caso a estas personas y los levantan, al día siguiente hay una nueva erupción y tienen que volver a instalar el control de acceso, ¿entonces qué credibilidad puede tener? Al día siguiente, a pesar de que hay una erupción en la madrugada, dicen que el volcán está calmado y para quedar bien dicen que a como puede hacer erupción puede que no.

¿Cuál es el riesgo de que haya algunos problemas entre expertos sabiendo que es una emergencia y que no se le brinde información a la gente por alguna pugna? ¿Por qué no se toman medidas fijas?

-Los volcanes de Costa Rica tienen la característica que presentan erupciones de muchos años, el Arenal duró 40 años, el Poás estuvo dos años muy activo pero a la fecha se mantiene con erupciones ocasionales, el Turrialba lleva siete años con la misma actividad explosiva. Ahí es donde debemos pensar pro país, este es el momento para tomar las medidas. Muchas veces se anteponen cosas personales a lo más importante, que es una eventual emergencia, pero no solo pasa aquí, en Italia por ejemplo es muy común. 

En la ciencia lo que debería existir es una discusión para debatir ideas, pasa que algunos se casan con una idea y excluyen algunas con valor. 
Hay que pensar y analizar lo que todos los expertos dicen porque muchas personas no estudian los volcanes y creen que porque tienen un título pueden decir lo que sea sin hacer trabajo de campo. Es muy importante ver esos estudios porque hay vivencias y tomarlas en cuenta para futuros escenarios.



A nivel internacional se analizan los productos expulsados por el volcán. ¿Cuál es el proceso?

-Las primeras muestras se llevan al Centro de Investigaciones en Estructuras Microscópicas de la Universidad de Costa Rica, posteriormente se piden análisis a una universidad de Bolonia y de ahí pasan al Instituto Federal de Tecnología de Zúrich en Suiza, donde se estudia la composición química para determinar ante qué tipo de volcán estamos.

Como para finalizar éste post, el relato de un suceso que desbordó a aquellos expertos...en 1980.., la diferencia entre la prevención consciente y la previsión improvisada que ignora la potencialidad de los eventos naturales;

-En 1980, el volcán Santa Helena entró en erupción y es considerado *el evento volcánico más mortífero* y económicamente más destructivo en la historia de los Estados Unidos. Por su forma cónica, el volcán Santa Helena, ubicado en el condado de Skamania, en el estado de Washington, durante décadas fue apodado como el *Monte Fuji* de Estados Unidos, puesto que era uno de los principales sitios turísticos de la localidad, donde ya sea en primavera o en invierno, siempre atraía las miradas de los visitantes que no dudaban en tomarse una foto con el monte como paisaje.

Dada su orografía, era también un sitio donde predominaban robustos y vastos árboles, que servían para las fábricas madereras, las cuales eran alimentadas diariamente por leñadores que realizaban sus actividades tanto en la zona montañosa del Santa Helena, como en el lago Spirit.
Precedido por dos meses de sismos en la región, la comunidad científica estadounidense, acudió a las cercanías del volcán y notó una protuberancia en la cara norte, conocida como la *cara graciosa* del monte. Dicha protuberancia fue creciendo a razón de un metro y medio por día, calculo revelado a través de instrumentos de medición, hasta llegar a los 137 metros el 11 de mayo de 1980.



A pesar de la poca tecnología e información sobre erupción de volcanes que se tenía en aquella época, las autoridades del estado ordenaron la evacuación de los habitantes de las zonas cercanas al volcán, así como el cierre del acceso a los visitantes tras la creciente actividad volcánica.
Misteriosamente el volcán calmó sus tremores el 16 de mayo, los sismógrafos apenas podían detectar algún temblor dentro de la protuberancia del Santa Helena, lo que permitió que las autoridades permitieran regresar al día siguiente a los residentes de las zonas cercanas, sólo para recoger sus pertenencias.

Sin embargo en la mañana del 18 de mayo, un terremoto de 5.1 grados en la escala de Richter, provocó el desplome de la cara norte del monte, provocando el peor desastre visto en los 123 años de inactividad volcánica.
Treinta segundos bastaron para que a una velocidad de 250 kilómetros por hora, la erupción provocara la liberación de enormes cantidades de lava y rocas incandescentes que salían disparadas hacia el lago Spirit y al chocar produjeron mega tsunamis de más de 180 metros de altura.



Científicos aseguraron que si el Santa Helena estuviera ubicado cerca de la costa como en California, el desastre pudiera haber provocado gigantescas olas de hasta un kilómetro de altura.
Acto seguido al corrimiento de lava fundida con nieve y hielo de la montaña, el brote de una enorme columna de humo y cenizas se elevó a una altura de hasta 19 kilómetros, esto en menos de 10 minutos y a una velocidad media de 100 kilómetros por hora.

La rapidez con la que el viento transportó la ceniza volcánica provocó que hasta 11 estados de la Unión Americana fueran afectados por la *lluvia de ceniza*, que llegó a acumular 900 mil toneladas en peso, lo que tardó varias semanas en eliminar todo el material.
Luego del desastre, la geografía del lugar cambió estrepitosamente. El volcán, que medía 2950 metros de altura fue reducido hasta 400 metros luego de la erupción, quedando en 2550 metros. El radió de destrucción fue calculado en 30 kilómetros.

Más de 600 kilómetros cuadrados de bosques fueron carbonizados, los campos de cultivo de papas, trigo y alfalfa de la localidad fueron completamente destruidos y la industria maderera sufrió la peor crisis de su historia. A pesar de que la erupción fue similar a la caída de 27 mil bombas atómicas, el fenómeno apenas se saldó con 57 muertos, algunos científicos observadores del volcán y el dueño de una posada, un hombre llamado Harry Truman, quien se negó a abandonar su negocio, días después fue hallado muerto entre toneladas de ceniza.



¿Gran diferencia?...¿no?..

Gilgamesh***

Fuentes;
-diarioextra
-televisa

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