domingo, 15 de enero de 2017

* La ignorancia como enseñanza oficial *

***Bello mediodía de Domingo para todos

Como suelo visitar cada tanto el blog Ágora Libre, me sorprendió ver allí un comentario de una de sus miembros y amiga también de Tiempo Final, *Mariham* quien contaba que había intentado dejar un aporte aquí sobre el tema que estuvimos tocando, el alma.
Suele ocurrir, incluso a mí, que la caja de comentarios del blog es bastante caprichosa, por ejemplo no permite ingresar un texto con más de 4.096 caracteres, y eso es lo que le pasó seguramente a Mariham, porque su comentario es extenso.

Sugiero que en ese caso seccionen en dos o tres partes y los vayan ingresando separados.
También cuando la caja indica *error* hay que hacer clic derecho y darle a *atrás* dos veces, y vuelve a aparecer el comentario, que generalmente se auto-aborta cuando uno escribe por error algún símbolo perteneciente a código html no permitido o bien reitero, cuando el texto excede los 4.096 caracteres.

Ante éstos fallos yo por ejemplo escribo mis respuestas en un bloc de notas, lo copio y lo pego en la caja, y si me lo aborta no lo pierdo y puedo ver donde está el fallo, corregir el texto y volver a ingresarlo.

Con respecto al tema del alma no pensaba tratarlo hasta que con el tiempo pudieran surgir más cosas que aportar, pero ante éste noble gesto de Mariham y del titular del blog Ágora Libre al permitirle publicar allí un comentario que era para aquí, considero justo pegar ahora el aporte que Mariham hacía sobre éste tema.
¡Gracias Mariham! un fuerte abrazo, y un cordial saludo a Don Ágora y a todos sus queridos lectores y colaboradores;

-Hola a todos, ?? …de nuevo por aquí

Lo primero que quiero decir es que escribo este comentario como aportación a un tema tratado en la página -Tiempo Final -, que suscribe el sr.Gilga.
La razón de hacerlo aqui es porque después de escribirlo allí no salió publicado,creo que algo hice mal, así que lo intento de nuevo en este espacio tomándome tal vez una libertad que seguro no será inconveniente para este espacio- Ágora del compartir…Porque como bien sabemos se trata de sumar y de conformar así nuestras ideas de acuerdo a todas esas aportaciones que nos inducen a la reflexión ,.. así que ahí va por si en algo colabora este granillo de arena en formato comentario

La cuestión que allí trataban hace poco, y muy interesante por cierto, era sobre la relación que la sangre podía tener con el alma, y si el alma podía ubicarse en este fluido tan vital que se necesita para poder vivir….o también se contemplaba la posibilidad de que el alma operara desde el cerebro como sede de su alojamiento , y siendo las neuronas cerebrales su medio de expresión.
Bueno, pues según mi comprensión -basada en determinada línea de estudio y desde el que me manifiesto-, el alma “anima” el mecanismo que la representa de dos maneras ,y esto lo hace por intermedio de dos puntos de contacto con el cuerpo:

a– Uno lo hace por medio del llamado “hilo de la vida” , introducido en el corazón.
Allí,en el corazón, se encuentra el principio vida y desde ese lugar compenetra todo el cuerpo físico por medio de la corriente sanguínea, pues la sangre “es vida”.

b– El otro contacto es el llamado “hilo de la conciencia” o de la inteligencia, introducido en la cabeza en la región de la glándula pineal, y desde ese lugar de percepción ordena o dirige las actividades en el plano físico por intermedio del cerebro y el sistema nervioso.

Por tanto son el corazón y el cerebro los dos medios físicos de los que se vale el alma para poder expresarse.
Con el corazón proporciona la vida motora, la posibilidad de la acción y el movimiento del cuerpo carnal, a la vez que activa la vida celular.
Y con el cerebro puede ,mediante la mente, expresar su propósito y proporcionar al hombre ese eslabón que lo unirá al Espíritu mediante la colaboración de ambos- ( en determinada etapa del desarrollo humano) .

Porque…. ” La actividad directriz del alma, el aferramiento de su autoridad al mecanismo del cuerpo, DEPENDE del grado de desarrollo o de la así llamada “edad del alma”.
En lo que respecta a la humanidad, el alma no tiene edad, y lo que realmente se quiere significar es la duración del tiempo que el alma ha empleado aplicando el método de la encarnación física”.

