Intentando descifrar el porqué muchas personas desean fervientemente el cumplimiento del Apocalipsis, en mi grupo de investigación discurrimos en teorías que nos permitan encontrar respuestas.
Ustedes pueden dar fé de que muchas personas que nos rodean desean que el Apocalipsis llegue de una vez por todas, y pensamos;
*¿ En verdad se puede desear algo que cause destrucción sin límites?*
Porque si todos imaginamos un Apocalipsis tal como lo describe la Biblia o cualquier otro libro sagrado, o los distintos profetas de la nueva era, son cosas que creo, nadie quisiera padecer.
¿Acaso el que desea el Apocalipsis piensa que a él/ella, no le tocará padecerlo?
¿Acaso no se piensa en la familia propia, en los hijos, los hermanos, los padres, el ser amado?
¿Alguien que desea el Apocalipsis puede imaginar ver su propia ruina, sus hijos destrozados, sus amigos queridos despedazados?
Son preguntas que nos ponen a pensar profundamente.
Creo que el deseo del Apocalipsis obedece al hartazgo de la vida, quizás inconscientemente nos han instalado un sentimiento que atenta contra nosotros mismos y contra las personas que más amamos en éste mundo. Es una actitud pseudo-suicida que nos bloquea la razón, porque si pensamos que un hipotético Apocalipsis no nos va a afectar...pues he allí un mal sentimiento, *la impunidad*.
Y créanme que ante semejante escenario, nadie es impune, al menos, nadie puede planificar ninguna auto-salvación material.
El ser humano de buena voluntad siente la necesidad de ver a éste mundo distinto, opuesto a lo que es, el ser limpio ansía tener un mundo verdaderamente justo, donde todos podamos convivir en paz, donde nada nos falte, donde no existan las diferencias en el privilegio, la gente de buena luz no quiere el odio, la muerte, ni el mal.
Pero increíblemente piensa que solamente algo *sobrenatural* es capaz de detener la iniquidad.
Se bajan los brazos, ya no se lucha por los ideales y todos se entregan a seguir viviendo en un mundo injusto, allí nace la impotencia que lleva al ser a pensar que los males acabarán gracias al Apocalipsis.
Resulta muy extraño intentar hacer lectura de éste sentimiento tan ambiguo, es decir, querer detener el mal con más mal..
Porque el Apocalipsis, querramos o no, es una manera destructiva de corregir, podrá ser quizás una purificación, pero tal vez en esa pretendida purificación...moriremos y con nosotros nuestros seres más queridos.
No imagino a un padre y una madre, que forjaron una familia y tuvieron la desgracia de que sus hijos les salieran torcidos, decidieran aniquilarlos y luego se inmolaran todos.
No veo la palabra *amor* en ese mensaje.
Como tampoco veo al fundador de una ciudad, incendiándola luego, porque la misma no salió como él quería.
Pero claro...esas actitudes obedecen a seres como nosotros, imperfectos..., pero siempre...*a imágen y semejanza*.
Siendo creyentes nos preguntamos entonces;
¿A imágen y semejanza de quién o quienes?
Tenemos la capacidad de reproducirnos, de crear vida, ya sea con nuestro cuerpo o a través del conocimiento, en probeta, en células y ahora por ADN. Nuestro cerebro es una máquina casi perfecta de crear, primero pensamos luego creamos..Hemos sido capaces de evolucionar, creamos la rueda, el fuego, hemos procesado los recursos naturales y los hemos transmutado en combustibles, alimentos, herramientas. Hemos llegado a volar por los cielos y más allá de ellos también. Tenemos sentimientos buenos y malos, podemos ser diferentes, parecidos, pero nunca idénticos. Hemos sometido a todo lo que hay en éste mundo, ya sea por la inteligencia como por la fuerza.
Creamos y también destruímos, aún, a nosotros mismos.
Pero algo nos iguala sin distinción irremediable, morimos....
*A imágen y semejanza*, y siendo creyente, uno debe aplicarlo por carácter transitivo a quien nos creó, o dijo habernos creado.
O alguien tradujo mal los libros sagrados, o alguien nos explicó todo al revés de aquellos libros, o sencillamente el verdadero conocimiento fué usurpado.
Cuando uno le plantea éstas conclusiones a un religioso, ellos quedan atrapados en un callejón sin salida y luego de intentar hacer su propia interpretación, terminan concluyendo en lo más fácil cuando nos dicen; *En definitiva...Dios hace lo que le place*
Vaya argumento. ¿verdad?.
El Dios en el que yo creo cada día más firmemente, jamás destruiría a un millón de almas para eliminar a una sola alma amorfa.
Nunca repararía un error, porque mi Dios nunca se equivoca, no tiene error, pues sólo Dios, es perfección absoluta. Mi Dios no necesitaría exterminar a toda su creación para acabar con el mal, puesto que con un simple chasquido de sus dedos trocaría todo lo que se le antojara.
La idea de una victoria *a lo Pirro* sólo puede caber en un cerebro imperfecto.
Yo no quiero un Apocalipsis, no lo deseo puesto que nunca puedo desear la muerte y la destrucción de nada, esa idea es contraria al bien, a la vida, al amor.
