sábado, 10 de septiembre de 2016

* Divagaciones románticas de una inminente Primavera *

***Bella noche de Sábado para todos.

Ya ha comenzado a cambiar el clima y a parecerse lo que debe parecer un Septiembre, mes de la Primavera.
Qué lindo se ha puesto, y cómo el trinar de las aves en celo juntamente con el reverdecer de las plantas y sus brotes, los perfumes naturales de alguna que otra variedad ya en flor, invitan a entrar en otro estado de ánimo, y es que el frío sirve para eso...para valorar el calorcito cuando por fin llega, y aprovechando éste clima lo voy a acompañar con algunas canciones.



Uno se predispone de otra forma, imagino que lo mismo ha de pasarle a quienes a la inversa, en el hemisferio Norte empiezan a ingresar en los grises del Otoño y sus sensaciones. Los Otoños y los Inviernos invitan a quienes los viven a sentirse necesitados de compañía por quienes viven en Primavera o en Verano, mientras que éstos últimos no necesitan de los otros porque Primavera o Verano son suficiente motivación como para estar lo suficientemente en actividad, ya sabemos, vacaciones, playa, salidas, trasnochadas y estados de ánimo más exultantes, como despreocupados del resto.



Quienes padecen del Otoño o el Invierno sienten la frialdad o la indiferencia de quienes están en el otro hemisferio, porque claro...ellos están en la suya.
Después, cuando las estaciones cambian todo se revierte, de allí la típica frase del que se siente ignorado durante los meses fríos y ve acercarse a la anhelada Primavera; *ya te va a llegar el Invierno..*, como queriendo decirle al indiferente...*ahora que vos me vas a necesitar a mí, el indiferente voy a ser yo*.

Pero esa clase de sentimientos no es buena, porque remiten a una especie de sed de revancha o de venganza, aunque también podemos pensar que ha de servir para educar al indiferente a que aprenda que la indiferencia tampoco es un buen sentimiento.
Cuando uno está para el otro, haga frío o haga calor, en las buenas o en las malas, los Domingos o los Miércoles, a las 4 de la madrugada como a las 4 de la tarde, nada de ésto importa, no importa si en verdad el otro importa..



Ahora bien, hay personas que aparecen en sus Otoños o Inviernos y desaparecen en sus Primaveras o en sus Veranos, y muchos de los desencuentros amorosos *hemisféricos* explicados a través del clima, viene a ser una tonta explicación para justificar que los encuentros o desencuentros tienen que ver con el momento de cada quien, el que carece de algo que no le permite sentirse bien sale a buscar, y el que busca encuentra...

El problema es cuando hay encuentro.
El que buscaba se siente pleno de haber hallado lo que le faltaba en ese otro que encontró, y el que fué encontrado se siente pleno de un encuentro inesperado pero que le hace sentirse bien.
Problema digo, porque muchas veces la plenitud alcanzada por el buscador le devuelve la fé en sí mismo, a punto tal que en cierto momento se olvida que esa fé la obtuvo gracias a quien encontró, y en un arrebato de autosuficiencia descarta al encontrado.

El encontrado, el que no buscaba, se encuentra en una situación de abandono, de despojo, y es ahora él/ella, el que se ha quedado carente de algo que le ha dejado en una situación de incompletitud.



A veces las personas en su búsqueda para solucionar sus carencias, sin querer, terminan haciendo daño a personas excelentes, y cometiendo verdaderas injusticias en ésto de relacionarse con los demás. Quien puede valerse por sí mismo sin necesidad de rellenar sus vacíos existenciales buscando la energía de otros, habrá de quedarse chupando un palo sentado sobre una calabaza, como decía Serrat en su canción, pero el otro, el que sale a buscar, usa y tira sin ningún remordimiento, tarde o temprano se encuentra otra vez con sus vacíos existenciales.

Pero el tiempo ha pasado y los recuerdos regresan para hacer sentir pena, culpa, remordimiento, porque la conciencia de quienes tropiezan una y otra vez con la misma piedra, generalmente llega cuando el espejo devuelve una imágen decrépita nunca antes imaginada, acompañada por la soledad que dejan quienes ya no están.



Vacíos existenciales, uno de los graves problemas que enfrenta nuestra sociedad.
Escribe Raúl Mancilla;

-El vacío existencial que es la neurosis masiva de nuestro tiempo puede descubrirse como una forma privada y personal de nihilismo, ya que el nihilismo puede definirse como la aseveración de que el ser carece de significación.
¿Y como se exterioriza concretamente este sentimiento omnipresente de carencia de sentido o sentimiento de vacío? En el aburrimiento y en la indiferencia; podemos definir el aburrimiento como una falta de intereses y la indiferencia como una falta de iniciativa: en muchos casos al hombre de hoy le falta un verdadero interés por el mundo y ni hablar de que tome la iniciativa de cambiar algo en el mundo.

La explicación del por qué hay tanto aburrimiento e indiferencia la podemos encontrar en el tipo de cultura en el que vivimos. No se nos enseña a estar con nosotros mismos =que no es igual a estar solos=, predomina una cultura del entretenimiento. Nuestra cultura es adicta a la estimulación externa.
El vacío existencial se expresa con sentimientos de apatía, aburrimiento, dispersión y desorientación y puede presentarse en conductas como manifestaciones depresivas =incluso el suicidio=, conductas agresivas =la agresión como una expresión primaria del instinto de supervivencia asociada al miedo=; las conductas adictivas =crearse una realidad virtual como medio de escape al sentimiento de vacío existencial=, conductas antisociales como la delincuencia. 