Por tanto es esa Energía-Conciencia llamada alma la que posibilita la vida de un cuerpo, al dotarla de vitalidad e inteligencia . Sin ella no hay vida posible.La sangre por un lado y el sistema nervioso por otro son los elementos menores que distribuyen esa energía que entra mediante los dos centros receptores que son el corazón y el cerebro.

Y cuando llega el momento de desencarnar o dejar de vivir en la materia, es ella “la que retira” su energía-conciencia del cuerpo físico cortando ambos hilos .Así es como se rompe o corta el llamado cordón de plata ( o sutratma ) y el vehículo físico queda inerte. Entonces el alma se retira llevando a su plano el fruto cosechado de las experiencias vividas.

un cálido saludo a todos.

Nos alejamos un poco de la radicación del alma pero el tema tiene que ver.
No es nada fácil acceder a libros originales en tiempos del Cristianismo incipiente, mucho menos traducirlos.

Les voy a compartir un impresionante trabajo de Paola Ivone Druille =Doctora en Letras-Licenciada en Letras-Colaboradora en el CONICET= su brillante Tesis Doctoral presentada en la Universidad Nacional de La Pampa-Argentina, traducciones directas del Griego sobre Clemente de Alejandría y aquellos primerísimos tratados que daban orígen a las nuevas concepciones cristianas.

Tiempos de un Cristianismo naciente entre debates e interpretaciones que tenían Gnosis y mucha Filosofía, dos ramas que fueron combatidas pero muchos de sus conceptos terminaron formando parte de los libros sagrados posteriores.

Éste trabajo de Paola es largo, para muchos seguramente aburrido, como suelo pensar a veces un *espantalectores* jeje pero necesario para quienes intentamos *comprender* cómo se razonaba en aquél tiempo para tener más herramientas en éste tiempo actual.

Clemente de Alejandría: los tres tipos de muerte y su alcance moral.



Los tres tipos de muerte

Uno de los temas centrales del cristianismo de los primeros siglos posteriores al nacimiento de Cristo, es el de la muerte. Clemente de Alejandría es uno de los primeros filósofos cristianos del siglo II que sistematiza la concepción thanatológica sobre el aspecto moral del comportamiento humano. Sus tres obras más estudiadas, Protréptico, Pedagogo y Stromata, revelan el carácter moral que encierra el conceptp de muerte y su dependencia con un concepto clave de la teología cristiana, el pecado. Desde esta relación Clemente desarrolla su teoría thanatológica sobre la base de tres tipos de muerte: la muerte física, la muerte del alma y la muerte gnóstica. Una esquematización de cada tipología permite delimitar las distintas nociones que encierran sus significados:

1-La muerte física, *la que desata el alma del cuerpo* =Stromata, 2. 34. 2=, aquella muerte *que sobreviene naturalmente a los seres vivientes* =Protréptico, 10. 102= y es tratada como *muerte insensible* =Pedagogo, 2. 8. 2=.

2-La muerte del alma, *la unión del alma pecadora con el cuerpo* =Stromata, 4. 12. 1; Protréptico, 11. 115. 2; Pedagogo, 1. 5. 1; 3. 22. 1=.

3-La muerte gnóstica, es *una muerte racional*, que *lleva y separa el alma de las pasiones* =Stromata, 7. 71. 3= y que funciona como sinónimo de *muerte salvadora* =Pedagogo, 2. 8. 2=.

La tripartición thanática supone, entonces, una comprensión de la estructura humana que va desde el compuesto humano hasta la identificación del fundamento propio del desarrollo interior que en la filosofía de Clemente comienza a equipararse con el progreso gnóstico y con la posibilidad de salvación. Una exploración de estas tipologías ayudará a deducir la manera en que el tema de la muerte polariza términos de enorme importancia en el vocabulario de Clemente y se sitúa como un encuentro de categorías teológicas y antropológicas que permite no solo penetrar en el pensamiento moral del alejandrino, sino también abrir un diálogo con la tradición filosófica judeohelenista.