Entonces otra pregunta comienza a rondar en nuestra mente;
¿El verdadero Apocalipsis será contra nosotros o contra quien nos ha creado imperfectamente?
Si somos hijos de la imperfección, ¿seremos destruídos por nuestro padre creador imperfecto?
Ya sé...Usted me dirá que seremos transformados a través de la muerte y la purificación de nuestras almas que deberán ser juzgadas por un tribunal perfecto.
¿ No les parece una historia demasiado larga y complicada como para ser escrita por un ser perfecto?
Muchas personas me preguntan, me interrogan, creen que yo poseo respuestas a todo, y de ninguna manera es así. Yo les confieso que cuanto más he investigado y aprendido...menos sé.
Pero reconozco que lo poco que yo sé es fruto de gastar mis largos años en pensar y re-pensar, en ir y volver, en decirme y des-decirme. Nunca me he conformado en aceptarme como algo inmodificable, por el contrario, doy gracias de poder cambiar...Si ayer afirmaba algo que hoy desmiento es porque entiendo que mi escencia es perfecta pero habito en un envase imperfecto, y como tal...puedo cambiar. Peor sería quedarme petrificado en una creencia que quizás esté equivocada y el error me haga ser peor aún.
Cuando me preguntan en un *cara a cara*, en la privacidad de una mesa de café, puedo llegar a confesar lo que yo creo, pero aquí, delante de todos ustedes que son miles...sería una actitud irresponsable de mi parte. Por eso es que nunca diré todo lo que sé ni todo lo que pienso, porque prefiero que cada uno de ustedes piense con su propio razonamiento, los gurúes no son positivos, nunca lo han sido, todos han muerto ya, y de ellos nadie se acuerda.
De la misma forma yo pasaré.
Pero sí ,me permito darles a ustedes muchísimas herramientas de la información, de las más variadas, para que sean ustedes mismos quienes saquen sus conclusiones, cada quien debe vivir su propia vida por sí mismo y nunca a través de la vida de otros.
A veces presiento vuestras caras, sus expresiones, cada vez que leen mis reflexiones sobre la religión y las creencias...si hasta me parece verlos..Por eso les digo siempre, *nada me crean, comprueben por ustedes mismos*.
Siempre he sido un hombre creyente, fiel a los preceptos pero nunca a los ritos solamente, jamás he sentido duda de un Dios Infinito, pero sí he dudado de cómo los hombres me han contado la historia, porque todos sabemos cuando somos mduros, que las historias y los libros de historia nunca terminaron siendo lo que nos habían enseñado de niños.
Y hoy que ya no creo más en los libros de historia, es que me pregunto;
¿Es el Apocalipsis para mí, o para quienes me han engañado?
¿No será que el Apocalipsis es para quienes me engañaron y me han querido hacer creer que era para mí?.
Con éstas preguntas no busco respuestas, simplemente intento que todos reflexionemos.
Porque me parece que el Apocalipsis está logrando un efecto que quizás no era el deseado. Yo que estoy muy nutrido de noticias de todo tipo, religiosas, astronómicas, astrológicas, conspirativas, extraterrestres, etc, conozco a miles de personas que están deseando un Apocalipsis, pero no me refiero a personas que sí forman parte de conspiraciones macabras, me refiero a personas de buena voluntad que están tan hartas de éste mundo injusto, que cuando un asteroide no impacta a la Tierra por ejemplo, en vez de celebrarlo se entristecen, personas que desean que la guerra comience, personas que están deseando que el sol nos vomite todo su fulgor y el planeta quede en estado primitivo, personas que cada día se despiertan esperando ver en las noticias un devastador terremoto, personas que sueñan con un enorme tsunami o desean que alguna planta nuclear estalle en mil pedazos....y todo eso no es bueno.
Si el Apocalipsis está logrando ese efecto en la gente, creo que no es para nada bueno. Personas que son de buena voluntad regodeándose con las malas noticias.....las transforma en malas personas.
¿Ese será el efecto esperado al dejarnos los profetas el Apocalipsis?...
¿No será que los verdaderos destinatarios del Apocalipsis nos han hecho creer que era para todos, buenos y malos por igual?.
Pareciera ser hoy, que la idea de *Apocalipsis*, más que volvernos más combativos y ser personas que se revelan al mal, comprometidas con revertir la maldad, ejerce un efecto de *sopor*, una especie de *droga* que nos hace dar todo por perdido, y logra que en vez de intentar cambiar, sigamos en el error esperando lo peor.
¿ Era ese el efecto deseado por el cual nos dejaron testimonio del Apocalipsis?
Yo creo que no, ¿Ustedes?.
Motivos sobrados como para que sigamos desentramando muchas cosas que hemos dado por sentadas, y que creo, pueden terminar siendo todo lo contrario.
***Gilgamesh***
viernes, 16 de diciembre de 2011
* Apocalipsis; nuestra mente ¿Lo atrae? *
Publicado por
Gilgamesh
en
13:10
Enviar por correo electrónico
Escribe un blog
Compartir en X
Compartir con Facebook
Compartir en Pinterest
Etiquetas:
APOCALIPSIS
,
BIBLIA
,
PROFECÍAS
,
REFLEXIÓN
,
RELIGIONES
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario