domingo, 2 de octubre de 2016

* Cuando ganan los indiferentes *

***Bella noche de Domingo para todos.

Muchos libros van a escribirse en el futuro sobre las conductas sociales presentes.
La indiferencia cívica es uno de los males de ésta época.
Al fin se votó en el plebiscito de Colombia.
Se podría tomar postura por el SÍ a la negociación de paz o al NO, la gente decidió;



Y ha ganado el NO.
Ahora bien, cuando decimos *la gente eligió*...
¿de qué gente hablamos?.





Habían 34.899.945 de personas habilitadas para ejercer su poder a través del voto, ¿saben cuántas votaron?; apenas unas , es decir el 37 %...
De casi 35 millones en condición de votar sólo lo hicieron casi la tercera parte de la población.
De cada 100 colombianos 37 fueron a votar, el resto...bien gracias...

Uno puede especular que fué el mal tiempo, o pensar que los *indiferentes* no estaban de acuerdo con ninguna de las dos opciones, pero entonces ¿qué pretendían?, 
¿qué opción les hubiera conformado?, 
pues si 63 de cada 100 tenían cada uno su propia opción deberían entender que es imposible como interminable que cada persona de éste mundo imponga su pensar, no al menos si antes, cuando en toda elección uno puede acercarse a un partido político y aportar sus ideas, y me dirán que en los partidos no dejan lugar para la llamada gente común y que el *queso* sólo se reparte entre los mismos de siempre, yo diría entonces que eso habla muy mal de nuestra inteligencia grupal y nuestra fuerza pacífica para torcer una realidad que no nos agrada, pese a los escollos que existan.

¿No será que ese *todo me da igual*, es el peor enemigo a vencer en nosotros mismos?
Si creés en Jesús...te podrás ir dando cuenta que a Él...no le daba todo igual..

Ese poder del cual renegamos siempre, ha sabido muy bien como adormecernos.., el estilo de vida actual habla a las claras de lo cómodos que somos, pensando como los arcontes quieren que pensemos; *¿para qué me voy a meter si nada va a cambiar?*.
Y la comodidad, la abulia y el desinterés hacen que dejemos todo *en manos de otros*, que oh casualidad...son los mismos de siempre, sí, los mismos que desean que no participemos en nada.

Y ahora...¿cómo sigue la cosa en Colombia?, pregunto porque el NO que ha triunfado y..¿hará volver todo a como estaba antes? unos 6 millones de colombianos deciden entonces el destino de casi 35 millones?, o si hubiera ganado el SÍ estaría diciendo lo mismo ya que se han sacado apenas unos 60 mil votos de diferencia.
Si alguien cree que a los 21 millones de colombianos que no votaron alguien los irá a consultar a su casa...pues está muy equivocado.
Nos guste o no vivimos en sociedades que se rigen por leyes, aún siendo las leyes injustas o de nuestro no agrado, ser indiferentes es ser soberbios si pensamos que cualquier cosa que se elija a nosotros no nos va a afectar.

Tampoco le interesa al indiferente el destino de otros que habrán de vérselas en figurillas, por ejemplo, si todo vuelve a foja cero en Colombia y las FARC siguen haciendo lo que han hecho o los paramilitares *estatales* también siguen haciendo lo que han hecho, les resbalará un bledo enterarse que niños inocentes mueren en balaceras ajenas, o personas inocentes por error son acribilladas a balazos, o poblaciones son despojadas de sus tierras, o su país que tanto aman sigue siendo conocido en el mundo más que por James Rodríguez...por el reguero de sangre interminable.

El ojo por ojo termina dejando a más tuertos que los que pueden ver...
Pero igualmente, defiendo a quienes por sí o por no tomaron postura, aún el NO con el que no estoy de acuerdo es valedero si obliga a que ambas partes se sienten a elaborar un acuerdo más consensuado, lo indefendible son los indiferentes...
Cuanta menos gente participa y no se hace responsable de las decisiones colectivas, más chance tienen unos pocos...de gobernar a las mayorías, y aún las mayorías equivocándose son preferibles a los indiferentes.

Les voy a dejar un texto del gran Antonio Gramsci con el cual discrepo únicamente en la cuestión del; *odio*, 
aún pudiendo comprender su sentimiento, lo importante es la escencia de lo que Gramsci explica; la indiferencia....

Yo considero que a los indiferentes.., antes que odiarlos...hay que despertarlos;

Antonio Gramsci; Odio a los indiferentes
11 de febrero de 1917



Odio a los indiferentes.
Creo que vivir quiere decir tomar partido.
Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida.
Por eso odio a los indiferentes.
La indiferencia es el peso muerto de la historia.
La indiferencia opera potentemente en la historia.
Opera pasivamente, pero opera.
Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar.
Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos.
Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia.
Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar.
La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente.
Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan:
¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?
Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes.
Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho.
Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.
Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo.
Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos.
Vivo, soy partidista.
Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.

Sólo acotaría que no hay espiritualidad válida en la indiferencia, cualquiera que crea tener algún método religioso-espiritual-filosófico para estar inmune de lo que le expone vivir en sociedad...se ha condenado al reciclaje perpetuo, y para aquellos que son creyentes como lo soy yo también, recordarles que cualquier maestro o avatar del pasado tomó postura, se involucró, como principal ejemplo a seguir. 

No conozco a ningún sabio maestro del pasado que se haya hecho famoso por esconderse toda su vida en una cueva.
De esos nadie sabe nada, y a esos...no se los necesita.

Gilgamesh***

Fuentes;
-plebiscito-gov
-elcolombiano

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