La separación del compuesto humano: la muerte física

El significado clementino de la muerte física parte de una idea antropológica elemental de la filosofía alejandrina: el hombre *está compuesto de lo racional e irracional, de alma y cuerpo* =Stromata, 4. 9. 4=. Sobre esta base estructural, Clemente desarrolla toda su ideología thanatológica y razona su incidencia en la vida moral.
Siendo el alma lo racional y espiritual en el hombre, el cuerpo es lo irracional. 

Como instrumento y reservorio de lo sensible, es la parte perecedera del compuesto humano. En este sentido Clemente define la muerte física =Stromata, 4. 12. 5=, con otras acepciones que nunca dejan de referir al doble carácter del ser humano: estado natural =Protréptico, 10. 102. 3=, que afecta directamente al compuesto humano, y *final de la vida biológica* =Stromata, 5. 14. 1; 4. 110. 2; 4. 74. 3=.

En cuanto la acción de la muerte tiene lugar conforme a las leyes de la naturaleza por lo que puede ser definida como muerte común, que atañe a todos los hombres por igual, y que encuentra su explicación en la siguiente expresión: *la muerte está destinada para todos nosotros*. Por tratarse de un denominador que incluye a la humanidad, en Pedagogo 2. 8. 2 Clemente identifica a la muerte física con la *muerte insensible*, aquella que no debe ser temida ni rechazada, y que debe ser incluida dentro de las cosas indiferentes =Stromata, 2. 109. 3-4=.

La teoría de lo indiferente tiene orígenes griegos. Según los estoicos los indiferentes no son cosas ni buenas ni malas, aunque ponen de manifiesto la importancia decisiva de los indiferentes en la práctica efectiva de la vida moral. Concebir la razón por la cual Clemente enumera la muerte entre las cosas indiferentes con los rasgos característicos de la teoría estoica, supone entender el cuerpo como una materia, esfera corruptible del ser humano, que por su naturaleza contenedora y visible, se relaciona con *los bienes humanos* =Pedagogo, 3. 86. 2=.

Para Clemente un bien humano es todo lo que encierra el afán por la adquisición de bienestar personal a partir de la preocupación por las cosas externas, la riqueza, la salud, el alimento, la belleza física y el atavío personal, inclusive la muerte. La indiferencia hacia las cosas externas depende de la fortaleza moral del hombre, y la indiferencia hacia la muerte es la prueba sustancial que favorece el cuidado del alma y su alejamiento del cuerpo.

Dentro de este plano moral, lo externo es todo lo que encierra lo corporal, contiene las pasiones irracionales que determinan los comportamientos que llevan al hombre hacia la práctica de malos hábitos. La indiferencia hacia lo corporal favorece la separación del alma, el lado espiritual de la existencia viviente que se apartará en el momento en que la vida biológica alcance su fin. 
Es en ese sentido con el que en Stromata 2. 34. 2 Clemente define la muerte física como *la que desata el alma del cuerpo*

El término juega un importante papel en el pensamiento thanatológico del alejandrino, y surge otra vez en Stromata 3. 64. 2 cuando dice: *a la unión del alma y el cuerpo acompaña su desunión*. La idea que representa la expresión entonces, aparece como un opuesto a unión, y explica la desvinculación de los elementos del compuesto humano, alma y cuerpo. Su presencia prevé la existencia de un lazo o vínculo sobre el que recae la acción de *desatar* presente en Stromata 2. 34. 2. El hecho de que la acción del verbo caiga sobre el cuerpo, permite pensar que el cuerpo es el punto desde donde es soltada el alma; el cuerpo ejercería en el compuesto la función de atadura que enlaza el alma.

Identificado directamente con la idea de desunión, en Stromata 7. 71. 3 Clemente introduce en un concepto filosófico una nueva conexión con la filosofía precedente, *separación*. Así llega a otra definición de la muerte física en los siguientes términos: *la muerte es la separación del alma respecto del cuerpo*. La concepción de la muerte física como separación ya aparece en un filósofo judío que influyó en gran medida en el pensamiento de Clemente, Filón de Alejandría. En Alegoría de las Leyes , Filón describe la muerte física como una separación, del alma y el cuerpo, y define esta separación como *muerte del hombre*, una muerte natural.