También, el vacío existencial, puede derivar en una neurosis; la neurosis noógena: la neurosis de la falta de sentido.

El ser humano tiene capacidad para preguntarse naturalmente por el sentido de la vida y encontrar la respuesta a esta pregunta. En la transición de la construcción de la identidad y la resolución de los diferentes dilemas en la etapa evolutiva que atraviesa la juventud, puede el individuo xperimentar sentimientos de vacío existencial en el intento de dar respuesta a este cuestionamiento existencial.

Muy interesantes los conceptos, nuestra juventud y lo que nos toque atravesar nos poner a prueba o nos marca en lo que somos después, ya de grandes.
De grandes arrastramos virtudes o falencias, y en definitiva nos relacionamos con los demás de esa forma, aplicamos patrones no resueltos o que en su momento marcaron nuestra personalidad a fuego..
Resulta inconcebible ver actitudes tan pendulares en la conducta humana que siempre nos lleva a bucear en esa etapa de la vida que es la adolescencia-juventud, desde donde arrastramos irresoluciones al presente.



Una mujer golpeada ve que a su compañero golpeador lo llevan preso, sin embargo ella misma declara a favor de la inocencia del golpeador para regresar una vez más con él....
Una mujer se casa para tener hijos, no importa con quién, ella siente que debe ser madre a como dé lugar.

Un hombre maltrata a su mujer y la golpea aduciendo que lo hace porque la ama demasiado...
Un hombre acepta casarse con una mujer para hacerle cumplir su sueño de ser madre sin pensar en si realmente desea ser padre...



Y así la gente se tira a la pileta sin mirar primero si tiene agua...total después todo pasa, pero en el camino queda el tendal de víctimas, victimarios, y por sobre todo una abundante cosecha de sentimientos de esos que ya no se pueden revertir, excepto que se alcance la conciencia suficiente como para razonar y tener autocrítica, si en verdad se desea comprender qué vacío existencial le ha llevado a lastimar precisamente a quienes aparecieron en esa búsqueda para ayudarles a resolver sus carencias.

*El gusto está en la variedad*, dice el refrán y es cierto, pero también es cierto que a veces en la variedad se compran disgustos más que gustos agradables.
Si lográramos comprender *climato-hemisféricamente* hablando, lo que significa ser *complementos* antes que soluciones temporales descartables, creo que podríamos sentirnos plenos, realmente plenos sabiendo que cuando alguien nos necesita y nos damos, podemos quedarnos tranquilos de que ese alguien no será indiferente cuando tal vez nosotros le necesitemos, aún sin que esperemos que aparezcan.



No se necesita a quien no se conoce, si no a quien ya se ha puesto a *existir* en nuestra vida desde el momento en que le conocemos, desde que le reconocemos con un rostro, una voz, al tacto, etc. Ante éstos desencuentros provocados por la unilateral *salida* de alguien de nuestra vida, una noble e inocente sensación de amor termina siendo una sensación de despojo interesado, que crea un vacío existencial en el *buscado* que increíblemente ha transferido su anterior estado de plenitud a quien le buscaba, haciendo de ésta forma una contribución al otro, aunque ahora se sienta despojado.
Ante éstas situaciones muchas personas se juran y perjuran cerrarse a los demás, para no volver a revivir algo que les ha hecho daño, pero en nuestra naturaleza está abrirnos, por más tropiezos que demos por responsabilidad propia o por responsabilidad ajena.



Si pudiéramos hacernos cargo de que si coimeamos al inspector para que no nos aplique la multa, somos nosotros también tan corruptos como el inspector, podríamos aprender que, nos guste o no, todas nuestras relaciones humanas estarán balanceadas o desequilibradas de acuerdo a cómo hemos o no, llenado nuestros vacíos existenciales, que en definitiva no existirían si pudiéramos entender gnósticamente porqué somos como somos, por más esfuerzos que hagamos y que los esfuerzos no sirven de nada si antes no aprendemos a *despojarnos* de la pertenencia.

Los afectos que sentimos por otras personas son una especie de toma y daca, de *te doy y espero que me dés*, de *hoy por tí mañana por mí*, y generalmente no siempre los afectos tienen un ida y vuelta, salvando honrosas y puntuales excepciones.



Amar sin poseer habrá de ser una de las más grandes virtudes de ésta existencia, y si al mundo le cuesta tanto evolucionar es precisamente por eso, porque el deseo o instinto de posesión genera *intereses* para nuestras necesidades, y no hay libertad de quien tiene que cuidar sus posesiones.
No tener nada implica nada que cuidar, ni cosas materiales, ni personas, ni sentimientos, quien ama desinteresadamente no concibe el dolor si es usado, siente amor de haber amado noblemente y haber podido transfundir alguna solución para el vacío existencial de quien le buscaba.

Si en mis Otoños hay quien toma mi mano desde sus Primaveras y si en mis Primaveras tomo las manos de quien está en sus Otoños pues...mucho mejor, habremos comprendido que eso de *estar siempre* deja de ser una mera promesa ocasional o una frase hecha, para transformarse en un mágico y milagroso prodigio, que ya no depende de la materia de éste mundo material ni de sus hijos invisibles, los sentimientos.

Dependerá quizás de que esos *otros*, efímeramente al menos, sean un día feliz en nuestras vidas, o nosotros, un día feliz en sus vidas..



Gilgamesh***

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