Clemente retoma la caracterización filoniana de la muerte física como una separación, pero utiliza como soporte de su argumentación los lineamientos thanatológicos de la filosofía platónica. En efecto, la descripción de la muerte como separación puede ser localizada en Fedón 67 d, diálogo en el que el ateniense ofrece el núcleo de su reflexión sobre la muerte a la que define expresamente como la *separación del alma del cuerpo*, mientras dirige todo su razonamiento a demostrar la pervivencia después de la muerte a través de la inmortalidad del alma.

Si bien para Platón existe un solo tipo de muerte, la común y natural, esta muerte es la posibilidad definitiva de la liberación del alma de las cadenas que la atan a lo corporal. Con la escisión del cuerpo y del alma, Platón supone que esta subsiste por sí misma. No da en Fedón una definición de lo que entiende por alma que aparece en otros diálogos, aunque deja en claro su concepción de lo corporal. Los apetitos y deseos parecen quedar asignados al cuerpo, al que se le adjudican las torpezas del conocimiento sensible, los afanes y tensiones pasionales.

La noción de lo corporal y la idea de separación son cristianizadas por Clemente y adaptadas a su concepción moral del cuerpo como un mal. Sobre este pensamiento el alejandrino sienta la base de la primera muerte en la idea de la naturaleza física o biológica del ser humano, naturaleza caracterizada por un fin común e imposible de evitar que concierne a todos los hombres por igual. La muerte física también supone una concepción psicológica que es necesario indagar para conocer la dinámica del morir fisiológico y su consecuencia en el morir general dispuesto por Dios.

La consecuencia del pecado original: la muerte del alma.

Junto a la muerte física, que se limita al cuerpo y es enumerada dentro de las cosas indiferentes, Clemente considera otro tipo de muerte que afecta directamente al alma, la que es contada entre *los males temibles y espantosos* =Stromata, 2. 34. 2=, denominada como *la muerte más temible* y relacionada directamente con un concepto clave de la teología cristiana, el pecado. 
Bajo estos criterios, la segunda muerte viene a profundizar la idea antropológica del compuesto humano.
El cuerpo y el alma son dos polos según los cuales el hombre es bueno o malo, bipolaridad a la que siempre va unida la dimensión moral.

El destino de ambos elementos es solidario tanto en el bien como en el mal. El mal puede afectar al cuerpo por causa del alma si es mala conductora, así como el cuerpo es la ruina del alma si esta se deja arrastrar. El cuerpo, por tanto, es una entidad positiva si se mantiene al servicio del alma, y ambos pueden permanecer en armonía =Pedagogo, 1. 102. 3=. No obstante la ambivalencia del encuentro psicosomático es evidente. Por un lado, el compuesto tiende a la liberación del alma, o a la separación de las naturalezas opuestas; por otro, el compuesto se convierte en armonía bajo la dirección del alma.

Ahora bien, la unión del cuerpo y del alma también implica una jerarquía: el cuerpo humano es un instrumento para el alma. En el pensamiento de Clemente el cuerpo nunca deja su carácter material, es el componente que *trabaja la tierra y se lanza hacia la tierra* , mientras que el alma *se despliega hacia Dios* =Stromata, 4. 9. 4-5=. 

El alejamiento o acercamiento hacia Dios es lo que distingue la dimensión teológica del compuesto humano.Partiendo de la estructura doble del ser humano, Clemente refiere al concepto en dos sentidos: a) al hombre visible y a su alma, el compuesto humano, y b) al hombre que se salva y al que no se salva. 

El primer sentido fue explicado con respecto a la muerte física. El segundo es el que se ve afectado por la muerte del alma. Es aquí donde el carácter moral del compuesto humano cobra un valor sustancial en un concepto vital para el cristianismo, el pecado, pues la salvación o condena del hombre depende del pecado. La expresión es una noción de amplio alcance en la filosofía clementina: sobre esta asienta su concepción teológica, y el significado más radical de su pensamiento antropológico.

Para Clemente *el pecado es muerte eterna* =Protréptico, 11. 115. 2=, y llama pecado a las pasiones, denominadas *enfermedades del alma*, y al acto *irracional* =Pedagogo, 1. 5. 2=, el mismo concepto que utiliza para calificar la parte material del compuesto humano, tal cual lo expresado en Stromata 4. 9. 4. En ambos casos define pecado dentro de la perspectiva corporal y considera que si bien el hombre puede cometer distintos tipos de pecado, es la desobediencia a los mandamientos divinos el mayor pecado. La convergencia de tradiciones platónicas y judías resuenan otra vez en Clemente, y el lugar de este característico encuentro es la exégesis bíblica.

La muerte es introducida por el primer hombre, Adán. En Gn 2. 17 Dios anuncia la muerte del hombre, y en 3. 6 el hombre establece su propia muerte al comer del árbol prohibido. Protréptico 11. 111. 1-2, refleja la base adánica de la muerte cuando sostiene *el primer hombre jugó libre en el paraíso*. La libertad del hombre había sido obtenida por el beneplácito de Dios. Por estar bajo la tutela del Creador, recibía su amparo y protección. La mirada agraciada de Dios hacia el primer hombre, es la mirada hacia toda la creación, y conlleva la libertad de pecado, de toda atadura a lo corporal.

Pero al comer el fruto del árbol prohibido, el hombre pierde su libertad porque *se encontró esclavizado por sus pecados* =Protréptico, 11. 111. 1=. La ingesta del fruto prohibido es la incorporación del pecado en el mundo =Stromata, 3. 64. 2=; sin embargo, el comer la fruta no debe significar una muerte instantánea. Adán y Eva sobreviven, y la condena de Gn 3. 16-19 aclara esta concepción de: *la muerte es el motor indestructible de una vida miserable*. Si bien el pecado, simbolizado por la ingesta de la manzana, merece la muerte, esta muerte se diferencia de la física porque atañe a la parte racional: es la muerte del alma o muerte espiritual.

Y el mismo Clemente la define con precisión: *el pecado es la muerte del alma, la unión del alma pecadora en el cuerpo*. En Stromata 2. 34. 2, Clemente estrecha aún más la definición de esta tipología con las siguientes palabras: *la separación del alma respecto de la verdad*. De nuevo surge ya no en una posición cercana a separación, sino como su sinónimo más directo: entendido como descomposición, la fisión del compuesto humano y la corrupción definitiva del alma.
La concepción acerca de la muerte del alma vuelve a encontrar su asidero hermenéutico en Filón.

El exegeta judío menciona este tipo de muerte en su comentario sobre Gn 2. 17 presente en Alegoría de las Leyes, donde sostiene que la amenaza pronunciada por Dios esconde un problema clave: los descendientes del género humano no murieron por comer el fruto del árbol del conocimiento. Como hemos visto, Filón menciona la muerte del hombre, la muerte física y natural. Pero a esta tipología agrega una segunda muerte, la particular del alma, a partir de la cual reconoce y comenta las consecuencias del pecado en el acto adánico. La razón exegética de esta distinción está dada por la doble expresión *morir por muerte*, enunciado en Gn 2. 1711.

La muerte no significa necesariamente castigo, pues el fin de la naturaleza física es la vida del alma. En efecto, en Gn 2. 17 Dios amenaza al hombre con una segunda muerte. Adán incurrió en esta muerte que Filón denomina *la muerte del alma*, *muerte por castigo*, entendida como *la destrucción de la virtud*, *la adquisición del vicio*, no en la primera a la que designa *muerte del hombre*. Si la muerte común se concibe como la separación del alma en el compuesto, la muerte del alma es la separación de la virtud en el alma.

Esta línea judía se mantiene en los escritos de Clemente, en los que la idea filónica es reelaborada y equiparada al concepto *verdad*, la separación del alma de la verdad.
Pero tanto en un caso como en otro se trata de un entrecruzamiento antinómico entre dos muertes ya anunciadas en la Septuaginta. El Libro de la Sabiduría menciona en el versículo 1. 13 que la muerte física y la espiritual están ligadas: la causa de la muerte es el pecado, y para el hombre pecador la muerte física es también la muerte espiritual y eterna.

Existe, por tanto, una muerte caracterizada como la separación de los elementos combinados, alma y cuerpo, y otra que es la del alma. Entre ambos tipos thanáticos se halla un factor determinante: la cercanía o lejanía de Dios. Clemente no concibe solo el alejamiento de lo corporal, pues la cercanía de Dios es imprescindible. Las contraposiciones en las que el hombre ha sido plantado tienden a confluir hacia una oposición moral, la elección del bien o del mal.
Resumiendo, Clemente mantiene su propia consideración acerca de la muerte del alma.

El pecado que separa al hombre de Dios es la muerte espiritual y eterna cuya señal es el apego a las cosas exteriores. Dentro de los enfoques judeohelenistas, la ideología de Clemente queda sellada con amplios significados que recaen sobre la necesidad de acercarse a Dios para evitar la muerte eterna. Pero el acto de aproximación no consiste solo en la aceptación de la presencia de Dios y de su poder sobre la condena o salvación del hombre, supone una preparación a lo largo de la vida, un ejercicio moral bajo la tutela de los lineamientos que se encuentran estructurados por la filosofía gnóstica.

La ejercitación del alma: la muerte gnóstica

Clemente menciona finalmente una tercera muerte representada por la ascesis platónica en la tarea gnóstica del filósofo =Stromata, 4. 12. 3=. En comparación con la muerte física, Clemente ofrece una doble definición de la muerte ascética en Stromata 7. 71. 3: *la gnosis es como una muerte racional, y , *lleva y separa el alma de las pasiones*. Es la *muerte salvadora* =Pedagogo, 2. 8. 2= que a través de la gnosis separa el alma del cuerpo, de las pasiones, y la dirige hacia Dios. La muerte racional, entonces, coloca el alma al servicio de Dios y trae conocimiento =Stromata, 7. 3. 21=.

Uno de los conceptos que resuena en la definición de la muerte gnóstica, es precisamente la facultad del alma racional que se ejercita para dirigir su comportamiento en orden a la salvación de la muerte eterna. Consiste en un conocimiento racional de todas las cosas trasmitidas por Dios a través de la Escritura. Por ser un conocimiento que procede de Dios, es el principio creador de toda acción racional que aparta de las pasiones y conduce hacia la virtud. Dentro de este contexto, la *ignorancia* es un concepto clave. En Stromata 7. 71. 4 opone y define la primera expresión como el conocimiento racional, y la segunda como *atrofia del alma*.

Desde esta perspectiva, la ignorancia es lo contrario de la verdad, y la verdad se encuentra concentrada en Dios. Así, comentando Ez 33. 11, Clemente dice: *ignorar al padre es muerte*. Permanecer unido al cuerpo y resistir la conversión es el mayor pecado que el hombre puede cometer. Por eso el alejandrino exhorta a no permanecer alejado de Dios, porque su conocimiento trae vida eterna y su rechazo muerte.
Otra expresión de enorme alcance en la discusión clementina acerca del tercer tipo de muerte es por un lado, Clemente llama a lo racional entendido como espiritual.

Por otro, utiliza este término para denominar al ser humano creado por la palabra de Dios. El hombre es un ser creado por el Logos divino, que es el conocimiento de Dios =Protréptico, 12. 120. 3= insuflado en el alma del hombre, la presencia de Dios en la parte racional del compuesto humano. Esta representación de Dios en el alma es lo que determina la interiorización racional de la moral cristiana en el momento en que la parte espiritual del hombre tiende a elevarse hacia Dios por su conocimiento acerca de lo divino. Con el afán de parecerse a su Creador lo más posible el alma evita persistir ensamblada a su parte irracional =Pedagogo, 1. 4. 2= y a replegarse en lo racional.

El anhelo de semejanza con lo divino señala el hecho de que el hombre puede entrar activamente en relación con Dios a través de su parte dotada de razón. La posibilidad de trascendencia le permite mediar entre lo sensible y lo inteligible una vez que desligada de las concupiscencias del cuerpo y del temor a la muerte natural, logra ser educada *mediante la filosofía*. La separación del alma respecto del cuerpo practicada a lo largo de la vida proporciona al filósofo una eficacia gnóstica para poder llevar con buena disposición la muerte física, que es la disolución de las ataduras del alma respecto del cuerpo.

Esto significa estar todavía en el cuerpo pero vivo como entidad espiritual.
Según estas enunciaciones, la muerte gnóstica coincide con la idea de filosofía que circula en los escritos platónicos. En el diálogo Teeteto 176b Platón sostiene que el hombre debe huir del mal, aquel ligado a la naturaleza mortal y al mundo sensible, y procurar hacerse semejante a la divinidad en la medida de lo posible, aproximación que se alcanza con la practica de la virtud =República, 613a-b=, ejercicio filosófico que separa el alma del cuerpo.

La posibilidad definitiva de la liberación del alma ejercitada, también atestigua una preparación para la muerte que consiste en ejercitarse en morir, purificando el alma durante la separación del cuerpo y exponiendo un fundamento esencial: la concepción del cuerpo como un mal. Esta concepción es de radical importancia en los escritos de Clemente, pues si bien el bautismo destruye el pecado en el hombre, este debe cultivar su espíritu para que el pecado no encuentre en ese cuerpo mortal, sede de la concupiscencia, medios para seguir reinando todavía, y la preparación filosófica es primordial para la educación espiritual.

Siguiendo la misma línea argumental que Platón expone en Fedón 67e y 81a26, Clemente define la tarea de la filosofía como un *ejercitarse en morir*, o como un *ejercicio de muerte*, práctica que consiste en preocuparse por purificar el alma y apartarla del mal, y considera la virtud como una práctica esencial a todo cristiano =Stromata, 2. 34. 1-2=. No obstante el ejercicio que razona Clemente consiste en el cuidado del alma a través del cuerpo, dejando a la parte racional ser conductora de la irracional. Utilizando como soporte paliativo el significado que encierra la expresión, la separación de las pasiones se consigue a través del constante servicio a Dios.

El alejamiento de las cosas exteriores necesita de una práctica racional de la verdadera filosofía y de un acercamiento definitivo a la verdad que solo puede lograrse mediante la práctica de la virtud y la liberación del pecado.
Conciente de su poder sobre el comportamiento del hombre, Clemente propone una gradual liberación del pecado que coincide con el progreso creciente del hombre hacia la divinidad.

En efecto, Clemente dedica los pasajes 1. 4. 2-1. 5. 1 del Pedagogo a exponer su metodología para la separación del pecado partiendo de una concepción teológica que se proyecta sobre su pensamiento antropológico: a) no pecar, acción que atribuye solo a Dios b) no cometer deliberadamente ninguna clase de pecado, ejercicio propio del sabio, el único que está libre de pasiones por cuanto no está dispuesto hacia ellas y c) no caer en muchas faltas involuntarias, actitud que puede ser asumida por los que reciben una esmerada educación.

En relación a este último grado de progreso, el humano, surge la incidencia de un aspecto de la teología de Clemente fundamental para entender el dominio de lo racional durante la separación gradual: el arrepentimiento. Así en Stromata 6. 97. 4 menciona un doble arrepentimiento: aquel que se lleva a cabo por la falta cometida, y el que conocida la naturaleza del pecado, induce a abstenerse de pecar por una razón superior, y conduce a no pecar en manera alguna.

En ambos casos se persigue la salvación del pecador y no su condena. Retomando su exégesis bíblica, el alejandrino desarrolla su pensamiento más radical sobre la liberación del alma a través del arrepentimiento, para lo cual recurre de nuevo al discurso que Ezequiel expone especialmente en los versículos 18. 23-32 y 33. 11, y que Clemente repite en varios momentos de su escritura con las siguientes palabras: *no quiero la muerte del pecador, sino su arrepentimiento* =Pedagogo, 1. 58. 2=. Sobre esta base define el verdadero arrepentimiento como la acción que erradica del alma aquellas faltas que llevan hacia la muerte.

En ese sentido, el arrepentimiento no es más que la conversión del alma y su alejamiento del pecado en un acto racional y decisivo que obtiene su fundamento en el progreso gnóstico y en la posibilidad de salvación.
Si se retoma nuevamente la concepción compuesta del ser humano, se entiende la operación de redención que ejerce la muerte gnóstica. El doble movimiento de separación y aproximación depende de ejercitar filosóficamente la parte racional del compuesto humano.

La metodología de esta ejercitación depende de la puesta en combinación de varios conceptos. La filosofía clementina ordena sistemáticamente estas expresiones y les otorga asidero cristiano, mientras actualiza la concepción moral del cuerpo como un mal no solo por su atracción hacia los bienes exteriores sino también porque arrastra el alma hacia la ignorancia y la aparta de la verdad.

Conclusión

En las diferentes nociones de la muerte que desarrolla Clemente, se encuentra el problema moral de la incidencia determinante del pecado en el compuesto humano. Siendo el hombre una estructura compuesta, Clemente lo posiciona como responsable de sus pecados y garante de su alma. Cualquier actitud de apego hacia las cosas exteriores, lo corporal, opera como una señal de su descuido de la parte racional, comportamiento que trae aparejada la muerte espiritual y con esta la muerte eterna por la aceptación del pecado y la ignorancia de la verdad, Dios.

En este contexto, el legado filosófico y religioso de la tradición judeohelenista influye sobre el pensamiento de Clemente y su concepción acerca de la muerte. 
El alejandrino, como fiel portavoz de esta tradición, localiza en Platón los elementos de la muerte ascética y el sentido peyorativo de lo corporal. Filón le suministra los lineamientos específicos del pensamiento religioso, la idea de virtud y la naturaleza común de la muerte física.

La ideología de ambos autores estructura la filosofía de Clemente quien no anula la muerte como un proceso natural, más bien es su idea cristiana acerca de la muerte el principio motor que conduce su pensamiento sobre el proceso gradual del arrepentimiento y sobre la semejanza definitiva del alma racional con Dios.
El pecado, entonces, es incluido como un elemento moral funcional a la filosofía thanatológica que propone Clemente, y su continuidad en el compuesto humano proviene de juzgar con ignorancia acerca de la manera necesaria de actuar.

La condición para escapar a la acción del pecado es disponerse a ser educados en la verdad. El ejercicio racional, el arrepentimiento de los pecados y el acercamiento a Dios son los niveles esenciales del sistema thanatológico que presenta Clemente, cuya meta es conducir a la humanidad hacia la abstención del mal y la práctica de la virtud, único medio para obtener la salvación.

Paola Ivone Druille

¿Cuándo nos han explicado así estas cosas?..
¿A qué migajas le llaman Educación Religiosa en las escuelas?
¿Porqué éste Conocimiento es únicamente exclusivo de los *seminaristas* y su teología intramuros?.
¿Han subestimado nuestra capacidad de comprensión o no quieren que la tengamos?.

Gilgamesh***

Fuentes;
-scielo

5 comentarios :

לחיים dijo...

+1.

Unknown dijo...

Hola amigo me encanta la forma que abordas estos temas buen trabajo y un saludo ala amiga por su aporte un gran abrazo amigo

Unknown dijo...

Hola Gilga .
Casi no lo leo por que me pareció mucho ,pero menos mal que lo leí !!!
Que tesis que se mando esta piva !! en linea con el tema anterior con una muy clara explicación.
Para seguir meditando con los pies en la tierra y la mente en lo excelso ( una palabra que aprendí ayer ) jejeje ...
Un abrazo grande y gracias por tu trabajo !!!!
No te mueras nunca papá !!!!!

Unknown dijo...


¡Alma humana !
Tu vives en los miembros
que,a través del mundo del espacio,
al mar de los seres espirituales te llevan:
Practica remembración espiritual
en las profundidades del alma,
donde los reinantes
Seres creadores del Universo
engendran
al propio yo
en el Yo de Dios,
y vivirás verdaderamente
en el Ser Humano Universal.

Pues reina el Espiritu Padre en las alturas,
generando Ser en las profundidades del Universo:
Vosotros ,Espiritus Fuerza,
dejad que desde las alturas resuene
lo que en las profundidades eco encuentra.
Ello dice:
De lo divino procede la Humanidad.
Óingalo los espiritus en el Este,oeste,Norte y Sur:
Quieran oírlo los hombres.

Rudolf Steiner

Gilgamesh dijo...


Francisca Alemany-Alejandro y 1+;
muchas gracias.


Néstor González;
de nada amigo, agradecido por tu don de agradecer.
Son muchas y muchos los amigos que dan y dan y dan...sin miedos y sin especular, benditos sean quienes dan y no esperan nada. Fuerte abrazo.



Gustavo CastañedaM
gracias amigo, tal cual, nuestra materia está anclada por la gravedad a ésta esfera, y le hacemos resistencia poniendo la Consciencia en lo alto, la gravedad entonces...el imán fatal para la materia, no para el Espíritu. Emocionantes palabras de Steiner...será que él creyó también en aquél Cristo...que acabo de citar en el último post.Fuerte abrazo y gracias por el aporte que emociona.